Arte
Pablo Ruiz Picasso
Señalaba Eugenio d'Ors, con la genialidad que le caracteriza, a propósito de una serie de artistas catalanes, entre los que incluía a Picasso, lo siguiente: Bienaventurados los inquietos, porque sólo a ellos está reservada la paz perpetua: Mir, Nonell, Xiró y Ruiz Picasso, que en su retiro está ahora preparando obras que sorprenderán y hasta espantarán. Y no se equivocaba D'Ors al profetizar sobre el genio que ocupará las siguiente páginas de este trabajo, cuyo objetivo será mostrar la actividad de Pablo Ruiz Picasso como retratísta, analizando sus diferentes vertientes estilísticas para dar cuenta de su manera de entender el retrato en las distintas etapas artísticas que jalonan el total de su obra.
No pretendo realizar un recorrido secuencial analizando vida y obra del autor malagueño de forma exhaustiva, sino resaltar su manera de delimitar el retrato, o como dijo Miguel Utrillo su forma de ver al retratado a lo largo de su longeva trayectoria. En ese afán por desentrañar el retrato picassiano será necesario aludir inevitablemente a ciertos aspectos de su vida, y a sus variados formulismos estilísticos, reiterando de que no se trata del clásico estudio vida-obra de Picasso (de lo cuál existen cientos y cientos de estudios), sino de reseñar su actitud ante la constante retratística, que sin lugar a dudas tiene una importancia capital en el total de su obra.
Rudimentos del retrato picassiano.
Durante su primera trayectoria que podríamos englobar durante sus primeros veinte años de vida, desde sus primeras clases de dibujo con su padre, José Ruiz, hasta su segundo contacto con la capital mundial del arte en ese momento: París.
Esta etapa abarcaría su niñez, desde su nacimiento en Málaga, su posterior establecimiento en A Coruña a la edad de 10 años, y lo más determinante el traslado de José Ruiz a Barcelona como profesor de dibujo de la Escuela de Bellas Artes, justo en ese momento, tenemos a un joven Picasso que ya había tenido la oportunidad de pasar por el Prado y ver las obras de los grandes maestros de la pintura española, sobre todo en un género: el retrato, donde tanto destacaron figuras como Velázquez, Goya o El Greco; ese mismo año ingresaba precozmente en la Academia de Bellas Artes de Barcelona, comenzándose así su adoctrinamiento en el mundo académico, mundo con el que nunca estuvo de acuerdo.
En estos años, 1895-1900, Picasso es una esponja que bebe de unas u otras fuentes, y sus retratos no son ajenos a esto, y ejemplos como 1. Retrato María Picasso y López (su madre), realizado en 1896, destaca la gran delicadeza con que recoge las facciones del rostro materno, con una pincelada suelta y abocetada que incide sobre la definición del rostro, y que deja ver el dibujo en los ropajes.
1.
No menos interesante es su 2. Autorretrato como gentilhombre del siglo XVIII, firmado en 1897, que podemos verlo como una especie de guiño a los grandes de la pintura y a la misma institución que acoge su formación en estos momentos: la Real Academia de San Fernando, ya que en Octubre de 1897 ingresaba en tan loable institución, a la que nunca se acabará de acoplar, prefiriendo la observación directa de los maestros del Prado, tal y como revela este curioso autorretrato, donde queda patente la influencia de Goya, y el uso de la pincelada ágil y pastosa, sin dotar de importancia a los fondos que aparecen en neutro para resaltar su rostro y su curiosa peluca.
2.
A fines de 1898, Picasso vuelve a Barcelona, insertándose en el ambiente de la élite artística, literaria e intelectual de la ciudad, que se reunían en el café Els Quatre Gats, donde coincide con artistas de mayor edad como Utrillo, Zuloaga, y especialmente, Ramón Casas, como bien lo atestigua 3. Lola, de 1899, donde retrata a una mujer en un estilo muy semejante al que gustaba de utilizar a Casas, aunque con una actitud un tanto apocada y melancólica, que nada tenía que ver con las rebosantes Lolas de Casas.
3.
En este caso exceptuando el rostro, opta por dejarse imbuir en el mundo del dibujo dejando ver sus rápidos e irregulares trazos de manera similar a la que hacía Casas para sus dibujos.
