Biografía
Napoleón Bonaparte
NAPOLEÓ BONAPARTE
(Ajaccio 1769 — Saint Helena 1821) Emperador dels francesos (1804-15). Fill d'un notable cors, estudià a França des del 1779. Amb la Revolució, es declarà jacobí i començà una brillant carrera militar. Acabat de casar amb Josefina Beauharnais, se n'anà a Itàlia (1796), on aconseguí, amb el tractat de Campoformio (1797), de modificar per primera vegada el mapa polític europeu: suprimí el regne de Venècia i creà la República Cisalpina. Representà França al congrés de Rastatt (1797) i poc temps després acceptà la direcció de l'exèrcit que havia de lluitar contra els anglesos i passà a Egipte per combatre'ls. El 1799 tornà a França, quan els moderats necessitaven un general per a un cop d'estat que posés fi al Directori. El 18 de brumari de 1799 Napoleó fou cònsol juntament amb Ducos i Sieyès, si bé de fet instaurà una dictadura militar. El 1800 reorganitzà l'administració, l'economia i el sistema judicial i, havent fet sòlid i quasi totpoderós l'estat francès, es llançà sobre Europa. Atacà Itàlia, aconseguí (1801) que hom reconegués la frontera del Rin i forçà Anglaterra (1802) a signar la pau d'Amiens. Proclamat emperador pel mateix papa Pius VII (1804), es voltà d'una cort imperial, afavorí el sorgiment d'una noblesa d'imperi i legislà (Codi de Napoleó) les bases jurídiques de la societat sorgida de la Revolució. Les guerres amb les grans potències —Anglaterra, Àustria, Rússia—i les hostilitats simultànies en fronts tan distants com Rússia i la Península Ibèrica (guerra contra Napoleó, guerra del Francès) afebliren l'exèrcit i arruïnaren l'estat. El 31 de març de 1814 fou obligat a abdicar. Pel tractat de Fontainebleau li fou reconegut el títol d'emperador, però fou desterrat a l'illa d'Elba. El 1815 reprengué per sorpresa el poder, però l'aventura dels Cent Dies li costà el destronament i l'exili definitius.
(Ajaccio, 1769-Santa Elena, 1821) Emperador de Francia
(1804-1814 y 1815). Hijo de una familia de notables corsos, realizó estudios militares en Francia. Cuando estalló la Revolución francesa (1789), Napoleón, que era teniente de artillería, se unió a los jacobinos. Estuvo al mando de la artillería en la reconquista de Toulon (1793). La caída de Robespierre en 1794 lo devolvió al
anonimato. En 1795 aplastó la sublevación monárquica en París, por lo
que se le confió el mando del ejército del interior. Nombrado luego
jefe del ejército de Italia, llevó a cabo una brillante campaña en
este país (1796-1797), lo cual reforzó su fama de estratega militar;
obligó a los austríacos a firmar la Paz de Campoformio para evitar la
invasión de Austria. El Directorio, con el propósito de alejarlo de
Francia, le confió en 1798 el mando de la expedición a Egipto que
tenía como misión cerrar a los británicos la ruta hacia la India. Su
flota fue destruida en Abukir (1798) por el almirante Nelson. A pesar
de ello, Napoleón resistió en Egipto y venció a los turcos en Siria.
De regreso en Francia, el 10 de noviembre de 1799 derrocó al
Directorio mediante un golpe de estado y fue nombrado primer cónsul.
