Historia


Órdenes Militares


¿Qué son?

En su origen, congregaciones de monjes-soldados, surgidas en la edad media para colaborar en la lucha contra los infieles, en las que se daban cita el sentido religioso propio de las grandes órdenes monásticas y el espíritu caballeresco y militar de la época. Eran, por lo tanto, asociaciones en las que había una amalgama de vida monástica y vida guerrera. Sus integrantes hacían votos canónicos, pero mantenían su condición seglar, siendo la guerra su actividad por excelencia. Desde el punto de vista religioso dependían directamente de los pontífices, cuya autorización era necesaria para la creación de la orden, quedando al margen de cualesquier otra jurisdicción eclesiástica.

Origen de las órdenes militares

La génesis de las órdenes militares se encuentra en estrecha relación con la puesta en marcha en la Europa cristiana, a fines del siglo XI, de las Cruzadas, cuyo objetivo era rescatar los Santos Lugares, a la sazón en poder de los infieles. Entre las primeras órdenes creadas es preciso mencionar la de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén y la de los Templarios, las cuales datan de los primeros años del siglo XII. Ambas estuvieron también presentes en tierras hispanas, en donde recibieron importantes donaciones.

No obstante, en el transcurso del siglo XII se constituyeron diversas órdenes militares en los territorios de la actual España. El hecho de que hubiera en la península Ibérica un conflicto militar permanente entre los cristianos y los musulmanes —Reconquista— constituía un caldo de cultivo apropiado para la creación de las citadas instituciones. Quizá influyó también el ejemplo de los 'ribat' musulmanes, conventos de ascetas que se encargaban de defender las fronteras del islam.

Las principales órdenes militares españolas

En la España medieval se crearon numerosas órdenes militares, pero sólo cuatro alcanzaron notable relevancia, las de Calatrava, Alcántara, Santiago y Montesa. La orden militar hispana de más antigua fundación fue la de Calatrava, nacida el año 1158 cuando el abad cisterciense de Fitero, Raimundo Serrat, y el monje Diego Velázquez tomaron la decisión de defender la plaza que les dio nombre, sometida a duro asedio por los almohades. La orden, aprobada por el pontífice Alejandro III en el año 1164, se acogía a la regla cisterciense.

Poco tiempo después se creó en tierras de Salamanca la hermandad de los caballeros de San Julián de Pereiro, germen de la orden de Alcántara, que también se hallaba bajo la regla del Císter. Su aprobación, en el año 1177, fue asimismo obra del papa Alejandro III.

En cuanto a la orden de Santiago, nació como una cofradía de caballeros creada por Fernando II de León en el año 1170 y dirigida por el caballero leonés Pedro Fernández. En un principio se les llamó 'freires de Cáceres', pasando a denominarse poco después caballeros de la orden de Santiago. Esta orden militar, cuya aprobación pontificia data del año 1175, a diferencia de las anteriores, se acogía a la regla de San Agustín. La orden de Santiago añadía a la actividad militar la hospitalaria, acogiendo a los peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela.

¿Quiénes y cómo estaban formadas?

Al frente de cada orden había un maestre, habitualmente elegido por los caballeros reunidos en capítulo, aunque fuera necesaria la posterior validación pontificia. No obstante, debido al enorme poder que alcanzaron las órdenes militares, fue frecuente la intervención directa de los monarcas en el nombramiento de los maestres, particularmente en los últimos siglos de la edad media. Cabe recordar a este respecto el significado alcanzado por el maestrazgo de Santiago en la vida política de la Castilla del siglo XV, sobre todo en tiempos de Juan II y de don Álvaro de Luna. En un orden inferior se encontraban los comendadores mayores o priores.

Por último, las distintas encomiendas de las órdenes tenían a su frente un comendador. El grueso de las órdenes estaba integrado por los caballeros, pero también había monjes profesos, que ejercían las funciones de capellanes.

