Literatura
Miau; Benito Pérez Galdós
Miau
Benito Pérez Galdós
Índice
Título 3
El autor: Benito Pérez Galdós 3
-
Obra 3
Época 4
Género 5
Argumento 5
Tema 6
Estructura 6
Forma literaria 6
-
Estrategias de construcción del texto 8
-
Personajes 8
Bibliografía 10
Título de la obra
Miau
El autor: Benito Pérez Galdós
Nació en Las Palmas de Gran Canaria el 10 de mayo de 1843, Su familia, de clase media, le envió a estudiar leyes a Madrid, aunque no sentía ninguna inclinación por el derecho. Durante su estancia en Madrid, asistió a los cursos y conferencias del Ateneo, de cuyo espíritu liberal se empapó muy pronto, y colaboró con diversas revistas. El contacto con los krausistas fue determinante para su carrera como escritor. Allí conoció a Francisco Giner de los Ríos, que lo animó para que se dedicase a la narrativa. Fue testigo de excepción de la noche de San Daniel (1865) y de la sublevación de los sargentos del cuartel de San Gil (1866).
En 1868 viajó a París, y descubrió la literatura de Balzac, que causó en él un profundo impacto y que, junto a la de Dickens y Cervantes ejercería gran influencia sobre su obra. A su vuelta, cuando pasaba por Barcelona, le sorprendió la revolución de septiembre que derrocó a Isabel II. En esta época su actividad periodística fue notable, colaborando en varias revistas (La ilustración de Madrid, Revista de España, La guirnalda).
A partir de esta época, la actividad literaria de Galdós fue muy intensa (artículos, novelas, ensayos, novelas, obras de teatro). Realizó algunas incursiones en la política, pasando desde el liberalismo al socialismo, que le permitieron ver de cerca el funcionamiento del Estado. Mantuvo contactos con Pablo Iglesias y su agrupación. Le fue negado el Nobel en 1905 y 1912 por razones políticas y religiosas. Sus últimos años se caracterizaron por las dificultades económicas, el olvido a favor de los nuevos autores, una progresiva ceguera, el fracaso de sus obras teatrales y la hostilidad de la Iglesia. Murió en Madrid el 4 de enero de 1920.
Es el más fecundo autor de la literatura española tras Lope de Vega. Escribió 32 novelas, 46 Episodios nacionales y 24 obras de teatro, además de cuentos, ensayos, prólogos y artículos periodísticos. En su estilo se infravalora la belleza formal, y se busca una expresión directa y sencilla. En su obra, intentó describió la evolución de la España decimonónica, distinguiendo éticamente entre el bien y el mal, y se preocupó especialmente por temas como el atraso de España, el clericalismo, la superstición, la educación, el progreso, la tolerancia, las libertades individuales, etc.
Obra
En 1867 escribe dos novelas históricas: La fontana de oro y El audaz, y un drama, La expulsión de los moriscos. Al comenzar la década siguiente, ve la luz La sombra. Entre sus novelas de tesis encontramos: en 1876, Doña Perfecta; el año siguiente, Gloria; y en el 78, tanto La familia de León Roch como Marianela. Sus novelas contemporáneas (1881-1888) son muy numerosas, y constituyen un mural de la vida madrileña. Escribe en 1881 La desheredada, que algunos estudiosos consideran la primera novela naturalista escrita en España. En el 82 escribe El amigo Manso, y al año siguiente El doctor Centeno. En 1884 compone Tormento y La de Bringas, y pasado un año, Lo prohibido. En 1886 le llega el turno a Fortunata y Jacinta, y dos años después, a Miau. La incógnita y su continuación, La realidad, son de 1889. La tetralogía de Torquemada se compuso entre los años 1889 y 1895. Ángel Guerra data de 1890, y Tristana de 1892. En el 93 destaca La loca de la casa, una de sus «novelas dialogadas». Su obra Nazarín es de 1895, al igual que Halma. En 1897 apareció Misericordia, y un año después, El abuelo. En 1901 se estrena Electra, una de sus obras teatrales con mayor éxito. En 1905 escribió Casandra, y en 1909, El caballero encantado. La razón de la sinrazón, data de 1915.
Época Literaria
Miau se sitúa en la época de plenitud del Realismo. En esta época surge una nueva narrativa, cuya base consiste en la observación, y que es capaz de ser un espejo de la realidad: se pretende una reproducción fotográfica de la realidad mediante su descripción pormenorizada, resultado del cambio de mentalidad posterior a la implantación de la I República. Progresivamente, la novela se fue adentrando en el interior de los personajes. Del realismo es la Generación del 68, que comparte la conciencia de clase y el optimismo, que más tarde degenera en pesimismo.
Políticamente, esta es una época de relativa calma tras la Restauración borbónica de 1875, con el reinado de Alfonso XII.
Género
Pertenece al género narrativo y al subgénero de la novela. Cuenta una historia utilizando para ello la prosa, y alternado el estilo directo y el indirecto.
