Filosofía


Maquiavelo y Santo Tomás de Aquino


TOMÁS DE AQUINO

Nació en 1225 y murió en 1274. Toma el hábito como dominico y es discípulo de Alberto Magno.

Obras:

  • Comentarios a varios escritos de Aristóteles.

  • Obras pequeñas como “Acerca de ente y de la esencia, “Acerca de la eternidad del mundo”, “De la unidad del entendimiento contra los averroístas.

  • Cuestiones: “Cuestiones diputadas” (acerca de la verdad, acerca de la potencia, acerca del alma) y “Cuestiones libres.

  • Sumas: “Suma Teológica” (su gran obra) y la “Suma contra gentís”.

  • El aristotelismo de Tomás de Aquino

  • Debido a circunstancias históricas las obras de Aristóteles se acabaron perdiendo a excepción del “Órganon” (que eran Tratados de Lógica), por eso toda la patrística estuvo dominada por una versión cristianizada de Platón que era el Platonismo Agustinista.

    Sin embargo, en el desierto de Siria había quedado desconectada del mundo exterior una pequeña comunidad aristotélica que conservaba las obras más importantes de Aristóteles que eran las esotéricas. Esa escuela de Siria acabó entrando en contacto con la cultura musulmana y las obras de Aristóteles se tradujeron al árabe.

    En el mundo musulmán pasaba lo mismo que en el cristiano, su teología estaba dominada por el platonismo. La irrupción de Aristóteles a partir del s. IX supuso una revolución y sus principales defensores fueron Avicena y, sobre todo, Averroes.

    Gracias a su difusión en el mundo islámico las obras de Aristóteles acabaron llegando a Europa, fundamentalmente gracias a las famosas escuelas de traductores, siendo la más importante la de Toledo. La legada de estas obras supuso también aquí una revolución que además fue mayor porque lo que llegó a Europa no fue un Aristóteles puro sino la versión que tenía de él Averroes.

    La visión averroísta de Aristóteles se caracteriza por intentar compaginar un Aristóteles puro con las doctrinas del Islam, pero para Aristóteles el mundo es eterno, no es creado, para el Islam el mundo es creado; para Aristóteles cuando el cuerpo muere su alma muere también, para el Islam, en cambio, el alma es inmortal; etc.

    Esto se compagina a través de la Teoría de las dos verdades de Averroes, que básicamente viene a decir que el conocimiento teológico y el conocimiento filosófico pertenecen a ámbitos distintos y que mientras la teología busca la verdad sobrenatural la filosofía busca una verdad textual. Cada verdad sólo funciona en su propio contexto, sin que una verdad pueda interferir en la otra. Esta teoría tuvo una gran importancia en la Edad Media porque es el antecedente remoto de la radical separación entre conocimiento científico y fe religiosa, postulando la no intervención de una sobre otra y viceversa.

    Con la llegada del Aristóteles averroísta a Europa surgen en la filosofía cristiana tres tendencias:

  • Rechazo total de Aristóteles y un permanecer dentro del Platonismo Agustinista.

  • Aceptación total del Aristóteles averroísta.

  • Realizar una síntesis entre el Platonismo Agustinista y Aristóteles, que fue la postura de Alberto Magno y de su discípulo Tomás de Aquino.

  • Para hacer esta síntesis había que eliminar de Aristóteles todo elemento extraño. En primer lugar toda adherencia averroísta.

    En segundo lugar cualquier otra interpretación que no correspondiera a un Aristóteles original.

    En la Edad Media se traducían palabra por palabra las obras, no conociendo la sintaxis como actualmente. Las obras de Aristóteles que llegaron a Europa eran traducciones del griego al sirio, del sirio al árabe, del árabe al castellano y del castellano al latín. Por eso, una de las primeras tareas fue conseguir traducciones directas del griego al latín.

    Y en tercer lugar había que eliminar de Aristóteles todo aquello incompatible con el cristianismo. Tomás de Aquino rechaza la Teoría de las dos verdades de Averroes; sólo hay una verdad y si Aristóteles dice algo distinto a lo que dice la Biblia, quien tiene razón es la Biblia.

    Los elementos aristotélicos que quedan en Tomás de Aquino son:

    • Teoría del movimiento y de las causas.

    • Hilemorfismo físico y antropológico.

    • Distinción entre sustancia y accidentes.

    • El primer motor inmóvil y el acto puro.

    • Dios como bien y felicidad.

    • Primacía de la razón frente a la voluntad.

    • Concepto de analogía y teoría de la abstracción.

    • Teoría empirista aristotélica: los sentidos.

    Los elementos no aristotélicos de Tomás de Aquino son:

    • Platón: inmortalidad del alma.

    • Maimónides: 3ª vía.

    • Platón-Agostiño: 4ª y 5ª vías.

    • Platón: teoría de la participación.

    • Platón: causalidad ejemplar.

    • Avicena y otros: esencia y existencia.

    • Neoplatónicos: jerarquía ontológica de los seres.

    • Concepción teleológica de la realidad.

    Resumiendo: el aristotelismo de Tomás de Aquino es, por tanto, una mezcla de elementos de distinta procedencia, pero sobre todo cristianos, platónicos y aristotélicas, en la cual lo puramente filosófico ha sido modificado para hacer posible su integración. El resultado de esta mezcla es una obra impresionante donde todos los elementos armonizan y se adaptan de forma perfecta.

    El aristotelismo de Tomás de Aquino no es fiel totalmente a las concepciones del propio Aristóteles sino que extrae de él aquellos elementos utilizables, su construcción filosófica y teleológica de forma como lo hacía la escolástica, es decir ahistóricamente.

    2. El problema fe-razón (las relaciones entre ciencia y religión)

    Este problema surge históricamente con la hegemonía del cristianismo en la cultura europea a partir del s.V.

