Religión


Pentecostés


“EL PENTECOSTALISMO, EN LA FUERZA DEL ESPÍRITU"

    El movimiento pentecostal es una de las experiencias religiosas más importantes del siglo. Este hecho ha sido reconocido por el catolicismo y por los diversos protestantismos de América latina y en el mundo cristiano.

Se trata tanto de un fenómeno socio-religioso mundial cuanto de un movimiento alternativo en la vida y misión de la Iglesia cristiana. El Pentecostalismo es, ante todo, un movimiento religioso y no una "denominación" u organización religiosa. Aunque existen comunidades religiosas autodenominadas "pentecostales" y grupos religiosos conocidos como "carismáticos" en el seno del catolicismo, es el movimiento de lo Pentecostal lo que los dinamiza y produce sus expresiones orgánicas y visibles.

La presente coyuntura política en América latina ha generado tal debate público en torno a la Iglesia, a las sectas y a la libertad religiosa, que se hace necesario una caracterización de las diversas expresiones religiosas tipo --entre ellas, las del Pentecostalismo-- que permita tener una visión teológica coherente y facilite el diálogo ecuménico sobre bases más seguras.

Las siguientes cuatro consideraciones permitirán un primer acercamiento a la comprensión del movimiento Pentecostal como un signo de la fuerza del Espíritu.

 

1. UN MOVIMIENTO DE ESPIRITUALIDAD

En la explicación de los propios "pentecostales", el Pentecostalismo no es un simple fenómeno socio-religioso, o un mero producto del expansionismo político-religioso del capitalismo financiero norteamericano. [1]

Para los pentecostales, el Pentecostalismo es la consecuencia religiosa y de fe de la Acción de Dios por su Espíritu Santo que irrumpió en Pentecostés en el siglo I de la historia cristiana (Actos 2-4; Luc. 24:49; Joel 2:27-32) y se extendió de oriente a Occidente. Como movimiento el Pentecostalismo trasciende la pertenencia eclesial exclusiva, y se presenta desde dentro del cristianismo como una acción divina a través de diversas prácticas religiosas tipo.

Desde el punto de vista teológico, lo pentecostal, en América Latina como en cualquier otro país del mundo, es una experiencia religiosa de lo Divino. Como experiencia religiosa, representa una prolongación ritualizada del suceso pentecostal originario (Actos 2, 10, 19) cuya pretensión y necesidad es la de expresar la esencia del cristianismo --para el caso, la "pentecostalidad fundante"--(2), en la intensidad de una espiritualidad repetitiva de la vida cristiana primitiva, que hace las veces de mito fundacional.

Lo significativo del hecho es que como movimiento de espiritualidad es constituyente de identidades. Ser "Pentecostal" como ser "católico" o ser "protestante", es una manera de ser en sociedad .(3)  Como movimiento espiritual, la pentecostalidad no tiene fronteras ni de clase ni de ideología, ni de territorio ni de confesión. Tiene la capacidad de permear diversas clases sociales frecuentemente antagónicas y procesos históricos radicalmente opuestos. En América Latina, donde lo religioso es lo determinante o donde la secularización tiene más bien connotaciones de protesta social,(4) el movimiento pentecostal ha producido un impacto social y ha asumido formas culturales que amenazan con desestructurar la hegemonía religiosa del catolicismo romano en América Latina.

Los casos de Brasil, Chile y algunos países de América Central, han dado ya más de un dolor de cabeza a clérigos y políticos. En Guatemala, El Salvador y Nicaragua, por ejemplo una forma de pentecostalismo ha sido utilizada por avanzadas del neo-conservadorismo y fundamentalismo norteamericano para acrecentar y/o controlar las tensiones políticas en la región. )Qué es lo que está en juego tras la aparente guerra de religiones? No es sino la oportunidad para afirmar identidades sociales, proyectos y programas histórico-políticos y la búsqueda de afirmación de antiguas y nuevas hegemonías por medio de la religión.

2. UN MOVIMIENTO DE PROTESTA

- La herencia Wesleyana

Un significativo número de estudiosos consideran que el "avivamiento wesleyano" (gestor del metodismo y otras denominaciones santificacionistas) de la Inglaterra del siglo XVII es el antecesor inmediato del pentecostalismo moderno.(5)  La tesis histórica señala que el pentecostalismo surgió de los "círculos de santidad" norteamericanos, como una derivación del pietismo inglés de implantación americana.

