Literatura
Octavio Paz
Con el presente trabajo, se intentará determinar la concepción de la poesía que el poeta surrealista Octavio Paz desarrolló a lo largo de todas sus obras.
Al leer sus poemas, sin tener conocimiento de su vida y su modo de escribir, se puede apreciar que el poeta no se dedica a escribirle principalmente al amor como lo hace la mayoría (Neruda, Benedetti, entre otros), sino que en sus poemas se destaca lo social, lo político y una forma muy particular de relatar hechos. Por eso intentaré demostrar en este trabajo, si lo visto en los poemas, es realmente cierto y coincide con mi opinión. Profundizaré en la vida y obras del poeta y determinaré su concepción de la poesía, analizando la vanguardia a la que pertenece: el surrealismo, y uno de sus poemas más destacados y uno de los que más llamó mi atención, no sólo por su extensión sino también por lo puro y armónico que parece: “Piedra de Sol”.
I.BIOGRAFIA
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Su vida:
Octavio Paz Lozano (1914-1998), poeta y ensayista mexicano nacido en Mixcoac el 31 de marzo de 1914.
Pasó su niñez en la biblioteca de su abuelo, Ireneo Paz, escritor, intelectual y allegado al gobierno de Porfirio Díaz. A los 17 años fundó la revista “Barandal” donde publicó sus primeros poemas. Estudió en la facultad de Derecho de la UNAM y una vez terminados sus estudios universitarios, decidió dedicarse a la literatura.
En 1933 publicó su primer libro, “Luna Silvestre” y fundó “Cuadernos del Valle de México”. Lector atento de la revista Contemporáneos, conoció a poetas modernos, como T. S. Eliot y Paul Valéry. En 1937 marchó a Yucatán a dar clases en el campo, y poco después se casó con la escritora mexicana Elena Garro, con quien asistió ese mismo año al Congreso de Escritores Antifascistas en Valencia (España). Ahí publicó “Bajo tu clara sombra” (1937), y entró en contacto con los intelectuales de la República Española y con Pablo Neruda.
Ya de regreso en México se acercó a Jorge Cuesta y Xavier Villaurrutia y publicó “¡No pasarán!”, inspirado en la experiencia que tuvo en la guerra civil de la España Republicana, y “Raíz de hombre”, donde se aprecia su relación con el surrealismo que obedece a un firme impulso liberador. Con Efraín Huerta y Rafael Solana, entre otros, fundó la revista “Taller” en 1938, en la que participaron los escritores españoles de su generación exiliados en México. En 1939 publicó “A la orilla del mundo” y “Noche de resurrecciones”. En 1942, a instancias de José Bergamín, dio una conferencia, "Poesía de soledad, poesía de comunión", en la que establecía su diferencia con la generación anterior, y trataba de conciliar en una sola voz las poéticas de Xavier Villaurrutia y Pablo Neruda. Ese mismo año conoce a Victor Serge, Benjamin Péret y a Jean Malaquais, intelectuales que ejercieron una influencia importante en la evolución de sus ideas políticas.
En 1944 con la beca Guggenheim pasó un año en Estados Unidos. En 1945 entró al Servicio Exterior Mexicano y fue enviado a París. A través del poeta surrealista Benjamín Péret conoció a André Breton. Se hizo amigo de Albert Camus y otros intelectuales europeos e hispanoamericanos del París de la posguerra. Esta estancia definirá con precisión sus posiciones culturales y políticas; se alejó del marxismo y se acercó al surrealismo, empezando a interesarse por los temas más diversos.
Durante la década de 1950 publicó varios libros fundamentales: “El laberinto de la soledad” (1950) retrato personal en el espejo de la sociedad mexicana; “¿Águila o sol?”, libro de prosa de influencia surrealista; y “Libertad bajo palabra”, libro que Paz reconoce como su “verdadero primer libro”, que recoge su obra poética cuya entrega “La estación violenta” (1958) contiene el célebre poema “Piedra del sol”, indagación sobre el sentido de la realidad, la historia y la propia experiencia, bajo el módulo impuesto por el calendario azteca. En 1951 viajó a la India y en 1952 a Japón, sitios que lo marcarán. Regresó a México en 1953 donde le es concedida una beca de El Colegio de México para escribir un ensayo sobre la experiencia y la revelación poéticas, titulado más tarde " El arco y la lira " (1956), su esfuerzo más riguroso por elaborar una poética. En 1954 publica " Semillas para un himno ". Toma parte en la aventura teatral Poesía en Voz Alta, iniciada en 1956, al lado de Juan José Arreola, Juan Soriano, Elena Garro, Leonora Carrington, entre otros. Por esta época se divorcia de Elena Garro. De este periodo es la obra dramática " La hija de Rappaccini "(1956). También es nombrado director de Organismos Internacionales del Servicio Exterior Mexicano (1956). En 1957 publica el libro de ensayos " Las peras del olmo ".