Pero a partir de estos momentos, comienza a rondar por la cabeza de Pablo la idea de viajar a París a probar suerte y a imbuirse de las nuevas tendencias, por fin en septiembre de 1900 viaja por primera vez a la capital francesa con su amigo Casagemas, instalándose en el estudio que anteriormente había ocupado su amigo Isidre Nonell. En este primer contacto con parís, Picasso queda embelesado con los colores de Van Gogh, pero también asimila los formulismos de Gaugin, el simbolismo de los Nabis, el tratamiento compositivo de Degas y la singularidad de Toulouse-Lautrec. En ese sentido, podemos aludir al retrato que realizó de Casagemas en su lecho de muerte, titulado, 4. El Muerto, realizado en 1901, donde además dejar claro la impresión que le produjo la repentina muerte de su amigo, muestra con gran claridad como ha digerido todas las tendencias vistas en París.
4.
La influencia del divisionismo y postimpresionismo queda de manifiesto, además de la determinante influencia de Vicent Van Gogh.
La frialdad de lo azulado.
Justo a partir de estas fechas, primavera de 1901, Picasso se establece en París, en el 130 del Boulevard de Clichy, comienza lo que la crítica ha llamado como su Época Azul, a colación con esta fase creativa de Picasso, rescato la palabras que el crítico francés Félicien Fagus dirigió a una de sus obras de este periodo: … Antes furioso júbilo de colores, Picasso concentra ahora su vigor en la línea de la energía. La niñita absorta, como aterida, de mentón obstinado, frente grave, ojos enfermizos, desconfiados, despiadados, tratada sólo con azules, tiene la actitud de un pequeño personaje histórico.
Son innumerables los ejemplos retratísticos que ofrece el malagueño, pero vamos a analizar dos muy singulares y que me llaman especialmente la atención: 5. Autorretrato de 1901, muestra el afianzamiento de la monocromía azul en su producción ya a fines de 1901. A parte de lo expresivo de este color, sus retratos azules denotan un agudo sentido para la captación psicológica del efigiado.
5.
Creo que esta obra refleja mejor que todas las palabras el dramático momento que atravesaba. Se nos presenta con un amplio abrigo oscuro, abotonado hasta el cuello, con los ojos hundidos, aquí Picasso no lleva ningún atributo que de información sobre su condición, se vale de sí mismo para hablar de las penurias y la pesadumbre que le azotan en ese instante de la vida.
El otro ejemplo que me llama la atención es 6. Celestina, realizado en 1904, primero porque es un retrato muy español, ya que Picasso aunque vivió fuera de España el grueso de su vida, temperamentalmente siempre estuvo arraigado a las costumbres hispanas.
Nos presenta el retrato de una tal Carlota Valdivia, apodada la Celestina, que aparece con una mantilla oscura que resalta el rostro, donde llama la atención su ojo izquierdo velado por padecer una catarata. Pero lo realmente conseguido, es la enigmática actitud de la efigiada, y la potencia de su mirada que viene acentuada por la deformación de su ojo.
6.
Como podemos apreciar, la sencillez junto con la melancolía de la mirada de los efigiados es uno de los rasgos fundamentales de este periodo.
Bajo la preeminencia del rosa.
A fines de 1905, su paleta azulada vira hacia lo grisáceo y los tonos rosados, además comienza a simplificar los volúmenes haciéndolos más rotundos y contundentes, fruto de la influencia de la escultura primitiva ibérica que puede ver en París, igualmente cambia sus iconografías, introduciendo los personajes descarnados que formaban el mundo del circo. En esta época comparte su vida con Fernande Olivier, y se traslada a vivir Montmartre, al edificio al que Max Jacob denominaría Bateau Lavoir.
De este periodo, en que entra en contacto con coleccionistas como Wilhelm Uhde o los hermanos Stein, destaca el retrato que realiza a 7. Gertrude Stein, realizado en diversas fases entre 1905 y 1906.
7.
La escritora, amiga y mecenas de Picasso, posó para Picasso en múltiples sesiones para la configuración de esta obra, lo cuál era muy raro ya que Picasso no solía trabajar frente a su modelo, sino que cojía rápidos apuntes a partir de los cuáles desarrollaba el retrato. Una vez terminada la obra, Picasso borró la cabeza alegando: No consigo verla cuando la miro, será en el otoño de 1906 cuando termine la cabeza, a la que dota de la severidad de una máscara, que anuncia los primeros atisbos del cubismo.