- Un radical comportamiento religioso

A diferencia de los ingleses del siglo XVII, el metodismo americano sustituyó su ética social por una ética individualista y el "milenarismo"(6) por la filantropía.(7) Según Richard Niebuhr, "los hermanos Wesley--forjadores del movimiento wesleyano-- reemplazaron el concepto del Reino (de Dios) por el símbolo del cielo" y vieron el pecado como un relajamiento y un vicio individual y no como una opresión o un desajuste social.

El pentecostalismo en cambio, nacido de una profundización de la vida espiritual y religiosa, eliminó la filantropía de las obras, sin más arreglo, el lugar del pecado, pero no llegó a desligarse del individualismo heredado de las sociedades misioneras de origen.

Sin embargo, no son solamente consideraciones de orden teológico e histórico las que explican la ética y moral pentecostales. Sociólogos de la religión contemporáneos acusan por el contrario, determinaciones sociales y económicas. Les es usual entender el pentecostalismo como una forma de respuesta a la situación de anomía social (8) y una manifestación religiosa que acompaña a los procesos de inmigración, industrialización y urbanismo en América latina (Así, E. Willems, Christian Lalive D'Epinay, P.F. Camargo, M. Marzal).

El pentecostalismo es, para otros, la expresión religiosa de una determinada ética social y económica. Sociólogos de la religión como Francisco Cartaxo Romil (brasileño) y Jean Pierre Bastian (suizo-francés), señalan que el pentecostalismo es la religión de las camadas pobres de la sociedad y se explica en la dinámica de las relaciones sociales del modo de producción capitalista que le imprime su sello a su condición de clase y a su ideología .(9)

En todos los casos, el pentecostalismo aparece como una respuesta a la necesidad del pueblo de crear y ordenar contextos simbólicos propios para dar sentido a la realidad y para ordenar la conducta en la vida cotidiana.

Siendo pues un "sistema simbólico", el pentecostalismo--como a su turno lo fueron los catolicismos de cristiandad y nueva cristiandad en América Latina, los protestantismos "históricos" y de misión, los socialismos y los populismos-- significó y significa aún, para los oprimidos del continente, una alternativa de satisfacción religiosa al trauma de la conquista y colonización que desestructuró lo social con la utilización de la religión y de las manifestaciones de lo sagrado entonces vigentes.(10)

Bajo la forma de una "protesta social" y una utopía de liberación, el movimiento pentecostal nos recuerda movimientos históricos como el de Taki Onqoy en la sociedad andina del siglo XVI (Huamanga 1560-1570) en el Perú .(11)  El punto de comparación entre uno y otro debe verse en su apocalipticismo (idea del fin del mundo con trastornos históricos radicales) más bien que en el comportamiento religioso que en el caso de los "taquiongos" fue de tipo mesiánico y justiciero. Es precisamente ese apocalipticismo pentecostal, junto con una ideología de santificación (conciencia del pueblo elegido, prevalencia de un líder carismático con autoridad divina, rechazo de la vida mundanal) lo que lo moviliza y explica que el pentecostalismo adopte una ética de separación del mundo que pone al grupo elegido "fuera" de la trama social y lo coloca algunas veces de espaldas al cambio social. Fenómeno conocido hoy como "huelga social".

Con todo, la misma realidad de pobreza de América latina y la nueva coyuntura mundial (Globalización, neo-liberalismo, etc.) ha obligado a las comunidades pentecostales a ponerse de cara a la realidad. Tanto en Perú como en otros países del Continente, los pentecostales vienen participando activamente en la sociedad civil, recreando formas de participación otrora rechazadas (participación política, acción social).

Ese rechazo al mundo organizado, ese aparente aislamiento (fugamundi), que toma formas de un rigorismo ético (no tomes, no fumes, no bailes, consérvate puro, etc.) y de "sociedades sustituidoras" de la sociedad real, no es sino una respuesta a la marginación de la que son objeto por parte de las sociedades religiosas predominantes y de los grupos de poder económicos y políticos. Categorías y caracterizaciones del pentecostalismo en la dirección de una huelga social, hoy resultan anacrónicas. Asistimos a una edad madura del pentecostalismo en la que cada vez se siente con más fuerza la necesidad de que seamos los sujetos protagonistas de nuestra propia historia.