En 1960 regresó a París y en 1962 volvió a la India, como funcionario de la embajada de México. Su labor como embajador continúa en la India entre 1962 y 1968. Su estancia en este país se refleja en su literatura. Conoció a Marie José Tramini, con quien se casó en 1964. Publica sus libros de poesía con influencia oriental: “Salamandra” (1961), anterior a su viaje a la India, “Viento entero” (1965), “Topoemas” (1967), “Discos visuales” (1968) y “Ladera este” (1969), que recoge su producción en ese país, y que incluye su segundo poema largo, “Blanco”. En 1963 obtuvo el Gran Premio Internacional de Poesía. Publicó los libros de ensayo “Cuadrivio” en 1965, cuatro ensayos sobre Luis Cernuda, Fernando Pessoa, Ramón López Velarde y Rubén Darío; “Puertas al campo” en 1966 y “Corriente alterna”, en 1967. Todos estos libros muestran el crisol de sus intereses: la poesía experimental y la antropología, Japón y la India, el arte mesoamericano, la política y el estado contemporáneos. En 1968 renunció a su puesto de embajador en la India debido a los asesinatos cometidos por el Gobierno de México, el 2 de octubre de ese año, cuando cargó el Ejército contra manifestantes universitarios. Viaja a Inglaterra, donde es profesor invitado de la Universidad de Cambridge (1970-1971). Por entonces publica su ensayo Posdata (1970), que contiene su revisión del 68 mexicano a través de "Olimpiada y Tlatelolco" y "Crítica de la pirámide", y el libro de poesías " Renga " (1972). En 1971 fundó en México la revista “Plural”, revista primordialmente literaria y artística "pero abiertas al aire del tiempo, atentas a los problemas y temas de la vida y la cultura de nuestros días, sin excluir a los asuntos públicos" en la que colaboraron algunos de los escritores más importantes de la generación posterior.
Ese año publicó “El mono gramático”, poema en prosa en el que se funden reflexiones filosóficas, poéticas y amorosas, y en 1974 “Los hijos del limo”, recapitulación de la poesía moderna; en 1975, “Pasado en claro”, otro de sus grandes poemas largos, recogido al año siguiente en “Vuelta”, libro con el que obtuvo el Premio de la Crítica en España.
En 1977 dejó “Plural” e inició la revista “Vuelta” de la que fue su director hasta su muerte. “El ogro filantrópico”, continuación de sus reflexiones políticas, se publica en 1979, y dos años después obtiene el Premio Cervantes. En 1982 se editó “Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe”, retrato de la monja mexicana y la sociedad mexicana del siglo XVII, y ese mismo año le otorgaron el premio Neudstadt en Estados Unidos; en 1987 escribió “Árbol adentro”, último volumen de poesía. En 1990 se le concedió el Premio Nobel de Literatura, y publicó “La otra voz” y “Poesía de fin de siglo”, que recoge sus últimas reflexiones sobre el fenómeno poético. En 1993, “La llama doble” y “Amor y erotismo”, y en 1995 “Vislumbres de la India”. De una personalidad exigente y exigida, su escritura ha sabido recoger distintas tradiciones e hilar variados intereses en una sola voz y una herencia plural. Además de sus poemas, buscó en otras áreas de la cultura coincidencias y cercanías que alimentaran su obra y abrieran espacios para la comprensión del mundo. Si su poesía viaja del vacío del yo a la plenitud del mundo y el amor, sus ensayos son un mosaico de reflexiones puntuales sobre los aspectos más diversos de nuestra época.
En Ciudad México el 19 de abril de 1998 muere a los 84 años de edad una de las figuras intelectuales de mayor renombre y uno de los grandes poetas de la lengua castellana.
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Paz y su siglo:
El historiador y ensayista Enrique Krauze, uno de los más avanzados discípulos de Octavio Paz, lo ha definido como hombre de su siglo. Esta definición, aplicable a más de uno de los intelectuales del siglo XX, puede entenderse en varias formas; como hombre cuya vida inicia y termina en este período o bien, como un intelectual que dedicó su esfuerzo reflexivo y creador a escribir sobre el siglo XX y los hombres y mujeres que lo habitaron; o, también, como un crítico que analiza con elementos perspectivos de este siglo las creaciones de siglos anteriores. Para el caso de Octavio Paz caben estas tres posibilidades interpretativas de la definición de Krauze, puesto que vivió y nació en este siglo, también dedicó la mayor parte de su obra reflexiva crítica (con excepciones como el libro “Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe”, y sus ensayos sobre algunos clásicos como “Quevedo”), a ensayar sobre temas y personajes de este siglo; y, asimismo, a reflexionar, con la mirada del Siglo XX, sobre acontecimientos y autores del pasado.
La posición crítica de Octavio Paz, equilibrada entre la tradición y la ruptura, se presenta para algunos autores como el arquetipo intelectual de este período. Como ejemplo de esta visión está la española Fanny Rubio, para quien Octavio Paz es el gran intelectual, sin par en su momento, en lengua española; en contrapunto, para otros autores como el mexicano Antonio Alatorre, Paz representa el prototipo del antiintelectual, más preocupado por su persona que por su pensamiento.
A partir de su ensayo “El laberinto de la soledad”, publicado al mediar el siglo, Octavio Paz se convierte en una voz buscada y escuchada en México. Pero su obra no se inicia en los años cincuenta del siglo XX, sino antes.
Si hemos de atender a sus palabras, Octavio Paz escribe poesía desde niño y reflexiones de tipo ensayístico desde la adolescencia. Un recorrido a través de su obra necesariamente habría que dividirlo en varias etapas y géneros. En cuanto a las primeras, deben considerarse las etapas juveniles en las que gravita alrededor de revistas literarias como “Barandal” y “Taller”, y, en su madurez, en publicaciones como el suplemento cultural “Plural” (del periódico “Excélsior”) y la revista “Vuelta”, de la que fue su fundador y director hasta el final.
En cuanto a los géneros literarios, su obra se desarrolla en la poesía y el ensayo. Escribió una pieza teatral, “La hija de Rappacinni”, que el propio Paz denomina como "poema dramático".
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Premios:
La obra de Octavio Paz ha sido reconocida internacionalmente y muestra de ellos son los múltiples premios obtenidos por este escritor entre los que hay que destacar: Premio del Festival de Poesía de Flandes (1972), el Premio Jerusalén de Literatura (1977), el Gran Águila de Oro del Festival Internacional del Libro (Niza, 1979), el Premio Miguel de Cervantes (1982), el Internacional Menéndez Pelayo (1987), el Premio Alexis de Tocqueville (1989), el Premio Nobel de Literatura (1990) (siendo el primer primer mexicano en ser distinguido con el premio Nobel ), el Premio Príncipe de Asturias (por la revista Vuelta, 1993) y la Gran Cruz de la Legión de Honor de Francia (1994).
