Educación y Pedagogía


Niños con dificultad en la lectura


Índice

Resumen………………………………………………………………… Pág. 2

Introducción……………………………………………………………. Pág. 3

Evaluación……………………………………………………………… Pág. 6

Resultados de la evaluación……………………………………………. Pág. 8

Intervención……………………………………………………………. Pág. 10

Resultados de la intervención………………………………………….. Pág. 12

Valoración personal……………………………………………………. Pág. 13

Referencias bibliográficas……………………………………………… Pág. 15

Resumen

Nos encontramos con una niña que nos ha sido remitida por su profesor tutor por el mal comportamiento que presenta en clase y por las malas notas que ha obtenido en el primer trimestre. Una primera entrevista a la niña y a sus padres nos hace pensar que se puede tratar de un caso de dificultades de aprendizaje, con lo cual pasamos a realizar una evaluación más exhaustiva de la situación. Tras la pasación de diferentes pruebas y analizando el caso en todas sus dimensiones, vemos que se trata de un caso de dislexia superficial. Por lo tanto proponemos una intervención de mejora de la ruta visual, sin olvidar el trabajo con la ruta fonológica, dando unas pautas de actuación a los profesores que trabajen con la niña para que tengan en cuenta su problema y puedan realizar modificaciones de acceso al currículum. Después de llevar a cabo la intervención durante un largo periodo de tiempo, hacemos una nueva pasación del PROLEC y vemos si sus notas han mejorado. En el caso de una mejora notable nos dispondremos a hacer un seguimiento de la niña durante todo el periodo escolar para evitar posibles recaídas. Siempre tendremos en cuenta que la mejora no será total, y que difícilmente la pondremos en equiparación con sus compañeros, pero no por esto bajaremos nuestras expectativas de intervención y mejora.

Introducción

Iniciales: A.M.F. Sexo: mujer Edad: 13 años y 7 meses

Lugar de nacimiento: La Carolina (Jaén)

Colegio: I.E.S. Martín Halaja Curso: 1º de Secundaria

La unidad familiar de A.M.F la conforman cinco personas. Sus dos hermanos gemelos (varones) son menores que ella, y se encuentran ambos en educación infantil. El padre tiene 39 años y es electricista. La madre tiene 36 años y es ama de casa. Ambos tienen la primaria realizada, pero tuvieron que abandonar la secundaria por cuestiones económicas. Ninguno de ellos tuvo problemas relevantes en sus estudios, sabiendo perfectamente leer y escribir. En general, podemos decir que es una familia que pertenece a un nivel cultural medio, y un nivel social medio.

En cuanto a la historia medica de la niña, no cabe destacar ninguna enfermedad de relevancia (excepto las típicas de la niñez), tanto en el nacimiento como en su desarrollo. La madre tuvo un embarazo normal, y fue un parto sin complicaciones. En lo que respecta al desarrollo evolutivo de la niña, adquirió el patrón de gateo y marcha a la edad normal, a igual que el habla.

Su escolarización empezó a los 4 años, en la etapa de infantil. De su paso por la educación primaria no hay datos que reflejen una marcha inadecuada del alumno en cuanto a la adquisición de los aprendizajes básicos, así como de problemas conductuales, aunque en la entrevista personal con la niña, nos comentó que le costaba bastante seguir el ritmo de sus compañeros de clase cuando leían en voz alta. Con respecto a lo dicho, la entrevista realizada a los padres nos desvela datos de interés. Nos comentan que la niña tenia pequeños problemas lecto-escritores en la escuela, tal y como le había comentado su maestro-tutor, pero que esos “problemillas” no interferían para nada en su ritmo de aprendizaje. La gran motivación, y el interés que la niña ponía en los estudios, junto al buen comportamiento, y su actitud con los compañeros y los maestros, hizo que estos la promocionasen curso tras curso, lo cual llevó a una falta de preocupación de los padres por esos pequeños problemas que presentaba la niña.

Por lo tanto, en su etapa por la educación primaria, la alumna no ha sido evaluada por ningún profesional para ver la causa de los “pequeños problemas” lecto-escritores que presentaba, y por lo tanto, no se ha procedido a realizar ningún tipo de adaptación curricular para intentar paliar ese pequeño retraso.

