Biología, Botánica, Genética y Zoología


Músculos


Los músculos.

Los animales y los hombres nos movemos. Caminamos, giramos los ojos, agarramos objetos, es decir, constantemente realizamos movimientos. Un ejemplo: vemos una manzana y tendemos el brazo para asirla. ¿Qué a ocurrido aquí? La visión de la manzana ha sido un estimulo que ha llegado al cerebro a través de unos nervios; el cerebro (que es un centro básico del sistema nervioso) ha ordenado por medio de otros nervios que los músculos del brazo se muevan; y estos músculos han podido mover el brazo gracias a poseer un soporte óseo. Este movimiento, y todos los movimientos, ha sido posible sólo gracias a la existencia de tres sistemas diferentes y, sin embargo, estrechamente conectados entre sí: el sistema esquelético, el sistema muscular y el sistema nervioso.

Los músculos y su contracción

Los músculos son las formaciones rojas, blandas y fibrosas a las que normalmente llamamos carne, que cubren nuestro esqueleto. Frecuentemente sus extremos tienen forma de huso y están sólidamente unidos a los huesos por unos cordones muy duros y tenaces, de un color blanquecino. Estos cordones son los tendones. Flexione un brazo y compruebe que el músculo que se halla encima y delante del codo se ha endurecido y se ha acortado. Este músculo, llamado bíceps, se ha contraído, ha aumenta en grosor y rigidez. Lo ha hecho porque ha recibido una corriente de los nervios que van a parar a él. Cuando esta corriente nerviosa (parecida a la corriente eléctrica que pasa por los hilos conductores) cese, cesará la contracción del músculo my éste volverá a su estado primitivo.

Si los extremos de un músculo, como en el caso del bíceps, se hallan insertos en dos huesos diferentes y articulados entre sí, y el músculo se contrae, los huesos, venciendo una resistencia, se aproximarán y originaran un movimiento. En este movimiento los músculos son los órganos activos (hacen mover los huesos) y los huesos son los elementos pasivos de una verdadera palanca ósea.

Palancas óseas

Existen tres géneros posibles de palancas, y todos ellos los podemos encontrar en nuestro cuerpo.

En la cabeza tenemos una palanca de primer género. El punto de apoyo se halla en la articulación del occipital con la columna vertebral; la resistencia es el peso que la cabeza ejerce hacia delante; y la potencia es un músculo llamado trapecio, que va desde la nuca hasta las últimas vértebras dorsales. El trapecio se contrae, tira de la cabeza hacia atrás, y de este modo impide su caída en sentido contrario. Si el trapecio se relaja, la cabeza se inclina hacia delante. ¿Por qué será que una persona cuando se adormece sentada da cabezadas?

En el pie tenemos una palanca de segundo género. Fíjese en la posición del pie al andar. El punto de apoyo está en los dedos; la resistencia es el peso del cuerpo sobre la articulación de la tibia con el tarso; la potencia es la fuerza que ejercen los músculos de la pantorrilla cuando se contraen.

¿Y una palanca de tercer género? Un ejemplo lo tenemos cuando levantamos peso con la mano, flexionando el antebrazo con el brazo. El codo es el punto de apoyo, en la articulación de húmero con el cúbito; la resistencia es el peso del antebrazo más el peso del objeto levantando; la potencia la ejercen los bíceps, que se va desde el hombro al antebrazo, en donde se inserta entre el punto de apoyo y la resistencia.

Clases de músculos

Al hablar de los tejidos musculares vimos que no todos son iguales, ni están constituidos por el mismo tipo de células. Pos lo tanto, Los músculos tampoco serán todos iguales. En nuestro organismo hallamos un tejido muscular esqueléticos y un tejido muscular liso.

Los músculos esqueléticos los que están unidos al esqueleto, constituyen la mayor parte del sistema muscular, se caracterizan por su color rojo y son de fibra estriada.

El músculo liso esta formado por fibras lisas. Las características esenciales de la musculatura lisa son el color blanquecino, su tipo de contracción (lenta e involuntaria) y su conexión con el sistema nervioso autónomo. El músculo liso constituye las musculaturas de las paredes del tubo digestivo y de los diversos órganos del cuerpo que trabajan independientemente de nuestra voluntad. Ésta sólo interviene sobre el músculo liso de los esfínteres anales y de la uretra; gracias a ello podemos retener por algún tiempo nuestras necesidades.

