Literatura
Mariano José de Larra
LOS ARTÍCULOS DE MARIANO JOSÉ DE LARRA
CONTEXTO
BIOGRAFÍA DEL AUTOR
-
Introducción:
La figura de Mariano José de Larra (1809-1837) brilla en el panorama literario español como una de las más inquietantes y atrayentes debido a su azarosa biografía y a su angustiosa producción literaria.
Comprometido con su país y sus males, su labor como escritor de artículos le permite encontrar en el periodismo, el medio para hacer llegar al pueblo sus propósitos de reforma y en la literatura el desahogo a sus angustias.
En estos años, el periodismo español estaba en su infancia: los periódicos se veían obligados a mantener una lucha constante con la censura. Larra hará frente a esto y será el primer periodista español que pudo vivir de su trabajo de escritor.
Este trabajo centrará su atención en el análisis de uno de los artículos que Larra escribió para la prensa: “El casarse pronto y mal”. La edición que se manejará para su elaboración es Artículos varios de Evaristo Correa Calderón en “Clásicos Castalia”. Nos apoyaremos en una bibliografía crítica formada por los trabajos de Susan Kirkpatrick y José Luis Varela (ver bibliografía). En el primero la autora estudia la obra de Larra basándose en las contradicciones de su personalidad. Demuestra que en el conflictivo espíritu del autor se simboliza la dramática situación del hombre español enfrentado a la realidad política de la época. El segundo trabajo rompe con el estudio tradicional de Larra mostrándose novedoso en sus teorías.
-
Valores de Larra:
Mariano José de Larra (1809-1837) vive la concurrencia de dos épocas. En política, el tránsito del Antiguo Régimen al moderno constitucionalismo; en sociedad, la sustitución de unos valores caducos por los ideales de progreso y libertad; en cultura, la renuncia a un arte de formas externas por otro difusor de verdades. La inquietante figura de nuestro autor hace aparición en este panorama de cambio, revolución, desolación y crisis mostrándose como una conciencia viva.
España se hace aspirante al ideal de progreso que ya han adoptado otros países en Europa. Sin embargo, la mentalidad del pueblo español no está preparada para tales cambios. Frente al conformismo que le rodeaba, se sirvió de la crítica y de la sátira para denunciar todos los vicios que consideraba negativos para el progreso de la sociedad.
Defensor de un espíritu común liberal, abierto y democrático, escribe para combatir la desidia en un país anquilosado. Huyó de la necedad, de la pedantería, de la presunción, de la artificialidad. Contempla, a través de sus artículos, la vanidad de las gentes, el patriotismo mal entendido, la pereza española.
Su condición de escritor le hace asumir su función: será sembrador de ideas que provoquen el progreso social. Para ello, tendrá que lograr una perfecta intercomunicación entre escritor y público. Larra se lanza a la calle y vive en medio del acontecer diario. Así, empapa su obra de problemas actuales, de personajes reales, de acciones cotidianas... Su espíritu crítico somete a revisión los valores heredados y las ideas por siglos defendidas, con un afán moralizador, educador.
En la parte final de su vida, Larra se da cuenta de su fracaso, de su frustración como escritor, como político y como hombre. La amargura invade sus últimos escritos. Ve cómo se le cierran todos los caminos y “ebrio de deseos y de impotencia”, se rinde.
-
Larra romántico:
Mariano José de Larra ha figurado siempre en lugar de honor en el Romanticismo español. Las razones ideológicas y biográficas deciden su inclusión en este movimiento más incluso que las razones literarias. Su espíritu liberal e inconformista, sus apasionadas relaciones amorosas y su suicidio son motivos tentadores para cualquier crítico a la hora de reconocerlo como el representante más genuino del movimiento romántico español. Al fin y al cabo, estos motivos aparecían en cualquier protagonista de las numerosas obras literarias que en la época se presentaron.
Su actitud vital coincide con los ideales románticos, su pensamiento y estilo no tanto.
Larra se formó en el clasicismo. Los autores que manejó en su juventud pertenecen al siglo anterior, son los más fieles representantes de la Ilustración española: el padre Isla, Moratín, Iriarte, Cienfuegos, Caldalso, Jovellanos, Lista, etc.
Del Romanticismo, por tanto, aceptó Larra su concepto de libertad, de verdad, de protesta social; pero no es partidario de un romanticismo anárquico, pintoresco y espectacular. Su espíritu razonador, que concibe la literatura como un bien útil, lo aleja de los ideales utópicos del movimiento y lo acerca a la realidad social que le rodea.
-
Trayectoria:
José Luis Varela traza la trayectoria del escritor señalando su evolución: afirmación de la persona mediante la sátira de usos sociales; observación y calificación de los usos políticos; proyección de sus frustraciones sentimentales sobre las del país e identificación de ambas; y, finalmente, derrumbe personal ante el peso insostenible de las dos frustraciones.
Puede apreciarse este proceso evolutivo en su dedicación periodística en la que se establecen tres etapas:
La primera transcurre desde la aparición de El Duende satírico del día en 1828 hasta la muerte de Fernando VII el 29 de septiembre de l833. En esta etapa además de en el citado periódico escribe Larra en El Pobrecito Hablador y en la Revista Española. Se trata de una etapa en la que el orden literario-social predomina sobre el político. La sátira de costumbres y usos sociales es agresiva y, en alguna ocasión, roza temas políticos con mesura. Los temas que encontramos son la pedantería filológica, el casticismo enquistado o el extranjerismo novedoso, la hipocresía patriótica, la adulación y la pereza como vicios nacionales, etc. En esta etapa gusta el autor de amenizar sus escritos con alguna fábula o cuentecillo al estilo cervantino.
La segunda etapa abarca desde septiembre de 1833 hasta la fecha en la que Larra regresa a España del extranjero después de un largo período, enero de 1836. Publica su novela El Doncel de don Enrique el Doliente, estrena su drama Macías, colabora en la Revista Española y en la Revista Mensajero. Ha alcanzado la madurez literaria, pero ya se predice la ruina del hombre. Su actitud es más radical. Larra cae en la desesperación al ver defraudadas sus esperanzas por la situación política. La política predominará en esta etapa. Lejos del análisis costumbrista, los últimos artículos de este período muestran las entrañas desgarradas del autor.
La tercera etapa ocupa el último año de vida del escritor. Desde enero de 1836 hasta el 13 de febrero del siguiente año. Desesperanzas por sus propias contradicciones y por la creciente oscuridad de su ánimo. En un intento de salvación proyecta sobre la realidad caótica que le rodea su propia desesperación. Las ideas que más se repiten en sus artículos, señala José Luis Varela, se concentran en las palabras fuerza, superioridad, desigualdad y poder.
Cuatro artículos alumbran el camino que fatalmente conduce a “Fígaro” al desenlace mortal del 13 de febrero de 1837. En orden cronológico son “El día de difuntos de 1836”, “Horas de invierno”, “La Nochebuena de 1836”y “Exequias del conde de Campo Alange”. Estos escritos tienden a demostrar el desfallecimiento progresivo de su autor. José Luis Varela observa la liquidación de todas las esperanzas políticas en el primer articulo, la pérdida de la fe en la creación literaria en el segundo y una elegía dirigida a sí mismo en el cuarto.
-
Larra como periodista:
La importancia alcanzada por Larra en la literatura española se debe a su labor periodística. Colaboró en numerosos periódicos firmando bajo su nombre o bajo algún seudónimo (El Duende”, “Fígaro”, “El Bachiller”). Entre otros Revista Española, El observador, Revista Mensajero, El Español, El Duende satírico del día o El Pobrecito Hablador (los dos últimos editados por él mismo).
Continúa Larra con la tradición del siglo anterior que convirtió el periódico en un importante vehículo para la difusión del pensamiento reformista de los ilustrados.
Sin embargo, él no se limitó a ser un simple continuador. Supo dar a sus artículos una originalidad, una viveza y un estilo hasta entonces desconocidos.
José Luis Varela ha realizado una distinción entre un “periodismo de mesa” o gacetillero y un periodismo “literario”. Señala cómo Larra, se diferencia de otros articulistas por llevar a cabo un costumbrismo satírico con toda la carga literaria del siglo XVIII y lo utiliza como instrumento de la descarga romántica, con lo que la escena costumbrista se convierte en sátira de costumbres sociales, luego en sátira de costumbres políticas y, finalmente, en sátira elegiaca, para mostrar su autodestrucción literaria y personal, de acuerdo con las etapas que arriba hemos señalado.
Los diferentes artículos que realizó se clasifican en artículos de costumbres, artículos de crítica literaria y artículos políticos. Los primeros se estudiarán a propósito del artículo elegido para analizar en el apartado siguiente. Estudiaremos los dos restantes con brevedad.
Con sus artículos de crítica literaria da a conocer críticamente las novedades teatrales y llega a formular una verdadera teoría literaria. Reseña casi la totalidad de las obras dramáticas estrenadas en Madrid. Podemos conocer el juicio que le merecen las numerosas traducciones de obras extranjeras que se representaban en España, el nacimiento y evolución del teatro romántico y la situación general de la escena española. No se somete nuestro autor bajo las normas de ninguna escuela, aunque tampoco rechaza escuelas anteriores. Admite cualquier obra literaria que enseñe verdades, que muestre al hombre como es, que exprese el progreso intelectual del siglo.
Analiza el teatro como un conjunto de elementos que han de fundirse perfectamente: un texto original, unos actores compenetrados con los personajes que representan, cultos y conocedores de la historia, una escenografía y un vestuario acordes con la época representada y un público instruido que sepa apreciar la obra que contempla.
El artículo político contiene el análisis de circunstancias concretas. Los temas que más se repiten se refieren a la libertad de imprenta, a la expansión del carlismo, a la actitud indecisa del Gobierno, a la frustración por las reformas anunciadas y no emprendidas... La situación del país, debatiendo su futuro entre guerras civiles, sublevaciones, luchas de partidos, sucesiones de gobiernos, ofrecía al escritor dónde centrar los temas de sus colaboraciones en prensa. La censura obliga al autor a adoptar una serie de recursos nuevos creando un estilo particular. Busca cuadros de referencia, desde donde lanzar su feroz sátira sobre personajes de actualidad. Otras veces, adopta el género epistolar o el estilo burlesco. Con todo esto, logra llevar a cabo un diagnóstico claro de la situación del país. Su ironía y su humor son fruto del desengaño. La amargura de los últimos escritos refleja la decepción de un hombre que esperaba la regeneración del país y que ve como gobierno tras gobierno, se pierde la ocasión de que se lleven a cabo las medidas necesarias para situar España al mismo nivel que el resto de la naciones civilizadas.
1.2. LA OBRA
Larra compuso poemas poco importantes, algunas obras dramáticas, entre las que destaca Macías (1834), y una novela histórica: El doncel de don Enrique el Doliente (1834).
Pero la importancia de Larra en la literatura española radica en los artículos periodísticos. De él se ha dicho que es el mejor periodista español de su tiempo y el creador del periodismo moderno. Desde muy joven fundó diversas publicaciones satíricas, como El duende satírico del día y el pobrecito hablador, y colaboró en importantes revistas y periódicos de su época: La Revista Española, El Correo de las Damas, El Observador, El Español, etc. Empleó diversos seudónimos para afirmar sus colaboraciones, hasta adoptar definitivamente el de “Fígaro”.
Los doscientos artículos periodísticos que escribió suelen agruparse en tres apartados: artículos de costumbres, artículos políticos y artículos literarios. Los políticos y literarios tienen hoy en día menos interés. En los primeros, los más famosos en su tiempo, testimonia su ideología liberal. Los literarios, menos agresivos, comentan obras y autores, y trazan un sombrío panorama del momento literario español, criticando su dependencia de la literatura extranjera.
Los artículos de costumbres son los más interesantes y, en su mayor parte, plenamente actuales y los mejores desde el punto de vista literario. Aunque por estos artículos se le suele encuadrar en el costumbrismo romántico, hay que precisar que estos escritos van mucho más allá de los meros “cuadros de costumbres” - con su tipismo y folclore - a la manera de Mesonero Romanos y Estébanez Calderón. Larra no se queda en la pura descripción pintoresca; lo que persigue es la crítica de lo que observa y, además, se proyecta personalmente, aportando su dolorida experiencia a lo que escribe.
La crítica de Fígaro, mordaz, pesimista y satírica, se dirige a lo que él llamó el “mal español”: el atraso, la pereza y holgazanería, la falta de educación, la hipocresía, la vanidad y la ignorancia.
Casi todos estos artículos tienen una misma estructura: un comienzo generalizador, en el que plantea el problema, u una segunda parte que desciende a casos concretos - tipos, anécdotas, situaciones - para exponer con más garra y más plasticidad el tema, con un lenguaje directo y popular.
Algunos de los más conocidos artículos de costumbres son: casarse pronto y mal, El día de Difuntos de 1836 y la Nochebuena de 1836.
El estilo de Larra es claro, directo y efectivo. Hay que destacar la ironía, el humor y el dominio de toda clase de recursos estilísticos. Se ha afirmado que con él comienza la prosa contemporánea en la Literatura Española; otro aspecto más de su modernidad.
En El día de difuntos de 1836, Fígaro escribió:
“Una nube sombría lo envolvía todo. Era de noche. El frío de la noche helaba mis venas. Quise salir violentamente del horrible cementerio. Quise refugiarme en mi propio corazón, lleno no ha mucho de vida, de ilusiones, de deseos.
¡Santo cielo! También otro cementerio. Mi corazón no es más que otro sepulcro. ¿Qué dice? Leamos. ¿Quién ha muerto en él? ¡Espantoso letrero! ¡Aquí yace la esperanza!
¡Silencio, silencio!”
Y en Horas de invierno, publicado en El Español el 25 de diciembre de 1836, unos meses antes de suicidarse, Fígaro dejó este desolador testamento literario:
“Escribir como escribimos en Madrid es tomar una apuntación, es escribir un libro de memorias, es realizar un monólogo desesperante y triste para uno solo. Escribir en Madrid es llorar, es buscar voz sin encontrarla, como en una pesadilla abrumadora y violenta. Porque no escribe uno siquiera para los suyos. ¿Quiénes son los suyos? ¿Quién oye aquí?”
1.3. LA ÉPOCA ROMÁNTICA
-
Transición al Romanticismo:
A finales del siglo XVIII, surge una tendencia de reacción contra el racionalismo y la estética reglamentada de los neoclásicos. El prerromanticismo comienza a manifestarse poco después de la mitad del siglo en Inglaterra, preferentemente, y un poco más tarde en Alemania y en Francia.
Las características iniciales de esta tendencia que, en breve tiempo, ha de desembocar en el movimiento cultural llamado Romanticismo, se puede resumir en los siguientes aspectos:
Se cuestiona el poder de la razón como vía de comprensión y explicación de la realidad.
Se manifiestan, in crescendo, el sentimiento, la imaginación y la fantasía como temas y fuerzas creadoras; y la sensibilidad - “ser sensible” - como valor ético y guía moral.
Se rechaza la preceptiva clasicista, afirmándose el derecho del artista a la creación en libertad.
Se concibe la Naturaleza, no como marco en el que el hombre se inscribe, sino como realidad dinámica en íntima conexión con la subjetividad del poeta.
-
Principios estéticos y temática:
El Romanticismo es un complejo movimiento socio-cultural - por tanto, también artístico y literario -, desarrollado durante la primera mitad del siglo XIX, y cuyo lema podía ser: “Yo y mi libertad”.
La estética y la temática del Romanticismo literario giran en torno a estos dos centros de una misma elipse:
Individualismo y subjevismo.
Exaltación de la libertad.
Estos dos caracteres se puede desarrollar en una misma serie de aspectos de las variadas actitudes románticas y de la temática predominante:
El romántico lucha contra lo que se opone a la afirmación del propio yo; sobre todo, contra lo que coarta la libre manifestación de su sentimiento, sus ansias, su acción y su patria o nación.
Por ello, la frustración del yo y del amor y los sentimientos de tristeza, soledad, nostalgia - del tiempo pasado o del amor perdido -, melancolía o desesperación, son temas predominantes en la literatura romántica.
El romántico ve la realidad a través del cristal de su subjetividad y la acepta o rechaza según la resonancia que tenga en su intimidad. Se ha dicho que los románticos carecían del sentido de la intimidad: nada más falso; toda su literatura es la expresión de su intimidad, pero, esto sí, la exhiben sin pudor ni rebozo: a veces, con quejas melancólicas - “llorones” -, pero otras, a gritos - “deslenados”.
La subjetividad romántica se proyecta en una visión dinámica y sentimental de la Naturaleza. El romántico manifiesta un rico y profundo sentimiento del paisaje, pero éste se presenta a sus ojos en conexión con su estado de ánimo; y, algunas veces, en contraste: indiferente, por tanto, a su dolor o su alegría, lo que permite al autor hacer hincapié en la constitutiva soledad del alma romántica a la que ni siquiera la Naturaleza acompaña y comprende.
La confrontación de las ansias infinitas de amor y libertad con las convecciones y normas sociales, con las limitaciones de la vida y con la muerte, provoca la actitud de rebeldía romántica.
Ante la sociedad, el romántico la insulta y la tacha de “prosaica, mediocre e insensible, porque no le valora ni comprende”: es un nuevo enfoque del viejo tema de los denuestos o diatribas contra el mundo. O protesta: una de las formas extremas y desafiantes de protesta es la exaltación y defensa de los marginados sociales, lo que supone una forma vicaria de su automarginación. También es una forma de protesta - además de serlo de compromiso político - la toma de partido a favor de los revolucionarios que se alzan contra el régimen establecido.
Ante la muerte, el romántico se autocompadece: melancólicamente llora y suplica, o exaltadamente, se desespera o adopta actitudes de cinismo y sarcasmo. Y, en algunos casos, la rebeldía romántica puede llegar a extremos de reto o desafío al destino, a la muerte o al mismo Dios.
El romántico se mueve incómodamente en la realidad, porque le resulta estrecha, el mundo, sórdido, y el vivir hastío, debido a la hipertrofia de su propio yo. La estrechez y el hastío le llevan a evadirse, viajar en alas de la imaginación: la huida del mundo circundante. Por tres vías huye el romántico:
en el espacio: a países, tierras y ámbitos lejanos y exóticos, por ejemplo, orientales;
en el tiempo: a épocas remotas, a la Edad Media o, en el caso de España, también al Renacimiento.
más allá de sí mismo: a los mundos que él mismo crea imaginativamente: fantásticos o soñados - ensueños, alucinaciones, pesadillas o mundos maravillosos y misteriosos.
7. En el Romanticismo se exaltan el genio y la inspiración y se defiende la expresión libre - incluso fragmentaria - y desembarazada de todo tipo de reglas y normas artísticas. Se rechazan, por tanto, las contenciones estéticas y expresivas del Neoclasicismo; se borran las líneas divisorias entre los géneros literarios y se entremezclan en una misma obra la prosa y el verso, lo trágico y lo cómico, lo culto y lo popular, etc.; además, en un mismo poema, se presentan diversas combinaciones métricas y de rimas y estrofas; y, en cuanto a los temas, en vez de los clásicos, de origen grecolatino, se prefieren los de culturas exóticas u olvidadas, los legendarios, las tradiciones y costumbres locales y nacionales, etc. Todo esto suponía, en las obras dramáticas, el restablecimiento de las principales características del Teatro Nacional Español del Siglo de Oro.
1.4. EL LIBERALISMO
Derivado de Ilustración y de las ideas enciclopedistas, el liberalismo es, en principio, una ideología que se conforma como movimiento político - social, en toda Europa, a partir de la Revolución Francesa (1789) - recuérdese el lema revolucionario: “Libertad, Igualdad, Fraternidad.”
Los principios del liberalismo son, básicamente, los siguientes:
Libertad del individuo o individualismo: el hombre tiene derecho a marcar sus propios fines, a seguir sus propias iniciativas a la libertad de expresión y a la propiedad privada.
Libertad social: derecho a la libertad de reunión, al libre comercio y a la libre competencia.
Libertad moral y religiosa: derecho a la elección de normas y pautas éticas y morales de credo religioso.
Libertad política: derecho a la libre militancia y participación en la vida política.
El Estado deberá proteger y respetar las libertades individuales y evitar y sancionar la transgresión de la ley, que debe ser igual para todos; sus funciones, pues, son gobernar - u ordenar - ,ejecutar y legislar, pero según las leyes elegidas y refrenadas por los ciudadanos median el sufragio universal.
Este código de libertades del individuo o “derechos humanos” fue adoptado por cada nación europea, en mayor o menor grado antes o después, según la particular situación político - social de cada una de ellas.
