Tecnología


Nuevas tecnologías: revolución de la información


REVOLUCIÓN DE LA INFORMACIÓN

Introducción

Nombre que se da a los cambios fundamentales en la elaboración y el uso de la información producidos a finales del siglo XX.

A lo largo de la historia, las sociedades humanas han tenido especialistas en información (desde los curanderos tradicionales hasta los directores de periódico) y tecnologías de la información (desde las pinturas rupestres hasta la contabilidad); sin embargo, hay dos tendencias relacionadas, una social y otra tecnológica, que apoyan el diagnóstico de que en la actualidad se está produciendo una revolución de la información.

Cambios sociales y tecnológicos
En primer lugar, están los cambios sociales y de organización. El procesado de información se ha vuelto cada vez más visible e importante en la vida económica, social y política. Una prueba es el crecimiento estadístico de las ocupaciones especializadas en actividades de la información. Estas ocupaciones suponen hoy la mayor cuota del empleo en muchas sociedades industrializadas. La categoría más extensa es la de los procesadores de información —fundamentalmente trabajadores administrativos—, seguida por la de productores de información, distribuidores y trabajadores de infraestructura.

En segundo lugar, está el cambio tecnológico. Las nuevas tecnologías de la información (IT) basadas en la microelectrónica, junto con otras innovaciones, como los discos ópticos o la fibra óptica, permiten enormes aumentos de potencia y reducciones de coste en toda clase de actividades de procesado de información (el término `procesado de información' cubre la generación, almacenamiento, transmisión, manipulación y visualización de información, que incluye datos numéricos, de texto, de sonido o de vídeo). Los aspectos de procesado de información de todos los trabajos pueden cambiar a través de las IT, por lo que la revolución no se limita a las ocupaciones relacionadas con la información; por ejemplo, los robots industriales cambian la naturaleza del trabajo en las fábricas.

La informática y las telecomunicaciones (y también campos como la radiotelevisión o la edición) eran en el pasado sectores bastante diferenciados, que implicaban tecnologías distintas. En la actualidad, estos sectores han convergido alrededor de algunas actividades clave, como el uso de Internet. Los actuales dispositivos informáticos y de telecomunicaciones manejan datos en forma digital empleando las mismas técnicas básicas. Estos datos pueden ser compartidos por muchos dispositivos y medios, procesarse en todos ellos y emplearse en una amplia gama de actividades de procesado de información.

El ritmo de adopción de nuevas IT ha sido muy rápido, mucho más que el de otras tecnologías revolucionarias del pasado, como la máquina de vapor o el motor eléctrico. A los 25 años de su invención, el microprocesador se había convertido en algo corriente en casi todos los lugares de trabajo y en muchos hogares: no sólo está presente en los ordenadores, sino en una inmensa variedad de otros dispositivos, desde teléfonos o televisores hasta lavadoras o juguetes infantiles.

El rumbo de la evolución de la información
Algunos analistas consideran que el resultado de la revolución de la información será tan profundo como el cambio de la sociedad agrícola a la industrial. Otros consideran que la transformación es esencialmente un cambio de una forma de sociedad industrial a otra, semejante al ocurrido en anteriores revoluciones tecnológicas.

Una cuestión fundamental es la velocidad a la que se adaptarán las instituciones sociales para aprovechar las nuevas formas de hacer las cosas que son posibles gracias a las nuevas IT. Aunque algunos empleos y algunos aspectos de la vida de las personas parecen haber cambiado muy deprisa, muchos otros dan la impresión de haberse visto relativamente poco afectados. Los historiadores subrayan que puede pasar mucho tiempo hasta que se generaliza lo que más tarde parece la forma obvia de emplear una nueva tecnología. Por ejemplo, los motores eléctricos se utilizaron inicialmente como si fueran máquinas de vapor, propulsando numerosos dispositivos mediante un motor centralizado en lugar de usar un motor pequeño para cada aparato.