Estructura del músculo esquelético

Los músculos son conjuntos de fibras musculares. Varias fibras musculares forman un haz muscular. Éste se rodea de una delicada membrana blanquecina llamada perimisio interno o endomisio. Algunos haces, a su vez, se integran en un haz mayor, recubierto también por un endomisio común a todos ellos. Por agregación de unidades de mayor orden tenemos el músculo envuelto en una membrana más resistente llamada perimisio externo.

El perimisio externo se continúa por unas formaciones, o bien en forma de huso (tendones) o bien planas (aponeurosis), por medio de las cuales el músculo se inserta en los huesos.

Principales músculos esqueléticos de nuestro cuerpo

Los músculos de nuestro cuerpo son numerosísimos. Citaremos solamente algunos; el frontal, que arruga la frente; el orbicular de los párpados, que cierra nuestros ojos; el orbicular de los labios, que sirve para cerrar la boca; los buccinadores, que sirven para soplar, los maseteros, que elevando la mandíbula sirven para la masticación; el trapecio, que impide que la cabeza caiga hacia delante; los pectorales, en el pecho, que intervienen en los movimientos del brazo y de la caja torácica; los intercostales, que regulan la respiración forzada; el deltoides, que levanta el brazo; el bíceps, que lo flexiona; el tríceps braquial, de acción contraria al bíceps; los glúteos, que forman las nalgas; el bíceps femoral, que flexiona la pierna; los gemelos, que forman las pantorrillas y se insertan en el talón de Aquiles, y los flexores y extensores de los dedos. Todos estos músculos se contraen cuando nosotros queremos; son, por lo tanto, de contracción voluntaria.

Durante mucho tiempo se ha creído que existían dos tipos de músculos: los músculos estriados y los lisos.

En realidad, esta distinción sufre algunas excepciones, como el miocardio (músculo del corazón), estriado, rojo y que funciona automáticamente. También los músculos motores de los huesecillos del oído, estriados se contraen de manera refleja sin intervención posible y eficaz de la voluntad.

Estudiaremos aquí los músculos estriados de contracción voluntaria que pertenecen al sistema de la vida de relación y que, agrupados alrededor de las piezas del esqueleto, las movilizan constituyendo los órganos activos de los movimientos voluntarios de la locomoción.

ANATOMÍA MACROSCÓPICA

Consideraciones generales

Situación.

De acuerdo con su situación, pueden distinguirse músculos superficiales y músculos profundos. Los primeros también son llamados músculos cutáneos pues se encuentran situados inmediatamente por debajo de la piel. Son poco desarrollados en el hombre y se los encuentra al nivel de la cara, de la cabeza y del cuello. Los músculos profundos se encuentran situados por debajo de la aponeurosis superficial que constituye su cubierta. La mayoría de ellos se insertan sobre el esqueleto pero existe un pequeño número de músculos profundos que se encuentran anexados a órganos privados del esqueleto como los músculos motores del ojo, de la lengua, de la faringe, del ano.

Número, peso, color.

No existen acuerdos en cuanto a su número, según la opinión de Sappey existirían 501 músculos estriados en el hombre.

El conjunto de estos músculos, en el individuo medio y normal, corresponde algo menos de la mitad del peso total de su cuerpo, es decir aproximadamente 30 kilos para un individuo de 70 kilos de peso. De ellos, a los músculos de los miembros le corresponden aproximadamente 7 kilos para el miembro superior y 13 para el inferior. En ciertos atletas el peso de la masa muscular puede corresponder al 50% del peso del cuerpo.

El músculo vivo es de color rojo. Esta coloración denota la existencia de pigmentos y de una gran cantidad de sangre en las fibras musculares.

Dirección.

En general, la mayoría de los músculos son rectilíneos, mas o menos paralelos al eje mayor del cuerpo o al de los miembros. Aquellos que se inclinaban sobre estos ejes son llamados oblicuos o transversos. Otros músculos, para dirigirse de un punto a otro no siempre siguen una línea recta. Cambian de dirección durante su trayecto, en general apoyándose en una superficie ósea; son los músculos reflejos (obturador interno, oblicuo mayor del ojo).

Configuración externa.

Según la forma que adoptan, se distingues músculos largos, anchos y anulares.

Músculos largos.

Se los encuentra en especial en los miembros. Los más superficiales son los más largos; algunos de ellos pueden pasar por dos articulaciones (bíceps braquial, semimembranoso, etc.). También dentro de los músculos profundos se encuentran músculos más cortos, que pasan por una sola articulación (braquial anterior, músculo crural).

Músculos anchos.