Aunque las palabras liberal su derivado liberalismo son españolas (su significado es franco, generoso y magnánimo) y han pasado como tales a todas las lenguas europeas; sin embargo, en España, el liberalismo no tuvo su primera manifestación política hasta la Constitución de 1812, proclamada en las Cortes de Cádiz. Era la Constitución más avanzada de su tiempo y la primera de corte liberal , en la que se inspiraron, más pronto o más tarde, las de todos los países europeos occidentales, pero nunca llegó a estar vigente en España, el país que la creó, porque la vuelta al poder de Fernando VII, al finalizar la Guerra de la Independencia, impidió su implantación. Tras el breve paréntesis constitucionalista reformado - el Trienio Liberal (1823 - 1833) -, España entró en uno de los más tristes períodos de su historia contemporánea: La Década Ominosa (1823 - 1833), en la que se restablece el absolutismo más sórdido y reaccionario que nunca haya sido y durante la cual, los constitucinalistas o liberales progresistas fueron perseguidos, confinados, desterrados o se autoexiliaron: Los emigrados.
El enfrentamiento, primero, entre constitucionalistas y absolutistas, entre liberales y tradicionalistas políticos, más tarde, e incluso entre las dos tendencias del liberalismo: progresistas y conservadores, fue la gran cuestión político - social de todo el siglo XIX: una manifestación, entre otras, de la dialéctica de “las dos Españas” - muestra gran tragedia histórica - , que tuvo su planteamiento a principios del siglo XVIII: a partir de la Guerra de Sucesión; se desarrolla y complica - el nudo - durante todo el siglo XIX: a partir de la Guerra de la Independencia; y llega a su punto álgido en la lucha fratricida de 1936 - 1939, en la que, si no su desenlace, por lo menos, como en las tragedias, tuvo su catástrofe. Esperemos que, como en los mitos, s la muerte siga la resurrección histórica de España.
1.5. LA ILUSTRACIÓN
Durante los últimos decenios del siglo XVII y los primeros de XVIII se produce en Europa un cambio importante en todos los órdenes. Los valores y conceptos que presidían la sociedad del Barroco entran en crisis poco a poco, pero irreversiblemente. El cambio parte de Inglaterra y de un conjunto importante de intelectuales: físicos, filósofos, sociólogos, economistas... que ponen en tela de juicio los viejos valores de la sociedad y del saber tradicionales. El crecimiento socio-económico de la burguesía que trata de disputarle el poder a la aristocracia, es, socialmente, el punto de partida de una serie continuada de cambios en el pensamiento, concepto y valoración de la realidad que darán origen a un importante movimiento intelectual, que se extiende e influye en todos los órdenes de la vida y que conocemos con el nombre de La Ilustración.
Lo primero que los ilustrados - o pensadores de la Ilustración - ponen en cuestión son los antiguos principios en que se basa el orden de la sociedad del siglo XVII; jerarquía, autoridad y dogma, que estructuraban una sociedad fuertemente clasista, un principio de autoridad de legado de Dios, de origen divino, por tanto, y unos dogmas que había que aceptar sin discusión posible.
El resurgimiento del espíritu crítico es el aspecto más destacado de los nuevos intelectuales y pensadores: la experiencia y, sobre todo, la razón son las dos vías únicas del conocimiento; por tanto, la filosofía y la ciencia son, para los ilustrados, los dos saberes fundamentales y será rechazable toda otra vía de conocimiento que se oponga a la razón o a la experiencia sistemática.
Los intelectuales del siglo XVIII se autodenominan filósofos porque, para ellos, éste es el saber fundamental: la especulación teórica con la sola luz de la razón humana. Por ello el siglo XVIII ha sido llamado “el siglo de los filósofos”. Pero no se detienen en la teoría exclusivamente: toda la realidad puede someterse al dominio de la razón, a la luz de la razón; también las experiencias y observaciones pueden llevar al hombre, por el proceso mental de la deducción, al establecimiento de las leyes generales y principios físicomatematicos aplicables a la realidad cotidiana para la mejora de las condiciones de vida, el perfeccionamiento técnico y el “progreso” o avance transformador de la naturaleza; así pues, paralelamente a la especulación racionalista, se incrementa y afianza el nuevo espíritu científico. La luz de la razón humana se presenta a los ojos de estos pensadores como autosuficiente y como iluminadora, “ilustradora”, de toda la realidad. Por esta razón también se conocerá al siglo XVIII como “el siglo de las luces” y al nuevo movimiento intelectual dieciochesco con el nombre de “La Ilustración”.
Newton, Locke, Smith y Hobbes, entre otros, son los filósofos y científicos ingleses que inician y consolidan este gran movimiento intelectual. En Francia, desde 1751 a 1780, se publica una obra monumental, con un total de 37 tomos y unos 130 colaboradores, titulada Enciclopedia de la ciencia, de las artes y de los oficios, bajo la dirección de un filósofo y un matemático: Denis Diderot y Jacques D'Alembert, y entre los colaboradores, algunos tan eminentes como Voltaire (François-Marie Arouet), Montesquieu (Louis Charles de Secondat, Barón de...) y Jean-Jacques Rousseau. La Enciclopedia es el gran compendio del saber de los ilustrados. Los enciclopedistas son los que remueven la sociedad francesa hasta el punto de generar la Revolución de 1789 y la estrepitosa caída del Antiguo Régimen, de una manera, por cierto, en nada racional ni ilustrada: con un baño de sangre y el posterior acceso al poder, tras de una dictadura, de un imperio militarista y personalista: Napoleón Bonaparte. Pero las aguas no volverán a su cauce y Europa comienza, en todos los aspectos, una nueva era de su historia: la Edad Contemporánea.
Desde un punto de vista religioso, la Ilustración supone una progresiva actitud crítica frente a la Iglesia y sus dogmas, frente a la verdad revelada, frente a las manifestaciones religiosas formalistas y externas: procesiones, actos penitenciales, etc., y frente a la unión de poderes Iglesia-Estado. Los ilustrados admiten la existencia de Dios (deísmo), pero ponen en duda la Revelación y el papel de la Iglesia como intermediaria entre Dios y el hombre, como dispensadora de gracia y maestra del conocimiento religioso. Son partidarios de una religiosidad personal, intimista, alejada de excesos ritualistas; y, por supuesto, postulan total libertad religiosa, total separación de la Iglesia y el Estado e independencia absoluta de la filosofía y la ciencia respecto de la teología y la moral católicas.
Los ilustrados propugnan múltiples medidas políticas y sociales para poder lograr una sociedad y un estado conformes con sus ideas reformadoras; para imponer estas “reformas” de manera generalizada a toda la sociedad, apoyan la monarquía absoluta y centralizada y una forma de gobierno que ha recibido el nombre de Despotismo Ilustrado cuyo lema es la famosa frase: “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”, que condensa magistralmente la política reformista, “desde arriba” y absolutamente, de los principales monarcas seguidores de la Ilustración: José I de Portugal, Calatina II la Grande, de Rusia, Federico II de Prusia o Carlos III de España.
1.6. EL COSTUMBRISMO LITERARIO
Con el término costumbrismo se alude al reflejo que de la vida cotidiana y de los tipos humanos característicos de una época presenta la obra de algunos autores localizados en el tiempo desde 1830 como fecha inicial hasta 1868 aproximadamente.
En la literatura española puede rastrearse rasgos costumbristas en fechas anteriores. En su prólogo a Pereda (1884), Menéndez y Pelayo ya consideraba Riconete y Cortadillo como cuadro de costumbres. Dicha calificación provenía de la elemental división que por entonces se mantenía entre la novela y el cuadro de costumbres, caracterizando a éste por la ausencia de acción. J. Fernández Montesinos apunta que, sin embargo, “ni la novela, ni el cuento, ni el cuadro de costumbres son, absolutamente, algo determinado”.
Como género que trata de definir unas características propias a través de sus cultivadores, va a estudiarse aquí el costumbrismo decimonónico, cuyos máximos representantes fueron Mariano José de Larra, Ramón de Mesonero Romanos y Serafín Estébanez Calderón. Existieron precedentes. Aparte la orientación moral y satírica de la literatura española que ejemplariza la picaresca, la descomposición de esta novelística llevó a la autonomía de algunos de sus espisodios, a los que, aisladamente, se les podría enjuiciar como cuadro de costumbres. La visión histórica que hace difícil y aun artificioso segmentar el curso de las influencias literarias, permite barruntar la permeabilidad entre escuelas y tendencias, menos antagónicas de lo que pueden parecer a primera vista. Dentro de esta aproximación sucesiva, a autores de fines del siglo XVII como Juan de Zabaleta, Francisco Santos y Antonio Liñán y Verdugo, sobre todo el primero, puede considerárseles precursores del género costumbrista del siglo XIX. Como manifestaciones posteriores, Fulgencio Afán de Ribera (Virtud al uso y mística a la moda, 1729), José Clavijo y Fajardo (fundador de la revista El Pensador, 1762-63 y 1767, en la que publicó numerosos artículos) y Sebastián Miñano (presbítero liberal que publicó unas Cartas del madrileño en El Censor de octubre de 1820 a marzo de 1821) confirman la continuidad del costumbrismo. Afán de Ribera y S. Miñano hacen de puente, por otra parte, en el paso del siglo XVII al XVIII y de éste al XIX, respecto a la permanencia de rasgos generales costumbristas en la literatura española. La forma epistolar empleada por Miñano tiene precedentes en Cadalso, pero asimismo es la que utilizó Afán de Ribera en la obra citada. Este rasgo neoclásico (artículos en forma de cartas, que permiten un tono didáctico de consejo) pervive en el mismo Larra, quien inició sus trabajos con el seudónimo “El pobrecito hablador”, eco de “El pobrecito holgazán” con que había publicado sus Cartas el liberal Miñano.
Las primeras incursiones de Larra en el costumbrismo datan de 1828 y aparecieron en El duende satírico del día. Pero, análogamente a como ocurrió en 1821 con Mis ratos perdidos (folleto donde se apuntaba una delimitación del artículo de costumbres), de Mesonero Romanos, no constituían aún muestras acabadas del género. Éstas, gracias al periodista Carnerero, inician su aparición en 1831-32 con la revista literaria Cartas Españolas, que, al desaparecer, fue sustituida por La Revista Española. En estas publicaciones consiguió el género manifestarse plenamente. Serafín Estébanez Calderón (“El Solitario”), Mesonero Romanos (“El curioso parlante”) y Larra (“El pobrecito hablador”) publicaron sus artículos costumbristas. Sus seudónimos respectivos aludían a la voluntad de referirse a la realidad circundante con cierta distancia, como ocultando un yo personalizado en exceso. Aunque Larra infunde un apasionamiento crítico personal en sus trabajos, es Mesonero Romanos quien expresa la idiosincrasia del género en su sentido estricto de reflejo descriptivo, estático, de una realidad dada. Amable y encariñado con un Madrid en el que se aúnan un encanto y pintoresquismo en trance de desaparición, Mesonero gusta de preservar escritos, al hilo de los días, sus vivos caracteres. El ánimo admirativo ante el presente y su solidaria idealización tienen connotaciones románticas, pero la escrupulosidad en reflejar los detalles y en interesarse por los tipos en función de su oficio tanto como por las costumbres prepara el terreno al desarrollo ulterior de la novela realista. El interés costumbrista por tipos humanos significativos y pintorescos “tipifica casos y personas, mientras que la ficción los singulariza” (J. Fernández Montesinos). En esta frase se apuntan lúcidamente tanto el carácter preparatorio del costumbrismo hacia lo narrativo como la voluntaria limitación del género o de sus autores más representativos.
Respecto a los precedentes clásicos, la singularización del costumbrismo venía determinada, según Mesonero, por el periódico. En este sentido, los clásicos presentaban caracteres anticipadores en lo estilístico, pero no en su estructuración formal. Otro rasgo del costumbrismo es el de su carácter de “ida y vuelta”. Si bien es cierto que en su mejor momento y de una manera inmediata dependió de publicaciones británicas y francesas aparecidas de 1830 a 1842, el carácter de costumbres que había presentado la literatura española a fines del siglo XVII ya había influido en Gran Bretaña y en Francia. Principalmente a través de la segunda, volvía a España un género que en cierto modo tenía en ella sus raíces. Margarita Ucelay Da Cal ha estudiado puntualmente la cuestión: Con la aparición del Semanario Pintoresco Español (1836) surge en España la revista ilustrada y adquiere un desarrollo espléndido el grabado en madera, que acompaña al subgénero de los “tipos”, sucesor del de las “escenas”. Dicha tendencia se acentúa con la aparición en Francia de las “fisiologías” hacia 1841, apuntes detallados de diversos tipos. La obra representativa de este subgénero en España fue Los españoles pintados por sí mismos (1843), en la que colaboraron los escritores más celebrados de la época. En Gran Bretaña se había publicado en 1840-41 Heads of the People or Portraits of the English, y en Francia, por los mismos años, Les Français peints par eux-mêmes. Aún habría que apuntar, dentro de la problemática de los orígenes del costumbrismo, el hecho de algunos exiliados españoles que, como José Joaquín de Mora, alcanzaron fama en Gran Bretaña. Mora publicó en The European Review dos artículos en 1824 otro en 1826, equiparables por su calidad al costumbrismo que florecía más tarde en España. Pero, en rigor, la aportación de los exiliados fue sobre todo válida para el romanticismo, respecto al cual son considerados precursores, a juicio del profesor Vicente Llorens. Aparte las revistas apuntadas de Gran Bretaña y Francia, el francés Jouy antecedió a la eclosión del género en España. Éste se manifestó fértil, no obstante sus limitaciones, en cuanto a la habilitación de un fenómeno, el de la normal tendencia de la burguesía naciente a verse reflejada en su ambiente ciudadano o en sus circunstancias cotidianas. Sobre dicho interés se establecerá el florecimiento de la narrativa española en el siglo XIX.
1.7. EL INTELECTUAL COMPROMETIDO
El escritor romántico intensifica el compromiso de la literatura con la realidad socio-política que le haya tocado vivir. A pesar de que ciertas obras sean de evasión del mundo circundante, esto no le impide a su autor tomar partido y exaltar o denostar valores y realidades según sus particulares opiniones o, mejor, según sus simpatías. En apariencia, los románticos parecen menos comprometidos socialmente que los ilustrados, porque no les mueven, como a éstos, criterios de utilidad y servicio a la humanidad, sino que sus estímulos son subjetivos y expuestos de manera apasionada; las convicciones del romántico no parten de la razón, lógica y fría, sino de las aguas profundas y turbulentas del sentimiento; a la lengua romántica la mueve el calor de la pasión, aunque no siempre se manifiesta exaltada y vociferante, sino que, a veces, es susurrante y melancólica.
ANÁLISIS DE LOS ARTÍCULOS
EL CAFÉ
-
Extensión:
16 páginas.
-
Tema:
El tema de este artículo es la crítica y sátira de Larra hacia la gente que habla sin saber realmente de que está hablando, los que se quejan del país cuando son ellos los que principalmente contribuyen a su mala imagen, a los hipócritas, etc.
-
Argumento:
En este articulo Larra cuenta como llega a un café del cual es cliente con frecuencia y se sienta a tomar algo. Durante el tiempo que esta ahí sentado se dedica a observar cómo actúa la gente y atiende a sus conversaciones, para luego apuntarlas en una libreta. De esta visita al café no sale tan satisfecho como habitualmente, días en los que suele salir riendo, pero en esta ocasión ha quedado consternado y desilusionado por la situación en la que se encuentra el país y su gente, que no parecen preocuparse más que por aparentar que saben mucho de lo que están hablando y criticar, sin mucho tino la situación nacional. Pero Larra no pierde la ilusión de poder cambiar esta situación que cuenta en uno de sus mejores artículos.
-
Tipo de narrador:
A lo largo de todo el artículo sólo aparece un narrador, que es el propio Larra. Es un narrador interno, ya que participa en la historia, y por tanto, habla en primera persona. Dentro de la clasificación de narrador interno queda ubicado como personaje principal y también se le puede atribuir la cualidad de narrador omnisciente, ya que sabe todo lo que pasa en el artículo e incluso lo que piensan los personajes.
El narrador habla durante todo el artículo en pasado, es decir, es una narración retrospectiva.
-
Personajes:
El personaje principal de este artículo, como en todos, es el propio Larra. Para realizar una descripción sobre él, tendremos en cuenta en todos sus artículos la postura con la que enfoca el tema y sus ideales. Por tanto, no haremos una descripción meramente física, sino más bien psicológica.
En “El café”, Larra se presenta como un personaje curioso por nacimiento, que le gusta saber cómo es la gente que le rodea. Se siente y se ve diferente a los demás, criticándolos sarcásticamente por sus actos y se muestra contento por su diferencia. En una ocasión se da cuenta que los actos de los demás son una mala influencia para el país, pero nunca pierde la ilusión de mejorarlo. Se puede apreciar que es un personaje, cuya única preocupación es el bien de su país, y siempre se plantea como cambiarlo.
Aparecen otros muchos personajes, pero el más importante de ellos es don Marcelo, un literato que se queja de los seudoautores, los cuales ofenden a los que aman su patria. Este personaje tan patriótico no tolera que tenga que pagar a un diarista que ofrece malos servicios. Larra lo califica como estrepitoso. Don Marcelo es un personaje que califica a los españoles como brutos por permitir estas ignominias. Por conocimientos de Larra, este personaje era un señor rico que realmente había ofendido a su patria con su picardía.
-
Espacio y tiempo:
En todo el artículo, únicamente aparece un espacio, el café, donde frecuenta habitualmente el autor. Es un espacio evocado, pues se supone que ha sido inventado a partir de la realidad. No podemos determinar si es un espacio real, porque no sabemos si realmente existe. En cualquier caso, es un espacio pequeño y con connotaciones importantes para Larra. Para nuestro autor, es un lugar donde se reúnen los patrióticos que parece ser que no se preocupan tanto por su patria, por lo que puede tener incluso connotaciones negativas para el autor.
En cuanto al tiempo, podemos hacer dos divisiones: el tiempo extratextual y el textual. El tiempo extratextual es un factor que contribuye al contexto histórico y socio-cultural del artículo. Por las marcas históricas que conocemos del autor, y sabiendo que es un artículo costumbrista, podemos determinar que el tiempo extratextual es la primera mitad del siglo XIX, donde predomina el Romanticismo como movimiento cultural.
El tiempo textual se refiere a la duración de una determinada narración. Existen en el texto unas marcas temporales que nos indican que el artículo puede durar alrededor de dos días aproximadamente.
-
Justificación del tipo de artículo:
“El café” es un artículo de costumbres. El mismo tema del artículo nos puede ayudar a justificar qué tipo de artículo es. Es un artículo costumbrista porque el autor critica una costumbre española de la época: muchos españoles que se creen muy patrióticos se quejan culpando a los demás de la mala situación del país, cuando son ellos precisamente los que contribuyen a esta caótica situación.
¿QUIÉN ES EL PÚBLICO Y DONDE SE ENCUENTRA?
-
Extensión:
11 páginas.
-
Tema:
El tema de este artículo es la crítica de Larra hacia las malas costumbres del público español.
-
Argumento:
En este artículo, el autor cuenta como sigue a los grupos de gente que constituyen un determinado público. Se da cuenta de que existen distintos tipos de públicos, cada uno de ellos con unas costumbres determinadas. A lo largo del artículo no hace más que criticar los distintos actos del público y llega a la conclusión de que cada clase social tiene su público, y que la forma de actuar de cada estamento es distinta.
-
Tipo de narrador:
El narrador es el propio Larra. Es un narrador interno, porque interviene en la narración y tiene la calificación de protagonista y de omnisciente, porque sabe todo lo que ocurre en el artículo ya que lo vive en primera persona (aunque sea ficticio, él es capaz de imaginárselo cómo puede ser). Como tiempo verbal utiliza las diferentes variantes del pasado.
-
Personajes:
En este artículo aparecen dos personajes principales. El primero de ellos es el propio autor. En este artículo se define como un buen hombre, un infeliz, un pobrecillo, cuyo mayor defecto es hablar mucho, un entrometido que da su opinión venga al caso o no venga, un inocentón que escribe a su público sin saber quién es. En fin es un personaje que se dedica a examinar partiendo de su interés patriótico, los distintos tipos de grupos de personas para ver si tienen fallos, y en ese caso si pueden corregirse.