Durante el primer trimestre del primer curso de secundaria, la niña comienza a mostrar un progresivo desinterés por las asignaturas a lo largo del trimestre, a lo cual le sumamos el mal comportamiento en clase, no prestando la más mínima atención a las explicaciones del profesor, hablando constantemente con sus compañeros y haciendo comentarios “graciosos” a los profesores. Lo cual desemboca en un suspenso general en todas las asignaturas al final del trimestre.

Al comienzo del segundo trimestre, los padres acuden al centro para comentar con el tutor los resultados de la evaluación de su hija. Estos le comentan al tutor la situación de su hija en la primaria (en especial, su comportamiento), lo cual hace sospechar al tutor del problema que puede acarrear la niña desde hace bastantes cursos. Con lo cual, decide poner el caso en manos del Departamento de Orientación para un estudio mas exhaustivo del caso. El tutor nos comentó cual era la actitud de la niña en clase, y los datos que le habían proporcionado los padres cuando acudieron al centro.

En una primera entrevista con la niña, hemos podido sospechar cual es la causa de la bajada de rendimiento de la alumna. Los datos de mayor interés que hemos sacado los expondremos a continuación.

Le preguntamos a la niña que cuales son sus hábitos diarios, los de ahora, y los del año pasado, y nos cuenta que antes se dedicaba toda la tarde ha realizar tareas escolares, pero que ahora estaba toda la tarde tirada en la calle con su amigas, o viendo la televisión en casa.

Con respecto a su opinión del desarrollo de las clases, nos comenta que no atiende, no porque no quiera atender, sino porque no se entera de nada: “El maestro va demasiado deprisa con los temas, y a la hora de estudiar para los exámenes no me da tiempo de prepararme los temas que entran, y además, hablan de cosas que son muy difíciles de entender, y los libros que tenemos son muy grandes y complicados, comparados con los del año pasado, y además, el maestro explicaba mejor las cosas, y me ayudaba mucho”.

Tras realizar mas preguntas sobre sus amistades, sobre su familia, y sobre su vida, me permito hacer una pequeña comprobación de las sospechas que tengo. Le doy un lápiz y un papel, y le digo que escriba lo que hizo ayer tarde cuando salio del instituto, y tras esto, que me lo leyese en voz alta. Analizando por lo alto la lectura de la niña y la descripción que realizó, comencé a tener clara la sospecha de que me encontraba frente a un caso de dislexia. La lectura fue lenta y con vacilaciones, y la escritura pertenecía a una niña de varios cursos por debajo del que se encontraba nuestra alumna a estudiar.

Y es por todo esto, por lo que nos disponemos a realizar un estudio mas exhaustivo del caso, poniendo como referente, la posibilidad de encontrarnos con un caso de dislexia, ya que descartamos en principio, problemas sensoriales, problemas familiares, falta de motivación por el aprendizaje, y de interés por los estudios.

Evaluación

Para comenzar con el apartado de evaluación y delimitar el problema que presenta nuestra alumna, vamos a recoger una serie de informaciones que nos permitan aplicar el criterio de exclusión, para que de esta manera podamos excluir posibles explicaciones alternativas a las dificultades lecto-escritoras.

Concertamos una entrevista no estructurada con los padres de la alumna, los cuales nos dan una serie de informaciones que nos permiten descartar algunas posibles explicaciones del problema. En lo que respecta a la historia clínica, medica y evolutiva de la niña, no tenemos datos relevantes que se salgan de la normalidad con respecto a los niños de su misma edad: ningún problema en el parto, ninguna enfermedad grave, ningún periodo de hospitalización, sin deficiencias visuales o auditivas, adquisición de los patrones evolutivos y del habla a la edad correspondiente, composición familiar normal, nivel cultural de la familia medio, nivel socio-económico medio. En cuanto al historial académico, no podemos destacar datos relevantes. La niña siempre ha asistido al mismo colegio durante toda la etapa de infantil y primaria, teniendo el mismo maestro durante toda la primaria. Según los padres, su antiguo maestro, les comentó que la niña tenia “pequeños problema lecto-escritores”, pero que éstos no interferían para nada en el rendimiento de clase, y que la niña destacaba en el área de matemáticas y educación física. Por lo tanto, podríamos decir, que la motivación, el interés y el rendimiento de la niña se ajustaban a la normalidad. Y también podemos descartar posibles influencias extrínsecas de la niña.

