Historia
Mayas
1.- Introducción cronológica-espacial-cultural.
La zona Maya desarrolló su civilización en la región que se extiende desde el río Grijalva, en Tabasco, hasta el valle de Ulúa, en Honduras, y el río Lempa, en el Salvador. Se encuentra dividida en tres subregiones con grandes contrastes en su geografía que influyó en la forma de vida, costumbres, arte, etc. de sus habitantes.
La zona septentrional está formada por llanuras semiáridas y comprende los estados de Yucatán, norte de Campeche y de Quintana Roo, México.
La zona central es el núcleo de la civilización Maya, se encuentra al sur de Campeche y Quintana Roo, Belice, cuencas del Usumacinta y el Grijalva, el Petén de Guatemala y partes de Honduras. Es la tierra de los grandes ríos y de selvas tropicales que alternan con la sabana.
La zona sur está formada por las tierras de Chiapas y Guatemala, y se encuentra salpicada de montañas muy altas y elevadas mesetas de clima fresco cubiertas de bosques de pinos.
La civilización maya se desarrolló desde el 1500 a. C. hasta 1967 d. C., fecha en la que los últimos mayas organizados fueron conquistados. Ésta a su vez se puede dividir en tres etapas generales:
Época Preclásica, que se extiende aproximadamente desde el 1500 a. C. hasta el 300 d. C.
Época Clásica, que va desde el 300 al 900 d. C.
Época Posclásica, desde el 900 al 1967 d. C.
Palenque se sitúa en la zona central maya, cercana al río Otolum, afluente del río Usumacinta. Esta civilización se desarrolló durante la época clásica maya, aproximadamente desde el 500 d. C. hasta el 782, fecha en la que se abandonó aparentemente sin ningún motivo.
La región maya se desarrolló de un modo ininterrumpidamente tranquilo durante milenios. Pasaron por escasas renovaciones culturales y estaban en los finales de su esplendor cuando los españoles llegaron a las costas americanas.
En los tiempos antiguos estuvo formada por ciudades-estado constituyendo entidades independientes con su propio ambiente.
El agua desempeñó un papel principal en esta cultura, y los cambios de los fenómenos naturales dieron a la gente de estos lugares una idea diferente de la creación y de la vida, en la que la historia es considerada como ciclos cerrados.
Los pueblos mesoamericanos eran esencialmente pueblos agrícolas y su economía está basada en el maíz, calabaza, frijol, maguey, cacao tomate, piña tropical y tabaco.
Son realmente espectaculares los descubrimientos científicos de los mayas. Entre ellos está el haab o calendario solar maya, de 365 días repartidos en 18 meses de 20 días cada uno más cinco días “nefastos”. Además de este calendario solar tenían otro calendario religioso llamado tzolkin, que se empleaba conjuntamente con el anterior. El sistema cronológico maya funcionaba como dos grandes ruedas que se engranan entre sí al girar y donde cada diente de las ruedas representaba un solo día.
El sistema matemático de la numeración se basaba en la posición y el empleo del “0”, inventado sólo dos veces en la historia del mundo. En las matemáticas mayas un glifo en forma de concha simbolizaba al cero, y los números se representaban con puntos (.=1) y rayas (-=5) hasta 20. El sistema era vigesimal y contaban de abajo a arriba, donde cada posición valía 20 más que la que tenía debajo.
Testificada sobre estelas de piedra, dinteles de madera y alfarería, así como códices, la escritura maya comprende casi 400 signos jeroglíficos. Actualmente sólo han sido descifrados unos 200 signos. La mayor parte de ellos representan ideogramas, pero aún se puede considerar que una parte de los jeroglíficos que han subsistido sean silábicos y sirvieran para expresar las posibilidades del lenguaje. Así es preciso que al menos una parte estos jeroglíficos sirvieran, como en Egipto y Babilonia, para fijar los sonidos y no las ideas.
No se posee constancia directa del tipo de organización social y política que existía entre los mayas de la época Clásica, pues no ha sobrevivido comprobante alguno contemporáneo relativo a estos puntos. Sin embargo, se puede afirmar con seguridad que la cultura maya de la época Clásica era mucho más homogénea que la de la misma época en el centro de México, y esto puede sugerir una gran hegemonía política en la región maya. La falta de guerra entre ellos y la importancia de la religión en el gobierno nos hace pensar que los sacerdotes de un culto altamente organizado e inflexible gobernaban el área central. Sin embargo se daban también numerosas incursiones esporádicas entre los centros para obtener cautivos (esclavos y víctimas de sacrificios), por lo que parece sugerir la existencia de cierta autonomía entre los diversos centros y debilita la idea de un gobierno centralizado que posiblemente habría impedido que tal cosa ocurriera.