    Surge por cierta actitud del cristianismo de imponerse a cualquier otra forma de religión o de pensamiento en general. A partir de San Ambrosio y de Justiniano, todas las demás religiones y todas las doctrinas contrarias al cristianismo son prohibidas en todo el Imperio Romano.

    Entre los s. V-XIII no hay ningún tipo de investigación científica relevante en Europa, lo único que aparece de cierta importancia son las obras de Aristóteles pero a partir del s. XIII esto cambia, empieza un nuevo renacer cultural con un incipiente desarrollo científico (sobre todo en física y matemáticas) gracias a la labor de franciscanos ingleses como Roger, Bacon y Robert Grosseleste que fueron los primeros en volver a realizar estudios sobre las propiedades de la luz, los distintos tipos de movimientos, etc. Desde una perspectiva matemática, defendían la aplicación de las matemáticas en el estudio de la naturaleza.

    La recuperación de Aristóteles y la ciencia incipiente hacen que las relaciones entre la religión y la razón se tensen. En principio, mientras no hubo roces, para autores como San Agustín o Anselmo de Canterbury no hay contradicción posible porque ambas formas de conocimiento provienen de Dikos.

    Hay cosas que conocemos a través de la fe porque nos han sido reveladas en la Biblia. Por otro lado, desde este punto de vista, su postura es que hay que creer para entender y hay que entender para creer y todo conocimiento tiene una única finalidad que es la salvación del alma. Pero ésta complementaidad entre fe y razón se ve siempre desde la subordinación de la razón a la fe. Ya que la palabra que viene de dios tiene que prevalecer.

    En el s. XIII con autores como Tomás de Aquino, esta cuestión empieza a cambiar. Lo que Tomás de Aquino establece son dos ámbitos separados, la separación entre lo que conocemos a través de la fe y lo que conocemos a través de la razón, en los cuales no puede haber contacto entre ellos. Sin embargo, Tomás de Aquino deja un pequeño punto de contacto entre los dos ámbitos: los preámbulos de la fe (por ejemplo la existencia de Dios) los conocemos a través de la fe pero también pueden ser demostrados por la razón.

    Resumiendo: lo que postula Tomás de Aquino son ámbitos diferentes de forma que no se mezclan la tarea del filósofo con la del teólogo y dando un pequeño terreno que, en realidad, es puramente testimonial. Por primera vez se admite la autonomía de la filosofía frente a la teología. Sin embargo, para un personaje como Tomás de Aquino en el fondo sigue sin poder haber contradicción entre ambas esferas y lo que hay es una relación de colaboración en el que la fe ayuda a la razón y viceversa.

    La fe ayuda a la razón:

    1. La fe se adelanta a la razón para asegurar la posesión de verdades necesarias para orientar la vida humana (libertad, inmortalidad, orden moral). Estas verdades también son conocidas por la razón.

    2. La fe sirve de norma y de criterio externo de verdad o de objetividad. Así, si la razón contradice la fe, esta invítala a rectificar y a corregir los errores.

    3. Confirma esas mismas verdades con autoridad divina, asegurándolas cuando los seres humanos vacilan ante ellas a causa de sus pasiones o intereses, o cuando la misma razón se equivoca.

    La razón ayuda a la fe:

    1. La razón allega datos científicos para aclarar de la fe.

    2. Comporta caminos para organizar sistemática y científicamente los conocimientos y afirmaciones de la revelación.

    3. Allega herramientas dialécticas, de argumentación y retóricas para refutar las afirmaciones contrarias a la fe.

    4. Demuestra verdades.

    5. Defiende racionalmente las verdades reveladas.

    En el s. XIV la separación entre fe y razón se hizo total. Para autores como Guillermo de Ockham, razón y fe son dos ámbitos separados sin ningún punto de contacto.

    Se acaba consagrando el principio de autonomía de la ciencia. A partir del s. XIV ningún científico serio admitirá en la formulación de sus teorías ideas de origen teleológico.

    3. Estructura de la realidad.

    Existen dos realidades:

    1. Dios: es trascendente y necesario. Se concibe como un motor inmóvil cristianizado, que tiene acto pura, forma pura, esencia=existencia, actividad, pensamiento que se mueve por amor hacia si.

    La esencia no siempre coincide con la existencia. Hay cosas que pueden existir o no existir y hay cosas que tienen que existir.

    2. Creación: es inmanente y contingente. Hay dos: los ángeles, en los que la esencia no coincide con la existencia (pueden existir o no) y en los que hay forma sin materia; y seres materiales, en los que la esencia tampoco coincide con la existencia y se componen de sustancias compuestas por forma y materia.

    Lo que Dios piensa es lo que Platón llama ideas. Dios piensa formas o esencias. A estas ideas se les llama ejemplares, por eso de alguna manera para los teólogos conocer el mundo físico viene siendo de alguna manera conocer las ideas de Dios.

    Desde Aristóteles se entendía que las cualidades de cualquier ser inteligente eran inteligencia y voluntad, y Dios como ser inteligente debe tener estas cualidades.

    En el fondo, Tomás de Aquino concibe la realidad dividida en dos (como Platón) pero la creación (mundo sensible) lo concibe como Aristóteles, es decir, vuelve a recuperar que en las ideas son modelos del mundo sensible.

    4. Teoría del conocimiento

    La concepción del hombre de Tomás de Aquino está inspirada por la antropología aristotélica; sin embargo, intentará conciliarla con las creencias básicas del cristianismo, es decir, con la inmortalidad del alma y la creación.

    Para él todo nuestro conocimiento comienza por los sentidos.

    Tomás de Aquino distingue un doble conocimiento: sensible (sentidos-imaginación-memoria) e intelectual (entendimiento agente y paciente).

    El objeto de la ciencia son clases de cosas, hace afirmaciones generales sobre clases de cosas. Las clases de cosas pueden ser más amplias o menos amplias. La clase más pequeña de cosas que se tiene en cuenta es la especie, un conjunto de seres que tienen la misma esencia o forma.