Neutralizó a los otros dos cónsules, impuso al país la Constitución
autoritaria del año VIII, que le permitió ejercer el poder ejecutivo
y la iniciativa legislativa. Reorganizó la justicia, la
administración y la economía. Tras la segunda campaña de Italia,
impuso a Austria la Paz de Lunéville (1801) y firmó con los
británicos la Paz de Amiens (1802), aunque en 1803 volvería a reanudar
la guerra contra Gran Bretaña. Nombrado cónsul vitalicio en 1802,
se hizo proclamar emperador de los franceses el 2 de diciembre de
1804 y rey de Italia en 1805. El régimen establecido se convirtió en
una verdadera monarquía. Sin embargo, la guerra acaparó rápidamente
la actividad del emperador. Napoleón fracasó en su intento de atacar
Gran Bretaña en su propio suelo, a pesar de contar con la ayuda de
España, ya que el almirante Nelson derrotó a la armada francoespañola
en la batalla de Trafalgar (1805). Bonaparte tuvo que hacer frente
entonces a una coalición constituida por Gran Bretaña, Austria,
Rusia, Suecia y el reino de Nápoles, a la que venció en la batalla de
Austerlitz (1805). Situó a su hermano José en el trono del reino
napolitano, mientras Alemania fue reorganizada en la Confederación
del Rin, dependiente de Francia. Tras derrotar a los prusianos,
Napoleón y el zar Alejandro I se repartieron Europa oriental en
sendas zonas de influencia. Establecida la paz en el continente,
Napoleón organizó el bloqueo contra Gran Bretaña. Ante las
resistencias de Portugal a secundarlo, invadió este país atravesando España con el consentimiento de sus reyes. Este pretexto fue utilizado para apoderarse también de España, donde destronó a los
Borbones, coronando en su lugar a su hermano José. Los españoles, sin
embargo, se sublevaron en 1808 con apoyo británico, iniciándose así
la guerra de la Independencia. A costa de un gran esfuerzo militar, Napoleón controló la situación de España, pero a sus espaldas Austria formó la quinta coalición, que sería derrotada en Wagram (1809). Aunque estaba casado con Josefina de Beauharnais, Napoleón, deseoso de asegurarse herederos, se divorció de ella y contrajo segundas nupcias con María Luisa de Austria (1810). En 1812, ante la actitud belicosa del zar Alejandro I, Bonaparte invadió Rusia y, tras la sangrienta batalla de Borodinó, entró en Moscú. El riguroso invierno obligó a los franceses a retirarse, en un repliegue desastroso. Aunque obtuvo luego algunos éxitos contra Rusia y Prusia, los proyectos del emperador ya no eran compartidos por la mayoría de los franceses, cansados de veinte años de guerras continuas. Por otra parte, algunos países europeos comenzaron a sublevarse contra el dominio francés. Una nueva coalición, en la que se encontraba Austria, derrotó al emperador en la batalla de Leipzig (1813). Francia se vio entonces atacada e invadida por el E y el S. En 1814, el emperador fue depuesto y confinado en la isla de Elba, y el rey Luis XVIII subió al trono francés. Evadido de Elba el 1 de marzo de 1815, Napoleón volvió a Francia y retomó el poder. El reinado de los Cien Días concluyó con su derrota en Waterloo (1815). Extrañado de nuevo, esta vez a Santa Elena, dedicó sus últimos años a la redacción del Memorial de Santa Helena (1823).Napoleón (Napoléon) Película francesa de Abel Gance (1925-1926) en la que, a partir de los principales episodios de Termidor y de las primeras victorias militares en la campaña de Italia, se reconstruye la vida de Bonaparte. Los avances técnicos empleados en el rodaje (pantalla triple, efectos sobreimpresionados, movilidad de la cámara, etc.) convierten a esta película en un hito de la historia del cine. Fue sonorizada en 1934.
(1769-1821). Emperador de los franceses (1804-15), nacido en Ajaccio (Córcega). Estudió en las escuelas militares de Brienne y París. Incorporado a la Revolución (1789), se opuso en Córcega al independentista Paoli y tuvo que huir a Provenza (1793).
Se distinguió en el sitio de Tolón y fue nombrado general. A la caída de Robespierre fue encarcelado (1794). Rehabilitado, casó con la influyente Josefina de Beauharnais (1796). Al mando del ejército de Italia realizó victoriosas campañas contra los austríacos, que firmaron la Paz de Campoformio (1797).