Es entonces que el gobierno de las ciudades-estado de la época Clásica corresponde a una teocracia en la que los poderes más altos se concentraban en un sacerdote llamado halach uinic, con funciones políticas, religiosas y militares. Cada halach uinic tendría el poder de un centro religioso particular.
Las profundas diferencias entre los planos y los trazados reguladores de las principales ciudades mayas defienden, así como la variedad de estilos, una relativa autonomía de la civilización maya en sus diversas provincias. Se trata ciertamente de una asociación de tipo federativo fundada en similitudes culturales, más que en una verdadera unidad política.
La noción de circulación era muy libre. Al rechazar la calle propiamente dicha, el urbanismo maya confiere a las ciudades un aspecto casi moderno. Las construcciones nunca bordean una arteria que hiciera de canal encajado entre murallas. Los edificios se reparten según un plan que podría recordar nuestras ciudades-jardín. Ninguna fisura de sombra donde se agrupan la vida bulliciosa del comercio y las carreteras como en el Medio Oriente Antiguo. Por lo demás, la ausencia de todo vehículo y animal de arrastre o carga, hacía inútil la calle.
Hemos de deducir de ello la ausencia de amplias avenidas destinadas a fastuosas procesiones y a movimientos comerciales. Existen caminos bien dispuestos que unen los distintos núcleos donde es más densa la concentración de edificios, pues las ciudades mayas están a menudo concebidas como nuestras ciudades-satélites: el centro principal está rodeado por centros secundarios. En torno a esos puntos las chozas del pueblo y las cabañas de los campesinos se diseminan muy lejos de la naturaleza y cada vivienda comprende un espacio verde, con árboles plantados que proporcionen sombra.
En estas ciudades-jardín no existen fortificaciones. Las murallas no aparecieron sino en el periodo final.
Nos encontramos lejos de los sórdidos caseríos de las grandes civilizaciones de Oriente.
Fuera de las ciudades, las carreteras forman una importante red económica.
Causas que pudieron propiciar la caída de la civilización maya
Los investigadores han sugerido diversas causas para explicar la decadencia y caída de la época Clásica maya. Así nos encontramos con las siguientes teorías:
1) Terremotos. Es algo muy improbable. Esta se funda en el actual estado de ruina de las ciudades de esta época. No obstante, esta destrucción puede ser explicada por el crecimiento incontenible de la vegetación tropical, que destruye todo lo que se ponga por delante.
2) Cambios climatológicos. Se funda en la hipótesis de que las tierras bajas del Petén tenían una cantidad de lluvia anual menor que la que reciben hoy en día. Esto produjo mejores condiciones de vida. Más tarde hubo un cambio climatológico trasladando a estas regiones bajas del Petén una mayor cantidad de lluvia, volviéndose una estación seca de tan corta duración que se hizo casi imposible la vida aquí y tuvo que abandonarse. Esto en realidad no tuvo por qué ser así.
3) En cuanto a la conquista por una nación extranjera no existen pruebas arqueológicas, además de que la escultura de la región central carece absolutamente de representación notable de escenas bélicas.
4) Las causas de su decadencia deben buscarse más bien la sociedad misma más que en fuerzas extranjeras. Puede ser que la gente del pueblo maya permaneciera en las regiones cercanas a los centros, adorando a un número menor de dioses, con ceremonias más sencillas, aunque la magnificencia religiosa, la complicada cosmogonía, la jerarquía sacerdotal habían desaparecido. Pero ¿por qué?
No tenemos ningún cambio en la religión única, ni siquiera algún descontento o sustitución por otra. Tampoco hay pruebas de intranquilidad social. Si las causas fueron acumulativas tampoco han podido ser identificadas por el registro arqueológico. Así debemos pensar que el cambio fue repentino. La población simplemente se cansó de las cargas que la religión había colocado sobre ellos. Las ceremonias puede que llegaran a ser demasiado costosas en proporción a las compensaciones ofrecidas. Pudo entonces haber surgido una nueva filosofía que proporcionó nuevos valores y metas.
