Filosofía


Metafísica de las costumbres


3.2.3. Razón práctica: Fundamentación de la metafísica de las costumbres

     Si en la Crítica de la razón pura, Kant respondía a la pregunta ¿Qué puedo saber?, en la Fundamentación de la metafísica de las costumbres, contestará a la siguiente cuestión: ¿Qué debo hacer? Entramos, pues, en el terreno de la ética, de la moral. Se trata de fundamentar la moral, de buscar un fundamento, una base donde se asienten nuestras decisiones vitales. ¿Qué quiere decir esto? Muy sencillo, piensa un momento en el día que has vivido hoy, ¿has tomado alguna decisión? seguramente muchas, recuérdalas conmigo: En primer lugar te has planteado si debías levantarte pronto o permanecer una hora más en la cama, después te has cuestionado si estudiar o no lo que te restaba del tema para el examen y, por último,  si debías o no debías mentir a tu amigo respecto a lo ocurrido el fin de semana. Estos son sólo tres ejemplos, pero probablemente hayas tomado más decisiones a lo largo del día, aunque de momento bastan éstas para continuar razonando:

     ¿Por qué has hecho lo que has hecho? ¿Por qué has decidido levantarte esta mañana en vez de  dormir todo el día? ¿sólo porque tenías miedo al castigo de tus padres? Si tus padres no se hubieran enterado de tu comportamiento, si por ejemplo, estuvieran de viaje ¿hubieras actuado de otro modo?. En ese caso, tus padres estarían condicionando tus decisiones, ¿pero es siempre así? Si no mientes a tu amigo, ¿también lo haces por miedo a que él se entere? ¿o consideras que mentir a un amigo nunca se debe hacer?  No sé si te habrás dado cuenta, pero este tipo de decisiones son continuas en la vida y forjan tu carácter, tu modo de ser. Decisiones morales que se formulan con imperativos: Debo levantarme pronto, debo estudiar, no debo mentir, no debo robar, etc. Luego el lenguaje de la moral se escribe preferentemente con imperativos.

      Estas órdenes, estos imperativos ¿en qué se fundamentan? Si reflexionas te darás cuenta de que te estoy preguntando por el fundamento de tu vida, por el suelo en que se apoyan tus decisiones: ¿Qué hace que no se caiga tu vida? ¿en qué te sustentas para seguir adelante?: Piensa en estos ejemplos :

     - Imagina que vas  en coche, por una carretera secundaria, a una entrevista de trabajo donde te juegas tu futuro laboral soñado, sabiendo que es indispensable la puntualidad. Un coche accidentado en el arcén precisa de tu vital ayuda, pero en tal caso perderás el trabajo ¿cómo actúas?

     - Estás ahora en un comercio y tienes la oportunidad de robar una pieza de coleccionista que te encanta y tienes la seguridad de que no vas a despertar ninguna sospecha ¿ sustraes la pieza?

     - ¿Serías capaz de aprobar la muerte de un ser humano, con la seguridad de no sufrir ninguna represalia, si con la muerte de esa persona ganases felicidad?

      No sé cuál habrá sido tu respuesta a estas preguntas porque depende claramente de tu moral. Hayas decidido actuar de un modo u otro, lo habrás hecho por alguna razón, tu decisión tendrá un porqué, dependiendo de la razón podemos encontrar distintos fundamentos de la moral. 
 

     a) Dios: A lo largo de la historia,  mayoritariamente, el fundamento de la moral ha sido Dios, lo Sagrado, la Divinidad. Las distintas religiones han establecido qué se podía hacer y qué no se podía hacer. Incluso qué se podía pensar o no pensar.  Han remarcado normas que nos afectaban a todos, como “No matar”, imperativos que buscaban nuestra protección. Para garantizar esa seguridad, las religiones han insistido en la vigilancia continua de un dios con capacidad para vigilar y castigar en todo momento. Sería el gran ojo que juzgaría a vivos y muertos recompensando justamente con cielos o infiernos según nuestro comportamiento. Algunos autores han visto en este aspecto de la religión un modo de controlar la conciencia de los seres humanos cuando “nadie les ve” El Estado no se conformaría con controlar lo público, sino que aspiraría a dominar los aspectos privados e íntimos del ser humano. El ente público incapaz de castigar “por pensamientos impuros” delegaría esa función en un dios que sostuviese que “quien peca de pensamiento también peca”

     ¿Por qué no se ha matado a aquel que nos privaba de felicidad? ¿Por qué hemos perdido el trabajo por ayudar al moribundo? ¿por qué no hemos robado? Por Dios.

      La mayor parte del tiempo que los hombres han vivido sobre la tierra se han comportado bien o mal, fundamentando su vida en Dios. Cada uno de sus actos tenía en cuenta al Gran Hermano omnisciente de todo pecado  Si Dios no existiera, todo estaría permitido

     No obstante, esta fundamentación tiene puntos débiles.

  • Las normas cambian de religión a religión

  • En nombre de Dios se han cometido y cometen barbaridades morales

  • ¿Qué ocurre con los ateos? ¿Ellos no tienen moral?

     Así pues debemos buscar otra fundamentación, pues debe haber normas morales respetadas tanto por ateos como creyentes.

     b) Sentimientos: Si no matamos, no robamos y no dejamos “tirados" a los demás es porque sentimos que está mal. Los crímenes nos repugnan, que maten a un ser humano inocente nos produce una reacción fisiológica y psíquica (lágrimas, tristeza...). Piensa en tu situación emocional cuando conociste los crímenes del 11 de marzo en Madrid, probablemente vivieras el sentimiento moral por antonomasia: la indignación.

     Desde esta perspectiva no robarías porque te pondrías en lugar del comerciante y te daría pena su situación: sentirías compasión. Todo se explicaría desde los sentimientos, por ejemplo, cuando dieses limosna a un pobre hambriento, lo harías al sentir tu propio hambre, poniéndote en su lugar, sintiendo empatía.

     Algo estaría mal o estaría bien porque así se sintiese...  Cuando afirmases que “matar está mal” no estarías diciendo otra cosa que “ a mi me repugna matar” Sólo estarías diciendo que a ti no te gusta el crimen ¡Sería algo subjetivo!  Un precepto como “no se debe matar” sería sólo un imperativo personal que emanaría  de tu  sensibilidad.

     David Hume es el máximo representante de esta postura

     Veamos los puntos débiles de esta fundamentación:

     - ¿Qué pasa con aquellos seres humanos que no tienen sentimientos morales? Hay personas que no se avergüenzan de sus propios actos, otras que ni siquiera se indignan con los crímenes más brutales e injustos. Los habitantes de este planeta vivimos cada vez más desensibilizados, habiendo perdido la capacidad de sentir la emoción del otro.

     - Por otra parte sólo sentimos amor, amistad e incluso respeto por las personas más cercanas (familiares, amigos, etc) Es obvio que no podemos sentir amor por toda la humanidad ( los filántropos apenas existen)  Y también es claro que el respeto moral se debe a todo ser humano, no sólo a aquellos que sentimos cercanos.

     - La crítica más demoledora a esta fundamentación es la siguiente: La moral se convierte en un conjunto de principios subjetivos que dependen de las personas, se abre paso a un relativismo capaz de borrar todo lo objetivo en ética: “Matar sólo sería algo malo porque a mí me lo parece”

      Pero todavía no hemos acabado con esta fundamentación, pues dentro de los sentimientos, se ha explicado nuestro comportamiento moral en un sentimiento constante y acuciante en todo ser vivo: el egoísmo. Biológicamente el ser humano busca su propia supervivencia. Aunque no queramos, nuestra mano se aparta del fuego, nuestros pulmones tratan de respirar dentro del agua, nuestras células se regeneran...  Así pues, si no robamos, no matamos, no torturamos, etc, lo hacemos por miedo a que peligre nuestro bienestar o nuestra vida. Hacemos amigos para protegernos de peligros adversos, damos limosna para sentirnos bien, no matamos para “no sentirnos culpables”, ayudamos a los otros para sentir el placer del reconocimiento ajeno.

     ¿Si no te sintieras culpable, si no te castigaran, matarías a un inocente siendo consciente de su inocencia?

     Contra este egoísmo podemos preguntarnos: ¿Hay actos altruistas que ponen en peligro la propia vida sin búsqueda del placer egoísta? Parece que sí, luego no todo parece explicarse y fundamentarse desde el sentimiento biológico llamado egoísmo.

     c) Convención. Una convención es una reunión de seres humanos que deciden y se ponen de acuerdo respecto a una cuestión. Habríamos pactado, pues, lo que está bien y lo que está mal en una hipotética reunión entre distintas personas. Aquellos que fundamentan la moral en la convención también son llamados contractualistas.

     Rousseau y Hobbes serían autores contractualistas. Conciben al hombre antes de entrar en sociedad, bondadoso e inocente para uno y “lobo”despiadado para el otro. De esta situación natural se pasaría a un pacto donde se decide convivir  La moral sería un pacto contratado por varias partes para respetar unos límites:   

  • El límite de mi libertad sería la libertad del otro

  • Si todos renunciamos al uso de la violencia, al hacerlo todos,  ganaríamos libertad

  • Algo estará bien o mal según el consenso al que se llegue en el pacto

  • Si acordásemos cómo vivir sin saber en qué situación nos va a tocar: trataríamos de evitar esclavitudes, injusticias y favorecer al que menos tuviera.

     La moral se fundamentaría en un acuerdo implícito de la sociedad, el pacto al que nos referimos pudo o no pudo darse en un momento concreto de la historia, esto es irrelevante para la hipótesis contractualista. Las convenciones morales han ido desarrollándose a lo largo de la historia.

     Crítica a esta fundamentación:

     Pensemos en la Declaración de Derechos Humanos acordados por consenso en la Asamblea General de la ONU el 12 de diciembre de 1948, después de la guerra mundial y millones de crímenes. En principio parece una mera convención, pero ¿si no se hubieran aprobado los derechos humanos no existirían de un modo objetivo?

     Si no pactamos que matar a un inocente está mal ¿no está mal? Este posicionamiento nos conduce irremediablemente al relativismo: Todo dependerá de la cultura, de la educación y de los valores de la sociedad en la que se haya nacido.  Para dilucidar la cuestión, piensa en las distintas convenciones a las que ha llegado el hombre a lo largo de la historia:

     -Si alguien roba pan, se le cortará la mano (Código de Hammurabi)

     -Quien pertenezca a la raza judía será exterminado ( Ideología nazi)

     -Asesinato sistemático de niños minusválidos para la guerra (Política en Esparta)

     No nos valen ni Dios, ni los sentimientos, ni las convenciones ¿en qué apoyamos nuestras vidas? ¿en qué sustentamos nuestras decisiones?  Kant va a responder....

     d) La razón. Con la propia reflexión, con nuestra razón podremos discernir lo que está bien y lo que está mal.  Con nuestro uso práctico de la razón nos ocuparemos de lo que debemos hacer (de los imperativos morales), y mediante ella determinaremos la voluntad en las distintas decisiones vitales.

