Literatura
Odisea; Homero
Género: Épico
Autor: Homero
Personajes
Zeus, Padre de los dioses
Telémaco, Hijo de Ulises
Atenea, Diosa de los ojos glaucos.
Ulises, rey de Ítaca
Poseidón, dios de tierra y mar
Penélope, esposa de Ulises
Pretendientes de Penélope:
Antinoos
Eurimaco
Leocritos
Burímaco
Anfínomo
Agelao
Liodes
Ctesipos
Ancianos de Itaca:
Haliterses
Egipcios
Aupites
Asamblea de dioses
Euriclea, Nodriza
Noemón, armador de Ítaca
Medón, heraldo de los pretendientes
Nestor, rey de Pilos
Pisístrato, hijo de Nestor
Menéalo, Rey de Lacemonia
Etoneo, mensajero de Menelao
Helena, esposa de Menelao
Iftime, hermana de Penélope
Hermes, mensajero de los dioses
Alkinoo, rey de los feacios
Equeneo, decano de los feacios
Loadmas, hijo de Alkinoo
Calypso, hijo de Alkinoo
Ino-leucotea, diosa marina
Arete, mujer de Alkinoo
Nausicaa, hija de Alkinoo
Eurialo, joven feacio
Relatos de Ulises
Polifemo, cíclope
Coro de cíclopes
Eolo, señor de los vientos
Hijos de Eolo
Compañeros de Ulises:
Polites
Euríloco
Alpenor
Tiresias, adivino de Tebas
Circe, diosa de las alimañas
Anticlea, madre de Ulises
Sirenas, cantoras marinas
Hércules
Sol, dios de los vivos y muertos
Filetios, boyero
Melatio, cabrero
Autólico, abuelo de Ulises
Femio, aedo
Noemón, navegante de Ítaca
Pireos, compañero de Telémaco
Eurínome
Iros, mendigo de Ítaca
Teoclímenes, adivino
Melanto, sirvienta de Penélope
En los Infiernos
Andimedón
Agamenón
Aquiles
Dolio, servidor de Alertes
Asamblea de dioses; pretendientes; el gran aedo Femio; trinchador; heraldos y servidores; despensera, sirvientas y camareras.
Tripulantes de la nave de Telémaco; panegeria de los pilios; Hijos y yernos de Néstor; su mujer y sus hijas; el rey de Feres, Diocles; Megapentes, hijo de Menelao; la familia y los invitados de Menelao; heraldos, intendentes, mujeres y hombres de servicio.
Seirvas de Calypso; doncellas de Nausicaa; hijos y amigos de Alkinoo; aedo Demodocos; magistrados y consejeros de Feacia; el pueblo Feacio en el ágora; tripulación del navío; heraldos, despensera, sirvientes
Compañero de Eumeo y la tripulación de Telémaco; corte de Menelao y el rey de Feres, Dóciles; la turba de los pretendientes; aedo Femio, heraldos, esclavas y servidores.
Muchedumbre de las sombras en los Infiernos; mujer e hijos de Dolio, la Fama; ejército de Ítaca.
Principales ciudades visitadas por Ulises
1. Ciconios
2. Lotofagos
3. Cíclopes
4. Eolia
5. Lestrigonos
6. Eea
7. Sirenas
8. Caribdis
9. Trinacia
10. Ogigia
11. Esqueria
12 Forcis
I
La asamblea de los Dioses se reúne para que Ulises, quien estuvo diez años por el mar después de la guerra de Troya, sea devuelto de la isla de Calypso a Ítaca;
Atenea, Diosa de los ojos glaucos (hija de Zeus), se translada a Ítaca, cerca de Telémaco, hijo de Ulises, bajo el aspecto de Mentes, rey de los tafios.
Entablando el diálogo, Atenea aconseja a Telémaco ir a buscar a su padre, primero a Pilos, en casa de Néstor; luego a Esparta en el palacio de Menelao. Se retira después de haber dado prueba de su divinidad.
Penélope era una hermosa mujer, cuando Ulises salió para la guerra de Troya su casa se le había llenado de pretendientes, que eran ejecutivos importantes, de unos reinos vecinos. Los pretendientes organizaban grandes banquetes y estaban acabando con las riquezas de Ulises y la herencia de Telémaco.
