Historia
Onas
Características del pueblo que habito el sur de nuestro país. Sus creencias, su arte, su política, etc.
CULTURAS ABORÍGENES ARGENTINAS: LOS ONAS
Generalidades Los onas o Selk´nam habitan el interior de la Isla Grande de Tierra del Fuego. En cuanto al aspecto físico eran de alta estatura y constitución robusta. La base de su alimentación era lo que obtenían de la caza del guanaco. Supieron aprovechar los recursos que la naturaleza les ofrecía a pesar de las condiciones climáticas adversas. Vivían en grupos de familias sin jefe permanente, pero mantenían jerarquías. Dentro de la sociedad había curanderos, sabios y herreros. Vestían con cueros y pieles de guanacos. Ambos sexos se adornaban con collares de huesos de ave, se pintaban la cara , el pelo y el torso. Las viviendas eran transportables, típicas de los pueblos nómades que principalmente eran paravientos, carpas y chozas. Los utensilios que utilizaban para cazar eran el arco, la flecha y el cuchillo. Entre las armas había martillo hachas, etc. En el aspecto religioso, de acuerdo con las bibliografías que consultamos, encontramos dos pensamientos diferentes. Uno de ellos nos hizo entender que sus idas básicas sobre religión provenían de fuentes antiguas, iguales a los yamanas. El segundo pensamiento corresponde a quienes piensan que no tenían una religión en particular sino distintas creencias. En las artes no se destacaron. Principalmente sabemos que se pintaban el cuerpo. En las artes musicales tampoco se destacaron, pero en su legado nos dejaron algunas canciones y poesías. La lengua de los onas se caracteriza por tener una fonética difícil y una gramática compleja. Todavía no se han realizado estudios profundos.
Los onas se extinguieron a pesar de estar libres de defectos característicos de los salvajes, y a pesar de estar admirablemente constituidos, de ser los más grandes y los más fuertes de los habitantes del extremo sur de América. Se extinguieron a causa de la civilización, que les quitó los campos en que antes cazaban y vivían con holgura, víctima de la fiereza de sus combates y de accidentes, por enfermedades epidémicas y por falta de cuidados en su dolencia.
INTRODUCCION
Se calcula que en el momento de los primeros contactos con los europeos América del Norte y América del Sur estaban habitadas por más de 90.000.000 de seres: unos 10.000.000 al Norte de la actual República Mexicana; 30.000.000 en México; 11.000.000 en Centroamérica; 445.000 en las islas de Caribe; 30.000.000 en la región Sudamericana de los Andes y 9.000.000 en el resto de Sudamérica. Estas cifras de población corresponden a estimaciones muy relativas porque resulta imposible dar cifras exactas. Cuando los europeos comenzaron a llevar ciertos registros de la población indígena americana ya se había visto diezmada por las guerras, el hambre los trabajos forzosos y las epidemias de enfermedades introducidas por contacto con los europeos.
A grandes rasgos podría decirse que los indígenas americanos son parecidos a los asiáticos y podría ser que descendieran de los pobladores asiáticos que emigraron a través de la lengüeta de tierra del estrecho de Bering durante el cuaternario, conocido como los períodos glaciales, que se iniciaron probablemente hace unos 30.000 años. Es conveniente recordar que las glaciación es la formación de mantos de hielo como consecuencia de las variaciones climáticas sufridas por la Tierra. Cuando el clima era más frío que el actual, la formación de masas de hielo determinó que el nivel de los mares descendiera hasta los 100 metros aproximadamente. El Estrecho de Bering tiene una profundidad que no alcanza los 50 metros. Esta escasa profundidad sumada al descenso del nivel del mar, formaron un verdadero “puente de tierra”. Ese “puente” tuvo, durante varios períodos de tiempo una longitud aproximada de 1000 kilómetros. Cuando se producía la fusión del hielo, o sea el retroceso de los glaciares, el nivel del mar ascendía y cubría de agua el mencionado “puente terrestre”.
Sin embargo, el amerindio, en su conjunto, parece bastante alejado de los pueblos asiáticos modernos. Pero, más allá de la preocupación por determinar las características físicas y raciales, en la época del Descubrimiento y de las conquistas europeas, cuando no se hallaba explicación a la presencia humana y que ésta no se hubiera consignado en las Escrituras, ni en las obras de Platón o Aristóteles, los elementos que se conjugan para determinar el poblamiento amerindio deben tender más hacia la continuidad cultural entre Asia y América.
Los testimonios de las migraciones humanas indican que los primeros pueblos que pasaron al continente americano procedentes del noreste de Siberia, hacia Alaska, portaban utensilios de piedra y otras herramientas típicas de mediados y finales del período paleolítico de la edad de piedra. Estos pueblos probablemente vivían en bandas de unos 100 individuos, pescando y cazando. Eran nómadas y se trasladaban según los alimentos de cada estación. Los primeros establecimientos podrían haberse dado en Alaska. Las primeras migraciones precolombinas tuvieron lugar hace unos 30.000 años. Esto fue deducido gracias al análisis de las lenguas precolombinas y de algunos materiales genéticos. Algunas pruebas más directas, procedentes de yacimientos arqueológicos, permitieron el descubrimiento de utensilios de hueso en Yukón, actual Canadá de una antigüedad aproximada de 22.000 años a. C., mediante las técnicas de carbono radiactivo. Los restos de hogueras en el valle de México datan del 21.000 a. C.; se han hallado algunas lascas de herramientas de piedra cerca de ellas, lo cual determina la presencia humana en aquella época.
Los descendientes de estos primeros pobladores de expandieron hacia Sudamérica y llegaron a la Argentina de 5.000 a 7.000 años atrás. Debido a las migraciones estacionales de las distintas colonias de animales, como por ejemplo mamuts, el bisonte de estepa y otros animales, los cazadores, que iban tras ellos, se desplazaron en forma gradual hasta el Sur del continente. Otras de las causas determinantes del traslado de estos grupos hacia zonas más australes fueron los distintos climas, y la diversidad de suelos que caracterizan a nuestro país.
A pesar de la teoría anteriormente mencionada, algunos estudiosos consideran la posibilidad de que otros pobladores hayan venido de distintos lugares de Oceanía. Algunas islas, como la de Pascua, y determinados sectores del continente antártico, pudieron servir de “etapas” en sus migraciones hacia nuestro continente.
ANALISIS DE LA CULTURA ABORIGEN
Estilo de vida Los onas no eran de vida sedentaria, sino nómada. Y de acuerdo con esto, su economía se basaba en la caza, en la recolección de productos agrestes, como hongos y frutos silvestres, y en las regiones costeras pescaban con un arpón de madera con punta de piedra y con redes de tendones de guanaco. El guanaco y el avestruz eran sus principales animales de caza. También se cazaban otros animales menores, pero ninguno alcanzaba la importancia sustantiva de los Lama y los Rhea.