A menudo, las nuevas IT se han introducido en sistemas de trabajo o de vida bien establecidos sin alterarlos radicalmente. Por ejemplo, la oficina tradicional —con secretarias que trabajan en teclados, notas escritas sobre papel e intercambio manual de documentos— se ha mantenido sorprendentemente estable aunque las máquinas de escribir hayan sido sustituidas por ordenadores.

La tecnología que suele ganar aceptación es la que encaja más fácilmente con las formas tradicionales de hacer las cosas. Por ejemplo, el fax, que podía aceptar documentos manuscritos o mecanografiados, y cuyo uso se delegaba a menudo a una secretaria, tuvo un gran éxito en la década de 1980. A comienzos de esa década se había predicho que el fax desaparecería pronto y sería sustituido por el correo electrónico, pero eso demostró ser un cambio organizativo demasiado grande.

Tendencias de empleo

La tendencia a adaptar una nueva tecnología a las estructuras establecidas, en lugar de empezar desde cero, se ha documentado en numerosas ocasiones. Es una de las razones por las que no se produjeron las inmensas pérdidas de empleos administrativos que se predecían a finales de la década de 1970 y principios de la siguiente, cuando se empezaron a utilizar los procesadores de texto a gran escala. Sin embargo, eso no es una razón para suponer que las estructuras actuales permanecerán inalteradas. El interés industrial en nuevas formas de organización (tales como nuevas estructuras de gestión, coordinación de actividades a larga distancia mediante telecomunicaciones, teletrabajo y otras formas de trabajo a distancia) indica la voluntad de plantearse cambios.

La llamada “empresa hueca” es uno de los esfuerzos para ganar flexibilidad. La empresa intenta prescindir de la propiedad y manejo directos de muchas instalaciones que tradicionalmente habrían sido suyas, y subcontrata a otras empresas la producción, distribución y otras tareas. Por ejemplo, numerosas compañías de ordenadores compran muchos de sus componentes —a veces la mayoría— a suministradores especializados, y algunas empresas hacen poco más que diseñar el ordenador, que es montado por otras empresas.

Una idea relacionada es la eliminación de niveles, o aplanamiento, por la que la empresa intenta eliminar las numerosas capas de dirección intermedia y administración que tradicionalmente procesaban información entre los altos directivos y los trabajadores de base. Los nuevos sistemas de información se usan para permitir una comunicación rápida con un número reducido de niveles organizativos.

A finales de la década de 1990 se está poniendo de manifiesto la integración de las IT de oficina: cada vez se intercambia más material por correo electrónico (que por fin se ha establecido firmemente); muchos profesionales emplean ordenadores o computadoras personales directamente (a menudo en casa o durante los viajes, además de en la oficina), y cada vez más ordenadores personales están conectados a una red. Sigue siendo objeto de debate si esto llevará a una pérdida de empleos administrativos. Algunos analistas consideran que la destrucción de empleos en sectores basados en oficinas —como los servicios financieros, que emplean las IT de forma intensiva— son un indicio de lo que se avecina. Otros argumentan que los problemas de desempleo de las sociedades industriales están más relacionados con los cambios políticos y económicos que con el uso de nuevas tecnologías. De hecho están surgiendo nuevos servicios relacionados con la información, lo que crea nuevos empleos. Aunque es posible que hayan desaparecido algunos empleos en las oficinas, otros empleos administrativos tradicionales han aumentado de nivel para incluir funciones adicionales hechas posibles por las nuevas IT, tales como la autoedición, la gestión de bases de datos o determinados servicios al cliente.

Ha habido un debate similar en torno a la calidad de la vida laboral. La revolución de la información, ¿ha aumentado o disminuido la cualificación de los trabajadores? ¿Ha mejorado las condiciones de trabajo o las ha degradado? Los datos de que se dispone hasta el momento indican un panorama de claroscuros. Desde luego, hay algunas áreas en las que han empeorado las condiciones y se ha perdido cualificación, y han aparecido muchos empleos poco cualificados, por ejemplo en la elaboración y distribución de comidas rápidas. Sin embargo, también existe una tendencia a aumentar de nivel ciertos empleos, y hay una gran demanda de nuevas capacidades técnicas y de combinaciones de estas capacidades. No ha habido una reducción masiva en la cualificación.