II
Reunida la asamblea, Telémaco manifiesta a los pretendientes que tienen que abandonar el palacio de Ulises.
Recibe de Euriclea, la nodriza, provisiones para su viaje. A quien le pide que no avise a su made, Penélope de su viaje antes de que hayan pasado 12 días o al no ser que por su ausencia llore y estropee su belleza.
Atenea, con el aspecto de Mentor, ayuda a Telémaco y el barco y la tripulación embarca cuando se pone el sol.
III
Telémaco llega a Pilos acompañado de Atenea, que ha tomado la figura de Mentor. Encuentra a Pilios sacrificando toros en honor de Poseidón.
A sus preguntas sobre su padre, Néstor le responde relatándole algunos episodios de la guerra de Troya.
Néstor le ofrece un sacrificio y más tarde envía a Telémaco a Esparta, en compañía de su hijo Pisístrato.
IV
Menelao recibe a Telémaco Pistrato. Telémaco la da cuenta de la situación de Ítaca y de la conducta de los pretendientes de su madre.
Menelao le cuenta el regreso de los griegos y la profesía de Proteo, que le reveló la muerte de Agamenón y le presencia de Ulises en la isla de Calypso.
Los pretendientes planean una emboscada para Telémaco en el estrecho entre Ítaca y la rocosa Samos; mientras decían esto Medón , por detrás dela explanada oyó lo que tramaban y acudió a prevenir a Penélope.
Para tranquilizar a Penélope, inquieta por la ausencia de su hijo, Atenea se le aparece es sueños, bajo los rasgos de su hermana Iftime.
V
Zeuz reúne a la segunda asamblea de los dioses, en donde Atenea, preocupada por Telémaco replica a Zeus “¿De qué sirve ser prudente, benévolo y dulce de ejercicio del poder real, no incurriendo jamás en injusticia, si parecen prevalecer los que cometen actos impíos y crueles? ¿Se acuerdan de Ulises, el que gobernaba como padre amoroso?. Se encuentra atormentado por la desgracia, la ninfa Calypso lo retiene en contra de su voluntad. Y ahora quieren dar muerte a su hijo quien propone volver a su hogar después de haber ido a buscar noticia de su padre.
Zeus ordena a Atenea encargarse de guiar a Telémaco y envía a Hermes, mensajero de los dioses a Calypso para ordenar la libertad de Ulises.
Calypso le proporcionó utensilios a Ulises para la fabricación de su balsa, lienzos para hacer las velas y provisiones para su viaje. Después de varios días de trabajo, echó su balsa a las olas, con el consejo de la divina Calypso que había sido navegar costeando, dejando siempre a su izquierda la osa.
El decimoctavo día de travesía, Poseidón descubre a Ulises, se irrita y dispersa la balsa. Una ola inmensa chocó contra la balsa y provocó que Ulises cayera muy lejos, la caña del timón se escapó de sus manos. Permaneció mucho tiempo sumergido en el agua. Nadando con energía logró llegar a la balsa
Ino, hija de Cadmo, la de los tobillos torneados, se compadeció de las desdichas de Ulises al verle a la deriva salió de las aguas y vinos a posarse sobre la balsa, y le entrega su velo con orden de devolverlo tan pronto como desembarque. Después de muchas calamidades, llega a salvo a Feacia.
VI
Atenea aparece durante el sueño de Nausicaa, hija de Alkinoo, y le ordena (pues se acerca su boda) ir a lavar la ropa al río. Nausicaa hace lo que la diosa manda. Después del lavados e pone a jugar a la pelota con sus doncellas.
Ulises es despertado por el ruido se acerca a donde se encuentran Nausicaa y las doncella, estas espantadas por la desnudes de Ulises corren. Ulises habla con Nausicaa y le pide su ayuda. Nausicaa ordena a sus doncellas alimentar y arropar a Ulises diciendo que “la más pequeña limosna proporciona la mayor alegría”
Nausicaa guía a Ulises al palacio de su padre.