    • Desde el punto de vista de Platón un conjunto de seres que comparten una misma idea.

    • Desde el punto de vista de Aristóteles, un conjunto de seres que comparten una misma forma.

    • Desde el punto de vista de Sócrates, un conjunto de seres que comparten una misma definición.

    Tomás de Aquino interpreta todo esto de la siguiente manera: para él hay dos realidades:

    1. Dios (ideas ejemplares)

    2. Cosas creadas por Dios: hay sustancias compuestas de materia y forma. Las formas son copias de las ideas que piensa Dios.

    Cuando el ser humano conoce quiere conocer la forma (clases de cosas). Los seres humanos conocemos de la siguiente forma:

    Al igual que Aristóteles, Tomás de Aquino distingue entre sensibilidad (potencia receptiva que reside en el cuerpo pero que actúa en el alma), entendimiento y razón.

    En el mundo que nos rodea hay objetos individuales, no hay clases de cosas; nosotros somos quien agrupamos los objetos individuales en clases.

    A través de los sentidos recibimos datos de la sensibilidad que crean en nuestra alma una especie sensible. Con esta especie sensible, la imaginación y la memoria crean una imagen mental del objeto individual percibido. Y sobre esta imagen que aún es individual actúa el entendimiento. En el entendimiento se distinguen dos facetas: el entendimiento potencia y el intelecto agente. Sobre la imagen actúa el intelecto agente eliminando de ella todo lo que tiene de particular por abstracción y lo que nos queda es su forma, su estructura específica, aquello que puede ser definido. Esta forma es reconocida por el entendimiento pasivo y al reconocerla formula el concepto, es decir dice la clase de cosa que es.

    Los conceptos se pueden unir formando cadenas de concepto. Las cadenas de concepto, cuando los elementos van unidos por una cópula se llaman juicios. A su vez las cadenas de juicios son razonamiento. Y el conjunto de todos los razonamientos verdaderos se llama ciencia.

    En la Edad Media surgió lo que es llamado el problema de los universales (el problema sobre las clases de cosas) que consistía en determinar que tipo de existencia tiene la clase, es decir, si el concepto de clase tiene sólo una existencia mental o tiene algún tipo de existencia real.

    Para Aristóteles las formas, esencias o especies eran también sustancias segundas. De la misma manera que las sustancias primeras, cosas físicas individuales, son unidades de lo real, las sustancias segundas, las especies, formas, son las unidades del conocimiento racional.

    En la Edad Media se abordó esta cuestión desde dos puntos de vista opuestos: uno era el punto de vista realista, según el cual la forma, especie o esencia es algo real que está en las cosas. Y otra es el antirrealismo, según el cual la única realidad física de un concepto es el soplo de aire que hace vibrar nuestras cuerdas vocales al pronunciar su nombre.

    Pero estas posturas se modificaron más tarde y dieron lugar a un realismo moderado (Tomás de Aquino acepta esta postura, señalando que en la cosa la naturaleza no es universal, sino que está particularizada; sólo es universal en la mente) y a un antirrealismo moderado (nominalismo).

    La forma es igual a pura organización, no es nada físico. Para el realismo la forma es algo materia, es decir, algo que tiene realidad física. Para el antirrealismos, la forma es algo que sólo tiene realidad mental.

    Hoy en día sabemos que el realismo tiene razón. En los seres humanos nuestra materia está estructurada según el ADN, que es algo físico real.

    5. Demostración de la existencia de Dios: las cinco vías y su estructura

    La obra más importante de Tomás de Aquino es la suma teleológica.

    La Suma teleológica se compone de tres partes. Cada parte viene dividida en cuestiones y cada cuestión en artículos.

    Cada artículo tiene la misma estructura:

    1- Título

    2- Dificultades (opiniones contrarias a lo que Tomás de Aquino quiere establecer)

    3- Cita de una autoridad (que puede ser la Biblia, una sentencia de un santo...)

    4- Exposición del asunto por Tomás de Aquino

    5- Las soluciones (que son las respuestas a las dificultades del principio. Habrá tantas como dificultades).

    De la parte 1ª, la 2ª cuestión aborda el tema de la existencia de Dios. Esta cuestión se divide en 3 artículos: En el primero trata de si es necesario demostrar la existencia de Dios, la conclusión es que dado que hay paganos y ateos si es necesario demostrarlo.

    En el artículo dos trata de si tal demostración es posible y concluye que si es posible.

    Distingue dos tipos de demostración: “propter quid” y “demostration quia”.

    La demostración “propter quid” es la que parte de la esencia o definición para demostrar su existencia.

    La “demostration quia” es la que parte de los efectos observables hasta establecer la existencia de una causa.

    Del primer tipo es clásica la demostración de San Anselmo, que Santo Tomás rechaza ya que, como aristotelista y empirista, sólo acepta la “demostration quia”.

    El punto de partida es el siguiente:

    Hay un Necio del Salmo que dice que Dios no existe pero San Anselmo dice que hasta el Necio tiene en su cabeza la definición de Dios.

    La definición que propone San Anselmo es que Dios es lo más grande que puede ser pensado.

    ¿Y qué es más grande, lo que tiene todas las características y no existe o lo que tiene todas las características y existe? al ser la segunda, si admitimos la definición tenemos que aceptar que existe.

    Esta demostración no es aceptable desde un punto de vista empirista.

    Las cinco vías para demostrar la existencia de Dios tienen una estructura o esquema común:

    1. Un punto de partida: la constatación de un hecho observado: el movimiento de los seres, una perfección del mundo.

    2. Principio aristotélico de la casualidad: todo efecto tiene que tener su causa.

    3. Imposibilidad de que la cadena de causas se extienda hasta el infinito. No existe un proceso indefinido de causas, lo que remite necesariamente a una primera causa.