En su victoriosa campaña de Egipto (1798-99), su flota fue destruida por Nelson en Abukir. Aprovechó entonces la crisis del Directorio y regresó a París, donde dio el golpe de Estado del 18 de Brumario (9 y 10 de noviembre 1799), que lo convirtió en primer cónsul y luego en cónsul vitalicio (1802).
Consolidó los resultados de la Revolución, afirmó en el poder a la burguesía, creó el Banco de Francia y promulgó el Código civil. El concordato con Pío VII puso la Iglesia a su servicio.
Proclamado emperador por el Senado (1804), y consagrado en Notre Dame por Pío VII, se enfrentó de nuevo a la coalición de naciones europeas organizada por Gran Bretaña. Derrotada su flota en Trafalgar (1805), venció a austríacos y rusos en Austerlitz (1805), a los prusianos en Jena (1806), a los rusos en Eylau y Friedland (1807) y a los austríacos en Wagram (1809).
Conquistó Portugal (1807), ocupó los Estados Pontificios (1807-09) e invadió España (1808). En 1807 se alió a Rusia. Divorciado, casó con la archiduquesa María Luisa de Habsburgo-Lorena (1810), de cuyo matrimonio nació su único hijo, Napoleón II.
El bloqueo económico que organizó contra Gran Bretaña puso en crisis su alianza con Rusia, por lo que invadió este país (1812). Tomó Moscú, pero el crudo invierno le obligó a una desastrosa retirada.
Nunca pudo rehacerse de las pérdidas sufridas en Rusia por la Grande Armée. En 1813 se inició su declive, con la derrota en Leipzig (1813) y la pérdida de España. Los aliados entraron en París (1814), y Napoleón abdicó y se retiró a la isla de Elba.
En 1815 regresó a Francia, arrebató el poder a Luis XVIII e inauguró el régimen de los Cien Días (marzo-junio 1815); pero vencido en Waterloo (18 junio), abdicó en su hijo Napoleón II y se rindió a los británicos, quienes le desterraron a la isla de Santa Elena, donde murió. Sus restos yacen en la cripta de los Inválidos, en París.
(1769-1821), emperador de los franceses (1804-1815) que consolidó e instituyó muchas de las reformas de la Revolución Francesa. Asimismo, fue uno de los más grandes militares de todos los tiempos, conquistó la mayor parte de Europa e intentó modernizar las naciones en las que gobernó.
Napoleón nació el 15 de agosto de 1769 en Ajaccio (Córcega) y recibió el nombre de Napoleone. Era el segundo de los ocho hijos de Carlos Bonaparte y Letizia Ramolino, miembros ambos de la pequeña burguesía corso-italiana. Su padre trabajaba como abogado y luchó por la independencia de Córcega; después que los franceses ocuparan la isla en 1768, ejerció como fiscal y juez e ingresó en la aristocracia francesa con el título de conde. Gracias a la influencia de su padre, la formación de Napoleón en Brienne y en la Escuela Militar de París estuvo subvencionada por el propio rey Luis XVI. Terminó sus estudios en 1785 —a los 16 años— y sirvió en un regimiento de artillería con el grado de teniente.
Una vez que dio comienzo la Revolución Francesa, pasó a ser teniente coronel de la Guardia Nacional corsa (1791); sin embargo, cuando Córcega declaró su independencia en 1793, Bonaparte, decididamente partidario del régimen republicano, huyó a Francia con su familia. Fue nombrado jefe de artillería del ejército encargado de la reconquista de Tolón, una base naval alzada en armas contra la República con el apoyo de Gran Bretaña (que junto a Prusia, Austria, Holanda y España, tras la declaración de guerra francesa a ésta última, habían constituido la Primera Coalición contra Francia en 1793). Reemplazó a un general herido, y, distribuyendo hábilmente sus cañones, expulsó del puerto a las naves británicas y reconquistó finalmente esta posición. Como recompensa por su acción Bonaparte fue ascendido a general de brigada a la edad de 24 años. En 1795 salvó al gobierno revolucionario restableciendo el orden tras una insurrección realista desatada en París. En 1796 contrajo matrimonio civil con Josefina de Beauharnais, viuda de un aristócrata guillotinado durante la Revolución y madre de dos hijos.