VII
Ulises se acerca a la ciudad. Atenea se presenta a él y conduce al palacio de Alkinoo. El palacio era sumamente ostentoso, desde el umbral hasta el fondo se extendían 2 murallas de bronce con grandes frisios de esmalte azul, puertas de oro y plata, sillones con lienzos.
En el palacio, es dónde Ulises se postra a los pies de la reina Arete y le suplica ser devuelta a su tierra natal.
Alkinoo le hace incorporarse, le instala a su lado y hace que le sirvan de cenar. Arete reconoce las vestiduras que lleva y le pregunta a Ulises cómo las tiene. Ulises cuenta su partida de la isla de Calypso, su naufragio, su llegada a la playa de los feacios y su ruego a Nausicaa, quien se las dio.
Alkinoo replicó que su hija había olvidado el deber de conducirlo hasta ellos, pero Ulises contesto que no había nada que reprocharle por que el fue quien se rehusó a la compañía
VIII
La asamblea de los feacios se reúne para tratar al huésped. Se hecha al mar una nave para conducir a Ulises y se hace un festín delos feacios notables en el palacio de Alkinoo. Se organiza una disputa de lanzamiento de disco donde Ulises vence a los feacios. El rey pregunta a Ulises por su nombre y su patria.
Alkinoo reúne a la asamblea de los feacios para presentarles al extranjero. Luego organiza unos juegos en el ágora. Laodamas, hijo de Alkinoo, invita a Ulises a participar en ellos. Éste se rehusa, excusándose con los incidentes de su viaje por lo que Euríalo le injuria gravemente.
Alkinoo, después de darle satisfacciones y apaciguarle, manda llamar a Demodocos el citarida. Con la cítara, el aedo se situó en el centro de un coro, donde la juventud danzaba alrededor, mientras Ulises contemplaba con asombro la agilidad de sus movimientos.
Demodocos interpretó “El adulterio de Ares y Afrodita” entre los lazos fabricados contra ellos por Hefestos y luego “El caballo de madera y su entrada a Troya”. Ulises, oyéndole, se echa a llorar. Alkinoo le pregunta la causa de sus lágrimas y la historia de su vida.
IX
En este canto se narran los relatos de Ulises.
Estuvo Ulises nueve días luchando con las olas cuando venían de regreso de la guerra, hasta que llegaron a una isla, la de los comedores de lotos, que eran unas matas grandes y el que comiera su flor perdía el deseo de volver a casa y olvidaba todo lo que había pasado. Los de la isla les dieron flores de loto a los amigos de Ulises y ya no querían volver cuando Ulises los llamó para los buques. Los tuvo que llevar a la fuerza amarrados y arrastrados.
Llegaron a otro país, el de los cíclopes*, que eran gigantes con un solo ojo en la frente y eran preferidos de Zeus que les había dado esta tierra con su ganado y sementeras.
*Cíclope: en la mitología griega, gigantes con un enorme ojo en medio de la frente. En la Teogonía de Hesíodo, los tres hijos—Arges, Brontes y Estéropes—de Urano y Gea, personificaciones del cielo y de la tierra, eran cíclopes. Fueron arrojados al mundo inferior por su hermano Cronos, uno de los titanes, después de que él destronara a Urano. Pero el hijo de Cronos, el dios Zeus, liberó a los cíclopes del submundo y ellos, agradecidos, le regalaron el rayo y el relámpago, con los que derrotó a Cronos y a los titanes y se convirtió así en señor del universo.
Llegados allí, fue Ulises con doce de sus compañeros y entraron a una cueva grande, y llevaban un barril de vino para dárselo al que les diera provisiones ya que estaban escasos de ellas. En la cueva encontraron la puerta abierta y adentro ovejas y en las paredes calabazos llenos de leche y comida que empezaron a comer.
Cuando llegó el gigante que se llamaba Polifemo, con una partida de ovejas, entró y cerró la puerta, que era una pesada piedra. Sintió gente extraña y preguntó quién se encontraba allí, si eran piratas. Todos muertos de miedo menos Ulises que se le paró de frente le dijo que no eran piratas sino náufragos que venían de la guerra de Troya y que necesitaban ayuda. Polifemo molesto estiró las manos y cogió uno de los hombres y se lo comió, después se recostó a descansar. Sabía que no le podían matar porque entre todos no podían mover la piedra de la entrada de la cueva y no podrían salir. Al otro día en la mañana se comió otros dos compañeros de Ulises, salió con sus ovejas y cerró con la plancha de piedra.