Se caracterizan por ser aplanados. Se los encuentra en las paredes de las grandes cavidades, como el tórax y el abdomen. Presentan forma variable: triangular, acintada, plana, curva, etc. Sus bordes son rectilíneos, sin embargo puede observárselos como irregulares y dentados; algunos de ellos forman verdaderos tabiques de separación como el músculo diafragma y el elevador del ano.

Músculos anulares.

Están dispuestos alrededor de un orificio al cual circunscriben y aseguran el cierre. Se los llama orbiculares o esfínteres. Son de espesor y fuerza variables.

Existen ciertos músculos que no pueden ser clasificados dentro de una categoría. Un ejemplo de ello lo constituye el músculo recto mayor del abdomen, que es a la vez largo y ancho.

Debe señalarse que ciertos músculos como los digástricos se caracterizan por la existencia en su trayecto de una interrupción tendinosa que origina la existencia de dos vientres musculares, situados uno en la prolongación del otro o acodados en ángulo mas o menos abiertos.

Inserciones de los músculos.

Los músculos se fijan por sus extremos a superficies llamadas puntos de inserción.

Casi todos ellos se sitúan sobre el esqueleto; pero existen músculos que se insertan en la piel (músculos cutáneos), en las mucosas (lengua, labios), o en un órgano blando (ojo, sinovial, aponeurosis, etc.).

  • Modo de inserción de los músculos.

  • Tendones: es muy raro que un músculo se inserte directamente, por lo general lo hace por intermedio de un tendón. De estructura fibrosa, éste prolonga el músculo hasta su punto de inserción. La forma de los tendones es variable; unos son cilíndricos, otros aplanados, algunos son muy largos, otros muy cortos; existen, por último, los que se extienden en amplias membranas.

    Los tendones son siempre de coloración blanquecina, brillante, nacarada. Son muy resistentes y prácticamente inextencibles: la contracción del músculo puede así actuar sin retardo, sin perdida de fuerza frente a la palanca puesta en movimiento.

    2- Inserción de origen e inserción terminal.

    Punto fijo y punto móvil: se distinguen ordinariamente dos inserciones en un músculo: la inserción de origen y la inserción terminal. En el cuello y en los miembros se habla también de inserción superior e inferior e inserción proximal y distal.

    Las inserciones de origen pueden ser: a)

    Carnosas, las fibras musculares llegan a la superficie ósea de inserción perdiéndose en el periostio; son las menos frecuentes; b) tendinosas, el músculo se origina por medio de fibras blanquecinas en un tendón de origen de forma variable; cilíndrico, aplanado, etc.; c) tendino-musculares, son una combinación de las procedentes; d) arcadas fibrosas, son bastantes frecuentes, entre dos puntos de inserción ósea se tienden una arcada de cuya convexidad parten fibras carnosas (arcada del sóleo, del cuadro lumbar). Las inserciones de terminación pueden hacerse las más frecuentes, por medio de tendones, que prolongan el cuerpo muscular bajo formas variables: largos, breves, cilíndricos, aplanados; pueden emitir expansiones. Hay por último tendones que se extienden en amplias membranas, impropiamente llamadas aponeurosis de inserción, como se observa en los anchos tendones que prolongan hasta la línea media blanca los músculos oblicuos y transverso del abdomen.

    De hecho, cada músculo posee, cuando se contrae, un punto fijo y un móvil. La contracción muscular acerca el punto fijo al punto móvil. Pero si bien para un movimiento dado esos puntos son siempre los mismos para un músculo determinado, cada uno de los puntos de ese mismo músculo puede ser fijo o móvil según el movimiento que realice. Así, en la reflexión del antebrazo sobre el brazo, el punto fijo del bíceps braquial esta en el omóplato y su punto móvil en el radio. Pero en la “acción de trepar”, el bíceps toma su punto fijo en el radio, y en el omóplato se establece el punto móvil, arrastrando a todo el cuerpo. Algunos músculos están formados en su origen por varios cuerpos musculares reunidos más lejos en una inserción única. Se los designa bíceps, tríceps o cuádriceps según tengan dos, tres o cuatro cabos de origen.

    También la inserción terminal de un músculo único puede efectuarse por varios tendones como por ejemplo en los flexores de los dedos.

    El tendón puede ser considerado como la prolongación del tejido conjuntivo que rodea y separa las fibras musculares. Las fibras tendinosas se agrupan en fascículos y la cohesión de sus fibras se debe al entrelazamiento y la disposición helicoidal del tejido conjuntivo dispuestos entre ellas: peritoneo o peritenón interno. El tejido conjuntivo que rodea por fuera el tendón se llama peritenoneo o peritenón externo, que se corresponde con el perimisio muscular.