Así, cuando estalló esta “revolución” barrió todo a su paso. En todas partes cesó el trabajo en las canteras de los edificios de piedra que se encuentran inacabados, tal como los dejaron los constructores el día en que fueron depuestos sus amos. Las últimas inscripciones permiten seguir el abandono de distintas ciudades: Palenque (782), Copán (801), Tikal (869), etc.
Pero los palacios no fueron devastados. Simplemente dejaron de ser cuidados y quedaron predestinados a una pronta ruina.
2.- Urbanismo.
Considerada por muchos como la joya de esta región, Palenque parece haber sido una cabeza de escuela, uno de los vértices del “triángulo maya clásico”.
El emplazamiento de la ciudad, cuyos edificios se levantan sobre una sucesión de terrazas artificiales situada en las primeras estribaciones de la sierra de Chiapas, dominan las tierras bajas que se extienden hacia el norte, protegidos al sur y al sureste por altas montañas cubiertas de una densa selva.
El río Otolum, afluente del Usumacinta, a su paso por el centro ceremonial, había sido canalizado mediante un túnel techado con una bóveda de saledizo, mientras que otro tramo del río era cruzado por un ancho puente de piedras. Una ladera limita la ciudad al norte presentando restos de unos muros de retención con quiebres y angostos tramos de escaleras que nos hacen pensar que tuviesen un carácter defensivo.
Posee una posición privilegiada y estratégica no sólo ante la posibilidad de un ataque, sino también como probable centro cívico y religioso de la comarca.
Palenque posee una composición de volúmenes en la cual fueron incorporados los accidentes del terreno para dar origen, junto con la construcción de plataformas, escalinatas y edificios, a un conjunto de un equilibrio poco común en la arquitectura maya.
En el centro de las ruinas del palacio emerge en posición asimétrica una torre de varios pisos, compensada al suroeste por el Templo de las Inscripciones, y al suroeste, en un nivel más elevado, los Templos del Sol, de la Cruz y de la Cruz Foliada.
El Gran Palacio.
Destaca sobre su gran basamento artificial, el conjunto conocido como el Palacio, fruto de varias épocas de construcción. Contiene crujías de sótanos parcialmente ocultas dentro de la masa del basamento.
Se trata de un palacio con pasillos que proceden de la supresión de los tabiques laterales que separan las unidades tipo y se dio por toda la región del Usumacinta, pero no parece haber rebasado estos límites.
Este presenta dos pórticos ampliamente abiertos al exterior y dispuestos a ambos lados de la pared central. Las puertas están tan próximas unas de otras que el muro de fachada se reduce a una serie de pilares de sustentación. Son, pues, galerías cubiertas por la tradicional bóveda maya que formaron alrededor del edificio una galería casi continua que permitía deambular a cubierto entorno a la construcción y tener acceso a cada uno de los patios interiores.
En el gran cuadrilátero del Palacio, algunas de estas galerías debieron rebasar los 60 m de largo.
Según parece, estos pasillos constituyen los elementos de un centro ceremonial, cuyo destino es diferente al de los demás palacios mayas, que parece ser que sirvieron como residencia de la clase dirigente.
Las bóvedas son trilobuladas, cuyas curvas muy acentuadas hacen pensar en una creación de la arquitectura árabe, con sus arcos de herradura. Esta solución está particularmente bien explotada en algunos arcos con descarga que coronan las urnas a lo largo de los pasillos que forman el palacio.
La torre.
Los diferentes edificios que aparecen en superficie se organizan entorno a una sucesión de patios más o menos regulares, incluyendo la famosa torre. Esta se trata de una torre cuadrada ligera cuya construcción se remonta al último tercio del siglo VIII d. C. Su destino no podría explicarse sino con el uso particular de ser un observatorio astronómico. Según Morley, los cálculos del calendario debieron efectuarse en un lugar determinado desde donde fuera fácil proceder a mediciones visuales.
En contra de esto está Spinden, quien afirma que ninguna torre tuvo más destino que el de lugar de culto. Toma como prueba que en el sitio en que se alza un observatorio, a menudo existen edificios más altos. Sin embargo en Palenque, si el Templo de las Inscripciones apenas es más alto que la famosa torre cuadrada que domina el palacio, se encuentra sin lugar a dudas menos bien situado para permitir mediciones, adosado como está a la colina.