     Esta fundamentación es la que nos ocupa, por lo que la explicaremos a través de la obra kantiana. Comenzando por la distinción entre éticas materiales y éticas formales, pasando por la separación entre éticas autónomas y éticas heterónomas hasta llegar a la formulación del imperativo categórico y la necesariedad de los postulados de la razón práctica. Veámoslo paso a paso:

     Kant  distingue entre éticas materiales y formales.  Las éticas materiales, anteriores a la suya, tienen como tarea fundamental señalar contenidos:  bienes, fines o valores y señalar lo qué debemos hacer para lograrlos. Un ejemplo de ética material sería la epicúrea, donde el fin del hombre sería la felicidad identificada con el placer. Una vez establecido este fin, los mandatos y prohibiciones de esa moral buscarían alcanzar el placer para lograr la felicidad.

     El problema en este tipo de éticas es que es muy difícil ponerse de acuerdo en sus contenidos morales: para unos lo fundamental es conseguir el placer (hedonismo), otros insisten en las riquezas, mientras que muchos buscan ser recompensados por Dios o un paraíso y establecen normas concretas para alcanzarlo (mandamientos religiosos...) 

     Todos los sistemas éticos anteriores a Kant habían partido de una determinada concepción del bien, como objeto de la moralidad, creyendo que ese bien determinaba la moralidad, lo que debía ser. Sin embargo, del mismo modo que el conocimiento teórico no está determinado por el objeto, sino que éste se encuentra determinado por las condiciones a priori de la sensibilidad y del entendimiento. El conocimiento moral tampoco estará determinado por el objeto, sino más bien el objeto de la moralidad determinado por ciertas condiciones a priori de la moralidad. (Del mismo modo que Kant había provocado una "revolución copernicana" en el ámbito del uso teórico de la razón, provocará otra revolución similar en el ámbito del uso práctico de la razón). Estas condiciones, siendo a priori, no pueden contener nada empírico: sólo han de contener la forma pura de la moralidad. En consecuencia, las leyes de la moralidad han de tener un carácter universal y necesario. 

     Kant apuesta por una ética radicalmente distinta: la ética formal. Ésta no nos señala, ni hace depender el bien moral de ningún contenido, ni nos dice qué debemos hacer y qué no. La voluntad es autónoma frente a lo dado y la ética, lo único que puede indicarnos es que hemos de actuar con buena voluntad, por respeto a la ley moral (imperativo categórico).  

     Kant quiere fundar una ética de carácter racional y universal, en contra de la postura del filósofo empirista Hume. Una acción moralmente buena no es aquella que está regulada por inclinaciones emotivas, instintivas ni tampoco la que es determinada por los fines o resultados que de ella puedan derivarse.  

     La acción será moralmente buena cuando la intención del sujeto lo sea, es decir, cuando este obre con buena voluntad, al margen de sus inclinaciones y deseos e independientemente de los resultados que espera obtener. La buena voluntad no pertenece al ámbito de los sentimientos o emociones, sino al reino de la razón: la voluntad es la capacidad de obrar según principios, y éstos no son dados más que por la razón. 

     La moral material determina a la voluntad a través de lo que se nos ofrece al deseo y sobre éste no puede haber acuerdo posible (unos desean placer, otros felicidad, algunos dinero, etc.). Por ello, las morales materiales no pueden ser universales, sino relativas. Según Kant, están basadas en imperativos hipotéticos del tipo : si quieres Y, entonces debes hacer X. Tales imperativos son empíricos, no necesarios ni universales. Empíricamente sólo pueden determinarse cuáles son los medios para alcanzar la felicidad (o el placer, etc.). Esto demuestra la impotencia de las éticas materiales para determinar a la voluntad de un modo necesario y universal. No contienen leyes, sino máximas, esto es, principios que sólo son válidos para una voluntad, para un sujeto particular. En resumen: Si pretendemos que la moral ha de ser independiente de las apetencias, gustos y deseos particulares, ésta ha de fundamentar su universalismo no en los contenidos, como hacen las éticas materiales, sino en algún principio de la propia razón

     Ya hemos visto que puede distinguirse entre éticas materiales y formales. Pero podemos establecer otra distinción atendiendo a si la obligación moral es externa o interna al hombre mismo. Veamos:

     Las éticas heterónomas son aquellas en las que la obligación moral es algo impuesto al hombre y externo a su voluntad. Por ejemplo, la obligación moral viene impuesta por la naturaleza, por nuestra esencia o por Dios. La acción moralmente buena será la adecuación a esos fines prefijados de antemano y de los que no somos responsables (en el pleno sentido de la palabra).

     La ética eudemonista aristótélica y la ética de Tomás de Aquino son heterónomas, porque el fin último del hombre, el bien que éste puede alcanzar (la felicidad, Dios) nos viene impuesto por nuestra propia naturaleza. Ser feliz, comportarse éticamente implica conocer esa finalidad impuesta y llevarla a cabo.

     En las éticas autónomas, la obligación (ley) moral ha de provenir del mismo hombre, y no de algo exterior a él. Es el propio hombre (mediante su razón) el que se determina a sí mismo para obrar moralmente. La ética Kantiana, como veremos, será autónoma, no fundada en los sentimientos, gustos o inclinaciones, sino en la propia razón.

     Efectivamente, la voluntad no es buena por naturaleza. Está en una lucha constante con sus instintos, deseos e inclinaciones. Precisamente, según Kant, obrar porque algo nos cause placer o nos traiga felicidad no es obrar ni moralmente ni libremente. No es obrar moralmente porque se trataría de una acción egoísta, interesada, que busca su propio beneficio (felicidad, placer...). Tampoco sería libre porque ¿Qué o quién determina nuestras "ganas" o deseos?

     Lo propio de la moral es obrar buscando sólo el cumplimiento del deber, y sólo hay buena voluntad cuando la acción moral se realiza con vistas a él y no a causa de nuestro propio beneficio. El deber es la necesidad de una acción por respeto a la ley moral, y sin determinación por inclinación alguna. Sólo la razón puede justificar mandatos por deber.

     Obrar por deber es distinto a obrar legalmente: cuando obramos legalmente actuamos de acuerdo al miedo o a las consecuencias legales que produciría nuestra acción. Por ejemplo: si no robo en un supermercado por miedo a que me pillen o me multen, estaré obrando legalmente, no moralmente.

En esta frase de Kant se resume la formalidad y autonomía de su ética: Haz el bien, no por inclinación sino por deber Ahora bien, ¿Cómo es determinada la voluntad por el deber? Veámoslo

3. La ley: el imperativo categórico

 

     Kant distingue aquí entre obrar "por deber" y obrar "conforme al deber": puede ocurrir que actúe por algún interés particular y esa actuación coincida con la ley moral; en ese caso estoy actuando "conforme al deber". Obro "por deber", sin embargo, cuando mi actuación no persigue ningún interés particular, ni es el resultado de una inclinación o un deseo, sino que está motivada solamente por reverencia o respeto a la ley moral, independientemente de que mi actuación pueda tener consecuencias positivas o negativas para mi persona.  

     Hemos visto que la ética kantiana es formal y autónoma. Ahora bien ¿Qué es lo que determina a la voluntad a obrar por deber, y no por inclinaciones o deseos? ¿Puede haber una determinación a priori (no empírica) de la voluntad? ¿En qué condiciones un principio práctico puede valer como ley universal? 

     Ya vimos cómo, según Kant, las éticas materiales no contienen leyes, sino máximas o principios prácticos (que guían nuestra conducta) y que son únicamente válidas para la voluntad de un sujeto en un momento dado y de modo contingente... Las máximas, por lo tanto, no tienen validez universal para todo ser racional y, por ello, no nos otorgan ninguna ley práctica.  

     Una ley práctica, para serlo, ha de cumplir con las características de necesidad y universalidad  para todo ser racional (para toda voluntad), independientemente de sus condiciones empíricas. Por lo tanto, no son los contenidos (fines, propósitos, objetos...) los que determinan a la voluntad, sino su forma, la ley universal que nos dice cómo debe querer esa voluntad y no qué debe querer.  

La ley moral se presenta en forma de imperativo, es decir, de obligación, orden. Hay dos clases de imperativos:

- Los imperativos hipotéticos: Son aquellos que declaran la acción como medio necesario para la consecución de un fin.

- Los imperativos categóricos son aquellos que no están sometidos a condición alguna, y son válidos a priori y por sí mismos. Representan la acción objetivamente necesaria en sí misma sin relación a ninguna finalidad o resultado.

Pues bien, sólo el imperativo categórico puede determinar a la voluntad objetiva, universal y necesariamente. El imperativo categórico es el principio de la moralidad, la ley que proviene a priori de la razón y que nos muestra cómo debe querer la voluntad. Su formulación es la siguiente:

Obra de tal modo que puedas querer que la máxima de tu comportamiento pueda convertirse en ley universal

  
 

     La ley del imperativo categórico no necesita demostración alguna. Es un juicio sintético a priori de la razón. Es a priori (previo a la experiencia) y sintético (sus máximas proceden de la experiencia) La voluntad se impone a sí misma esta ley sin depender de nada. 

     La voluntad es autónoma: el deber de cumplir el imperativo categórico se nos impone desde la propia razón, no desde fuera (naturaleza, dioses, inclinaciones, etc.).  Nuestra voluntad está determinada por su propia ley: una norma universal y necesaria para obrar. Y la existencia de esta ley es la que nos permite deducir la libertad de la voluntad. La libertad es necesaria si damos por hecho que la moralidad existe, es decir, es la condición sin la cual la moralidad no sería posible. Pues ¿Qué obligación tendría sentido si no hubiera un sujeto que libremente eligiera o no cumplir dicha obligación?

Veremos ahora otras formulaciones del imperativo categórico

 

Otras formulaciones del imperativo categórico son:

1. Obra de tal manera que la voluntad pueda considerarse en sí misma, mediante su máxima, como legisladora universal.

Con esta formulación Kant afirma la autonomía del sujeto. Nuestra libertad puede y debe coincidir con el imperativo de autonomía y libertad de toda la humanidad.

2. Obra de tal manera que tomes a la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca meramente como un medio.

Aquí se hace hincapié en la dignidad personal. Ninguna persona puede ser utilizada como medio para alcanzar un fin o un propósito. Las personas son fines en sí mismos y no deben ser instrumentalizados bajo ninguna circunstancia, sea cual sea su raza, cultura, religión, sexo o nacionalidad.  Casi todas las constituciones democráticas se fundamentan en la inviolabilidad de la dignidad personal.