Las primeras campañas
Napoleón fue nombrado comandante del ejército francés en Italia en 1796. Derrotó sucesivamente a cuatro generales austriacos cuyas tropas eran superiores en número, y obligó a Austria y sus aliados a firmar la paz. El Tratado de Campoformio estipulaba que Francia podía conservar los territorios conquistados, en los que Bonaparte fundó, en 1797, la República Cisalpina (Venecia), la República Ligur (Génova) y la República Transalpina (Lombardia), y fortaleció su posición en Francia enviando al Tesoro millones de francos. En 1798 dirigió una expedición a Egipto, que se encontraba bajo el dominio turco, para cortar la ruta británica hacia la India. Aunque conquistó este país, su flota fue destruida por el almirante británico Horatio Nelson y el militar francés quedó aislado en el norte de África tras ser derrotado en la batalla del Nilo. Bonaparte no se desanimó ante este contratiempo y se dedicó a la reforma de la administración y legislación egipcias: la servidumbre y el feudalismo fueron abolidos y los derechos básicos de los ciudadanos garantizados. Los eruditos franceses que le habían acompañado en el viaje comenzaron a estudiar la historia del antiguo Egipto y a realizar diversas excavaciones arqueológicas. No consiguió conquistar Siria en 1799, pero logró una victoria aplastante sobre los turcos en Abukir. Mientras tanto, Francia hacía frente a una nueva situación internacional: Austria, Rusia, Nápoles y Portugal se habían aliado con Gran Bretaña, configurando la Segunda Coalición.
La Francia napoleónica
Napoleón decidió abandonar a su ejército y regresar a Francia para salvar el país ante la crisis del Directorio. Cuando llegó a París se unió a una conspiración contra el gobierno. Bonaparte y sus compañeros tomaron el poder durante el golpe de Estado del 9-10 de noviembre de 1799 (18-19 de brumario según el calendario revolucionario) y establecieron un nuevo régimen, el Consulado. Según la constitución del año VIII, Napoleón, que había sido nombrado primer cónsul, disponía de poderes casi dictatoriales. La Constitución del año X, por él dictada en 1802, otorgó carácter vitalicio a su consulado y, finalmente, se proclamó emperador en 1804. El electorado mostró su respaldo absoluto a cada una de estas reformas. Bonaparte cruzó los Alpes con un ejército en 1800 y derrotó a los austriacos en la batalla de Marengo, con lo que su poder quedó afianzado. Entabló negociaciones para restablecer la paz en Europa y conseguir que el Rin fuera reconocido como la frontera oriental de Francia. Asimismo, firmó el Concordato de 1801 con el papa Pío VII, que apaciguó los ánimos en el interior del país al poner fin al enfrentamiento con la Iglesia católica, originado desde el inicio de la Revolución. En cuanto a la política interior, Napoleón reorganizó la administración, simplificó el sistema judicial y sometió a todas las escuelas a un control centralizado. La legislación civil francesa quedó tipificada en el Código de Napoleón y en otros seis códigos que garantizaban los derechos y libertades conquistados durante el periodo revolucionario, incluida la igualdad ante la ley y la libertad de culto.