Los métodos de caza variaron con el tiempo, a medida que evolucionaba su cultura. Los onas antiguos no conocían el caballo, y la caza de los guanacos y avestruces no podía practicarse con su ayuda, como se hizo más tarde, a partir del siglo XVIII. Tampoco sabemos que emplearan trampas para la caza, cual vienen haciendo numerosos pueblos de parecido estado de cultura, desde los lejanos tiempos del Paleolítico Superior. Esto no quiere decir que no se las conocieran, sino que carecemos de noticias sobre su empleo.
De manera que la caza tenía que practicarse a pie y con el arco y flecha que eran las armas propias de los onas del tiempo del Descubrimiento siendo el arco de madera de ñire, lenga o maitén, de un tamaño de un metro y medio y de sección almendrada con acanaladuras laterales. La cuerda era de tendones de guanaco; la flecha tenía punta de piedra triangular, generalmente con pedúnculo y bien tallada, con aletas y emplumado corto radial, de unos 70 cm. de largo. El Astil de la flecha se fabricaba con madera de calafate, luego de trabajada la varilla, pulida y bruñida con piedra, se le hacía una muesca en la base para apoyar en el tendón del arco y se le ataba un trozo de pluma de Cauquén (ala izquierda), en el otro extremo en otra muesca se introducía una punta de flecha afirmada luego con tendones humedecidos. Con variedad de piedras construían puntas de lanzas, flechas, cuchillos, martillos, morteros, hachas, perforadores y arpones que también construían con hueso y madera. Se usaba un carcaj de piel de lobo; el arpón con punta de piedra o de hueso; una bolsa de piel de zorro servía para llevar los instrumentos pequeños; bolsas de piel que se usaban para llevar agua. Para acercarse a distancia de tiro de los animales, solían disfrazarse con plumas de avestruz, o utilizaban pequeños guanacos amansados como señuelo, para atraer a los compañeros. Ambos son antiquísimos métodos de caza.
Los onas posteriores, en cambio, conocieron el caballo y utilizaron las boleadoras para cazar. El capitán Musters describe así una cacería:
“Parten dos hombres y recorren al galope el contorno de una superficie de terreno que está en proporción con el número de los de la partida, encendiendo fogatas de trecho en trecho para señalar su paso. Pocos minutos después se despacha a otros dos, y así sucesivamente hasta que sólo quedan unos cuantos con el cacique. Éstos se esparcen formando una media luna, y van cerrando y estrechando el círculo sobre un punto al que han llegado ya los que partieron primero. La media luna se apoya en la línea que forma la lenta caravana de mujeres, criaturas y caballos de carga. Los avestruces y las manadas de guanacos huyen de la partida que avanza, pero les cierran el paso los ojeadores, y cuando el círculo queda completamente cerrado se les ataca con las bolas, persiguiendo muchas veces dos hombres el mismo animal por diferentes lados. Los perros ayudan también en la persecución, pero tan rápidos y diestros son los indios con las boleadoras que, a menos que hayan perdido esta arma o que sus caballos estén cansados, los perros no tienen mucho que hacer. En los círculos aparecen con frecuencia pumas, a los que se despacha brevemente asestándoles un golpe en la cabeza con la bola”.
La ley india de repartición de la caza evita toda disputa, y es ésta: el hombre que bolea el avestruz deja que el otro que ha estado cazando con él se lleve la presa o se haga cargo de ella, y al terminar la cacería se hace el reparto; las plumas, el cuerpo desde la cabeza hasta el esternón, y una pierna, pertenecen a la que lo cazó, y el resto a su ayudante. Cuando se trata de guanacos, el primero toma la mejor mitad de la misma manera. Los bofes, el corazón, el hígado, los riñones, la pella y el caracú se comen a veces crudo. Los tehuelches sacan también la grasa que hay sobre los ojos, y la gordura cartilaginosa de los muslos, y las comen, así como el corazón y la sangre del avestruz.
Los onas también comían una especie de torta que fabricaban las mujeres con las semillas molidas y tostadas de una crucífera llamada tay mezcladas con la grasa de lobo marino y, además, recolectaban raíces de varias clases, que comían semicrudas o asadas.
Vivienda También el tipo de la vivienda ha cambiado en el correr de los siglos. Los onas antiguos tenían un simple paravientos, hecho con unos palos y algunas pieles de guanaco, que se ponía del lado donde soplaba el viento. Los primeros españoles lo vieron en uso
entre los patagones y los onas que lo construían en ciertas circunstancias. Es este uno de los más antiguos tipos de habitación humana.
Posteriormente, los onas adoptaron el toldo de los pueblos pampeanos. Éste no es otra cosa que un paravientos perfeccionado. Consiste en una armazón desarmable de palos recubierta con pieles de guanaco. En la parte delantera se enciende un fuego. Y el ajuar, muy reducido, se limita a algunos almohadones y cueros de caballo que vienen a ser las camas, y una serie de artículos domésticos.
La adopción del caballo, hecho ocurrido en la primera mitad del siglo XVIII, tuvo como consecuencia la introducción de toda una serie de cambios en la cultura material.
Vestimenta La vestimenta consistía en un manto de pieles de guanaco cosidas, con el pelo hacia fuera, lo cual explicaban diciendo que los guanacos llevaban su piel así. Era vestimenta de hombres y mujeres. A diferencia de los onas, los Tehuelche llevaban este manto con el pelo hacia adentro. La superficie de este manto se adornaba con dibujos pintados, policromos, de carácter geométrico. Las mujeres y niños ona llevaban una cubierta pública; también se usaban mocasines y polainas de cuero. Los hombres llevaban un pequeño adorno triangular de cuero en la frente atado alrededor de la cabeza (Kóchil) y las mujeres gustaban de adornarse con collares, brazaletes y pulseras, confeccionados con huesos de aves, caracoles, conchillas y trenzas de tendón de guanaco. Ambos sexos se pintaban con los colores rojo, negro, blanco y amarillo, en dibujos sencillos. A veces las mujeres llevaban un delantal o pollerín de pieles, que les ceñía el torso y la cadera, llegando hasta la rodilla. Los hombres se ataban el prepucio y se sujetaban el miembro a la cintura; todavía proceden así numerosos pueblos de la parte oriental del Brasil.
Las herramientas de los onas comprendían sólo elementos relativamente simples, fabricados de piedra, hueso o cuero. Los que vivían en los primeros tiempos hispánicos tenían el arco y flecha como principal arma
Creencias Según las distintas bibliografías que consultamos encontramos diversas teorías acerca de sus creencias religiosas.
Anne Chapman en su libro Los Selk'man argumenta que no hay nada que nos autorice a creer que los onas tengan ideas definidas sobre la existencia de un Ser
Supremo o sobre un poder invisible que rija sus actos, como tampoco se encuentran entre ellos templos o lugares determinados en que ir a rendir culto a divinidad alguna.
No atribuyen a un Dios Supremo la creación de todo lo que ven y lo que palpan.
No creen en un poder superior que gobierne lo creado y cuya voluntad se exteriorice por la realización de los fenómenos que vemos en la naturaleza.
No creen en un Ser que juzgue las acciones humanas, premiando las buenas obras y castigando las malas.