    La unión de la fibra muscular y del tendón está asegurada por un conjunto de fibrillas conjuntivas que gradualmente se transforman en fibras tendinosas.

    En suma, el tendón debe ser considerado como la prolongación del tejido conjuntivo que rodea y separa las fibras musculares, formaciones cuyo agrupamiento constituye el músculo.

    La terminación de los tendones cuando se insertan en el esqueleto, está representada por una fusión íntima con el periostio. Las fibras tendinosas no penetran en el hueso excepto en ciertos casos precisos como el tendón de Aquiles o del psoas ilíaco. Pero la tracción que ejercen en la superficie de inserción provoca la aparición de salientes, apófisis, espinas, etc.

  • Relaciones de los músculos con sus tendones.

  • La continuidad músculos tendón es muy variable. Los diferentes aspectos pueden sintetizarse en dos tipos esenciales: la inserción de cabo acabo y la inserción lateral.

  • Inserción cabo a cabo: es rara; se la observa en particular a nivel de los músculos anchos.

  • Inserción lateral: en ella los haces musculares oblicuamente sobre su tendón, al igual que las barbas de una pluma en su tallo, distinguiéndose:

    • Músculo penniforme: se lo denomina así porque los haces musculares se insertan a ambos lados del tendón;

    • Músculos semi penniformes: cuando un solo lado del tendón recibe la inserción de las fibras musculares.

    Algunos músculos pueden presentar una inserción de tipo diferente en cada extremo. Cuando las dos inserciones don semi penniformes en general se orientan en sentido inverso. De ellos resulta que los fascículos se tienden oblicuamente de uno a otro.

    Para los músculos de igual longitud, los haces musculares son tanto más cortos cuanto más extensas son las láminas tendinosas. El grado de acortamiento de un músculo y la energía de su contracción dependen del número de fibras que lo constituyen, y de su origen y su terminación.

    La disposición de las fibras musculares sobre el tendón tiene una influencia considerable en la acción mecánica y la eficacia de los músculos y, por lo tanto, la energía que resulta está en función del número de fibras musculares. De dos músculos de igual longitud, igual espesor, e igual ancho, el más poderoso es aquel cuyas fibras, aunque más cortas, son más numerosas. Se acorta menos, pero posee una energía más superior. Las posibilidades de un músculo serán, pues, apreciadas no sólo en función de sus dimensiones y de su volumen sino también de acuerdo con las relaciones de sus fibras musculares con los tendones de inserción.

    ANEXOS DE LOS MÚSCULOS Y DE LOS TENDONES.

  • Vascularización de los músculos: está muy desarrollada a causa de la actividad fisiológica intensa de estos órganos.

  • 1- Arterias: cada músculo recibe una o varias arterias propias, de las cuales alguna puede ser muy voluminosa, como ocurre con la arteria del cuádriceps; menos frecuentemente recibe una arteria única. La arteria de mayor calibre y constancia es la arteria principal, que está acompañada por dos venas y por el nervio correspondiente. De esta forma se constituye el pedículo vasculonervioso principal del músculo, que debe ser conservado en los transplantes musculares quirúrgicos. Las restantes arterias que penetran en el músculo son arterias accesorias. Existe una relación entre el calibre de la arteria principal y el de las accesorias: en todos los casos, la suma de los calibres de las arterias accesorias es semejante al que tendría una arteria única.

    Una arteria, por intermedio de sus ramificaciones, puede irrigar un grupo de músculos, como ocurre con los músculos epicondíleos. Otras veces cada arteria se origina en un tronco diferente, pero sea cual fuere su origen, ellas adoptan una disposición que es fundamental para desarrollar los circuitos de circulación colateral.

    En otros casos, un determinado músculo recibe una serie de arterias escalonadas (músculo recto anterior del abdomen).

    En el interior del músculo, las ramificaciones arteriales disponen en el sentido de las fibras musculares, se ramifican e intercambian numerosas anastomosis con la red arteriolar precapilar. Se dividen en el interior del músculo, en innumerables capilares que rodean las fibras musculares constituyendo una red de considerable densidad. Su característica esencial es su contractilidad: en estado de reposo, contraídas, dan paso a una pequeña cantidad de sangre. Ésta puede aumentar en la proporción de 1 a 700 durante la actividad muscular, simplemente o la dilatación de los capilares. Esta dilatación puede también producirse después de la ligadura de la arteria nutricia; esta red puede desempeñar el papel de una vía anastomótica eficaz entre dos segmentos arteriales alejados.