El final de las verdaderas órdenes militares

El poder que alcanzaron las órdenes llevó a los reyes a intervenir en el nombramiento de los maestres y a colocarlas bajo su control. La tendencia se agudizó cuando Fernando II el Católico obtuvo los nombramientos de maestre de Santiago (1476), Alcántara y Calatrava (1485), confirmados por Alejandro VI en 1492, concesión que, además, fue perpetuada para los sucesores de los Reyes Católicos. Más aún, León X otorgó a Carlos I la administración vitalicia de los tres maestrazgos (1515), que quedó incorporada a la Corona (1526). Para finalizar el proceso, Felipe II obtuvo la extensión de esta medida a la orden de Montesa (1587). Desde el momento que las órdenes ingresaron en la Corona —en 1495 se había creado un Consejo de Órdenes, encargado de las cuestiones jurisdiccionales y los nombramientos— y dado que, además, se había relajado su función religioso-militar, se convirtieron en organizaciones honoríficas que tenían el valor añadido de su carácter nobiliario y las rentas aparejadas a encomiendas y mesas maestrales. De esta forma, la posesión de un hábito se convirtió en una aspiración de los que buscaban estima social y rentas sustanciosas. Su significado se reforzó porque la pertenencia a una orden se convirtió en prueba positiva de limpieza de sangre.

En el siglo XVII, cuando las acuciantes necesidades de la Hacienda obligaron a toda clase de soluciones, el conde-duque de Olivares llegó a poner en venta hábitos de órdenes, medida tan mal recibida por los caballeros que el conde-duque hubo de suspenderla pronto. Las desamortizaciones del siglo XIX afectaron a las cuantiosas propiedades de las órdenes. La I República las suprimió (1873) y, aunque en la Restauración fueron restablecidas, se redujeron a un instituto nobiliario de carácter honorífico regido por un Consejo Superior dependiente del Ministerio de la Guerra, que se extinguió tras la proclamación de la II República (1931). Al finalizar la Guerra Civil en 1939, las órdenes fueron reinstauradas de nuevo y, desde la transición a la democracia, son simplemente organizaciones nobiliarias de carácter honorífico y religioso.

Algunas órdenes militares

Orden de los Caballeros de San Juan de Jerusalén

Orden militar cuyo nombre completo es Soberana Orden Militar del Hospital de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta. Su función inicial fue proteger un hospital construido en Jerusalén antes de las Cruzadas; durante un corto periodo, sus miembros fueron llamados Hospitalarios o Caballeros Hospitalarios. La Orden fue fundada después de la formación del reino latino de Jerusalén, aprobado por el papa Pascual II en 1113 y confirmado por el papa Eugenio III en 1153. Los hermanos prestaban juramento de pobreza, obediencia y castidad, y se comprometían a ayudar en la defensa de Jerusalén. Su primer jefe, Gerard, era llamado rector; los siguientes, recibieron el nombre de grandes maestres. Por motivos de necesidad, en la Orden primó la actividad militar, en la que todos los caballeros armados eran de origen noble. Formaron una comunidad que se guiaba por la Regla de san Agustín. En un principio se dedicaron al cuidado de los peregrinos y de los cruzados, hasta que, debido al fracaso del reino latino, tuvieron que abandonar Tierra Santa.

Orden Teutónica

Su nombre completo es Orden Teutónica del Hospital de Santa María de Jerusalén, orden religiosa y militar fundada por cruzados alemanes entre los años 1190 y 1191 en Acre (Palestina) y reconocida por el Papado en 1199. La Orden estaba exclusivamente formada por nobles alemanes pero por lo demás seguía el modelo de los Caballeros Templarios y de los Caballeros de San Juan de Jerusalén. Entre 1229 y 1279 la Orden sometió a los eslavos paganos de Prusia, donde los caballeros edificaron diversas ciudades y fortalezas. Hacia 1329, los Caballeros Teutónicos recibieron, en calidad de feudo papal, toda la región del Báltico, desde el golfo de Finlandia hasta Pomerania en Polonia. La Orden fue suprimida en la zona meridional del feudo y sus tierras secularizadas para crear el ducado de Prusia en 1525. La parte septentrional (Estonia, Lituania) se repartió después de 1558 entre Polonia, Rusia y Suecia.