Las guerras de conquista
Gran Bretaña, irritada por la hostilidad de las acciones de Napoleón, reanudó la guerra naval con Francia en abril de 1803. Dos años después, Rusia y Austria se unieron a Gran Bretaña en la Tercera coalición. Napoleón descartó su plan de invadir Inglaterra y dirigió sus ejércitos contra las fuerzas austro-rusas, a las que derrotó en la batalla de Austerlitz el 2 de diciembre de 1805. Conquistó el reino de Nápoles en 1806 y nombró rey a su hermano mayor, José; se tituló rey de Italia (1805), desintegró las antiguas Provincias Unidas (hoy Países Bajos), que en 1795 había constituido como República de Batavia, y fundó el reino de Holanda, al frente del cual situó a su hermano Luis, y estableció la Confederación del Rin (que agrupaba a la mayoría de los estados alemanes) que quedó bajo su protección. Fue entonces cuando Prusia y Rusia forjaron una nueva alianza y atacaron a la confederación. Napoleón aniquiló al ejército prusiano en Jena y Auerstedt (1806) y al ruso en Friedland. En Tilsit (julio de 1807), estableció un acuerdo con el zar Alejandro I por el que se reducía enormemente el territorio de Prusia (véase Tratados de Tilsit); también incorporó nuevos estados al Imperio: el reino de Westfalia, gobernado por su hermano Jerónimo, y el ducado de Varsovia, entre otros.
Durante este tiempo Bonaparte había impuesto el Sistema Continental en Europa, que consistía en un bloqueo sobre las mercancías británicas con el propósito de arruinar el poderoso comercio de Gran Bretaña. Conquistó Portugal en 1807 y en 1808 nombró a su hermano José rey de España, tras lograr la abdicación de Fernando VII en Bayona e invadir el país, dejando Nápoles como recompensa para su cuñado, Joachim Murat. La llegada a España de José Bonaparte recrudeció la guerra de Independencia española. Napoleón se trasladó a España durante un tiempo y consiguió varias victorias, pero la lucha se reanudó tras su partida, prolongándose durante cinco años la guerra entre las tropas francesas y las españolas (apoyadas por Gran Bretaña), jugando un papel fundamental la lucha de guerrillas. Este conflicto supuso un gran desgaste humano (se ha estimado en 300.000 bajas) y económico para Francia que contribuyó al debilitamiento final del Imperio napoleónico.
Bonaparte venció a los austriacos en Wagram en 1809, convirtió los territorios conquistados en las Provincias Ilirias (en la actualidad parte de Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Serbia y Montenegro) y conquistó los Estados Pontificios. Después de repudiar a Josefina, contrajo matrimonio en 1810 con María Luisa, archiduquesa de Austria e hija del emperador Francisco I de Austria, perteneciente a la casa de Habsburgo. Con este enlace vinculaba su dinastía a la más antigua de la casas reales de Europa, con la esperanza de que su hijo, nacido en 1811 y al que otorgó el título de rey de Roma como heredero del Imperio, fuera mejor aceptado por los monarcas reinantes. El Imperio alcanzó su máxima amplitud en 1810 con la incorporación de Bremen, Lübeck y otros territorios del norte de Alemania, así como con el reino de Holanda, después de obligar a abdicar a su hermano Luis I Bonaparte.
La Europa napoleónica
El Código Napoleónico se implantó en todos los Estados creados por el Emperador. Se abolieron el feudalismo y la servidumbre y se estableció la libertad de culto (salvo en España). Le fue otorgada a cada Estado una constitución en la que se concedía el sufragio universal masculino y una declaración de derechos y la creación de un parlamento; fue instaurado el sistema administrativo y judicial francés; las escuelas quedaron supeditadas a una administración centralizada y se amplió el sistema educativo libre de manera que cualquier ciudadano pudiera acceder a la enseñanza secundaria sin que se tuviera en cuenta su clase social o religión. Cada Estado disponía de una academia o instituto destinado a la promoción de las artes y las ciencias, al tiempo que se financiaba el trabajo de los investigadores, principalmente el de los científicos. La creación de gobiernos constitucionales siguió siendo sólo una promesa, pero el progreso y eficacia de la gestión fueron un logro real.
Para América Latina, la figura de Napoleón Bonaparte es fundamental. Su intervención en España, las abdicaciones de Carlos IV y Fernando VII, la entrega del trono español a su hermano José, que reinó en España y las Indias con el título de José I; la promulgación de la Constitución de Bayona en 1808, que reconocía la autonomía de las provincias americanas del dominio español; sus pretensiones de reinar sobre aquellos inmensos territorios, cuyos habitantes nunca quisieron aceptar los planes y designios del emperador, son elementos básicos para entender los movimientos de emancipación y las guerras hispanoamericanas por su independencia.