    4. Conclusión o punto de llegada: La afirmación de la existencia de Dios.

    En la primera vía hay un efecto observable, hay cambios (paso de la potencia al acto). Para que haya cambios ha de haber un motor que va cambiando las cosas. Ese primer motor para Tomás de Aquino es Dios.

    En la segunda vía sigue el mismo esquema cambiando los cambios por causas.

    La tercera vía distingue entre cosas que pueden existir y cosas que no pueden existir (ambas contingentes) y cosas que tienen que existir necesariamente.

    En el mundo todo es contingente. Pero si todo es contingente entonces tuvo que haber un tiempo en que no había nada. Mas si hubiese un tiempo en el que no hubiera nada ahora no habría nada. Por tanto, no todo es contingente. Hay un ser que tiene que ser necesario y ese ser es Dios.

    En la cuarta vía explica que en las cosas hay grados en cuanto a sus características. La argumentación dice que los grados se atribuyen con respecto una escala y en toda escala tiene que haber un más y un menos. Por tanto, de cualquier característica positiva tiene que haber un máximo, que es Dios.

    La quinta vía dice lo siguiente: En la naturaleza hay cosas no inteligentes pero que actúan como si tuvieran inteligencia. La única manera de que una cosa no inteligente actúe como si fuera inteligente es que alguien la dirige y ese alguien sólo puede ser Dios. Aquí se está pensando en concreto en la forma de actuar de los animales.

    Explicación final de las vías:

    1. Ninguna de las vías es original de Tomás de Aquino, sino que él las toma de otros autores. En concreto la primera está en la física y metafísica de Aristóteles y había sido usada antes por Maimónides y por Alberto Magno; la segunda está en la metafísica de Aristóteles y fue propuesta también por Avicena; la tercera es también de Avicena; la cuarta está tomada de Platón, aunque aparece también en la metafísica de Aristóteles; y la quinta también pertenece a Aristóteles y fue propuesta por Juan de Avasceno y por Averroes.

    2. El carácter apolítico de las vías. Apolítico quiere decir demostrativo, en el sentido de que algo es apolítico cuando demuestra lo que demuestra. Las vías son apolíticas, no están diseñadas como una demostración matemática de carácter deductivo. Su fuerza demostrativa es débil y hay que entenderlas en el contexto medieval de las relaciones entre fe y razón. La idea de “creo que para entender y entiendo para creer”. Su fuerza demostrativa depende también de la relación que guardan con la metafísica de Aristóteles, es decir, si no se acepta la metafísica de Aristóteles, las vías no demuestran nada.

    6. La ley: ley eterna, ley natural y ley positiva (ética y política)

    Desde un punto cristiano como el de Tomás de Aquino el universo ha sido y está controlado por Dios. Dios es omnisciente por definición, lo conoce todo. Se sitúa en la eternidad fuera del tiempo y conoce todo: presente, pasado y futuro. A eso se le llama la presciencia divina.

    Además es infinitamente bueno y desde su presciencia Dios ordena a todo el universo hacia el bien, eso es la providencia divina. Esta providencia divina se plasma en un determinado orden del universo. Ese orden, Tomás de Aquino lo llamó la “Ley Eterna”, que está presente en el ser humano de dos formas: ley natural (política) y sindéresis (ética).

    La sindéresis es la capaz de distinguir entre el bien y el mal. Esta capacidad afecta al ser humano, pero solo a la razón, al entendimiento. Por lo cual, la voluntad posee libertad de elección.

    Toda la ética tomista del bien está calcada de Aristóteles, con una diferencia: lo que cada uno entiende por felicidad.

    Para Aristóteles era la vida dedicada al conocimiento que es para él el único placer inagotable. Tomás de Aquino coge esta idea y la trasforma en sentido religioso: la felicidad es la contemplación de Dios. La contemplación de dios sólo se podrá lograr de una manera, la muerte.

    Los requisitos para poder ver a Dios es portarse bien, practicar la virtudes, ser bueno... pero eso no basta Para que una persona merezca ver a Dios hace falta la gracia. La gracia de Dios es un don, un regalo, que Dios concede a quien quiere y consiste en la adquisición de las tres virtudes teologables: fe, esperanza y caridad o amor al prójimo.

    El que posee la virtud moral y la gracia de Dios cuando se muera se quedará toda una eternidad contemplando a Dios.

    La salvación depende de dios. Hagas lo que hagas nada te garantiza la salvación porque ésta sólo depende de la voluntad de Dios. De hecho, no todo el mundo puede salvarse, el número de lo que se salvarán es igual al número de ángeles caídos.

    En el fondo, según esta teoría, todos estamos predestinados a salvarnos o a no salvarnos. Esa es la gran diferencia entre el protestantismo y el catolicismo.

    Para el católico la gracia y el amor al prójimo es un signo de salvación. Para los protestantes en cambio, la fe es un requisito de la salvación pero no la garantiza. Pero admite como un signo de salvación el éxito vital. En la mentalidad protestante los ricos van al cielo.

    Si queremos podemos no hacer el bien y hacer el mal. El mal se entiende como un defecto que siguiendo a Aristóteles puede ser un defecto en la forma de algo o un defecto en una acción. El mal que es defecto en la forma le llama Tomás de Aquino la pena. Por ejemplo, el ser parapléjico. Y el defecto en la acción, se llama culpa. Si la culpa es plenamente voluntaria y consciente se llama pecado.

    Tomás de Aquino distingue tres clases de virtudes: corporales, morales e intelectuales.

    A la razón le corresponde dirigir al hombre cara su fin, y el fin del hombre ha de estar acorde con la naturaleza.

    La ley natural se basa en tres tendencias. En cuanto sustancia, el ser humano tiende a conserva su propia existencia. En cuanto animal, el ser humano tiende a procrear. En cuanto a ser racional, el ser humano tiende a conocer la verdad y a vivir en sociedad. La ley natural tiene tres características: es evidente, universal e inmutable.