3. UN MOVIMIENTO POPULAR

No hay estadística que soporte el vertiginoso crecimiento demográfico de los pentecostales. Según David Stoll, "un tercio de la población en América Latina será protestante el próximo siglo, frente al 10 ó 12 por ciento actual".(12)

En Brasil, los pentecostales constituyen el 70 por ciento del protestantismo brasileño; en Chile pasan del 14 por ciento de la población; en las Bahamas forman también el 10 por ciento de la población, y en el Perú son el 70 por ciento del protestantismo evangélico que en su conjunto hace un 7 por ciento de la población. Número considerable si se tiene en cuenta el predominio de la Iglesia Católica que gozó, hasta no hace mucho, del amparo y favor de ciertos Estados de América Latina .(13)

Se calcula que en Centroamérica (Guatemala, El Salvador, Nicaragua) el pentecostalismo alcanzará el 2000 hasta el 25 por ciento de la población.

El pentecostalismo se ha caracterizado por su fuerte arraigo popular, dando lugar a más de una discusión sobre la vigencia de las formas religiosas tradicionales como los protestantismos y catolicismos oficiales.(14)

Los pentecostalismos, como las Comunidades Eclesiales de Base (CEB), constituyen verdaderas iglesias populares, en dos sentidos: en el sentido de tener su base social en el pueblo, y en el de asumir una identidad y un proyecto socio-político en el que el pueblo como una unidad orgánica es agente de cambio social con mediación de las formas religiosas.

Sin embargo, en el hecho que una multitud de campesinos, obreros, estudiantes pobres: marginales y numerosos gitanos se convierten diariamente a Dios por el camino pentecostal, en lugar de porcentajes, conflictos religiosos o incrementos sectarios, hay que ver más bien espacios sociales en los que, tras la forja de una iglesia verdaderamente popular, se haga posible la afirmación de una identidad nacional amplia y pluralista, la búsqueda de formas alternativas de vida democrática así como un factor imprescindible de transformación social.

Ese carácter "popular" del pentecostalismo, tiene consecuencias directas para la transformación del propio Campo Religioso. Hechos como una estructura financiera autónoma (no dependiente de Europa, América o Asia); una liturgia en la que prevalecen los vehículos y las mediaciones culturales de la religiosidad anterior por sobre los contenidos sustanciales de la tradición cristiana antigua (hebrea, griega, latina); una vivencia comunitaria que facilita la socialización, personalización y la participación social de los practicantes, y una solidaridad orgánica con los sectores menos favorecidos de la sociedad --característicos de los pentecostalismos-- están a la base de una profunda transformación social del continente. Mezcla de proletariado urbano, cultura popular y movimiento de masas, el pentecostalismo es el único sector del protestantismo que se puede identificar con el fenómeno continental conocido como "realidad popular" .

4. UN MOVIMIENTO DE CAMBIO SOCIAL

En la actual composición del Campo Religioso de América Latina, el pentecostalismo --como toda otra experiencia religiosa carismática de resurgimiento-- mantiene una doble relación frente a la sociedad civil. Por un lado, mantiene relaciones de oposición con la oficialidad religiosa (Iglesia Católica, Protestantismo histórico) y por otro, relaciones de transacción con los Estados corporatistas en proceso de des-estructuración, y aún con los Estados en proceso de reestructuración como lo fue el de Nicaragua y Chile de los años 70

La motivación fundamental de esta lucha en dos frentes, es la generación de Nuevas hegemonías y la afirmación y consolidación de otras antiguas. En cualquiera de los frentes, lo que está en juego no es la sociedad civil propiamente, sino la sociedad política (profesional o emergente) que busca representar, incluso por caminos religiosos, proyectos y aspiraciones tan diversos como antagónicos.

No es ninguna afirmación temeraria anunciar la posible equivalencia simbólica --en niveles diferentes-- entre los pentecostalismos y los grupos mesiánicos de corte político y los de corte religioso. Son esas formas religiosas las que van promoviendo a largo plazo, alternativas creadoras de socialismo y las que resisten, después de todo, "colapsos de esperanza" tras la pérdida de batallas como la de Nicaragua en la que cristianos y sandinistas intentaron recrearla o "desesperanza" como las que promueven grupos de interés, tras el "derrumbe" de los socialismos.

