Agronomía, Recursos Forestales y Montes
Materia orgánica en el suelo
LA MATERIA ORGÁNICA EN EL SUELO
INTRODUCCIÓN
Siempre que se habla de fertilidad de un suelo se toma en cuenta principalmente la cantidad de macro y micronutrientes que el suelo puede proveer a las plantas, dejando en segundo plano un aspecto muy importante acerca de la fertilidad del suelo: la cantidad de materia orgánica (MO).
La materia orgánica representa, aproximadamente, el 5% en el volumen de un suelo ideal. A pesar de ser un porcentaje relativamente pequeño, su presencia es altamente importante en el crecimiento de las plantas. La adición de residuos orgánicos al suelo, provenientes de plantas y animales y su posterior descomposición por los microorganismos, establecen dos procesos que determinan el nivel al cual se acumula materia orgánica en los suelos.
Las plantas son la principal fuente de materia orgánica, ya que parte de sus hojas, tallos, flores, frutos y generalmente todo el sistema radical, se quedan en el suelo cuando el cultivo es cosechado. Estos residuos generalmente son frescos, es decir, poseen aproximadamente entre 60 a 90% de humedad, lo cual depende del tipo de residuo orgánico. Esto significa que entre el 40 a 10% de materia seca podría incorporarse al suelo y su composición es muy variada: carbohidratos, grasas, aceites, lignina y proteínas, son los principales constituyentes y ellos son fuentes de carbono, hidrógeno y oxígeno, así como también, en el caso de las proteínas, de nitrógeno, azufre, hierro, fósforo, los cuales pudieran ser aprovechables por las plantas una vez que los microorganismos descomponen estos compuestos.
DESARROLLO
MATERIA ORGÁNICA
La materia orgánica es uno de los componentes del suelo, en pequeña porción, formada por los restos vegetales y animales que por la acción de la microbiota del suelo son convertidos en una materia rica en reservas de nutrientes para las plantas, asegurando la disponibilidad de macro y micronutrientes. Cuando son agregados restos orgánicos de origen vegetal o animal, los microorganismos del suelo transforman los compuestos complejos de origen orgánico en nutrientes en forma mineral que son solubles para las plantas; pero este proceso es lento, por lo tanto la materia orgánica no representa una fuente inmediata de nutrientes para las plantas, sino más bien una reserva de estos nutrientes para su liberación lenta en el suelo.
EXPRESIÓN DE LA MATERIA ORGÁNICA
La cantidad de materia orgánica en los suelos generalmente se expresa como porcentaje en base al peso del suelo. En la práctica, es difícil en el laboratorio separar el material orgánico e inorgánico de un suelo, por lo que una estimación del contenido de materia orgánica se obtiene indirectamente a través del análisis de un elemento que es constituyente de todas las sustancias orgánicas en el suelo: el carbono (C).
Es decir, conociendo la cantidad de carbono orgánico (C2) presente en una muestra de suelo, indirectamente se puede estimar cuál es su porcentaje de materia orgánica.
DETERMINACIÓN CUANTITATIVA TOTAL DE LA MATERIA ORGÁNICA EN UNA MUESTRA DE SUELO
El contenido de materia orgánica total del suelo se puede determinar de varias formas; por calcinación de la muestra de suelo, por oxidación de la muestra con dicromato de potasio y por oxidación con peróxido de hidrógeno (agua oxigenada).
1.- Calcinación
Este método determina el contenido total de materia orgánica que posee el suelo, completo o en alguna de sus fracciones. Debe tenerse presente que con este método se obtienen valores más altos en el contenido de materia orgánica del suelo, ya que con él se volatizan todas las formas de carbono orgánico (C2) presentes en la muestra.
La manera de hacer esta determinación de la materia orgánica del suelo consiste en:
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Se pesa una muestra de 6 ó 7 g de suelo seco al aire y tamizado a 2 mm (o en la fracción requerida) y se coloca en crisoles de porcelana.
