Literatura
Miau; Benito Pérez Galdós
Argumento de la obra
La obra comienza hablándonos de Luis Cadalso, un niño un tanto débil y enfermizo. Vive con sus abuelos (Ramón Villaamil y Pura), con Milagros (hermana de doña Pura), y con Abelarda (hija de Pura y tía de Luisito). A estas tres señoras se les conoce por el nombre de “las miaus” por su similitud en el rostro con los felinos.
Volviendo al desarrollo de la novela, la familia Villaamil pasa por muchos apuros económicos no teniendo a veces ni un trozo de pan que llevarse a la boca. Habían pasado por mejores épocas, pero ahora Ramón estaba cesante y no tenía trabajo. Así que tenía que recurrir a personas, amigas de la familia, para que le prestasen el dinero. Ramón se llevaba las horas en su escritorio escribiendo cartas pidiendo ayuda desesperadamente a estas personas a las que había ayudado en tiempos anteriores, colocándolas o haciendo que ascendieran en sus puestos. En un principio esas llamadas eran atendidas de inmediato, pero la situación empezaba a ser rutinaria y pesada.
Luis repartía la correspondencia de su abuelo, acompañado de Canelo, un perrito amigo de éste. A menudo Luis se sentía mal y se sentía caer en profundo sueño en los que solía ver a un personaje con barbas blancas que para él era Dios.
La noticia de que Ramón Villaamil podía entrar de nuevo a trabajar alegro un poco la vida de estos personajes pero él no se lo creía, siempre se ponía del lado más pesimista, para no esperar sorpresas ni lamentarse más, pero en el fondo lo quería.
Aparece entonces el padre de Luisito, Victor Cadalso que no fue muy bien recibido en la casa porque siempre traía tragedias. La madre de Luisito se llamaba Luisa Villaamil y murió a los dos años del nacimiento de éste.
Victor confraternizó con Abelarda durante su instancia en la casa, además de ayudar económicamente a la familia, ponía el dinero que doña Pura no dudaba en aceptar, aunque su hijo político le cayera fatal.
Abelarda estaba comprometida con Ponce, que era muy buen partido ya que a la muerte de su tío se quedaría con su fortuna. Victor paraba poco en casa de los Villaamil, y se las arreglaba para engatusar a Abelarda con su hablar fácil y su demagogia. Abelarda cayó en el juego, sentía algo por él.
A pesar de no tener dinero “Las miaus” se las daban de ricas, aparentando una cosa que no eran. Solían ir a la ópera, cuyas entradas se las conseguía siempre Ponce. Recibían visitas a su casa, que trataban en la salita, muy arreglada en comparación con el resto de la casa.
Villaamil seguía preocupado por su ascenso, siempre estaba preguntando, muy incordioso en sus antiguas oficinas. Se tiraba allí toda la mañana visitando a sus amigos.
Abelarda se llevaba el desengaño de Victor que no la quería para nada lo que hace que una noche sienta ganas de matar a su sobrino Luisito. Así transmitiría el rencor que sentía contra Victor, mucho más fuerte que su hijo.
Una tarde Abelarda harta de las travesuras del pequeño se abalanzó contra él cual felino lo hace sobre su presa. Victor tomó la decisión de que el pequeño se iría a vivir a casa de su hermana Quintina. Todos se opusieron, pero el abuelo del pequeño sabía que Victor tenía las de ganar y accedió, diciendo que el mismo lo llevaría para ahorrar mayores disgustos.
Luisito había seguido teniendo visiones, y a la mañana siguiente Ramón salió con el niño decidido a dejarlo en casa de Quintina. Trataba de convencer al chiquillo de que aquello era lo mejor. En una parada que hicieron Luis le comento a su abuelo que había hablado con Dios. Las palabras de éste era que su abuelo no iba a conseguir trabajo ya que era muy buena persona, y ya anciano, él moriría e iría al cielo
Ramón Villaamil dejó al nieto, se pegó un gran almuerzo, estuvo observando paisajes, su anterior vida con la derrochadora de Pura. Y al final decidió suicidarse.