Otro buen ejemplo de retrato de esta fase, y que por su importancia no hemos de obviar es 8. Muchacho con pipa, pintado en 1905, que representa a un muchacho, probablemente un delincuente callejero que sólo cobró unos céntimos a cambio de posar para el artista español, pues bien hasta hace apenas unos días era el cuadro más caro que se había vendido en una subasta, 104,2 millones de dólares tenían la culpa, aunque ha sido superado por otro retrato de Picasso, Dora Maar con gato.
8.
Tras unos fondos rosados con motivos florales aparece este muchaho con pipa que mira al espectador en una actitud desafiante, en los rasgos del efigiado se puede apreciar como ya habíamos indicado en el de Gertrude Stein, ese viraje que emprende hacia la simplificación de los rasgos del retratado, lo que sin duda podemos entender como sus primeros coqueteos con el cubismo.
Retratos pre-cubistas.
Antes de iniciar la gran revolución que supuso el Cubismo, comienza a realizar una serie de obras que anticipan en cierta medida su etapa inmediatamente posterior, son los años de 1906, 1907 y 1908, es lo que la crítica llama su Época Negra o protocubista, que se caracteriza por una violenta búsqueda de una nueva estructura para definir el cuerpo humano y la naturaleza, para ello rompe con las proporciones de tipo académicas, influido por el arte africano, que descubre por primera vez en 1907 en el Museo del Hombre de París.
Esta es una fase muy prolíja en lo que al desarrollo del retrato se refiere, y en concreto vamos a subrayar dos autorretratos del malagueño, 9. Autorretrato con paleta, terminado en 1906.
9.
Como podemos apreciar, simplifica al máximo sus rasgos, y dota a la figura de un prominente volumén, que se acentuará más si cabe en 10. Autorretrato, realizado en 1907, donde ya se marca su cambio hacia unas nuevas formas de enfocar la percepción artística, no olvidemos que en estos momentos, Picasso, está acometiendo Las Señoritas de Aviñón, además es en esta cronología cuando conoce a George Braque.
10.
Por lo tanto, este autorretrato representa la fase de transición, en la cual es patente el carácter poco naturalista de los rasgos faciales, como la desproporcionada nariz y los ojos. Esta obra fue realizada despúes de que comprara una estatuilla africana, y es que el estudio de las máscaras tribales y de algunas cabezas ibéricas lo llevaron a una nueva concepción fundada en la pureza y la simplicidad formal, como bien lo atestigua esta obra.
El retrato a lo cubista.
Entre 1908 y 1914, Picasso junto con Braque y bajo la tutela protectora de Henri Kahnweiler se sumergen en el proyecto de crear un nuevo método artístico común e impersonal en el que se supera la bidimensionalidad, mostrando todos los lados del objeto, representados al mismo tiempo.
Desde 1910, sus obras se hacen cada vez más abstractas, en lo que se ha venido a llamar cubismo analítico, donde destaca el geometrismo de los planos y una tendencia hacia la monocromía de tonos ocres y grises.
En esta época realiza varios retratos que se hayan entre las obras más notables de su producción, sobresalen los que dedica a sus protectores: el de Kahnweiler, el de Wilhelm Uhde, y el indicamos en la ilustración, el 11. Retrato de Ambroise Vollard, ejecutado en 1910, se trata de uno de los primeros retratos que realizó en su nuevo estudio del Boulevard de Clichy, tras las experimentaciones del verano en Horta de Ebro. Este retrato queda diluido en el fondo, borrando en parte el busto, pero conservando el rostro, que aunque ejecutado siguiendo las tesis cubistas, no pierde la notable semejanza con el modelo.
El cuadro se basa en un método por el cual introduce elementos fácilmente discernibles por el espectador, que sirven de guía y ofrecen algo a lo que asirse para la comprensión del mismo, y al mismo tiempo ofrece una paradójica semejanza con el modelo.
11.
A medida que avanza la cronología (1912-1915) las complicaciones del cubismo analítico se van simplificando debido a su hermetismo, el color poco a poco se impone a las monocromías, al tiempo que se centran en destacar la materia de ahí el surgimiento del collage, aunque dichas obras a pesar de ganar en claridad, perderán la conceptualidad del cubismo analítico, volviéndose más decorativas, estilo que la crítica ha denominado con mucho acierto cubismo sintético.
Este estilo le acompañará ya el resto de su vida, y aunque tenga fases en las que predominen otras formas de entender la pintura, Picasso nunca abandonó esta forma de hacer, por eso no resulta raro que en fechas muy posteriores realizara obras adscritas al cubismo sintético, como por ejemplo el bello 12. Retrato de Jacqueline Roque, configurado en 1954, el último de sus amores y con quien contraería matrimonio en 1961, a la edad de ochenta años.