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Se seca el conjunto (la muestra y el crisol) en horno a 105º C hasta peso constante (aproximadamente entre 24 y 48 horas), se retira del horno y se deja enfriar en desecador, luego se pesa.
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Se calcina la muestra en una mufla a 650 ó 700º C, durante 3 ó 4 horas.
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Se retira de la mufla el conjunto, se deja enfriar en desecador y se pesa nuevamente.
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Se calcula la diferencia de peso entre las medidas antes y después de calcinar; esta diferencia de peso equivale a la cantidad de materia orgánica que se perdió de la muestra por efecto de la calcinación.
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Se expresa la diferencia de peso en porcentaje (%), con respecto al peso inicial de la muestra (seca a 105º C) y ese es el porcentaje de materia orgánica que tenía aquella.
2.- Método de Walkley y Black
Con este método se estima el contenido de carbono orgánico total de una muestra de suelo, completo o de alguna de sus fracciones. Es el método más utilizado en los laboratorios edafológicos para evaluar la materia orgánica del suelo.
Según el Soil Survey Laboratory [Laboratorio de Estudios de Suelos] (1995), este método actúa sobre las formas más activas del carbono orgánico que posee el suelo y no produce una oxidación completa de dichos compuestos, por lo que se deben hacer ajustes a los resultados obtenidos en el laboratorio, cuando se quieren expresar en términos de contenido de materia orgánica. El SSL (1996) recomienda utilizar un factor de corrección igual a 1.724, asumiendo que la materia orgánica tiene 58% de carbono orgánico.
Los procedimientos para llevar a cabo esta determinación son los siguientes:
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Se pesan entre 0,2 y 2 g de suelo seco al aire y tamizado a 2 mm (o al tamaño de la fracción requerida), dependiendo del color del suelo: más oscuro menos cantidad y viceversa.
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Se coloca la muestra en un erlemenyer de 250 mL y se le adicionan 5 mL de dicromato de potasio 1N y 10 mL de ácido sulfúrico concentrado, se agita y se deja enfriar; hay que tener precaución en este punto pues la reacción que se presenta es violenta.
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Cuando se enfría el conjunto anterior, se diluye con 50 mL de agua destilada y se le agregan 5 mL de ácido fosfórico y 3 gotas de difenilamina o 5 gotas de ortofenantrolina.
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Se prepara un blanco, es decir, una mezcla de todos los reactivos mencionados pero sin suelo.
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Se titulan la mezcla inicial y el blanco con una solución de sulfato ferroso 1N, la titulación está completa cuando se obtiene un color verde.
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Se calcula el contenido de carbono orgánico con la ecuación siguiente:
Donde: %C = porcentaje de carbono orgánico
V = Volumen de dicromato de potasio empleado en la muestra y el blanco
(5 mL)
M = Volumen de sulfato ferroso gastado en la titulación de la muestra.
B = Volumen de sulfato ferroso gastado en la titulación del blanco.
Pm = Peso de la muestra de suelo
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Se transforma el contenido de carbono orgánico a contenido de materia orgánica, en porcentaje (%MO), mediante la relación:
El SSL (1995) recomienda que cuando el contenido de carbono orgánico dé valores mayores a 8%, no debe ser tenido en cuenta y que, el contenido de materia orgánica del suelo en cuestión deba ser evaluado por el método de calcinación a 400º C.
Con este método, como ya se dijo, puede quedar alguna parte del material orgánico del suelo sin oxidar, sobre todo en sus fracciones más frescas y más gruesas, por lo cual los valores de materia orgánica del suelo pueden quedar subestimados, aunque en una fracción orgánica poco o nada activa en él.
La reacción de oxidación que se produce en esta determinación es violenta y desprende gran cantidad de vapores, razón que obliga a hacerla bajo campana extractora y con la protección adecuada.