  • Venas: la red venosa se desarrolla de acuerdo con las necesidades energéticas del órgano. Las venas nacen de las redes interfasciculares y se reúnen para formar venas más voluminosas que emergen del músculo por los lugares de penetración de las arterias y terminan en los troncos venosos profundos de la vecindad, siguiendo un trayecto satélite de las arterias. La contracción muscular impulsa la sangre a las venas y favorece el retorno de la sangre venosa hacia el corazón.

  • Linfáticos. Los músculos contienen numerosos vasos linfáticos que tienden a situarse en los espacios conjuntivos interfasciculares, donde confluyen para emerger del músculo y terminar en los espacios perimusculares regionales y posteriormente en los ganglios regionales

  • Vascularización de los tendones: los tendones se encuentran pobremente vascularizados. Sus fuentes de origen son ramas provenientes de los vasos musculares o bien arteriolas procedentes de la irrigación del periostio, de la vecindad de la inserción, de la vaina conjuntiva peritendinosa o de los vasos que existen en el tejido ambiental.

  • Ciertos tendones, como los flexores de los dedos, poseen pedículos propios que siguen la vía de los mesotendones.

  • Inervación de los músculos: el músculo puede ser abordado en uno o varios filetes nerviosos múltiples; estos filetes pueden ser integrantes del péndulo vasculonervioso principal o pueden llegar al músculo como elementos independientes.

  • Cada fibra nielínica termina en una fibra muscular: este contacto esta asegurado por la placa motora que se interpone entre la fibra nerviosa y la fibra muscular. En el momento de la contracción se producen en la placa motora fenómenos fisicoquimicos complejos.

    La placa motora recibe ademas una fibra amielínica, que asegura la presencia del sistema nervioso organovegetativo en el músculo (es decir que gobierna la vida inconsciente).

    El músculo contiene así fascículos neuromusculares, que son los elementos receptores de la sensibilidad: sensibilidad al dolor, particularmente rica en las inserciones tendinosas y de cierta aponeurosis; sensibilidad propioceptiva que, juntamente con las articulaciones, confiere el sentido de la actitud, permite el equilibrio y la coordinación de los actos automáticos y la sinergia de las contracciones musculares en el curso de movimientos voluntarios.

    En suma, el músculo recibe una triple infracción:

    -fibras motoras procedentes del eje cerebroespinal.

    -fibras simpáticas que siguen el recorrido del plexo nervioso periarterial o el nervio motor, que toma así el significado de un músculo mixto.

    El músculo estriado es gobernado por ordenes provenientes de los centros nerviosos, los que pueden asentar en la medula y conferirle al movimiento causado por las contracciones musculares el carácter de automático o reflejo. Son muy importantes los centros superiores encefálicos, de los que parten los estímulos voluntarios. Cuanto mas complejo en nuestro gesto o movimiento, más desarrollados son los centros nerviosos que los gobiernan. Así, en el hombre los movimientos del pulgar dependen de un conjunto de centros nerviosos corticales muy extendidos en la superficie cerebral.

    C- Aponeurosis: se da el nombre de aponeurosis o fascia a las membranas fibrosas que envuelven a los músculos; su misión es la de contención durante la contracción muscular. No debe confundírselas con los tendones o aponeurosis de inserción en los músculos anchos del abdomen, a los que por extensión se los designa aveces aponeurosis de inserción o de terminación.

    En los miembros la aponeurosis adoptan la forma de cilindros huecos o manguitos, que rodean las masa musculares en toda su extensión, aislándolas de los planos cutáneos y subcutáneos superficiales. Se insertan especialmente sobre las saliencias óseas epifisarias.

    De este manguito parten hacia la profundidad tabique que separan músculos vecinos o grupos musculares netamente distintos: son los tabiques intermusculares que se insertan a los lados de una diafisis.

    En el tronco, la cabeza y el cuello, las aponeurosis son en general más delgadas pero, como en los mismos músculos, más complejas en la disposición que adoptan.

    Recibe el nombre de rafe el entrecruzamiento, en la línea media, de formaciones aponeuroticas laterales, como sucede con los rafes suprahioideos e infrahioideos del cuello.