En América Latina el pentecostalismo asocia, pervive y canaliza modos de ser de movimientos indigenistas y contingentes de inmigrantes en búsqueda de construir identidad. incluso, como en el caso chileno, las expansiones del pentecostalismo y de los socialismos son cronológicamente paralelas así como tácticamente coincidentes.(15)  Hay que reconocer también, que muchas de las relaciones de transacción dieron lugar a clientelismos políticos por parte del Estado con la Iglesia y a clientelismos religiosos por parte de los grupos religiosos con la sociedad civil vía legitimación del Estado.

Actualmente algunos intérpretes del fenómeno religioso peruano han sugerido la hipótesis de una probable relación de mutua influencia entre los grupos religiosos emergentes y un tipo de capitalismo de nuevo cuño. hipótesis que recuerdan el estudio de M. Weber sobre la ética protestante y el espíritu del capitalismo. Como se sabe, Weber había puesto énfasis en las actitudes más amplias inherentes al carácter de cada religión (para el caso la ética del Calvinismo) que dirigen las motivaciones y actividades económicas. no que los preceptos religiosos tengan un efecto directo sobre los diferentes tipos de comportamiento económico, sino que tienen la capacidad --en términos religiosos e ideológicos-- para legitimar el desarrollo de nuevas motivaciones, actividades e instituciones que no estaban incluidas en las opiniones e impulsos originales.

Pero si la tesis Weberiana fue aplicable a ciertos sectores del protestantismo europeo y americano, muy difícilmente es aplicable al protestantismo latinoamericano. Menos aún al pentecostalismo en razón de su condición social mayormente proletaria y a su "urgencia escatológica (creencia en la llegada inminente del Reino de Dios, ya ahora) y en razón de las actuales variaciones y fluctuaciones del capitalismo internacional.

Así pues, lejos están los pentecostalismos de contribuir proporcionalmente al llamado "capitalismo popular" o de posibilitarlo, a menos que sea en la forma de consumidores y de "mano de obra" disponible. Las razones a mi juicio son las siguientes: No es el ascetismo sino el "misticismo" lo que predomina entre los pentecostales. No es el ahorro, sino el "derroche" el que es patrón cultural, en razón de que lo poco que recibe como salario no es ahorrable y de que representa simbólicamente el valor de su vida hecho moneda ("fetichización"). No es el trabajo el que puede ser considerado como vocación y profesión pues lo que predomina entre los protestantes es la desocupación y la marginalidad que incluso adquiere formas de auto-negación co-redentora. De modo que cualquier posible relación con la tesis Weberiana tiene aquí su contraparte negativa. Lo que se evidencia más bien con el pentecostalismo, es la relación de mutua influencia entre la ética pentecostal y el espíritu de los socialismos, o de algún sistema que no sea precisamente el capitalista.

La capacidad transformadora del pentecostalismo no reside sin embargo, en su coherencia doctrinaria, sino en su apertura a nuevas prácticas sociales en momentos decisivos y definitorios de una sociedad en transición.

Nacido pues al calor de una histórica lucha simbólica y real contra los catolicismos y protestantismos oficiales así como contra los dogmatismos político-partidarios, el pentecostalismo latinoamericano, ha mostrado condiciones de mediación simbólica para lo que podría ser la afirmación de la esperanza proletaria y un modo de ser nacional. Quienes lo combaten, sean religiosos o políticos, lo hacen porque temen les compita la sociedad civil o porque se han dado cuenta que podría representar un antiprograma en la sociedad política. A la pregunta sobre el nivel en que les toca "jugárselas", si en el de la sociedad civil o si en el de la sociedad política, la respuesta obvia es en las dos. Con todo, es en la sociedad civil donde el pentecostalismo deberá decidir el futuro del país y de su participación social. Si esta es la visión de los pentecostales con su mínima participación en la sociedad política, habrían visto con claridad por donde pasa la eficacia de su rol. No es, me parece, la hora de engrosar la clase política, sin un tránsito necesario por las organizaciones sociales. Hay allí una oportunidad histórica de largo aliento que habría que maximizar en nuestros países de la región. Y esto es posible precisamente en la fuerza del Espíritu que hace posible la renovación de todas las cosas.