3. Obra como si la máxima de tu acción debiera convertirse por tu voluntad en ley universal de la naturaleza.

 4. Los postulados de la Razón práctica. 

     Los postulados de la razón son principios prácticos que funcionan como condiciones para que sea posible la vida moral. Son hipótesis teóricas que no constituyen un conocimiento teórico, pero que permiten al hombre creer en la posibilidad de alcanzar el bien supremo. Son tres : 

  • La inmortalidad del alma

  •  

         El hombre ha de creer que es posible la adecuación entre la voluntad y la ley a través de un progreso indefinido. Como la santidad no es realizable siendo finitos, se hace necesario suponer la existencia y permanencia indefinida de la persona: la inmortalidad del alma. Es una exigencia de la razón pura práctica que no puede ser demostrarse racionalmente. 

    2. La existencia de Dios 

         La existencia de Dios permite conciliar la moralidad y la felicidad. Normalmente estamos divididos entre lo que debemos hacer (ley moral) y lo que deseamos o nos gustaría hacer (felicidad). Es más, actuar moralmente supone, en muchos casos, arruinar nuestra felicidad, por ser la virtud más esforzada y árida que el deseo. 

         Por este motivo, postulamos la existencia de una causa de la naturaleza que en sí armonice y contenga (como idénticas) la felicidad y la moralidad o virtud. Esta causa es Dios. Dios garantiza la felicidad de un obrar virtuoso. 

         Como vemos, Kant no piensa que la existencia de Dios pueda ser demostrada racionalmente (es sólo una idea pura de la razón). Dios puede ser pensado, pero no conocido. Es la razón práctica la que nos conduce a presuponer su existencia como un ideal de la razón práctica. La religión proviene de la moralidad, no al revés. Y ésta moralidad es autónoma por encima de cualquier consideración. 

  • La libertad.

  •  

         Ya habíamos visto que la libertad es la condición de posibilidad de la moralidad: sin libertad las obligaciones morales (el obrar o no conforme al imperativo categórico) no tendrían sentido . Se ha de suponer, por lo tanto que el hombre es libre, que puede vencer todos los obstáculos que le impidan cumplir la ley moral para conseguir la felicidad. 

         Los postulados rehabilitan la metafísica tradicional desde la razón práctica, desde la moralidad. No podemos saber si la inmortalidad, la libertad y Dios existen real y objetivamente (ya que esto sobrepasa los límites de la experiencia posible). Estos postulados no aportan, por lo tanto un conocimiento teórico. Son una exigencia de la razón práctica que se da a sí misma estos principios para orientar su acción y como condición para alcanzar una vida virtuosa y feliz.

     

    4. FILOSOFÍA CONTEMPORÁNEA: NIETZSCHE

     

    4. 1. Marco histórico, sociocultural y filosófico de Nietzsche  

    4.1.1. Marco histórico y social 

    Marco histórico  

         La vida de  Nietzsche transcurre entre 1844 y 1900 ocupando la segunda mitad del siglo XIX. Este siglo viene marcado por el golpe de estado de Napoleón Bonaparte que termina con el proceso revolucionario en Francia y da lugar a la posterior dictadura. En política exterior, Napoleón inicia un período de expansión militar por Europa, incluida España, que finaliza con su derrota en Waterloo. A pesar de que recorta muchas libertades políticas conseguidas por la Revolución, convierte en permanentes tanto en Francia como en los países conquistados, algunos de los logros revolucionarios: los códigos napoleónicos establecieron la igualdad jurídica entre los ciudadanos, la libertad individual, el derecho de propiedad y la laicidad del estado así como la modernización de la administración pública  

         La derrota de Napoleón dio lugar a la celebración en 1815 del Congreso de Viena en el que los vencedores fijan las nuevas fronteras de los estados europeos. Este congreso se desarrolla bajo la idea de una Restauración o retorno a la situación política anterior a la revolución: se restauran los soberanos absolutos en sus tronos y los países vencedores firman una Santa Alianza con la finalidad de reprimir cualquier revolución que tuviera como objetivo modificar el mapa diseñado o limitar el poder absoluto de los soberanos 

         El siglo XIX es también el siglo de las revoluciones burguesas o liberales (sobre todo 1830 y 1848), cuyas ideas van contra la restauración: limitar el poder absoluto de los monarcas mediante reformas liberales (partidos políticos, elecciones libres.....) y alterar las fronteras nacionales marcadas por el Congreso de Viena en las que grandes estados habían engullido varias nacionalidades o en las que alguna nación (Italia) estaba dividida en diferentes estados. 

         Junto a los  movimientos revolucionarios liberales y nacionalistas se va a añadir los movimientos obreros que, además, intentan con diferente grado de radicalidad, mejorar las condiciones de los proletarios e incluso destruir el sistema de producción burgués / capitalista. 

         Uno de los ideales compartidos por los ciudadanos de todas las clases sociales y que caracterizan este siglo son los ideales nacionalistas. La dificultad de definir “nación” llega hasta nuestros días: En principio una nación estaría constituida por una comunidad o pueblo con historia, lengua y cultura comunes que originan una conciencia de identidad  

         El nacionalismo intenta convertir la nación en estado independiente, hacer coincidir la nación con el estado. Este siglo culmina con la unificación de Italia y Alemania y con la independencia de otras naciones como Bélgica o Grecia.  

         Muchos filósofos y literatos colaboraron con estos ideales nacionalistas exaltando “el espíritu de los pueblos” que, en el caso alemán terminó en el siglo siguiente con el nacionalsocialismo. 

         Bajo la dirección de Prusia se llega a la unificación alemana en 1871. Este proceso no estuvo libre de enfrentamientos militares (en alguno participó el propio Nietzsche como soldado), pero finalmente Alemania se convierte en un país de enorme desarrollo demográfico y con un potencial industrial y comercial que, unido a la cultura sobresaliente posterior a Kant, acrecienta el orgullo nacional y alimenta la creencia en la superioridad racial, de trágicas consecuencias en el siglo siguiente. 

         El final de siglo, que coincide con la muerte de Nietzsche, supone la formación de bloques como el constituido por la Triple Alianza al que se opondrán otros países germanos. Esta política lleva consigo una carrera de armamentos y un enfrentamiento diplomático que culmina en la guerra mundial del 1914

    Marco  social

     

         La revolución Industrial que se había dado en  la Inglaterra del XVIII, va a tener su desarrollo en el XIX, impulsada por la utilización de nuevas fuentes de energía (carbón, petróleo,...) y por la disponibilidad de capitales para las inversiones industriales. Ello produjo una mejora de los transportes y comunicaciones, la aparición de un sistema de producción industrial frente a la artesanal y el desarrollo de las ciudades frente al mundo rural. 

         La revolución industrial fue impulsada por la burguesía que acumuló el capital (capitalismo) y la propiedad industrial-comercial. Frente a ella surge el proletariado  concentrado en las fábricas de las ciudades y proveniente del campo y del artesanado. Se trata de una clase explotada por la aplicación de una doctrina liberal rígida y un capitalismo individualista. El campesinado se mantiene en un sistema semifeudal y empobrecido. Para salir de esta explotación surgen los primeros movimientos obreros que organizan a los trabajadores y promueven distintas reivindicaciones. Se exigen condiciones laborales dignas y, en el caso de los más extremos, la destrucción del mismo sistema burgués liberal y capitalista. 

         Como base intelectual ideológica de los movimientos obreros aparece el socialismo, contraria a la ideología liberal burguesa. Postula la supresión de la propiedad privada que deberá convertirse en propiedad pública. Proudhon, Fourier, Saint Simón, Owen... fueron socialistas a los que Marx denominó  “utópicos”, porque se fundamentaba en ideales románticos y poco definidos tales como la hermandad universal, la armonía social, etc, frente al socialismo marxista que se autodenominó “científico”, realizado por Marx y Engels en obras como “ El Manifiesto Comunista” y “El Capital”, del modo de producción capitalista, de sus leyes económicas y de la estrategia revolucionaria para sustituirlo por un modo de producción socialista. Nietzsche tampoco supo conectar con la sensibilidad de los movimientos obreros y consideró el socialismo como una ideología a combatir. Más extremista en sus métodos y objetivos era el anarquismo de Bakunin, abogando por la destrucción del Estado incluso con métodos violentos, para llegar a comunidades autogestionadas por individuos libres con propiedad común.

    4.1.2 Marco cultural y científico

     

         La cultura europea reproduce los grandes cambios que se van generando en la sociedad y que dieron lugar a una Europa totalmente distinta en la que ya aparecen todos los grandes ideales y las grandes miserias del siglo XX. 

         La cultura fue adquiriendo un carácter menos elitista. La burguesía accedió al arte, imponiendo gustos y criterios y difundiendo corrientes artísticas. Se convirtió en principal consumidora de obras de arte, sustituyendo a la nobleza y a la Iglesia. La prensa y los medios de comunicación cada vez más rápidos consiguen una difusión de la cultura más allá de los límites de cada país y dentro del mismo. 

         Los Estados tomando como referencia el modelo liberal, consideraron como tarea prioritaria la extensión de la educación obligatoria a capas cada vez más amplias de la población.  

         En la primera mitad de siglo, domina el Romanticismo como una reacción frente a los ideales de la Ilustración: racionalización, progreso, valor de lo universal. Es un movimiento estético que tiene su expresión en el arte, la literatura, la música y la filosofía  idealista. Frente a la razón abstracta de los ilustrados el romanticismo exalta los sentimientos, incluso religiosos, la imaginación , la intuición, frente al progreso, los románticos vuelven su vista a la tradición y a la historia, a la naturaleza, a lo primitivo y a las raíces de los pueblos; frente a lo universal se valora lo individual, bien sea lo propio de cada persona o de cada  nación. 

         El Romanticismo se expresa de una forma natural en la música. Uno de sus máximos representantes es Wagner, músico influyente en la primera obra de Nietzsche, que  exalta los sentimientos nacionalistas alemanes  

          En la segunda mitad de siglo, domina el Positivismo, corriente heredera del empirismo, donde se aspira al conocimiento objetivo de los hechos, de los fenómenos, de lo dado a la sensibilidad. Su máximo representante es Comte. 