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Obras año a año:
AÑO | OBRAS | AÑO | OBRAS |
1933 | Luna Silvestre | 1971 | Revista Plural El mono gramático Las cosas en su sitio |
1937 | Bajo tu clara sombra ¡No pasarán! Raíz de Hombre | 1972 | Renga |
1938 | Revista Taller | 1973 | El signo y el garabato Solo a dos voces |
1939 | A la orilla del mundo Noche de resurrecciones | 1974 | Los hijos del limo: del romanticismo a la vanguardia Versiones y diversiones La búsqueda del comienzo |
1941 | Entre la piedra y la flor | 1975 | Pasado en claro |
1943 | Revista El hijo pródigo | 1976 | Vuelta (Nocturno de San Ildefonso) |
1949 | Libertad bajo palabra | 1977 | Revista Vuelta El ogro filantrópico |
1950 | El laberinto de la soledad | 1979 | Inmediaciones Hijos del aire / Airborn |
1951 | ¿Águila o sol? | 1980 | Poesía |
1954 | Semillas para un himno | 1982 | Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe |
1956 | El arco y la lira La hija de Rapaccini | 1983 | Sombras de obras Tiempo nublado |
1957 | Las peras del olmo | 1984 | Hombres en su siglo y otros ensayos |
1958 | La estación violenta (Piedra del sol) | 1985 | Pasión crítica Prueba del nueve |
1961 | Salamandra | 1987 | Árbol adentro (Carta de creencia) |
1965 | Viento entero Cuadrivio Los signos en rotación | 1988 | Primeras letras (1931-1943) |
1966 | Puertas al campo | 1989 | Obra poética (1935-1988) |
1967 | Topoemas Corriente alterna Levistraus o el nuevo festín de Esopo | 1990 | La otra voz Poesía de fin de siglo Pequeña crónica de grandes días |
1968 | Discos visuales Marcel Duchamp o el castillo de la pureza | 1991 | Convergencias |
1969 | Ladera este (Blanco) Conjunciones y disyunciones La Centena | 1992 | Al paso |
1970 | Posdata | 1993 | La llama doble Amor y erotismo Itinerario |
1994 | Un más allá erótico: Sade | ||
1995 | Vislumbres de la India |
II. SURREALISMO
En la literatura, se denomina vanguardia a los movimientos literarios renovados que se desarrollaron en la primera mitad del siglo XX. La acepción primera de la palabra vanguardia pertenece al lenguaje militar. En Francia comienza a usarse aplicada a la política entre los socialistas utópicos hasta que adquiere, con Marx y Engels, el sentido de minoría esclarecida encargada de conducir la revolución. Posteriormente se desarrolla el concepto entre los movimientos artísticos que se proponen romper con las convenciones estéticas vigentes. La política y las artes compartirán, unidas o relativamente separadas, el uso de la palabra vanguardia. Tanto España como los países americanos se harán eco —y reelaborarán— las vanguardias surgidas sobre todo en Francia, en Alemania y en Italia. El 20 de febrero de 1909 Marinetti difunde su Manifiesto futurista. En la década siguiente, y debido al impacto que produce el estallido de la I Guerra Mundial, surgen el expresionismo en Alemania, el dadaísmo y el cubismo. De la redacción de los principios estéticos de este último tanto en pintura como en literatura se encargan Pablo Picasso y Guillaume Apollinaire (1880-1918), autor de Alcoholes, de Caligramas y de Las tetas de Tiresias, obra en cual utiliza por primera vez (1917) el término surrealista, movimiento que tendrá su primer manifiesto en 1924.
Precisamente, Octavio Paz es un vanguardista del surrealismo, o también llamado suprarealismo o superrealismo, el cual se puede definir como un movimiento literario y artístico, que André Breton (poeta y crítico francés, líder de dicho movimiento) definió en París en el “Manifiesto Surrealista” de 1924 como “automatismo psíquico” mediante el que se pretende expresar verbalmente, por escrito o de otro modo, el funcionamiento real del pensamiento, prescindiendo de todo control racional y de toda preocupación estética o moral. La importancia del mundo del inconsciente y el poder revelador y transformador de los sueños conectan al surrealismo con los principios del psicoanálisis. Heredero del dadaísmo (movimiento que abarca todos los géneros artísticos y es la expresión de una protesta nihilista contra la totalidad de los aspectos de la cultura occidental), el surrealismo pretendía una renovación total de los valores culturales, morales y científicos, y con ese fin proclamó su interés en la imaginación, en los procesos oníricos, en el erotismo y en el humor. En 1929 apareció el “Segundo Manifiesto Surrealista”, y en 1930 “El surrealismo al servicio de la revolución”, que muestra el momento en que Breton y sus fieles se acercaron al comunismo, para distanciarse de él poco después.