El otro personaje es un colectivo muy genérico, es decir, el público. Para atender a su descripción hay que tener en cuenta la opinión del autor que tiene sobre él. Para Larra el público es un conjunto de personas reunidas. Es un colectivo ilustrado, indulgente, imparcial, respetable. Se da cuenta de que el público oye misa, coquetea, hace visitas sin motivo, y como consecuencia de todo ello, pierde el tiempo. Al público le gusta comer en las fondas, le gusta comer y beber mal, tiene gustos infundados, es caprichoso, habla de lo que no entiende, no se entiende ni siquiera a sí mismo, se emborracha... Para llegar a estas conclusiones, el autor nos ilustra con los ejemplos que es capaz de observar.
Al final, el autor llega a dos conclusiones. El público es el pretexto, el tapador de los fines particulares de cada uno. El mismo autor lo reconoce, ya que escribe para el público y vive de él. En segundo lugar, no existe un público imparcial e invariable, porque cada clase social tiene su público.
-
Espacio y tiempo:
A lo largo de este artículo aparecen gran número de espacios, cada uno de los cuales guarda relación con la ubicación del público. Aparecen como espacios la calle, la iglesia, las fondas, el teatro... El autor los utiliza como móviles para establecer sus descripciones del público.
En cuanto al tiempo, el tiempo extratextual se sitúa en la primera mitad del decimonónico siglo.
El autor no utiliza ninguna marca temporal que determine cuál es la duración de este artículo. Como se trata de un artículo que describe su observación sobre el público y lo describe según la situación en que se encuentre, lo mismo puede durar el artículo unos días que unas semanas. Como no tenemos marcas que nos lo garanticen no lo podremos determinar con exactitud.
-
Justificación del tipo de artículo:
Este artículo, al igual que “El café” es un artículo costumbrista, puesto que el autor satiriza las costumbres de un grupo de personas, al cual llama público.
CARTA A ANDRÉS
-
Extensión:
13 páginas.
-
Tema:
El tema de este artículo es la crítica del autor a la falta de escritura y lectura por parte de los españoles. Todo el artículo gira en torno a esta idea y crítica que hace el autor.
-
Argumento:
Este artículo se presenta como una carta del autor hacia un amigo suyo, Andrés. Larra sólo se plantea una cuestión y es que si no se lee porque no se escribe, o no se escribe porque no se lee. A lo largo del artículo, cuenta cómo pregunta a un librero por qué no hay libros en este país, y éste le responde que no se escribe ni se lee. Larra comprueba con otros batuecos que sólo les interesa el dinero y nada la cultura. De este interés económico nace el no estudiar, del no estudiar nace el no saber, y del no saber nace el odio hacia los libros. Al final, Larra llega a la conclusión de que no escribir y no leer son procesos recíprocos, es decir, no se lee porque no se escribe y no se escribe porque no se lee.
-
Tipo de narrador:
El narrador de este artículo es interno porque interviene en los hechos narrados, y por tanto, habla en primera persona. Es un narrador cuya función es personaje principal y omnisciente, ya que sabe con toda exactitud todo lo que ocurre en la historia. Además, aporta una visión más subjetiva debido al tipo de género utilizado, que es la carta (realmente, el género utilizado es el artículo, pero la carta tiene función de subgénero en este caso). Los tiempos verbales utilizados en la narración son todas las variantes de los tiempos pasados (pretérito imperfecto, perfecto simple y perfecto compuesto, principalmente), aunque también llega a utilizar cualquier otro tipo de tiempo verbal.
-
Personajes:
A lo largo del artículo aparecen cuatro grupos de personajes claves: el propio Larra, su amigo Andrés (aunque no aparece directamente en los hechos), el librero y los cuatro batuecos.
Aquí, Larra se presenta como un individuo natural de un inculto país. Se presenta con la cuestión de la falta de escritura y lectura de los españoles, y le preocupa claramente esta situación caótica, porque no puede soportar vivir en un país donde no se practica el ejercicio del saber. Se da cuenta que un factor interrumpe claramente su deseo: el interés económico sobre el cultural. A Larra le preocupa que alguien escriba una composición para no ser leída, porque nadie escribe para sí mismo.
Andrés es un personaje indirecto que no interviene en la historia, pero por el interés de Larra en comunicarle su preocupación, se supone que debe ser una persona con ideales parecidos a Larra (es importante decir que estudiaron juntos y son muy amigos) y una preocupación similar. Pero el autor no da ninguna descripción sobre este personaje.
El librero actúa desde una visión parecida a la de Larra. Se da cuenta que no puede comprar libros para venderlos, por dos razones: nadie escribe (o por lo menos no escriben bien) y los pocos escritos no los lee nadie.
Los batuecos son los personajes que contraponen las ideas de Larra sobre el asunto. Se plantean el interés económico por encima de todo, y sólo les preocupa esta cuestión. Larra se da cuenta que esta es la causa de la falta de cultura de este país, y no ve ninguna posible solución a la vista.
-
Espacio y tiempo:
En este artículo no se puede determinar claramente un espacio concreto, porque el autor no utiliza marcas que lo pongan de manifiesto, ya que no es una cuestión muy importante en este artículo, debido a que no añadiría información necesaria. Sin embargo, podemos considerar como espacios la habitación de Larra donde escribe la carta, la librería, y el lugar de reunión con los batuecos. Claramente, podemos saber que el espacio mayor donde se desarrolla la acción es la ciudad de Madrid.
En cuanto al tiempo extratextual, la acción se sitúa como en todos los demás artículos, en la sociedad española de los albores del siglo XIX.
No existen marcas temporales que pongan de manifiesto la duración del artículo. La duración del artículo se podría aproximar al tiempo que tarda Larra en realizar todas las acciones que narra (la entrevista con el librero, con los batuecos...). No obstante, puede durar aproximadamente unas semanas.
-
Justificación del tipo de artículo:
“Carta a Andrés escrita desde las batuecas por El Pobrecito Hablador” es un artículo de costumbres, puesto que el autor critica de forma burlesca una de las costumbres españolas que más le preocupan: la falta de cultura en España debido a la carencia en los hábitos de escritura y lectura.
EMPEÑOS Y DESEMPEÑOS
-
Extensión:
12 páginas.
-
Tema:
El tema de este artículo es la crítica que hace Larra al país por el transcurso del favor que le concede a su sobrino Joaquín.
-
Argumento:
Larra cuenta una anécdota que le aconteció con su sobrino Joaquín. Éste le pidió un favor a su tío para pagar una deuda a un prestamista. Cuando Larra escucha la conversación queda asombrado. Después, el autor acompaña a su sobrino hacia una casa, y es invitado por la señora H...Z a un baile al que asistió y reconoció al prestamista enemigo de su sobrino.
-
Tipo de narrador:
El narrador de este artículo es el propio Larra, que cuenta la narración desde su punto de vista. Pertenece al grupo interno de narrador y más concretamente a la clasificación de protagonista y omnisciente.
Debido a que narra el artículo el mismo Larra e interviene directamente en los hechos, habla en primera persona. En todo el artículo utiliza el pasado para contar la historia.
-
Personajes:
En este artículo aparecen tres personajes principales: Larra, su sobrino Joaquín y el prestamista.
Larra se presenta como siempre en una actitud crítica, y elogiando en un principio los buenos modales de su sobrino. Se puede observar su odio a las celebraciones, y su deseo de hacer un país más justo. Larra es observado por su sobrino como una persona antigua.
El sobrino Joaquín se presenta como un personaje que saber leer y escribir, además de poseer buenas cualidades. Es el típico muchacho bien educado del siglo XIX. Como es lógico, recurrirá cuando sea necesario a los consejos de su tío.
El prestamista es el enemigo de Joaquín, pero no aporta mucha descripción el narrador sobre él.
-
Espacio y tiempo:
Este artículo no es destacable por la aparición de muchos espacios. Tan sólo tenemos la referencia de la presencia de tres espacios importantes: el café, la casa de Larra y la casa donde se realiza el baile al cual Larra es invitado.
El tiempo extratextual pertenece a la primera mitad del siglo XIX. Esto se pone de manifiesto por las costumbres sociales de la época y con la relación directa que guardan con este artículo.
El transcurso de los hechos debe durar aproximadamente un día, que va desde la aparición de Joaquín en casa de su tío hasta la fiesta de la noche a la que Larra es convidado.
-
Justificación del tipo de artículo:
Este artículo es costumbrista como los anteriores, ya que en él, aparecen sátiras y denuncias contra la hipocresía y el engaño, en definitiva, las críticas hacia un país con malas costumbres. Esto se pone de manifiesto en la actitud del prestamista.
EL CASARSE PRONTO Y MAL
-
Extensión:
14 páginas.
-
Tema:
El tema de este artículo es la crítica de Larra hacia las precipitaciones de las ideas francesas y sobre todo, la crítica a las personas que no se pausan a la hora de tomar una decisión importante. Para ello nos ilustra con el ejemplo de su sobrino ficticio.
-
Argumento:
En este artículo Larra cuenta dos historias paralelas de familiares suyos que cometen el mismo error, casarse con precipitación y sin pensárselo dos veces. Este artículo es en el fondo una crítica, pues a los veinte años Larra ya contrajo matrimonio, y como los ocurre a los protagonistas de este artículo, obtuvo el consiguiente fracaso amoroso.
En primer lugar habla de su hermana, que al haber recibido una educación muy severa decide casarse de muy joven y marcharse a Francia, con un hombre de poco dinero y sin trabajo, hasta que finalmente regresa a España.
Luego trata la historia de su sobrino, que sin tener ni trabajo ni dinero fue a pedir la mano de su amada. Tras un primer fallo, logra que sus futuros suegros se la conceden porque ellos consiguen convencerles de que lo único que necesitan es su mutuo amor. Pero tras un mes de casados se cansan el uno del otro y ella comienza mantener relaciones con otro hombre. Su sobrino que se entera de ello decide ir a buscarla, y cuando la encuentra mata a su mujer y a su amante, y se pega un tiro.
-
Tipo de narrador:
El propio Larra es el narrador de este artículo. Es un narrador externo, ya que no participa como tal directamente en los hechos. Recibe la calificación de observador, ya que se mantiene en casi toda la narración al margen de los hechos y sólo se limita a narrar lo que observa. Aún así, cuenta el artículo en primera persona. Utiliza el tiempo pasado en la historia porque se trata de una composición retrospectiva.
-
Personajes:
En este artículo aparecen cuatro personajes que merecen ser mencionados: Larra, su sobrino Augusto, su prometida, y la hermana de Larra. También aparecen otros personajes como el amigo y los suegros de Augusto, pero por su poca relevancia en el artículo no serán descritos.
Larra se presenta de una forma muy especial en este artículo, debido a la relación entre esta historia y su vida real. Hay que tener en cuenta que nuestro autor fracasó en el matrimonio a los veinte años, y ahora cuenta con un artículo ficticio las consecuencias que trae esta precipitación. Se le puede apreciar con una actitud de observador, y criticador de los hechos que él mismo vivió, y no está nada de acuerdo en el matrimonio tan prematuro.
Augusto es un muchacho perteneciente a una clase social medio-baja. Presenta una buena educación francesa, pero falla en lo fundamental: en su educación no ha sido incluida la prudencia. Augusto es imprudente e inmaduro y piensa que el amor puede mantener un matrimonio cuando carece el dinero para vivir. Después de ser consciente de su fallo, es demasiado tarde y las oportunidades se le han acabado.
La mujer de Augusto presenta las mismas cualidades que su prometido: joven, precipitada, inmadura, enamorada, temeraria..., creyendo que en el matrimonio prematuro se halla la verdadera felicidad.
La hermana ficticia de Larra podría ser considerada como la culpable de la muerte de su hijo, ya que no lo educó correctamente en Francia siguiendo los principios de la prudencia. Cuando vuelve a España cree que los españoles están “atrasados” porque en Francia cada uno hace lo que quiere y es libre en cualquier sentido. Más tarde, el tiempo le daría la razón a Larra, y su hermana se dio cuenta que la verdadera “atrasada” era ella por la educación que había dado a su hijo Augusto.
-
Espacio y tiempo:
Este artículo no es muy rico en espacios, ya que nos son tan importantes como otros factores. Como espacios aparecen el país de Francia, la casa de Augusto y su mujer (en Madrid), la ciudad de Cádiz...
El tiempo extratextual se sitúa en el decimonónico siglo. Lo sabemos por la situación temporal del artículo, pero esta historia podía haber ocurrido un siglo antes o después, por lo que esta referencia temporal no nos sirve mucho en el análisis del artículo.
El presente artículo se supone que dura unos cuantos años, ya que va desde que la hermana de Larra se casa y se va a Francia hasta que muere su hijo en la adolescencia. Peor no aparece ninguna marca temporal que nos asegure la duración exacta del artículo.
-
Justificación del tipo de artículo:
Este artículo es costumbrista, ya que Larra critica y satiriza una costumbre española, el casarse pronto y fracasar. No se puede definir este artículo totalmente costumbrista, porque estos sucesos no estaban generalizados por la España de la época, sino que utiliza este artículo como pretexto para aconsejar a los jóvenes que mediten sus decisiones pausadamente. Por tanto, podía ser considerado en el fondo como una autocrítica.
EL CASTELLANO VIEJO
-
Extensión:
13 páginas.
-
Tema:
El tema de este artículo es la crítica de Larra hacia el hombre tradicional castellano, basto y maleducado.
-
Argumento:
En este artículo Larra es sorprendido por la visita de un viejo amigo (Braulio) que le comunicó que iba a ser su cumpleaños y le convidaba a comer en su casa. Larra, que en principio no quiso acudir, no pudo negarse y acudió al convite.
Para empezar, el convite empezó tarde y los invitados estaban apretados en la mesa. Cuando llegó la comida, todos se propusieron a degustarla, pero todos comenzaron a discutir sobre el estado de los alimentos, y empezó un batalla de comida.
Tras calmarse todo, Braulio le pide a Larra que recite unos versos antes de salir y sino lo hacía nunca saldría. Nuestro incómodo personaje lo hizo, pero con la mayor rapidez posible para largarse cuanto antes de aquel apestoso lugar.
El artículo finaliza con las reflexiones de Larra en su habitación sobre la educación recibida por los castellanos viejos.
-
Tipo de narrador:
En este artículo, Larra es el narrador y es interno, porque interviene directamente en los hechos. Dentro de la clasificación de narrador interno es protagonista y omnisciente. Narra en todo momento en primera persona porque es un personaje más del artículo y además utiliza el pasado como tiempo narrativo.
-
Personajes:
En este artículo aparecen tres grupos de personajes que merecen ser mencionados y descritos: Larra, su amigo Braulio y el grupo de la mesa.
Aquí, Larra se presenta sabiendo cuáles son las posibles consecuencias de asistir al convite, porque sabe cómo es realmente un castellano viejo. Por ello, muestra en un primer momento un rechazo hacia la invitación. De esta forma, quiere criticar las costumbres de estas personas que contribuyen notablemente a la mala imagen del país.
Braulio es el típico castellano viejo, un hombre basto, maleducado y patriótico. Su comportamiento y actitud se basa en las tradicionales costumbres castellanas, y eso es un rasgo que no acepta Larra por ninguna razón.
El grupo de la mesa es un conjunto de personajes similares a Braulio en cuanto a la clase social y a las costumbres.
-
Espacio y tiempo:
Los espacios en los que se desarrolla la acción son dos: la casa de Larra donde es visitado por Braulio, y la casa de Braulio, donde se celebra el desastroso convite.
El tiempo extratextual queda ubicado perfectamente en el siglo XIX debido a una costumbre social de los castellanos.
En cuanto al tiempo interno, la historia dura menos de un día. Comienza con la llegada de Braulio a casa de Larra por la mañana, y termina con el fin del convite en casa de Braulio por la tarde.
-
Justificación del tipo de artículo:
El artículo en cuestión es claramente crítico costumbrista, ya que Larra hace una dura crítica y sátira contra los castellanos viejos, aferrados a las costumbres tradicionales de hombre patriótico, sucio, basto...
VUELVA USTED MAÑANA
-
Extensión:
13 páginas.
-
Tema:
El tema de este artículo es la crítica de Larra hacia la sociedad española por su actitud perezosa y hostil hacia un hombre extranjero que vino a España con la esperanza de invertir su dinero en nuestro país.
-
Argumento:
Este artículo cuenta las peripecias de un extranjero que amasa algo de dinero y decide invertirlo en España. Sans Delai, que así se llamaba el extranjero, esperaba emplear quince días en conseguir los permisos necesarios, y Larra le avisa de la imposibilidad de conseguir esto que se propone. Tras muchos meses, este extranjero no ha conseguido hablar con ninguna persona de las que tenía previsto hablar. Con todas con las que lo ha intentado ha recibido la misma respuesta: “vuelva usted mañana”, y no porque dichas personas estuvieran muy ocupadas, sino por el simple hecho de que no les apetece, por pereza. Finalmente decida marcharse y Larra concluye el artículo con una discusión con un hombre que piensa que el susodicho extranjero no tenía derecho ni se merecía montar el negocio, contraponiendo la opinión de Larra que piensa que eso contribuiría a mejorar el país.
-
Tipo de narrador:
El narrador es el mismo Larra, y es interno porque participa en la narración de los hechos. Pertenece a una clasificación de narrador protagonista y omnisciente, ya que es capaz de saber todo sobre la historia, incluso lo que piensan los personajes. Debido a que es un narrador interno, habla en primera persona todo el tiempo, y utiliza el pasado para narrar la historia.
-
Personajes:
En este artículo aparecen cuatro grupos de personajes principales: Larra, el extranjero Sans Delai, el grupo de los perezosos y el hombre patriótico.
En este artículo, Larra se perfila como un personaje criticador de la pereza de los españoles. En un primer momento recibe a Sans Delai y le habla de una forma ingenua, porque el pobre francés no sabe lo que le espera. Aunque la actitud de Larra no parecía muy seria en un principio, debía estar realmente preocupado sabiendo lo que se aproximaba y el ridículo en que podía caer sabiendo el francés cómo son los españoles. Por ello, Larra utilizando la ironía y el sarcasmo critica duramente la actitud de los españoles en el trabajo, cuando se trata de ofrecer sus servicios a un extranjero.
Sans Delai es el francés que viene a España a invertir su dinero. Sólo parece que es bien recibido por Larra, el cual siempre está abierto a la mayoría de las relaciones humanas. Sans Delai es muy ingenuo cuando cree que en España se pueden solucionar unos problemas burocráticos en unos días. Pero la prudencia era uno de sus puntos fuertes y aguantó en España más de medio año oyendo la misma frase todos los días: “vuelva usted mañana”.
El grupo de españoles perezosos es el más criticado por Larra en este artículo. Estos españoles se suponen que son tan vagos cuando se trata de asuntos con extranjeros. De ahí podemos deducir que estos personajes eran xenófobos, porque no querían tener ninguna relación con los extranjeros, y les servía como beneficio personal su gran pereza.
El señor patriótico mantuvo una conversación con Larra. Pensaba lo mismo que los perezosos, porque opinaba que España era para los españoles, y sobraba cualquier tipo de trato con los extranjeros. Por tanto, era otro xenófobo.
Como hemos apreciado en el artículo, Larra no podía soportar la pereza por xenofobia, y se plantea la cuestión muy seriamente, criticando fuertemente a este tipo de personas.
-
Espacio y tiempo:
En este artículo no son nombrados espacios que destaquen por su relevancia en la historia. Podemos considerar como espacios a la casa de Larra, la calle y las oficinas de los empresarios a los que se dirigía Sans Delai.
El tiempo extratextual está situado en el siglo XIX, debido a las costumbres sociales que tenían los españoles en esa época que se manifiestan perfectamente en este artículo.
El artículo en cuestión dura aproximadamente medio año. En esta ocasión aparecen marcas temporales que reflejan claramente la duración aproximada de esta narración.
-
Justificación del tipo de artículo:
“Vuelva usted mañana” es un artículo costumbrista, ya que en él, Larra critica una costumbre muy característica de la época: la pereza de los españoles en el trabajo cuando se trata de relación con extranjeros. Esto trae como consecuencia la misantropía y xenofobia, que tanto critica Larra en este artículo.
EL MUNDO TODO ES MÁSCARAS. TODO EL AÑO ES CARNAVAL
-
Extensión:
15 páginas.
-
Tema:
El tema de este artículo es la crítica de Larra hacia ciertas personas que ocultan su verdadera realidad, porque las apariencias engañan.
-
Argumento:
En este artículo se presenta la vida como un teatro, y basándose en esa metáfora Larra critica severamente la falsedad allí existente. Todo lleva una careta, nada es como parece y la verdad está oculta.
Al principio un amigo de Larra lo convida a las máscaras, y éste acepta a regañadientes. Allí, Larra no encuentra la diversión que quiere, y dialoga con Asmodeo, el cual le explica que dicho teatro es una ficción, pues la verdadera realidad comienza cuando se retiran las máscaras y cada personaje continúa con su vida cotidiana, que no tiene nada que ver con la representación teatral.