Argumento
Don Ramón de Villaamil es un anciano cesante que ha trabajado toda la vida en la Administración Pública. Su máxima aspiración es trabajar los dos meses que le quedan para lograr un pensión digna, que sirva para mantener a su familia, acostumbrada a un nivel de vida aceptable. Para ello, debe encontrar buenas recomendaciones, y mientras pedir ayuda a los amigos y endeudarse. Su más fiel colaborador es Luis Cadalso, su nieto, que ejerce de cartero de su abuelo continuamente. El pequeño vive con su familia materna tras la trágica muerte de su madre.
Convive con tres mujeres: doña Pura, Milagros y Abelarda; unas apasionadas de la buena vida y las representaciones de ópera, de las que no se pierden una sola. Por su aspecto relamido, sus facciones menudas y aniñadas y sus pretensiones de aparentar son llamadas «las Miau». Están empeñadas en fingir, y amargan la vida de Villaamil con su inconsciencia, frivolidad y estupidez. No se conforman con llevar una vida media, sino que buscan la manera de seguir en la clase acomodada mediante préstamos, empeños, etc.
Con el continuo ir y venir de Luis con las cartas de su abuelo, las salidas operescas de las mujeres y la penuria económica, comienza a dibujarse en la casa una trágica normalidad, que empieza a hundir a Villaamil. Pero entonces llega la sorpresa: aparece el padre de Luis, Víctor Cadalso.
Víctor también trabaja en la administración. Pero a diferencia de Villaamil, no basa su trabajo en la honradez. Víctor se instala en la casa, y a lo largo de su estancia genera continuos conflictos. Enamora a Abelarda, la promete su amor, sólo para divertirse, y cuando ella le confiesa su enamoramiento la deja de lado.
Una deuda contraída con su hermana, lleva a Víctor a entregarle a su hijo. Esto, unido al ascenso de Víctor y a la impotencia que Villaamil siente por no poder colocarse, genera tal sentimiento de frustración en Villaamil que cuando se planifica la boda de su hija y observa que ya no será necesario económicamente hablando, se suicida.
Tema
El problema de la cesantía y la burocracia en el siglo XIX.
Estructura
Externamente, la obra se divide en cuarenta y cuatro capítulos.
Internamente la obra sigue la clásica división entre introducción, nudo y desenlace. La introducción ocupa desde el capítulo 1 hasta el 14. En este intervalo se presenta el mundo de Ramón de Villaamil: su entorno, su familia, la administración. Desde el capítulo 15 hasta el 33 se desarrolla una especie de nudo, en la que se narra la evolución de la vida de Villaamil y su entorno, su vana lucha por un puesto de trabajo, el establecimiento de Víctor y los problemas que trae consigo,... Finalmente, puede observarse el desenlace desde el capítulo 34 hasta el 44, en los que acaban las tramas desarrolladas anteriormente:
Forma literaria
Se trata de una obra escrita en prosa, ya que el texto se agrupa en líneas y párrafos y no en versos y estrofas. Además no se aprecia ritmo musical.
En la obra se combinan el estilo directo con el indirecto, ya que a veces se transcriben íntegramente las conversaciones de los personajes, y en otras es un narrador el que describe las situaciones. Se utiliza un léxico asequible en general, aunque adecuado a las características de cada personaje y, por lo tanto, en ciertas ocasiones es culto (por ejemplo, cuando don Ramón habla de la economía del país) y en otras ocasiones deformado (con las expresiones de Silvestre Murillo, p.ej.: “sacabaron las quistiones”)
Predomina el lenguaje denotativo, aunque a menudo aparece el connotativo (especialmente en personajes como doña Pura y Víctor con sus interrogaciones retóricas). Se utilizan todas las personas verbales, pero se utilizan sobre todo la primera y la tercera del singular. Se usan multitud de tiempos verbales tanto del indicativo como del subjuntivo, pero el que más se usa es el presente de indicativo.
Se utiliza un número considerable de recursos literarios, pero sin llegar a ser excesivos. Entre ellos encontramos:
-
Interrogación retórica: “¿En qué juicio cabe la posibilidad de interesarme por otra?” Don Víctor. Capítulo XVI
-
Apóstrofe: “¡Ave María Purísima!”. Doña Pura. Capítulo XVIII.
-
Enumeración: ”Hallándose en el comedor Víctor, su suegra, Abelarda y Luisito [...].” Narrador. Capítulo XXIV.
-
Metáfora: “La cara de posturitas echaba fuego”. Narrador. Capitulo XXIV.
-
Paralelismo:
-
¿Y si me lleva mi papá a la fuerza sin dejarme pensarlo?
-
No se... [...]
-
¿Y si me dice que no?