Según Luis Cernuda ((1902-1963), poeta español, uno de los más destacados de la generación del 27), pueden considerarse surrealistas obras como “Poeta en Nueva York” (a la que habría que agregar obras teatrales como “Así que pasen cinco años”, “El público” y “Comedia sin título”) de Federico García Lorca; “Sobre los ángeles” de Rafael Alberti; y, sobre todo, “Espadas como labios”, “Pasión de la tierra” y “La destrucción o el amor” de Vicente Aleixandre. El surrealismo tuvo gran difusión en las islas Canarias, donde sobresalen Pedro García Cabrera (1906-1981), autor de “Transparencias fugadas” y “Entre la guerra y tú”, y Agustín Espinosa (1897-1939), quien, en “Crimen” (1934 fue el año de su publicación definitiva), transita géneros literarios diversos: novela, poema, relato breve, diario. En Cataluña, cabe mencionar a J.V. Foix y Juan Eduardo Cirlot. En los países hispanoamericanos también tuvo eco el movimiento surrealista: Pablo Neruda en Chile, quien pasó por Madrid en 1935 y lanzó su manifiesto “Sobre una poesía sin pureza”; Olga Orozco y Enrique Molina en Argentina; César Vallejo en Perú, a pesar de su condena de Breton por el abandono del marxismo; en Cuba Alejo Carpentier, quien elogia la aparición del surrealismo como una victoria sobre el supuesto escepticismo de las nuevas generaciones; en México Octavio Paz, quien ha sabido incorporar en sus reflexiones sobre la imagen y la creación literaria los hallazgos del surrealismo. Tanto en España como en la mayor parte de los países hispanoamericanos, florecieron movimientos literarios que reflejaron o recrearon las vanguardias literarias de las primeras décadas del siglo XX. En mayo de 1968, en Francia, se recuperaron como consignas y guías para la acción muchas frases surrealistas, especialmente las que destacan el poder revolucionario del sueño. Julio Cortázar las ha recogido en “Último Round”: "El sueño es realidad"; "Sean realistas: pidan lo imposible"; "¡Abajo el realismo socialista! ¡Viva el surrealismo!; "Hay que explorar sistemáticamente el azar"; "Durmiendo se trabaja mejor: formen comités de sueños”.
Para Octavio Paz, el encuentro con el surrealismo significó descubrir el sentido último de la tradición instaurada por el romanticismo: la poesía se había convertido en una ruptura con el racionalismo de Occidente, en una búsqueda espiritual, en un rechazo del conformismo y de la rutina. La imaginación, el amor y la libertad se habían revelado como las únicas fuerzas capaces de transformar el mundo. La poesía de Paz más próxima al surrealismo es la de “¿Águila o sol?”, “Semillas para un himno”, “Piedra de sol” y “La estación violenta”.
En los años 60, Paz enriqueció su interpretación del surrealismo con las revelaciones que encontró en la antropología y en el pensamiento oriental. En los mitos y en la cultura índica halló visiones del mundo ajenas al racionalismo de Occidente, útiles para fundamentar su proyecto poético.
Todos los escritores del surrealismo comparten la pretensión de comunicarse con el lector sin renunciar a la voluntad de acercarse al enigma, de vislumbrar los secretos del Universo, de los que hablan el deseo, la infancia, la poesía. El surrealismo es una elección de rebeldía, y un deseo apasionado de acercarse a la realidad. Por eso fecundó las orientaciones que potenciaban la subjetividad y se acercaban a los aspectos irracionales del hombre, a los dominios del delirio y del sueño.
III.CONCEPCIÓN DE LA POESÍA
Podemos destacar algunos conceptos para este apartado de acuerdo a una entrevista realizada a Octavio Paz por Alfred Mac Adam:
Alfred: -¿Cómo y por qué lo atrapa una idea? ¿Cómo decide si será prosa o poesía?
Octavio: -No tengo reglas para eso... En el caso de la prosa, parece que la idea aparece primero seguida por el deseo de desarrollarla. La idea original cambia, pero aún entonces el hecho esencial no varía: la prosa es un medio, un instrumento. Es difícil decir de quién, tal vez del lenguaje. No me refiero a la escritura automática. Para mí el poema es un acto premeditado. Pero la poesía fluye de una fuente psíquica relacionada con el lenguaje, relacionada con la cultura y la memoria de un pueblo. Una fuente antigua, impersonal, íntimamente ligada al ritmo verbal.
Alfred: -¿La prosa no tiene también un ritmo?
Octavio: -La prosa sí tiene un ritmo, pero ese ritmo no es un elemento constitutivo esencial, como en la poesía. No confundamos la métrica con el ritmo: el metro puede ser una manifestación del ritmo, pero es diferente porque se ha vuelto mecánico. Y es por eso, que de tanto en tanto la métrica debe volver al lenguaje cotidiano, al habla, es decir, a los ritmos originales que cada lenguaje tiene.
Alfred: -¿Entonces el verso y la prosa son entidades separadas?
Octavio: -El ritmo vincula al verso con la prosa: uno se enriquece con el otro. Una fusión producida por el ritmo. El poema en prosa es otro ejemplo, aunque sus poderes son más limitados. Por supuesto, ser prosaico en la poesía puede ser desastroso, como podemos verlo cada día en tantos malos poemas en “verso libre”. En cuanto a la influencia de la poesía sobre la prosa... piense en Chateaubriand, Nerval o Proust. [...]
El poema, dice Paz, es un objeto de lenguaje, una constelación de signos, capaz de proyectar al lector a la experiencia de la poesía, que es un reencuentro con la unidad original de la que ha sido expulsado el hombre. El tiempo primordial encarna en un instante y entonces la sucesión en la que el hombre está atrapado se convierte en un presente puro que lo alimenta y transmuta. De esta manera se entiende que Paz haga una diferencia entre poesía y poema: hay paisajes, personas y hechos en los que puede haber poesía sin que por ello haya poema. Por otra parte, si la experiencia poética es eminentemente individual, simultáneamente es colectiva, pues Paz la conecta con sus orígenes: la fiesta y sus relaciones con lo sagrado. La experiencia poética sucede dentro de la comunidad que, en sus ritos, repite los mitos fundadores (regreso al origen inocente), pero sucede también de una manera personal, como un encuentro con la otredad, como una revelación, es decir, como una experiencia religiosa. Lo sobrenatural, la religión, el amor y la poesía permiten al hombre salir de sí mismo y ser otro.
