El texto que voy a comentar es el poema “Mujer con alcuza” de Dámaso Alonso. El tema principal de este texto es la soledad de la mujer tras la muerte de las personas cercanas a ella y la incertidumbre de no saber qué ocurrirá con su vida.
Los temas más destacados de este poema son la soledad que experimenta la mujer al pasar los años -“guarda aún el dulce álabe de la cargazón y de la compañía”(líneas 108-109); “Y esta mujer se ha despertado en la noche, y estaba sola, ha mirado a su alrededor, y estaba sola.” (l. 74-76)-, la eterna duda sobre la existencia de Dios -“y ha preguntado quién conducía, quién movía aquel horrible tren. Y no le ha contestado nadie, porque estaba sola…” (l. 86-99) - y las personas que han muerto cuyo recuerdo la acompañan en su camino -“entre zanjas abiertas a un lado y otro, entre caballones de tierra de dos metros de longitud, con ese tamaño preciso de nuestra ternura de cuerpos humanos.” (l. 96-99) -.
Este poema no está estructurado en una línea cronológica, sino en distintos planos: el plano real -cuando la mujer camina por la calle-, un plano simbólico -cuando el testigo dice ver a la mujer caminando entre zanjas y caballones de tierra- y un plano existencial -cuando se utiliza la metáfora del tren para hablar de la vida de esta mujer que ha ido evolucionando y las dudas que ésta ha tenido sobre la existencia de Dios-. Al comienzo del poema un testigo presencia como la mujer se arrastra por las calles de la ciudad, pero el testigo después rectifica y sitúa a la mujer en el campo. Un campo yerto que está lleno de caballones de tierra del tamaño de personas y zanjas -un cementerio-, y este cambio de escenario no ocurre en un orden cronológico, sino que es simultáneo ya que la mujer se siente sola mientras que camina entre las tumbas de sus amigos, familiares y otras personas que conoció durante su vida. El testigo comenta que la mujer ha venido en un tren -una metáfora de la vida- y que en ese tren ha viajado durante mucho tiempo pero un día se despertó y estaba sola. Cuando se despertó sola en el tren, busca a alguien pero no encuentra a nadie, y la mujer le grita a la oscuridad y pregunta quién conduce, cuestionando así la existencia de un Dios que dirija su vida. Finalmente, la mujer ve como han pasado los años de su juventud y echa de menos la compañía que no tiene ahora que es más mayor y ha experimentado la tristeza y la monotonía.
En este texto existe una gran variedad de figuras literarias. Podemos ver aliteraciones en el poema -la aliteración es una figura literaria que se caracteriza por la repetición de una letra (o letras) para crear cierta sonoridad al leer el poema-, como por ejemplo en las líneas 1-10: “[…] Yo no sé qué es más gris, si el acero frío de sus ojos, si el gris desvaído de ese chal con el que se envuelve el cuello y la cabeza, o si el paisaje desolado de su alma. Va despacio, arrastrando los pies, desgastando la suela, desgastando la losa […]” y esta aliteración crea la sensación de estar escuchando cómo arrastra la mujer sus pies.
También hay una gran variedad de metáforas -una metáfora es una figura literaria que consiste en identificar dos realidades que no guardan ninguna relación pero que expresan una cierta semejanza-: (l.5) “el acero frío de sus ojos”, (l. 7) “el paisaje desolado de su alma”. Además, están presentes dos figuras literarias que son antagónicas entre sí, la cosificación -dotar de propiedades que son características de objetos inanimados a personas- [“se asoma por el marco de su propio cuerpo de madera” (l. 103)] y la personificación -dotar de propiedades características de las personas a un objeto inanimado, planta o animal- [“la estúpida fuerza sin pupilas” (l.91)].
Además, está presente la repetición - (líneas 75-89) “[…] estaba sola”-, el polisíndeton -repetición de nexos- [a partir de la línea 74 hasta la 88 existe una repetición de la conjunción “y” al comienzo de casi todas las frases, en total 14 nexos], los contrastes -(línea 29-30) “unas veces nevaba y hacía mucho frío, otras veces lucía el sol y sacudía el viento[…]”; (línea 38-43) “Noches y días, días y noches, noches y días, días y noches […]”-, hipérboles -recurso literario caracterizado por la exageración de las cosas- [(l. 60) “la infinita llanura”] y paradojas -recurso que se caracteriza por el antagonismo que existe entre la descripción del objeto y el objeto en sí- [(l.67-68) “gritos ahogados y empañadas risas”]