Así Larra compara la vida real con un teatro: en ambos casos la gente lleva antifaces que ocultan su verdadera identidad, y al retirarlas se descubre que su personalidad es completamente diferente a la que pueden presentar o aparentar en un momento dado.
Finalmente, el protagonista sale del trance en el que se encontraba sumido, y se encuentra en el baile de máscaras al que se dirigía antes de su fantástico viaje. Poco a poco el letargo va desapareciendo y la realidad se descubre ante sus ojos: ha comprendido que siempre estará contemplando máscaras, adonde quiera que vaya, en una sociedad dominada por la hipocresía y la falsedad.
-
Tipo de narrador:
El narrador de este artículo es el autor, es decir, Larra. Es un narrador interno porque interviene directamente en los hechos y lo agrupamos como protagonista y omnisciente. Habla en primera persona en todo momento porque además de ser un narrador es un personaje. Utiliza durante todo el artículo el tiempo pasado.
También se puede apreciar que Asmodeo interviene de forma continua en un diálogo narrativo. Pero no lo podemos considerar directamente como un narrador porque es un personaje que no narra los hechos desde el mismo punto de vista que Larra.
-
Personajes:
A lo largo de este artículo aparecen tres personajes que deben ser mencionados y descritos por su relevancia en los hechos: el propio Larra, Asmodeo y el grupo de máscaras.
Larra se presenta en este artículo de una forma crítica contra una costumbre española: las máscaras. Nuestro autor no le admira encontrar en estas fiestas intrigas amorosas, madres burladas, esposos chasqueados y solícitos amantes. Llega a afirmar que no va a buscar virtudes en las máscaras por la sencilla razón de que no las tienen. Al final llega a la conclusión de que las máscaras ocultan la verdad y son una falsedad.
Asmodeo aparece en el artículo como el compañero de viaje del protagonista, al que guía y enseña la realidad oculta tras la hipocresía. En la literatura tradicional de hechicería y folklore, aparece este mismo personaje como un diablo cojo que levanta los tejados de las casas y penetra en los secretos humanos, que es exactamente el papel que desempeña en este fragmento.
El grupo de máscaras es el conjunto de personas que son criticadas por Larra y Asmodeo, porque ocultan la verdad y forman una sociedad dominada por la hipocresía y la falsedad.
-
Espacio y tiempo:
En este artículo no aparecen espacios que sean muy importantes. Los únicos espacios que pueden aportar interés al artículo son las salas de baile donde se reúnen las máscaras.
El tiempo extratextual queda perfectamente ubicado en la primera mitad del decimonónico siglo, ya que se narran en el artículo costumbres sociales de la época.
No podemos determinar con exactitud cuál es la duración del artículo, pero aproximadamente durará unos días.
-
Justificación del tipo de artículo:
El artículo en cuestión es costumbrista porque Larra narra de forma crítica una costumbre española de la época: los carnavales. Larra muestra su queja con las personas que con la máscara aparentan una cosa, y después son otra. A lo largo del artículo no hace más que criticar duramente esta costumbre que contribuye a una nefasta imagen del país.
2.9. YO QUIERO SER CÓMICO
-
Extensión:
8 páginas.
-
Tema:
El tema de este artículo es la crítica que hace Larra hacia los actores teatrales que consideran el oficio con muy poca profesionalidad.
-
Argumento:
Un muchacho joven se presenta en casa de Larra con el propósito de comunicarle su deseo en ser cómico y dedicarse al teatro. Larra le formula unas cuantas preguntas para ver los conocimientos del muchacho. Pronto se dará cuenta de que no sabe mucho sobre el tema, pero el joven está decidido a ser cómico, y Larra valora la situación: sabe que no tiene muchos conocimientos teatrales, pero le pone mucho empeño en conseguir el objetivo. Al final, Larra dice que lo acepta como buen cómico para no desilusionar al pobre muchacho, pero realmente sabe que no sirve para el oficio por su poca profesionalidad.
-
Tipo de narrador:
El narrador de este artículo es interno y omnisciente, ya que participa en los hechos y sabe todo lo que acontece en la narración. Habla en primera persona, por lo que es más subjetivo y connotativo que si el narrador hablase en tercera persona. En este artículo, no se le puede considerar a Larra como protagonista, ya que el artículo no se centra directamente sobre él.
Para narrar, Larra utiliza las variantes del pasado como tiempos verbales, porque es una historia retrospectiva.
-
Personajes:
En este artículo únicamente aparecen dos personajes: el joven cómico y Larra.
Larra, como personaje secundario, se plantea los problemas e incomodidades del teatro español de su época, y quiere renovarlo. Pero no por ello acepta como buena la actitud del joven que quiere ser actor dramático. En un principio le hace creer que sirve para el oficio, pero sabe que no es así.
El joven cómico es un muchacho que se define como un pobrecillo con pocos conocimientos culturales. Era escribiente en una mala administración, lo despidieron por ser holgazán y quiere ser cómico porque cree que es fácil serlo y es un oficio en el que no hay que trabajar mucho. A pesar de los inconvenientes que le pueden surgir en esta tarea, está completamente dispuesto a ser cómico.
-
Espacio y tiempo:
Únicamente existe un espacio donde se desarrolla la acción de este artículo: la casa de Larra, donde se mantiene la conversación entre el autor y el joven cómico.
El tiempo extratextual está situado en la primera mitad del siglo XIX, debido a las costumbres sociales de la época que están relacionadas con los hechos narrados en el artículo.
La duración del mismo se podría aproximar en un espacio temporal de unas horas, ya que comienza en el principio de la conversación y termina en la finalización de la misma.
-
Justificación del tipo de artículo:
Este artículo rompe con todos los anteriores, en cuanto a la tipología. El artículo en cuestión no es costumbrista, sino crítico y dramático, ya que el autor critica el teatro de su época y se plantea renovarlo. De esta forma, utiliza el móvil de joven que quiere ser cómico para justificar sus ideales, aunque la actitud del muchacho no le ayuda en su verdadero propósito.
2.10. EN ESTE PAÍS
-
Extensión:
8 páginas.
-
Tema:
El tema de este artículo es la crítica de Larra hacia aquellos que creen que el hecho de criticar al país les hace ser superiores.
-
Argumento:
El artículo empieza con una introducción del narrador que indaga sobre los orígenes de la frase “en este país”. Después cuenta la conversación que mantuvo con don Periquito, un amigo suyo, que habiendo publicado un folleto no había vendido ni un solo ejemplar, y en vista del fracaso decide echar la culpa a la gente del país y a éste en general. Dice que la gente no lee en este país, no se puede escribir, nada se puede vender, no hay teatros, no se puede viajar, no se escribe bien en periódicos... Don Periquito no se da cuenta de que la razón de la abstinencia de compra por parte del público del folleto, es la total falta de calidad del mismo. Este personaje no cesa de quejarse sin hacer nada por mejorar la situación de la que tanto se protesta.
-
Tipo de narrador:
El narrador de este artículo es el mismo Larra como en todos los anteriores. Es interno, porque participa directamente en los hechos narrados, y omnisciente porque conoce todo lo acontecido y narrado en la historia. Como es un narrador interno, habla en primera persona y lo hace desde un punto de vista más subjetivo.
El artículo está narrado en pasado, y utiliza tiempos verbales como el pretérito perfecto simple, imperfecto, perfecto compuesto...
-
Personajes:
En este artículo aparecen dos personajes: el propio Larra y su amigo don Periquito.
Larra se presenta aquí de forma muy crítica contra los pensamientos de su amigo don Periquito, al cual critica fuertemente por la concepción que tiene sobre nuestro país.
Don Periquito es el típico cobarde que cree ser muy patriótico por ser natural de España, pero que no quiere detectar sus errores y culpa a los españoles de una completa mentira. Se cree que la causa de sus fallos y poco éxito se deben a la actitud de los españoles, pero no se da cuenta de que realmente es él quien contribuye a la mala imagen del país.
-
Espacio y tiempo:
A lo largo de este artículo no se nombran espacios determinados que nos puedan ayudar en el análisis espacial del artículo. Pero podemos imaginarnos el espacio donde se desarrolla la acción: tal vez puede ser la casa de Larra el lugar de la conversación, o la casa de don Periquito...
El tiempo extratextual queda perfectamente situado en los albores del siglo XIX, donde era costumbre la opinión de ciertas personas que tenían sobre nuestro país, y que Larra aprovecha para criticarlas.
-
Justificación del tipo de artículo:
Este artículo es costumbrista porque el autor critica duramente una costumbre de su época poco agradable: existían muchas personas que culpaban a su país de su poco éxito y buscaban la excusa de que en este país no se hacía nada. Aquí, Larra critica la situación de estos personajes que no reconocen ser ellos quienes causan una mala imagen del país.
2.11. LA FONDA NUEVA
-
Extensión:
7 páginas.
-
Tema:
El tema de este artículo es la crítica del autor que hace hacia aquellas personas que les gusta comer en las fondas, cuando el mejor lugar para hacerlo es la casa de uno mismo.
-
Argumento:
El artículo comienza con unas reflexiones de Larra sobre el tema del comer en España.
Después, llega un francés a casa de nuestro autor, y quiere divertirse un poco por la ciudad, pero por palabras de Larra, se da cuenta que en nuestro país no se festeja más que los toros.
Larra se desvía un poco de la cuestión anterior y cuenta que un amigo suyo lo llamó para ir a comer a la fonda. Aunque no quería asistir a tal despropósito, no pudo negarse. Larra se da cuenta de que todas las fondas son iguales porque ofrecen un pésimo servicio. Sin embargo, llegó a una nueva, la cual aparentaba una mejor calidad que las otras. Pero pronto se percata de que es igual a las demás en todos los aspectos.
-
Tipo de narrador:
El sujeto lírico de este artículo es el propio Larra, que narra los hechos en primera persona, ya que es un narrador interno, que interviene en la misma narración. Recibe el grado de protagonista y omnisciente, pues es capaz de saber todo sobre la historia, desde los aspectos más generales hasta la psicología de los personajes.
A lo largo de todo el artículo, narra utilizando los tiempos verbales del pasado, porque es una historia ya finalizada, que aconteció en un tiempo pasado (en el caso de no ser ficticia).
-
Personajes:
En este artículo aparecen cuatro personajes importantes: Larra, su amigo, el grupo de personas que va a la fonda y el francés.
En este artículo, Larra se presenta muy crítico con la cuestión del comer en España. Cree que lo único que le puede acercar a una fonda, es la esperanza de encontrar cambios en las costumbres o reunirse con sus buenos amigos, porque éstas ofrecen un servicio y unos precios atemorizantes.
El amigo de Larra representa el típico español que le gusta comer “mal” (según Larra), porque le agrada ir a comer a la fonda. El amigo tiene unas ideas muy limitadas, y va a la fonda porque llega a creer que se come bien y a buen precio, y porque es una costumbre española.
El grupo de personas que va a la fonda representa el mismo papel que el amigo de Larra.
El francés que aparece al principio del artículo no tiene mucha relevancia en los hechos narrados, pero sirve de móvil para entrar en una de las costumbres españolas.
-
Espacio y tiempo:
Los espacios de este artículo son más importantes de lo que aparentemente puedan simbolizar. Aquí, son fundamentales para el análisis, y la descripción que hace Larra sobre ellos sitúa al lector de forma que pueda entender las razones de la crítica del autor.
Entre estos espacios, cabe citar y describir las fondas de Genieys y la del Comercio.
Larra dice acerca que la fonda de Genieys que posee las salas muy feas, sin adorno, sin alfombras, sin muebles elegantes, sin criados decentes, sin servicio de lujo, sin espejos, sin chimeneas, sin estufas, y carece también de buen vino.
Esta descripción aunque pueda llegar a ser hiperbólica, describe muy bien la idea de Larra sobre las fondas españolas.
La fonda del Comercio es la nueva que se había abierto recientemente. En un principio, a Larra le parece sorprender la calidad de este nuevo local, pero pronto empieza a reflexionar afirmando que la última fonda que abrió tenía ese aspecto durante dos meses y luego acabó como las demás.
Al final, Larra consolida su rechazo a las fondas cuando observa el dinero que costaba comer peor que en la casa de uno mismo.
El tiempo extratextual lo podemos situar en la primera mitad del siglo XIX, porque el artículo está escrito en esa época, y refleja críticamente las costumbres del decimonónico siglo.
En cuanto a la duración del artículo, no existen marcas temporales que nos lo garanticen con exactitud. Se supone que puede durar un día, que iría desde la mañana (cuando el amigo de Larra lo invita a la fonda) hasta la noche, cuando acabara la celebración.
-
Justificación del tipo de artículo:
El presente artículo es claramente costumbrista, porque Larra denuncia una de las costumbres que le parece más absurda, como es la diversión de muchos españoles en comer en las fondas. Podemos apreciar que este artículo rechaza una costumbre española, pero no tiene un peso tan crítico como otros, tales como “Vuelva usted mañana” o “El castellano viejo”, entre otros.
2.12. LAS CASAS NUEVAS
-
Extensión:
9 páginas.
-
Tema:
El tema de este artículo es la crítica de Larra hacia aquellas personas que se dejan impresionar e influir por las opiniones de los demás.
-
Argumento:
En este artículo, Larra cuenta la historia que le aconteció a un amigo suyo, el cual se dejaba influir demasiado por lo que decían otras personas. Este hombre, estaba empeñado en comprarse una de las casas nuevas de Madrid, porque había oído que eran muy buenas. Entonces, Larra y su amigo deciden ir a visitar estas casas para decantarse por la más deseada. Cuando el amigo ha elegido la casa, se acerca al hogar del casero para cerrar el trato.
Larra observa como el casero se aprovecha de la ignorancia de su amigo, pero este último está decido a alquilar la casa. Como era de esperar, después vendrían los problemas y así fue.
-
Tipo de narrador:
El narrador de este artículo, como en muchos anteriores, es el mismo Larra. Narra de forma interna, pues narrador y tiene la función de protagonista por ser el personaje principal. También recibe el grado de omnisciente, porque sabe perfectamente, con todo detalle, todo lo que ocurre en la narración. También cabe mencionar, que el narrador utiliza el pasado en todo momento del artículo.
-
Personajes:
En este artículo aparecen tres personajes: Larra, su amigo y el casero.
Larra es el protagonista del artículo y se presenta como un crítico ante las situaciones en que muchas personas se dejan influenciar e impresionar por lo que, simplemente, digan o hagan otras personas. De este modo, critica la postura de su amigo, el cual está empeñado en alquilar una casa cuando no tiene una razón propia para hacerlo.
El sentido de esta crítica se halla básicamente en los pensamientos liberales e individualistas de Larra.
El amigo de Larra es el típico personaje que no tiene personalidad, porque no halla razones propias para actuar de una determinada manera. Los únicos argumentos que le parecen razonables son las opiniones de ciertas personas sobre una determinada materia. Por ello, Larra critica la poca personalidad de la gente.
El casero es un personaje cuyo único interés es su buena economía. Este se pone en evidencia cuando engaña con el precio al amigo de Larra. Él puede saber que ética y moralmente no es correcto su comportamiento, pero sabe aprovechar con mucha eficiencia la ignorancia del amigo de Larra.
-
Espacio y tiempo:
En el presente artículo, existen dos espacios fundamentales: las casas viejas y las casas nuevas.
Las casas viejas no son espacios que aparezcan como tal en la narración, porque en ellos no hay un desarrollo de acciones, sino que los describe el narrador con el fin de contrastar la visión de las casas nuevas.
Según Larra, las casas antiguas van desapareciendo y las únicas que quedan están ubicadas en callejones interminables, son muy grandes, oscuras, y mal repartidas.
Las casas nuevas son para Larra un progreso en el sentido de las mejoras en el modo de vivir. Pero Larra las rechaza en el sentido de la decisión de su amigo, el cual no sabe nada de estas casas, pero las palabras de otras personas le han hecho decantarse por la modernidad.
El tiempo extratextual pertenece a la primera mitad del siglo XIX, porque en el texto se puede apreciar una costumbre que, según Larra, era propia de su época.
La duración de este artículo es difícil de precisar, porque no se establece un orden temporal claro entre las diferentes acciones que se llevan a cabo. Pero, por el contexto, podemos deducir que puede llevar unos días la duración del artículo, empezando por la búsqueda de la casa nueva hasta su alquiler.
-
Justificación del tipo de artículo:
El artículo en cuestión es claramente costumbrista, porque Larra denuncia duramente la poca personalidad de su amigo, costumbre bastante típica entre muchos españoles de la época del autor. Mediante este artículo, Larra pretende contrastar sus pensamientos liberales con los de su amigo, que se deja influenciar por personas ajenas.
2.13. LA EDUCACIÓN DE ENTONCES
-
Extensión:
7 páginas.
-
Tema:
El tema de este artículo es la crítica de Larra hacia las personas que defienden con toda franqueza la educación del siglo XVIII frente a la del siglo XIX.
-
Argumento:
El artículo empieza con unas reflexiones de Larra sobre las costumbres españolas según la clase social a la que pertenecen las personas.
Después sigue con la conversación que escucha entre dos hombres que defienden la educación del siglo XVIII. Larra observa que estas personas no están de acuerdo con la educación del siglo XIX. Estos dos señores argumentan una serie de razones en las que basan su defensa de la educación dada en el siglo XVIII: se distinguían las clases sociales en el vestir, eran más españoles, los niños rendían más en los estudios porque se cursaba lo más práctico y útil (desde su punto de vista), y cuando los hijos e hijas se casaban pedían permiso a los padres.
Al final, estos dos hombres se plantean la cuestión de evitar que la educación de ahora termine con los buenos modales y vivires de su época.
El artículo finaliza con una frase de Larra, que hace referencia a que estos hombres eran de “entonces”.
-
Tipo de narrador:
El narrador de este artículo también es Larra, pero al contrario de lo que sucede en los anteriores, es externo, ya que no participa directamente en los hechos narrados, sino que se presenta como un observador, que capta directamente las palabras de los demás personajes. A pesar de ello, también es omnisciente, porque sabe con todo detalle qué ocurre en la historia, pero es más objetivo y denotativo por no participar en el transcurso de los hechos.
También utiliza el tiempo pasado en la narración, porque se trata de un artículo retrospectivo.
-
Personajes:
En este artículo aparecen tres personajes: Larra y los dos hombres que conversan (don Pedro y don Lope de Antaño).
Larra no aporta bastante información sobre su pensamiento en este artículo, porque solamente interviene como narrador y no duramente mucho tiempo.
Don Pedro y don Lope de Antaño son personajes del siglo XVIII que defienden ante todo la educación que recibían en su época. Para ello, la contrastan con la que se recibe en el siglo XIX, y llegan a la conclusión de que sus tiempos eran mejores y eran más “españoles”.
-
Espacio y tiempo:
En este artículo sólo aparece un espacio - la calle -, que no aporta mucha información al artículo y no ayuda mucho a su análisis.
El tiempo extratextual, relacionado con el contexto, es susceptible de ser ubicado en el siglo XIX, ya que Larra narra la conversación entre dos personas que defendían la educación de la decimoctava centuria.
La duración de este artículo se puede establecer en una hora aproximadamente, ya que podría ser con más o menos exactitud la duración de la conversación de los dos personajes.
-
Justificación del tipo de artículo:
El presente artículo es costumbrista, ya que Larra denuncia la actitud de dos personajes que defienden una educación de otro siglo, sin causas muy razonables.
Se supone que Larra no está a favor ni en contra de la educación del siglo XVIII y la del siglo XIX, sino que puede estar de acuerdo en ciertos aspectos y estar desacuerdo en otros.
2.14. EL SÍ DE LAS NIÑAS
-
Extensión:
5 páginas.
-
Tema:
El tema de este artículo es la defensa de Larra del teatro neoclásico, concretamente el moratiniano, en contraste con el teatro del siglo XIX.
-
Argumento:
El artículo comienza con unas meditaciones de Larra sobre la educación del siglo XVIII y la del XIX, comparándolas por las costumbres.
Después de estas reflexiones, comienza a hablar de “El sí de las niñas”, la obra de Leandro Fernández de Moratín, perteneciente al teatro neoclásico (siglo XVIII). Larra se da cuenta de que la obra censura la actitud de los padres cuando eligen el marido a sus hijas, considera a Moratín como el poeta cómico que ha mejorado un género que otros habían ridiculizado, y se percata de que Moratín se complace exponiendo a sus héroes en el precipicio entre la vida y la muerte.
Al final, Larra llega a la conclusión de que la obra es buena y no debe ser prohibida.