Es enormemente apreciable la ligereza característica de todas estas construcciones de Palenque, en las que los muros exteriores se abren mediante vanos, reduciéndose casi a la condición de simples pilares. Los principales edificios fueron construidos desde los inicios del siglo VII d. C., o sea, a mediados de Periodo Clásico.
Uno de los grandes aciertos constructivos de Palenque fue el aligeramiento de los techos mediante un doble principio: eliminando una parte del peso muerto de la construcción al dejar nichos en el intradós de las bóvedas encima del muro intermedio e inclinando la parte superior de los muros en la fachada. Esto, aunado a la presencia de una cornisa que se acusa claramente al exterior (que incluye un ingenioso sistema para el escurrimiento del agua de lluvia) y de una crestería liviana que se apoya sobre la parte central de la construcción, permitió a los arquitectos reducir el espesor de sus muros ampliando los espacios interiores y multiplicando los vanos.
Es en este momento necesario hablar de la crestería característica de Palenque. La crestería es la alta superestructura que sobresale del techo formando una cresta de piedra y mampostería. Debe tratarse de la petrificación de un emblema ornamental.
En Palenque la cresta se transforma en un doble muro, cuyas dos superficies gemelas, caladas y ligeramente inclinadas, están casi adosadas una a otra, pero sólo se unen en la cúspide. Del muro posterior, esta cresta pasa al centro del edificio: entonces apoya en la pared divisoria de la construcción. La finura del adorno calado está condicionada no sólo por una atención estética, sino que también derivan de una necesidad de aligeramiento y estabilidad, si bien ofreciendo menos presa al viento, pues esta cortina de piedra alcanza no más de 50 m2.
Infinitos son los detalles: los medallones, mascarones y otros adornos modelados en estuco que realzan los muros interiores; la sección trilobulada del arco de acceso a la casa A del Palacio; el patio oeste que remata al frente la casa C; el basamento de la misma casa C, con su inscripción glífica que cubre la parte central de la escalera, presenta personajes arrodillados, y los costados del basamento con 4 glifos con elementos verticales que sobresalen; la pequeña ventana en forma de T en el muro central de la casa B, realizada por motivos modelados en estuco en policromía.
Sobresale la escultura en bajorrelieve, tanto labrada en piedra caliza muy fina como modelada en estuco. Tal es el caso de las lápidas empotradas en los muros de algunos aposentos, por ejemplo, en el detalle central de la Lápida de los Esclavos que ilustra el tema de un halach uinic en actitud de recibir ofrendas. Esta idealización del hombre maya encuentra su máximo exponente en una de las dos Lápidas de los Escribas.
Es muy rica la ornamentación modelada en estuco y policromada que cubrían las fachadas y algunos muros interiores de los edificios, como la fachada oeste del palacio, realzando los muros que, a manera de pilares, soportan el techo. En estos “pilares” se dan escenas de un carácter aparentemente litúrgico.
El Templo del Sol.
Como prototipo de santuario nos encontramos con el Templo del Sol, en el que destacan la ligereza de sus proporciones y un basamento poco elevado.
Este templo se encuentra situado en la cúspide de la pirámide. En él los muros son incomparablemente menos gruesos que en los de otras poblaciones mayas como pudiera ser Tikal. En ellos se adopta una ingeniosa solución para reemplazar las puertas de comunicación interiores por subdivisiones menos marcadas: combinando los dos espacios desiguales, teniendo cada uno la forma de la choza tradicional, con otro espacio idéntico pero dispuesto en el eje de entrada, perpendicular a los dos primeros a los que une entre sí obteniendo una doble ventana bajo bóvedas proporcionándoles una mejor continuidad espacial.
El fondo de la sala principal lo ocupa una especie de podio cuyo aspecto recuerda a un tabernáculo de grandes proporciones. La pared posterior está recubierta de representaciones de divinidades a las que los sacerdotes rendían homenaje por medio de sacrificios
Las bóvedas del Templo del Sol presentan vigas transversales y a veces losas que sobresalen de la bóveda a media altura o en dos niveles. Estas vigas grandes están colocadas abajo, en el nacimiento del arco, y muy arriba, tres cuartas partes antes del punto de unión. Estos elementos no se explican únicamente por razones de la construcción, pues si admitimos que una parte del andamiaje inferior era integrado al edificio, no se resuelve del todo la cuestión. Estas vigas se caracterizan por un acabado que prueba que aun tenían otro destino. Parece ser, pues, que hay que ver en ellos un elemento necesario para colgar pantallas u objetos de uso corriente.