    La ley positiva es la ley escrita promulgada por los gobiernos. Es una exigencia de la ley natural, que impone la vida en sociedad, vida que solo es posible si existen unas normas legales que regulen la convivencia.

    La ley eterna o divina representa el gobierno de Dios en el mundo.

    En cuanto a la política, después de analizar las formas de gobierno sancionadas por la tradición clásica (monarquía, aristocracia y democracia), Tomás de Aquino afirma que ninguna de ella debe de ser considerada ilícita a priori. Se convierten en ilícitas cuando degeneran en tiránicas.

    El poder legislativo deriva para los gobernantes de dios, pero no de modo inmediato, sino a través del consenso popular.

    MAQUIAVELO

    Maquiavelo nació en Florencia en el año 1469 y murió en 1527.

    Fue un político y diplomático profesional al servicio de la República de Florencia, por lo tanto, conocía de primera mano el funcionamiento real de la política.

    Vivió en una época en la que aparecen en Europa algunos Estados nación (Francia, España, Inglaterra, Rusia o Suecia, por ejemplo) y en cambio en Italia permanecía una desunión que dejaba toda Italia en manos de extranjeros, que hace que todo el s. XVI en Italia es una continua lucha entre España, el Papa y algunos republicanos. Maquiavelo pretende acabar con ese caos y conseguir la unificación en Italia.

    Algunas de sus obras son “El príncipe”, “Discursos sobre la primera década de Tito Livio”, “Diálogos del arte de la guerra” y “Historia florentina”.

    1. Nuevo contexto cultural: Humanismo y Renacimiento

    a) Contexto socio histórico

    - Cambios políticos, económicos y sociales:

    Desde el punto de vista económico y social desde finales de la Edad Media se había ido consolidando en Europa un auge de las ciudades y un desarrollo económico propio también de la ciudad basado en el mercantilismo, es decir, el echo de convertir a las ciudades situadas en ejes de comunicación en mercados.

    El desarrollo de estas actividades mercantiles llevó aparejado el surgimiento también en la ciudad de una nueva clase social de carácter precisamente por el control de los mercados que fue la burguesía. Los burgueses o habitantes de los burgos empiezan un proceso de capitalización hasta convertirlos en una clase social decisiva, que aspira a desplazar a la nobleza del control de las actividades económicas. Para ello, se aliará a la monarquía financiando el control total del poder político por parte de la monarquía, que al verse fortalecida acaba por crear los llamados Estados nacionales, que en realidad no son otra cosa que mercados más grandes.

    - Es la época de grandes descubrimientos técnicos donde destacan la imprenta, la pólvora y la notación arábiga.

    La imprenta: Lo que Gutenberg inventó fue la imprenta de tipos móviles. Con ella y la mejoría en la producción del papel los libros se abarataron, con lo que todo el mundo tuvo acceso a la cultura, con una gran difusión de libros por toda Europa.

    La pólvora usada militarmente sirvió fundamentalmente para dos cosas: primero para acabar con el poder militar de la nobleza basado en la figura del caballero. Con la pólvora cualquier campesino desentrenado era más eficaz que un noble caballero. Y en segundo lugar permitió la expansión europea mundial. Los primeros países que iniciaron esta expansión (Portugal y España) pudieron hacerlo gracias a la superioridad militar que les proporcionaba la pólvora.

    La notación arábiga: El auge del mercantilismo en Europa tuvo también un efecto secundario, en principio anecdótico, pero importantísimo para el desarrollo de la cultura europea, que fue la adopción en Italia en el quattrocento de los avances matemáticos de los árabes en principio para mejorar las contabilidades mercantiles, aunque rápidamente esos avances en matemáticas se acabaron aplicando al desarrollo de la ciencia moderna. Esos avances fueron en primer lugar la notación, en segundo el atribuir determinado valor de una cifra debido a su posición, en tercer lugar la introducción del cero y en cuarto la introducción del álgebra.

    Todas estas mejoras además impulsaron el principio desarrollo de las matemáticas en Europa al permitir una mayor facilidad en el cálculo y en la formulación de problemas.

    - El arte

    - Las guerras de religión: En 1517 Lutero clavó sus famosas tesis en la puerta de la catedral Wittenberg. A partir de ahí comenzó un proceso político religioso conocido como la reforma protestante. En principio era un movimiento puramente religioso que pretendía denunciar la corrupción de la Iglesia católica y propugnar una vuelta a la pureza evangélica pero lo que era un problema religioso se acabó convirtiendo en un poder político. En muchas zonas del Sacro Imperio Romano-Germánico había nobles que deseaban liberarse de la tutela del emperador, por eso, cuando la Iglesia rechazó la reforma y el emperador la apoyó, la nobleza vio la oportunidad de enfrentarse la emperador a través del apoyo a una causa popular que era la reforma lutarena. El resultado fue un conflicto religioso, político y militar que duró 150 años y que marcó profundamente la política y la cultura europeas.

    - La caída de Constantinopla y el Imperio turco: A mediados del s. XV Constantinopla, capital del Imperio Bizantino cayó en manos de los invasores turcos. Este hecho tuvo una importancia doble: primero, en Constantinopla se había conservado gran parte del saber de la antigüedad en forma de libros y cuando los turcos tomaron Constantinopla toda esa riqueza de libros se traslado a Italia, donde fue un factor fundamental para el desarrollo del Renacimiento.

    b) Filosofía renacentista

    El cambio en el contexto socio histórico conllevó un desprestigio de la Edad Media como época, se le consideró una época oscura, bárbara... y lo que se produce frente a este desprestigio de la Edad Meda es un redescubrimiento de la Antigüedad Clásica y de sus logros culturales.