-
Tipo de narrador:
El narrador de este artículo es Larra, y es interno porque participa directamente en los hechos narrados por él mismo. Es lógico que sea omnisciente porque es el único personaje y además el narrador, por lo que sabe todo lo que ocurre en la narración. Además recibe el grado de protagonista, pues es el único personaje que aparece en este artículo.
Como tiempos verbales, el narrador no recurre únicamente al pasado, sino que también utiliza tiempos verbales más relacionados con el presente, ya que es más lógico que sea así cuando está valorando una obra literaria.
-
Personajes:
En este artículo sólo aparece un personaje, que es Larra.
Nuestro protagonista se presenta en este artículo de forma muy subjetiva, ya que valora una obra teatral desde su punto de vista ideológico. Es lógico pensar que evalúe positivamente la obra, pues ésta empieza a cumplir los principios básicos de su ideología: el intento de las hijas para elegir su marido, defendiendo así la libertad e individualidad.
-
Espacio y tiempo:
En este artículo, hay un único espacio donde tiene lugar el desarrollo de los hechos narrados: el teatro.
Hay que pensar que Larra valora la obra desde un teatro donde la contempla. En un principio no existen marcas espaciales que nos lo demuestren, pero al final, hay una pequeña digresión del tema, donde Larra dice textualmente: “La ejecución ha sido buena, y hubiera sido mejor si la señora Pinto no hubiese chillado tanto: por lo demás, ha hecho su papel de un modo muy apreciable. Galindo ha dicho cosas muy bien dichas; la señora Bravo, a quien no habíamos visto nunca feliz en papeles de sentimiento, nos ha admirado, porque ha hecho llegar repetidas veces al alma su expresión dolorosa y bien sentida”.
Estas palabras demuestran que el espacio en el que se ha desarrollado la acción es el teatro.
En cuanto al tiempo extratextual, existen referencias temporales que nos garantizan que estamos en un artículo del siglo XIX. Por ejemplo, sabemos que la obra “El sí de las niñas” pertenece al siglo XVIII (aparecen marcas temporales que lo demuestran) y Larra dice que valora una obra del siglo pasado. Es evidente que hablemos de un artículo del decimonoveno siglo.
La duración del artículo queda determinada en unas horas aproximadamente, ya que va desde el comienzo de la obra teatral hasta su finalización.
-
Justificación del tipo de artículo:
El presente artículo rompe con la tendencia costumbrista de los anteriores, y Larra se presenta con un tono crítico, basándose en su subjetividad, como un personaje que valora una obra teatral. Por tanto, nos encontramos ante un artículo dramático, ya que evalúa desde su punto de vista una obra perteneciente a su siglo pasado.
2.15. ¿ENTRE QUÉ GENTES ESTAMOS?
-
Extensión:
10 páginas.
-
Tema:
El tema del presente artículo es la crítica de Larra hacia aquellas personas que no cumplen la costumbre de su sociedad, y si la cumplen, lo hacen de un modo muy vulgar e inadecuado.
-
Argumento:
El artículo comienza con la llegada a la casa de Larra de un francés, que se había propuesto efectuar unas visitas y arreglar unos problemas burocráticos.
Los problemas comienzan cuando alquilan un carruaje. Debido a las condiciones de éste, los dos van a reclamar al calesero, y éste se niega a ofrecerles otro servicio, y además, burlándose de ellos.
El día mal comenzado, continua con la visita a una oficina, donde se niegan a servir al francés con la típica frase de “vuelva usted mañana”, que hace alusión al artículo que lleva este título por nombre.
Después se acercan a un café, y observan los inapropiados y vulgares modales de una familia de buena clase social.
Finalmente, el francés llega a la conclusión de que los españoles no tratan a los extranjeros como humanos. Por ello, Larra intenta convencerlo, diciéndole que sólo han analizado una pequeña minoría del país.
-
Tipo de narrador:
El narrador que aparece en este artículo es el mismo Larra. Es interno porque interviene en todo momento en el transcurso de los hechos narrados, y además tiene el grado de protagonista, por ser el personaje principal, y omnisciente, pues sabe perfectamente qué ocurre en el artículo.
Para narrar el artículo, no lo hace exclusivamente en tiempo pasado, sino que alterna con el presente en una situación en la que apela claramente al lector.
-
Personajes:
Hay diversos personajes en este artículo que merecen ser nombrados: Larra, el francés, el calesero, el oficinista y la familia del café.
Larra, protagonista de este artículo, se presenta de forma crítica contra las personas que ofrecen un mal servicio, con las que no cumplen su deber en su clase social, etc. Lo hace de una forma muy disimulada para intentar convencer a su amigo el francés de que no se encuentra en un país vulgar y subdesarrollado.
El francés es un hombre que únicamente viene a España con la mejor intención del mundo, y para disfrutar de un viaje. Sin embargo, se percata de que se encuentra en un país que da un trato muy malo a los extranjeros, y no únicamente a ellos.
El calesero es un personaje muy vulgar y cuatrero que se dedica a perjudicar la imagen de Larra y del francés por el ridículo que les hace pasar. En este punto, se puede apreciar la postura ridiculizante y xenófoba de un español.
El oficinista sigue la misma tendencia que el calesero en cuanto a los modales en el trato con las personas. Es un señor, si se le puede llamar así, que se cree superior a los demás españoles, y por esa razón, debe servir cuando le venga en gana. Para ello, utiliza la excusa de “vuelva usted mañana”, lo cual denota, una clara pereza en su trato con los demás.
La familia del café es un grupo de personas que aparentemente parece pertenecer a una clase social con un poder adquisitivo bastante elevado, lo cual debería suponer unos buenos modales como símbolo de sus costumbres. Pero no es así, porque Larra puede apreciar, que jugando al billar, se remangan las camisas, chillan fuertemente, discuten..., es decir, un sinfín de cosas que contribuyen a una mala imagen del país, dada por una familia que supuestamente no debería ser así.
-
Espacio y tiempo:
Son diferentes espacios los que son nombrados en este artículo, y en los cuales, tiene lugar el desarrollo de los hechos. Por su poco relevancia en los hechos, nos limitaremos a nombrarlos. Los espacios son la casa del calesero, la oficina donde van Larra y el francés, y el café.
El tiempo extratextual se podría situar perfectamente en el siglo XIX, por los datos del contexto que disponemos y por la costumbre española de tratar inadecuadamente a los extranjeros, propia de la época según Larra.
La duración del artículo se podría determinar en un día aproximadamente, que empezaría desde la salida desde la casa de Larra con el carruaje hasta la vuelta por la noche después de haber visitado el café.
-
Justificación del tipo de artículo:
Este artículo tiene un importante valor costumbrista, porque en él, Larra critica y denuncia fuertemente esta actitud de los españoles cuando hay que tratar a los extranjeros o simplemente a personas de su mismo país. En este artículo, también se hace alusión a la pereza, la cual era criticada en “Vuelva usted mañana”.
2.16. LA VIDA DE MADRID
-
Extensión:
6 páginas.
-
Tema:
El tema de este artículo es la crítica de Larra hacia aquellas personas de buena clase social que tiene un apego excesivo a la vida.
-
Argumento:
El artículo comienza con unas reflexiones de Larra acerca del mundo y la vida, centrándose más en la vida española.
Después cuenta que en uno de sus paseos por la ciudad, se encontró con un joven muchacho, que no es que fuera un gran amigo, pero lo conocía de vista. Los dos empiezan a dialogar y sólo se plantean la cuestión de cómo es su vida en Madrid. Ante tal cuestión, Larra afirma que su vida se reduce a querer decir lo que otros no quieren oír. En cambio, la vida del joven muchacho se reduce a la comodidad.
El artículo concluye con la afirmación de Larra, sobre la pertenencia de este muchacho, el cual podía quedar ubicado en el grupo de personas que se apegan excesivamente a la vida.
-
Tipo de narrador:
El narrador del artículo en cuestión es Larra, que, concretamente, es interno, por intervenir directamente en la narración. Además tiene el grado de personaje secundario, y omnisciente, ya que sabe con todo detalle qué ocurre en todo momento. Para narrar, combina la utilización de tiempos pasados y tiempos presentes, aunque predominan los primeros.
-
Personajes:
En este artículo únicamente aparecen dos personajes: Larra y el joven muchacho rico.
Larra como personaje secundario, se plantea la admiración con la que vive su vida, el destino del mundo, las contradicciones de la vida. El mismo Larra se asombra del apego que tienen las personas a una vida mala. Afirma que el hombre, independientemente de la clase social a la que pertenezca, siempre alcanzará el mismo tipo de felicidad.
Se puede apreciar con estas meditaciones filosóficas e ideológicas, la visión negativa que tenía Larra del mundo
El joven muchacho es el protagonista de este artículo. Según Larra, es un muchacho de regular entendimiento, que posee más dinero que ideas. En una palabra, es rico sin ser ignorante del todo. Su diálogo con Larra nos demuestra que el joven pertenecía a una familia adinerada y gozaba de todo tipo de caprichos y privilegios.
-
Espacio y tiempo:
El único espacio en el cual tiene lugar el desarrollo de los hechos es la calle, donde conversan Larra y el muchacho.
El narrador no aporta ninguna información más acerca de este espacio, pues no es necesario, debido a su poca relevancia en el transcurso natural de los hechos.
El tiempo extratextual lo podemos situar en la época de Larra, es decir, en el siglo XIX, debido a que las costumbres que son criticadas por el autor pertenecen a su época.
En cuanto a la duración, podemos determinarla, en una hora o poco más, que iría desde el comienzo de la conversación hasta su finalización.
-
Justificación del tipo de artículo:
El presente artículo es indiscutiblemente costumbrista, porque en él, el autor critica una costumbre típica de la época, en la clase social alta: el apego a la vida que tenían ciertas personas. Larra no acepta esta visión, cuando considera a la vida como algo malo. En estas líneas, se puede comprobar la visión negativa de Larra sobre el mundo y la vida.
2.17. LA SOCIEDAD
-
Extensión:
9 páginas.
-
Tema:
El tema de este artículo es la crítica de Larra hacia la sociedad de su época, generalmente, bastante hipócrita y falsa.
-
Argumento:
El artículo, como es propio en Larra, comienza con unas reflexiones y meditaciones filosóficas e ideológicas sobre la postura y carácter de la sociedad española de su época.
Para reforzar más su idea, cuenta la historia que le aconteció a un primo suyo. El pariente de Larra se encontraba en un estado de desánimo y desesperación porque la vida le había defraudado y quiere conocer la sociedad de Madrid. Por tanto, Larra cree que debe conceder al deseo de su primo. Pronto se dará cuenta de que la sociedad española esta sumida en una profunda hipocresía, maldad y falsedad. .
-
Tipo de narrador:
El único narrador de este artículo es Larra. Es interno por intervenir directamente en los hechos narrados como un personaje más, y por ello, habla en todo momento en primera persona. Recibe el grado de protagonista, compartiéndolo con su primo, y además es omnisciente porque conoce todo lo que ocurre en la historia, incluso los pensamientos de su primo.
Como en todos los artículos, predomina el pasado como tiempo para narrar sobre el presente, aunque éste último no desaparece en el artículo.
-
Personajes:
En este artículo aparecen tres personajes: Larra, su primo y el colectivo formado por la sociedad española del siglo XIX.
Larra se presenta como protagonista junto a su primo. Critica y denuncia duramente la actitud de su sociedad, por conducir a una mala imagen del país. Hay que tener en cuenta que la buena marcha de un país se basa en la política, sociedad y economía. Cuando falla uno de estos aspectos (en este caso la sociedad) la nación queda sumida en un profundo caos.
El primo de Larra también tiene la función de protagonista, dado su grado de intervención en los hechos narrados. Se presenta como un personaje desanimado y desgraciado por sus circunstancias personales. Está empeñado en conocer la sociedad de Madrid. Larra en un primer momento duda, porque cree que le puede hacer más daño, pero ve tan empeñado a su primo en su propósito que no se puede negar. Larra pudo prever la situación, y su primo quedó francamente decepcionado con la sociedad.
La sociedad se presenta como un gran colectivo. Según las descripciones de Larra, es un grupo hipócrita, falso y malo, que perjudica la situación del país y contribuye a su mala imagen. Larra se basa para llegar a estas conclusiones, en la actitud de la sociedad ante la visita de los extranjeros, la sociedad goza de hablar de lo que no entiende, en definitiva, una sociedad que viene siendo criticada y denunciada por Larra en artículos anteriores.
-
Espacio y tiempo:
El espacio más general de este artículo es la ciudad de Madrid. Más concretamente, podemos decir que tiene lugar en una sala de baile, donde el primo de Larra conoce aspectos de la sociedad de Madrid.
El tiempo extratextual podría quedar claramente establecido en el siglo XIX, ya que la sociedad de esa época presentaba unos problemas bastante serios, que Larra aprovecha para elaborar uno de sus artículos de costumbres más duros en cuanto a su carácter crítico.
En este artículo, no se puede determinar y establecer claramente una cronología temporal, pues no existen marcas de este tipo que nos garanticen perfectamente cuál es la duración exacta del artículo. Se puede suponer que el artículo dura aproximadamente unos meses.
-
Justificación del tipo de artículo:
El presente artículo es costumbrista, puesto que Larra critica una sociedad cuyas costumbres no daban una buena imagen del país. Podemos llegar a afirmar que es uno de los artículos de Larra con mayor peso y valor crítico, ya que denuncia muy duramente a su sociedad, calificándola con adjetivos como hipócrita, falsa, mala...
2.18. UN REO DE MUERTE
-
Extensión:
9 páginas.
-
Tema:
El tema de este artículo es la crítica de Larra hacia la sociedad española que estaba a favor de la pena de muerte.
-
Argumento:
Este artículo comienza con unas meditaciones filosóficas del autor acerca del hombre, como componente básico de la sociedad.
El artículo continua con la narración de Larra acerca de un reo condenado a muerte. Durante todo el artículo, el narrador no hace más que describir la actitud de la sociedad, la cual está orgullosa de cometer un acto tan brutal y atroz como éste.
-
Tipo de narrador:
El narrador de este artículo es, exclusivamente, Larra.
Es un narrador más bien externo, porque no aparece en el transcurso de los hechos, ya que este artículo es una narración sin diálogos donde únicamente aparecen como personajes el reo y la sociedad. Por tanto, podemos afirmar que se trata de un narrador observador, porque capta las acciones como una cámara fotográfica, es decir, al momento e instantáneamente.
Este artículo escasea de tiempos verbales pasados, ya que el narrador describe la situación en presente, y en rara ocasión recurre al pasado en su narración.
-
Personajes:
En este artículo aparecen dos personajes: el reo y la sociedad.
Aunque Larra no es un personaje, lo describiremos por ser un narrador que opina muy subjetivamente. Aquí Larra, como narrador, se presenta censurando muy duramente la actitud de la sociedad. Larra afirma que estas situaciones ya no causan admiración en las personas porque son tan frecuentes que ya no las consideramos. Aunque Larra afirme esto, no puede evitar dar a conocer sus ideas éticas acerca de este acto.
El artículo no aporta mucha información acerca del reo. Únicamente sabemos que es condenado a muerte porque se supone que ha cometido algún crimen.
La sociedad es un colectivo de personas que actúan, en este caso, como defensores de una ley poco ética y moral: la pena de muerte. Cuando llega a estos extremos, exige valor y serenidad al reo. Según Larra, el reo mató maquinalmente (por su instinto bastante perturbado) y murió maquinalmente a manos de la sociedad. Así se establece un proceso de reciprocidad como en todas las leyes: tú perjudicas, a ti te perjudican. A Larra le asombra cómo puede tener la sociedad tanto interés en ver sufrir a un pobre desgraciado que bastante daño de conciencia se ha hecho a sí mismo para que además le condenen a muerte. Larra llega a afirmar que el hombre no puede vivir sin matar y que la sociedad remedia un mal con dos males. En definitiva, la sociedad ha matado a un hombre.
-
Espacio y tiempo:
El espacio donde tiene lugar el desarrollo de este artículo es la ciudad de Madrid. Aunque no existen referencias espaciales más concretas, podemos determinar como microespacios algunas calles de Madrid y la plazuela donde se lleva a cabo la ejecución del reo.
El tiempo extratextual lo podemos situar con exactitud en la primera mitad del siglo XIX, ya que en esa época no era censurada la pena de muerte, y Larra aprovecha para criticarla en este artículo.
La duración del artículo podría quedar determinada en una mañana, que sería la duración de la ejecución del preso.
-
Justificación del tipo de artículo:
El presente artículo es indiscutiblemente de costumbres, porque en él, Larra denuncia muy fuertemente la actitud de la sociedad ante una ley inmoral, como era la pena de muerte. Por ello, tiene un peso muy crítico este artículo, siendo unos de los más fuertes en cuanto a la actitud de Larra frente a una costumbre española de su época.
2.19. UNA PRIMERA REPRESENTACIÓN
-
Extensión:
12 páginas.
-
Tema:
El tema de este artículo es la crítica de Larra a las representaciones teatrales del siglo XIX en España.
-
Argumento:
El artículo comienza con unas reflexiones del autor acerca del teatro de su época, al cual critica comparándolo con el del siglo anterior.
Después cuenta la historia que le sucedió a un autor dramático, el cual había escrito una obra, y la quería publicar en un periódico. Los periodistas, amigos del autor, exageran la calidad de la obra y la anuncian en el periódico como un gran éxito. El público, ante la noticia de este éxito teatral, abarrota el teatro el día de la representación, creyendo que va a ser una gran obra. Conforme avanza la representación, aparecen una serie de problemas, que concluyen la obra con una carcajada burlesca del público, que observa todos los errores en la representación. Al final de la obra, su autor se siente indignado por un público tan atrasado que no sabía valorar la verdadera calidad de su obra.
Al final, Larra concluye criticando la postura del público frente a la obra.
-
Tipo de narrador:
El narrador de este artículo es Larra. En este caso, es externo, ya que no es un personaje del artículo y por tanto no participa en los hechos narrados. No obstante, es un narrador observador, que capta directamente los hechos a medida que los narra. Por ello, como tiempos verbales es más frecuente observar tiempos presentes que pasados.
-
Personajes:
En este artículo se puede establecer la existencia de tres personajes principales: el autor de la obra, los actores y el público.
El autor es el protagonista de este artículo. Es un personaje humilde que está muy ilusionado con su obra en un principio, pero a medida que avanza el tiempo, observa que la actitud caprichosa de los actores va a llevar al fracaso de la obra.
Los actores son susceptibles de ser divididos en dos grupos: los principales y los secundarios. Los primeros se muestran muy caprichosos ante el autor, y quieren ser los amos en la representación. Por ejemplo, quieren llevar la ropa que les gusta, interpretar su papel a su libre albedrío...
El principal defecto de los actores secundarios es su mala capacidad de interpretación.
El público se muestra en un principio (antes del comienzo de la obra) muy entusiasmado con la noticia de una representación. Finalmente, por los factores que ya hemos mencionado, el público acaba por dar a luz defectos de la obra, y terminando con silbidos y carcajadas.
-
Espacio y tiempo:
El espacio más representativo donde tiene lugar el desarrollo de los hechos es la sala de teatro, donde pasa la mayor parte del tiempo los hechos narrados.
El tiempo extratextual se puede situar en el siglo XIX, por la baja calidad de las representaciones teatrales de la época (según Larra).
La duración del artículo se podría determinar en unos días, que comenzarían en el anuncio en el periódico de la obra que se va a representar hasta la finalización de la misma.
-
Justificación del tipo de artículo:
El presente artículo es dramático, aunque también alterna alguna vertiente costumbrista. Es dramático porque Larra critica la situación de las representaciones teatrales de su época. Hay que aclarar que Larra no consideraba como baja la calidad de las obras, sino la representación de las mismas.
La tendencia costumbrista se ve reflejada claramente en la actitud del público que contempla la obra. De esta forma, el autor de la obra teatral critica duramente este comportamiento, que aunque Larra no llega a criticar, se supone que no estaría a favor de la actitud del público.
2.20. LA DILIGENCIA
-
Extensión:
10 páginas.
-
Tema:
El tema de este artículo es la crítica de Larra sobre la forma de organizarse y de actuar las personas ante la situación de viajar.
Larra está a favor del avance de los transportes y esto lo manifiesta claramente en este artículo en el que afirma que la diligencia ha supuesto la apertura de barreras para la gente con menor poder económico para conocer mundo.
En este artículo Larra no realiza una crítica especialmente destacada como en otros, pero sí que señala el caos y el descontrol a la hora de realizar el viaje.
-
Argumento:
En este artículo, Larra recuerda el progreso de los transportes primitivos hasta los de la actualidad.