En una entrevista semiestructurada con la niña, podemos sacar nuevos datos de interés para la aplicación del criterio de exclusión. La niña presenta pequeños problemas emocionales, ya que nos comenta que puesto que no se entera de nada en clase y que no comprende lo que esta estudiando, se ha planteado dejar de estudiar, porque no vale la pena perder el tiempo, en palabras suyas: “el instituto es muy difícil comparado con la escuela”, también parece ser que los padres han ejercido bastante presión sobre la niña por las notas del primer trimestre, y esto ha agravado más aún la baja autoestima de la niña. Por lo que podemos concluir, que estos problemas son causa de las dificultades de aprendizaje, no los causantes. En cuanto a su competencia social, la niña nos dice que tiene un grupo de amigas bastante reducido, y que siempre están juntas las mismas niñas, tanto sentadas en clase, como en el recreo, como para salir de paseo. Pero cabe destacar que no tiene ningún problema con ningún compañero ni amigo, es decir, ni tiene relaciones con muchas personas, ni tiene problemas.

En una entrevista con el profesor-tutor descartamos nuevamente algunas explicaciones del problema que presenta la niña. En lo que respecta a problemas conductuales, el rendimiento académico es muy bajo en todas las áreas del currículum, excepto en matemáticas, educación física y educación plástica. Pero su procesamiento cognitivo está dentro de la normalidad (según observaciones del tutor), y su comportamiento en clase ha ido empeorando progresivamente desde el comienzo del curso. En lo que respecta a la competencia social de la niña, según su tutor, no tiene problemas aparentes con los compañeros de clase.

Para aplicar el criterio de discrepancia vamos a aplicar el WISC-R (test de inteligencia que mide el potencial verbal, manipulativo y total) para descartar retraso mental de una manera más segura. Pero no creemos que tenga este problema, porque de su paso por la primaria, no hay indicios de retraso, ya que siempre ha estado al nivel intelectual medio de la clase, y la adquisición de conocimientos ha sido siempre la adecuada. Si nos encontramos con un perfil de dislexia, debemos obtener bajas puntuaciones en habilidades de secuenciación y conocimientos adquiridos, y no tan bajas en conceptualización verbal y habilidad espacial. Y por tanto, como creemos que puede ser un caso de dislexia, vamos a pasarle el TALE y el PROLEC para ver como son los procesos lecto-escritores en la niña, y de esta manera asegurarnos de la presencia del problema, y en el caso de que así sea, ver cual es la ruta lectora en la que tiene problemas.

Y para finalizar la evaluación tendremos que aplicar el criterio de especificidad. El cual nos aportará datos de que el problema que presenta nuestra alumna es un déficit en unos dominios específicos del lenguaje o la escritura. Aunque su rendimiento en otras áreas del currículum también se ve afectado, pero podemos intuir que este bajo rendimiento en el área de sociales, conocimiento del medio, lengua e ingles, es causado por las dificultades de la lectura y escritura, y no por bajo rendimiento en las mismas. Para evaluar sobre este criterio, podemos realizar pequeños “exámenes” orales para ver cual es su conocimiento sobre estas áreas del currículum, que en principio no deberían estar afectadas por el problema.

Resultados de la Evaluación

Tal y como hemos visto en el apartado anterior, hemos aplicado una serie de técnicas para recabar información y poder diagnosticar a la niña, y mas concretamente, poder diagnosticarla como disléxica (visual o fonológica). Para ello nos hemos basado en una serie de criterios para de esta manera no equivocarnos en el diagnostico y descartar posibles trastornos que desemboquen en la falta de competencia curricular, como es el caso del que nos ocupamos.

En base al criterio de exclusión, y la información recabada, podemos descartar las siguientes deficiencias: retraso mental (lo veremos con mas detalle en el siguiente criterio), deficiencias sensoriales, problemas conductuales (son provocados por la dificultad que tiene, no son la causa), problemas emocionales, TDAH, falta de competencia social, e influencias extrínsecas. De igual manera descartamos problemas en la composición familiar, nivel cultural y social. Y sobre el historial académico, podemos ver que no han existido cambios de colegio y que su rendimiento anterior era bastante bueno. Por lo tanto, cumplimos el primer criterio en la identificación de Dificultades de Aprendizaje.