-
Ironía: “¿Por quién me tomáis? ¿Por algún Ministro sin entrañas, que quita el pan a los padres de familia para darlo a cualquier gandul?”. Don Ramón. Capítulo XXXXIII
Estrategias de construcción del texto
El narrador manifiesta una clara parcialidad, que se observa sobre todo a la hora de presentar a los distintos personajes y definirlos. Mira a los personajes desde arriba, con un carácter irónico, y solo ofrece rasgos favorables (y además exclusivamente al principio) de Víctor. El resto de personajes se definen de una manera bastante peyorativa y ridiculizadora. Esta actitud del autor reduce la libertad del lector para extraer sus propias conclusiones del texto, y delimita el camino por el que quiere conducirlo, para que no pueda caer en ninguna desviación.
La obra tiene un sentido irónico y crítico esencialmente. Por ejemplo, esto se observa en el continuo enaltecimiento de la Iglesia, su función moralizadora y los personajes que en base a su mandato actúan.
La obra se desarrolla en los siguientes marcos de:
-
Tiempo: La obra se desarrolla en unos dos meses, que se engloban en el final del invierno y el principio de la primavera.
-
Espacio: La obra se desarrolla en el Madrid del siglo XIX. Los escenarios principales son la casa de los Villaamil y el edificio de la Administración.
-
Acción: Son varias que se desarrollan a lo largo de toda la obra. La historia de la cesantía de Villaamil es la principal, pero también se presenta la historia de amor de Abelarda y Víctor, el contencioso de este con su hermana que acaba con la entrega de Luis, etc.
Personajes
Son muy abundantes, aunque de la mayoría solo se hable por encima, y sean personajes secundarios. Entre estos personajes secundarios se encuentran algunos personajes reales, de la vida política y económica de la época, que no intervienen directamente, pero a los que se nombra. Los personajes principales son los siguientes:
-
Don Ramón de Villaamil: Es un hombre mayor, que ha pasado su vida entregado a la Administración y busca ser recompensado. Se siente frustrado por una vida agobiante y la imposibilidad de mejorar, acosado por las deudas y el tren de vida al que le obliga su familia y la sociedad. Cuando ve que los demás no necesitan de él económicamente, se libera de ese acoso suicidándose. Es el ejemplo de la moralidad y el respeto a los demás, que lleva a su extremo.
-
Doña Pura: Es una mujer más o menos de la edad de don Ramón, y su mujer. A pesar de la delicada posición económica de su marido, se mantiene anclada en su opulento pasado, y lleva un alto nivel de vida mediante los empeños, los préstamos y los pagarés continuos. Acude a la ópera regularmente, para seguir estando bien considerada en la sociedad y aparentar, que es su único objetivo. Conservar sus exclusivas cortinas es más importante que su honor, y por ello acepta las aportaciones de Víctor, a pesar de sospechar de su origen.
-
Don Víctor: Es un joven que se introdujo en la familia tras casarse con una de las hijas (ya fallecida) del matrimonio Villaamil. Su llegada no trae más que problemas y complicaciones excepto por su aportación económica, que saca de más de un apuro a la familia. Es el contrapeso a la moralidad de don Ramón y la religiosidad de Abelarda: prefiere buscar su propio beneficio sin reparar demasiado en los procedimientos, no cree que nadie le vaya a castigar por ello, al no creer en Dios. Tiene la capacidad de convencer a los demás con su cuidado aspecto y dialéctica, que aprovecha para engañar y engatusar a la menor ocasión.
-
Doña Abelarda: Es una hija del matrimonio Villaamil. Representa el conflicto entre la moralidad cristiana y la pasión, la reacción de los padres y una vida feliz, con la historia de amor ficticia con Víctor. Cuando observa el engaño de éste decide seguir con su novio anterior, una farsa sin amor pero en la que se asegura un futuro acomodado, pero su frustración se acumula y explota en el episodio de violencia contra su sobrino.
-
Luis: Es el cándido nieto de los Villaamil. Representa un rol importante, ya que es como la “conciencia” de los personajes. Recibe continuamente infinidad de información, pero sólo la analiza en sueños, cuando dice que ve a Dios. Ese Dios es en realidad el propio niño, que aporta quizá la versión más racional de las aportadas por los personajes en diversas ocasiones.
-
Milagros: Es la hermana de doña Pura. En el pasado, tuvo una carrera prometedora como cantante, pero tras fracasar, se resigna a un presente mediocre, que vive sin pensar en el mañana, o al menos sin pensar que ese mañana pueda ser peor. Se refugia en la cocina y en la ópera para ocultar su frustración ante la vida.
Bibliografía
Larousse 2000. Ed. Larousse-Bordas. Barcelona, 2001.
Miau. Benito Pérez Galdós. Biblioteca Pérez Galdós. Alianza Editorial.
Contexto. Lengua Castellana y Literatura. Andrés Amorós y otros. Ediciones SM. Madrid, 2003
1
Descargar
Enviado por: | Saúl Peña |
Idioma: | castellano |
País: | España |