No existe religión alguna, porque no puede tomarse como tal esas demostraciones de temor a los espíritus, a las montañas o a la creencia en la influencia de sus doctores muertos.
No tienen ídolos ni usan fetiches o amuletos que les atraigan suerte.
No guardan como reliquia parte alguna de los muertos.
Sin embargo, el ona asegura que las estrellas son hombres que han muerto. Lo que no impide que también haya algunas estrellas que son grandes hombres que aún viven. Este último dato parece autorizar a creer que las estrellas son la representación de hombres estén o no vivos.
El ona no teme a la muerte, pero sí sabe que a medida que pasa el tiempo se acerca el término de la vida, cosa que lo disgusta.
Tienen vagas nociones sobre el bien y el mal, pero no esperan ni premios ni castigos después de muertos. El premio a las buenas acciones lo tendrán en esta vida, traducido por el aprecio de sus semejantes, y el castigo por las malas será el desprecio de los compañeros.
La revelación de la gran ceremonia que realizan los onas y a la que llaman CLOCKETEM, nos dará elementos para demostrar que los hombres no tienen dioses, que no creen en ningún poder supremo, ni siquiera en los espíritus.
El ona no cree en la existencia de otro mundo donde se va después de la muerte, y esto lo vemos claramente en el hecho de que matan a sus enfermos graves o los abandonan; en que tienen la mayor despreocupación por sus muertos, quienes son enterrados sin grandes precauciones en cualquier sitio que jamás vuelven a visitar; en no dejar a los muertos sus armas, alimentos, etc. para hacer el viaje después de haber dejado este mundo, y en otros detalles que autorizan a suponer que el ona cree que todo se ha concluido cuando el hombre muere.
El ona actual cree en que después de la muerte su ser se hace impalpable y se lo llama, en ese estado MEHN, es decir, sombra, y a pesar de que su espíritu sabe todo lo que pasa en la tierra, no toma intervención alguna en la vida humana. No se ha podido aclarar el punto sobre si pensaba del mismo modo el indio primitivo o si esa idea es el resultado de lo que han oído de algún náufrago, o de la prédica de los misioneros que llegaron hasta ellos.
Creen en el poder de los médicos enemigos que puedan enviarles la muerte, y como esta seguridad les llega por intermedio de los doctores de su tribu, y éstos a su vez no creen en ello.
Lo anteriormente expuesto se refiere particularmente al hombre; veamos lo que piensa la mujer y el niño varón hasta que se incorpora al grupo de los hombres.
La ona no cree en un Ser Supremo, no se entrega a prácticas religiosas, no cree en otra vida, ni en castigos o recompensasen otro mundo; pero sí teme a los espíritus y este temor es fomentado porque ese es el medio de que se ha valido para dominar a la mujer.
De padres a hijos se transmiten los onas la tradición de que en un no lejano pasado las mujeres dominaban a los hombres, siendo ellos los esclavos que soportaban las rudas tareas de la vida común.Ese yugo e hizo insoportable y entonces resolvieron enmanciparse, buscando en un tercer elemento la fuerza de que ellos carecían para contrarrestar el poder de las mujeres. Esa fuerza fue la superstición, la creencia en la existencia de seres imaginarios.
La creación de los genios tenía que relacionarse con aquello que los rodeaba, con lo que les era familiar, y de ahí que animaron con vida aparente, encarándolos en un cuerpo de forma humana, a las piedras, los árboles, el cielo, las nubes.
Materializados sus espíritus, vino naturalmente, la explicación de su razón de ser y la relación de los hechos que llevaban a cabo, pura fantasía, pero tuvo el don de impresionar a las mujeres y hacerlas suponer la existencia de un poder superior terrible capaz de anonadarlas. Ese fue el primer paso dado en el camino de la independencia del hombre, puesto que disponía a su antojo de esas fuerzas creídas sobrenaturales, a las que hacía servir sus propios intereses.
Más adelante no bastaron los cuentos, los ruidos, los crímenes atribuidos a esos seres superiores que no se había dejado ver y sobre cuya existencia se dudaba, y fue entonces necesario mostrarlos y de ahí el disfraz que aún hoy se usa.
Según lo dicho por Ibarra Grasso en su libro La Argentina Indígena y Prehistoria Americana, entre los indios ona existirían ideas básicas procedentes de la misma fuente de los yámanas. Dicha fuente se basaba en la creencia en un Ser Supremo, Creador, Watauinewa, que significa “ Padre mío “. Es autor del diluvio y ocasiona la muerte de los seres humanos. El mismo era eterno y se presentaba como conservador del orden moral y castigaba a los que no cumplían sus preceptos.
Su doctrina estaba dirigida contra el predominio femenino, una supervivencia local de las creencias religiosas de los seres humanos más antiguos.
La otra interpretación procedería de creencias aún más antiguas que se refieren a dioses que habitaban la tierra :
Luna es SHO'ON TAM, la “ hija del cielo “, su hermana es Nieve. Su esposo, Sol, es hermano del Viento. Nieve el hermano de la Luna, se casó con la hermana de Lluvia. Luna (KREEB) y Nieve (HOSLP) pertenecen al Sud. Sol (KREEN) y Viento (SHENU) son del Oeste. Lluvia (CHALU), Mar (KOX) y su hermana Tempestad (O'OKE) son del Norte. El Este, lugar de la cordillera resbaladiza era el “ centro del universo y la sede del poder Chamánico”. Allí está PEMAULK (Palabra), el más poderoso. En la era mítica, HO-OWIN todas estas fuerzas, lo mismo que algunas estrellas, habitaron la tierra y fueron poderosos Chamanes.
Cuando se originó el mundo actual y la sociedad humana, la mayor parte de los hombres y de las mujeres HOOWIN fueron transformados en animales, cordilleras, cerros y acantilados, pampas y valles, lagos y lagunas de la Tierra (Isla Grande de Tierra del Fuego). Uno de los HOOWIN se convirtió en arco iris. Tanto antes como después de la metamorfosis todos pertenecían a uno de los cuatro cielos (SHO'ON), como pertenecían también todos los humanos, los SELK'MAN, por transmisión patrilineal.
Pintura No ha escapado el ona a la ley general. El también siente el influjo de los colores vivos: el rojo y el amarillo son los suyos. Al blanco, que también usa, lo considera un no-color, y el negro solo lo llevan los del norte en caso de luto, pintándose con rayas y puntos la frente.
La pintura es la forma de decoración personal que más cultivan los onas, sobre todo los hombres, y el uso exagerado que de ella hacen revela el grado de salvajismo en
que se encuentran, siendo como son el tatuaje y la pintura, aplicada al cuerpo, atributos de razas primitivas. Las mujeres, si bien reconocen que es el mejor adorno, no siempre se pintan con tanto esmero, ni todo el cuerpo, debido quizás a sus numerosas ocupaciones; solo lo hacen en la cara, brazos y pecho, dando preferencia a la grasa pura para la cara, a causa del lustre que les proporciona.