La parte inferior de la fachada conserva escasos restos de su ornamentación de estuco, el friso de la parte superior muestra bastantes fragmentos de esculturas en altorrelieve; parece que esta ornamentación se extendía hasta la crestería. Formada por dos delgados muros fuertemente calados que se amarran entre sí y se van reduciendo ligeramente hacia arriba, la crestería de de este templo no descansa sobre el muro posterior del edificio, sino sobre el techo, cargando directamente sobre el muro central, lo que da lugar a una gran amplitud en los espacios interiores.
Fue característica en Palenque una arquitectura que supo respetar la condición humana, sin estar reñida con lo majestuoso, tanto por dentro con la amplitud de su pórtico como con la elegancia de sus líneas exteriores. Tanto la posición central como la asimetría en los contornos de los cuerpos exteriores en los templos de Palenque contrastan con los de otras ciudades mayas como Tikal, que concentra todo el énfasis hacia el frente de sus santuarios. Este aligeramiento de que se da en Palenque se llevó a cabo hacia mediados del periodo Clásico y parece haber repercutido en un área muy extendida.
Notemos que la crestería de los templos, elemento arquitectónico de carácter simbólico, aunque aun no entendemos su simbolismo, presentan un elemento distintivo que viene a confirmar su condición de santuario. Se trata del pequeño edículo que se levanta generalmente en el aposento central, adosado al muro posterior y que parece constituir el sancta sanctorum de casi todos los templos de Palenque (Templo del Sol y de la Cruz). En este último se conserva su crestería casi intacta, cuyo elemento principal, empotrado en un muro del fondo, es una de las lápidas esculpidas en bajorrelieve.
El Templo de las Inscripciones.
El Templo de las Inscripciones es uno de los más importantes de Palenque por sus dimensiones y su basamento escalonado similar a las pirámides o zigurats de las ciudades del próximo oriente antiguo.
En realidad el término pirámide sólo puede aplicarse a las egipcias, cuya base es realmente poligonal y sus caras se hallan limitadas por planos triangulares que se unen en la cúspide. En el mundo maya no son más que troncos formando algo similar a una pirámide.
Es preciso distinguir en la cultura maya dos tipos de pirámides según la función que estas tuvieran:
Las que representan el punto sagrado donde nadie puede poner el pie.
Las destinadas a ser escaladas, por las que los sacerdotes subían al encuentro de los dioses para celebrar su culto en la cima del edificio.
Sin embargo, en la Pirámide de las Inscripciones de Palenque el descubrimiento de una cripta en su interior por parte del arqueólogo mexicano Alberto Ruz Lhuillier en 1952 nos indica que también pudo servir como tumba.
En este caso el edificio parece haber sido construido esencialmente para ocultar la tumba de un personaje cuya importancia debe haber sido capital en la historia de Palenque. Se trata de una tumba cuidadosamente construida para quedar oculta bajo la enorme construcción que es la pirámide. Los pasadizos subterráneos que conducían a ella fueron enteramente tapiados por escombros, mientras que el acceso a estas galerías, al nivel del piso interior del santuario, fue sellado mediante una gruesa losa de piedra, quedando tan sólo como contacto con el exterior un pequeño conducto que corría a un lado de las escaleras.
Estas escaleras interiores, techadas mediante tramos cortos de bóvedas en saledizo, descienden directamente desde la plataforma superior a un descanso (donde dos amplias galerías de ventilación comunican con un pequeño patio hundido) y continúan hasta un nivel situado más abajo del piso exterior a 22 m de profundidad.
Este paso permite llegar a la cripta funeraria, perpendicular al eje de la escalera. Esta cripta es única en su estilo y su entrada estaba sellada por una gruesa losa trapezoidal que se puede hacer girar sobre sí misma colocada hacia la parte superior del techo de la cripta, al par que unos escalones interiores conducen hasta el piso de esta.
La realización de estas escaleras abovedadas planteó un nuevo problema, el de la cubierta de un espacio inclinado. Como solución, en vez de edificar un solo arco por banda crearon una serie de pequeñas bóvedas de techado horizontal. El desnivel se resuelve por medio de sucesivos rellanos.