En base al criterio de discrepancia, tras pasar el WISC-R hemos visto que tiene un CI de 90 (por lo que esta dentro de la media) y que su perfil es con altos y bajos, obteniendo bajas puntuaciones en habilidades de secuenciación (aritmética, dígitos y claves) y conocimientos adquiridos (información, aritmética y vocabulario), y obteniendo puntuaciones normales en conceptualización verbal (comprensión, semejanzas y vocabulario) y habilidad espacial (figuras incompletas, cubos y rompecabezas).

En cuanto a la pasación del TALE y el PROLEC hemos podido comprobar que tiene problemas en los procesos lecto-escritores. A continuación paso a describir cuales han sido los resultados del PROLEC y los errores cometidos (para saber si falla la ruta visual o fonológica):

  • Identificación de letras: en el primer subtest no ha cometido ningún fallo, aunque la velocidad de ejecución ha sido muy baja. en el subtest de igual-diferente ha cometido bastantes fallos, considerando que muchos de los pares de palabras eran iguales.

  • Procesos léxicos: en el subtest de decisión léxica, de las 30 palabras, solo ha sido capaz de reconocer como palabras reales siete de ellas. En la lectura de palabras y pseudopalabras ha cometido un número igual de errores en las dos clases de palabras. En el último subtest se ve claramente como en las palabras largas ha necesitado de un mayor tiempo que en la lectura de las palabras cortas, si haber diferencia entre las palabras frecuentes e infrecuentes.

  • Procesos sintácticos: la lectura y las decisiones son muy lentas, cometiendo un total de cinco fallos en el primer subtest, y tres fallos en el segundo subtest.

  • Procesos semánticas: en la comprensión de oraciones no ha habido fallos de relevancia, pero ha sido en la comprensión de textos cuando ha cometido fallos, siendo sus respuestas muy lentas y titubeantes.

En general, la lectura de la niña era lenta, provocando sustituciones en muchas letras, omitiendo alguna que otra silaba, y en resumen cometiendo errores de silabeo, repeticiones y muchas rectificaciones.

Por lo tanto, nos encontramos en condiciones de afirmar que la niña lee principalmente por la vía fonológica, lo cual nos lleva a decir que tiene DISLEXIA SUPERFICIAL. Entonces nuestra intervención se basara en una perspectiva rehabilitadora, utilizando un método global, sin olvidar la otra vía de lectura (la fonológica) que también será objeto de intervención, intentando desarrollarla más aun.

Intervención

Lo primero que hay que hacer en la intervención con esta niña es hacerle una adaptación no significativa de su currículum, acordada con el tutor, para que de esta manera pueda ver progresos en sus notas de clase, y suba su autoestima. Nos centraremos sobre todo, en el aspecto metodológico del currículum, recomendándole al tutor el aumento de información oral y la traducción de la escrita. Esta misma adaptación aconsejaría realizarla en su evaluación, teniendo en cuenta todo el proceso educativo de la alumna, y no limitarse a una sola prueba oral. También veo como posible adaptación en la evaluación, atender en sus escritos únicamente a los objetivos conceptuales y actitudinales, comentando con el alumno las posibles pruebas escritas si surgieran dudas del contenido de las mismas.

También debemos de dar al tutor y a todos los profesores que tiene la niña una serie de pautas de actuación en clase, las cuales pueden seguir este camino: hacerle ver a la niña que se está interesada en ella, y que se le quiere ayudar; evaluar sus progresos en relación con el mismo, no con sus compañeros; darle atención individualizada siempre que sea posible; asegurarse de que entiende las tareas (pues a menudo no es así); repetir varias veces la información nueva; darle tiempo para terminar su trabajo (esta alumna sobrecarga sus recursos y se agota a menudo); leerle el material de estudio, e incluso los exámenes, etc. Es fundamental hacer observaciones positivas sobre su trabajo, sin dejar de señalar aquello en lo que necesita mejorar y está más a su alcance. Hay que elogiarla y alentarla siempre que sea posible. Otra de las cosas que debemos hacer en primer termino, dada la edad de la niña, es explicarle claramente cual es el problema y ofrecerle posibilidades reales de mejora.

En lo que respecta a la intervención psicopedagógica por parte del orientador, vamos a seguir estas pautas de actuación, de acuerdo con la vía lectora que esta en peores condiciones, sin olvidar la otra, ya que vamos a programar una intervención desde la perspectiva compensadora y rehabilitadora.

