Literatura


Morirás en Chafarinas; Fernando Lalana


RESUMEN

El libro narra los hechos transcurridos durante los siete días de una semana:

DOMINGO DE GUARDIA

Jaime Galdós, que es quien nos cuenta esta historia, está haciendo la mili en Melilla, y sólo le quedan tres meses para acabarla. La historia empieza en una guardia de domingo, que tienen fama de ser de las más tranquilas. Mientras estaban de guardia, Jaime y su mejor amigo, Adolfo, un furriel, jugando una partida de dominó, apareció Aguado, un asturiano, y les dijo que en la garita de los jardines no había nadie. Los tres fueron a mirar y efectivamente estaba vacía. Vieron a Júdez, quien debería estar allí, que iba en dirección a Melilla. Después de hablar con el sargento Moreno, Jaime y Aguado fueron a buscarle. Le persiguieron a todo correr hasta que se metió en una mezquita. Subió a lo alto del minarete y se suicidó.

Jaime y Aguado volvieron al cuartel, donde tuvieron que explicarlo todo un montón de veces: a cada uno de sus compañeros y al capitán Gayarre, quien mostró mucho interés y le hizo muchas preguntas sobre Júdez.

Más tarde, un preso llamado Jesús Moliner sufre un ataque y empieza a dar golpes, a gritar, a agarrarse la garganta… Cuando consiguieron controlarle (cosa que costó mucho) le llevaron al hospital. Moriría el lunes por la mañana.

LUNES TRISTE

El lunes, Jaime le contó lo ocurrido con Júdez al teniente coronel Fonseca, y luego al capitán Contreras, que se interesó muchísimo por Júdez. Contreras le hizo muchas preguntas sobre Cidraque, otro preso que tenía fama de muy inteligente, pero que estaba en el calabozo por insolente…

Cuando Jaime se fue, Contreras mandó llamar a Cidraque, y estuvo charlando con él un rato. Se impresionó de Cidraque y de todas sus cualidades, y le encomendó que investigara y averiguara el origen y las causas de las dos muertes del domingo. Para ello le promete liberarle de los 20 días que le quedan de calabozo.

Cuando Cidraque sale de la oficina de Contreras se lo cuenta todo a Jaime, a pesar de que no debía decir nada a nadie (se supone que un espía debe ser secreto), para que le ayude con su tarea.

Jaime estaba dando una vuelta por Melilla cuando Hassán, un jovenzuelo moro, en plena avenida del Generalísimo, le robó el bolso a Elisa, la mujer del capitán Contreras. La policía quería que Elisa pusiera una denuncia, pero Jaime le disuadió para que no lo hiciera. Elisa le hizo caso y desde ese momento ya fueron amigos. Además, Jaime estaba enamorado de Elisa.

Ya en el cuartel, Villalba, a quien tocaba hacer la guardia del martes, rogó a Adolfo que se la cambiara por otra, porque el martes estaba de cuartel el capitán Gayarre. Adolfo se negó rotundamente porque le desbarataría todos los planes, y al final Villalba desistió.

Como había prometido Contreras, Cidraque salió el lunes del calabozo, y le pidió que le asignara una litera al fondo de la compañía. A esta petición Adolfo asintió sin explicárselo, porque era allí donde todas las noches se pasaban de mano en mano canutos y litronas…

MARTES DE CARNAVAL

El martes por la mañana, Jaime se levantó hecho fosfatina, por lo dura que había sido la jornada anterior. Cuando fue a la oficina se encontró allí a Cidraque, que le persuadió para que le ayudara con su misión. Jaime tenía muy claro que no iba a meterse en líos, pero tras un buen rato de discusión, Cidraque consiguió convencerle. Después de desayunar se pusieron a investigar, pero no pudieron reunir mucha información. Sólo dedujeron que Júdez y Moliner se conocían y que Moliner tenía toda una colección de trajes.

Mientras tanto, y por orden expresa del coronel Cabeza, se registró todo el cuartel en busca de cualquier sustancia no permitida. La operación no dio mucho fruto: sólo se encontró un poco de hachís, algunas jeringuillas, algunas anfetaminas, y nada más. Lo normal.

Después de comer, Cidraque y Jaime se fueron a tomar algo al Metropol, el night club más famoso de la ciudad. Al salir, como no habían averiguado nada en todo el día y Cidraque tenía que decirle algo a Contreras, se fue a la Cañada de la Muerte, a ver si encontraba algo. Mientras Jaime se compró el periódico y se fue a otro bar a tomar un café. Allí, mientras hacía un crucigrama, Hassán (se había hecho limpiabotas) llegó y estuvieron hablando un rato.