3.- Oxidación por peróxido de hidrógeno (agua oxigenada)
Aunque este procedimiento es recomendado para eliminar materia orgánica de muestras de suelos que están siendo sometidos a análisis textural y que presentan dificultades para dispersar debido a que tienen un alto contenido de ella, también es útil si se quiere cuantificar el contenido de materia orgánica en un suelo en que el contenido de ella sea bajo.
Con este método, el procedimiento a seguir es el siguiente:
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Se toma una muestra de suelo tamizado a 2 mm (o a la fracción de tamaño deseado) y seco al horno.
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Se coloca la muestra en un erlenmeyer y se pesa.
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Se le adicionan porciones de solución de peróxido de hidrógeno al 6% hasta que no haya efervescencia, el proceso puede acelerarse calentando en baño María a 60º C.
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Se seca la muestra en horno nuevamente y se vuelve a pesar cuando enfríe; la diferencia de peso es el contenido de materia orgánica que tenía la muestra, el cual se expresa en porcentaje con respecto al peso inicial de ella.
En esta determinación debe tenerse mucha precaución al hacer las adiciones del peróxido de hidrógeno ya que la reacción puede ser muy violenta y puede causarle quemaduras al operario, así como pérdida de material de la muestra, invalidándose la determinación.
DESCOMPOSICIÓN DE LA MATERIA ORGÁNICA
La descomposición o mineralización de los residuos orgánicos por los microorganismos del suelo es netamente un proceso oxidativo:
+ O2 + = CO2 + H2O + +
Una vez oxidada, lo que queda de la materia orgánica ha sido definida como humus, que es un material oscuro, heterogéneo y coloidal y responsable en gran parte de la capacidad de intercambio catiónico (CIC) de los suelos.
De la energía liberada, una parte es usada por los microorganismos y el resto se queda entre los residuos o es disipada como calor. Los nutrimentos liberados son esenciales para el crecimiento de las plantas y absorbidos a través de su sistema radical.
Los microorganismos del suelo que descomponen la materia orgánica comprenden principalmente a las bacterias, hongos, actinomicetos y protozoos. La descomposición de la materia orgánica tiene lugar por distintas poblaciones de microorganismos. Los compuestos de bajo peso molecular son descompuestos principalmente por levaduras saprófitas que son los colonizadores primarios. Los colonizadores secundarios utilizan materiales más complejos, como los polisacáridos. Los colonizadores terciarios metabolizan los polímeros más complejos, como la lignina. Entre algunos de los microorganismos que descomponen la materia orgánica en el suelo tenemos: Streptomyces spp., Methanomonas methanica, Clostridium disolvens, Clostridium werneri, Clostridium amyloliticum, Aspergillus niger, Aspergillus clavatus, Penicillium sp., Fusarium sp.
CICLO DE LA MATERIA ORGÁNICA EN EL SUELO
En el ciclo de la materia orgánica en el suelo los residuos de plantas (raíces, tallos, hojas, flores, frutos, etc.) son atacados por los microorganismos en dos formas diferentes:
Los compuestos de fácil descomposición son mineralizados rápidamente y el producto final es CO2, H2O, nitrógeno, fósforo, calcio y magnesio, los cuales pueden ser usados como nutrimentos por las plantas o ser incorporados o inmovilizados por los microorganismos para poder desarrollar su propia actividad metabólica.
Los compuestos más resistentes son mineralizados lentamente y conjuntamente con sustancias resintetizadas de origen microbiano, constituyen el humus, el cual con el tiempo puede ser descompuesto lentamente produciendo nuevamente formas iónicas simples a ser usadas por las raíces de las plantas. Estos compuestos son ácidos fúlvicos, ácidos húmicos y huminas.
El dióxido de carbono, producto de la mineralización de la M.O. en el suelo y la respiración del sistema radical de las plantas puede salir del suelo a la atmósfera, donde puede ser usado en la fotosíntesis de la planta.