         A mediados de siglo se impone la nueva realidad de las ciudades industriales: el

    contraste entre las clases burguesas y la miseria del proletariado, el hacinamiento de los barrios y la explotación de los trabajadores afloró el movimiento realista que intenta reflejar con la mayor exactitud un mundo injusto que denuncia y quiere transformar. Frente a la exhibición de la intimidad del autor romántico el realista muestra mayor interés por una realidad externa que se intenta describir objetivamente. Las escenas de la vida cotidiana, las situaciones sociales, narradas con rigor y detalle sustituyen a las fantasías y leyendas 

         Como una derivación del realismo aparece en el 70 el naturalismo, desarrollado

    sobre todo, por el francés Zola. Los naturalistas parten de una cruda descripción de la realidad, como los realistas, pero no se quedan ahí: suponen que la realidad humana está

    determinada por factores externos como la familia, la situación social, e internos como la herencia, los instintos, etc. Suponen por tanto que la conducta humana no es libre sino que está sometida al determinismo de las circunstancias sociales y biológicas, que ellos tratan de describir con precisión científica.  

         En Alemania no hubo producción literaria significativa de estos movimientos, pero los escritos nietzscheanos expresan algunas características tanto del movimiento romántico como del naturalista: la exaltación de lo alemán, el recurso al mundo griego, la valoración de los elementos irracionales serían comunes al  Romanticismo, mientras que el carácter crítico con la cultura europea y la descripción precisa de la infelicidad humana enlazaría con el naturalismo 

         En cuanto a la ciencia, la nueva clase dominante, volcada en el desarrollo de la producción industrial, trató de modernizar el sistema productivo teniendo en cuenta el desarrollo científico  

     En biología hay que destacar tanto la teoría de la evolución de Charles Darwin como los descubrimientos de Mendel sobre las leyes de la herencia. Así como las investigaciones de Pasteur, que inician un proceso imparable en el control médico de las infecciones. 

         En física y química los descubrimientos teóricos son espectaculares: teoría ondulatoria de la luz, electrólisis, ondas electromagnéticas, tabla periódica de elementos, etc; descubrimientos que tienden  a traducirse en aplicaciones técnicas como la pila, el telégrafo, el teléfono, el motor de explosión,  los rayos X  o incluso el cine  

         Surge la psicología como disciplina científica y nace Freud, creador del psicoanálisis, teoría sobre la estructura psíquica del hombre y, al tiempo, un procedimiento para el análisis y terapia de las enfermedades mentales. 

         En matemáticas también tienen lugar importantes descubrimientos: Lobachevsky- Rienan descubren las geometrías no euclidianas. basadas en postulados diferentes a los formulados por Euclides, en el siglo V a.C., lo que demuestra que ni siquiera las matemáticas son un saber absoluto, sino que parten de supuestos, que pueden ser modificados. Por otra parte  George Boole diseña la lógica bivalente en la que se basarán el funcionamiento de los ordenadores y la programación informática del XX  

    4.1.3. Marco filosófico del siglo XIX

    IDEALISMO

     

         La primera mitad del siglo estará dominada filosóficamente por el Idealismo alemán (Fichte, Schelling y Hegel) ¿Qué es el Idealismo? 

         El Idealismo sostiene que la realidad, el ser de las cosas se establece en la mente, en la conciencia. Descartes, Berkeley o Kant se aproximaron por momentos a este idealismo, pero no lo llevaron al extremo como sí ocurre en el Romanticismo alemán.  Con el pensamiento de Fichte y de Schelling, la cosa en sí va a desaparecer, no va a haber nada que permanezca sin sujeto. Todo lo real va a ser racional y todo lo racional será real con el pensamiento hegeliano. ¿Qué quiere decir esto? Que todo lo real existe en cuanto pensado por el sujeto. 
     
     

          El idealismo deriva del pensamiento kantiano la siguiente contradicción: Si es el propio sujeto el que concibe el noúmeno, es el mismo sujeto quien se pone a sí mismo límites, cuando no los tiene. El noúmeno no existe, no es, no hay límites para la razón. La razón es infinita y absoluta.   

    HEGEL: Fenomenología del espíritu 

          Lo Absoluto, el Espíritu, lo Infinito,  fundamenta todo lo real. El Espíritu   se autoconoce en nuestra mente. El Universo, el Mundo, nos necesita para autoconocerse. El despliegue del Espíritu que se desarrolla con el Mundo y con la Historia, llega a su apogeo en el ser humano racional que al tomar conciencia de sí mismo primero y conciencia del Absoluto después llega a su manifestación máxima 

          Este proceso es dinámico, es un proceso DIALÉCTICO, que requiere de enfrentamiento de contrarios. Toda TESIS se enfrenta a su ANTÍTESIS culminando en una SÍNTESIS SUPERADORA. La tesis sería lo Infinito que al desarrollarse dinámicamente en el mundo debe enfrentarse a su contrario: la antítesis, que sería la negación del Infinito, lo finito. Para llegar a una síntesis infinito-finito, donde sujeto y objeto dejan de enfrentarse y se identifican.  

          Un último concepto hegeliana que debes tener en cuenta es el de alienación, que significa etimológicamente “extrañado”, “ajeno a sí mismo” “fuera de sí”. Para Hegel el Espíritu Absoluto desplegado en la Historia y en la Naturaleza está alienado, igual que el esclavo cuyo trabajo no redunda en su beneficio. 

          El pensamiento hegeliano provocará distintas reacciones: 

    • Derecha e izquierda hegeliana (Feuerbach, Marx...)

    • Reacción frontal (Kierkegaard o Schopenhauer)

    • Visto como un estadio metafísico que debe abandonarse (positivismo)

     

    SCHOPENHAUER: El mundo como voluntad y representación 

          Partiendo de la distinción kantiana, Schopenhauer va a identificar el noúmeno con la voluntad y el fenómeno con la representación.  

          El mundo “para mí” es una representación estructurada en un espacio-tiempo-causalidad (Schopenhauer reduce a estas tres estructuras las doce categorías kantianas y las dos intuiciones puras). Mientras que la realidad “en sí”, la realidad nouménica es pura voluntad. 

          ¿Qué es la voluntad? Es un impulso ciego, una voluntad de vivir que se expresa en Esencias: Por ejemplo los seres humanos quieren seguir siendo, quieren seguir existiendo y se reproducen de acuerdo a un Arquetipo a una Esencia: la Idea de Ser Humano. La voluntad es Una, pero cristaliza en multitud de Ideas y diferentes seres. Todos estamos arrastrados por esta voluntad ciega que nos lleva a una lucha continua por existir que NO TIENE SENTIDO.  
     

         El hombre es arrastrado por la supervivencia absurda, siendo la razón algo que surge en esta evolución para poder sobrevivir, creando representaciones no que no coinciden con la realidad del mundo, que sólo sirven para ayudar a esa voluntad a sobrevivir. “Este es el peor de los mundos posibles” dirá el filósofo alemán. ¿Cómo escapar a este empeño absurdo por sobrevivir sin sentido? 

         A través del ARTE y de la MÚSICA  dejaremos de estar  “arrastrados por la voluntad”  Prescindiendo de lo útil, de lo supervivencial, podremos contemplar las Ideas desinteresadamente, podremos mirar a la cara a la voluntad. La MÚSICA y el ARTE nos muestran la esencia, la voluntad, el noúmeno.  

         La voluntad se ha encarnado en nosotros a lo largo de la historia en un sentimiento implacable: el egoísmo. Un instinto que podemos neutralizar con justicia y con compasión. Sólo así  llegaremos a la plena liberación, a la ASCESIS-ATARAXIA, capaz de eliminar todo deseo, todo interés, toda preocupación y domeñando por fin, esa ciega voluntad. 
     

    MARX : Materialismo histórico 

         Al morir Hegel sus discípulos se dividieron en dos escuelas: la derecha hegeliana, que acepta todo el conjunto de tesis hegelianas y la izquierda hegeliana, que sólo acepta la dialéctica, pero no el resto de tesis idealistas. Estos últimos son materialistas: no hay más realidad que la materia. A ellos pertenece Feuerbach que en el libro  La esencia del cristianismo propone una crítica a la religión: No es Dios quien crea al hombre sino el hombre el que crea a Dios 

         Marx nace en 1818 en Prusia, pero vive exiliado en varios países por sus ideas revolucionarias y su conexión con los movimientos obreros comunistas hasta que se establece en Londres donde permanece la mayor parte de su vida ayudado por un amigo y colaborador intelectual, Engels.  

         La reacción de Marx (1818-1883) contra el idealismo le lleva a rechazar la identificación del sujeto con la conciencia y termina por identificar ese sujeto con la acción, con la "praxis" y más concretamente con la actividad productiva: es en su actividad productiva donde el hombre genera y constituye la realidad, la suya propia y la del mundo que objetivamente transforma y modifica. El hombre trabajando transforma la naturaleza humanizándola y él mismo se naturaliza. Este trabajo apropiado para el hombre, en las relaciones laborales del XIX no se daba, estando el hombre ALIENADO, ya que el producto de su trabajo se convertía en CAPITAL DE OTRO (el burgués). La propiedad privada era la causa de esta alienación, por lo que debía acabarse con ella. 

         Materialismo histórico: La infraestructura económica de una sociedad determina la conciencia de la misma (superestructura). La dialéctica hegeliana (tesis-antitesis-síntesis) se toma como modelo para explicar el desarrollo histórico que debe culminar con el comunismo: final de las clases sociales, final de la contradicción y síntesis total. 

    Irracionalismos

     

         Se trata de una serie de movimientos que surgen al final de XIX como reacción contra el idealismo y, sobre todo contra la pretensión de la ciencia positivista de explicarlo toda la realidad de modo cuantificable En un libro de Luckâcs titulado El asalto a la razón culpa a estos movimientos de preparar el camino a los fascismos caracterizados por su irracionalidad: culto al líder, exaltación de la fuerza,.... 

         En resumen, los irracionalistas destacan en la realidad los componentes no racionales a los que los filósofos y científicos han prestado poca atención o han despreciado, como los sentimientos, los sueños, el pasado, el inconsciente humano (los irracionalistas los denominan como "vida") no son accesibles a la razón, pero pueden serlo a través de caminos no racionales tales como la poesía, la inspiración, el arte, la música, la intuición mística, etc. A este movimiento pertenecen  filósofos vitalistas como Bergson, Schopenhauer  o Nietzsche 
     

    4. 2. FILOSOFÍA DE NIETZSCHE 

    4.2.1. Biografía y obras 

     Friedrich Nietzsche nace en Prusia en 1844, dentro de una familia tradicional de pastores protestantes. Su padre muere tempranamente y su vida transcurrirá hasta su muerte al lado de su madre y hermanas. Pierde la fe de sus padres en la juventud y recibe una educación esmerada, sobre todo en humanidades y en música. Pronto se manifiesta una enfermedad degenerativa acompañada de fortísimos dolores y vómitos, que le acompañará toda su vida. 