Personaje principal de la novela
La novela de Galdós gira en torno a un personaje que sobresale por encima de los demás, es el personaje principal de la novela. Se trata de Don Ramón Villaamil, un funcionario que perdió su empleo por los cambios políticos constantes de la España del siglo XIX, por lo que se convirtió en cesante.
Para empezar a hablar de este personaje hay que comenzar por el capítulo donde se hace una recapitulación del pasado para hablar de la fallecida Luisa Villaamil, por el año 1868 que marca el mayor trastorno político de España. Por aquellos años la familia vivía bien, no le faltaba de nada, ya que Ramón Villaamil era un funcionario. Pero la felicidad no duraría mucho porque al estallar la revolución del 68, Ramón quedó cesante. Poco después lo colocaron en Ultramar donde puedo conseguir unos ahorrillos que su esposa Doña Pura como siempre no tardó en malgastar. Ya al final del sexenio revolucionario, en el año 74, el gobierno del general Serrano lo manda a Filipinas donde parecía que le iba a ir bien, pero una enfermedad debida al clima de aquella zona le hizo regresar sin haber ganado nada. Por aquello ya no cruzaría mas el charco, dándole igual el trabajo que en Madrid le diesen. De ese modo Ramón vuelve a Hacienda, y trabajó tres años tranquilo siendo respetado por la Restauración hasta que dos meses antes de jubilarse le dieron un cese como una casa.
Se podría analizar un poco la historia política de España en el transcurso de estos años en los que Ramón fue funcionario.
He mencionado el gobierno de Serrano, pero se podría hablar mas de él y de hecho es lo que me dispongo a hacer. El general Serrano (unionista) fue uno de los que dirigieron desde un primer momento la revolución del 68 junto con otros hombres importantes en aquellas fechas como Prim o Topete. En la batalla de Alcolea chocaron las tropas sublevadas con las gubernamentales y el triunfo de Serrano le abrió el paso al Madrid, lo que ocasionó el exilio de Isabel II que sin renunciar a la corona (hecho importante que marcaría la llegada de su hijo Alfonso XII) se marchó a Francia. Así se formó un gobierno provisional presidido por Serrano. Pero no es en este tiempo cuando nuestro personaje Ramón Villaamil es enviado a Filipinas sino que es mas adelante (1874). Se celebraron comicios por los que se iba hacia un régimen democrático, pero como no había rey se instauró una regencia en la persona del general Serrano, mientras Prim sería jefe de gobierno. La elección del rey no fue tarea fácil y al final Amadeo de Saboya se resignó a venir. Tuvo problemas con todos este monarca y su gran desgracia consistió en que asesinaron a su único valedor, Prim, por una calle de Madrid. En el reinado de Amadeo I hubo seis gobiernos y tres elecciones, el ambiente era cada vez peor y el monarca acabó abdicando. Luego vino la I República de Castelar, en la que no me quiero detener mucho, solo decir que murió por su propia división y vino a hacerse cargo de nuevo del gobierno el general Serrano en 1874 que enlazando con la historia de nuestro personaje fue cuando lo destinaron a Filipinas y donde por el clima no tuvo la suerte que esperaba.
Poco después se proclamó Alfonso XII como rey de España, que fue producto de un pronunciamiento del general Martínez Campo. Entramos en la Restauración donde todo será tranquilidad y calma. En lo referente a nuestro personaje, Ramón Villaamil en esta época nueva de la historia de España, con el turnismo de los partidos, estuvo trabajando tres años tranquilo y justo cuando faltaban dos meses para su jubilación con “los cuatro quintos del sueldo regulador” lo cesan. A partir de este momento comienza su penosa misión de verse obligado a pedir, ya que los recursos de la casa se concluían y se agotaban los medios para sostener a la familia. El cesante Ramón Villaamil tuvo que empezar a llamar a la puerta de la amistad, a pedirle a la gente a la que él mismo había ayudado en años anteriores a colocarse en un puesto de trabajo. Al principio con vergüenza, y ya al final sin ella escribía cartas para que sus amigos o conocidos le ayudasen a pasar de esa situación tan angustiosa en la que estaba. El encargado de repartir la correspondencia era su nieto, Luisito Cadalso. Con el paso del tiempo Villaamil se fue acostumbrando a pedir pero la gente se fue cansando y ya no le prestaban su ayuda.