En cuanto a la cripta, continúa el sistema de los dos cruceros bajo bóvedas que ya mencionamos al hablar del Templo del Sol. Pero aquí el espacio axil es primordial, mientras que los transeptos apenas sobresalen y sirven más bien de arcos de descarga. Además, fuertes tirantes de piedra y mampostería, situados muy altos, a través de la bóveda principal, impiden el hundimiento lateral que podía provocar la enorme masa de la pirámide.
Las dimensiones interiores de la cámara sepulcral son de 7 m de largo, 7 m de alto y 3'75 m de ancho máximo. El sarcófago, tallado en forma de útero dentro de un enorme bloque monolítico, está cubierto por una gruesa lápida de 3'80 x 2'20 m de lado y 25 cm. de espesor. Este está montado sobre gruesos soportes de piedra y cubierto de bajorrelieves, sus muros ostentan nueve personajes modelados en estuco. Sobre el piso de la cripta yacían como ofrendas dos cabezas modeladas en estuco, y el ajuar del personaje aquí enterrado estaba compuesto por hermosas joyas de jade
Técnicas constructivas en Palenque.
Es aquí donde se descubren las más hermosas esculturas “naturalistas” y donde tuvo gran importancia el estuco. En ella los retratos emocionan por su desprendimiento y humanidad. Sólo se pueden comparar con algunas piezas egipcias del Antiguo Imperio o de la época de El Amarna.
Es necesario hablar de los magníficos relieves de estuco que adornan los templos y palacios de la misma ciudad. Los pilares del Gran Palacio estaban recubiertos de una rica decoración que representaba a los altos dignatarios mayas y en los que subsisten algunos vestigios de policromía.
Cabe destacar que todas las techumbres a “la mansard” de Palenque estaban cubiertas en la cara inclinada de relieves decorativos del más puro barroco.
En el interior de los templos, relieves apenas grabados en hueco presentan un estilo más riguroso e incisivo. En ellos se mezclan textos, un poco al estilo de los jeroglíficos faraónicos.
Pero el estuco no fue el único material que trabajaron los escultores de Palenque: la formidable losa de varias toneladas que cubría la sepultura del sacerdote-rey enterrado en la Pirámide de las Inscripciones, está adornada con un relieve muy hermoso tallado en la más fina piedra caliza. Igualmente, las estelas de gres que flanquean la escalera principal del gran patio, en el palacio, demuestran la maestría de la técnica escultórica que alcanzaron los mayas y, sobre todo, la libertad y capacidad inventiva que tenía el estilo de Palenque.
En Palenque, la disposición urbana comprendía un acueducto subterráneo por el que el río, que había sido desencauzado, corría bajo una bóveda. Finalmente un puente de arco abovedado daba paso al agua.
El estuco.
El estuco era muy utilizado en la ciudad de Palenque para la decoración de los distintos edificios que la configuraban. Este se hacía con ayuda de yeso o cal particularmente fina que se amasaba con agua manteniendo en suspensión una solución de goma vegetal. Se obtiene así una composición capaz de revestir el pulido del mármol y que al secarse adquiere una dureza igual a la de la piedra. El problema es que se altera con la humedad, lo que constituye un gran defecto en los climas tropicales.
Las ventanas.
En realidad no se tratan de verdaderas ventanas, pues su proporciones son minúsculas y su forma desconcertante. Se trata de una especie de troneras cuadradas en forma de T, practicadas a 1'5 m del suelo. Su función aun no se ha podido determinar con precisión, pues si admitimos que se trata de medios de ventilación, hacemos desmerecer las costumbres tradicionales de los mayas.
Bóveda a “la mansard”.
Se trata de un tipo de bóveda característica en las construcciones de Palenque. Partiendo de un muro vertical, se llega a una platabanda ligeramente desviada hacia el interior, luego viene el techo propiamente dicho, de doble paño, pero casi plano. Este dintel dovelado se dota de una ornamentación de piedra o estuco, de forma que se convierte en friso. Esta decoración requerirá el enderezamiento vertical del friso a fin de obtener mejor legibilidad de los motivos, protegiéndolos mejor de las lluvias tropicales.
El paramento.