     A los 24 años es nombrado catedrático de filología griega en Basilea (Suiza). Inicia una gran amistad con Wagner, cuya música considera que expresa el ideal romántico. Al tiempo lee apasionadamente al filósofo Schopenhauer. A los 35 años abandona la enseñanza debido a su enfermedad e inicia una vida errante, una veces solo y otras con su madre y hermanas, buscando climas favorables para su salud: Alpes, Italia..... y escribiendo siempre que puede. 

         En 1899, tras períodos crepusculares, entra en una crisis mental total que perdurará, primero en una clínica psiquiátrica y después con su familia, hasta su muerte. Nietzsche no estudia de forma expresa filosofía, su especialidad es la filología griega. Es el pensamiento griego contenido en las obras literarias y en el arte el que le proporciona ideas y símbolos. Aunque  su vida transcurre en soledad, su genial intuición le permitió detectar en el ambiente los enormes cambios que se estaban produciendo, el aluvión de ideas y proyectos que se estaban gestando en Europa y de prever el dramático final de una época en Occidente. 

    Se distinguen en su obra cuatro periodos, con expresiones del mismo Nietzsche: 

         Filosofía de la noche. Período romántico. Se inspira en los presocráticos (sobre todo Heráclito), en Schopenhauer y en la música de Wagner. Considera que el arte es un medio de penetrar en la oscuridad de la existencia. A esta época pertenece  El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música  

         Filosofía de la mañana. Período positivista e ilustrado. Son los primeros años de viajes. Rompe con Wagner (un episodio típico de un hombre que pasa con facilidad de una profunda amistad a un odio enfermizo), abandona las tesis de Schopenhauer, lee a los ilustrados franceses y afronta el positivismo. Considera que la ciencia puede aportar la  “claridad” a la enigmática y oscura existencia humana. Aurora, La gaya ciencia 

         Filosofía del mediodía: Constituye la madurez de su pensamiento, alcanza su

    mediodía. Su obra:  Así habló Zarathustra: un libro para todos y para nadie(1883) 

         Filosofía del atardecer: Su vida entra en el ocaso y la degeneración lenta de su razón le proporciona momentos de genialidad y accesos de locura. Sus escritos analizan también el “ocaso” de la cultura occidental, que, como él, considera enferma de muerte.

    Su obra es una violenta crítica de esta cultura, de su religión, de su filosofía, de su arte, es “una filosofía a martillazos”. Crepúsculo de los ídolos o cómo se filosofa con el martillo. Los ídolos son los falsos ideales que venera la cultura occidental: Dios, la razón, la verdad, la moral, que están en su ocaso final. 

         El estilo de su obra es reflejo de su atormentada existencia: no escribe, salvo excepciones, de forma sistemática y ordenada, sino a impulsos de su situación personal. El formato de su obra es en general aforística formada por párrafos cortos, incisivos y de gran impacto conceptual, a veces llegándose a contradecir.

    Introducción a su pensamiento

     

         Nietzsche postulará la vida como factor en torno al cual se constituye la realidad. El sujeto es, fundamentalmente vida, y no conciencia, pensamiento. El fenómeno vital pasa así a constituirse en el centro de la reflexión filosófica, ejerciendo una considerable influencia a finales del XIX y durante la primera mitad del siglo XX, aunque con distintas interpretaciones, como las de Bergson y Ortega y Gasset (racio-vitalismo), entre otros.  

         La realidad es esencialmente contradictoria, pero interpretará esta contradicción de un modo distinto a como lo habían hecho Hegel (Idealismo) y Marx (materialismo histórico), siguiendo de un modo a veces literal la cosmovisión de Heráclito. La realidad está sometida al cambio, que está regulado por la lucha de elementos contrarios y abocada a una repetición infinita en el contexto de un ciclo cósmico que la conduce a un eterno retorno, en relación con el que todo alcanza su sentido. En esa lucha, la razón trata de fijar el movimiento, de anularlo, sustituyendo por conceptos el movimiento real de las cosas, sustituyendo lo vital por una representación de lo vital. Pero toda representación es falsa, en cuanto representación, por lo que la no-vida termina por sustituir a la vida, lo falso a lo verdadero. Recuperar la verdad, poner de manifiesto la radical prioridad de la vida sobre la conciencia será, en buena medida el proyecto nietzscheano. 
     
     
     
     

    4.2.2. Critica a la cultura occidental 

         Una de las constantes de la filosofía de Nietzsche es su carácter crítico. Él mismo llega a declarar que “hace filosofía a martillazos” El objeto de esta crítica, sobre todo en la  “filosofía del atardecer”, es la cultura occidental (religión, ciencia, filosofía, moral, costumbres,...) Nietzsche supone la INTERROGACIÓN DE OCCIDENTE sobre el camino recorrido, heredado de la filosofía antigua y de 2000 años de cristianismo. Pero el punto de partida de esta crítica se encuentra en su primera obra: El nacimiento de la tragedia en la que expone una teoría a la que vuelve constantemente en su pensamiento posterior. 

         En el pueblo griego (modelo de todos los pueblos) coexistían dos formas de vida, dos disposiciones: la dionisiaca y  la apolínea Se denominan así porque sus símbolos respectivos podrían ser el dios Dionisos (el dios Baco de los romanos, dios del vino, cuyas fiestas orgiásticas tenían cierta semejanza con los carnavales actuales) y Apolo, dios del Día y de la Razón, el más armonioso y bello de los dioses.  

         El espíritu dionisiaco se caracteriza porque vive al ritmo de los instintos (embriaguez, sexualidad...), vitalista, no tolera la jerarquía ni la obediencia, valora la libertad a toda costa y no duda en utilizar la fuerza, el dominio y el poder.  La música es el arte que mejor expresa esta forma de existir, en concreto la música romántica de Wagner. Se asemeja bastante a la voluntad de Schopenhauer: Si para éste la voluntad era negativa y el artista-asceta debía suprimirla, Nietzsche afirmará lo contrario: ¡Dionisos encarna una voluntad vital  que hay que afirmar!  

         Por el contrario, lo apolíneo guía su vida por la razón, valora el orden y  la armonía, así como lo limitado. Las artes representativas (pintura, escultura...) expresan esta visión  

         Esta visión dialéctica de la realidad, en la que en continuo devenir se enfrentan Apolo y Dionisos, Razón y Vida, fue comprendida perfectamente por la filosofía presocrática.

         

         Sócrates rompió este equilibrio imponiendo en el pueblo griego una forma de vivir que exaltaba la razón, el diálogo y el respeto supremo a la ley, imponiendo, en definitiva, valores apolíneos. ¡Sócrates cometió el gran error de la filosofía: enterrar y olvidar la vida! 

         Platón reforzó esta actitud al afirmar las Ideas como realidad suprema,  al señalar al alma como componente superior del hombre y al reivindicar la razón como forma suprema de conocimiento. Platón inventó un mundo de conceptos, de universales, “otro mundo”, un TRASMUNDO, donde estaría el Bien y la Verdad, despreciando el nuestro, el real, el vivo.  El cristianismo “platonismo para el pueblo” se encargaría de extender por Occidente esta cultura en la que lo dionisiaco habría sido rechazado como antinatural. La obediencia, la sumisión, la jerarquía, los valores religiosos, la hermandad o la exaltación de los humildes llegarían a ser valores únicos. Incluso el desarrollo del socialismo con sus ideas de igualdad social, reafirmaría esta cultura apolínea occidental.

     

          Tanto el platonismo como el cristianismo, han aplastado la vida, la han anulado. Han olvidado lo TRÁGICO de ésta: La vida es una eterna lucha de contrarios, es eterna dialéctica SIN RECONCILIACIÓN POSIBLE. Suprimir los contrarios sería suprimir la vida (recuerda la dialéctica de Heráclito) Desde esta posición vitalista, Nietzsche atacará el resto de filosofías: 

    • Contra el positivismo: Al afirmar que sólo existen los hechos, olvida la vida del sujeto. La ciencia no permite las contradicciones inherentes al ser humano, cuando es la propia ciencia la que emana de las trágicas contradicciones de un ser vivo.

     

    • Contra el idealismo de Hegel y contra el materialismo histórico de Marx, Nietzsche insiste en que la dialéctica no puede tener una síntesis final. No acabará todo con un comunismo idílico ni con una autoconciencia perfecta del Absoluto. Todo seguirá luchando sin reconciliación de contrarios. Se debe aceptar esta concepción dialéctica con optimismo frente al pesimismo de Schopenhauer.

     

    CRÍTICA A LA MORAL 

         Toda cultura tiene un componente moral. Una moral es un conjunto de valores, prohibiciones y obligaciones que establecen lo que está bien y mal. La escala de valores occidental sitúa en la parte alta valores apolíneos: sometimiento al orden, búsqueda intelectual, respeto a Dios, obediencia, o moderación en las pasiones. Esta moral no es natural, no deriva necesariamente de la naturaleza del hombre, no ha existido siempre, ha sido creada artificialmente y niega la vida 

         Ten en cuenta que algo parecido decían los sofistas cayendo en el relativismo. Por otra parte Santo Tomás afirmaba todo lo contrario:  las leyes morales eran la expresión moral de inclinaciones naturales universales del ser humano, expresión de la ley natural puesta por Dios. 

         Las morales socráticas, platónicas,  aristotélicas e incluso kantianas, insisten en situar la virtud en lo intelectual, reprimiendo los instintos, las pasiones, la jovialidad, el cuerpo, en definitiva la vida. Incluso la moral comunista no acepta el mundo tal y como es, pura tragedia dialéctica sin síntesis y busca refugio en otro mundo mejor. 

         Son morales de débiles, de rebaño. ¿Por qué débiles? Porque se refugian en otros mundos (cielos, paraísos, mundo de las Ideas, comunismos...) sin ser capaces de enfrentarse al único mundo existente,  éste, el  que pisamos, el mundo de la tierra. Son ovejas, esclavos de mundos inventados por ellos mismos, pero han olvidado su propia esclavitud, sus propias conceptos, que no son más que metáforas olvidadas: “Se juntan todos al calor y como burros dicen siempre sí, siempre amén en las Iglesias, siempre sí  al líder del partido o de la Patria”  

         El hombre se ha debilitado, se ha quedado sin voluntad, sin vida, se ha visto abocado a la nada, a reivindicar un mundo que no existe, a uniformizarse con la masa, a homogeneizarse, a “ser igual” que los otros, a ser un uniforme sufriente rebaño
     
     

    GENEALOGÍA DE LA MORAL 

         Nietzsche concibe el pasado de la humanidad, sin la existencia de la moral actual, sin la conciencia del bien y del mal, tal como la entendemos ahora. Los más fuertes se imponían a los más débiles y llamaban bueno a lo que ellos mismos hacían, dejando el calificativo de malo para débiles y esclavos. Lo bueno se identificaba con lo aristocrático, con valores señoriales:  fuerza, heroicidad, valentía o riqueza 

         En un segundo momento, los débiles, las masas de esclavos, comienzan a llamar bueno a lo que ellos tienen que hacer: obedecer, respetar, cumplir las normas. Como son incapaces de rebelarse, por resentimiento, convierten en virtudes, en acciones buenas lo que no tienen otro remedio que hacer y llaman malo a lo que desearían hacer pero no pueden. Convierten la necesidad en virtud. Al éxito de esta rebelión, basada en el resentimiento colabora el cristianismo, que exalta como buenas las conductas pasivas típicas de los débiles: la humildad, la paciencia, la resignación, la moderación. Es esta una moral de esclavo frente a la moral de señores.  