Las proteínas de los residuos orgánicos son descompuestas en aminoácidos y éstos en amonio, transformaciones realizadas por organismos heterótrofos como bacterias, hongos y actinomicetos. El amonio es oxidado en el proceso denominado nitrificación por bacterias autótrofas, en dos procesos, en el cual uno de ellos es acidificante del suelo debido a liberación de H+. El producto final de estos procesos es el nitrato (NO3) la forma de nitrógeno más importante para las plantas, ya que es la forma soluble en que ellas pueden absorberlo. El nitrógeno natural del suelo proviene de los restos orgánicos en descomposición ya que no hay yacimientos minerales del suelo que provean nitrógeno.
En el caso del fósforo, este puede tener dos orígenes en el suelo. El fosforo del suelo puede provenir de yacimientos minerales de apatita que puede venir en tres formas como fluorapatita, cloroapatita e hidroxiapatita; y proviene de los restos orgánicos que son mineralizados por los microorganismos del suelo. Las formas orgánicas del fosforo en el suelo están en forma de ésteres de fosfatos. Al ser mineralizado, el fósforo puede encontrarse en dos formas moleculares como son el ortofosfato primario (HPO4-), forma predominante, y el ortofosfato secundario (H2PO4=), y su presencia en el suelo varía de acuerdo al pH del suelo: en suelos con pH<5 predominan los ortofosfatos secundarios, mientras que en suelos con pH 5,5-7,5, predominan los ortofosfatos primarios, siempre y cuando no haya presencia de minerales como el aluminio, calcio, magnesio o hierro. Esta mineralización de fosforo depende de factores como la temperatura, la cual al incrementarse incrementa también la tasa de mineralización.
El potasio es un elemento que proviene principalmente de formas minerales no orgánicas del suelo, sin embargo un pequeño porcentaje proviene de los restos vegetales en descomposición donde el potasio es devuelto al suelo y puede o no permanecer en la solución del suelo. Cabe destacar un dato importante acerca de la disponibilidad de potasio; existen bacterias capaces de disolver las formas minerales de potasio para liberar K+.
En cuanto al azufre, constituye algunas de las proteínas las cuales son oxidadas liberando sulfatos (SO4=), forma de absorción para las plantas, y acidificando levemente el suelo.
EL HUMUS
Es una mezcla predominantemente amorfa y coloidal de sustancias orgánicas complejas que ya no pueden identificarse como tejidos.
Transformaciones microbianas
A medida que se produce la descomposición de los residuos de las plantas, los microbios fragmentan lentamente los componentes complejos en compuestos más simples. En este proceso parte de la lignina es dividida en subunidades fenólicas. Entonces los microbios metabolizan los compuestos más simples que se originan. Usando parte del carbono no perdido como dióxido de carbono en la respiración, junto con la mayor parte del nitrógeno, azufre y oxígeno de esos compuestos, los microorganismos sintetizan compuestos celulares nuevos y biomoléculas.
Algo de la lignina original no es completamente destruida, sino sólo modificada para formar moléculas residuales complejas que retienen muchas de las características de la lignina. Los microbios polimerizan (ligándolos entre sí) algunos de los compuestos nuevos más simples unos con otros y con los productos residuales complejos formando cadenas largas, complejas que resisten posterior descomposición. Estos compuestos de alto peso molecular interactúan con compuestos aminados que contienen nitrógeno, dando origen a un componente importante del humus resistente. La presencia de arcillas coloidales estimula la polimerización compleja.
Estos polímeros complejos, mal definidos, resistentes son llamados sustancias húmicas. El término sustancias no-húmicas se refiere a un grupo de biomoléculas identificables que se producen mayormente por acción microbiana y que son menos resistentes a la destrucción.
Un año después de agregados los residuos, la mayor parte del carbono ha retornado a la atmósfera como CO2, pero es probable que quede en el suelo un quinto a un tercio, sea como biomasa del suelo (5%) o como fracciones del humus del suelo, húmicas (20%) y no húmica ( 5%). La proporción remanente de los residuos de raíces tiende a ser algo mayor que la que queda de los residuos de hojas incorporados.