La técnica del paramento que servía de encofrado no parece haber sido aplicada en Palenque. Más bien se tiene la idea de un hormigón bruto, en el que fueron sumergidos bloques toscamente dispuestos. Estas bóvedas hubieron podido realizarse con ayuda de encofrados de madera.
3.- Conclusión.
A diferencia de las ciudades-estado que se dieron en el próximo oriente antiguo, fue el medio ambiente típico del territorio maya el que impidió el desarrollo de procesos técnicos y agrícolas avanzados. Impidió también el establecimiento de colonias con una gran concentración de pobladores. Esta falta de urbanización pudo haber traído consigo aun otro impedimento, que era el del desarrollo de instituciones políticas complejas y la formación de un estado político. Sin embargo, los rasgos más notables de la cultura maya son de un orden intelectual y estético. Es imposible adivinar la fuerza motora de este tipo particular de evolución cultural, que no parece haber dependido de un fuerte control gubernamental, ni de un control económico severo, aunque se ha llegado a considerar como necesario este tipo de secuencia evolutiva.
Las causas del adelanto intelectual de los mayas no calzan fácilmente en las series de progreso que se han preparado para otras culturas primitivas, lo que sugiere que todavía no podemos comprender del todo las causas que llevaron a los mayas hacia tal progreso.
El refinamiento estético de su arte y arquitectura, la exactitud de su sistema astronómico, su complicado sistema calendárico, la habilidad y elaboración de sus sistemas matemático y de escritura, no han sido superados por ninguna otra cultura del Nuevo Mundo, y han sido igualadas por muy pocas en el Viejo Mundo.
Los centroamericanos, como los sumerios y babilónicos, coronaban sus construcciones piramidales con templos altos. La pirámide no es más que un monumento zócalo mediante con el que se puede establecer una relación entre el mundo terrenal y el celestial. Al igual que ellos, en algunas de las pirámides de las diferentes ciudades mayas, se han encontrado antiguas estructuras piramidales-templarias que han quedado englobadas en la pirámide posterior.
En cuanto al material de construcción de las pirámides y en general de cualquier edificio, nos encontramos con que los mayas tuvieron que hacer cimientos cada vez más importantes a medida que sus construcciones adquirían mayor amplitud y peso.
Las diferencias que podemos encontrar entre las pirámides mayas y los zigurats del oriente medio antiguo son las siguientes:
Las terrazas de las que están formadas las pirámides mayas son enormemente menores que las orientales, y además más numerosas.
Aparece la Pirámide de Palenque, única en su género, donde una cripta escondida en su interior nos muestra un nuevo uso de la pirámide que no se había dado tanto en el oriente antiguo como en las restantes ciudades mayas, y es el de tumba de un personaje importante.
Es importante considerar la marcada homogeneidad cultural de la cultura maya. En ella las distintas ciudades, aunque no estaban regidas por un gobierno central, tienen las mismas características artísticas y arquitectónicas, la misma lengua, la misma tecnología, etc. Cada ciudad funcionaba de forma independiente de las otras, y la existencia de caminos que las conectaban nos indican que había un principio de comercio entre los diferentes centros culturales. Además de esto, es preciso señalar el gran estado de pacifismo que existía entre ellas. La ausencia de guerras es notable y lo único a considerar en este aspecto es que en ocasiones puntuales había diversas expediciones de unas ciudades a otras en busca de botín humano para utilizar como esclavo o como sacrificio para los dioses. Pero como he dicho antes, no era la norma general.
Como causa de la ausencia de enfrentamiento entre ciudades, es casi imposible ver la presencia de murallas defensivas en ellas, excepto en su decadencia, cuando empezarán a construirse en algunas ciudades como---------
En contraste con esto, las ciudades del oriente antiguo mantenían entre ellas constantes enfrentamientos y luchas por el control del agua, por lo que es normal que en ellas aparezca la presencia de murallas.
Este estado de paz entre ciudades y enfrentamientos continuos puede deberse también a la situación geográfica de las ciudades mayas y las orientales. Las primeras se encuentran en medio de la selva, donde las precipitaciones son abundantes y el agua no escasea. Sin embargo, las ciudades orientales se encuentran en oasis en medios inhóspitos, donde el control del agua, y por lo tanto de los grandes ríos que están a su alrededor es primordial para su superciencia.