    La resistencia de la aponeurosis se ejerce frente a la presión que experimentan durante la contracción de los músculos subyacentes y frente a la tracción cuando dan inserción a fibras musculares. Esta resistencia es aumentada por la elasticidad de las aponeurosis. Cuando esta cede por contracción violenta o choque directo, la envoltura muscular desgarrada permite el establecimiento de una hernia muscular.

    De espesor y solidez variables, las aponeurosis se comportan de modo diferente ante el tejido muscular. Algunas veces el músculo esta separado de la aponeurosis por un tejido conjuntivo laxo que permite una separación fácil; este plano es utilizado frecuentemente en la disección o en la cirugía para dirigirce hacia la profundidad. Otra longaciones o tabique fibrosos que aislan grupos de fibras; la aponeurosis así dispuesta no puede ser fácilmente separada del músculo al que recubre, como ocurre en el deltoide y el glúteo mayor.

    Seudoaponeurosis. Algunas aponeurosis son restos de músculos desaparecidos o en regresión, como lo demuestra la existencia de ellas en fibras musculares. Representan porciones musculares atrofiadas en el curso del desarrollo filogenico.

    D- Vainas fibrosas y vainas sinovales de los tendones: son formaciones desarrolladas a modo de puente o túnel entre las superficies óseas sobre las cuales se deslizan los tendones. Su función es contener el tendón permitiéndole un deslizamiento fácil o actuar como polea de reflexión. Se las encuentra en especial en los extremos de los miembros en los que los tendones deben permanecer en contacto con el esqueleto, cualquiera que sea la posición del segmento de miembro que se considere.

    Las vainas fibrosas están insertadas en el hueso. Tienen una existencia propia o adaptan su estructura a las formaciones fibrosas o aponeuróticas de la vecindad. Rodea a uno o varios tendones.

    Las vainas sinoviales son envolturas serosas que tapizan el interior de estos túneles osteofibrosos. Favorece el deslizamiento de los tendones. Cada vaina sinovial esta formada por una hoja visceral, que rodea y se aplica al tendón, y una hoja parietal, que tapiza el interior de la vaina osteofibrosa. Estas dos hojas continúan una con la otra en los extremos de la vaina, formando así fondos de saco sinoviales que hacen de la sinovial una cavidad cerrada. En ciertos puntos, el tendón se encuentra unido a la pared osteofibrosa por pliegues conjuntivos revestidos por la sinovial que contienen vasos destinados al tendón: son los mesotendones o vincula tendinum de Weitbrecht.

    E- Bolsas serosas anexas a los músculos: es frecuente observar entre dos músculos o entre un músculo y un hueso pequeñas bolsas tapizadas por una membrana serosa: son las bolsas serosas, que favorecen el deslizamiento muscular. Algunas de estas bolsas serosas se comunican con la sinovial de una articulación vecina.

    F- Anatomía funcional de los músculos: los músculos están dotados de dos cualidades: tono y contractilidad.

  • Tono muscular: un músculo en reposo presenta cierto grado de contracción fisiológica refleja que recibe el nombre de tono. Este se exterioriza en la conservación de actitudes posturales como ocurre en la posición del pie, en la que actúa el tono de los músculos no tienen que compensar un estado de relajación antes de contraerse.

  • La sección transversal de un músculo produce una separación notable de las superficies del corte. Esto demuestra un estado de tensión de las fibras musculares, aun cuando el músculo este en reposo. La sección del nervio que lo inerva destruye esta actividad, lo cual demuestra su origen nervioso. Esta condición puede anularse mediante la anestesia y por ciertas drogas como el curare.

    2- Contractilidad: en ella se distinguen:

    -la contracción isométrica o estática, que pone en tensión al músculo sin modificar su longitud. Es lo que sucede con el cuádriceps femoral en la posición de pie: su contracción estática se opone a la flexión de la rodilla por el peso del cuerpo.

    -la contracción isotónica, acorta el músculo acercando sus inserciones y suscita un movimiento propio para cada músculo.

    La contracción muscular posee, ella misma, dos cualidades: la fuerza y la velocidad. La fuerza depende de la longitud y del volumen de las fribras musculares. Su aumento por el ejercicio físico lleva a un incremento de las fibras musculares en volumen pero no en número. La velocidad es una condición propia de la fibra muscular; puede ser aumentada por el entrenamiento.

