Muscha - Anja Tuckermann

El libro cuenta la historia de un niño llamado Josef Müller durante el periodo nazi en Alemania.

A Bubi (como llamaban a Josef) le encantaba, como a todos los niños, salir a la calle a jugar y desde siempre le hacia mucha ilusión poder ir a la escuela. Pero su madre no quería que fuera a la escuela sin antes a ver visto al Führer (Adolf Hitler) y lo lleva a Berlín para que lo pueda ver.

En los primeros días de colegio aprendían canciones alemanas. Y durante el recreo muchos de sus compañeros comienzan a insultarle sin él saber porque. A Josef le costaba mucho aguantar el brazo extendido durante toda la canción y siempre le pegaban por ese motivo, aunque sus compañeros se apoyaran en otros. Siempre había un motivo para que el profesor le pegara, o simplemente le pegaba, igual que sus compañeros; pero lo que él no entendía era porque, y a esa pregunta no le respondía ni su propia familia.

Un día vino un chico de las Juventudes Hitlerianas y entrego unos papeles para que los niños se inscribieran, pero no le dieron a Josef. Y a el le hacia mucha ilusión pertenecer, porque él quería ser uno más y jugar con sus compañeros. Ya todos los que él creia que eran sus amigos le empezaron a tratar mal, como Günter o Gerhard que le clava un cuchillo. Su padre ya no puede aguantar más y cambia a Josef de clase, con otro profesor amigo suyo, que es mucho más bueno y amable con él. Un día de clase dos agentes intervinieron en clase y se lo llevaron, lo encerraron en una buhardilla del hospital, donde lo operaron, para que no pudiera tener hijos, pero a él le dijeron que era de apendicitis. Una noche la enfermera y un ayudante lo sacaron a escondidas y lo llevaron a una casa donde tuvo que vivir cinco meses sin salir, pasando frío y habré y recibiendo visitas de su tío, de Verónica y de otros amigos de sus padres. Cuando la guerra al fin acabó, un soldado americano lo encontró, y él y otros más lo llevaron a su casa donde se reencontró con sus padres.

Cuando se hizo mayor comprendió todo lo que le pasó en la infancia; que era adoptado, que era gitano y por eso lo trataron así, la G de las cartillas de racionamiento, y que tenia un hermano gemelo.

Josef: es el protagonista, también le llaman Bubi; y fue un niño alemán pero de raza gitana que sufrió el racismo de la II Guerra Mundial, pero sin saber porque le pasaba eso a él, porque era diferente.

Sus padres: son alemanes pero van en contra del partido nazi; ellos adoptaron a Josef e hicieron lo posible para que él no sufriera.

Profesora Steinecke: era alemana, era la profesora de Josef y le educaba bajo la influencia del nazismo. Trataba de diferente manera a Josef que al resto de sus compañeros.

El Bestia: era otro profesor de Josef, era alemán, racista y maltrataba a Josef a la mínima o simplemente le pegaba.

Helmut y Hans: eran los amigos de Josef, jugaban con él aunque sus padres se lo tenían prohibido.

La principal causa fue el expansionismo militar de los países fascistas-autoritarios. Éstos justificaban su política por necesidades económicas o por prestigio histórico.

Y el revanchismo nacionalista alemán. Los alemanes no aceptaron las imposiciones del Tratado de Versalles.

Por un lado estaban las potencias del EJE ( Alemania, Italia y Japón); y por el otro, los países atacados, Francia, Inglaterra, China, La URSS y Estados Unidos.

Ein Volk (un pueblo), el alemán, representante de una raza superior, la aria, destinada a dominar a todas las demás. Esta política racista desencadenó la puesta en marcha de leyes que atacaban a las razas que ellos consideraban inferiores.

Pag. 62; en el día de Nochebuena iba un Santa Claus que daba regalos a todos los niños, pero no le dio a Josef y lo llamó mulato.

Pag. 101; en las cartillas de racionamiento ponía una G que significa gitano y le daban menos comida.

Sus compañeros de escuela le pegaban e insultaban, igual que el Bestia o los de las Juventudes Hitlerianas.

Pag.87; el Bestia luego coge su bastón, se estira, me toca suavemente el mentón con la punta y dice: Ven aquí bastardo.

Pag.93; en todos los recreos me llueven empujones, golpes e insultos. El Bestia les va enseñando a quien pueden pegar sin que le castiguen.

Pag. 109; él no pertenecer a la raza aria. En las Juventudes Hitlerianas nos han enseñado quien es el enemigo del pueblo alemán. Cuando sea mayor se convertirá en un parásito social.

Pag.101; ninguno de mis compañeros de clase juega conmigo. Al salir del colegio me paso horas pegado a la ventana, porque los niños de mi calle tampoco quieren relacionarse conmigo.

Pag.146; me llevan al hospital Weidenplan, pero en lugar de meterme en una habitación con los otros pacientes, me encierran en una pequeña buhardilla.