Se empezaría trabajando la vía visual, aplicando un método de lectura global de la palabra, y comprobar si ésta es posible de educar, si así fuera se seguiría con ello, sin olvidar los ejercicios de reeducación de la vía fonológica, puesto que nadie tiene acceso directo a todo el vocabulario, siempre nos vamos a encontrar palabras que no hayamos visto antes y que necesitamos descodificar por dicha vía.

La intervención para mejorar la ruta visual tendrá como objetivo la automatización de unidades sublexicas (silábicas y morfémicas) y, de ahí, a la adquisición de unidades ortográficas de palabras.

Debemos hacer una selección de la familia silábica en la que se encuentra especiales dificultades, y a partir de aquí propondremos el siguiente método de trabajo:

  • lectura de una composición que incluya las estructuras silábicas para las que existe dificultad.

  • el alumno lee y graba el texto.

  • identificación fonológica y ortográfica de la silaba objetivo. Si la silaba varia en función del contexto, el profesor resaltara y explicara sus peculiaridades.

  • lectura de silabas como parte de palabras

  • lectura de familias de palabras e identificación de fonología y ortografía compartida

  • trabajar con los segmentos fonológicos y ortográficos de las palabras.

  • completar frases eligiendo la adecuada entre varias similares.

  • reflexión gramatical: conocer variaciones en la familia fonológica de palabras del mismo campo semántico

  • varios: lectura comprensiva, formar nuevas palabras sustituyendo una vocal, formar nuevas palabras utilizando las silabas que se trabajan.

  • Para un trabajo con la ruta fonológica, ya que hemos dicho que vamos a fortalecerla, podemos elegir el programa de entrenamiento PENCOFO, dirigido a facilitar la reflexión sobre distintas unidades fonológicas del habla que incluye actividades de síntesis y segmentación fonológica.

    Por último, me parece interesante, incluir juegos y métodos interactivos, que motiven y despierten el interés de la alumna, donde, al igual que en los métodos reeducativos de lápiz y papel, es importante seleccionar el material cuidadosamente para que pueda adaptarse tanto a las necesidades, como a los gustos e intereses de la alumna. Unos de estos juegos pueden ser el Scrable o el Memory.

    Resultados de la intervención

    Me parece importante atender durante la intervención a los posibles avances, evaluando al alumno en todo momento, ya que si hay algo que no se esté haciendo bien, cuanto antes lo sepamos mejor para ella y para nosotros. Es importante que tengamos capacidad para asumir los propios errores, y comenzar desde el principio si fuese necesario. Por otra parte, esta atención nos puede proporcionar información sobre el momento adecuado para aumentar la dificultad, no quedándonos estancados en algo que produzca desinterés, ni tampoco adelantándonos al momento adecuado, que podría suponer una experiencia desalentadora para la alumna. Por lo tanto, la evaluación continua durante todo el proceso de intervención, será nuestro principal método de evaluación.

    No debemos olvidar que el principal motivo de nuestra evaluación e intervención, ha sido el bajo rendimiento de la alumna con respecto al currículum ordinario, por lo tanto debemos de ver si este ámbito ha sido beneficiado, es decir, si la niña obtiene mejores notas en las asignaturas, y si su comportamiento en clase ha mejorado. Esto lo realizaremos con entrevistas con el profesor-tutor y el resto de profesores que imparten a la niña. Y como mejor lo veremos, es en las notas de final de trimestre, teniendo en cuenta que es un proceso lento y gradual, y que no obtendremos resultados favorables en el trimestre inmediato a la intervención.

    Tras la intervención, le pasaremos de nuevo el T.A.L.E. y el PROLEC y tras una comparación con los primeros resultados que obtuvimos en la evaluación, veremos si ha mejorado tanto en capacidad lectora como escritora. De esta manera, también encontraremos cuales han sido los ámbitos de mejora (que palabras o letras reconoce mejor, o que vía ha sido la mas favorecida), para poder ajustar una nueva intervención incidiendo sobre los puntos que aun cabe mejorar.

    También debemos de hacer una evaluación de las capacidades del grupo clase, para compararlas a las de la niña y tener un punto de referencia de hasta donde podemos y debemos llegar.

    Debemos tener en cuenta que la dislexia no es un problema que desaparece, por lo que tenemos que tener claro, que las capacidades lectoras y escritoras de la niña no, serán igual de competentes que las de sus iguales.