Paz complementa su visión de la poesía con un rasgo existencialista en el que nos indica que la poesía, como la religión, parte de la situación humana original: el saberse arrojado en el mundo hostil e indiferente y atrapado en la temporalidad y en la finitud. En este panorama, no extraña que Paz sitúe al poeta entre el mago y el místico. Del primero toma su conocimiento del principio de la analogía --que lo pone en contacto con el cosmos estableciendo relaciones entre todos los seres-- y rechaza su afán de dominio; del segundo recoge su espíritu de comunión, desechando su búsqueda de la soledad. La poética de Paz tiene un punto de inflexión que coincide en fechas con su propuesta de una “vanguardia silenciosa”. Deja de centrarse en la visión antropológica de la creación artística, enfatizando ahora el aspecto material del lenguaje. De ahí su mayor acercamiento a Mallarmé y a Duchamp y su propuesta de que "el poeta no se sirve de las palabras. Es su servidor". A partir de entonces, la poesía de Paz oscila armoniosamente entre su vena mágica y su vena formal, entre el poema como puente hacia el instante de comunión y como máquina de signos conciente de su funcionamiento.
El interés de la poesía de Paz radica principalmente en su carácter de vanguardia renovadora, en la fusión de tradiciones occidentales y orientales, en su manejo del erotismo como fenómeno que se da no sólo en el cuerpo sino en el mundo y en el texto, en su vinculación y proyección internacional y en el especial momento en que surgió en la cultura mexicana resolviendo, a su manera, el impasse entre la poesía pura, identificada con el grupo de Contemporáneos, y la poesía comprometida con dar una respuesta a la historia y a la sociedad.
Paz es un poeta exigente que se obliga a ir mucho más allá del instante de inspiración, (instante poético, ideal de Breton). Aunque su poesía coincida en muchos puntos con el surrealismo Paz pretende vivir con intensidad la experiencia poética para recuperar la totalidad de ella. El hombre busca la reconciliación de su cuerpo con su alma y de ésta con Dios a través de la poesía; y como el vehículo de la poesía es la palabra, en ella cifra Paz la magia y el encanto de lo poético. Ante la angustia de existir, Paz encuentra en la poesía una manera de trascender, de perdurar más allá de las limitantes estrechas de nuestra vida: "el poema es el signo más puro de ese continuo trascenderse, de ese permanente imaginarse. El hombre es imagen porque se trasciende."
Su poesía asimila características distintivas de la tradición, en particular el fragmentarismo, la simultaneidad, la supresión de nexos sintácticos, el lenguaje conversacional, el poema extenso, el resquebrajamiento de la imagen del mundo y la incorporación de la historia en el poema.
Su contacto con la experiencia surrealista durante su residencia en París como miembro del cuerpo diplomático le permitió abordar con cálida inmediatez hondos problemas existenciales: la fragmentación y finitud humanas, la incomunicación, la corrosión del tiempo, el erotismo como salvación iluminadora y experiencia suprema. La lucidez y el delirio se funden en un impulso único, a través de una imaginería deslumbrante que se sirve de fuentes culturales de todo tipo, en procura de textos que “se transforman indefinidamente”. Los poemas aparecen como “mecanismos de significaciones sucesivas”, dentro de una concepción poética, según la cual “el poema no significa pero engendra significaciones: es el lenguaje en su forma más pura”.
Ahora podemos analizar algunas de sus obras, destacando su manera de escribir y los temas que en ellas se tratan:
El laberinto de la soledad (1950):
En los ensayos que forman El laberinto de la soledad, se evidencia una creciente madurez prosística de Paz y una definición, casi total, de su discurso narrativo.
La temática del libro no es, de ninguna manera, original, ni para esa época ni, muchos menos, para el momento actual, sin embargo, aún en nuestros días resulta deslumbrante la forma en que son tratados algunos de los subtemas, como el relativo a las máscaras con las que el mexicano se resguarda del mundo. Son los años en que Paz se manifiesta con un gran deseo y pujanza creativa.
El laberinto de la soledad, marca el inicio de sus libros ensayísticos integrales que se caracterizarán por la elección de un tema para reflexionarlo en sus diferentes facetas. Esta característica se ahondará en la trilogía poética que inicia con El arco y la lira y Los signos en rotación, continúa con Los hijos del limo y termina con La otra voz.
El arco y la lira (1956):
Así como en El laberinto de la soledad el ser del mexicano es lo central de la reflexión, en El arco y la lira y sus dos ensayos complementarios, la reflexión versa alrededor de la poesía, el fenómeno poético y el poema.
El arco y la lira inicia a Paz en un campo nuevo: la teoría crítica. El libro se fundamenta en tres preguntas que Paz se hace sobre la poesía: "¿hay un decir poético —el poema— irreductible a todo otro decir?; ¿qué dicen los poemas?; ¿cómo se comunica el decir poético?".
El arco y la lira representa uno de los textos más controvertidos de Octavio Paz. Desde su aparición es motivo de análisis acucioso ya que se trata de un texto en el que un poeta reflexiona teóricamente sobre la poesía y la propone como una forma de vida. Esta óptica Paz la ha asimilado de la corriente surrealista de André Breton. En el continente europeo el surrealismo era algo maduro, pero en América apenas comenzaba a dar frutos. De ahí que el libro levanta polémica sobre sus conceptos. En esos momentos México es un país con incipientes aspiraciones cosmopolitas y los creadores ávidos de internacionalismo encuentran en Paz a su representante. La publicación de El arco y la lira coloca nuevamente a Paz en el centro de la vida intelectual de México. A partir de ese momento, conceptos como tiempo, ritmo, origen y, sobre todo, otredad, quedan ligados a Paz.
Las peras del olmo (1957):
Las peras del olmo es una compilación de la actividad que Paz ha desarrollado en el periodismo literario.
