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Mitos cinematográficos


EMIL JANNINGS Y MARLENE DIETRICH

MITOS CONTRAPUESTOS

EMIL JANNINGS

El profesor Rath, el hombre respetable y admirado por todos del Liceo, cambia de forma absoluta y radical y termina siendo uno más, en el que era para el mismo “el absurdo mundo del espectáculo”.

Tras la guerra mundial, Jannings no volvió a ser el mismo. Sus rasgos alemanes y sus facciones de cara tan rígidas, le hicieron un hueco y le encasillaron en los papeles de duro o de hombre tosco. El realidad “El ángel azul” le brindó la oportunidad de quitarse ese papel de encima, e interpretar a un hombre lleno de sentimientos y con mitad bondad y mitad temible. La mitad temible no era simplemente algo que se le había tribuido desde el cine, en realidad, muchos directores tenían verdaderos reparos en rodar con él, y quizás esto fue lo que terminó por no abrirle las puertas internacionales de par en par. Sus ideologías eran terriblemente radicales, su faceta temible hacía imposible mantener con el una charla común sobre política. Era un nazi consagrado, y todo el mundo, y más en Alemania, sabían de sus formas de actuar de cara a determinadas cosas. Jannings se hizo actor cuando a penas estaba en la adolescencia, la mayoría de sus películas eran de un tipo fijo, históricas. Y sus personajes empezaban a ser los mismos, siempre históricos. Empezó a aceptar papeles de hombres ligados a la política internacional, sin duda aprovechando los rasgos de tosquedad y rigidez que la naturaleza le había dado. Así pues empezó con “Madame Du Barry” en 1919 interpretando a Luis XV. Le siguió “Anne Boleyn” en 1920 y en donde cogía el rol de Enrique VIII. Siguió haciendo películas con idéntica temática como “Pedro el Grande” o “Quo Vadis?”, de 1921 y 1924 respectivamente.

Sin embargo Emil ya estaba harto de papeles históricos y empezó a aceptar papeles de importantes figuras literarias. El primero fue interpretando al escritor Dimitri Karamazov en “The Brothers Karamazov” (1920), le siguió Othello (1922), y Faust (1926). Y en 1927 se le presentó su gran oportunidad, cuando varios estudios de Hollywood se interesaron por él, y más en concreto Paramount Pictures. Para este estudio hizo dos películas, The Way of All Flesh (1927) y The Last Command (1928). La primera le valió un Oscar la mejor actor.

Al igual que el destino le puso en bandeja a Hollywood, ahora se lo quitaría de un plumazo. Emil Jannings volvió a Alemania con una gran expectación en su tierra natal, llegaba el hombre que había ganado un Oscar. Hizo algunas películas independientes de ideología nazi y luego aceptó “El ángel azul” y aquí empezó su curva descendente. A la crítica le encantó su papel pero la política empezaba a meterse demasiado en sus ideologías pro nazis. En 1945 tuvo que abandonar urgentemente el rodaje de “¿Dónde está Mr. Belling?” debido a una grave enfermedad, que luego resultaría ser cáncer. Años después, el régimen de Hitler estaba tocando a su final y él salió en defensa de dichas ideas, lo que le costó ser persona non grata en toda la industria cinematográfica, con lo que nunca haría ninguna película más. Cinco años más tarde moría de cáncer y casi en el olvido.

MARLENE DIETRICH

Marie Magdalen Dietrich nació en una pequeña ciudad fuera de Berlin el 27 de diciembre de 1901. fue criada al cien por cien por su padre, que era un teniente de la policía y la crió bajo lo que podríamos llamar un casi régimen militar. En su época colegial muy pocos podían resistirse a la mirada de Marlene, que recibía el apodo de “los ojos del dormitorio” y que hizo que a uno de los profesores le despidieran por mantener un idilio con la actriz. Su padre murió y su madre se hizo cargo de ella, llevándola a vivir con ella y su amante y metiéndola en clases de piano y violín para que no estuviera mucho en casa. La época de 1920 iba a ser la decisiva en su carrera, primero apareció en varios films como una espectadora de cabarets, y luego, en 1924 saltó a la escena alemana como cantante principal, algo que no le gustó demasiado a su padre, que se tiró sin dirigirla la palabra casi un año. La joven Marlene se estaba haciendo un hueco entre las actrices alemanas de 1920. Igual que triunfaba en su vida profesional, su vida sentimental vivía momentos trágicos. Se había casado con un tal Rudy, una persona muy alejada de la escena pero metido en política hasta los huesos, vivieron juntos cinco años, pero él falleció en extrañas circunstancias.

Marlene se alejó de la vida social y sentimental por algún tiempo, lo que hizo que rechazara algunos papeles importantes. Cuando ella decidió volver lo hizo en un pequeño cabaret de Bonn donde apenas iban una docena de personas por noche, pero uno de ellos era Josef Von Sternberg. Quedó prendado de la soltura de la alemana y no dudó un segundo en entrar en su camerino y decirla que aceptara hacer una película con el, que la iba a llamar “El ángel azul”. Precisamente en esta película, Von Sternberg recrea su internada en el vestuario de la actriz pero poniéndose a si mismo en la piel de Emil Jannings, quien tuvo más problemas para aceptar dicho papel por cuestión de caché, él venía de ganar un Oscar.