12.
La vuelta al realismo clasicista.
Tras la Primera Guerra Mundial, Braque y Picasso rompen definitivamente sus colaboraciones, y el malagueño experimenta un cambio radical que alterna con sus formulismos cubistas, y es que comienza a definir una pintura basada en el carácter convencional de la representación inspirada en Ingrés, lo que algunos críticos denominan su etapa neoclásica.
De este período destaco su inacabado 13. Paulo vestido de arlequín, me parece uno de sus retratos más conmovedores, efectivamente se trata de una obra íntima, donde retrata a su hijo Paulo, fruto del matrimonio con Olga Kokhlova.
13.
Es un retrato intimista, dejado deliberadamente sin terminar, destacando el preciso y minucioso uso que hace del dibujo, especialmente aplicado al rostro de su hijo, mientras que el fondo lleva el preparado con que Pablo dotaba a algunos de sus lienzos, a base de un tono ocre muy fluido, donde podemos apreciar incluso los arrepentimientos como el de la pierna.
Coqueteos con el Surrealismo.
Desde el surgimiento del Surrelismo, sus creadores tomaran como ejemplo a Picasso, no en vano en el primer número de la Révolution surréaliste, se reproduce La Guitarra de Picasso fotografiada por Man Ray junto con textos surrealistas de Éluard o Aragon, entre otros. Incluso accedió a exponer algunas obras en la primera gran muestra surrealista celebrada en la galería Pierre en 1925.
Aunque Picasso nunca produjo obras efectivamente surrealistas, si se dejó influir por los mismos, fruto de ello son obras como 14. El Sueño, de 1932, que representa a Marie-Thérèse Walter dormida, con todas las lecturas surrealista que se pueden hacer de uno de los temas por excelencia de Sigmund Freud: el Sueño. La efigiada aparece dormida, con los brazos doblados y la cabeza inclinada a un lado, los senos, símbolo de lo femenino, no se ocultan, y se muestran en su redondez y exhuberancia. Toda la silueta del retrato destaca por el uso de los perfiles redondos, acercándose mucho a las esculturas que hacía en esta época.
14.
Etapa final: variedad de estilos.
Desde los años 40 en adelante, Picasso es ya el pintor viviente más reconocido a nivel mundial, desde estas fechas hasta el día de su muerte, acaecida el 8 de abril de 1973 en Mouguins, se dedica a alternar variedad de estilos y a realizar trabajos de todo tipo (pintura, escultura, grabado, etc.), es una persona venerada por muchos y millonario, se dedica a versionar a los clásicos, a experimentar con el cubismo, a realizar introspecciones (el tema del pintor y la modelo).
Al igual que en sus etapas anteriores, también da rienda suelta al desarrollo del retrato, sin ninguna constricción formal o académica, sin importarle que piensen de su trabajo. Entre los retratos de esta época me parece muy revelador 15. Autorretrato, dibujado en 1972, muestra el horror ante la muerte, y la aceptación de la misma, se retrata como un viejo de prominentes órbitas oculares, y utiliza el color verdoso para definir las carnaciones de su cara, color que alude directamente a la muerte.
15.
En definitiva, el legado retratístico de Picasso no puede obviarse, como hemos tratado de recalcar a través de este recorrido por algunos de los ejemplos más señeros de este género dentro de la producción del genial pintor malagueño, que con seguridad debemos tenerlo como uno de los más significativos retratistas españoles del siglo XX.
Y para terminar como empezamos, creo que son muy significativas las palabras de alabanza a su obra que escribió Metzinger: “Es inútil pintar donde es posible describir”. Teniendo muy firme esta convicción, Picasso nos revela el verdadero rostro de la pintura. Rechazando toda intención ornamental, anecdótica o simbólica, logra una pureza pictórica hasta este momento desconocida. No conozco cuadros del pasado, ni siquiera los más refinados, que sean pura pintura como lo son sus obras.
BIBLIOGRAFÍA UTILIZADA.
- De Serio, Massimiliano.: Picasso. La vida y el arte. Las obras maestras, Milán, 2003.
- D'Ors, Eugenio.: El poble catalá, Barcelona, 1904.
- Charles, François.: Reseña de la exposición en las Galerías Vollard, en L'Ermitage, París, septiembre de 1901.
- Farge, Adrien.: Catálogo de la exposición en la Galería Weill, París, 1902.