Éste es un libro editado como consecuencia de la fama renovada que le acarreó El arco y la lira. Se compone de dos partes, la primera dedicada a la poesía mexicana y, la segunda, titulada Otros temas, agrupa una variedad de reflexiones disímbolas tanto en las fechas en que son escritas como en la temática tocada. Tres elementos destacan en este libro: 1) la aparición de un breve ensayo sobre Sor Juana Inés de la Cruz, en el que se encuentran los esbozos de lo que será el extenso ensayo, Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe, sobre la poeta monja del barroco mexicano, 2) la publicación del texto antecesor de El arco y la lira, titulado Poesía de soledad y poesía de comunión, y 3) el que la variedad temática de la segunda parte incluye crítica pictórica, en este caso sobre Rufino Tamayo y Pedro Coronel.
Ladera Este (1969) y El mono gramático (1971):
La estancia en la India lo marca profundamente. Un recorrido por sus poemas de esos años nos muestra el influjo presente en los temas y títulos de ellos. Paz dirá que lo vivido en la India fue "una educación sentimental, artística y espiritual". El cambio alcanza a las raíces vitales de su existencia.
La viveza del cambio se encuentra en la poesía de esos días; de manera particular en el libro Ladera Este, publicado en 1969. En contraparte, la prosa (poética en este caso), sobre la India debió esperar varios años más, hasta 1971, cuando aparece El mono gramático.
Es el momento cuando en la obra de Octavio Paz comienzan a aproximarse los discursos poético y prosístico. No es la primera vez, pero si la más clara, en que la prosa y la poesía se aproximan en el discurso de los textos o poemas.
Para la poesía esto supone una prosificación que obliga a un fluir discursivo en donde la cadencia del ritmo ya no se marca con los cortes de verso, sino en el interior del poema. Ello provoca que las imágenes aparezcan como un fluido continuo más que como una sucesión de cuadros léxicos; fluir que, sin embargo, conserva la imagen de un río en el que las hojas caídas de los árboles son, al mismo tiempo, imagen individual que nos habla de algo (las hojas mismas, el otoño, la desnudez del bosque) e imagen colectiva que con el agua y las hojas, nos dice algo sobre el tiempo y el movimiento.
Por su parte, la prosa se ritma con cadencia reconocible de poema. La imagen así lograda danza y su contenido traspone los márgenes del discurso intelectual abordando los terrenos de la magia imaginativa poética. El ejercicio de interpretación del mundo que supone el ensayo, se transforma en un ejercicio ritmado, sujeto, por ello, a las características del ritmo elemental descrito por Paz en El arco y la lira.
Posdata (1970):
Los tres capítulos del libro aluden a momentos de la historia mexicana, a los que Octavio Paz intenta encontrarles ecos y correspondencias. El libro se hilvana a partir de la propuesta inicial de explicar/entender lo sucedido en 1968 en México. El análisis histórico que realiza Paz se fundamenta en relacionar la toma de conciencia de un sector social: los estudiantes, sobre las desigualdades y abusos de una forma de gobierno totalitaria e impositiva, donde la democracia es materia de discurso y no de acciones gubernamentales. La toma de conciencia da vida a la crítica y ésta a la demanda, que toma cuerpo en la protesta y la manifestación pública. Las frases de ese momento histórico encuentran su correspondencia en los acciones e inacciones de los gobiernos mexicanos emanados de una revolución inconclusa y crecientemente traicionada. A todo ello Octavio Paz le encuentra raíces que penetran en la historia antigua de México.
Octavio Paz, al igual que otros intelectuales, no es el inventor de la crítica, pero, sin duda, es uno de sus ejecutores de mayor peso y aprecio en esos momentos. A tal grado se corporeiza la crítica en su espíritu que se transforma en una de sus premisas, impulsándolo a afirmar que el sello distintivo del siglo XX es la modernidad y de ésta, la crítica se constituye en su instrumento más importante.
Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe (1982):
El libro Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe, resulta ser un ensayo de características monumentales. En su versión de las Obras Completas, abarca un sólo volumen de 626 páginas, que consta de un prólogo y seis grandes apartados. Para Octavio Paz este libro representa una obsesión ensayística de más de treinta años. En algún prólogo, Paz relata que en 1950, a petición de la revista Sur y con motivo del tercer centenario del nacimiento de sor Juana, escribe un breve ensayo, pie de cría del dilatado libro posterior. El planteamiento estructural del libro es histórico, biográfico y crítico literario de Sor Juana.
Este ensayo demanda un lector dedicado, acucioso y constante. Escrito en la buena prosa que caracteriza al poeta, el libro no es simple pues se enfrenta, cuestiona y, no en pocas ocasiones, descalifica a una bibliografía que abarca trescientos años y varios idiomas; desde el padre jesuita Diego Calleja hasta Dorothy Schons.
Octavio Paz se pregunta en el prólogo sobre la intención y sentido de su ensayo: ¿En qué sentido me parece válida la tentativa de insertar la doble singularidad de sor Juana, la de su vida y la de su obra, en la historia del mundo: la sociedad aristocrática de la ciudad de México en la segunda mitad del siglo XVII?. Líneas adelante responde: "No basta con decir que la obra de sor Juana es un producto de la historia; hay que añadir que la historia también es un producto de esa obra".
En estos pasajes se develan los ejes del ensayo: vida-obra e historia-sociedad. Sor Juana poeta, mujer, monja, política, ensayista, cortesana y polemista, se desborda en las profusas páginas de este ensayo.
Primeras letras (1988):
El Paz de Primeras letras, es un joven impetuoso, combativo y, por momentos, irreverente, que anda en busca del tono y sentido de su voz. Un dato relevante de este libro es que algunas de las inquietudes intelectuales tratadas en sus días juveniles (la crítica pictórica y poética, el Ser del mexicano y la política), se constituirán en los grandes temas de sus años de madurez.