    Desde el punto de vista socio histórico, el Renacimientos es una época de ruptura con la Edad Media y con su forma de pensar. Sin embargo, no surge una filosofía nueva y original que explique estos cambios, lo que hay es una vuelta a la Antigüedad Clásica, es decir una vuelta al platonismo, aristotelismo, pitagorismo, escepticismo, estoicismo, etc. Esta vuelta a la Antigüedad se realiza en dos grandes direcciones: una contratada en las reflexiones sobre el ser humano y la vida, que es lo que se llamó el humanismo; y otra centrada en la naturaleza, sobre todo en una nueva concepción del cosmos, representada sobre todo por Giordano Bruno y Nicolás Copérnico.

    Giordano Bruno fue un teólogo del s. XVI que defendía la idea de la infinitud del universo poblado por infinitos mundos. Por defender esta idea fue quemado en la hoguera por la Inquisición en Roma.

    Más conocido fue Copérnico que propuso y defendió la tesis heliocéntrica. Copérnico comienza lo que se ha de llamar la Revolución Científica, que es desde un punto de vista histórico, el proceso más importante que tuvo lugar dentro de la cultura europea en la modernidad.

    Dentro del cosmos aristotélico había dos mundos: uno real (de esferas perfectas exactamente iguales hasta 55) y uno matemático (que existió desde la Antigüedad y se solía llamar el modelo ptolomaico). Este es un modelo que se acepta que no es real pero que sirve para salvar las apariencias y se utiliza para calcular el calendario, los cálculos propios de la navegación y para establecer el horóscopo. En él se toma como punto de partida le modelo aristotélico de un punto inmóvil en el centro (la Tierra) y después las distintas esferas, de las que sólo una se mueve de forma homogénea que es la de las estrellas fijas. Por debajo de esa esfera estaba la esfera de los planetas, que no se mueven de la misma forma. Frente a esto Copérnico propone otro modelo, el llamado heliocéntrico, que es un modelo en el cual en el centro del universo está el sol y no la tierra y en el que todos los planetas giran alrededor del sol, incluida la Tierra, en esperas cristalinas perfectamente circulares. Esta propuesta venía apoyada por una gran recopilación de datos gastronómicos y de cálculo matemático que le permitiera predecir los movimientos. Este modelo era mucho más sencillo y más fácil de manejas que el antiguo y además pretendía ser una imagen real del universo. Pese a todo esto, el modelo fue en principio rechazado por razones teológicas, ya que no encajaba con lo que dice la Biblia, y tardó más de 100 años en ser universalmente aceptado, gracias a la labor de científicos como Galileo, Descartes, Cleper, Nirton, etc.

    El pensamiento de Maquiavelo está profundamente establecido en el contexto cultural y político del Renacimiento italiano.

    Maquiavelo es un humanista, vuelve a los clásicos, sobre todo al mundo romano.

    La república romana ofrece, a juicio de Maquiavelo, una historia con multitud de ejemplos y de lecciones para los políticos de cualquier época posterior.

    Además es un hombre fundamentalmente interesado por la política.

    La época renacentista, en la cual vivió Maquiavelo, es la época de la creación de las grandes monarquías. Mientras, Italia permanecía políticamente estancada, dividida en multitud de pequeñas repúblicas enfrentadas entre si. Este enfrentamiento y la corrupción política de unos y otros, favoreció una intervención militar permanente en Italia por parte de los estados extranjeros más poderosos.

    Maquiavelo reconocía esta situación de división e impotencia de Italia.

    Es además un patriota que desea ardientemente un profundo cambio político que permita el resurgimiento de Italia.

    Su conocimiento de los países europeos le hicieron reconocer que la creación y la organización de un Estado fuerte sólo es posible mediante la concentración del poder en las manos de un monarca.

    Maquiavelo lo que quiere es intervenir en política con sus obras. Lo va a hacer en dos direcciones: por un lado con “Los discursos sobre la primera década de Tito Livio” fue un historiador romano que escribió una famosa historia de Roma. Esta historia se hallaba compilada en conjuntos de diez tomos. El conjunto de los diez primeros tomos es la primera década.

    Maquiavelo escribió unos comentarios a la obra de Tito Livio donde expone que es lo que a su juicio hizo de Roma un gran imperio y extrapola estas virtudes de los romanos antiguos como fundamentales para la constitución de un nuevo Estado italiano en el Renacimiento. De lo que se trata es de crear un Estado nuevo y para ello hace falta un individuo con características especiales. Este individuo lo describe Maquiavelo en “El príncipe” y explica cómo debe hacer un individuo para hacerse con un Estado y permanecer en él desde una perspectiva realista tomando como modelos a personajes reales, fundamentalmente a C. Borgia y a Fernando el Católico.

    Siguiendo a los filósofos clásicos de la política, Maquiavelo distingue tres sistemas políticos o formas de gobierno: monarquía (gobierno del rey), aristocracia (en la que gobierna la nobleza) y democracia (o gobierno del pueblo). Estos tres sistemas pueden degenerar transformándose: la monarquía se transforma en tiranía; la aristocracia, en oligarquía, y el sistema democrático termina en un estado de desorden, injusticia y descontrol.

    Para Maquiavelo este esquema constituye una secuencia que sigue los Estados en su desenvolvimiento histórico: la monarquía original degenera en tiranía. La tiranía llega a ser insoportable, de manera que los nobles o notables derrocan al tirano instaurado una aristocracia, que termina convirtiéndose irremediablemente en oligarquía. El pueblo, con ayuda de alguien capaz de oponerse a los oligarcas, los elimina e instaura la democracia, que degenerará hasta que el pueblo, harto ya de desorden y de injusticias, vuelve nuevamente el principado.

    Esta explicación es esclarecedora de una idea fundamental en el pensamiento de Maquiavelo: la idea de que la historia se repite.

    Los ciclos que acabamos de describir se repartirán indefinidamente, si no fuese porque los Estados suelen desaparecer subjuzgados por otros más fuertes y mejor organizados.