A Ulises se le ocurrió una idea, cuando regresó Polifemo se comió otros dos y Ulises le ofreció vino, el cual tomó hasta emborracharse. En este estado el gigante, Ulises y sus amigos le enterraron una estaca en el ojo dejándole ciego. Se levantó el gigante gritando del dolor y tratando de agarrarlos pero no los podía ver. Entonces quitó la plancha de piedra de la entrada y se sentó allí con las manos estiradas para coger al que tratara de salir. Ulises cogió de a tres ovejas y las amarró una detrás de otra y por debajo se metía uno de ellos escondido entre la lana y las ovejas iban saliendo y el gigante las tocaba por encima para verificar que no fuera nadie encima. Así lograron salir todos para sus buques. Desde allí le gritaron a Polifemo y éste les lanzó una piedra inmensa que casi voltea uno de los buques.
X
Luego llegaron a Eolia, la isla de Eolo, el rey de los vientos. Es una isla flotante rodeada por una muralla de bronce. Eolo vivía con sus 12 hijos de manera opulenta. Estuvieron hospedados un mes, mientras Ulises contestaba a todas las Preguntas de Eolo acerca de la toma de Troya.
Como obsequio Eolo envía a Ulises a su patria con la brisa favorable del Céfiro y le entrega a los demás vientos guardados en saco, cosido con hilo de plata que nos dejaba escapar el menor soplo.
Durante nueve días y nueve noches navegaron sin tregua, pero el décimo día, la tripulación pensando que el saco contenía oro, deshicieron el nudo, mientras Ulises dormía. Después de esto se desato una horrible tempestad que los hizo regresar a la isla de Eolo a quien Ulises fue ver y le dijo “El desastre fue culpa de una mala tripulación y de un sueño inoportuno”. Eolo les expulsa indignado pues sería injusto, dice, socorrer a los enemigos de los dioses.
Sin ánimos su tripulación navegó durante seis día y noches y llegaron a la tierra de los Lestrigones, gigantes que comían carne humana llegaban los buques los hacían pedazos y se comían la tripulación. Se perdieron once naves.
Siguieron navegando hasta llegar a la isla de Ea, residencia de Circe, terrible diosa de voz humana y hermosa cabellera. La tripulación fue a inspeccionar el lugar, y en un valle en un lugar descubierto hallaron la mansión de Circe, de muros de piedra pulimentada. A su alrededor se encontraban los hombres que la diosa había encantado, convertidos en leones y lobos montaraces.
Avanzaron y oyeron a Circe que cantaba con bellísima voz, todos entraron, pero Euríloco, que sospechaba, prefirió quedarse fuera. Dentro les hizo sentarse en sillas mientras les preparaba un manjar al que añadió droga maléfica para hacerlos olvidar de su patria. Los convirtió en puercos en aspecto, pero conservaban su inteligencia humana. Euriloco, volvió a la nave para contarles.
Ulises salió al palacio de Circe en busca de su tripulación y en el camino se encontró con Hermes, el mensajero de los dioses, quien le dio un brebaje que le dio, y que podía comer lo que Circe le diera sin hacerle efecto, luego le dijo que la amenazara con la espada y le hiciera prometer que no le haría más daño a él ni a sus amigos.
Circe, estupefacta, reconoce a Ulises y le conserva a su lado un año con sus tripulantes. Circe le aconseja ir al Océano a buscar las profesias para su regreso.
En la despedida que les hizo Circe, el menor de los hombres de Ulises, Elpenor, que estaba en una terraza durmiendo. Se despertó asustado, salió corriendo olvidando donde se encontraba y cayó al piso matándose.
XI
Circe le aconseja ir a la mansión de Hades y pedir consejos al divino Tiresias de Tebas. Debería atravesar el Océano a buscar las profecías para su regreso.
Durante todo el día navegaron sobre el mar con las velas desplegadas. Vararon en la tierra, sacaron las reses y bordearon el Océano y se dirigieron al sitio que les indicó Circe.