Desde su nacimiento el movimiento Pentecostal de la “lluvia tardía” ha sido caracterizado por la herejía doctrinal, la exageración, y el engaño. Comprendo que esas son duras palabras, pero la documentación es irrefutable. Esto es a causa de que los milagros mesiánicos y apostólicos de la primer centuria simplemente no están siendo concretados por los Cristianos hoy. Aquellos que pretenden que los signos apostólicos Pentecostales han sido restaurados son forzados a recibir como señales apostólicas a fenómenos ocultistas e hipnóticos tales como el matar del Espíritu y la embriaguez del Espíritu y la adivinación (que ellos frecuentemente llaman “palabra de conocimiento”), o son forzados a exagerar y prefabricar las pretendidas señales. Esto es exactamente lo que nosotros vemos ocurrir en la última manifestación del movimiento de la lluvia tardía: el Avivamiento de la Risa. El movimiento de la lluvia tardía del siglo 20 está literalmente regado con los escombros de la confusión espiritual, el error, y el engaño.

Algunos protestarán que nosotros estamos usando exepciones para pintar el movimiento entero. Por favor note, sin embargo, que las personas que se verán en lo que sigue son líderes reconocidos dentro del movimiento Pentecostal. Ellas no son excepciones. Todas ellas están listadas en el autoritativo Diccionario de los Movimientos Pentecostal-Carismático y muchas otras historias del Pentecostalismo que están en mi biblioteca. Más aún, el Señor Jesucristo advirtió que nosotros debemos juzgar a los maestros por sus frutos (Mateo 7:15-18). Un movimiento cuyas pretensiones de ser la mismísima plenitud del Espíritu Santo pero que está literalmente regado con la falsa enseñanza, la engañosidad, la inmoralidad, y la locura es para ser rechazado.

Reconozco prontamente que hay muchas personas Cristianas piadosas dentro del Pentecostalismo. Yo fui guiado a Cristo exactamente por un hombre así. Hay piadosos predicadores Pentecostales tales como el Dr. Joseph Chambers de Charlotte, North Carolina, quien ha tomado una fuerte postura contra la locura del Avivamiento de la Risa. Tengo mucho respeto por el Dr. Chambers, aunque yo rechazo su teología Pentecostal. Su congregación perdió propiedades valuadas en 3 millones de dólares a causa de que él tomó posición contra las cosas inescriturales en su propia denominación, la Iglesia de Dios (Cleveland, Tennessee), y esa denominación tomó de ellos las propiedades en una corte. Aunque yo respeto tal posición por la verdad como ellos la entienden, yo creo que la doctrina Pentecostal de la lluvia tardía y la falsa enseñanza sobre la continuidad de los dones de señales son el error fundacional que ha resultado en la locura que nosotros describiremos en el siguiente examen.

No todos los Pentecostales están caracterizados por el engaño y el extremismo, pero la inescritural doctrina Pentecostal se presta en sí misma para tales cosas. Yo creo eso con todo mi corazón, aunque tengo simpatía por muchas facetas del Pentecostalismo de la vieja línea, pues yo alabo al Señor por su atrevido celo por Dios, por su deseo de ver un “real” Cristianismo del Nuevo Testamento, por su expresiva y exuberante adoración, por su fe en Dios y por su deseo de tomar seriamente cada palabra en la Biblia, por su confianza en el poder de Dios de obrar milagros, y por su celo de ser separados del mundo. No puedo, sin embargo, ir más allá hasta un compañerismo en el ministerio aún con los Pentecostales del viejo estilo, a causa de que ellos están construyendo sobre un fundamento doctrinal que no sólo es inescritural, sino que involuntariamente ha resultado en la preparación de la apóstata única “iglesia” mundial de los tiempos del fin.

Ahora discurramos en un paseo a través de las páginas de la historia Pentecostal.