         Los valores morales occidentales: la obediencia, la humildad, el autocontrol, la pureza, son apolíneos y se oponen al desarrollo de la vida, limitan los instintos y las pasiones, como puede observarse en las rígidas normas morales que regulan la sexualidad, matan la vida, la aniquilan, no permiten su desarrollo natural. 

         La crítica a la religión no es nueva, es una constante del siglo XIX: Marx, Feuerbach, también ellos hablaron de la muerte de Dios. Marx piensa que la religión es solamente la superestructura de un sistema de producción que intenta defenderse adormeciendo al pueblo explotado con promesas de paraíso. Por eso es necesario cambiar el sistema de producción para eliminar de base las creencias religiosas.  

         Para Nietzsche la religión cristiana ha reforzado los mismos defectos de la filosofía y de la moral. Ha creado dos mundos como la filosofía, ha potenciado los valores apolíneos y ha generado resentimiento en los individuos.  Enemiga de la  vida ha prohibido en sus normas el desarrollo de las pasiones más humanas y vitales. Pero descubriendo que Dios ha muerto, todo lo construido sobre él se desmorona: los valores, la cultura, y por supuesto la religión

    CRÍTICA A LA METAFÍSICA

     

         Uno de los componentes de la cultura occidental (fundamentada en el mundo griego) es la filosofía. La crítica nietzscheana  a la filosofía  siempre tiene como referencia de fondo a la filosofía socrática y platónica ya que, según él, marcan el modelo de las filosofías posteriores, que repiten sus mismos errores:

         Nietzsche se opone al dualismo ontológico, fiel reflejo del dualismo platónico: este mundo, sensible e imperfecto y el otro mundo, suprasensible y perfecto, fundamento de aquel.

             Según tal concepción, la realidad queda escindida en dos ámbitos: una realidad suprasensible, estática e imperecedera, frente a una realidad cambiante, sensible, perecedera, que es el producto residual, "despreciable" de la anterior . Frente a este esquema ontológico reaccionará Nietzsche esgrimiendo tres objeciones.

     
     1.- La infravaloración de la realidad sensible se debe a su mutabilidad, mientras que la razón humana opera con categorías inmutables (conceptos), pero el hecho de que la razón funcione con tales categorías no demuestra la “imperfección” ni la “dependencia” del mundo sensible, sino sólo la inadecuación de la razón para conocerlo ¿Y si la razón no fuera la facultad adecuada para conocer el mundo?¿Es posible acceder de forma no racional al conocimiento del mundo? ¿Es la razón nuestra única posibilidad cognoscitiva?

     2.- El mundo suprasensible no es más que una ilusión, una ficción, una fantasía construida como negación del mundo sensible, única realidad para nosotros.

     3.- Recurrir a un mundo suprasensible lo interpreta, pues, como una reacción anti-vital, como una negación de la vida, (vida que está marcada por el sufrimiento tanto como por la alegría), como una venganza contra la naturaleza, propia de espíritus ruines que odian la vida, un producto del resentimiento contra la vida. Incapaces de aceptar un destino trágico, los hombres se rebelan contra esa vida que les aboca al sufrimiento y la niegan, convirtiéndola en un mero residuo de otra realidad, perfecta ésta, donde ahogan su resentimiento. 

         Los autores y movimientos anteriores modelan la cultura occidental. Una cultura que ha hecho infeliz al ser humano; por eso ahora está en decadencia (cultura descendente) y es necesario destruirla para sustituirla por otra cultura vitalista y dionisiaca.

    CRÍTICA AL CONCEPTO

         Por lo que respecta a la explicación del conocimiento, la metafísica de tradición platónico-cristiana hace corresponder a una realidad inmutable un conocimiento y una verdad igualmente inmutables: el conocimiento conceptual. Pero el concepto, dice Nietzsche, no sirve para conocer la realidad tal y como es. El concepto tiene un valor representativo, pero siendo lo real un devenir, un cambio, no puede dejarse representar por algo como el concepto, cuya naturaleza consiste en representar la esencia, es decir, aquello que es inmutable, que no deviene, que no cambia, lo que permanece idéntico a sí mismo, ajeno al tiempo. El concepto no es más que un modo impropio de referirse a la realidad, un modo general y abstracto de captar la realidad y por ello, de alejarnos de lo singular y concreto, de alejarnos de la realidad. Lejos de ofrecernos el conocimiento de la realidad, el concepto nos la oculta.

         La filosofía ha exaltado a la razón como única forma de acceso a la realidad. Nietzsche, al igual que el resto de irracionalistas, defiende la existencia de realidades que no son racionales (inconsciente, sueños, sentimientos, instintos) que solo pueden conocerse con facultades irracionales despreciadas por los filósofos: la intuición, la inspiración, la mística, la poesía, la música, el arte... 

         Los filósofos, desde posturas apolíneas, han  despreciado la vida, han mostrado miedo a todo aquello que fuera inestable, irracional y mortal. Incapaces de aceptar la terrible verdad: que la existencia es una realidad sin lógica, irracional y sin destino definido, que la razón no puede comprender. Ante esta trágica verdad, la razón  inventa mundos estables, racionales y eternos, los trasmundos. 

         Los conceptos son las grandes mentiras del ser humano,  son huecos, metáforas, que hemos olvidado que lo son. La realidad, cambiante y múltiple , no tiene nada que ver con los conceptos estáticos y permanentes. “Tratan de enterrar innumerables seres individuales, dentro de una misma palabra, como si todos fueran idénticos” No hay dos mesas iguales, llamar “mesa” a todas las mesas del mundo, nos es práctico y necesario, pero es una gran mentira que nada tiene que ver con lo real.  

         “No hay cosas, sólo hay interpretaciones”. No hay conceptos estáticos de la realidad, sólo hay interpretaciones dinámicas.  “Las palabras no crecen al ritmo de las cosas” Las palabras sólo son metáforas, sólo son juegos donde se quiere encadenar lo dinámico a lo estático. 
     

    4.2.3. Propuesta alternativa de Nietzsche

    NIHILISMO

     

         La cultura occidental está tocada de una enfermedad mortal: el nihilismo Etimológicamente nihilismo procede de “nihil” = nada., e históricamente hace referencia a una forma de vida y de pensamiento con conexiones anarquistas, que se había vivido en la Rusia posterior a Alejandro II (XIX), en una época de crisis económica y social, caracterizada por la perdida de esperanza y por la consigna de destruir lo que hasta ese momento se había considerado valioso, aniquilándolo (nihil) todo para construir una sociedad nueva. 

         Nietzsche habla de dos tipos de nihilismo: uno pasivo, producido por la muerte de Dios y que ha creado una situación en la que “nada” tiene valor, porque la cultura occidental se había construido sobre el cristianismo, sobre un  “Dios que ha muerto”  Ahora todo se ha derrumbado, no queda “nada”. 

          Por otra parte el nihilismo activo o positivo afirma que en una sociedad en la que nada tiene valor, es posible construir desde esa "nada" una cultura nueva, creando nuevos valores. La enfermedad mortal de occidente es el nihilismo pasivo;  Nietzsche se considera, a través de Zaratustra, el transmisor de este hecho y el profeta de una cultura totalmente original, es un nihilista activo.

         El análisis de la trayectoria del pensamiento y la cultura occidentales le llevará a Nietzsche a constatar la muerte de Dios. Dios había sido la brújula del hombre occidental. Pero el hombre ha ido matando a Dios sin darse cuenta, expulsándolo poco a poco de su pensamiento y de su cultura. Al descubrir la muerte de Dios el hombre queda desorientado, su vida pierde el sentido. 

         Una vez sometida a crítica la cultura occidental, Nietzsche expone cuál es su proyecto de una nueva cultura. Lo describe en  su obra: Así habló Zarathustra, un libro para todos y para nadie, en el que un antiguo profeta, Zoroastro, (VIII a.C.) fundador de la religión persa mazdeista ( que sostiene la existencia de dos divinidades: Bien y Mal) vuelve a la tierra y, en una sucesión de situaciones fantásticas y con un lenguaje plagado de metáforas, comunica a los seres humanos el mensaje de Nietzsche. El mismo autor considera este libro como la expresión de la madurez de su pensamiento y también “el más trascendental de todos los libros”.  

         Los valores de la cultura occidental son artificiales, son externos al ser humano porque la mayoría proceden de la religión, de Dios, son antinaturales porque van contra la vida, son apolíneos, por ello es necesario trasmutar la escala de valores situando los valores dionisiacos en la parte superior de la escala y a los valores apolíneos como contravalores.

    Voluntad de poder

     

          En esta tierra yerma de valores, Nietzsche nos señala un nuevo valor: la voluntad de poder, una voluntad que se expresa en la vida y que se asemeja a la voluntad de Schopenhauer, pero con  claras diferencias: “Lo que está vivo ya no quiere sólo vivir, quiere ser lo que no es, quiere poder” Es una voluntad de superarse siempre a sí mismo, que se manifiesta en la dinámica de la vida. 

          Se aludiría al impulso que nos permite desarrollar al máximo nuestras posibilidades, tanto de vivir al máximo la vida, como al impulso de dominar, de ejercer la fuerza, de ser superior, de no aceptar las limitaciones impuestas por la religión o la tradición. No se debe confundir esta voluntad de poder, con voluntad de ambición (ocupar un cargo militar más alto, llegar más lejos en una empresa...) El hombre si así fuera seguiría siendo esclavo de lo establecido. 

         La voluntad de poder es la voluntad de crear. El hombre superior es el artista, que crea sus propios valores. Vive como si su vida fuera una obra de arte, se siente un niño que con su juego creador  dicta valores, se marca metas y hace nuevos proyectos. El hombre se afirma a sí mismo, bien para destruir al otro ( no por rencor, sino como celebración de la propia fuerza), bien para ayudar al otro (no por compasión o misericordia, sino por la necesidad del hombre distinguido de hacer partícipes a los demás de su poder, de su generosidad vital). Alejandro Magno, Napoleón son ejemplos históricos de esta voluntad de poder por su capacidad de crear nuevas formas, de extender su influencia, de dominar, en cuanto sus conquistas son obras de arte. 