Hemos dicho que nos encontramos ya en la Restauración, y por estas fechas se están constantemente produciendo el turnismo de los partidos entre el conservador de Cánovas, y el partido liberal de Sagasta.
El pobre Don Ramón siempre miraba la correspondencia y un día salió publicado que iban a dar una combinación de personas que entrarían a trabajar en la hacienda. La familia de Villaamil estaba emocionada, no solo porque podrían salir del malestar económico en el que se encontraban, sino porque verían al cesante feliz y contento, por el contrario Villaamil tenía una opinión bastante peculiar. Don Ramón deseaba con todas sus fuerzas estar en la combinación, pero a la vez era pesimista, él se ponía en lo peor para después alegrarse al salir elegido. Una cosa que nunca pasaría ya que en la combinación no saldría él.
Llevaba ya en la casa de los miaus viviendo un tiempo Víctor Cadalso, padre de Luisito y marido de la difunta Luisa. Por el dinero que éste le iba dando a doña Pura podía ir sobreviviendo a duras penas la familia.
La familia Villaamil pertenecía a la “sufrida clase media”, una clase que tenía una obsesión, la de aparentar. Preferían pasar hambre para así comprarse nuevos trajes, asistir al teatro, organizar fiestas en su casa. Fiestas en donde solían aparecer noviazgos como el de Luisa Villaamil y Victor Cadalso. La casa de los Villaamil tenía una estupenda sala para recibir visitas, toda adornada, y bien amueblada, sin embargo el resto de la casa daba pena verla y muchas veces faltaba la comida.
Volviendo a nuestro personaje, siempre andaba preocupado por lo de la combinación por lo que siempre se paseaba por sus antiguos despachos, viendo a sus antiguos compañeros, charlando con ellos, preguntándoles que sabían acerca de la dichosa combinación. Siempre se pasaba por allí de modo que llego un momento en que su imagen, si es que le quedaba alguna, se fue desprestigiando y sus compañeros le decían que no se pasase más por allí.
Ramón Villaamil era una persona muy capacitada para el trabajo, muy enterada de cuestiones económicas, tenia hasta sus teorías para sanear las cuentas de la administración pública. En mi opinión no se ajustaba a los tiempos que corrían, a ese servilismo, a ese camaleonismo, era una persona mucho más sincera y bondadosa, por eso nunca conseguiría trabajo, y además era una persona ya anciana.
Por lo tanto se puede decir que la cesantía de Villaamil no fue un hecho insólito sino parte de un sistema en que la subida al poder de un partido implicaba la incorporación al trabajo de sus amigos mientras que los de la situación política anterior quedaban cesantes. Esto se venia dando desde el reinado de Fernando VII y aun no había cambiado la cosa.
El pobre cesante acaba quitándose la vida, observando lo que le rodea, y criticando la vida que había llevado anteriormente, una vida en la que no tenia libertad y en la que estaba sumergido en la oscura economía de su mujer Pura.
El autor: Benito Pérez Galdós
Galdós nace en las Palmas de Gran Canaria el diez de mayo de 1843. Es el menor de los diez hijos de una familia medianamente acomodada donde priva la ideología conservadora. Su padre era teniente coronel, excombatiente de la guerra de la Independencia.