JHON ALEXANDER DOWIE

Uno de los más influyentes centros en la antigua historia Pentecostal fue LA CIUDAD DE SION, fundada en 1900 por JOHN ALEXANDER DOWIE (1847-1907). Aunque Dowie mismo no aceptaba el bautismo del Espíritu con la teología de las lenguas, él es llamado “el padre del avivamiento de sanidad en América” (Harrell, All Things Are Possible, p. 13). Su teología del milagro de los últimos días ayudó a preparar el terreno para el Pentecostalismo, y la teología Pentecostal se introdujo en sus instituciones rápidamente aún antes de su muerte. Muchos influyentes líderes Pentecostales surgieron de su movimiento. Su revista Hojas de Sanidad, tuvo una distribución mundial y una vasta influencia. Dowie enseñó que la sanidad es prometida en la expiación, [N.T.: la expiación del sacrificio de Cristo], e insistió en que aquellos que buscaban sanidad de fe dejaran todo cuidado médico. Él vio a los farmacéuticos y médicos como instrumentos del diablo. Cuando su propia hija fue severamente quemada después de chocar accidentalmente con un lámpara de alcohol, él proscribió a uno de sus seguidores por tratar de aliviar su dolor con Vaselina. El rehusó permitirle a ella cualquier tratamiento médico y ella murió en esa condición. Muchos otros que vinieron a su casa de cura de fe murieron de sus enfermedades sin ninguna atención médica. En 1895 él fue acusado de homicidio involuntario y negligencia por la ciudad de Chicago y condenado, pero los tribunales más altos decretaron que la condena fue inconstitucional. Él requirió que sus seguidores dejaran el uso de todo producto de carnes de cerdo. El gobernó su Ciudad de Sión con mano de hierro y fue notable por su irresponsabilidad en lo financiero y por un amor por la lujuria personal. En 1901 reclamó que él era Elías el Restaurador, y en 1904 “dijo a sus seguidores anticipar la plena restauración del Cristianismo apostólico y reveló que había sido divinamente comisionado como el primer apóstol de una renovada iglesia de los tiempos del fin” (Diccionario de los Movimientos Pentecostal-Carismático, p. 249). En los últimos pocos años de su vida fue acusado de irregularidades sexuales, sufrió un golpe que lo dejó inválido, y su Ciudad de Sión fue declarada en bancarrota. Por seis meses antes de su muerte yació en un estado de total postración.

A pesar de las heréticas doctrinas de Dowie y de su inescritural ministerio, él preparó el camino para Charles Parham y su igualmente inescritural Pentecostalismo. El Diccionario de los Movimientos Pentecostal-Carismático nota que muchos de los más famosos evangelistas Pentecostales surgieron de Sion (p. 368) y docenas de los seguidores de Parham en Sion se unieron a las Asambleas de Dios en su formación en 1914. De hecho, tres de los originales ocho miembros del concilio general de las AOG [N.T.: Assemblies of God, Asambleas de Dios] fueron de la Ciudad de Sion (p. 370). Aquellos que surgieron de la Ciudad de Sion para llegar a ser influyentes en el movimiento Pentecostal incluyeron a F. F. Bosworth, John Lake, J. Rosewell Flower, Daniel Opperman, Cyrus Fockler, Fred Vogler, Marie Burgess Brown, William Piper, F. A. Graves, Lemuel Hall, Martha Robinson, Gordon Lindsay, y Raymond Richey. El influyente ministro de las Asambleas de Dios Gordon Lindsay, editor de La Voz de la Sanidad, escribió la biografía de Dowie dándole el crédito por influenciar “una hueste de hombres de fe que han tenido un poderoso ministerio”, refiriéndose a las generaciones de predicadores Pentecostales.

MARIA BEULAH WOODWORTH-ETTER

La evangelista sanadora de fe MARIA BEULAH WOODWORTH-ETTER (1844-1924) tuvo una vasta influencia en el temprano movimiento Pentecostal. El Diccionario de los Movimientos Pentecostal-Carismático dice que “ella fue una monumental figura en términos de difundir el mensaje pentecostal” y nota que “la mayoría de los primeros Pentecostales miraron a Woodworth-Etter como una enviada de Dios al movimiento y la aceptaron sin crítica”. Cuando ella condujo un cruzada de sanidad de cinco meses en Texas para F. F. Bosworth, “la lista de influyentes pentecostales que viajaron en tropel a Dallas fue igual a un “Quién es Quién” del temprano Pentecostalismo” (Ibid., p. 365). Sus encuentros estuvieron caracterizados por el matar del espíritu, profecía, trances, y el pandemónium generalizado. “Ella frecuentemente estuvo en trances durante un servicio, parada como una estatua por una hora o más con sus manos levantadas mientras el servicio continuaba” (Diccionario del Pentecostal, p. 901). Fue entonces apodada “la evangelista del trance” y la “sacerdotisa budú”. Profetizó falsamente que el área de la Bahía de San Francisco sería destruida por un terremoto y una ola de marea en 1980. Aceptó una invitación de los Mormones para predicar en Nebraska en 1920.

 




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Idioma: castellano
País: México

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