Poco a poco fue escalando puestos hasta que llegó a ser la actriz mejor pagada de Alemania. Al igual que Jannings ella también dio el salta a Hollywood, pero precedida de continuos rumores que apuntaban que en cada película se liaba con uno de los actores de reparto. La primera película que hizo en Hollywood fue junto a Gary Cooper en “Marruecos” y la siguiente tuvo como actor a James Stewart, y la película se llamó “Destry rides again”. Lo que hizo que entrara en el club de las que cobraban tres millones de dólares por película fue “Shangai Expresss”. Estados Unidos sería su nueva residencia habitual, se nacionalizó, y pasó de actriz a cantante éxito en Las Vegas y en muchos locales de prestigio en Broadway. Al igual que Jannings ella tampoco pudo disfrutar mucho de su éxito, ya que empezó a relacionarse demasiado con las drogas y el alcohol y se rompió una pierna mientras ensayaba, lo que forzó su retirada momentánea de la escena durante un año. Pero no sería una retirada momentánea, sino eterna. Marlene volvió a Europa, se instaló en Paris y allí vivió 13 años. Los últimos doce años de su vida los pasó en la cama, enferma y manteniendo correspondencia con productoras y amigos. Murió en 1992.

¿MITOS CONTRAPUESTOS?

Lo cierto es que Marlene y Emil eran muy diferentes. Y sorprende saber que no hubo ningún choque durante el rodaje del film “El ángel azul”. Emil tenía un carácter bastante fuerte, incluso todo director sabía que era muy difícil pretender que él acatara todas las propuestas que se le daban, básicamente, hacía su papel como él quería, sin contar con los consejos de nadie. En cambio, Marlene era una persona algo insegura, necesitaba muchos consejos del equipo técnico porque creía que no lo podría hacer bien sin ellos. En cierto modo, tenía miedo a que alguien la dijera que adoptara una opinión diferente con respecto a su personaje. Así que, en ese aspecto, eran muy distintos.

En su vida sentimental también, Marlene se enamoraba muy fácilmente, y quizás esto la llevara a terminar en el alcohol, sufrió mucho tras la muerte de su esposo, y los demás que aparecieron en su vida, nunca se enamoraron de ella. Mantuvo un idilio con Von Stenberg pero no llegaron a casarse. Sin embargo Emil, era lo más parecido a un témpano de hielo. No sentía nada, se supo que tuvo varios affairs con chicas del cine pero nada serio, quería pasar sus días con él mismo, como dicen los que le conocieron. Eran un hombre solitario, casi tan solitario como el profesor Rath al inicio del film. Así que, en ese aspecto, también eran muy diferentes.

En lo que es ideas políticas, no tienen nada que ver. Emil era un nazi a conciencia, y ella no tenía ideas políticas. Aunque es de justicia decir que Hitler estaba totalmente colado por ella. Ella se fue a América sabiendo que los americanos eran muy diferentes de los europeos, y que allí iba a estar más cómoda, de echo se nacionalizó. Emil nunca habría hecho eso, ya que su Alemania, era muy grande y para él era un honor ser ciudadano alemán. Emil aceptó ser persona non grata por sus ideas nazis, y Marlene nunca se pronunció sobre nada político.

La familia fue otro tema de diferencia, la familia de él era poco más o menos que normal. Pero la de ella era lo más informal del mundo. Su padre policía la formó de forma militar, y luego su madre se la llevó con su amante y no la quería ni ver.

Pero lo más diferente entre estos dos grandes actores era su carácter fuera del set. Emil nunca quiso saber nada de revistas, actos sociales, entrevistas, fotos o apariciones públicas. Nunca hacía declaraciones, excepto para apoyar la causa nazi. En cambio Marlene era un pozo de noticias, frases y anécdotas. Sus maquilladoras la regañaban porque besaba demasiado fuerte y la tenían que retocar en cada escena. Max Factor sufrió el enfado de la actriz, ya que ella pedía hilo de oro en sus pelucas para que llamara más la atención. La prensa rosa en seguida vio en ella un filón, puesto que siempre que se le daba la oportunidad aireaba que se había acostado con tres miembros del clan Kennedy. Marlene solía morder limón antes de primeros planos para que sus labios estuvieran más firmes. Emil no hacía nada raro antes de rodar, ni después.

Lo que no se sabía de Marlene es que padecía bacilofobia, miedo a las bacterias, e incluso hubo una época donde no salía de su casa por miedo a ponerse enferma. Pero las bacterias no era su única manía, ella no rodaba en ningún set que no tuviera un espejo grande.

Lo que choca entre Emil y Marlene es que los dos amaban el cine, pero no decían lo mismo detrás de las cámaras.

Emil odiaba representar personajes históricos que iban contra sus ideas, y Marlene odiaba rodar. Ella siempre decía que nunca quiso ser actriz de cine, y dijo que la costaba mucho trabajo arreglarse todos los días para las numerosas fiestas de estreno a las que acudía. Josef Von Sternberg nunca decía cosas agradables de Emil, excepto que era un gran actor, pero con Marlene se deshacía en elogios. Decía que él nunca la dio nada que no tuviera ella ya. Pero el director también aprovechaba para decir que la actriz se rodeaba de gente no muy de fiar, incluso ella solía decir “piénsatelo dos veces antes de contarle un secreto a un amigo”.

Pero sin duda, el pozo de frases de la actriz alemana (bueno, estadounidense) culminó sus días cuando dijo “Yo en el fondo, soy un caballero” y “Yo nunca me he sentido un mito”.

Y esta es la historia de dos verdaderos mitos contrapuestos, dos personas que dominaron las cámaras en los años de 1920 y posteriores pero que fuera del set eran dos cosas totalmente opuestas. Y que el público, tanto de uno como de otro eran también muy diferentes, qué duda cabe de que Emil perdió a muchos seguidores por ser un pro nazi, y que Marlene los cogió cuando caló hondo en la América de los 50.




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Enviado por:Jose Noblejas
Idioma: castellano
País: España

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