    Un músculo no puede contraerse indefinidamente; tarde o temprano se fatiga. Los mecanismos fisicoquímicos de la fatiga son bien conocidos en la actualidad. Dependen en gran parte de la Vascularización, por ello la incapacidad de responder a los esfuerzos origina el calambre, que pone al músculo en estado de rigidez. Un grado más y se llega a la tetanización: el músculo se vuelve muy duro, con trumulaciones perceptibles por el individuo o en el examen. Cuando la fatiga es menos marcada se manifiesta por laxitud y por una disminución de la fuerza y la velocidad de contracción. Este estado mejora con el reposo, pues el músculo se relaja; también pueden contribuir el masaje o los agentes físicos, como rayos infrarrojos onda corta y baños calientes.

    Electromiografía: el estudio de las acciones de todos los músculos fue efectuado en el siglo pasado por Duchenne con la ayuda de excitaciones eléctrica precisas.

    Actualmente, el estudio de las corrientes eléctricas que provocan la contracción muscular se efectúa por medio de la electromiografía, que realiza el estudio aislado de los músculos superficiales o profundos, en reposo o en movimiento. Para ello se utilizan dos electrodos, uno de superficie y otro de inserción. La corriente eléctrica es recogida y objetivada sobre la pantalla de un osciloscopio o sobre un cilindro registrador. La evaluación de esa corriente puede ser cualitativa o cuantitativa. De esta forma se pueden estudiar, ademas, las acciones simultaneas de varios grupos musculares, pues el movimiento nunca es el efecto de la contracción en un solo músculo, salvo en casos particulares como los esfínteres estriados.

    Coordinación de las contracciones musculares en el movimiento: un movimiento implica la contracción de un músculo o de un grupo muscular y su acción. Los músculos que participan en un movimiento determinado se denominan agonistas. Aquellos músculos que se oponen a los agonistas y que por su contracción pueden invertir o impedir un movimiento se llaman antagonistas. Sin embargo, el antagonismo no es tan exacto, pues que al relajarse los músculos antagonistas permiten la acción de los agonistas. Por ejemplo, en la flexión del antebrazo sobre el brazo, el bíceps y el braquial anterior son agonistas y el tríceps braquial anterior antagonista. Por el contrario, en la extensión del antebrazo en el tríceps el que se vuelve agonista y el bíceps y braquial anterior son los antagonistas.

    La contracción de los músculos agonistas solos da origen a un brusco, rápido y poderoso y supone, por lo tanto, una decontracción lo más perfecta que sea posible de los antagonistas: por ejemplo, el gesto de dar un puñetazo, la potencia del tríceps braquial se ejerce con tanta mayor eficacia cuanto más relajados estén los flexores del antebrazo. Por el contrario, siempre que un movimiento deba ser preciso, es decir lento, la contracción simultanea de los antagonistas y de los agonistas es fundamental. Pero una sucesión de movimientos precisos puede ser tan fatigable como una serie de gestos rápidos y poderosos.

    Músculos fijadores son aquellos que por su contracción fijan un segmento del cuerpo para permitir un apoyo básico a los movimientos ejecutados por otros músculos: fijación de los músculos abdominales para permitir el descenso del brazo con una resistencia. Dentro de estos se distingue un tipo especial de fijadores: los músculos sinergistas, que permiten a los agonistas ejecutar su acción en una articulación distante: los extensores de los dedos mantienen en extensión al puño durante la prensión.

    Cuando el movimiento requiere la acción simultanea de los agonistas, los antagonistas, los fijadores y los sinergistas, aquel recibe un nombre de acción muscular de grupo.

    Un músculo puede tener una acción doble, por ejemplo el bíceps que actúa como flexor del antebrazo sobre el brazo y participa en la supinación del antebrazo juntamente con el supinador corto.

    El entrenamiento del aparato muscular puede tener diversos fines:

    - aumentar la fuerza general de la musculatura, sea en su conjunto o en un sentido especializado;

    - aumentar la coordinación de los agonistas y de los antagonistas para la realización de gestos precisos y difíciles;

    - utilizar sólo los grupos musculares necesarios para ejecutar el movimiento a fin de lograr la economía del gesto, la disminución de la fatiga y el aumento de la eficacia. Un individuo no entrenado, no educado, se fatiga siempre muy pronto, no sólo porque no sabe ejecutar ciertos gestos, sino especialmente porque contrae un gran número de músculos totalmente inútiles para el movimiento.

    El estudio del movimiento pone en evidencia dos clases de músculos: los músculos de actitud y los músculos de movimiento. En el gesto de la prensión, por ejemplo, todos los músculos del miembro superior, confieren a ésta la actitud correcta, pero los músculos flexores de los dedos aseguran la presa. Igualmente, los movimientos exigen un gran gasto de fuerza, demandando una solidez primaria del tronco: se ve así contraerse los músculos de la pared abdominal, los de la caja torácica y los de la glotis que bloquean la respiración antes que se produzca la contracción verdaderamente activa de los músculos que aseguraran el movimiento.