Sustancias húmicas
Las sustancias húmicas comprenden alrededor del 60 a 80% de la materia orgánica del suelo. Están constituidas por moléculas enormes con estructura y composición más bien variables que específicas. Las sustancias húmicas están caracterizadas por estructuras aromáticas, cíclicas que incluyen polifenoles (numerosos compuestos fenólicos agrupados) y poliquinononas similares que son aún más complejas. Generalmente las sustancias húmicas son sustancias de color oscuro, amorfas, con pesos moleculares que varían de 2.000 a 300.000 g/mol. Debido a su complejidad, son los materiales orgánicos más resistentes al ataque microbiano. De acuerdo a su solubilidad tenemos tres grupos de sustancias húmicas:
Ácidos fúlvicos: los de peso molecular más bajo y de color más claro, solubles tanto en ácido como en álcali y más susceptibles al ataque microbiano.
Ácidos húmicos: de peso molecular y colores medianos, solubles en álcali pero insolubles en ácido y de resistencia intermedia a la degradación.
Huminas: las de peso molecular más alto, de color más oscuro, insolubles tanto en ácido como en álcali y las más resistentes al ataque microbiano.
Sustancias no húmicas
Alrededor de 20 a 30% del humus de los suelos está formado por sustancias no-húmicas. Estas sustancias son menos complejas y menos resistentes al ataque microbiano que las de grupo del humus. A diferencia de las sustancias húmicas están constituidas de biomoléculas específicas con propiedades físicas y químicas definidas. Algunas de estas sustancias no-húmicas son compuestos de las plantas modificados microbiológicamente, mientras que otras son compuestos sintetizados por los microorganismos como subproductos de la descomposición. Entre las sustancias no-húmicas están los polisacáridos, polímeros que tienen estructura similar a los azúcares y una fórmula general de Cn(H2O)m donde `n' y `m' son variables. Los polisacáridos son especialmente importantes en el incremento de la estabilidad estructural. También están incluidos los poliurónidos, los que no se encuentran en las plantas, pero son sintetizados por microbios del suelo.
Algunos compuestos aún más simples (como ácidos orgánicos de bajo peso molecular y algunos materiales de tipo proteico) forman también parte del grupo no-húmico.
A pesar que ninguno de estos materiales más simples está presente en grandes cantidades, pueden influir en la disponibilidad de nutrientes para las plantas, como ser nitrógeno y hierro y pueden además afectar en forma directa el crecimiento vegetal.
DISTRIBUCIÓN DE LA MATERIA ORGÁNICA EN EL SUELO
En primer lugar, la materia orgánica se concentra mayormente en los primeros centímetros del suelo y disminuye drásticamente con la profundidad, esto debido a que la mayor parte de los restos orgánicos solo son depositados en la superficie del suelo.
Existen factores que determinan la distribución de la MO en el perfil del suelo:
Tipo de vegetación: Las raíces de las gramíneas son fuente importante de MO la cual se concentra en la horizonte “O”, mientras que en suelos boscosos, la mayor fuente de materia son las hojas y restos de tallos que se concentran en el horizonte “O”, las raíces no son buena fuente de MO ya que éstas perduran por varios años a diferencia de las raíces de las gramíneas.
El drenaje: suelos con alto contenido de humedad y poca aireación tienen mayor concentración de MO debido a que en ausencia de oxígeno la mineralización de ésta es reducida.
Condiciones climáticas: climas secos y con altas temperaturas reducen el crecimiento de las plantas y aceleración su descomposición, mientras que climas húmedos y con buena humedad retardan la mineralización de la materia orgánica, conservando su contenido en el suelo.
La topografía: también es importante en la distribución de la MO En suelos con pendiente elevada, la escorrentía de las aguas causa erosión del suelo, arrastrando la materia orgánica de la superficie y distribuyéndola a otras partes del terreno.