Hizo a todos los muertos tres liberaciones la primera con hidromiel, la segunda con vino dulce y la tercera con agua clara. Después de esto, surgieron del Erebo las sombras de los difuntos que duermen en la muerte.
La primera sombra que se acercó fue la de Elpenor, quién acababa de morir en la mansión de Circe. Elpenor se disculpó con Ulises diciendo “¡Lo que causó mi muerte fue menos la mala voluntad de un dios que un exceso de vino!”. Ulises prometió llorarlo y enterrarlo con honores. Los dos hablaban con tristeza
Apareció la sombra de Tiresias de Tebas quien tiene una visión de su vida. Una vez que escapes del mar morado, llegaras de la isla de Tinacria en donde encontrarás al dios que todo lo ve y tolo lo oye, no toques un solo novillo. Regresaras a tu patria en pésimas condiciones para encontrar en tu casa nuevas desdichas, los soberbios pretendientes de tu esposa consumen tus bienes, pero llegarás a tiempo para castigarlos. Finalmente el mar te enviará la más dulce de las muertes.
Apareció la sombra de su madre, de quien no supo noticias desde que partió a Troya. A quien le preguntó de su familia. “Tu esposa sigue siendo fiel de corazón”, “Telémaco cultiva nuestro patrimonio” y tu padre vive en el campo sin jamás bajar a la ciudad.
Tuvo una visión de heroínas y de mujeres de otros tiempos y de varios compañeros y combatientes de le guerra de Troya y a varios criminales castigados en el Hades.
XII
Regresaron del Hades a la mansión de Circe. Debían partir con más peligros de los que Circe los advirtió.
Pasaron cerca delas Sirenas, que encantan a cualquier hombre que se les acerca. Pasaron si detenerse, la tripulación llevaban cera blanda en las orejas y Ulises prefirió oírlas pero con los pies y manos atados al mástil.
Después de las sirenas se encontraron con las Piedras Plankates : Escila y Caribdis. Ulises se olvidó del consejo de Circe de no usar su armadura, lo que produjo la muerte de seis de sus más fuertes hombres. Consiguieron escapar de Caribdis y Escila y llagaron a la isla del Sol, hijo de Hipeirón. En dónde hizo prometer a su tripulación que si encontrarán una vaca u oveja ninguno podría matarla. Comieron, bebieron y recordaron a sus compañeros devorados por Escila.
Estando en la isla, se acabaron las provisiones y Euríloco, dio un mal consejo al resto de los hombres, quienes comieron las reses. Durante 6 días estuvieron comiendo y el séptimo día embarcaron.
El Sol fue con Zeus quien le prometió que destruiría la nave con un rayo. Ulises perdió su nave y su tripulación. Durante nueve días anduvo a la deriva sobre una tablas y logró salvarse hasta llagar a la isla océana donde Calypso lo recibió amistosamente. Ulises pasó 5 años con Calypso hasta su llegada con los feacios.
Alkinoo se apiada de Ulises y rinde honores a los dioses. Ordena preparar una nave para zarpar en la cual hicieron un lecho en el castillo de la popa. Ulises duerme en un plácido sueño. Los feacios entraron al puerto y lo dejaron dormido sobre la playa con magníficos regalos de oro, bronce y vestiduras.
Poseidón convirtió la nave de los feacios en una de las roscar que puso en el fondo del mar.
XIII
Ulises despertó en su tierra natal, sin reconocerla. Se despertó y se encontró con Atenea, que había tomado el aspecto de un pastorcillo quien le habló de Ítaca.
Atenea habló con Ulises por que quería ayudarlo. Escondió sus riquezas en el fondo de una gruta, quien debería ir primero a la choza de Eumeo, el guardián de los cerdos.
XIV
Ulises llega a las porquerizas de Eumeo, quien lo recibe con hospitalidad invitándolo a compartir pan y vino de una manera muy humilde.Ulises, con su imagen de viejo, le anuncia a Eumeo el regreso de Ulises a Ítaca, quien no le cree.