    Así como el ejercicio y el movimiento desarrollan el músculo, la inactividad, en cambio, lo atrofia y por lo tanto su volumen disminuye. Esto constituye una amenaza para la humanidad cada vez más mecanizada; dicha amenaza es, sin duda, a largo plazo. Pero son muy evidentes las atrofias consecutivas a una inmovilización prolongada a causa de un traumatismo o por un aparto de yeso. Las contracciones musculares bajo el yeso y la reeducación inmediata palian los riesgos de una atrofia definitiva.

    Ciertos músculos se atrofian más rápidamente que otros: cuádriceps femoral, por ejemplo, se funde en algunos días si se inmoviliza completamente la rodilla.

    Por último la contracción muscular, por los cambios energéticos que suscita y por la eliminación de desechos del organismo que favorece, tiene un papel muy importante en el equilibrio general del cuerpo humano. No se insistirá nunca bastante en el valor que es menester adjudicar al ejercicio muscular armónico y juiciosamente practicado durante toda la vida.

    TIPO

    FUNCIÓN

    UBICACIÓN

    M

    Ú

    S

    C

    U

    L

    O

    S

    Anchos

    Poca fuerza, poco movimiento

    Cabeza

    Cuello

    Cavidades

    Cortos

    Mucha fuerza, poco movimiento

    Columna vertebral

    Esfínteres

    Largos

    Mucha fuerza, mucho movimiento

    Miembros

    MÚSCULOS

    CORTOS

    MÚSCULOS DE LA COLUMNA VERTEBRAL

    Espinales

    ESFÍNTERES

    Orbiculares de los labios

    Orbicular de los párpados

    M

    Ú

    S

    C

    U

    L

    O

    S

    L

    A

    R

    G

    O

    S

    MÚSCULOS DEL MIEMBRO SUPERIOR

    HOMBRO

    Deltoides

    Subescapular

    BRAZO

    Bíceps braquial

    Tríceps braquial

    ANTEBRAZO

    Flexor común superficial de los dedos

    Extensor común de los dedos

    Pronador

    Supinador

    MANO

    Flexor de los dedos

    Extensor de los dedos

    Abductor del pulgar

    Aductor del pulgar

    MÚSCULOS DEL MIEMBRO INFERIOR

    PELVIS

    Glúteos

    Psoasilíaco o psoas mayor

    Psoas menor

    MUSLO

    Tensor de la fascia lata

    Sartorio

    Cuádriceps crural

    Aductores

    PIERNA

    Extensor común de los dedos

    Extensor propio del dedo gordo

    Tibial anterior

    Gemelos

    Flexor tibial

    Flexor propio del dedo gordo

    Tibial posterior

    PIE

    Flexor corto de los dedos

    Extensor corto de los dedos

    Abductor del dedo gordo

    Aductor del dedo gordo

    M

    Ú

    S

    C

    U

    L

    O

    S

    A

    N

    C

    H

    O

    S

    CABEZA

    CUTÁNEOS O DE LA FISONOMÍA

    Cráneo

    Frontal

    Occipital

    Cara

    Nariz

    Dilatador de las fosas nasales

    Mirtiforme

    Boca

    Risorio

    Buccinador

    CUELLO

    REGIÓN CERVICAL

    Cutáneo

    Esternocleidomas-teoideo

    Escalenos

    Esplenio

    REGIÓN HIODEA

    Infrahioideos

    Esternocleideo-hioideo

    Omohiodeo

    Esternotiroideo

    Tirohiodeo

    Suprahioideos

    Digástrico

    Estilohiodeo

    Milohiodeo

    Genohiodeo

    CAVIDA-DES

    DORSO

    Trapecio

    Dorsal ancho

    TORAX (inspiradores)

    Pectoral mayor

    Pectoral menor

    Serrato mayor

    Intercostales

    ABDOMEN (espiradores y evacuadores)

    Diafragma

    Recto mayor

    Oblicuo mayor

    Oblicuo menor

    Transverso

    SISTEMA MUSCULAR

    MATERIA: EDUCACIÓN FÍSICA

    CURSO: NOVENO AÑO

    FECHA: NOVIEMBRE DE 1998




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    Enviado por:Giselda Martínez Cabrero
    Idioma: castellano
    País: Argentina

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