Además del control del agua puede que el echo de que la cultura maya se encontrase prácticamente aislada hizo que el comercio fuese únicamente a pequeña escala, y a que su economía se basara en la agricultura. Esto fue diferente en las ciudades del oriente antiguo, ya que aquella zona era un hervidero de culturas diferentes en un medio árido que luchaban por sobresalir. Este motivo propició que hubiera enfrentamientos entre ellas por esta causa: la búsqueda de un control de rutas comerciales con las que mantener la hegemonía de la zona.
Hay un marcado contraste entre el lujo que rodea a los objetos relacionados con el ritual religioso, y la enorme simplicidad de los demás. Las edificaciones de mampostería son magníficas pero nada funcionales. Existe la duda de si los sacerdotes vivían en ellas. Se tienen en la actualidad escasas pruebas de arquitectura doméstica maya, y las excavaciones en los sitios donde se encontraban las casas descubren siempre pocos artefactos muy sencillos. Parece que la construcción de las casas se limitaba al uso de estructuras de madera con techos de paja, a pesar de los grandiosos templos de mampostería.
Además de todo esto, nos encontramos la acrópolis separada del lugar en donde se situarían las viviendas de la población. A estas acrópolis dieron los mayas grandes hileras de piedras en forma de basamentos y terrazas. Estas especies de zócalos colosales forman parte tanto del urbanismo como de la arquitectura moldeando el aspecto de las ciudades. Además, permitían situar los edificios a un nivel desde el cual dominaban la frondosidad de la gran selva tropical y escapaban a la mayor concentración de la humedad del ambiente.
El centro político-religioso de las ciudades orientales, al igual que en las ciudades mayas, se encontraba apartado de la población. La diferencia fundamental estaba en que además estaba normalmente amurallado. Esto tal vez se debiera a que en el oriente antiguo los templos eran la residencia de los dioses, un espacio sagrado al que no podían acceder. Sin embargo, en las ciudades mayas, era un lugar donde se realizaban innumerables ritos religiosos a los que asistía el total de la población.
Como final tendría que preguntarme si se pueden considerar las ciudades mayas como tales.
Por un lado ya hemos dicho que no hubo un gran desarrollo técnico y agrícola impidiendo el establecimiento de colonias densamente pobladas. Esto pudo además haber impedido el desarrollo de instituciones políticas complejas y la formación de un estado político.
Sin embargo, había un gran adelanto intelectual y artístico y una gran homogeneidad en su cultura. Las grandes poblaciones mayas sí se puede decir que actuaran como centros culturales y religiosos de los centros de alrededor.
Por todo esto, creo que se podría decir que eran ciudades religiosas y culturales, pero ciudades, al fin y al cabo.
4.- Bibliografía
1.- “Las ciudades perdidas de los Mayas”. Claude Bavelez y Sydney Picasso. Aguilar S.A. de Ediciones. Madrid. 1998.
2.- “América Precolombina”. Ferdinand Antón y Frederick J. Dockstader. Librería Editorial Argos, S.A. Madrid. 1972.
3.- “La civilización Maya”. Sylvanus G. Morley. Fondo de Cultura Económica. México. 1968.
4.- “Arquitectura Mesoamericana”. Paul Gendrop y Doris Heyden. Aguilar S.A. de Ediciones. Madrid. 1975.
5.- “Maya: Guatemala, Honduras y Yucatán”. Henri Stierlin. Ediciones Garriga, S.A. Barcelona. 1964.
6.- “Arte y arqueología de la América precolonial”. George Kubler. Manuales Arte Cátedra. Madrid. 1986.
Índice:
1.- Introducción cronológica-espacial-cultural--------- pág. 1
Causas que pudieron propiciar la caída de la civilización maya--------------------------------------------------- pág. 3
2.- Urbanismo------------------------------------------ pág. 5
El Gran Palacio----------------------------------- pág. 5
La Torre------------------------------------------ pág. 6
El Templo del Sol--------------------------------- pág. 7
El Templo de las Inscripciones-------------------- pág. 9
Técnicas constructivas en Palenque---------------- pág. 10
El estuco----------------------------------------- pág. 11
Las ventanas-------------------------------------- pág. 11
Las bóvedas--------------------------------------- pág. 11
El paramento-------------------------------------- pág. 11
3.- Conclusión---------------------------------------- pág. 12
4.- Bibliografía-------------------------------------- pág. 15
5.- Ilustraciones
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Enviado por: | Lola |
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País: | España |