Larra afirma que la diligencia ha sido imprescindible para propagar la libertad y ha supuesto un gran avance para la humanidad para que el hombre pueda viajar de un sitio a otro en poco tiempo y por poco dinero, porque antes de la creación de ésta sólo la gente mejor dotada económicamente podía viajar en un tiempo mínimo. Con la llegada de este nuevo y útil transporte se hizo más fácil viajar.
Para narrar y describir cómo es un día en el punto de partida, se sitúa de observador.
Comienza describiendo el lugar de recogida de billetes donde todo el mundo se pone nervioso por el viaje que realizará y la prisa que tienen por conseguir esos billetes.
Cuando llega la hora de partida, todos se abrazan y se besan, y quedan sumidos en la tristeza por el largo viaje que tiene que emprender.
-
Tipo de narrador:
El narrador del artículo es Larra, que específicamente es exterior, pues no participa en los hechos narrados, sino que se presenta como un observador ante la situación que se dispone a narrar. Como tiempos verbales predominan los presentes sobre los pasados.
-
Personajes:
Aunque Larra no sea un personaje de este artículo, lo caracterizaremos como tal por sus ideales con respecto al tema. El resto de personajes que aparecen son los viajeros y sus respectivas familias.
En este artículo, Larra (como narrador, no como personaje), se muestra por una vez orgulloso de su país por el avance de la diligencia, lo cual supone el conocimiento de las personas de otras costumbres, modos de vida..., de otros lugares. Lo que critica Larra en este artículo es que las personas se organizan mal y se ponen nerviosas cuando van a hacer una cosa tan simple como viajar. Pero Larra no tiene en cuenta que para ellos es una experiencia nueva.
Los viajeros son los personajes centrales de este artículo. Larra agradece al avance que estas personas con un poder adquisitivo bastante bajo puedan ya viajar a donde quieran por un precio modesto. Debido a esta novedad, entre estos viajeros se organiza un profundo caos y nerviosismo por esta nueva experiencia, que lo manifiestan con los sentimientos que expresan con sus familiares.
-
Espacio y tiempo:
El único espacio donde se desarrolla la acción narrada es el patio de las diligencias, donde se reúnen viajeros y familiares antes del viaje de partida. El narrador no aporta mucha información sobre este espacio, pues no es necesario.
El tiempo extratextual quedaría situado en el siglo XIX, ya que en esta época fue redactado el presente artículo.
Si tenemos en cuenta que la narración va desde que observa cómo era la diligencia en sus años anteriores hasta su actualidad, duraría alrededor de unos cuantos años, pero si no lo tenemos en cuenta, duraría aproximadamente unas semanas.
-
Justificación del tipo de artículo:
El artículo que estamos analizando es costumbrista, pero no con un carácter y peso tan crítico como los anteriores, ya que Larra se muestra orgulloso por la aparición de una nueva diligencia más barata y eficaz, que permite el poder viajar a casi todas las personas del país. Únicamente, critica de una forma no muy dura, la actitud de los viajeros cuando tenían que partir, que se mostraban muy nerviosos ante la situación de viajar.
2.21. EL DUELO
-
Extensión:
8 páginas.
-
Tema:
El tema de este artículo es la crítica de Larra hacia aquellas personas que creen que el duelo es la mejor forma de demostrar la honra y el honor.
-
Argumento:
El artículo comienza con una reflexión de Larra acerca de la sociedad, la política, la religión, la ilustración y el honor.
Estas reflexiones le sirven como tema introductorio para enfocar la historia que le aconteció a su primo Carlos. Este pariente pertenecía a una familia de alto linaje, y pronto se casó con una mujer, Adela, que no era de fiar. Pronto, Adela engaña a su marido con otro hombre. Por este motivo, Carlos se ve obligado a retar a Eduardo (el nuevo amor de Adela), pero muere en el duelo, quedándose Adela y Eduardo con el honor arrebatado de Carlos.
-
Tipo de narrador:
El narrador de este artículo es Larra. Es externo porque no participa en los hechos, y por tanto no se le puede considerar como un personaje. No obstante, es un narrador observador que narra los hechos de forma que parezca que lo hace inmediatamente después de contemplarlos. Por ello, se ve obligado a utilizar con mayor frecuencia los tiempos presentes que los pasados.
-
Personajes:
Aunque Larra no sea un personaje en este artículo, lo describiremos como tal, por su gran importancia en la transmisión de las ideas básicas del artículo. El resto de personajes que serán descritos son Carlos, Adela y Eduardo.
Larra se muestra en este artículo como un narrador con un profundo ideario. Piensa que todo el mundo tiene honor a su manera. Cree que si un hombre pierde en un duelo, el perdedor es el infamado y deshonrado, y piensa que si el duelo es una costumbre prohibida, será utilizado por los hombres, porque estos siguen las leyes contrarias a las establecidas. Larra cree que el duelo no tiene sentido cuando el hombre que reta lo hace por satisfacer su cuenta personal.
Carlos es el primo de Larra. Proviene de una familia de la alta aristocracia de la época, por lo que poseía un gran honor. Cree que casarse es la mejor forma de poner en evidencia su alto linaje, pero no lo pensó bien y fracasó. Por ello, se vio obligado a retar al infeliz que se enamoró de su mujer.
Adela es la mujer de Carlos. Es la típica mujer picante, que en cualquier momento puede arrebatar el honor de una persona. Y así lo hizo con Carlos, al enamorarse de Eduardo.
Eduardo no es un personaje sobre el que se aporte mucha información. Únicamente sabemos que es orgulloso y que está dispuesto a retar a Carlos con el fin de conseguir su honor y el amor de Adela.
-
Espacio y tiempo:
En este artículo no encontramos marcas espaciales.
Por ello, es difícil delimitar el espacio donde se lleva a cabo el desarrollo de las acciones. Podemos considerar como espacio la zona de batalla donde se lleva a cabo el duelo entre Carlos y Eduardo.
El tiempo extratextual lo situamos en el siglo XIX, por el contexto histórico y socio-cultural del artículo, que Larra aprovecha para elaborar un artículo.
La duración del artículo no es fácil determinarla por la escasa información temporal que ofrece el artículo. Si consideramos, sin atender a la duración de las reflexiones de Larra, que la narración abarca desde que Carlos conoce a Adela hasta la muerte del mismo, podría durar alrededor de unos meses.
-
Justificación del tipo de artículo:
El artículo “El duelo” es un típico costumbrista, porque en él, Larra critica una costumbre propia de su época, como era el reto entre dos hombres por salvar el honor. Larra denuncia este acto porque en él siempre muere una persona y esto no es signo de valentía, sino de inmoralidad.
2.22. EL ALBUM
-
Extensión:
7 páginas.
-
Tema:
El tema de este artículo es la crítica de Larra hacia la romántica moda de coleccionar versos y dedicatorias autógrafas de los autores literarios más representativos de su época.
-
Argumento:
El artículo comienza con unas indagaciones filosóficas de Larra acerca del destinatario universal de los escritores costumbristas, y sobre la procedencia etimológica de la palabra album. Todo el artículo es una reflexión de Larra acerca del album.
El narrador nos cuenta que el album procede de Francia e Inglaterra. Lo describe como un gran libro, con una gran apariencia por fuera, pero blanco por dentro. Con él, una mujer puede recoger los versos de su amado, un pensador puede recoger los principios básicos de sus pensamientos e ideales... Por tanto, el album se debe llamar mi album, porque es muy personal.
-
Tipo de narrador:
El narrador de este artículo es Larra, y además es externo, porque no participa en la historia. De hecho no hay ningún personaje en este artículo. Como es externo, narra en casi toda la historia en tercera persona. Se le puede considerar también como un narrador descriptivo, porque el artículo no es más que una descripción acerca de lo que sería un album.
En cuanto a los tiempos verbales que utiliza, es más frecuente observar los tiempos presentes que los pasados, aunque los segundos también son utilizados.
-
Personajes:
En este artículo no hay ningún personaje, ya que se trata de una mera descripción sobre el album. Aunque Larra no sea un personaje, lo consideraremos como tal para describirlo.
Aquí, Larra se muestra en contra del album, porque en él se intentan imitar las acciones de los autores más importantes de su época. Por ello, cree que un album se debería rellenar con los pensamientos o versos de uno mismo, no con los de otros autores.
-
Espacio y tiempo:
En este artículo no existe ninguna referencia espacial. Únicamente, el narrador alude a ciudades como París y Londres, pero éstas no tienen ninguna relación con el artículo en cuanto al desarrollo de las acciones que son narradas.
El tiempo extratextual se sitúa en el siglo XIX, ya que Larra describe una de las costumbres de su época.
En cuanto al tiempo textual, o sea, la duración del artículo, no la podemos determinar con exactitud porque no existen informaciones temporales en el artículo.
-
Justificación del tipo artículo:
Este artículo es costumbrista, porque Larra critica la actitud de las personas que coleccionaban versos y dedicatorias autógrafas de los autores más representativos de su época. Pero no apreciamos un gran peso crítico y denunciante en este artículo, sino que es más bien una descripción y comentario del album.
2.23. LOS CALAVERAS. ARTÍCULO PRIMERO
-
Extensión:
7 páginas.
-
Tema:
El tema de este artículo es la descripción admirable que hace Larra sobre los distintos tipos de calaveras.
-
Argumento:
El artículo comienza con unas reflexiones de Larra acerca del origen etimológico de la palabra calavera, y añade que adopta su sentido figurado, es decir, designa como calavera a una persona viciosa, de poco juicio. Pero Larra afirma, que utiliza esta palabra en el buen sentido de la palabra.
A lo largo del artículo, el narrador explica las características de todo calavera: tiene un talento natural, poca aprensión y no es tonto.
Después clasifica a los calaveras en dos grupos: los silvestres (similares a los españoles) y los domésticos, que se subdividen en calaveras-lampiño y calaveras-temerón.
-
Tipo de narrador:
El narrador del artículo en análisis es el propio Larra. Es externo porque no interviene en los hechos que narra, por lo que habla en casi todo momento en tercera persona. Recibe el grado de narrador descriptivo, ya que todo el artículo consiste en una descripción ejemplar sobre los calaveras. No se le puede considerar ni observador ni omnisciente.
Como tiempos verbales, utiliza en todo el artículo el presente, o el pretérito perfecto compuesto. Rara vez recurre a la utilización de tiempos pasados o imperfectos.
-
Personajes:
A Larra no se le puede considerar como personaje por su intervención en los hechos. Únicamente podemos señalar de él que se presenta en este artículo como un descriptivo que señala las cualidades de los distintos tipos de calaveras.
Podemos considerar como personajes a los calaveras, aunque realmente no lo son, pero son el hilo conductor del artículo. Por ello, merecen ser descritos.
Según Larra, los calaveras silvestres pertenecen a los hombres maleducados, sin modales, contadores de chistes, fumadores, en una palabra, que siempre están haciendo algo, principalmente sin provecho alguno. Se diferencian de los ladrones en que son más generosos, pueden ser homicidas, pero nunca asesinos. En definitiva, son esencialmente españoles.
Los calaveras domésticos son susceptibles a ser divididos en dos grupos:
El calavera-lampiño es muy joven, casi un niño, que aparentemente parecen ser retrasados mentales, pero a la hora de la verdad son más listos de lo que parecen. Realiza gran número de hazañas. Los padres se cansan de él, pero cuando acaba mal deja de ser lampiño y pasa a ser calavera-temerón.
El temerón ya es un hombre hecho y derecho. Larra se propone a describirlo en el siguiente artículo.
-
Espacio y tiempo:
En este artículo no aparece ningún espacio, pues no son importantes los factores espaciales en este tipo de artículo que describe una cualidad de algunas personas.
El tiempo extratextual se puede situar perfectamente en el siglo XIX, ya que Larra describe cómo eran algunas personas de su sociedad.
La duración del artículo no se puede determinar y establecer con claridad, pues no existen referencias temporales que nos lo demuestren, ya que se trata de un artículo descriptivo, como ocurría en “El album”.
-
Justificación del tipo de artículo:
Aparentemente, se puede calificar como costumbrista este artículo, ya que se supone que Larra alude, con estas descripciones, a algunas personas de su sociedad que presentaban estas características. Pero en cualquier caso, no tiene un carácter crítico tan fuerte como algunos artículos anteriores, sino que es más bien irónico y burlesco.
2.24. LOS CALAVERAS. ARTÍCULO 2º Y CONCLUSIÓN
-
Extensión:
10 páginas.
-
Tema:
El tema, al igual que en el primer artículo, es la descripción hecha por Larra de otros tipos de calaveras.
-
Argumento:
El argumento se puede determinar en la descripción que Larra hace sobre los distintos tipos de calaveras. Para ello narra todas las anécdotas que les acontecen. Empieza por el calavera temerón (se divide en paisano y militar), sigue con el calavera langosta, el calavera plaga, el calavera tramposo, el calavera cura, el viejo calavera, la mujer calavera, el pseudo calavera, el calavera mosca y el calavera de buen tono.
-
Tipo de narrador:
El narrador del artículo en cuestión es el mismo Larra. Es externo porque no interviene en los hechos narrados, por lo que cuenta la historia principalmente en tercera persona. Lo podemos calificar como narrador descriptivo, ya que todo el artículo consiste en una descripción ejemplar sobre los calaveras. No se le puede considerar ni observador ni omnisciente, como ya hemos dicho anteriormente.
Como tiempos verbales, utiliza en todo el artículo el presente. Rara vez recurre a la utilización de tiempos pasados o imperfectos.
-
Personajes:
Los personajes de este artículo son los distintos tipos de calaveras. Aunque Larra no es un personaje se le puede describir como narrador descriptivo.
El calavera temerón puede ser paisano o militar. Se diferencian uno de otro en que el segundo lleva uniforme. El paisano necesita hacer muchos esfuerzos para darse a conocer. Les gusta presumir delante de sus amigos de sus malas intenciones que llevan a cabo con otras personas ajenas. Son personas que necesitan espectadores para todas las escenas; únicamente encuentran placer cuando se pueden comunicar. Este tipo de calavera crea a su alrededor una serie de aprendices.
El calavera langosta surge como evolución del anterior. Sus hazañas son más serias y su sola presencia difunde el terror entre la multitud. Su principal objetivo son los bailes donde disfruta fastidiando a los demás.
El calavera plaga es uno de los más venenosos, es decir, es el típico calavera matón.
El calavera tramposo o trapalón es el más parásito de todos los tipos. Es muy pícaro y vive a costa de la ignorancia de todo el mundo. Estos son los calaveras más impuros, pues desacreditan el verdadero oficio.
El calavera cura es detestable, porque el cura liberal y despreocupado debe ser el más timorato de Dios, y el mejor morigerado.
El viejo calavera es un decrépito que persigue a las bellas. Es un viejo sin orden, sin casa y sin método. Es el calavera más puro de todos.
La mujer calavera es la típica mujer con poca aprensión. Con su comportamiento, cesa de ser mujer para ser hombre, el único hermafrodita de la naturaleza. Puede ser desgraciada, pero no le es lícito ser calavera.
El pseudo calavera parte del temerón. No tiene gracia, ingenio, viveza y valor verdadero. Se esfuerza por ser calavera sin llegar a serlo. Se le puede llamar también calavera mosca porque es de género bastardo, pesado y enfadoso.
El calavera de buen tono es el tipo de la civilización, el emblema del siglo XIX. Pertenece a la alta aristocracia de la sociedad de la época, recibiendo de ella una educación ejemplar. Va al contrario de la costumbre que se debe seguir, porque se siente distinto a los demás, tanto personas normales como los otros calaveras.
-
Espacio y tiempo:
En este artículo no aparece ningún espacio, porque no son necesarios para describir a un grupo de personas concreto de la sociedad.
El tiempo extratextual se puede situar perfectamente en el siglo XIX, ya que Larra describe cómo eran algunas personas de su sociedad.
La duración del artículo no se puede determinar y establecer con claridad, pues no existen referencias temporales que nos lo demuestren, ya que se trata de un artículo descriptivo.
-
Justificación del tipo de artículo:
Se puede calificar como costumbrista este artículo, ya que Larra alude, con estas descripciones, a algunas personas de su sociedad que presentaban estas características. Pero de todos modos, no los critica duramente, sino que su artículo se limita a una descripción. Por ello, no tiene un carácter crítico tan fuerte como sucedía en casos anteriores, sino que es más bien burlesco y sarcástico.
2.25. MODOS DE VIVIR QUE NO DAN DE VIVIR
-
Extensión:
12 páginas.
-
Tema:
El tema de este artículo es la crítica de Larra hacia aquellas personas que reifican y cosifican a otras de bajo oficio, que no tienen más remedio que asumir este trabajo para poder subsistir.
-
Argumento:
El artículo comienza con unas reflexiones del propio Larra acerca de la distinción entre oficios rentables y poco rentables.
Después ilustra sus meditaciones con las siguientes historias:
En la primera narración, cuenta como una mujer trapera pasó de uno de los más paupérrimos oficios a actriz teatral por medio de una amiga que conoció. Este cambio le benefició en un principio, pero después la despidieron por perder su prestigio.
En la segunda historia, Larra cuenta como un zapatero viejo no tenía clientes en su oficio, y el vecindario lo veía como un cuatrero. Éste se fue ganando la confianza de los vecinos, y éstos veían que espiaba muy bien a la gente. Entonces, algunos de los vecinos le propusieron, a cambio de dinero, que espiara a los vecinos con los que no tenían buena relación. Gracias a este oficio, pudo subsistir el viejo zapatero con su familia.
Larra concluye este artículo indignado por el trato que su sociedad ofrece a los más pobres.
-
Tipo de narrador:
El narrador de este artículo es el propio Larra, y además es externo porque no interviene en la historia que él mismo narra. Por ello, se ve obligado a utilizar la tercera persona en la mayor parte del artículo, aunque recurre a la primera persona cuando se trata de dar opinión acerca del tema del artículo. En este artículo es omnisciente, ya que sabe con toda certeza cuál es la sucesión de los hechos, y las características de los mismos.
Como tiempos verbales, cabe destacar que se basa principalmente en los tiempos pasados, porque es una historia retrospectiva.
-
Personajes:
Aunque Larra no es un personaje en este artículo, desde su visión subjetiva denota una denuncia hacia el trato de su sociedad con los más pobres.
Los otros personajes son: la mujer trapera, el viejo zapatero y la sociedad.
La mujer trapera es una de las más pobres dentro de su bajo linaje. Su medio de subsistencia se basa en la recogida de trapos sucios que encuentra por las noches en las calles. Su vida cambia radicalmente cuando su amiga le ofrece un puesto de actriz en una obra teatral. Después, cuando es despedida de su buen oficio, vuelve a desdichado y pobre trabajo.
El viejo zapatero presenta unas características similares a las de la mujer trapera. Pasa de su oficio pobre, del que no podía mantener a su familia, a un trabajo poco digno pero económico. Posiblemente no le gustara este nuevo oficio, pero era la única esperanza que tenía para poder sobrevivir.
La sociedad se presenta en este artículo de una forma muy vulgar. Trata a los dos personajes como simples cosas, y los utiliza como medios, no como fines. En definitiva, se aprovechan de unas personas para conseguir sus bienes superfluos.
-
Espacio y tiempo:
En este artículo aparecen algunos espacios cono poco interés en el análisis del artículo. Entre ellos podemos nombrar la calle donde recogía los trapos la mujer, la sala de teatro, la casa del viejo zapatero, las zonas que él mismo espiaba...
El tiempo extratextual se sitúa en el siglo XIX, donde, según Larra, algunas personas de su sociedad cosificaban a los más pobres con el fin de conseguir sus ridículos bienes.
La duración del artículo la podemos determinar en unos meses o incluso años, ya que se supone que las historias de la mujer y del viejo durarían bastante tiempo.
-
Justificación del tipo de artículo:
Este artículo es el típico costumbrista en la época de Larra, ya que nuestro autor critica la actitud de gran parte de su sociedad cuando ofrecía este trato tan inmoral a los más pobres de la sociedad. Contiene un carácter muy denunciante porque no llega a entender el comportamiento entre el grupo humano.
2.26. EL TROVADOR
-
Extensión:
7 páginas.
-
Tema:
El tema de este artículo es la valoración positiva que hace Larra sobre la obra “El Trovador” de Antonio García Gutiérrez.
-
Argumento:
Larra introduce el tema que va a tratar con el deseo del público español en encontrar una obra de gran calidad.
Durante todo el artículo, Larra valora la obra “El trovador” de García Gutiérrez, un escritor joven, desde su punto de vista literario. Está contento con la obra, ya que hay que tener en cuenta que es la primera de su autor, aunque no puede evitar valorar los defectos que ésta presenta, que son bien pocos. Larra valora el argumento, los temas, la estructura y la repartición de los personajes.