Durante las décadas de 1930 y 1940, los dirigentes nazis alemanes crearon 22 campos de concentración donde encarcelaron a judíos, gitanos, homosexuales, comunistas, eslavos y otros grupos. El trabajo, los fusilamientos, los gases o las inyecciones letales habían acabado con más de cuatro millones de prisioneros al final de la guerra.

Algunos fueron asesinados por pelotones de fusilamiento, otros murieron de inanición o como resultado de experimentos llevados a cabo por doctores y científicos alemanes. La mayoría murió en las cámaras de gas. En 1945, cuando las fuerzas aliadas liberaron los campos, encontraron miles de cadáveres sin enterrar esparcidos. La mayoría de los supervivientes padecía enfermedades o desnutrición.

Los puntos de destino en Polonia eran Kulmhof (Chelmno), Belzec, Sobibor, Treblinka, Lublin y Auschwitz. Kulmhof, situado al noroeste del gueto de £ódŸ, contaba con furgones de gas, y el número de personas que perdieron allí la vida fue de unas 150.000. Belzec disponía de cámaras de gas de monóxido de carbono en las que fueron asesinados 600.000 judíos aproximadamente, procedentes en su mayoría de la populosa zona de Galitzia. Las cámaras de gas de Sobibor pusieron fin a la vida de más de 250.000 personas, y las de Treblinka de 700.000 a 800.000. En Lublin murieron gaseados o fusilados unos 50.000 judíos. El número de víctimas de Auschwitz fue superior a un millón.

Auschwitz, próximo a Cracovia, fue el mayor campo de exterminio. El gas empleado en este lugar, a diferencia del de otros campos, era ácido clorhídrico y producía una muerte rápida. Las víctimas de Auschwitz procedían de toda Europa: Noruega, Francia, Países Bajos, Italia, Alemania, Checoslovaquia, Hungría, Polonia, Yugoslavia, Grecia y España, en este último caso principalmente republicanos españoles exiliados tras la Guerra Civil (1936-1939). Una gran parte de los presos de estos países, incluso aquellos que no eran judíos, fueron empleados como mano de obra en industrias; algunos prisioneros fueron sometidos a experimentos médicos, sobre todo a esterilizaciones. Aunque lo habitual era que sólo se gaseara a los judíos y los gitanos, varios cientos de miles de personas internadas en este campo murieron a causa del hambre, de las enfermedades o las ejecuciones. Se construyeron enormes crematorios para incinerar los cuerpos de las víctimas y borrar las huellas del exterminio. Auschwitz fue fotografiado por aviones de reconocimiento aliados que buscaban objetivos industriales, y en 1944 se destruyeron las fábricas pero no las cámaras de gas.

Pantalón negro con cinturón, camisa parda con el emblema de las Juventudes Hitlerianas en la manga, una cruz gamada redonda con un rayo dentro, y un pañuelo triangular para llevar al cuello sujeto con un nudo de cuero.

Acuden al servicio dos días por semana, los miércoles y los sábados. Hacen marchas, flexiones, cantan canciones, van de excursión, juegos al aire libre, aprenden a disparar a ponerse mascaras de gas y los educaban en el nazismo.

Las cartillas de racionamiento tenían cupones para los alimentos. En los cupones refleja la cantidad en gramos y cuando uno recibe su ración, lo cortan. A un lado hay que anotar el nombre y la dirección, o no te dan nada.

Alemania, una gran nación que abarca tierras donde vivieran alemanes, se relaciona con el himno alemán, en que Alemania por encima de todo se mantiene fraternalmente unida, ya sea defendiendo o atacando.

Stalingrado, Batalla de, nombre que recibe el conjunto de combates que tuvieron lugar en la ciudad de Stalingrado (actual Volgogrado, en Rusia) en 1942 y 1943, durante la II Guerra Mundial, y cuyo desenlace supuso la detención del avance alemán en el territorio de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

En agosto de 1942, el VI Ejército alemán, a las órdenes del general Friedrich von Paulus, avanzó hacia Stalingrado, iniciando un periodo de encarnizados enfrentamientos callejeros, al intentar expulsar a las tropas rusas de la ciudad. En noviembre, las fuerzas rumanas que defendían la ruta de suministros alemana a Stalingrado fueron aplastadas por el Ejército Rojo, y Paulus y sus tropas, compuestas por 200.000 soldados, quedaron sitiados en Stalingrado. Los soviéticos emprendieron una contraofensiva en la ciudad. El dictador alemán Adolf Hitler ordenó a Paulus que resistiera, después de que Hermann Wilhelm Goering le asegurara que la Luftwaffe (Fuerzas Aéreas alemanas) podía abastecer correctamente al VI Ejército desde el aire. Hitler ordenó al mariscal de campo Fritz Erich von Manstein socorrer a Von Paulus. Sin embargo, la Luftwaffe sólo pudo hacer llegar al VI Ejército una pequeña parte de los suministros, al mismo tiempo que el avance de las tropas de Manstein era bloqueado por el Ejército Rojo. Tras sufrir innumerables bajas y un sinfín de dificultades, Von Paulus se rindió el 1 de febrero de 1943 al alto mando soviético.