Sí se ha producido una polarización de la fuerza laboral en cuanto a cualificación del trabajo y niveles salariales; al mismo tiempo se ha ido abriendo una brecha entre los que tienen empleo y los parados. Independientemente de que esto se deba a la revolución de la información o a factores económicos y políticos más o menos coincidentes, es evidente la amenaza de una fractura social cada vez mayor entre los `ricos en información' y los `pobres en información'. Los primeros, a diferencia de los segundos, disponen de conocimientos técnicos para procesar información, de acceso a tecnologías avanzadas en su trabajo, y de dinero para invertir en IT en sus hogares.

La tecnología de la información y el consumidor
A un ritmo variable, las IT están penetrando en los hogares. La repercusión de las innovaciones en el sector de consumo puede ser sustancial. La difusión del automóvil hizo posibles nuevas formas de vida, con un aumento de las viviendas en la periferia urbana y de los centros comerciales en las afueras, así como una reducción en los servicios de trenes y autobuses. La expansión de las IT de consumo está asociada con cambios en la forma de trabajar (por ejemplo, el teletrabajo), de jugar (nuevos sistemas de juegos domésticos), de hacer las compras (telecompra) y de aprender (productos multimedia de distintos tipos).

Las IT también se pueden utilizar para controlar funciones corporales (termómetros, pulsímetros o tensiómetros digitales) y para proporcionar un seguimiento y asesoramiento sanitario y de estilo de vida (recomendación de niveles de ejercicio, revisiones médicas o dietas). Hace tiempo que existen teléfonos de consulta que ofrecen asesoramiento y servicios médicos; éstos y otros servicios están comenzando a ofrecerse en Internet, a veces en formas rudimentarias.

Problemas de la revolución de la información

La introducción masiva de los automóviles privados supuso un fuerte desafío para el transporte público, y otros servicios públicos, como la educación o la sanidad, podrían sufrir desafíos similares con la revolución de la información. La preocupación cada vez mayor por lo cambiante de las relaciones entre la actividad pública y la privada, se refleja en amplios debates sobre problemas potenciales, tales como:

  • Amenazas a la intimidad (acceso no autorizado a datos personales, aumento de la vigilancia de espacios públicos por cámaras de seguridad...).

  • El llamado `aislacionismo' (una reducción en las actividades compartidas, al dedicarse los individuos a sus propios intereses de forma aislada).El ámbito de participación (¿hasta qué punto pueden las personas decidir sobre usos de las IT que les afectan?, ¿fomentan los nuevos medios de comunicación el surgimiento de nuevos movimientos sociales y de nuevas formas de grupos de intereses, grupos de presión y de movilización?).

  • Cuestiones sobre la propiedad del conocimiento (¿quién tiene derecho a cobrar por qué tipos de información?, ¿deben amplios sectores de los medios de comunicación estar controlados por unas pocas empresas?, ¿cuál es el alcance de la libertad de información que debe practicar el Estado?).

Todo esto se suma a los problemas de desigualdad de información mencionados anteriormente. La revolución de la información implica sobre todo un cambio en el papel que desempeña en nuestra sociedad el procesado de la información. No es sorprendente que se estén planteando cuestiones fundamentales sobre el acceso a información de tipo íntimo o valioso, y sobre el uso que se hace de la misma.

El resultado de la revolución de la información dependerá de las acciones y decisiones sociales, no sólo de los avances tecnológicos. Igual que las sociedades industrializadas adoptan diversas formas en todo el mundo, y existen muchas formas de vida dentro de las mismas, es probable que en el futuro haya una amplia gama de sociedades de la información. No obstante, como las nuevas IT permiten una comunicación más internacional, y hay cada vez más empresas que actúan en el mercado planetario, hay unas fuerzas muy potentes para que los elementos de distintas culturas del mundo se compartan en una escala sin precedentes.




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Idioma: castellano
País: España

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