Como colores usa el ona, por orden de importancia, el rojo, el blanco, el amarillo y el negro.
Entre los diferentes dibujos que se hacen citarse, por ser admirado como el más elegante, el conocido con el nombre de <JOJTALEM> toilette que consiste en hacerse con un peine mojado en pintura blanca y luego en roja una serie de puntos en el pecho, sobre los hombres y en ambas mejillas, cuidando que estas queden exactamente iguales. Este dibujo es usado por los jóvenes de ambos sexos y como peine sirve una mandíbula de delfín.
Los hombres tienen la costumbre de pintarse todas las mañanas, restregándose previamente con las manos la poca pintura que haya quedado de la víspera, la que al caer, como lo hemos dicho, lleva consigo la suciedad que se encuentra adherida al cuerpo
Además, los diferentes colores les sirven para ciertos actos y demostraciones teniendo reglas fijas para su uso; así, por ejemplo: el rojo es el color de pelea y con el se pintan todo el cuerpo; el blanco es el de alegría. En otras compañías, las mujeres, hombres y niños, cuando están de luto se pintan de colorado el cuello y cabeza. Cuando se va a cazar se utiliza el color amarillo y si es invierno el color blanco para disimularse en la nieve.
En caso de buscar novia el indio usa el color blanco para pintarse la cara a pintitas pequeñas y cuando ya se casó hace las mismas pintitas de color negro.
Música Ni la música vocal ni instrumental tiene importancia entre los onas, siendo así una excepción en los pueblos salvajes.
Puede decirse que en este pueblo solo existe la primera, y que les agrada aun cuando es de una forma sumamente primitiva, pues solo producen ruidos sin armonía; su melopeya es triste, monótona, insípida, chata, sin el más mínimo asomo de belleza.
Se les oye entonar cuando se encuentran agrupados en el fuego y no hay tema de conversación interesante.
Si bien es cierto que entre ellos hay cantos que varios conocen y que por lo tanto son generales, hay otros que pertenecen exclusivamente al sujeto que los canta y podría decirse que son de su propiedad exclusiva porque no se oye que otros lo repitan.
Dibujo Nada existe entre ellos que nos haga suponer inclinación hacia el dibujo, y la simplicidad de las rayas y puntos que se trazan en el cuerpo, corroboran el aserto. Su sistema de vida esencialmente nómada, no es tampoco el más adecuado para el cultivo de este arte.
Escultura Existe el amor por la belleza de la forma y bien manifiesto, pero como para el dibujo, su género de vida se opone a su desarrollo.
Los arcos para arrojar las flechas son una prueba de ello. Su forma elegante gruesos en el centro, disminuyen gradualmente hacia los extremos hasta llegar al tamaño exigido por la solidez del arma, algo aplanado en los costados exteriores.
Sus mismas flechas, pulidas hasta parecer metal, con puntas con ligaduras perfectas, vienen a demostrar en una forma innegable que no carecen de sentimiento estético.
Artesanías No se conocía o no se practicaba la cestería. Tampoco era conocida la fabricación de cerámica y los pocos vasos de barro que los descubridores pueden haber visto en manos de los antiguos onas, procedían del trueque con otros pueblos. Y los recipientes que estaban en uso general eran simples caparazones de armadillo y valvas de molusco, o estaban hechos de cuero.
No conocían las bebidas fermentadas ni el tabaco. Formones de piedra, raspadores, leznas, agujas sin ojo y alisadores de piedra completaban su instrumental. La cuna para llevar a los niños tenía la forma de pequeña escalera, que se llevaba en la espalda. Faltan los instrumentos musicales. Utilizaban cuerdas para el transporte.
Poesías y canciones
EN MEMORIA DE KIEPJA
Siempre que veo la Luna llena veo la cara de Kiepja
Kiepja la más vieja de los últimos Selk'man
Aquellos que se fueron, desaparecieron, murieron,
mataron a este pueblo en los pasados cien años
en Tierra del Fuego.
La oigo cantándole a la Luna,”Kreech”, imitando el llamado del águila mientras su espíritu se eleva en la noche
para rendirle un homenaje a la Luna.
Luna la potente, temible matriarca antigua
vencida por los hombres aliados del Sol.
Derribada, golpeada por el Sol, huyó al nocturnal vacío
Luna aliada de las mujeres
Luna temperamental, estéril por falta de hombres
Luna furiosa y vengativa en el eclipse
Luna menguante, humilde y fugitiva
delineado sus oceánicos confines
Luna creciente, preñada con la fuerza de cósmica gravitación
dueña de las turbulentas mareas
Luna llena de la gloriosa hermosura de los cielos nocturnos
empapando la Tierra con suave, apaciguante resplandor
Luna retirándose a su secreta morada
solo para reaparecer súbitamente
como delgada, furtiva insinuación
Kiepja cuya vida fue semejante, tan semejante, al ciclo de la Luna;
tímida, creciendo en pasión
llena de impulsos magnéticos, deseo e intelecto
Entonces lentamente decreciendo
hacia siempre simétrica armonía
HARÁ UN AÑO MAÑANA
Hará un año mañana que Angela Loij murió.
Mañana, un año.
Un ciclo solar completo.
¿Y después?
Después el espacio sin tiempo.
Tiempo sin tiempo de años.
A partir de mañana no podré imaginar,
“Hace un año, hoy...”ella estaba sentada a la mesa
(en su casa hecha de madera a la orilla del pueblo) mirando
hacia afuera al viento que azotaba a alguien que pasaba sobre
la playa de cantos rodados.
“Hace un año, hoy...”la oí llamarme “Anita”
(mi nombre en castellano)
Fue la última de su pueblo.
La última de su pueblo alto y fuerte.
Llevaban largo el pelo.
Vestían pieles de animales.
Las mujeres recogían vayas púrpuras.
Los hombres cazaban con grandes arcos.
Ellos que cantaron al amanecer rojizo del invierno.
Si yo pudiera ahondar el espacio insondable,
quizá podría ver el tiempo.
Tiempo en que plañían a sus muertos
mientras jugaban con sus niños.
Los niños no hacen duelo.
El tiempo de la vida nace del tiempo de la muerte.
Pero ahora ella como todo su pueblo está más allá del tiempo.
Más allá del choque de las de las grandes mareas que golpean
contra los acantilados de su isla.
Más allá del estallido original, cuando
vapores se solidifican y se transforman en la Tierra.
Más allá del origen de las galaxias conocidas
o ignoradas.
Tiempo sin existencia, es más allá del tiempo.
Ángela era su nombre en castellano.
Ángel-a, femenino de ángel.
El misterio quizá está en el nombre,
en el nombrar,
en el hablar,
en el lenguaje.
Loij era su nombre Selk'man.
Era el nombre de su padre.
No tenía significado me dijo.
“Es sólo un nombre, un nombre antiguo”.
El significado se perdió.
Pero no la palabra.
Tiempo más allá del antiguo nombre indio- Loij.