Cidraque, en la Cañada de la Muerte, no había conseguido sacar ninguna información, pero Jaime se había enterado por medio de Hassán de que el centro de distribución de heroína de Melilla era una lavandería de la calle Farkhana, la Lavandería Moderna.

Eran las doce y media de la noche, Adolfo, Jaime y Cidraque habían estado disfrutando un rato de la noche de Melilla, cuando los tres, que ya se disponían a volver a la compañía, oyeron dos disparos separados por un intervalo de dos segundos. Luego otro, totalmente distinto a los anteriores. Y otro. Como el anterior.

Fueron los tres corriendo a ver qué había pasado. Habían matado a Joaquín Villalba. Al parecer el capitán Sebastián Gayarre, y, según el, en defensa propia.

MIÉRCOLES DE CENIZA

Nada más llegar a la compañía, el capitán Contreras hizo llamar inmediatamente a Cidraque, para comunicarle que a partir de ese momento su misión de espionaje entre sus compañeros quedaba cancelada, pero que no por eso iba a romper su promesa, que seguía libre.

Cuando salió Cidraque de la oficina de Contreras, fue a hablar con Jaime y se lo contó todo. Cidraque pensaba que las tres muertes no eran accidentes ni casualidades, sino asesinatos, y que Gayarre mató a Villalba a sangre fría.

Luego se pusieron a meditar y Cidraque encontró una relación (poco clara) entre los tres asesinatos y el capitán Contreras. A pesar de todo, decide abandonar el tema, haciendo caso a Contreras.

Cidraque y el teniente Palacios fueron a buscar a Victoria, la hermana de Villalba, al puerto, y Cidraque se enamora perdidamente de ella. Entonces cambia de opinión y llega a la conclusión de que es mejor seguir con el caso. Va a hablar con Jaime sobre la muerte de Villalba, y razonando perfectamente gracias a la mente superdotada de Cidraque, encuentran una hipótesis perfectamente posible y creíble sobre el asesinato.

JUEVES LARDERO

Cidraque fue a buscar a Victoria a las diez de la mañana, como habían quedado el día anterior, para ir al hospital. Una vez allí, Cidraque mantuvo una conversación muy interesante con Antón Sau, el médico encargado de las autopsias. Éste le dijo dos cosas muy importantes y relevantes: que Villalba era “aficionado” a la heroína, y que además era veterano; y que la droga causante de la muerte de Júdez y Moliner estaba alterada: era de una gran pureza y llevaba más de media docena de venenos. Así se confirmó la teoría de Cidraque de que habían sido asesinados.

Cuando llegó Cidraque al cuartel, se fue con Jaime a “asaltar” los Archivos de Mayoría. Allí encontraron varios documentos, que relacionaban enormemente a Gayarre y a Contreras. Cuando acabaron de hurgar, fueron a dar una vuelta por la Lavandería Moderna. Allí montaron un cisco de tres pares de narices, y consiguieron huir, pero dos les siguieron. Cidraque se escabulló, pero a Jaime le siguieron persiguiendo. Él fue a casa de Elisa a refugiarse. Allí hicieron “sus cosillas”, se tomaron un café y Jaime se enteró de que Contreras se iba a ir a las islas Chafarinas el sábado por la mañana, y que Contreras y Gayarre son los que llevan la Lavandería Moderna.

VIERNES DE DOLORES

Por la mañana fue el entierro de Moliner (D.E.P.).

Cidraque compuso una hipótesis totalmente perfecta sobre todo lo ocurrido, relacionando los tres asesinatos, a Contreras, a Gayarre, a la Lavandería Moderna, a la heroína… en definitiva, todo de lo que poseían información.

Más tarde, cuando estaban formando retreta, informaron a Cidraque y a otros dos de que estaban destinados en Chafarinas, y que salían el sábado por la mañana.

SÁBADO DE GLORIA

Por la mañana, como le habían dicho, Cidraque preparó dos petates: uno para llevar consigo a las Chafarinas y otro para dejar allí, porque les habían dicho a los tres que iban a salir que dejaran las taquillas limpias, y que devolvieran las sábanas.