         La realidad no es más que la expresión de la voluntad: ser es querer ser. La realidad no es algo estático, permanente, inmutable, es devenir, cambio, y no está sometida a otra determinación que a la de su propio querer. Y el querer de la voluntad, al igual que el de todo lo real, es un querer libre, que rechaza toda determinación ajena a su propio devenir. La voluntad, el querer, no se somete a lo querido, sino que se sobrepone a todos sus posibles objetos. No quiere esto o lo otro, sino sólo su propio querer

    Eterno retorno

     

         En sus paseos por los lagos de los Alpes, recibió Nietzsche la inspiración del eterno retorno. Una intuición ya afirmada por los griegos (Heráclito y  estoicos) según la cual el tiempo del universo no es lineal, no ha tenido un principio a partir de cero y  no tendrá un final  

         El mundo es una relación de fuerzas finitas. Llegará un momento en el que todos los estados de cosas posibles ya se habrán dado y volverán a repetirse infinitas veces. El tiempo sólo es relación de cosas, luego si la relación de cosas se repite, no es que se repita en otro tiempo, no tiene sentido decir “esto se repetirá en x tiempo” sino que este tiempo y todos los estados de cosas que hay son eternos. El instante es eterno. 

         Más que una afirmación literal y física de una repetición eterna de los acontecimientos se trata de una forma de mostrar que no existe más mundo que éste, no hay algo diferente ni antes ni después.  Nosotros solos decidimos nuestra existencia, tenemos la capacidad de convertir nuestras acciones concretas y temporales en eternas y definitivas. 

         También cabe una interpretación moral de este concepto: indicaría la necesidad de convertir cada momento de felicidad en definitivo, de aprovechar los momentos de la vida, puesto que estos serán los únicos, serán para siempre. En términos kantianos podríamos expresarlo así: “Obra de tal modo que desees repetir indefinidamente esta acción. Obra de tal modo que no tengas inconveniente en repetir para siempre este momento”. El eterno retorno conlleva un AMOR A LO HECHO, un sí eterno a lo hecho.  

         Si cada instante de nuestras vidas es inconmensurable, y no hay trasmundo superior comparable a nuestras vivencias, celebraremos el eterno retorno como la máxima bendición. Pero si pensamos que este mundo es despreciable caerá sobre nosotros la carga más pesada, pues se repetirá eternamente con todo detalle nuestros sufrimientos y desgracias

    superhombre

          Sin Dios, la mayoría de seres humanos vivimos en un hedonismo absurdo nihilista. Nos dedicamos a vegetar, devorados por el terrible aburrimiento de una vida sin sentido ni horizonte. Esperamos y desesperamos sin saber lo que buscamos, temiendo al monótono tiempo. Hemos perdido el idealismo, y hemos de reencontrarlo, pero no en Dios, sino en el Hombre. Debemos imprimir un carácter heroico a la existencia humana, debemos amar el más acá.

         Todo ello conlleva un nuevo modo de entender el hombre, una nueva antropología. El hombre actual debe ser sustituido por el “superhombre”, un hombre que haga de la afirmación de nuevos valores el eje de su vida. Lo único valioso que hay en el hombre actual es su carácter de “puente” hacia el superhombre. El hombre crea al superhombre al matar a Dios.

                  Mientras que el hombre actual es un ser domesticado, el superhombre es un ser libre, superior, autónomo; un animal que posee sus propios instintos, los comprende y los desarrolla en la voluntad de poder. Para alcanzar este estadio el hombre actual ha de recorrer un camino largo y no exento de dificultades: ha de experimentar un triple metamorfosis de su espíritu: de camello (animal sumiso) ha de convertirse en león (símbolo de la negación de todos los valores) y de león en niño (símbolo del superhombre que, superando la sumisión del camello y la autosuficiencia del león conquista la auténtica libertad.)

                 Los viejos valores racionales y suprasensibles son sustituidos por valores vitales y sensibles. El superhombre defiende la desigualdad, la jerarquía, el cambio, el experimento y el riesgo frente a la igualdad, la seguridad, que serían valores propios de la moral del "rebaño", una moral de esclavos, representada fundamentalmente por el cristianismo.

         El hombre occidental que está siendo aniquilado con su cultura, debe ser sustituido por un nuevo tipo de ser humano: el superhombre. Este nuevo hombre será ateo, no aceptará los valores tradicionales o impuestos, pues creará sus propios valores dionisiacos.  Será como un niño que juega, que crea castillos de arena para luego destruirlos. El superhombre asumirá la idea del eterno retorno, dejará atrás el nihilismo, la mezquindad, la esclavitud. Estará más allá del bien y del mal. 

    4.2.4. Influencias y repercusión de la obra de Nietzsche

    Presocráticos

     

         Como hemos visto al analizar sus obras, éstas se ordenan de acuerdo con sus influencias. En primer lugar (Filosofía de la noche) las influencias le llegan de los presocráticos y de los escritores griegos en general. Valora especialmente al presocrático Heráclito, que defiende un mundo en constante devenir; también toma de él y de los estoicos la idea del “eterno retorno”. Su conocimiento y admiración por el mundo griego le permite utilizar innumerables términos y metáforas originales de la literatura, de la mitología y del arte griego ( dionisiaco, apolíneo....)

    Schopenhauer

     

         En una época de su vida fue decisiva la influencia de Schopenhauer. En él se arraiga la idea de voluntad de poder y la concepción irracionalista de la realidad. En su obra  El mundo como voluntad y representación, Schopenhauer afirma que la realidad en su conjunto no es racional, no obedece a un proyecto ni sigue unas leyes lógicas y racionales, es el resultado de una fuerza o impulso ciego e irracional que la impulsa a desarrollarse sin sentido. Cada ser humano es un componente consciente de esa realidad y, como ella, es arrastrado por fuerzas irracionales y ciegas que le impulsan a sobrevivir, a imponerse, a dominar. Pero como estos deseos o impulsos chocan con la realidad (la muerte, la obediencia, el poder de los otros...) el ser humano se convierte en un ser doliente y frustrado. La liberación de este dolor constitucional puede provenir del arte: mediante éste el hombre se sumerge y participa en el dolor colectivo. También mediante la ética, compadeciendo y compartiendo el dolor ajeno. Pero la forma de liberación ideal es la ya utilizada por el budismo: despojarse de todo deseo, llegar a una indiferencia total (nirvana), porque donde no hay deseo no hay dolor ni frustración.

    Positivismo

     

         En un segundo momento de su evolución intelectual concede una alta valoración a la ciencia (Filosofía de la mañana) cuyos resultados espectaculares estaban en el ambiente, incluso contagiado por el espíritu positivista exaltará el conocimiento científico. También del  positivismo  toma el rechazo a las construcciones abstractas de la Filosofía .

    Ilustrados

     

         De los ilustrados franceses,  sobre todo de Voltaire, asume su crítica a las religiones, incluso su estilo ácido y violento, y su materialismo.  

          Es curioso observar como un filósofo tan crítico con la cultura occidental no fuera sensible a las teorías socialistas marxistas que contenían un fuerte componente crítico. Tampoco lo fue con los movimientos obreros ni con las revoluciones que luchaban por sistemas políticos democráticos La idea de igualdad que está en la base del socialismo y la democracia, la que los convierte en el último exponente de lo apolíneo.

    Repercusión y vigencia

     

         La obra de Nietzsche no se deja tratar fácilmente de forma sistemática, pese a los intentos de algunos de sus discípulos por hacerlo así. Su influencia se ha dejado sentir de forma dispar y, a veces, contradictoria, pero en todo caso no ha tenido un carácter uniforme: Nietzsche ha significado cosas distintas según sus distintos intérpretes. Su misma forma de expresión contribuye a ello, ya que al utilizar preferentemente el aforismo como vehículo de su pensamiento, el carácter metafórico del mismo se presta con frecuencia a distintas interpretaciones. Además, a menudo podemos encontrar en sus obras aforismos contradictorios entre sí, siendo difícil poder determinar cuál de ellos representa su "auténtica" posición sobre el tema tratado, si es que tiene algún sentido ese tipo de pregunta en el conjunto de la obra de Nietzsche. Este estilo literario y esta contradicción constante ha llevado a interpretaciones opuestas sobre su pensamiento: 

    ¿Precursor del nazismo y del anarquismo?  

         Se le ha leído como antecesor del nazismo ( Hitler lo cita frecuentemente) por su

    exaltación de la fuerza o por sus alusiones al superhombre como  “la rubia bestia alemana”. Asimismo se le ha considerado anarquista por su defensa de la libertad individual y por sus críticas a toda institución y religión 
     
     
     

    ¿Antifeminista, antidemocrático? 

         Se le ha interpretado como violento antifeminista por sus expresiones despectivas sobre la mujer. También se le ha visto como antidemocrático por sus desprecio  por el pueblo y su exaltación de valores como la fuerza o la crueldad. 

    ¿Antirreligioso o cristiano originario? 

         Sus frases contra el cristianismo, continuamente repetidas: “Dios ha muerto, yo le he asesinado” le han situado como paradigma del ateísmo y de lo antirreligioso, pero su conocimiento de la Biblia y muchas de sus expresiones pueden dar pie a una interpretación cristiana en el sentido de respeto al mensaje primitivo y originario del cristianismo.

    Los maestros de la sospecha

     

         La fuerza y la originalidad de su pensamiento así como la forma de sus expresiones no han dejado indiferente a ningún autor posterior para seguirle o para rechazarle. Sus planteamientos originales y creativos lo sitúan junto a MARX y a FREUD, como uno de los autores que marcan las ideas más creativas del pensamiento de la última mitad del XIX y primera del XX y que se han denominado "maestros de la sospecha", porque pusieron en cuestión la economía, el concepto de ser humano o de la cultura presuntamente definitivas e inamovibles de su tiempo.

    Vigencia actual

     

         Como hemos visto, Nietzsche fue interpretado, debido a la contradicción de su pensamiento, a su estilo metafórico y a su lenguaje no técnico, de formas opuestas: como precedente del fascismo, como anarquista, como antifeminista, como antidemocrático, etc. 