La Orden continuó existiendo en el sur de Alemania hasta que fue disuelta por Napoleón en 1809. Renació en Austria en el año 1834 y mantuvo su identidad a lo largo de todo el siglo XIX pero su actividad estuvo restringida a obras de caridad. En 1918 fue encabezada por un sacerdote y en el año 1929 se restauró por completo su disciplina religiosa. Con la excepción del periodo de la II Guerra Mundial, la Orden Teutónica se mantiene como una institución asistencial y caritativa desde 1929. Su cuartel general está en Viena, aunque posee casas en diversas zonas de Austria, Italia y Alemania.

Orden de Calatrava

Fundada con carácter militar y religioso en 1158 por el abad Raimundo de Fitero, para defender la villa de Calatrava. La orden fue aprobada por el papa Alejandro III y adoptó la regla de san Benito. Alcanzó un enorme poder y numerosos monarcas le otorgaron multitud de privilegios, donaciones y dispensas. Los Reyes Católicos incorporaron el maestrazgo a la corona. Llegó a tener bajo su jurisdicción más de 350 villas y unas 200.000 personas habitaban sus territorios.

En tiempos de Alfonso XI trasladaron la residencia del maestre de la orden a Almagro. Su emblema distintivo es una cruz roja con cuatro lises en las puntas. Desde el siglo XIII existe una rama femenina de la orden, conocida con el nombre de calatravas.

Pertenecieron a la orden de Calatrava, Miguel de Mañara (cuya vida se dice que originó el mito de don Juan Tenorio), José Rebolledo de Palafox y Enrique de Guzmán, marqués de Villena, entre otras importantes figuras.

Orden de Alcántara

Fue fundada en 1156 por un grupo de nobles salmantinos al frente de los cuales se encontraba Suero Fernández Barrientos. Fue orden de Caballería reconocida por el papa Alejandro III, y adoptó con carácter oficial la regla del císter.

Para identificarse los caballeros vestían túnica blanca, capa negra y la cruz al pecho de color verde. Participaron en numerosas contiendas en las fronteras de los reinos cristianos con el Islam. Su victoria más famosa fue conseguida en la batalla de la Higueruela. El rey Alfonso IX les entregó en feudo para establecerse la ciudad de Alcántara. En el siglo XVI sustituyeron el voto de castidad por el de la defensa de la Inmaculada. Hasta el siglo XIX la orden poseía más de 50 villas. Fue suprimida en 1872 y restaurada por Alfonso XII al comienzo de su reinado.

Orden de Santiago

Fundada en 1161 por 12 caballeros de León, con el fin de proteger a los peregrinos que iban a Compostela, su sede principal quedó establecida en Uclés. Los componentes de esta orden militar participaron en la batalla de las Navas de Tolosa, en la que murió el maestre de la orden don Pedro Arias. Sus miembros también tomaron parte en la conquista de diversas ciudades andaluzas, entre ellas Jerez de la Frontera. Más tarde participaron asimismo en la conquista de Granada.

Su divisa es una cruz roja (de Santiago) en forma de espada, sobre una capa blanca. San Francisco de Borja, don Francisco de Quevedo o Alonso de Ercilla fueron algunos de los ilustres caballeros de Santiago.

Los Reyes Católicos incorporaron el maestrazgo a la corona.

Orden de Montesa

Orden militar fundada por el rey Jaime II de Aragón para defender los territorios de su corona. Su nombre completo es orden de los caballeros de Nuestra Señora de Montesa. La aprobó el papa Juan XXII en 1317.

Su objetivo fundamental fue el de combatir a los musulmanes que invadían las costas de Valencia.

Cuando fue suprimida la orden del Temple, recibieron todas las rentas y posesiones templarias. Su divisa inicial era una cruz de sable. En 1587 el rey Felipe II trasfirió el maestrazgo de la orden a la corona de España.




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Enviado por:Raul D.m.r.
Idioma: castellano
País: España

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