Para no dejar solo a su amigo, Jaime consiguió un pase de visita turística (todos los oficinistas tenían derecho a uno y él todavía no lo había usado) a las islas Chafarinas, una visita de unas pocas horas, el sábado.

Salieron todos en el Virgen de África, el barco que les trasladó a la isla Isabel II, la única habitada del archipiélago. Los dos iban con la idea de que iban a morir, de manos de Contreras.

Una vez hubieron llegado, Jaime presentó a Cidraque a dos amigos que tenía allí, León y Bereci.

Poco después, Jaime se enteró (mediante un cable, a través de la radio) de que habían encontrado a Elisa muerta en su casa. Entonces Jaime se deprimió, estuvo llorando como media hora, juró que mataría a Contreras porque estaba convencido de que había sido él, y se emborrachó a base de coñacs, a pesar de que odiaba el alcohol.

Entonces, Cidraque y él hicieron otra hipótesis en la cual Contreras había mandado matar a Elisa para tener una excusa de suficiente peso como para volver cuanto antes a Melilla con la heroína.

Entonces comenzó el espionaje de Contreras; descubrieron que usaba una red de galerías que iba por debajo del mar para ir a otra isla cercana y efectuar el intercambio de mercancías sin testigos ni problemas. Le siguieron, y efectivamente llegó una lancha enorme en la que viajaban los narcotraficantes. De repente aparecieron dos lanchas de la guardia civil, una fue volada por los aires por la lancha de los narcos, que llevaba misiles, y la otra abrió fuego sobre la costa. Los narcos decidieron huir, pero la lancha de los guardias civiles fue detrás de ellos, pero la enorme lancha iba a una velocidad de vértigo, nunca les cogerían.

Uno de los trozos de lancha que salieron de la explosión golpeó a Jaime en la cabeza y perdió el conocimiento. Cuando despertó, encontró a León y a Bereci muertos. Intentó huir por el pasadizo, y cuando estaba a la mitad se encontró con Cidraque, que llevaba el maletín de la droga. Entonces Jaime se dio cuenta de que el objetivo de Cidraque era sólo conseguir la droga, para luego venderla y hacerse rico. Cidraque le propuso a Jaime repartirse el dinero a medias, pero Jaime, enfadadísimo y fuera de sí, tiró una granada y el túnel se derrumbó llenándose de agua. Jaime consiguió subir nadando por las escaleras, casi muere, y cuando llegó arriba, exhausto, comenzó a caminar por las galerías, pero sin planos y sin luces. Entonces, como estaba cansadísimo, se quitó la ropa para no coger una pulmonía y se durmió. Tuvo las pesadillas más espantosas. De pronto, una potente luz amarilla, de una linterna, le despertó: «- “Pero, cabo… ¿Me explicarás qué carajo haces aquí desnudo, o más exactamente, en totales cueros vivos?” Juro por lo más sagrado que nada de lo que he escuchado en mi vida, ni el más exquisito de los poemas, ni la más conseguida de las escenas dramáticas, ni el más oportuno y rico comentario, ha logrado conmover mi alma, ni alegrar mi corazón, ni acercar más mi mente a la dicha completa, de lo que hizo aquella pedestre frase del sargento primero Teodoro».

IDENTIFICACIÓN DE LOS PERSONAJES

Los personajes están ordenados según el orden de aparición en la obra.

Jaime Galdós: es el protagonista de la historia, y desde quien se narra el libro. Es valiente, pero a veces tiene aires de cobarde. Es apasionado y romántico, pero eso no le quita de ser un buen militar y cumplir su función de cabo oficinista muy bien.

Adolfo: es el mejor amigo de Jaime, y el furriel de la compañía.

Sargento Moreno: se decía de él que era muy autoritario, pero nunca faltaba al respeto a nadie.

Juanito Aguado: Es un asturiano de Cangas, infatigable bebedor de sidra.Es uno de los dos protagonistas de la persecución de Júdez por Melilla.

Eusebio Júdez Trullón: era drogadicto, estaba en el calabozo, y murió por accidente: se inyectó una dosis de heroína alterada que no era para él. Tenía 20 años y era de Frómista.

Coronel Cabeza

Capitán Sebastián Gayarre: «Aparte de todas sus otras cualidades, Gayarre era un fumador empedernido y voraz de Tanausú, una marca de cigarrillos negros tan poco habitual que seguramente tendría que traerla ex profeso de la Península en cantidades astronómicas». Tenía cara de cadáver viviente y unas profundísimas cuencas de los ojos. Junto con el capitán Contreras lleva un negocio de tráfico de heroína, el más importante de Melilla. Tiene fama de marica, y tras una relación con Villalba, como éste le chantajeaba, planeó un asesinato perfecto.