- Morice, Charles.: Catálago de la exposición en la Galería Serrusier, París, 1905.
- Apollinare, Guillaume.: Picasso, peintre et dessinateur, en La Revue humoriste, París, abril de 1905.
- Utrillo, Miguel.: Reseña de la exposición en la Sala Parés, en Pèl i Ploma, Barcelona, junio de 1901.
- Boone, Daniéle.: Picasso, Madrid, 1993.
- Cirlot, J. E.: Picasso: el nacimiento de un genio, Barcelona, 1973.
- Penrose, R.: Picasso: su vida y su obra, Barcelona, 1982.
- Berger, J.: Éxito y fracaso en Picasso, Madrid, 1990.
- Gilot, F.: Vida con Picasso, Barcelona, 1998.
D'Ors, Eugenio.: El poble catalá, Barcelona, 10 de diciembre de 1904. Las citas que aluden al talento temprano de Picasso son abundantes, entre ellas podemos destacar:
- Charles, François.: Reseña de la exposición en las Galerías Vollard, en L'Ermitage, París, septiembre de 1901: … En cuanto al señor Picasso, que me dicen es jovencísimo, empieza con tanto esplendor que me hace temer por su porvenir. Se podría enumerar de dónde viene cada uno de sus cuadros: su variedad es demasiado evidente. Esto no quita que esté dotado; pero yo le aconsejaría, por su bien, que no pintara más de un lienzo al día.
- Farge, Adrien.: Catálogo de la exposición en la Galería Weill, París, 1902: … Picasso es todo nervios, todo brío, todo fervor: a fuerza de pinceladas vehementes, arrojadas sobre la tela con una rapidez que sigue con esfuerzo el vuelo de la imaginación, construye obras sólidas y rutilantes, alegría de los ojos atraídos por la pintura vistosa, de tonalidades unas veces ásperamente brutales, otras calculadamente insólitas.
- Morice, Charles.: Catálago de la exposición en la Galería Serrusier, París, 1905: … Aún no tenía veinte años y ya poseía una pasmosa seguridad en el trazo, en la relaciones cromáticas, en la composición, como tantos artistas de larga experiencia buscan todavía.
- Apollinare, Guillaume.: Picasso, peintre et dessinateur, en La Revue humoriste, París, abril de 1905: Se ha dicho que las obras de Picasso muestran una desilusión precoz en él. Pero yo creo lo contrario. Todo le encanta; el indiscutible talento que tiene lo ha puesto, a mi juicio, al servicio de una fantasía que mezcla en justas dosis lo magnífico y lo horrible, lo abyecto y lo delicado.
Utrillo, Miguel.: Reseña de la exposición en la Sala Parés, en Pèl i Ploma, Barcelona, junio de 1901: El arte de Picasso es extremadamente joven. Dotado de un espíritu de observación que no perdona las debilidades de la gente, se lanza a sacar bellezas hasta de lo horrible, y toma nota de ellas con la sobriedad de quien dibuja porque ve y no porque sepa hacer narices de estilo…
A pesar de que en esas fechas se les permitía a los que quisieran ingresar en la Academia un mes para realizar el trabajo de admisión, Picasso realizó el dibujo en un solo día, y dijo textualmente: Lo acabé el primer día. Lo observé largo rato, preguntándome qué más habría podido añadir; pero no se me ocurrió nada, absolutamente nada, en De Serio, Maximiliano.: Picasso 1881-1914, Milán, 2004, p. p. 25.
Fagus, Félicien.: Peintre espagnols, en la Revue Blanche, 1 de septiembre de 1902.
Boone, Daniéle.: Picasso, Madrid, 1993, p. p. 58.
Penrose, R.: The Sculpture of Picasso, London, 1967: El cubismo puede ser definido como un movimiento surgido entre pintores y destinado a abordar los problemas de la tridimensionalidad propios del escultor. Su interés por la forma y la voluntad de tornarse consciente de un objeto desde diversos puntos de vista, incluso entrando en la estructura interna, para poderlo comprender, se oponía a los movimientos anteriores, que se ocupaban de las impresiones de color, de atmósfera y de dibujo. Eliminando la apariencia externa de los objetos, Picasso y Braque se habían impuesto la tarea de penetrar en el interior de la realidad y analizar la forma en componentes geométricos separados, presentando simultáneamente varios puntos de vista del mismo objeto, como si el espectador diese la vuelta en torno suyo o lo hiciese girar en las manos.
Metzinger, J.: Note sur le peinture, París, 1910.
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