La temática de Primeras letras se concentra en tres vertientes: la crítica literaria y poética de los autores que está leyendo en esos momentos (como Carlos Pellicer o Quevedo); la búsqueda del Ser de mexicano, y sus inquietudes intelectuales personales, como el erotismo o la teoría poética.
La llama doble (1993):
El amor, el erotismo y la literatura se despliegan en su ensayo. En Paz el amor cortés es algo más que el testimonio de una época, es una fórmula de vida que trasciende su tiempo e historia permitiéndonos encontrar su rastro en nuestros días. Es acaso ya como una huella genética amorosa de nuestro ser adquirida después del florecimiento de las cortes y que ha encontrado en la literatura la forma idónea de procrearse, dando con ello testimonio indeleble de su persistencia. Es, asimismo, puente literario entre la creación y la vida; entre el hombre y sus capacidades para amar.
La llama doble es, también, un recorrido crítico por libros y poemarios donde el amor es posible. Con ello nos dice que el amor no puede ser patrimonio de la vida, sino que es dominio de la creación. El amor se analiza, corteja y loa en este ensayo.
Un más allá erótico: Sade (1994)
A los cuarenta y seis años, Octavio Paz escribe un breve ensayo sobre Sade en el que se aproxima a la sexualidad, al erotismo y al amor.
Vislumbres de la India (1995):
Ya en los últimos peldaños, Octavio Paz escribe un ensayo sobre su época en la India. Lo titula Vislumbres..., es decir, entrevisión; casi, adivinación. El título no es fortuito pues el discurso y su contenido tienen la textura de una ensoñación; de la duermevela del poeta que en un instante aléphico vive y revive en su mirada soñolienta una existencia dichosa.
Vislumbres de la India, es un ensayo de vaivenes; a ratos deslumbrante y, en otros, impregnado de terrenalidad paciana. Como ejemplo de ello el primer capítulo resulta asombroso en su discurso, el cual pasa de la narración a la poesía en forma decidida y brillante; quiero decir que el discurso brilla por la fuerza de las imágenes que logra. Sin embargo no todo es así, al cabo que los párrafos pasan el discurso retoma un cauce narrativo con leve sabor de crónica. No obstante, se conserva el fundamento del ensayo de ser la interpretación de una realidad; la India que vemos en él es la de Paz. Un Paz enamorado, poeta, diplomático y gozoso de contar con la gracia de vivir esos años de fecunda creación y buenas compañías.
IV.ANÁLISIS ESTILÍSTICO DEL POEMA
“PIEDRA DE SOL” (fragmentos)
un sauce de cristal, un chopo de agua,
un alto surtidor que el viento arquea, anáfora
un árbol bien plantado mas danzante,
un caminar de río que se curva,
avanza, retrocede, da un rodeo
y llega siempre: un caminar tranquilo Este primer verso refleja la pureza,
de estrella o primavera sin premura, muestra una realidad preciosa,
agua que con los párpados cerrados mencionando cosas de la naturaleza.
mana toda la noche profecías, Contiene muchas imágenes sensoriales.
unánime presencia en oleaje,
ola tras ola hasta cubrirlo todo,
verde soberanía sin ocaso comparación En todo el poema se
como el deslumbramiento de las alas pueden apreciar las
cuando se abren en mitad del cielo, comparaciones con lo
hermoso.
un caminar entre las espesuras
de los días futuros y el aciago
fulgor de la desdicha como un ave
petrificando el bosque con su canto
y las felicidades inminentes
entre las ramas que se desvanecen,
horas de luz que pican ya los pájaros,
presagios que se escapan de la mano,
una presencia como un canto súbito,
como el viento cantando en el incendio, comparaciones
una mirada que sostiene un vilo
al mundo con sus mares y sus montes,
cuerpo de luz filtrada por un ágata,
piernas de luz, vientre de luz, bahías, enumeración
roca solar, cuerpo color de nube,
color de día rápido que salta,
la hora centellea y tiene cuerpo,
el mundo ya es visible por tu cuerpo,
es transparente por tu transparencia,
voy entre galerías de sonidos,
fluyo entre las presencias resonantes,
voy por las transparencias como un ciego,
un reflejo me borra, nazco en otro,
oh bosque de pilares encantados,
bajo los arcos de la luz penetro
los corredores de un otoño diáfano
voy por tu cuerpo como por el mundo,
tu vientre es una plaza soleada,
tus pechos dos iglesias donde oficia
la sangre sus misterios paralelos,
mis miradas te cubren como yedra,
eres una ciudad que el mar asedia, En todo el poema se ve reflejado la descripción que el
una muralla que la luz divide poeta realiza sobre México, su país, comparándolo con
en dos mitades de color durazno, las partes del cuerpo de una persona, en especial, una
un paraje de sal, rocas y pájaros mujer empleando muchas metáforas y palabras que re-
bajo la ley del mediodía absorto, -flejan hermosura y lo erótico, lo exótico.
vestida del color de mis deseos
como mi pensamiento vas desnuda,
voy por tus ojos como por el agua,
los tigres beben sueños en esos ojos, paralelismo (voy por... como...)
el colibrí se quema en esas llamas,
voy por tu frente como por la luna,
como la nube por tu pensamiento,
voy por tu vientre como por tus sueños,
tu falda de maíz ondula y canta,
tu falda de cristal, tu falda de agua,
tus labios, tus cabellos, tus miradas, enumeración
toda la noche llueves, todo el día
abres mi pecho con tus dedos de agua,
sobre mis huesos llueves, en mi pecho
hunde raíces de agua un árbol líquido,
voy por tu talle como por un río, paralelismo (voy por... como...)