Vázquez: era un cabo del cuartel. De él se decía que roncaba tan fuerte que algún día podría despertar a todo el cuartel.

Ahmed: es el cocinero de la compañía. Es moro, y tenía muy buena fama entre los Regulares.

Subteniente Álvarez

Jesús Moliner García: al igual que Júdez, estaba preso, era drogadicto y también murió por accidente, porque Júdez le pasó heroína alterada sin darse cuenta.

Álvaro Cidraque Andorra: es uno de los personajes centrales del libro. Tiene fama de muy inteligente y astuto, pero también de terriblemente insolente. Eso le llevó al calabozo, pero salió gracias al capitán Contreras.

Teniente Coronel Fonseca: «El teniente coronel Fonseca tenía cincuenta y nueve años de edad, pero tan mal llevados que se le echaban setenta y uno sin ningún reparo. Su falta casi absoluta de pelo y sus cejas blanquísimas le daban aspecto de pescador noruego jubilado, imagen que él complementaba con un trato afabilísimo, que hizo sentirme como su nieto adoptivo a los treinta segundos de conocerle. Sólo tenía un defecto: padecía de insomnio, y, quizá por eso, cuando le asignaron la instrucción del sumario del caso Júdez, pensó que las cinco y media de la mañana era una buena hora para iniciar los interrogatorios de los testigos».

Brigada Marmolejo: era el brigada de la compañía. Era pelirrojo, soriano, gordezuelo e inofensivo, y llevaba gafas a causa de su astigmatismo avanzado.

Capitán Arnaldo Contreras: Era un capitán duro e irascible, pero siempre educado. Con Gayarre lleva el mando del negocio de narcotráfico mayor de Melilla.

Comandante Gutiérrez

Antón Sau: es el médico del Hospital Militar, y es quien hizo la autopsia a Júdez, a Moliner y a Villalba. Ayudaba en sus investigaciones a Jaime y a Cidraque.

Hassán: es un niño moro a quien Jaime salvó de la policía, por intentar robar el bolso a Elisa. Luego ayudó a Jaime a investigar proporcionándole contactos.

Elisa: «Una mujer joven, atractiva, de ésas cuyo único defecto radica en tener marido». Era la mujer del capitán Contreras, y Jaime estaba terriblemente enamorado de ella.

Sargento primero Paco Monedero: el superior con peor humor de toda la compañía. Le encantaba pegar gritos por aquí y por allá.

Joaquín Villalba: Fue asesinado por Gayarre porque le chantajeaba, pero el asesinato estaba tan bien planeado que todo el mundo creía que le mató en defensa propia. También era adicto a la heroína desde hacía mucho tiempo, y mantuvo relaciones con Gayarre.

Simón Vargas

Teniente Castillo

Sargento Conesa

Teniente Mora

Teniente Palacios

Eugenio

José Mari

Victoria: «Tiene unos ojos verdes así de grandes que quitan el hipo. […] Aparenta veintidós o veintitrés años. Morena clara, con melena suelta, de las que ya no se estilan. Tipazo de modelo de pasarela, delgada y alta, muy alta. Viste con no demasiado estilo. Quizá intenta parecer una colegiala, pero la blusa blanca y la falda a cuadros le dan un aire provinciano que las sandalias de tacón muy alto no logran romper». Es la hermana de Joaquín Villalba

Barbosa

Pepe Medina

Teniente Aizpuru

Said: niño dependiente de la Lavandería Moderna. Era moro.

José Huestes García

Luis Movedilla Luján

León Zambrano: era un amigo de Jaime que llevaba toda la mili en la isla Isabel II, trabajaba como oficinista en la Secretaría de las islas y les ayudó en la operación contra Contreras.

Ballester

Jon Bereciartúa: era amigo de Jaime. Era vasco.

Guillermo Edo

Trullenque

Capitán Pujadas

Teniente Salvatierra

Cabo armero Horacio

Sargento primero Teodoro: era sargento en el cuartel de las islas.

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Nº 28 4º B - E.S.O.

Colegio .......................

LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA




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Enviado por:Lord Gamba
Idioma: castellano
País: España

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