Tiempo más allá de todo lo que se nombró y se habló,
de todo lo que nombramos y hablamos,
hoy, mañana, y un año después.
Tiempo cuando asesinamos a su pueblo.
Tiempo de codicia y odio,
de pías voces detrás de balas de acero
que desgarran la carne y desangran el corazón
hasta que deja de latir.
Tiempo cuando los hombres blancos matan a otros y a sí mismos.
Tiempo de terror blanco
cuando la poesía tiene que increpar para ser verdad.
Tiempo que avanza envolviendo el espacio de todo lo que es, fue y será.
Tiempo que está en nosotros y más allá de nosotros y más allá de nosotros.
Ese tiempo, Ángela Loij y su pueblo lo conocieron.
Hará un año mañana que Angela se transformó en el tiempo más allá,
que está en nosotros.
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CANTO CHAMÁNICO DE LOLA
Yo (estoy en ese) lugar (Ham-nia, en el cielo del oeste). Yo no he llegado (negación por afirmación). Los de la casa del Hamnia, de los que se fueron (los fallecidos, parientes por línea materna; en particular dos tíos maternos, chamanes ambos) me llaman desde lo lejos. La oreja del guanaco está parada (significa que el día está sereno) en Ham-nia del Viento (el Viento está vinculado con el cielo del oeste).
Repetición. Dos klóketen (adolescentes que son iniciados en la choza ceremonial del Hain), hijos de Kenénik (“cielo” del oeste) se han partido (según la mitología chamánica, el rito del Hain tiene lugar en los cielos así como en la tierra)...Vocalización...Estoy sobre las pisadas de aquellos que se fueron. Voy andando por la pisada hacia el Hain de Ham-nia. Estoy (ahora) sentada sobre la cama (nido, sitio, morada) allí. Estoy cantando. Estoy cantando (en lugar de) las madres guanaco (también se asocia al guanaco con el cielo occidental), de aquellos que se fueron, en la casa de Ham-nia... vocalización... Estoy perdida (en la senda) yendo hacia Ham-nia (significa que no se perdió).Voy tras las pisadas de los padres (quien canta se refiere a sus dos tíos maternos, chamanes), de quienes se fueron (a fin de) cantar el hain (choza ceremonial del cielo occidental). Repatición...Vocalización...Estoy (ahora) sentada (presente) en la cama del hain.
Creo que he llegado. Voy andando hacia la casa de Ham-nia, de aquellos que se fueron...Vocalización...Los rastros que se fueron no están aquí (negación que vale por afirmación). Voy andando hacia el Hain de Ham-nia.
Lenguaje La lengua de los selk´nam conocido como manekenk, no han sido estudiadas científicamente y de acuerdo a normas modernas, a pesar de que no falta el material, sobre todo en lo que hace al léxico. Dentro de esta lengua existen diversos dialectos que han sido modificados para ser comprendidos con mayor facilidad.
Comenzando por la fonética, ésta dista mucho de ser fácil o simple. El alfabeto ona cuenta con los siguientes sonidos: a, b, ch, e, g, h, i, j, k, l, m, n, o, p, r, s, t, u, v, w, x, y, z,. Naturalmente, algunos sonidos corresponden al castellano y otros no; por ejemplo, la g es de pronunciación gangosa y delante de las vocales e, i, se le añade
una h ; la k es muy gutural y es el sonido dominante en el idioma; la s es como en castellano, pero a veces tiene un sonido sibilante aspirado, por lo cual se le añade una h, la t se suaviza a veces, por lo cual se le pone también una h, la w se pronuncia como vu, la x se pronuncia como una especie de ks, la y es una especie de i doble; la z equivale a ts, etc. Esta es una representación muy simplificada del idioma. Una más completa alcanzaría a veinte vocales y otras tantas consonantes. Los diptongos y triptongos son comunes. La pronunciación comprende tanto palabras llanas, como agudas y esdrújulas.
Los nombres y adjetivos son numerosos. Según un estudioso de la lengua, Gallardo, falta el artículo y el género, utilizándose para el género cuando se trata de animales, las palabras johórr, macho, y cheyohué, hembra. No hay terminación determinada para formar el plural, empleándose a veces hasta palabras especiales para ello.Este es un rasgo de supervivencia muy primitiva.
Cabe destacar, además, que los ordinales son distintos de los cardinales; en efecto:primero, kochpen; segundo, sexpen; tercero, apekpen; cuarto, yatkpen; quinto, isowpen; sexto, keukropen; último; ouwen.
Los numerales cardinales son, actualmente, de tipo quinario-decimal, en lo que hemos de ver la influencia araucana, en la mayor parte de las tribus de la Patagonia oriental. Sin embargo, los onas, por vivir en Tierra del Fuego, no fueron alcanzados por aquellas influencias y cuentan sólo hasta cinco. Para expresar un número mayor al cinco se dice “muchos” o “muy muchos”.
En los pronombres los hay posesivos, personales, demostrativos, relativos. Los pronombres personales son:
Ya, Yo Ikúa o Yikoa, nosotros Ta, él, ella
Ma, Tú Mai, vosotros Ta, Ellos, ellas
Los posesivos se hacen agregando una k o kar (mío, mía, míos,etc.); mak o makar,tuyo, tuya, tuyos, tuyas, etc; takar...Cuando se colocan con un pronombre poseído se anteponen.
De los verbos, un estudioso, Beauvoir, dice que son muy variados, y que hay muchos que expresan frases enteras y hasta períodos. Para especificar el tiempo pasado del verbo con el infinitivo con el adverbio lau, quiere decir”ya, y el futuro con el adverbio morrem, quiere decir “luego”, “más tarde”, o “después”.
A continuación algunos ejemplos de vocablos empleados en la vida cotidiana:
Cabeza érro Olla áskum
Lengua falh Pescado koóin
Diente hor Maíz maíz
Ojo otl Hacha paalkul
Oreja shan Cuchillo pajin
Rojo kchapentk Hombre aln
Sol kaangunkun Grande achank
Fuego yáik Mujer karkun Chico oochink
Luna kaangunkon Perro jalanuu Uno chócha
Estrella farkar Pájaro chaa Dos jáuka
Tierra tam Serpiente chákumun Tres kaásh
Piedra yatun Yo ya Cuatro kague
Casa kan Blanco aórrink Cinco ktan
Mano chen Negro apolintk
Agua laa
Aspecto físico La apariencia física de los onas han atraído la atención de los curiosos y los científicos por su gigantesca estatura.
El mito de los gigantes patagones surgió al momento mismo del descubrimiento. Y es Antonio Pigafetta, el acompañante de Magallanes, a quien debemos la versión de la especie. Este al referirse al primer patagón que vieran en el puerto de San Julián dice que “ era tan grande que nuestra cabeza llegaba apenas a su cintura” . Del segundo, visto en el mismo lugar, expresa que aún era más grande que el otro. Y en lo sucesivo, al referirse a estos indios, los nombra reiteradamente “ los gigantes”.