-
Tipo de narrador:
En este artículo, el narrador es Larra. Es externo porque no participa en los hechos, sino que se presenta como un narrador que describe y critica una gran obra de su época. Como es externo, habla en tercera persona en gran parte del artículo, aunque también es frecuente apreciar la primera persona, ya que valora una pieza teatral desde su punto de vista, bastante subjetivo.
Por consiguiente, utiliza principalmente el tiempo presente en la narración, ya que es difícil expresar una opinión desde un tiempo pasado.
-
Personajes:
Larra no puede ser considerado como personaje, por ser un narrador externo. En este artículo no aparecen más personajes, porque el narrador se limita a valorar una obra. Podemos considerar como personajes a los que aparecen en “El trovador”, aunque no sería correcto hacerlo, ya que no son personajes del artículo que estamos analizando. Por nombrarlos, podemos decir que son Manrique, Leonor, la gitana, don Nuño...
-
Espacio y tiempo:
Con el espacio ocurre lo mismo que con los personajes. No hay un espacio claro en el artículo en análisis, pero si que hay espacios en la obra que valora Larra, pero tampoco son nombrados, por lo que no nos detendremos en su correspondiente análisis.
El tiempo extratextual lo podemos situar en el siglo XIX, ya que existen claras referencias temporales acerca del contexto (la época de escritura de la obra “El trovador”, la de la época del presente artículo...) que nos facilitan la situación clara del tiempo.
La duración del mismo es difícil establecer por las razones que hemos nombrado anteriormente. En el artículo no podemos determinar la duración, porque no poseemos factores temporales que nos ofrezcan la duración de la descripción de Larra. Si consideramos la obra que Larra está analizando, podemos hablar de la duración de la misma, que puede ser entre unos meses y unos años. Pero tampoco disponemos de información necesaria para determinar con claridad esta duración.
-
Justificación del tipo de artículo:
El artículo que estamos analizando rompe con la tendencia costumbrista de los anteriores, siendo éste claramente dramático, ya que en él, Larra valora uno de los aspectos del teatro de su época, como era una obra teatral bastante famosa y con gran éxito. Por fin, Larra agradece la actitud del autor (por escribir una gran obra) y la del público (por valorar positivamente la representación de dicha obra).
2.27. LOS BARATEROS O EL DESAFÍO Y LA PENA DE MUERTE
-
Extensión:
7 páginas.
-
Tema:
El tema de este artículo es la crítica de Larra hacia la sociedad que impone unas leyes que violan los principios éticos y morales, como era la pena de muerte a los barateros de su época.
-
Argumento:
Larra comienza el artículo con unas reflexiones acerca de las leyes injustas que propone la sociedad, que castiga sin juzgar previamente.
Para reforzar sus pensamientos, Larra ilustra al lector con el siguiente ejemplo que fue testigo de presenciar:
Una gran multitud de barateros estaban reunidos en un calabozo. Uno de ellos, no podía evitar todo lo que le sucedía en la cárcel y se enfrenta hacia la sociedad. La sociedad no aprecia al baratero, y ambos discuten en una profunda meditación filosófica. La sociedad argumenta que el baratero ha infligido la ley, y por tanto, debe morir. Por contraposición, el baratero afirma que ha sido maltratado e ignora si la vida que posee es realmente suya.
Estas discusiones llevan finalmente a la muerte del baratero, el cual era consciente de que iba a ser castigado con la pena de muerte.
Larra cierra el artículo criticando esta actitud de su sociedad.
-
Tipo de narrador:
Larra es el narrador de este artículo. Es externo, porque no interviene en los hechos que el mismo narra, y argumenta desde una visión bastante subjetiva y connotativa. También lo podemos considerar como omnisciente, en el sentido de que sabe todo lo acontecido en el artículo.
Como tiempos verbales, suele utilizar el presente ya que se trata de un artículo que en cierto modo es descriptivo. A pesar de ello, los tiempos relacionados con el pasado no dejan de perdurar en el artículo.
-
Personajes:
Como personajes consideraremos a la sociedad y al baratero. Larra no es personaje, pero por su carácter ideológico que aporta en el artículo, lo podemos describir como denunciante hacia una sociedad que determina unas leyes muy poco morales.
El baratero comparte la función de protagonista con el personaje genérico de la sociedad. Es un personaje que ha matado a un hombre, por lo que es el primero en violar un principio ético. Reconoce su culpabilidad, pero cree que la sociedad está muy encima de los presos y no les deja vivir su poca libertad a la que los han limitado. Por ello, el baratero muestra su descontento con la actitud de la sociedad. Podemos llegar a pensar que el baratero no tenía mucho derecho a hablar porque si él critica a la sociedad, tiene que buscar las razones por las cuales lo critican a él mismo, pero el baratero no lo hace, sino que quiere recuperar la vida que le ha sido robada.
La sociedad, como grupo colectivo, se presenta de una forma muy vengativa. Este grupo es capaz de actuar en la vida social de las personas, porque es ella misma quien exige estas leyes que castigan a los pecadores. La sociedad puede pensar que el baratero ha cometido un acto poco ético, y sería correcto que lo hiciera. Pero no por este motivo, tiene que estar dispuesta a remediar esta inmoralidad con otra más, que sería en dar castigo mortal al preso. Por tanto, la sociedad busca la manera de castigar a quien robó la vida de otra persona. Podemos apreciar que la sociedad castiga arbitrariamente sin juzgar previamente a los presos, y éste es el aspecto que más critica Larra. Todo el planteamiento que hace la sociedad es correcto, excepto su acto final, porque de este modo, se pone a la misma altura que el baratero, cosa que no nos lleva a ninguna parte.
-
Espacio y tiempo:
Los espacios más representativos de este artículo son la cárcel que habitan los barateros, el lugar de la conversación entre el preso y la sociedad y, por último, el lugar de la ejecución del primero. Éste último espacio no se refleja en el artículo como tal, sino que Larra lo menciona como conclusión final. Todos estos espacios presentan unas connotaciones bastantes negativas y pesimistas, debido a las características de las acciones narradas que tienen lugar en los mismos.
El tiempo extratextual se sitúa perfectamente en el siglo XIX, por las leyes políticas y sociales vigentes en esa época, las cuales Larra critica y denuncia fuertemente.
Es difícil determinar una duración clara sobre la historia del artículo, ya que pasa un tiempo indefinido desde la conversación entre el baratero y la sociedad hasta le ejecución del mismo.
-
Justificación del tipo de artículo:
Este artículo presenta una combinación entre costumbrista y político. Se puede considerar costumbrista porque Larra critica la actitud de la sociedad en este aspecto que, por tanto, es una costumbre.
Es político en el sentido de la descripción, crítica y denuncia que hace Larra sobre una ley inmoral y poco ética de su época.
También cabe mencionar que este artículo sigue la vertiente costumbrista y política de otro anterior como fue “El reo de muerte”. Así podemos apreciar que Larra critica fuertemente este aspecto, al cual dedica las páginas de dos artículos.
2.28. ANTONY. ARTÍCULO PRIMERO
-
Extensión:
6 páginas.
-
Tema:
El tema de este artículo es la crítica de Larra hacia la literatura francesa, basándose en la obra de Alejandro Dumas llamada “Antony”, por el desengaño final que presentan estas obras.
-
Argumento:
El artículo entero es una profunda meditación filosófica e ideológica de Larra, que trata el tema de la literatura francesa, basándose en unos aspectos. Sus reflexiones comienzan acerca de la situación caótica de la sociedad, y le sigue con la crítica hacia la literatura francesa a la que califica como “enseñarle a un hombre un cadáver para vivir”. El resto del argumento remite a la misma idea una y otra vez.
-
Tipo de narrador:
Larra es el narrador de este artículo, y es el único que aparece. No se le puede considerar como narrador externo ni interno, porque no hay una narración clara sobre unos hechos determinados, sino que es más bien un texto argumentativo. Predomina el uso de la primera persona en todo momento, por ser una narración subjetiva. Cabe destacar que utiliza principalmente el presente como tiempo verbal en la reseña, con la escasa utilización de tiempos pasados.
-
Personajes:
El único personaje que podemos considerar como tal, aunque realmente no lo sea, es el propio Larra. Lo consideraremos así por su importancia a la hora de criticar la obra “Antony”.
Aquí Larra se muestra de una forma muy crítica, la cual va acompañada en muchos momentos de una gran dosis de ironía, como también observaremos en el artículo siguiente que concluye esta crítica. Larra es muy contundente en este artículo y consolida su opinión con la frase tan rotunda que hemos citado anteriormente, con la cual el narrador muestra su descontento con la tan caducada literatura francesa.
Por último, para introducir el tema del artículo siguiente, califica a la obra “Antony” como “un grito de desesperación, que culmina con el caos y la nada al fin del viaje”. Con esto quiere decir que se trata de una literatura muy superficial que no cumple con los propósitos románticos de la época.
-
Espacio y tiempo:
En este artículo no existe un espacio claro y determinado, ya que no es importante en un tipo de texto argumentativo. Por ello, no podemos determinarlo claramente, además no existen marcas espaciales que nos aporten información sobre estos espacios “inexistentes”.
El tiempo extratextual lo situamos en el siglo XIX. Para ello nos basamos en la época de Larra, y en la que fue escrita la obra “Antony”, y cuyo autor pertenecía a la misma época que la de Larra.
En cuanto a la duración del artículo, sucede lo mismo que con los espacios, es decir, no existen marcas temporales que nos pongan de manifiesto la duración del artículo. En cualquier caso, no es muy importante, ya que no aporta una información necesaria para su correcto análisis.
-
Justificación del tipo de artículo:
Este artículo ya no es costumbrista, como venía siendo en artículos anteriores, sino que presenta un carácter dramático y literario, puesto que en él, Larra valora la literatura francesa en general y una obra dramática de su época.
2.29. ANTONY. ARTÍCULO SEGUNDO
-
Extensión:
10 páginas.
-
Tema:
El tema, al igual que en el artículo anterior, es la crítica detallada que hace Larra hacia la obra dramática francesa “Antony” de Alejandro Dumas.
-
Argumento:
El argumento se relaciona directamente con el tema expuesto en este artículo. El artículo no es más que una crítica de la obra, remitiendo a ciertos aspectos como son: la posición de la mujer Adela en la escala social y su matrimonio, la imaginaria perfección que le atribuye Dumas a Antony, la reacción innoble del marido de Adela cuando se entera de la relación con Antony, las preocupaciones sociales de los personajes...
El artículo concluye con la afirmación de Larra de que esta obra ha sido rechazada por los clásicos y románticos por su sentido contradictorio, paradójico y antitético. Por ello, Larra la prohibe y no la considera como una obra de calidad.
-
Tipo de narrador:
Larra es el narrador de este artículo en todo momento y no aparece ninguno más. No se le puede considerar como narrador externo ni interno, porque no hay uno hechos muy claros por tratarse de un texto argumentativo. Predomina el uso de la primera persona sobre la tercera en casi todo momento. Cabe destacar que utiliza principalmente el presente como tiempo verbal en su crítica argumentativa, aunque también se alterna algún tiempo en pasado.
-
Personajes:
Con los personajes ocurre lo mismo que en el artículo anterior. Tampoco podemos considerar a Antony y Adela como personajes, pero su caracterización vendrá determinada por la opinión que tiene Larra de ellos y su papel en el conjunto de la obra.
Larra se presenta de la misma forma que en el artículo anterior. El lector ya conoce su opinión sobre la literatura francesa y sobre el vacío final que halla en “Antony”.
Larra muestra las connotaciones sociales de la obra, basándose en ciertos aspectos como son las características de Antony que no encajan con el concepto literario romántico, así como la actitud de Adela y su marido engañado.
-
Espacio y tiempo:
En este artículo no existen espacios que se puedan determinar con claridad, ya que no suelen aparecer por su poca relevancia en textos como son los argumentativos. Además no existen marcas espaciales que nos aporten información sobre estos espacios que no podemos apreciar con claridad.
El tiempo extratextual lo situamos en el siglo XIX. Es fácil esta localización si nos basamos en la época de Larra, y en la que fue escrita la obra “Antony”, y cuyo autor pertenecía a la misma época que la de Larra.
En cuanto a la duración del artículo nos encontramos con el mismo problema que en los espacios; no se puede determinar claramente porque el narrador no aporta marcas temporales, pues no son necesarias en su interpretación y valoración, que es realmente lo que nos interesa como objetivo básico.
-
Justificación del tipo de artículo:
Este artículo como el anterior (hay que tener en cuenta que es la continuación), es dramático y literario, puesto que en él, Larra valora muy afectiva y subjetivamente la obra “Antony” desde su perspectiva ideológica y literaria como escritor romántico. Por ello, la critica duramente por una serie de aspectos que ya hemos nombrado anteriormente, y que hacen que manifieste su desengaño con esta obra de Alejandro Dumas.
2.30. EL DÍA DE DIFUNTOS DE 1836
-
Extensión:
8 páginas.
-
Tema:
El tema de este artículo es la crítica de Larra hacia la sociedad, por su comportamiento durante los entierros, cuando todo el mundo acude a las procesiones y a los cementerios.
-
Argumento:
Este artículo mucho más pesimista que el resto, es como el testamento de Larra, como su última voluntad en la que muestra ya su total desesperación ante la imposibilidad de cambiar el mundo.
Cuenta como el día de los difuntos de 1836, cuando todo el mundo sale a los cementerios a rendir tributo a los familiares muertos él decide quedarse en la ciudad y se va dando cuenta que la propia ciudad es una tumba, en la que yacen todos los valores que siempre ha defendido, y que ninguno va a poder resucitar.
Larra se muestra muy desesperado, pues se da cuenta que todo por lo que ha estado luchando toda su vida, todo lo que ha escrito, no ha servido para nada, y que la voluntad de una sola persona no puede cambiar lo malo. Y ya que nadie parece ayudarle cae en una profunda depresión. Poco después Mariano José de Larra, o Fígaro, se suicidaría por todas las causas que explica en este artículo y en el siguiente “La Nochebuena de 1836”.
-
Tipo de narrador:
Larra es el narrador de este artículo, como en todos los que ya hemos analizado. Es interno porque interviene en los hechos que él mismo narra, por lo que se puede calificar como protagonista. Por ello, narra en casi todo momento en primera persona, utilizando un tono muy subjetivo. Además, es omnisciente, pues conoce todos los hechos acontecidos, el espacio, el tiempo, los sentimientos de los personajes...
Como tiempos verbales predomina el presente sobre los pasados, aunque estos últimos también juegan un importante papel en la narración temporal.
-
Personajes:
En este artículo aparecen dos personajes que merecen ser descritos: el propio Larra y la sociedad a la que tanto critica.
Larra se muestra muy pesimista en uno de sus último artículos. Su corazón está tan triste que parece otro cementerio en el que los difuntos buscan su tumba en la que se encuentra la paz. Larra piensa que en ese día se debería celebrar una fiesta para alegrar la situación porque piensa que los difuntos así lo querrían. Se puede apreciar como critica las lápidas; tras un rato de pasear por el cementerio imagina tumbas en los sitios más representativos de Madrid como Correos, La bolsa, La puerta del sol, los teatros, y así multitud de lápidas en las que yacen multitud de personajes de nuestra historia.
Cuando Larra salía ya del cementerio echa una última mirada al ambiente lúgubre y comienza a chillar contra la melancolía, la tristeza, el dolor y lo hace para intentar huir de este tenebrismo y refugiarse en su corazón, otro cementerio donde descansa la esperanza.
La sociedad, descrita por Larra, se comporta de una forma poco afín a sus ideales. Se muestra como un grupo homogéneo de personas que en el día de los difuntos se dirige de forma muy triste a visitar a sus congéneres fallecidos. Larra prefiere a este grupo con un tono más alegre porque piensa que los difuntos preferirían esta actitud de sus familiares.
-
Espacio y tiempo:
En este artículo existen una serie de espacios relacionados directamente con los elementos del día de los difuntos: las calles de Madrid por donde pasea la sociedad para visitar a sus difuntos y el mismo cementerio. Son espacios, descritos por Larra, con un carácter muy pesimista y negativo, ya que tienen unas connotaciones de este tipo que se le pueden asociar perfectamente.
El tiempo extratextual está claramente situado en el siglo XIX, más concretamente en el año 1836. El mismo título del artículo determina el tiempo exterior al artículo. Pero para determinar este tiempo no es necesario recurrir al título, porque existen unas críticas de Larra en el artículo que ponen de manifiesto la época donde tiene lugar la narración del artículo.
La duración del mismo podía quedar determinada en un espacio temporal de un día, es decir, el día de los difuntos, que comenzaría por la mañana hasta la noche, cuando las personas se dirigen a sus casas.
-
Justificación del tipo de artículo:
El artículo en cuestión es indudablemente de tipo costumbrista, ya que Larra, como de costumbre, crítica un hábito de la sociedad española de su época. En este caso critica la actitud de la sociedad en el día de los difuntos, porque presenta una tristeza en su rostro.
Es importante mencionar que este artículo es de los que más carácter pesimista y filosófico tiene, porque en él, Larra se da cuenta de que ha perdido la partida de su vida con la sociedad, a la que tanto ha querido modificar su conducta, pero no lo ha logrado. Por ello, poco después, con la publicación de un par de artículos, puso fin a una vida en la que no hizo otra cosa más que desear el bien a una sociedad a la que tanto criticaba.
2.31. LA NOCHEBUENA DE 1836
-
Extensión:
10 páginas.
-
Tema:
El tema de este artículo es la profunda reflexión en la que se encuentra Larra cuando su criado le cuenta todo lo que piensa de él.
-
Argumento:
El artículo comienza con unas palabras de Larra acerca de la mala suerte que le traen los días 24 de cada mes. Para dar más énfasis a la situación se basa en lo que le aconteció el 24 de diciembre de 1836. Aquí narra la situación que se planteó entre su criado y él mismo.
Larra se había ido al teatro esa tarde y cuando volvió a su casa, encontró a su criado bastante ebrio, el cual le dijo todo lo que pensaba sobre él directamente a la cara.
Larra muy deprimido termina el artículo calificando a este día como uno más de los 24 de cada mes.
-
Tipo de narrador:
El narrador de este artículo es, todo momento, el propio Larra. Es un narrador interno porque participa en los hechos narrados, y recibe la calificación de personaje secundario. Por ello, utiliza la primera persona en toda la narración del artículo. Es un narrador omnisciente porque sabe con toda exactitud todo lo que ocurre en su narración, desde los aspectos más generales hasta los más específicos y concretos.
Cuando Larra se dispone como narrador lo hace principalmente en pasado, porque es una composición retrospectiva que sucedió en un tiempo pasado. En raras ocasiones ha recurrido al presente como tiempo verbal.
-
Personajes:
En este artículo únicamente aparecen dos personajes: el mismo Larra y el criado.
Larra, aunque sea personaje secundario, es un tipo de gran importancia. Se muestra de manera muy supersticiosa porque afirma que todos los días 24 de cada mes le acontece algún suceso poco agradable. Aquí ya no podemos observar el carácter crítico de Larra, porque como ya mencionábamos en el artículo anterior, el autor se siente agotado, deprimido y decepcionado con su sociedad, por no haber modificado ciertos aspectos de su conducta que contribuían a la mala imagen del país. Podemos apreciar la contradicción de Larra si comparamos su actitud crítica en otros artículos con su actitud autocrítica en este artículo.
El criado borracho es un personaje que utiliza Larra como móvil para manifestar su decepción con el país. Este personaje se presenta, cuando está sobrio, como un joven que se dedica a servir a su amo de una forma leal y apoyándolo en todas sus acciones. Esta actitud tan moderada cambia la noche del 24 cuando se emborracha de vino. Entonces, el joven ebrio empieza a manifestar sus argumentos sobre Larra. Dice sobre él que es un infeliz que nunca ha podido lograr la felicidad porque se preocupa mucho por una nación sin futuro próximo, adula a sus lectores para ser adulado, y en fin, es un desgraciado que sólo ha conseguido amargarse por una sociedad sin remedio y con pocos deseos de prosperación. Se puede apreciar como el borracho critica todo el ideario de Larra, ya que muestra su disconformidad con la actitud del escritor deprimido.
-
Espacio y tiempo:
El espacio más importante, sobre el cual se desarrolla la acción es la casa de Larra, donde tiene lugar la “conversación” entre el escritor y su criado ebrio. Es un espacio con bastantes connotaciones, ya que se le puede atribuir un carácter desolador.