    Las formas de gobierno descritas son formas puras, en las cuales el poder recae en uno de los tres elementos que componen la sociedad (príncipe, notables o pueblo). En realidad, la organización política preferible es una forma mixta, un sistema en el cual se mezclan elementos de esas tres formas: en particular, un gobierno en el cual el poder se distribuye entre los notables y los pueblos.

    Maquiavelo considera que una república bien organizada es el mejor sistema de gobierno. La república tiene las siguientes ventajas:

    - Se logra el bien común mejor que en ningún otro sistema, en la medida en que la mayoría de los ciudadanos están comprometidos con él.

    - La república es el régimen que mejor salvaguarda la libertad.

    - Donde no hay libertad, hay progreso. La historia nos muestra que cuando los ciudadanos son libres se produce siempre un progreso mayor y más rápido que cuando carecen de libertad.

    - La república es el régimen más estable porque el pueblo es más prudente y suele tener mejor juicio que un príncipe, porque se adapta con mayor facilidad a la diversidad de las circunstancias y porque no tiene el problema sucesorio que afecta al principado.

    Para Maquiavelo la república es la mejor forma de gobierno, en concreto una república dotada de lo que se ha llamado una construcción mixta, que es la famosa propuesta de un filósofo griego pero que vivía en Roma y era Polibio. El gobierno mixto es, de hecho, la forma de gobierno que funcionaba en Roma. Pero en una república así, tal y como la entiende Maquiavelo, lo que se garantiza es la soberanía del Estado, no de los individuos, porque para Maquiavelo la plebe y los individuos no son un sujeto político; el sujeto político es la propia república. Maquiavelo dice que la plebe ha de ser pobre y temperada, sino podría corromper a la República.

    Al insistir en las ventajas del régimen republicano Maquiavelo se refiere a una república bien organizada, donde imperan la ley y la virtud, y no a repúblicas corruptas y decadentes.

    La república es el régimen más duradero, pero Maquiavelo reconoce que hasta el sistema político mejor fundado ha de terminar deteriorándose.

    En el pensamiento de Maquiavelo confluyen la teoría de la decadencia histórica inexorable de los Estados y el hecho de la lamentable situación política de Italia. Su teoría de la “rueda de las formas de gobierno” establece que el retorno a la monarquía constituye la salida histórica de una situación de corrupción democrática; por su parte, el hecho de la decadencia y de la debilidad de los estados italianos llevaba a Maquiavelo a suspirar por la aparición de una monarquía salvadora.

    Lo que se trata es de superar una situación de caída a través de la aparición de una figura, un príncipe, que sea capaz de llevar a cabo una regeneración política.

    Fundamentalmente lo que debe poseer este príncipe es la virtud. Esta virtud es la capacidad inteligente de hacer frente a lo que nos depara la fortuna, que no es más que un azar ciego. Los componentes fundamentales de esta virtud son la voluntad y la razón, la voluntad en forma de ambición, pero también dotado de razón. Y en cualquier caso que determine como único fin de su actividad el bien del Estado.

    Esta perspectiva permite comprender la coherencia existente entre los “Discursos” y “El príncipe”, a pesar de su aparente discrepancia: ciertamente el sistema ideal sigue siendo la república, pero la necesidad de salir del estado de decadencia y de corrupción exige la acción fuerte y decidida de un monarca.

    2. El poder y el realismo político

    Maquiavelo suele ser considerado como el creador de la ciencia política (en sentido moderno). Propone atenerse exclusivamente a los hechos, al margen de cualquier otra consideración.

    La novedad que representa esta forma de considerar la actividad política es triple:

    - En primer lugar, Maquiavelo se aleja de la manera tradicional de dirigir consejos a los príncipes.

    Maquiavelo prescinde de la perspectiva moral en el comportamiento del príncipe. Su propósito es exponer cómo se gobierno efectivamente y cómo se comporta de hecho la gente.

    - Con su nueva manera de analizar la política. Maquiavelo rechaza las utopías. Le parece más conveniente ir directamente a la verdad real de la cosa que a la representación imaginaria de la misma.

    - Maquiavelo rechaza la manera usual de hacer filosofía política a través de discusiones teóricas sobre el origen de la sociedad y del poder, etc. En realidad, todas estas discusiones teóricas estudian la política desde un punto de vista ético, subordina la política a la moral.

    Una visión científica de la política exige atenerse a la experiencia; sin embargo, no es suficiente. Los hechos no bastan. Es necesario seleccionarlos, ordenarlos, considerarlos e explicarlos a partir de ciertos principios. Los principios constituyen el elemento racional en la explicación científica.

    La ciencia política tradicional anterior a Maquiavelo se entiende como parte de un sistema filosófico, que se manifiesta en el punto primero como espejo de príncipe (cristianismo), en segundo como una política utópica (por ejemplo en Platón) que revive en el Renacimiento con autores como Campanella, T.Moro y F.Bacon; en tercer lugar contra toda forma de hace política desde un diseño teórico. Frente a esto Maquiavelo propone una novedad, un realismo radical, desde el que se configura una nueva ciencia en sentido moderno, la política entendiéndola por un saber que tiene como único objeto el funcionamiento real del Estado, sin tener en cuenta en absoluto aquello que podría considerarse intromisiones en la política, como podía ser adoptar una perspectiva moral, religiosa, económica, etc.

    El primer principio en el que se apoya la teoría política de Maquiavelo es que la naturaleza humana no cambia, sino que es siempre la misma. El ser humano está dominado siempre por los mismos deseos y pasiones.

    A juicio de Maquiavelo, la invariabilidad de la naturaleza humana es un principio suficientemente confirmado por la historia. La política ha de tener siempre presente este principio cuando analiza acontecimientos del pasado.

    El principio de la invariabilidad de la naturaleza humana constituye el fundamento del que podríamos denominar “inducción histórica”, como señala el propio Maquiavelo al insistir en que todas las cosas del mundo tienen siempre su correspondencia en tiempos pasados.