En la actualidad disponemos de varias series de mediciones antropométricas, tanto de los últimos restos que aun quedan vivos como restos óseos de poblaciones anteriores. Y si bien todas ellas coinciden en que nuestros onas representasen un bello tipo de hombre y uno de los mas altos de la tierra , no por esto se les puede llamar gigantes.
Así, con diferencia a los Tehuelches el promedio de estatura de 3 hombres medidos por Lehmann-Nitsche es de 1.765 mm. Latcham, en cambio, da una talla media de
1.800 para los hombres, y 1.680 para las Tehuelches , aunque sin especificar sobre cuantos individuos se a calculado el promedio.
De onas tenemos las medidas de tres grandes series. La primera, debida a Lehmann-Nitsche comprende 24 hombres y 22 mujeres. La segunda consta de 20 hombres y 30 mujeres. Y la tercera, que debemos al norteamericano Lothrop, corresponde a 25 hombres y 34 mujeres. La media de cada una de estas tres series es de 1.729mm. y 1.603mm, la primera; 1.741 y 1.596, la segunda; y 1.754 y 1.592, la tercera. Entendiéndose que la primera cifra corresponde a los hombres y la segunda a las mujeres.
Los onas son de talla algo inferior a los tehuelches, acentuándose mas en las mujeres. Lo cual ha de responder mas al mestizaje habido con el elemento de menor estatura de los Selk'man hallaron en la tierra de fuego. Y este elemento solo puede corresponder a los canoeros que poblaron sus costas.
Acompaña a la alta estatura de los onas una constitución recia y atlética. La cabeza es voluminosa y maciza de gruesas paredes y moderadamente alargadas. La cara es ancha, angulosa y de aspecto mas bien bajo. La deformación post-natal que achata la parte posterior del cráneo lo que hace parecer mas corto de lo que naturalmente es.
El cráneo es pesado de huesos muy espesos, robusto y algo macizo. Las suturas son simples. Los relieves óseos son acentuados. El cráneo en su aspecto frontal es similar al frontal del Ellipsoides Patagonicus , tan solo por presentar a veces una curvatura algo mas pronunciada y por una mayor anchura en su aspecto parietal presenta las protuberancias bien visibles que son amplia en su base con curvatura suave. Es una forma del parietal infantil.
Sociedad La sociedad comprendía grupos de familias emparentadas que habitaban territorios propios, a través de los cuales migraban en busca de alimento. Solían reunirse en grupos cuando la caza abundaba en los meses cálidos y esparcirse en el invierno. La presencia de alguna ballena varada o la realización de ceremonias eran motivos que los reunía en gran número. No se reconocía un jefe permanente, pero no mantenían jerarquías.
Ocupaciones que conferían jerarquías:
Tres jerarquías constituían una elite religiosa: la de los chamanes (xo'on), la de los sabios(lailuka) y la de los profetas (cha-ain).
Entre los Selk'man la élite representaba alrededor de un siete por ciento de la población en el último período indígena.
Los hombres Selk'man superaban cuatro a una a las mujeres en posiciones de jerarquía.
Chamanes:
Los chamanes gozaban de gran prestigio en la sociedad. Ejercían su poder, en actividades en las cuales el azar era un factor preponderante, como la guerra y la caza. Supuestamente, ellos manejaban el clima. Tomaban en todos los rituales y celebraban sesiones especiales. Accedían al “mas allá” durante un estado de trance, que lograban sin ningún estimulo externo. El Chaman entraba en trance por auto hipnosis mediante la profunda concentración que lograban cantando durante largas horas.
Tenían la facultad de curar, lo que hacían principalmente extrayendo la enfermedad del cuerpo del paciente, pero solo algunos se les atribuía la capacidad de infringir padecimientos y hasta matar por medio de su poder.
Estos eran muy temidos y muy pocas mujeres poseían tal poder.
El poder Chamánico se manifestaba de tres maneras.
El Chaman solía recibir recompensas por curar. Le “pagaban”, por ejemplo, un manto de piel de guanaco o una canasta llena de bayas o una piedra para enderezar flechas.
Para llegar a ser Chaman había que pasar años como aprendiz bajo la tutela de uno o varios Chamanes mayores. En determinado momento, el novicio soñaba que un Chaman le otorgaba su poder. El donador, por lo general era un pariente recién fallecido.
Sabios:
Su sabiduría y su función eran distintas a la de los chamanes. No tenían sus poderes sobrenaturales, ni su versación y tampoco entonaban cantos.
Una de las funciones de los sabios, y también de los profetas, era la de dar nombres propios. Había dos tipos de nombres: los comunes y los de prestigio. Los primeros se referían a un rasgo físico o defecto de la persona a su carácter, a algún acontecimiento sobresaliente de su primera infancia, niñez, etc. Pero, si el niño
parecía ser excepcionalmente inteligente o se destacaba por alguna razón, los padres buscaban a un sabio o un profeta para encontrar un nombre.
Los sabios tenían también el importante papel de acrecentar el prestigio, mediante sus interpretaciones de la tradición mitológica, ya que ellos la dominaban mejor que cualquier otro.
Profetas:
Tenían la facultad de predecir y prever el futuro.
La jerarquía de profeta superaba a la de sabio y chamán.
Los profetas tenían un conocimiento detallado de la mitología de los cielos.
Acostumbraban designar a un profeta como consejero y también ese pudo ser el motivo de que hubiera tan pocas mujeres profetas.
Otras formas de jerarquía y prestigio:
A personas de gran belleza se les reconocía otra clase de prestigio. Los selk'man reconocían más la belleza en los varones que en las mujeres.
Los guerreros que se destacaban en el combate, los campeones de lucha y los mejores corredores eran honrados con títulos especiales.
Guerreros:
A los guerreros que alcanzaban gran fama se les decía k'mal, y a un guerrero experimentado se le honraba con el título de aien-ain (padre de la guerra). El k'mal era lo que más se aproximaba a un jefe y había uno en cada familia extendida, gozaba de un gran respeto por su edad madura, sus consejos estaban respaldados por la experiencia y la profundidad de su juicio basado en el amplio conocimiento de la tradición, y por su gran prestigio moral podía mediar entre grupos antagónicos. Cuando existía la amenaza de una guerra, buscaban su consejo.
Las mujeres eran excluidas de las primeras líneas de la refriega. No podían manejar el arma principal, el arco y la flecha.. Normalmente no tomaban parte en los combates ni alcanzaban fama como guerreras.
Las escaramuzas rara vez ocasionaban la muerte de mujeres o niños, pero ellas eran capturadas por los vencedores quienes las convertían en sus mujeres.
La cautiva era forzada a convivir con un hombre al que odiaba porque había matado a sus seres queridos y trastornado su vida.
Luchadores:
Las luchas eran un pasatiempo y un deporte, pero podían significar algo más serio. Todos luchaban para entrenarse o simplemente como diversión midiendo su fuerza y su habilidad.
La lucha en serio era motivada por intereses privados o comunales. Si un hombre se sentía agraviado por alguien, lo buscaba para desafiarlo a un duelo. El retador solía ir acompañado de un pariente masculino o amigos, como testigos, y a veces, se reunía público.