voy por tu cuerpo como por un bosque,
como por un sendero en la montaña
que en un abismo brusco se termina,
voy por tus pensamientos afilados
y a la salida de tu blanca frente
mi sombra despeñada se destroza,
recojo mis fragmentos uno a uno
y prosigo sin cuerpo, busco a tientas,
busco sin encontrar, escribo a solas,
no hay nadie, cae el día, cae el año,
caigo con el instante, caigo a fondo,
invisible camino sobre espejos
que repiten mi imagen destrozada,
piso días, instantes caminados,
piso los pensamientos de mi sombra, anáfora
piso mi sombra en busca de un instante,
busco una fecha viva como un pájaro,
busco el sol de las cinco de la tarde
templado por los muros de tezontle: Campo semántico (referido a la naturaleza) sauce,
la hora maduraba sus racimos árbol, agua, río, pájaros, roca, racimos, viento,
y al abrirse salían las muchachas primavera, verde, ave, bosque, ramas, tigres,
de su entraña rosada y se esparcían otoño, colibrí, montaña, venado, yedra, etc.
por los patios de piedra del colegio,
alta como el otoño caminaba
envuelta por la luz bajo la arcada
y el espacio al ceñirla la vestía
de una piel más dorada y transparente,
tigre color de luz, pardo venado
por los alrededores de la noche,
entrevista muchacha reclinada
en los balcones verdes de la lluvia,
adolescente rostro innumerable,
he olvidado tu nombre, Melusina, nombres de diosas de la antigüedad (de la
Laura, Isabel, Perséfona, María, mitología griega y romana)
tienes todos los rostros y ninguno
eres todas las horas y ninguna,
te pareces al árbol y a la nube, paralelismo (eres...y...), (te pareces al...)
eres todos los pájaros y un astro,
te pareces al filo de la espada
y a la copa de sangre del verdugo,
yedra que avanza, envuelve y desarraiga
al alma y la divide de sí misma.
En el extenso poema “Piedra de Sol” (los anteriores son algunos fragmentos del mismo; no está completo), Octavio Paz realiza una descripción de las ruinas de México, empleando metáforas que demuestran el erotismo en el cuerpo, elemento que relaciona con la forma geográfica y física de su país. Emplea palabras ciertamente complicadas y rebuscadas, y se aprecia la presencia de temas del pasado prehispánico de México (aspecto telúrico, utópico y primitivista). Se refleja una indagación sobre el sentido de la realidad, la historia y la propia experiencia, bajo el módulo impuesto por el calendario azteca.
Piedra de sol: también conocida como Calendario Azteca, pertenece a la cultura mexica, del pasado prehispánico mesoamericano. Este enorme monumento pudo haber funcionado como base de los sistemas calendáricos solar y ritual, y como punto de partida de complicadas observaciones astronómicas. No se ha determinado la ubicación original exacta de este monumento pero se sabe que se encontraba en algún sitio de la plaza principal de Tenochtitlan, donde se encontraban el Templo Mayor y los principales edificios de culto y poder político.
En cuanto a la rima y versificación del poema: no posee rima, sus versos son endecasílabos y se hace presente la poliversificación (las estrofas tienen distinta cantidad de versos). Además, se observa agramaticalidad sintáctica, porque Paz no emplea mayúsculas en este poema, característica de los vanguardistas; el uso de la exageración desde lo onírico (característico del surrealismo); actitud expresionista (humaniza los objetos, observa su lado subjetivo).
Vocabulario de la poesía:
Aciago: de mal agüero.
Asediar: Atcar insistentemente.
Despeñada: precipitada.
Diáfano: claro, limpio.
Tezontle: piedra mexicana volcánica porosa resistente, de color rojo obscuro.
Vilo: suspendido, sin apoyo.
Yedra: Hierba.
Los pensamientos, ideas y valores que dejó en este mundo Octavio Paz, no se pueden numerar, su aporte como autor de incontables obras y poemas, unió países gracias a sus obras traducidas en tres idiomas diferentes, haciéndolo conocido en casi todo el planeta y según lo que he leído y trabajado, él dejó valores como: superarse a sí mismo (él siempre trataba de ser mejor en sus obras y en sus poemas), la fraternidad, la igualdad, y, sobre todo, lo que mas buscó, fue la libertad.
En conclusión, pienso que Octavio Paz, era y será unos de los mejores autores y poetas, que Latinoamérica y su país originario podrían conocer, debido a su multifacética vida, forma de ser, su estilo o manera al escribir obras literarias, y por ser un gran amante de su país.
Me pareció interesante e instructivo realizar este trabajo, porque me aportó muchos valores y pensamientos de este poeta y me dejó muchas enseñanzas. Investigando y recopilando información para poder realizar esta monografía me llené de conocimientos y se me abrieron las puertas al mundo de la literatura y la forma de comprenderla en todas sus facetas.
BIBLIOGRAFÍA
-"Confesiones de escritores", Escritores Latinoamericanos, Los reportajes de Paris Review, Editorial Ateneo, Buenos Aires, Argentina, 1996, pág. 207
-Bracaccini, Graciela; Calero, Silvia, Unidad 13, "El hilo de las vanguardias poéticas", Literatura Argentina e Hispanoamericana, Ed.Santillana, Argentina, 1994
-Cella, Susana, “Diccionario de Literatura latinoamericana”, Editorial El Ateneo, Argentina, 1998, págs. 215-216
-Diccionario enciclopédico Universal Salvat
-Enciclopedia Encarta 98
-Fernández, Teodosio, "La poesía hispanoamericana del siglo XX", Editorial Anaya, Madrid, España, 1991, págs. 73-75
-Serrano, Francisco, "24 poetas latinoamericanos", Coedición Latinoamericana, México, 1997, págs.152-165
-www.alipso.com
-www.monografias.com
-www.poesía.org
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