    Valoración personal

    Desde el punto de vista educativo, el tema principal debe consistir en dedicar nuestros esfuerzos y recursos a cómo superar los problemas académicos y no académicos que experimentan estos estudiantes. Aunque no hay una respuesta definitiva a qué dificultades aparecen primero y a qué deberíamos enfrentarnos inicialmente, parece lógico que la intervención se dirija a los estudiantes con dificultades de aprendizaje que pueden obstaculizar la instrucción, como los problemas en el plano conductual, para pasar inmediatamente a los problemas del tipo académico. Cuando el profesional se enfrenta con un disléxico, lo hace siempre con unas expectativas y unas creencias que modulan su interpretación de la situación y de los procedimientos de intervención. Desgraciadamente las investigaciones longitudinales muestran la dislexia como un trastorno crónico con fuerte persistencia a largo plazo, especialmente cuando la intervención se retrasa hasta el tercer o cuarto curso. En consecuencia, aunque lo ideal sería eliminar el/los problemas, por el momento el objetivo más realista que debe adoptar el profesional es reducir el impacto de las dificultades, es decir, adoptar estrategias de afrontamiento del problema más que de curación.

    Esta es la principal idea que debemos tener al enfrentarnos a un caso de este tipo. También debemos de tener en cuenta las ideas del profesorado, las cuales son mas graves en el caso de la secundaria, debido a su poca instrucción en el campo educativo. Debemos de abordar este tema con mucho cuidado, por medio de información detallada y reuniones con los mismos para que comprendan que se trata de un problema del que el alumno no tiene “culpa”, y que no crean que se trata de un alumno rebelde. Debemos concienzarlos de la gravedad del problema, de la lentitud de la evaluación, y de los resultados de la intervención, que no se solucionara el problema definitivamente, y que se necesita de la intervención de todo el profesorado para darle solución.

    También debemos enfrentarnos a la actitud de los padres, hay que tener reuniones periódicas con ellos para contarles lo que sucede, cuales van siendo los progresos por los que paso su hijo, y por supuesto, dejarles claro cuales van a ser los resultados que esperamos obtener. Hemos de darle información detallada del problema de su hijo, y pequeñas pautas de actuación y actividades para realizar en casa, para que los aprendizajes llevados a cabo en el colegio puedan ser consolidados en casa. Y sobre todo, la actitud que deben de tener frente al problema.

    La actitud del alumno es le punto clave de todo el proceso que vamos a llevar a cabo. La motivación de éste es la que nos llevara por buen camino, o no. Tenemos que darle unas explicaciones de cual es la situación acorde con su nivel de desarrollo (no es lo mismo la explicación a un niño de siete años que a uno de trece). Tenemos que motivarlo para que afronte su problema de una manera positiva, y hacerle ver que con nuestra ayuda podemos solucionar la situación para su beneficio propio.

    A todo esto se nos suma la dificultad de la evaluación y del tiempo. En lo que respecta a la evaluación, debemos contar con la posible imprecisión de los instrumentos de medida estandarizados, los cuales no siempre miden lo que nosotros queremos medir, o si lo miden, que lo hagan en una cantidad insuficiente. Por ejemplo, en nuestro caso, hemos diagnosticado una dislexia superficial, pero ¿realmente se trata solo de una dislexia de este tipo?, es por esto por lo que no debemos olvidar el entrenamiento de la otra ruta de lectura. Y junto a esto, tenemos el factor tiempo. En un instituto, normalmente, hay un psicopedagogo para un elevado numero de alumnos, por lo que hay que preguntarse ¿podemos dedicar una hora diaria para un alumno y la solución de su problema? ¿Es suficiente una o dos horas semanales para solucionar el problema y que no se acumulen los fracasos escolares hasta el punto de ser imposible su solución?

    Referencias bibliográficas

    Miranda, A., Vidal-Abarca, E. y Soriano, M. (2000). Evaluación e intervención psicoeducativa en dificultades de aprendizaje. Madrid: Pirámide.

    Thomson, M. (1992). Dislexia. Su naturaleza, evaluación y tratamiento. Madrid: alianza psicología.

    Losada, A. (2005). Temario de la asignatura de dificultades de aprendizaje e intervención psicopedagógica (licenciatura en Psicopedagogía, Universidad de Jaén). Jaén: copistería de la facultad.

    Planificación de un caso de Dificultades de la Lectura - 15 -




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    Idioma: castellano
    País: España

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