Un grupo de integrantes aliados desafiaba a otro a un competencia, a menudo para evitar un combate si el grado de hostilidad no justificaba los riesgos de una guerra abierta.
Una anciana, de preferencia parienta de ambos bandos, actuaba como intermediaria y concertaba con los grupos en pugna la fecha y el lugar para la contienda.
Ese día los partidarios de los distintos bandos formaban un semicírculo en torno al espacio designado para la pelea.
Casi todos los hombres aptos participaban en la lucha.
La contienda la iniciaba un anciano de la parte desafiante quien ultrajaba y afrentaba a sus oponentes. Alguien del equipo contrario respondía.
Luchaban con gran decoro y el público garantizaba el respeto a las reglas.
Un luchador reemplazaba a otro hasta que el último miembro de un equipo cayera exhausto o hasta que un bando mostrara su superioridad forzando a sus oponentes a yacer en el suelo.
La lucha era también un deporte. Un campeón de lucha podía desafiar a otro y, durante tales contiendas, los campeones ponían en juego su reputación.
Corredores:
La carrera era también un deporte de competencia, aunque no un medio de dirimir conflictos.
Cualquiera que tuviese la disposición, participaba en las carreras, si bien nunca corrían juntos hombres y mujeres.
Carreras informales tenían lugar cuando un grupo visitaba a otro. Los hombres eran los únicos que competían en las carreras formales.
Los árbitros, dos ancianos por cada equipo, trazaban una línea en la mitad de la pista. Los competidores se ubicaban en los extremos opuestos, equidistantes de la línea central a cuyos lados se paraban los árbitros. Éstos daban la señal de largada arrojando al suelo un pelota. El primero en llegar a la línea central era el ganador.
EVOLUCIÓN HISTÓRICA
Aproximadamente treinta años después de la llegada de Cristóbal Colón a las Antillas, en América Central, se produjo la llegada de los españoles al sur del continente. El 21 de Octubre de 1520 la escuadra de cuatro veleros comandada por Fernando de Magallanes descubrió el canal que une al Océano Atlántico con el Océano Pacífico. el viaje divisaron fogatas hechas por el hombre al sur del estrecho; debido a estos fuegos, la Isla Grande y demás islas al sur fueron denominadas ”Tierra del Fuego” .
En el período anterior al comienzo de la colonización en 1880 se estima que habitaban Tierra del Fuego cerca de 11.500 indígenas. Algunos historiadores discuten sobre el origen de este grupo indígena: se cree que eran parientes de los Tehuelches que llegaron desde el norte de la Patagonia y cruzaron la Isla de Tierra del Fuego en embarcaciones de otros grupos indígenas, porque normalmente no usaron naves. Posteriormente, la ocupación de la isla por parte del hombre blanco (atraído por el oro los pastizales, para cría de ovejas, la caza de ballenas y lobos marinos) el contagio de enfermedades, los asesinos profesionales contratados por estancieros, partidas militares, el hambre, la desnutrición, exterminaron a los nativos.
A mediados del siglo pasado había unos 3.600 onas en tierra del Fuego, y llegaron los estancieros. Se apropiaron de los guanacos que los selk'nam cazaban para subsistir, y combatieron a los indios como a ladrones de ganado. Lo mismo ocurrió con hombres que vinieron afiebrados por el deseo de un oro que se acabó pronto.
Los estancieros, afirma el antropólogo Miguel Angel Palermo, pagaban muy bien por cada indio muerto, y los mineros, sin nada que buscar ni encontrar, necesitaban dinero
para vivir. El exterminio fue exitoso. Los onas murieron envenenados, molidos a golpes heridos por balas de fusil, o enfermos de sarampión. Algunos se refugiaron en misiones religiosas como la salesiana, a orillas del Lago Fagnano, en la que sólo había unas 200 personas, y de la que hoy no queda nada. Otros, rendidos, se convirtieron en peones de campo.
En cuanto a su evolución cultural a lo largo del tiempo presentaron una serie de notables elementos distintos de los de sus predecesores. Están, ante todo, esas puntas líticas de forma triangular, y ancho y largo pedúnculo, que eran puntas de flecha. Luego existen también unos cuchillos y raspadores de piedra que se engastaban en madera, y que, junto con un tipo común de punzones de hueso, constituían todos los utensilios que servían a las distintas tareas, ya se tratara de desollar y despedazar aun animal para comerlo, ya de preparar sus pieles, vestidos, adornos, o enseres domésticos. En calidad de adornos aparecen unas cuentas de hueso que servían de collar, y también otras piezas óseas, con incisiones, que corresponden al mismo adorno. Finalmente, es en este estadio cultural que se ven por primera vez las características bolas de piedra de tipo común, con y sin surco, con las que armaban la boleadora y la bola perdida, esa arma tan particular que en realidad es antiquísima, y que tanto sirve para la caza como para la guerra. En realidad en el período anterior ya se encuentran esas bolas, sólo que son de un tipo más chico. También utilizaron el arco y la flecha como arma de caza y de guerra y además se distinguieron por el uso del paravientos como tipo de habitación.
A la llegada de Magallanes se estaba produciendo un gran diferenciamiento cultural entre los onas y las demás tribus indígenas. Su principal característica es la ausencia de influencia araucana, por la ausencia de araucanos de este lado de los Andes. En éstos tiempos históricos los onas tampoco conocían el caballo, eran indios “de a pie”, y su cultura estaba de acuerdo con ello. Hacia la segunda mitad del siglo XVIII, las invasiones desde Chile traen esa influencia araucana y van poco a poco modificando las culturas pampeano-patagonas, incluyendo la de los onas.
Con la introducción del caballo y todo lo que ello condiciona, cambió mucho su cultura. Los elementos nuevos vinieron del norte, especialmente desde la Pampa, cuando ésta ya estaba araucanizada. Se trata de un conjunto de elementos culturales
conocidos como “horse complex”. Esto permitió un cambio en el armamento y en el género de vida, ambos determinados por la movilidad que el caballo permite. El uso
del caballo se extendió de norte a sur. Al mismo tiempo también se introdujeron algunos elementos nuevos pertenecientes al campo espiritual.
ACONTECIMIENTOS RECIENTES Y SITUACIÓN ACTUAL
Como ya hemos dicho anteriormente, la única reserva de onas, residente a orillas del río Fagnano, en donde ya no quedan selk'nam de raza y sangre puras, sino descendientes de los mismos.
La última sobreviviente que pertenecía a este pueblo falleció el 2 de Junio del corriente año. Su nombre era Virginia Choinquitel. Los selk'nam tienen unos 9000años y representaron el modo de vida más antiguo de la humanidad; la edad de los útiles de piedra, del arco y la flecha. Virginia sólo conoció esta historia a través de relatos. Durante muchos años vivió en Ramos Mejía, provincia de Buenos Aires, en la más profunda miseria.