La caída de Napoleón
La alianza de Bonaparte con el zar Alejandro I quedó anulada en 1812 y Napoleón emprendió una campaña contra Rusia que terminó con la trágica retirada de Moscú. Después de este fracaso, toda Europa se unió para combatirle y, aunque luchó con maestría, la superioridad de sus enemigos imposibilitó su victoria. Sus mariscales se negaron a continuar combatiendo en abril de 1814. Al ser rechazada su propuesta de renunciar a sus derechos en favor de su hijo, hubo de abdicar, permitiéndole conservar el título de emperador y otorgándosele el gobierno de la isla de Elba. María Luisa y su hijo quedaron bajo la custodia del padre de ésta, el emperador de Austria Francisco I, y Napoleón no volvió a verlos nunca, a pesar de su dramática reaparición. Escapó de Elba en marzo de 1815, llegó a Francia y marchó sobre París tras vencer a las tropas enviadas para capturarle, iniciándose el periodo denominado de los Cien Días. Establecido en la capital, promulgó una nueva Constitución más democrática y los veteranos de las anteriores campañas acudieron a su llamada, comenzando de nuevo el enfrentamiento contra los aliados. El resultado fue la campaña de Bélgica, que concluyó con la derrota en la batalla de Waterloo el 18 de junio de 1815. En París las multitudes le imploraban que continuara la lucha pero los políticos le retiraron su apoyo, por lo que abdicó en favor de su hijo, Napoleón II. Marchó a Rochefort donde capituló ante el capitán del buque británico Bellerophon. Fue recluido entonces en Santa Elena, una isla en el sur del océano Atlántico. Permaneció allí hasta que falleció el 5 de mayo de 1821.
La leyenda de Napoleón
El culto a Napoleón comenzó en vida del emperador; el propio Bonaparte lo fomentó durante su primera campaña divulgando sus victorias de forma sistemática. Como primer cónsul y emperador encargó la realización de obras hagiográficas a los mejores escritores y artistas de Europa y favoreció esta idolatría mediante la celebración de ceremonias conmemorativas de su gobierno en las que aparecía como el artífice de la época más gloriosa de Francia; solía decir que había conservado las conquistas de la Revolución Francesa y ofrecido sus beneficios a toda Europa en un intento de fundar una federación europea de pueblos libres.
Sus restos fueron trasladados a París en 1840 a petición del rey Luis Felipe I de Orleans y se enterraron con grandes honores en los Inválidos, donde permanecen actualmente.
Valoración
La influencia de Napoleón sobre Francia puede apreciarse incluso hoy en día. Los monumentos en su honor se encuentran por doquier en París; el más señalado es el Arco del Triunfo, situado en el centro de la ciudad y erigido para conmemorar sus victoriosas campañas. Su espíritu pervive en la constitución de la V República y el Código de Napoleón sigue siendo la base de la legislación francesa y de otros estados, y tanto el sistema administrativo como el judicial son esencialmente los mismos que se instauraron durante su mandato; igualmente se mantiene el sistema educativo regulado por el Estado. Las reformas radicales que aplicó Napoleón en otras partes de Europa alentaron las sucesivas revoluciones del siglo XIX de carácter liberal y nacionalista.
Aparte de su importancia como transmisor de las ideas e instituciones revolucionarias a Europa, lo que, avanzado el siglo XIX consagraría a esta centuria como el periodo paradigmático de las revoluciones liberales, Napoleón dejó una inigualada impronta como un genio militar. Cuando se encontraba exiliado en Santa Elena dijo "Waterloo borrará de la memoria todas mis victorias", pero se equivocaba. Napoleón es recordado más por sus dotes como estratega que por su gobierno ilustrado.
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Enviado por: | Andrea |
Idioma: | castellano |
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