Cambio de vegetación natural por vegetación de cultivo: cuando un suelo es virgen, toda su vegetación es incorporada nuevamente al suelo, pero en caso de que se elimine esa vegetación del terreno para cultivar, ésta última no regresa en su totalidad al suelo sino que es consumida por el hombre. Esta situación provoca una disminución del contenido de materia orgánica.
INFLUENCIA DE LA MATERIA ORGÁNICA SOBRE ALGUNAS PROPIEDADES DE LOS SUELOS
Mejora la agregación y estabilidad de los agregados del suelo reduciendo la susceptibilidad a la escorrentía y erosión.
Aumenta la capacidad de retención de humedad de los suelos, particularmente en aquellos de textura arenosa.
Tiene influencia sobre el color de los suelos, estando generalmente asociados los colores oscuros con mayor contenido de materia orgánica.
Es responsable en un alto porcentaje de la Capacidad de Intercambio Catiónico (CIC), especialmente en los suelos ácidos tropicales. La reducción en el contenido de materia orgánica en el suelo, generalmente causa una disminución en su CIC.
En la mineralización de la materia orgánica se liberan cantidades apreciables de nitrógeno, azufre, fósforo y algunos micronutrientes esenciales para el crecimiento y producción de las plantas. Esta liberación es relativamente lenta y evita fuertes pérdidas de nutrimentos por lavado como ocurre con los fertilizantes comerciales de alta solubilidad.
Algunos óxidos amorfos en el suelo pueden formar complejos con la materia orgánica disminuyendo la fijación del fósforo hacia formas no aprovechables por las plantas.
CONCLUSIÓN
La materia orgánica si bien no supone una fuente mera e inmediata de nutrimentos, es de suma importancia para una buena conformación del suelo. La materia orgánica en los suelos está compuesta de restos orgánicos de origen vegetal y animal que, por acción de las bacterias, hongos, protozoos y actinomicetos presentes en el suelo, es transformada, en parte, en una sustancia coloidal de coloración oscura conformada por moléculas o polímeros de elevado peso molecular y de resistencia a degradación que le confiere a los suelos buenas características. El segundo producto de la acción de los microorganismos son los macro y micronutrientes derivados de los compuestos orgánicos que luego son mineralizados. Este proceso de mineralización es lento y por lo tanto representa solo una reserva de nutrimentos para las plantas a largo plazo.
La importancia de la materia orgánica en cuanto a fertilidad de los suelos radica en que la presencia de ésta en el suelo mejora las propiedades físicas del mismo, como disminución de la densidad aparente de suelos muy compactos, mejora de la conductividad hidráulica, una mejor segregación de los agregados del suelo. Las mejoras químicas que aportan la MO a los suelos es el aumento de la capacidad de intercambio catiónico (CIC), buena disponibilidad de los macro y micronutrientes a largo plazo; aunque también significa un aumento de la conductividad eléctrica (salinidad) del suelo. La materia orgánica, en el plano práctico, es desplazada a segundo lugar debido a que no significa un aporte masivo e inmediato de nutrientes. Generalmente en la práctica en tema de fertilidad y manejo del suelo se prefiere la fertilización química y el uso de maquinaria agrícola por su rapidez y bajo costo, además de que en grandes extensiones de terreno la aplicación de fertilizantes es una tarea fácil usando maquinaria agrícola, dejando los abonos orgánicos a las pequeñas parcelas.
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Materia Orgánica (carbohidratos, proteínas, lignina, grasas, aceites, etc.)
Energía
(5 Kcal/g de Materia Seca)
Nitrógeno (N)
Fósforo (P)
Potasio (K)
Azufre (S)
Calcio (Ca)
Magnesio (Mg)
Acción enzimática de los microorganismos del suelo
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Enviado por: | Javier Alfonso Molina Ceballos |
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País: | Venezuela |