         Como sucedió con Kant, a ningún filósofo posterior le deja indiferente. Su pensamiento básico , su forma de filosofar sigue vigente en la actualidad: 

         - Filósofos irracionalista como el español Ortega y Gasset o Bergson heredaran planteamientos nietzscheanos. De él asumen la misma concepción irracionalista de la realidad así como el perspectivismo  

         - Filósofos del lenguaje.  Durante el siglo XX se desarrolla en Europa y EE.UU. la filosofía analítica, que insiste en la crítica a la metafísica basándose en el análisis de su lenguaje. Tema que aparece en Verdad y mentira en sentido extramoral

         - Filosofía crítica.  Durante la segunda mitad del XX pensadores de la escuela de Frankfurt como Adorno, Marcuse o Habermas coinciden con Nietzsche en su crítica de la cultura occidental: la religión, la economía globalizada, el consumismo, la instrumentalización de la razón, las nuevas formas de explotación, el pensamiento único, etc. Tanto en su forma como en su fondo reutilizan muchos de los pensamientos críticos de Nietzsche, adaptados a las nuevas situaciones sociales. 

         - La filosofía existencialista. El existencialismo ha sido una corriente de pensamiento que se desarrolla en Europa alrededor de las dos guerras mundiales y que trata de analizar la existencia humana para buscar el origen de la situación irracional a la que  habría llegado el ser humano (dos guerras mundiales, holocausto...). Coincide con Nietzsche en la necesidad del ateísmo, como condición para la libertad individual        “si Dios no existe todo me esta permitido” y al ser humano como creador de los valores morales. Tanto Nietzsche como Sartre propugnan una moral autónoma, fruto de la libertad creadora del ser humano. 

    4. 2.5. Sobre verdad y mentira en sentido extramoral 

         El texto pertenece a una de las primeras obras de Nietzsche, aunque fue publicado póstumamente. La verdad y la mentira, pueden tener un significado moral: no mentir es un deber, una norma moral que recogen casi todos los códigos morales. Nietzsche en el texto no se refiere a la verdad y a la mentira en este sentido, sino como dos formas de ser, de enfrentarse a la realidad de la existencia (sentido extramoral) 

         A lo largo del texto Nietzsche critica la concepción realista de la verdad que está presente en casi todo el pensamiento filosófico y científico. Según ésta, la verdad es la correspondencia entre el pensamiento, entre nuestras ideas y la auténtica realidad de las cosas u objetos Los conceptos, producto del pensamiento, reflejan fielmente la realidad, son objetivos. Para el realista, además, la verdad es única, inmutable, universal y absoluta. Nietzsche manifiesta otra opinión sobre lo que es la verdad y sobre su valor.

          A la nueva concepción de la realidad corresponde una nueva concepción de la verdad. La verdad no reside en el juicio, ni en la adecuación del intelecto con el objeto. Todos los juicios son falsos, en la medida que consisten en una "congelación" de un determinado aspecto de la realidad mediante el uso de conceptos. Siendo la realidad cambiante no podría dejarse encerrar por conceptos, que son estáticos, inmutables. Y siendo los conceptos la base de todos los juicios estos no pueden expresar ni captar la realidad, el devenir de lo real.

               La verdad es la intuición sensible, estética, de lo real,  la captación directa de la realidad. Por ello, no podrá ser una verdad inmutable, y ni siquiera única, pues el mismo cambio de lo real no está exento de contradicciones.

                En la medida en que la expresión de la verdad se realiza mediante el lenguaje éste se convierte en algo fundamental a la hora de hablar de la verdad. Nietzsche verá en el lenguaje una supeditación a los conceptos que hacen de él un instrumento poco útil para reflejar la verdad de lo real, por lo que la construcción de un nuevo lenguaje será una de sus tareas prioritarias, buscando en la metáfora, en la alusión, en la ironía, elementos útiles para forzar el nuevo sentido de las palabras.

           Frente al lenguaje de la razón, del concepto, propondrá el lenguaje de la imaginación, basado en la metáfora. Mientras que el lenguaje conceptual pretende ser un fiel reflejo de la realidad (quedando petrificada en él) el lenguaje metafórico respeta el movimiento de la realidad. El lenguaje conceptual es el de la lógica dogmática. El metafórico es el lenguaje del arte, de la vida, de la equivocidad, de la ambivalencia, de

    la belleza y, en definitiva, expresión de la libertad de la voluntad. 

    1-11 

         Se inicia el texto con una fábula sobre el absurdo de la actitud antropocentrista del ser humano que se considera por su inteligencia (entendimiento, intelecto) el ser  más importante del Universo, cuando en realidad la especie humana ocupa un breve momento “un minuto” del Universo y el entendimiento humano es, además, "estéril y arbitrario".(5,10) 

    29-77 

         El entendimiento es simplemente un recurso de la especie humana para conservar su existencia, sustituye a los cuernos o a las uñas de los animales. Su efecto es el engaño, crea un mundo de ficciones y mentiras para hacer posible la supervivencia (42) Además, es superficial, no llega a la esencia de las cosas (56) y se deja engañar en los sueños que atribuyen realidad a fantasías(60) 

    77-114 

         ¿Qué es la verdad y de dónde proviene el impulso e interés que tienen los humanos por conseguirla? Los hombres, aunque fingidores, desean vivir en sociedad y para evitar la guerra entre ellos tienen que llegar a acuerdos (85ss). El primer acuerdo ha sido el de llamar a las cosas de una manera uniforme y obligatoria para todos los miembros del grupo con el fin de poder convivir y comunicarse En esa coincidencia de vocabulario consiste la verdad (92ss). El que emplea las palabras fuera de este acuerdo, miente y puede ser aislado de la sociedad. Por tanto, el ser humano no busca la verdad por sí misma, no le importa conocer la auténtica realidad, sino que finge interés por buscarla ya que le es útil socialmente por las consecuencias positivas que tiene para su supervivencia 
     

    114-169 

         ¿El lenguaje es capaz de expresar todas las realidades? Nietzsche responderá negativamente. El origen del lenguaje es un impulso nervioso que nace en una zona del cerebro y se convierte en un sonido (123) Los filósofos aseguran que este sonido refleja exactamente la realidad a la que se refiere, que es objetivo; pero Nietzsche piensa que no es así, sino que el lenguaje es arbitrario,  subjetivo y convencional (130-35). Con las palabras nunca se llega a la verdad (141), las palabras son sólo metáforas, símbolos arbitrarios de las cosas (146), el lenguaje no refleja la realidad de las cosas, es simplemente su metáfora aceptada socialmente. (158-61) Pensar de otro modo es como si un sordomudo creyera haber comprendido el sonido al ver notas musicales dibujadas en la arena. La verdad como adecuación de lo que percibimos y expresamos con la realidad es imposible, puesto que nosotros (el sujeto) y la realidad (el objeto) pertenecemos a esferas completamente diferentes . 

    170-211 

         ¿ Cómo se forman los conceptos o ideas? 

         El hombre compara los objetos semejantes que le presentan sus sentidos y va eliminando lo que tienen de individual y mantiene lo común (abstracción 175-80) Así se ha formado por ejemplo  el concepto "hoja", válido para todas las hojas, cualquiera que sea su forma, tamaño o color, pero que no tiene ninguna realidad fuera de las hojas individuales ni utilidad para conocer exactamente esa realidad que es cambiante, única, individual, dinámica, que es “vida”(180-86) El concepto deja de expresar las diferencias y se limita a manifestar algo abstracto que, de hecho no existe. Otro ejemplo es el concepto de "honestidad" (191ss) utilizado para definir todas las conductas honestas. 

    215- 487 

         ¿ Qué es la verdad? 

         La verdad consiste en  utilizar la metáforas (vocabulario de su idioma)  que cada pueblo usa habitualmente para designar a las cosas. La verdad es lo apolíneo del filósofo que valora más los conceptos, las abstracciones que las sensaciones e intuiciones irracionales,  más lo racional que los impulsos de los sentimientos (243) De los conceptos surge el mundo abstracto e impersonal, de las intuiciones el mundo “vivo” y real. El mundo de las intuiciones es individual, primitivo mientras que el mundo de los conceptos es lógico, exacto, frío, matemático (columbario romano) (255-263). Cada pueblo posee un conjunto de conceptos organizados (un cielo conceptual) relacionados entre sí con la pretensión de que le ofrezcan una visión verdadera de la realidad ( por ejemplo el mundo griego, el mundo medieval), pero éstos han sido construidos sobre una ilusión, sobre cimientos inestables, sobre metáforas que no reflejan la realidad (278-85) 

         La verdad no es única ni absoluta, es antropomórfica se adapta a la medida de cada ser humano; la verdad es la perspectiva, el punto de vista que cada ser humano tiene de la realidad (303-306). 

         El hombre racional se siente más seguro dentro del mundo ordenado de conceptos porque así tiene la impresión de que todo está bajo control, perfectamente ordenado y jerarquizado, todo es previsible, mientras que se sentiría inseguro en un mundo caótico e imaginativo creado por las fantasías de su carácter primigenio de artista ( 325-332). Una de las construcciones conceptuales más conseguidas en el pensamiento moderno es el conjunto de leyes de la naturaleza de la Física, Química, Biología,...) que, según los científicos y filósofos, expresan de forma matemática, exacta e infalible el funcionamiento regular del universo. Nietzsche, por el contrario, afirma que esas leyes no reflejan exactamente lo que pasa en la naturaleza,  su exactitud se debe a lo que aportamos nosotros al formularlas: el  espacio, el tiempo, los números         recuerda las formas a priori de Kant). (370-375, 395-97). 

         Pero muchos hombres no se han conformado con ese mundo de conceptos, rígido y exacto, sino que han buscado en el arte y mito fantástico otra forma más creativa de acceder a la realidad ( irracionalismo) (442-50), han construido mundos de ensueño en los que un árbol puede hablar como una ninfa o un dios bajo la apariencia de toro raptar a una doncella (471-72). Esta es la forma de ser verdadera, dionisiaca, cantada por los poetas líricos o representada por los cómicos del teatro griego.( 480-483) 
     
     

    488-Final 

         Establece una comparación entre el hombre intuitivo (dionisiaco) y racional (apolíneo) El intuitivo poseído de placer creador (490), utiliza las metáforas a su antojo (492), se ha convertido en señor, porque decide por sí mismo (498), mediante el arte destruye el rígido armazón de los conceptos (306), se deja guiar por intuiciones, por corazonadas e impresiones (510), se mofa de los conceptos abstractos y tiene como única realidad la vida disfrazada de apariencia y belleza (526), es capaz de conseguir claridad, animación y liberación, aunque sufre intensamente (544). El racional  se angustia ante las intuiciones y sólo se siente seguro en un mundo de conceptos, no se deja llevar por las pasiones y es capaz de un control estoico de las mismas (550):  “ no grita ni siquiera altera su voz, cuando todo un nublado descarga sobre él, se envuelve en su manto y se marcha caminando lentamente bajo la tormenta”. 




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    Idioma: castellano
    País: España

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