Inició el bachiller en 1857 y obtuvo el título en 1862. Tras esto su familia lo envió a Madrid a estudiar derecho. Allí se instala en una modesta pensión e inició sus estudios, aunque empezó a sentir más afición por las letras. En 1865 iniciará su fecunda carrera periodística en “La Nación”, a partir de aquí se dedicó a escribir sin descanso, hasta su muerte en 1920.
En sus primeras novelas predomina la visión negativa del clero, el tema clerical y religioso preocupaba notablemente a Galdós.
En cuanto al estilo literario se enmarca dentro del realismo. El realismo de Galdós es el de gama más amplia entre los cultivadores de esta tendencia, pues atiende tanto a lo ambiental como a lo psicológico. En sus novelas evoca los ambientes más diversos y sus personajes poseen una verdad que solo puede conferir en una honda comprensión del corazón humano.
Aunque el autor parte de una observación y hasta de una documentación rigurosa, el encanto de sus novelas reside en la sensación de espontaneidad y viveza del relato o de las descripciones.
Espontáneo y vivo es también su estilo, rico en registros, y con una prosa de gran expresividad, ágil y dotada de un gran poder de sugerir.
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Actuación en política
Galdós tuvo una importante actuación en la política contemporánea. Ideológicamente se adscribió primero al liberalismo progresista, más tarde adoptó posiciones más avanzadas y se proclamó republicano y vecino a los socialistas. Todo esto lo relato con más detenimiento a continuación.
En 1886 fue diputado dentro del partido liberal de Sagasta. Sin embargo, parece que no se tomaba muy enserio su actividad parlamentaria y que no le había llevado a ella una dedicada vocación.
Vuelve al congreso en 1907 y en 1909, ya dentro del partido republicano. En este último año interviene con gran exaltación en el movimiento de protesta contra el envío de tropas a Marruecos. Su actitud se radicaliza a la vista de los graves sucesos que culminan con la Semana trágica de Barcelona. Colabora en la prensa republicana exhortando a los suyos a mantenerse unidos.
A partir de 1910 se siente más próximo al socialismo, a la par que le atrae poderosamente la figura de Pablo Iglesias, con quien preside la conjunción republicano-socialista.
Su postura ideológica le valió el rechazo de los sectores ultracatólicos y reaccionarios, que se agudizó cuando el 30 de enero de 1901 el estreno de Electra -obra anticlerical- exaltó tanto la opinión pública que provocó la caída del gobierno conservador y dio paso al partido liberal de Sagasta.
También mantuvo contactos con el krausismo y la Institución libre de enseñanza. Apreciaba en mucho el prestigio intelectual de Francisco Giner de los Ríos y consideraba la educación como medio fundamental para transformar una sociedad.
Fue violentamente anticlerical porque deseaba una mayor pureza y perfección en aquellos a quienes se les había encomendado tan alto ministerio. Galdós veía en la intransigencia del clero y la oposición a la iglesia española a la libertad de expresión y de pensamiento un grave obstáculo para que la nación se sacudiera del atraso de siglos anteriores.
Puede afirmarse que en sus primeras novelas predomina la visión negativa del clero porque Galdós, como ya he mencionado, conocía cómo debía ser el sacerdote y cómo no debía ser y sin embargo era.
Opinión personal acerca de la novela
La lectura de Miau me ha ayudado a comprender mejor la historia de la España de aquellos años, con una visión realista y cercana por medio de aquella familia, y sobre todo con la figura de Don Ramón, el cesante.
Debo decir que a pesar de que la novela no es corta, no se me ha hecho pesada. Sabía lo que había sucedido en España en aquellos años y la novela me ha ayudado a verlo de un modo más cercano, a vivirlo mas intensamente.
Lo que más me llamó la atención en la novela fue la aparición a Luisito de Dios, o lo que él cree q debe ser Dios.
En mi opinión es un libro de excelente calidad, elaborado por un gran escritor, a cualquiera que me preguntara sobre un libro no dudaría en señalarle este.
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Enviado por: | Manuel López |
Idioma: | castellano |
País: | España |