El tiempo extratextual lo situamos en el siglo XIX. Existe la referencia temporal en el título del artículo, como sucedía en el anterior. A lo largo de la narración del artículo también aparecen otras referencias temporales que identifican el artículo con el siglo XIX.
La duración del mismo quedaría determinada en un tiempo de un día, que abarcaría todo el día 24 de diciembre de 1836.
-
Justificación del tipo de artículo:
Este artículo no lo podemos considerar ni costumbrista, ni dramático, ni político, porque en toda la narración no existe ninguna referencia que nos manifieste la relación con alguno de estos tipos.
No es costumbrista porque Larra ya no critica a la sociedad, sino que se crítica a sí mismo. En este sentido sería el artículo costumbrista, pero a la inversa.
No se puede considerar político porque no remite a ninguna de las leyes de la época con la estuviera desacuerdo.
Tampoco es dramático porque no se plantea la valoración de ninguna obra.
Por tanto, es difícil clasificar el presente artículo como uno de estos tres tipos.
2.32. NECROLOGÍA. EXEQUIAS DEL CONDE DE CAMPO-ALANGE
-
Extensión:
6 páginas.
-
Tema:
El tema de este artículo es la apología del conde de Campo-Alange por parte de Larra.
-
Argumento:
El argumento se puede relacionar directamente con el tema. El artículo es una profunda reflexión de Larra acerca de la vida desoladora en nuestro país, y la defensa del honor y la generosidad del conde de Campo-Alange. Larra concluye agradeciendo a la fortuna la muerte del conde, porque si no hubiera muerto seguiría viviendo en un panorama caótico y degradante.
-
Tipo de narrador:
El artículo, en su totalidad, es una narración. Su narrador es Larra, y es externo porque no participa en los hechos, sino que se plantea como un mero defensor de unos ideales. Para ello, utiliza la técnica narrativa. Tampoco se le puede considerar omnisciente, ya que no hablamos de una acción en concreto. En todo caso, podríamos calificarlo con el grado de observador.
Teniendo en cuenta que es un narrador externo, utiliza la tercera persona en la narración.
Como tiempos verbales, se alternan los presentes y los pasados. Predominan los segundos porque en la mayor parte del artículo describe cómo era el conde de Campo-Alange, por lo que se ve obligado a utilizar un tiempo pasado.
-
Personajes:
Si analizamos el artículo desde una perspectiva donde hay acciones no encontraríamos ningún personaje, pero si lo analizamos como una narración, podríamos considerar como personajes al conde de Campo-Alange y a Larra (éste último no sería exactamente un personaje, sino un observador de la narración).
Larra se muestra de una forma muy pesimista en este artículo (hay que tener en cuenta que cuando lo escribió estaba en un estado de depresión crónica, que le llevó poco más tarde a su suicidio). Ya no critica de forma dura a la sociedad, porque ya está completamente agotado, sino que afirma que Campo-Alange debió morir para no vivir en una sociedad subdesarrollante.
Se puede apreciar la defensa que hace Larra sobre el honor, la generosidad y la libertad del conde.
El conde de Campo-Alange es un personaje cuyas características vienen determinadas por la opinión de Larra. Lo describe como un hombre noble, leal, generoso, honrado, con honor, libre... Por ello, Larra considera oportuna su apología, ya que pretende demostrar cuál debería ser el personaje tipo de una sociedad con prosperidad.
-
Espacio y tiempo:
En este artículo, no existe ninguna referencia espacial que nos indique el lugar de desarrollo de la acción. También hay que tener en cuenta que en un artículo de estas características no es necesario recurrir al nombramiento de espacios.
El tiempo extratextual queda perfectamente situado en el siglo XIX, ya que el contexto situacional del artículo lo pone de manifiesto.
La duración del artículo es difícil determinarla, porque no existen marcas de tiempo que delimiten una duración aproximada del artículo. Tampoco sería lógico intentar encontrar la duración a una narración en la que se plantea una situación de este tipo.
-
Justificación del tipo de artículo:
En cuanto a la tipología del artículo, ocurre lo mismo que en el anterior. El artículo no se puede considerar costumbrista, dramático o político; más bien es una narración de auténtico preludio del fin de Larra. El autor ya no se plantea los artículos costumbristas, porque cree que ya no sirve de nada criticar a una sociedad sin remedio.
ANÁLISIS DE “EL CASARSE PRONTO Y MAL”
El artículo de costumbres:
Mesonero Romanos, Estébanez Calderón y todos aquéllos que se dedicaron al análisis de costumbres españolas, entienden éste como una descripción pintoresca de tipos o acciones populares. Su única finalidad consiste en retratar, por planos, lo más divertido, característico o peculiar de la sociedad o de los personajes que la componen. Son meros pintores, testigos objetivos, de escenas seleccionadas previamente por su pintorequismo de entre las que ofrece la sociedad española.
Larra se aleja totalmente de esa sumisión al tipismo y convierte el artículo en una plataforma desde donde difundir sus ideales reformistas. A Larra no le interesa el cuadro de costumbres como simple descripción de las mismas, sino como método de análisis, de disección, de profundización en los vicios que impiden el progreso social. Larra considera la sociedad como un problema y no como un modelo que reflejar en sus escritos. La profundización en la crítica eleva sus artículos a una categoría distinta y superior a la de los que se habían hecho hasta entonces.
Observa críticamente la realidad y el comportamiento humano para descubrir y denunciar los vicios con una finalidad didáctica. El cuadro de costumbres para él no es un fin en sí mismo, sino un medio de reforma. Estas afirmaciones se observan en el artículo que nos ocupa.
Contexto histórico y social del artículo:
La vida de Larra abarca un período de transición crucial en la historia de España. Él mismo identificó esta transición como el paso de una España tradicional hacia la formación de una sociedad moderna, basada en instituciones liberales y progreso económico, meta con la cual se comprometió tanto en su vida como en su obra. Su obra se formó a partir de los acontecimientos que se fueron produciendo a lo largo de este proceso. La vida y obra de Larra sólo puede hallarse en el contexto del proceso revolucionario liberal español.
La organización económica, social y política tradicional española experimentaba un intenso proceso de transformación en una sociedad moderna. A lo largo de la década de los treinta, existía una coincidencia general de opinión en cuanto a la necesidad de realizar cierto tipo de cambios, pero la tarea de diseñar un sistema político nacional y una política gubernamental que pudiera satisfacer a los grupos divergentes revestía una abrumadora dificultad. Este tránsito político desde el Antiguo Régimen al moderno constitucionalismo implicaba en la sociedad española la sustitución de unos valores tradicionales, ya caducos, por los ideales de progreso y libertad.
Las nuevas fuerzas socio-económicas luchaban por participar en el poder político. En cuanto a la base de la ideología revolucionaria, los liberales españoles no tenían otra alternativa que adoptar la desarrollada por la burguesía más madura de otras naciones. Tal como lo señaló Larra, estos fundamentos resultaban ajenos e inaceptables para la gran mayoría de los españoles y, en diversos aspectos eran inapropiados para la realidad española, de modo que llevaban a la confusión y al desaliento.
La debilidad económica y militar hizo que la nueva burguesía fuese débil a las guerras de fines del siglo XVIII y a la presión que ejercían en el mercado los países más competitivos. En consecuencia, a principios del siglo XIX, los elementos de aquello que podría haberse convertido en una burguesía propiamente dicha eran aún demasiado débiles numérica y económicamente.
Nuestro autor fue testigo del primer impulso de la revolución burguesa liberal y se sintió comprometido. Esta burguesía luchaba por llevar a cabo sus objetivos, pero chocaba con una economía atrasada, sin una base social adecuada. Para comprender la relación entre la producción de Larra y la revolución social de su época, se deben tener en cuenta estas anomalías de la situación española. Como escritor y ciudadano se sentía comprometido en construir una nueva sociedad.
El pobrecito hablador, periódico en el que se publica este artículo, es el vehículo que inventa como portavoz para sus observaciones. A través de sus comentarios sobre fenómenos puramente sociales, en este caso la descripción de las tensiones e incomprensiones mutuas de una pareja inmadura y sin dinero, comunica una visión del atraso y la ignorancia de la sociedad española.
Localización de “El casarse pronto y mal” en la trayectoria literaria del autor:
Este artículo se publicó por primera vez en El Pobrecito Hablador el día 30 de noviembre de 1832. Con este periódico, en este año, regresa Larra al periodismo desde que, en 1928, fuera único redactor de El Duende satírico del día, donde su estilo resultaba algo ampuloso, pero se vislumbraba ya el genio del escritor.
En El Pobrecito Hablador, del que se editaron quince números entre agosto de 1832 y marzo 1833 y del que también Larra era el único colaborador, se publicaron algunos de sus mejores artículos. “Empeños y desempeños”, “El castellano viejo”, “Vuelva usted mañana” y el artículo que nos ocupa. El tema central del periódico es la necesidad de educación y de libre expresión. Late en esta época en Larra un espíritu ilustrado, la base de su pensamiento es la propia del siglo XVIII. “La seguridad en el poder de la razón para revelar la verdad y la confianza en la racionalidad última de la voluntad popular, sugeridas por esta declaración, son pruebas indudables de la herencia que la Ilustración deja a Larra” Ve necesaria la ruptura de las viejas estructuras y establecerá pautas de progreso.
Según la trayectoria marcada por José Luis Varela, ya expuesta anteriormente, este artículo se encuentra en la primera etapa. Es la época de la crítica social, sin entrar aún de lleno en temas políticos, como hará más tarde. En este momento Larra, en una declaración de principios, advierte que su propósito es el de reformar la sociedad y las instituciones que la forman a través de los hombres, ya que son éstos los auténticos motores de esa sociedad. Así, Larra arremete sistemáticamente contra todo lo que le parece censurable, como las costumbres en general, las tradiciones y los prejuicios que deben ser desechados para forjar hombres nuevos que formen una sociedad nueva. Así, la crítica a la educación que se le da a los jóvenes en España sirve para aplicar estas ideas renovadoras. Hay que destacar ya en esta época la postura antiabsolutista de Larra y la crítica a la censura, así como el humorismo, la sátira y la ironía. Tras algunos problemas con la censura y, a pesar de que no trata directamente el tema político, Larra, temeroso de que el Pobrecito Hablador acabe como El Duende, entra a colaborar en Revista Española, publicando artículos de crítica dramática y costumbres.
Breve resumen argumental del artículo:
Una hermana ficticia de Larra, de educación tradicional basada en la extrema religiosidad, emigra a Francia al casarse. Allí, adaptándose a la cultura francesa, educa a su hijo con toda libertad y despreocupación.
Al regresar a España ella se alarma del atraso de España. Su hijo empieza a hacer vida social y conoce a una joven, ambos creen estar enamorados y comienzan a verse. Ambas familias intentan cortar la relación, pues cada una desconfía de la posición social y económica de la otra.
A pesar de no tener Augusto empleo y de los argumentos en contra que dan las familias, la pareja desea casarse. Lo hacen, finalmente, riñendo con las familias y gracias a un dinero que les ha prestado un buen amigo.
Tienen hijos y la felicidad dura lo que duró el dinero del amigo. Pronto empieza el desenamoramiento, las virtudes de cada uno se transforman en defectos. Al acabarse el dinero se acaba también el amor y Elena empieza a fijarse en el amigo que les prestó dinero.
Una noche Augusto descubre que ha desaparecido su mujer y sus ropas. Con la ayuda de la policía descubre que ha huido a Cádiz con su amigo y va, furioso y vengativo, a buscarlos. El amigo recibe dos tiros y ella se arroja por la ventana ante la desesperación. Augusto también se dispara, no sin antes escribirle una carta a su madre rogando perdón por sus errores y pidiéndole que eduque a sus hijos mediante la instrucción. La hermana muestra la carta a Larra en una sufrida agonía.
Estructura y temas:
La estructuración de este artículo es común a la mayoría. Lo dividimos en tres partes: un prólogo, el desarrollo del artículo propiamente dicho y una conclusión. Veamos su extensión y los temas que en cada parte se desarrollan:
Encontramos, en primer lugar, un prólogo que sirve de preámbulo. En raras ocasiones aborda Larra el tema del artículo desde el comienzo. Otras veces el autor reflexiona sobre las razones que le empujan a ocuparse del asunto, pero en el que nos ocupa reflexiona el autor sobre su propia función como escritor y los problemas que halla para satisfacer a un público complejo con sus artículos, mostrando las distintas razones que sus páginas provocan: unos piden que sea más irónico, otros se quejan de ello, unos abogan por el verso, otros por la prosa. La polémica obliga al escritor a estudiar a sus lectores y a aceptar la responsabilidad de sentirse conciencia de una mayoría y de educar a un amplio público. La conclusión del autor es la de escribir artículos de todas clases, sin otra sujeción que la de ponerse siempre de parte de lo que le parezca verdad y razón.
Pasamos a la segunda parte. El preámbulo inicial y la conclusión final sirven para enmarcar el desarrollo del artículo. En éste, el tema principal que Larra trata es el de la educación de los jóvenes, al que da pie el argumento del casamiento de su sobrino. Aquí, enfrenta dos modelos educativos: el tradicional, basado en la hipocresía y en el puritanismo, y el más liberal, por influjo francés.
Dentro de este tema aparecen otros secundarios. Uno de ellos es el tema de la religión. Por una parte, Larra critica la falsa religiosidad tradicional, y su excesivo puritanismo:
“Éste era hijo de una mi hermana, la cual había recibido aquella educación que se daba en España no hace ningún siglo: es decir, que en casa se rezaba diariamente el rosario, se leía la vida del santo, se oía misa todos los días, se trabajaba los de labor, se paseaba (solo) las tardes de los de guardar, se velaba hasta las diez, se estrenaba vestido el domingo de Ramos...”
Por otra, critica el extremo contrario, esto se refleja en boca de su hermana que viene de Francia “trayendo entre otras cosas noticias ciertas de cómo no había Dios, porque eso se sabe en Francia de muy buena tinta”
Con ello quiere demostrar Larra que el pueblo español no estaba preparado para las ideas de progreso que venían de Francia y, equivocado, toma lo malo.
La “fatal credulidad” de que la pareja estaba verdaderamente enamorada y sus prisas por casarse sin tener el joven empleo o carrera van a dar lugar a la tragedia. La escasez de dinero da lugar a los problemas y, como consecuencia, al desenamoramiento y a la traición.
Finalmente, encontramos una parte, a modo de epílogo, que sirve de recapitulación de lo expuesto y descubre el sentido educador del artículo. Aparece el tema del atraso de España frente a otros países más adelantados. Según nuestro autor para equipararnos a ellos debemos ir subiendo poco a poco, con paciencia, los escalones que nos conducen a este fin. Esta es la doctrina que Larra predica en este artículo, se desarrollará más ampliamente en el punto dedicado a la intención del autor en el artículo.
Personajes:
Los personajes principales del artículo son su hermana, su sobrino y la enamorada de éste. Son personajes imaginarios que se crean como pretexto para desarrollar una historia de ficción con la que Larra ejemplifica el mal estado de la educación de los jóvenes en España y, así, dar paso a la crítica.
El personaje de su hermana sirve para mostrarnos la sustitución que se hizo en España de la educación tradicional y religiosa a otra procedente de Francia, más liberal, que fue mal entendida y se confundió con la despreocupación por la educación de los hijos.
Augusto, el sobrino, es criado dentro de la nueva educación progresista. Es representante de una generación nueva, más avanzada e influenciada por las modas, que le sirve de pretexto al autor para satirizar las novedades insensatas que adopta el país. Este es superficial, vano, presumido, orgulloso y hablador en sociedad. Es, en definitiva, víctima de la despreocupación con la que ha sido educado pues pagará duras las consecuencias de la precipitación de su matrimonio.
Elena es una “personita bien educada” como dice Larra con total ironía. No es capaz de gobernar una casa y pasa el tiempo leyendo novelas sentimentales por lo que no está preparada para el matrimonio. Pero ella se enamora y, como en las novelas, piensa que el amor puede con todo y quiere casarse con Augusto aunque no tenga beneficio, pues no piensa en la importancia del dinero para vivir bien en el matrimonio. Es ignorante y tiene un concepto del amor fantasioso, por influencia de sus lecturas, y poco realista.
Al casarse se transforma la relación entre ambos. La falta de dinero trae la falta de felicidad y le sucede un fatal desenlace. Queda aquí demostrada la crítica a los matrimonios precipitados y sin una base económica adecuada.
Lenguaje:
Es el lenguaje el arma más eficaz que posee Larra para llegar a sus lectores.
El lenguaje utilizado en el artículo es de tono culto, pero fácilmente inteligible para el lector medio. Su estilo, directo y ágil. No cae en la monotonía ni en aburrimiento consiguiendo así que la historia se desarrolle con gran fluidez.
3.8. Intención de Larra en el artículo:
El mismo autor nos explica su intención al hacer este artículo. Al dar testimonio de las malas consecuencias de la educación del momento, trata de convencer a todos los españoles de que ha de tomarse del extranjero lo que está a nuestro alcance, y sea bueno, y no lo que lo que está por encima de nuestras posibilidades. Además, España tiene cosas buenas que la distinguen de otras naciones y no hay que despreciarlas, pues nos pueden ser de provecho.
En España existe una minoría que quiere equipararse a los países más adelantados, pero no hace otra cosa que ir “caminando a brincos”. Larra advierte que hay que “subir la escalera a tramos”, tranquilamente, para conseguirlo, puesto que cada etapa de crecimiento es necesaria para el desarrollo de la siguiente.
Para lograr este objetivo es necesaria una preparación, cuyas bases no son otras que la educación y la instrucción. Puesto que otras naciones echaron a andar antes, llegarán antes que nosotros.
Conclusión:
La crítica que lleva a cabo Larra en este artículo no tiene fin destructor sino, como ya hemos insistido, didáctico. Opina éste sobre la educación de los jóvenes porque en ella se basa el progreso de la sociedad. Su concepto de la educación coincide con el que poseían los escritores ilustrados del siglo XVIII. Censura la educación superficial que reciben los jóvenes españoles haciendo referencia al influjo de las nuevas ideas procedentes de Francia que los hace presas fáciles de vicios y defectos que puede conducirlos a la tragedia, como ocurre en este caso. Su propuesta consiste en lograr una educación sólida de la juventud que debe tomar del extranjero lo bueno, para caminar al ritmo de las naciones más adelantadas, pero que no debe rechazar lo español.
En resumen, Larra vuelve a sentirse comprometido con el problema social que vive España y participa en él buscando soluciones y predicándolas. Algunos miembros de la Generación del 98 se identificaron con él y lo aclamaron como a su predecesor por la forma de sentir intensamente los males de su país, su idealismo y también su pesimismo. Todo ello hizo de Larra, no sólo un romántico, sino también un hombre de hoy y siempre.
MEMORIA DEL TRABAJO REALIZADO
De forma general, el trabajo en grupo ha sido una experiencia nueva, ya que nunca habíamos realizado un trabajo tan extenso por parejas. La experiencia, al mismo tiempo, ha sido ventajosa, porque es más fácil la elaboración de un trabajo cuando la aportación de opiniones es doble.
Aunque hayamos llegado a este punto con éxito, consideramos un poco precipitado e incluso excesivo llevar a cabo la tarea de realizar un trabajo de tal envergadura. Pero en cualquier caso, la planificación, con su debido tiempo, ha sido satisfactoria y hemos llegado a este punto respetando con mucha rigurosidad este orden.
En cuanto a la obra en general, cabe destacar que su comprensión no ha sido muy difícil. Hay que tener en cuenta que en los primeros artículos costaba un poco su comprensión porque resultaba novedoso este tipo de narración. Pero a medida que ha pasado el tiempo, y entendiendo el estilo de Larra, hemos podido llegar a una comprensión de los artículos más o menos acertada.
BIBLIOGRAFÍA
Para llevar a cabo la realización de este trabajo, nos hemos apoyado en una serie de fuentes:
-
Enciclopedia Microsoft Encarta 98 y 2000.
-
Literatura Española, 2ºB.U.P. Edit. Alhambra Longman.
-
Diccionario Enciclopédico Espasa. Edit. Espasa-Calpe.
-
Enciclopedia Salvat Universal.
-
Enciclopedia Multimedia del Estudiante.
-
Larra, Mariano José de: Artículos varios, Ed. Evaristo Correa Calderón, Castalia, Madrid, 1992.
-
Kirkpatrick, Susan: Larra: el laberinto inextricable de un romántico liberal, Gredos, Madrid, 1977.
-
Valera, José Luis: Larra y España, Espasa Calpe, Madrid, 1983.
VIII
Descargar
Enviado por: | Andrés Cebrián Manuel Catalá |
Idioma: | castellano |
País: | España |