Eumeo, le cuenta su preocupación por Telémaco, quien fue a Pilos en busca de noticias de su padre. Ulises oculta a Eumeo su personalidad y cuenta sus hazañas.
XV
Por medio de un sueño, Atenea ordena a Telémaco y le aconseja volver a Ítaca. Atenea ordena a Telémaco volver con Pisístrato, después de haber recibido los regalos de Menelao, quien lo pone en camino. Pisítrato vuelve con su carro a casa de su padre.
Telémaco hace embargar con él al adivino de Argos, Teoclímenes, quien es perseguido por un crimen.
Eumeo cuenta a Ulises cómo hace mucho tiempo los comerciantes fenicios le robaron en Syra, lo conviertieron en esclavo y le vendieron en Íaca a Alertes, su actual dueño.
Telémaco desembarcó en Ítaca y sube a casa de Eumeo.
XVI
Telémaco llega a la casa de Eumeo, para preguntarle que novedades había. Y se asombra por que al llegar encuentra a un anciano limosnero que ayudaba a Eumeo. Telémaco envía a Eumeo a la ciudad para llevar la noticia de su madre, Penélope de su vuelta.
Por designio de Atenea, Ulises toma su figura original y le cuenta a Telémaco quien era. Después de presentársele Ulises a Telémaco, éste se puso muy feliz y le contó la situación que se vivía en su palacio por los pretendientes de Penélope.
XVII
De vuelta en la ciudad, Telémaco hace a su madre, Penélope, un relato resumido de su viaje.
Eumeo ha recibido la orden de Telémaco de conducir a Ulises a la ciudad de Ítaca. En el camino, se encuentran a Melantino, el cabrero quien golpea e insulta a Ulises, quien soporta la violencia sin decir palabra.3
Entra al palacio, al festín de los pretendientes, en donde le creen un extranjero. Telémaco, que participa en el banquete, manda que le den lo necesario y le aconseja mendigar. Ulises es reconocido por su perro.
Penélope manda a buscar al mendigo. Ulises rehúsa por el momento, pero promete obedecer por la noche. Al caer la tarde, Eumeo vuelve a los campos.
XVIII
Lucha de Ulises con otro mendigo, Iros, que ha aparecido cerca de los pretendientes. Penélope baja y se presenta a los pretendientes y recibe sus regalos. Telémaco recibe reproches por infringir la ley de la hospitalidad. Ulises pone a prueba a sus servidores. Conversación entre Eurímaco y Ulises.
XIX
Ulises con Telémaco, se lleva las armas y luego cuenta a Penélope que es cretense. Su cicatriz lo hace ser reconocido por Euriclea, que le lava los pies.
Se narra la caza del jabalí sobre el Parnaso.
XX
Después de haber pensado en castigar a las esclavas enamoradas de los pretendientes, Ulises renuncia a su proyecto. Sigue la conversación con Euromeo y Filetios y la conversación de los pretendientes.
XXI
Penélope ofrece el arco a sus pretendientes y promete s mano a quien logre manejarlo. Ulises encarga a Eumeo y a Filatios cerrar las puertas; envía la flecha a través de las hachas, cuando nadie había podido disparar el arco.
Ulises es reconocido entonces por sus servidores y trama con ellos la muerte de los pretendientes. Los pretendientes se muestan impotentes para manejar el arco. Ulises triunfa y todas caen bajo sus flechas.
XXII
Ulises realiza la matanza en presencia de Atenea. Las esclavas y Melantio son castigados por Telémaco y los servidores. Se transportan los cadáveres de los pretendientes. Ulises purifica su palacio después de la muerte de los pretendientes.
XXIII
Euriclea le da un mensaje a Penélope sobre le retorno de Ulises. Ulises es reconocido por su esposa y le da un relato resumido de sus aventuras. Ulises, Telémaco y sus servidores salen de su casa.
XXIV
Hermes conduce al Hades a las sombras de los pretendientes. Se hacen los preparativos para el segundo viaje al reino de los muertos. Ulises llega a la casa de su padre Alertes, en el campo.
Expedición y sublevación de los itacenses por la matanza de los pretendientes. Atenea establece el orden y la paz.
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Enviado por: | María Fernanda Reyes |
Idioma: | castellano |
País: | España |