Pero en 1989 logró volver a su tierra. Lo hizo con títulos de nobleza: Ciudadana Ilustre de la provincia. Virginia consiguió sus documentos de identidad y así el Gobierno Municipal de Río Grande pudo gestionarle una pensión graciable y una casa.
Ella ya estaba casada con Nino, un descendiente de italianos que murió tiempo después. Fue difícil sobrellevar la pérdida. Y según confían sus amigos, “ser la última de una raza exterminada por el hombre blanco fue una carga también difícil de soportar.
“Virginia era la última india pura. No hablaba ni una palabra de ona, pero se consideraba orgullosa de su raza. Conocía como nadie la historia de su pueblo y su cultura.” Habla uno de sus más entrañables amigos, el padre José Zinc, director de la misión salesiana La candelaria, a pocos kilómetros de Río Grande.
Allí vivió Magdalena Saenes, la madre de Virginia, que murió cuando ella tenía cuatro años. Lo mismo ocurrió con su padre, Natalio Choinquitel, que vivía en Chile.
Además de haber sido el hogar de su madre, la misión salesiana fue el lugar en que los selk'nam se refugiaron de las matanzas conquistadoras de principios de siglo. El antropólogo Miguel Ángel Palermo sostiene que en 1930 ya sólo quedaban100 onas, en 1970 eran sólo diez, en 1994, cuatro. Un año después murió el último hombre, don Segundo Arteaga. Hace un mes murió la última mujer. En Río Grande toda la
comunidad de descendientes de este grupo exterminado realizó una serie de homenajes y reclamos reivindicatorios. Fanny Morales, directora del Museo de la Ciudad, recordó los versos declamados por Virginia en los momentos en que según ella sus antepasados indios la buscaban: “ Estoy aquí cantando, el viento me lleva / estoy siguiendo las pisadas de aquellos que se fueron. / Se me ha permitido venir a la montaña del poder, / he llegado a la gran cordillera del cielo, caminando hacia la casa del cielo. / El poder de aquellos que se fueron vuelve a mí. / Los del infinito me han hablado.”
Descendientes El Enero pasado, el gobierno fueguino les reconoció las tierras que históricamente han reclamado: 36.000 hectáreas en Tolhuin. Parte de la comunidad está dispuesta a volver a esas tierras, para lo cual están gestionando subsidios para viviendas y otros proyectos. Tolhuin es una poblacón ubicada en el interior de la isla poblada por lo menos por tres grupos indígenas.
Aunque no quede ningún ona puro, y aún las personas mayores de la comunidad son descendientes de onas y tehuelches, ellos se consideran una comunidad y tienen personería jurídica. Podemos citar el artículo 169 del Convenio de la Organización Internacional del Trabajo: “Es indígena todo aquel que se considere como tal”. Un dato anecdótico: en 1995, Amalia Gudiño Ishton se convirtió en la primera diputada descendiente de onas, por Tierra del Fuego, en reemplazo de Ricardo Furlan.
En cuanto al respaldo que tienen los indígenas por parte de la ley, Citamos el artículo 75, inciso 17, de nuestra Constitución Nacional:
“Reconocer la preexistencia étnica cultural de los pueblos indígenas argentinos. Garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural, reconocer la personería jurídica de sus comunidades, y la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan; y regular la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano ninguna de ellas será enajenable, transmisible ni susceptible de gravámenes o embargos. Asegurar su participación en la gestión referida a sus recursos naturales y a los demás intereses que los afecten. Las provincias pueden ejercer concurrentemente estas atribuciones.”
CONCLUSIONES
La situación que hemos caracterizado, corresponde a una relación de dominación entre la población aborigen y la sociedad nacional caracterizada como capitalista y dependiente. Esta transfiere a la población indígena la forma de subordinación económica y cultural. Sin embargo la formulación expresa de esa relación oculta el carácter de esa dominación y se presenta ideológicamente como una acción integradora del indio en la sociedad nacional; a través de programas definidos como de desarrollo en el nivel económico y de occidentalización a través de programas educativos de la transmisión de pautas o en la acción directa de individuos u organizaciones de ayuda al indio.
Ninguna de estas acciones, hasta el presente ha conseguido romper esta marginación real, limitándose a acciones que podríamos caracterizar de beneficencia, meramente paliativas en el corto plazo, y desintegradoras con el correr del tiempo. Todo intento de desarrollo debe ser integral considerando a la cultura como un todo y la propia estrategia adaptativa definida por los indígenas.
Ningún proyecto que se proponga la liberación de estos pueblos puede negar la potencialidad de un pueblo capaz de afrontar su destino, dialogando y discutiendo sus condiciones de vida los que hoy los dominan. Los indígenas tienen su propia visión cosmogónica, su lengua, su cultura, su religión, su propia forma de organización económica y social y sus propios liderazgos políticos y religiosos.
Lo que ocurrió con el pueblo ona puede caracterizarse como la segregación étnica y la destrucción de una raza que tiene mucho que ver con nuestros orígenes, y que fue maltratada por una sociedad que se creyó civilizada y sólo pensó en los propios intereses económicos y políticos.
Muchos nos preocupamos de los animales en extinción ¿Y qué pasa con todo un pueblo extinguido? Se trataba de un pueblo que supo adaptarse a uno de los medios más hostiles del planeta, sin destruir absolutamente nada del medio natural y que fue exterminado injustamente. Esperamos que el caso de los selk'nam sirva de ejemplo para que el Estado respete el principio de no injerencia en las cuestiones internas de los aborígenes. Para que ellos tengan la libertad de elegir su destino, tengan derecho a transmitir su cultura, su religión, su economía y su organización social para definir el desarrollo y bienestar de sus comunidades, participando en el país que todos queremos.
AGRADECIMIENTOS
-
A Carlos Parodi, por su dedicación, esfuerzo y ayuda en la realización de la monografía.
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Al Instituto Antropológico y de Pensamiento Latinoamericano, por toda la información brindada y la colaboración.
-
A la profesora Mabel Freitas, por habernos brindado ayuda y contención en la búsqueda del material necesario referente a los indígenas de nuestro país.
BIBLIOGRAFÍA
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CANALS FRAU, Las poblaciones indígenas de la Argentina, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1953.
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IBARRA GRASSO, Dick Edgar, Argentina indígena y Prehistoria americana, Tipografía Editora Agentina (TEA), Buenos Aires, 1991.
-
ENCICLOPEDIA ENCARTA, “Indígenas americanos, Pueblos”, Microsoft, 1997.
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ENCYCLOPAEDIA BRITANNICA, “Onas”, 1973.
-
http://www.bariloche.com.ar/museo/tierra.htm
-
CHAPMAN, Anne, El fin de un mundo, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1978.
-
CHAPMAN, Anne, Los Selk'man, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1981.
-
DIARIO CLARÍN, “Tierra del Fuego: murió la última ona a los 56 años”, Información General, Buenos Aires, 3 de Junio de 1999.
-
DIARIO PÁGINA 12, “El Sur también existió”, Cultura, Buenos Aires, 5 de Julio de 1990.
(footnote continued)
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