    Después de establecida la inmutabilidad de la naturaleza humana, resulta necesaria definir sus características más relevantes desde el punto de vista de su consideración política.

    Desde esta perspectiva, Maquiavelo establece que se ha de partir del supuesto de que todos los hombres son malos. El gobernante no se debe hacer ilusiones acerda de la bondad de los seres humanos, ya que estos solo obran bien por necesidad, pero donde se puede elegir y hay libertad de acción se llena todo de confusión y desorden.

    El principio que explica la corrupción y decadencia de los Estados es la maldad del ser humano. Para Maquiavelo todo Estado fuerte cuando nace es organizado y ordenado, por lo que el llama un príncipe nuevo, de acuerdo con leyes que parten de este principio de maldad humana y, por tanto, restringen la libertad individual. En este sentido la democracia, para Maquiavelo es muy peligrosa porque en democracia el pueblo conseguirá desatarse de sus ataduras legales cayendo en un Estado de libertad individual que precede siempre a la decadencia. Para Maquiavelo el Estado debe ser libre, pero no los individuos.

    3. La ética y la política: la razón de Estado

    La razón de Estado es un principio político según el cual cuando está en juego la seguridad del Estado el fin justifica los medios.

    La razón de Estado exige que los que ocupen el poder político no atiendan a otro criterio que el interés, la defensa y el bienestar del Estado.

    Cuando está en juego el interés del Estado, los gobernantes han de prescindir de cualquier consideración moral en sus decisiones y en sus actuaciones.

    El príncipe no ha de tener en cuenta la condición moral de sus actos ya que muchas conductas que se consideran virtuosas pueden resultar ruinosas para el Estado.

    El fin justifica los medios y el éxito justifica las acciones porque para el príncipe (el gobernante) sólo existe una finalidad personal, lo que Maquiavelo llama gloria frente a los espejos de príncipes (visión cristiana) que era alcanzar el cielo. Entiende por gloria la fama y el poder público de él que ha hecho grandes cosas y para hacer grandes cosas a veces, según Maquiavelo, hay que ser malo.

    Para lograr desempeñar con éxito la tarea que le corresponde, el príncipe ha de estar adornado de ciertas cualidades, como son a virtud y la prudencia.

    - La virtud incluye como trazo fundamental la vitalidad, el vigor y la energía que caracterizan a un gobernante y a un Estado capaces de emprender con decisión las acciones necesarias para mantener y acrecentar su existencia y su poder. Se trata de la virtud característica de los príncipes, pero también lo es del conjunto de los ciudadanos. Para Maquiavelo el Estado es lo mismo que el conjunto de los ciudadanos en el sentido de que el Estado también debe poseer la virtud. El Estado que no posee virtud acaba cayendo en la corrupción y la corrupción no es otra cosa que la degeneración de las costumbres privadas de los ciudadanos.

    La prudencia, en el sentido en que la entiende Maquiavelo, está más cerca de la sagacidad, de la astucia: es la inteligencia práctica consistente en la capacidad para deliberar y decidir con acierto respecto de los medios que pueden asegurar el éxito del gobernante.

    Desde un punto de vista etimológico la diferencia entre hombre y mujer conlleva a la idea de que lo varón (vir) se identifica con la actividad, con la capacidad de actuar y producir efectos; mientras que lo propio de la mujer es la pasividad. Está claro que en este caso el latín era un idioma patriarcal y machista.

    A partir de esta palabra (vir) sale virtud, que en principio significa causa o capacidad de producir efectos.

    A partir del significado originario se fueron formando nuevos significados:

    - El homérico: alcanzar la excelencia. Quien la alcanza es un virtuoso. En concreto quien ha alcanzado la fama, riqueza, honores...

    - El filosófico: hábito que nos lleva hacia el bien. En este sentido se dice que virtudes son templanza, sabiduría, prudencia y fortaleza.

    Virtú según Maquiavelo engloba las tres definiciones.

    Por fortuna entiende un orden inmanente (interno al mundo) que depende tanto de lo humano como de lo no humano y que de alguna manera tiene alguna relación con la divinidad.

    En cualquier caso, el príncipe más inteligente puede diseñar los planes más perfectos y estos planes quedar desbaratados por la fortuna. Aún así, el príncipe que posee la virtud reaccionará de forma oportunista para sacar el mejor partido posible de las circunstancias.

    Puesto que é un pensador realista, Maquiavelo reconoce que o éxito no depende solamente de la acción del príncipe. Con frecuencia surgen circunstancias que favorecen o entorpecen la acción del político. Estos factores son atribuidos por Maquiavelo a la fortuna.

    La fortuna desempeña un papel importante en la historia, auge y caída de los Estados, y en el éxito de las acciones políticas. Frente a ella no cabe otra defensa que la prudencia y la virtud.

    - La prudencia le sirve al príncipe y a los Estado para acomodarse en cada caso a las circunstancias y para actuar conforme las exigencias de los tiempos.

    - La virtud sirve para amortiguar los efectos de la fortuna.

    La mala fortuna leva a la desintegración del Estado si es un Estado corrupto, es decir, si ha perdido su virtud. Para evitar esta corrupción el Estado debe cada cierto tiempo volver a sus principios, a su origen, para revitalizarse, como si fuera un cuerpo viejo y enfermo que tiene que rejuvenecer para tener salud.

    Esta vuelta a los principios se lleva a cabo a través de la intervención de un gobernante que actúe como un cirujano y se debe de hacer a través de leyes adecuadas.

    Maquiavelo se refiere a la religión desde el punto de vista de sus efectos políticos.

    A pesar de que en el pasado las religiones resultaron políticamente beneficiosas, Maquiavelo afirma que tanto la Iglesia católica como la religión cristiana ejercieron una influencia política negativa, por lo que levanta esta doble acusación contra el papado:

    - La conducta reprobable del papado hizo que los italianos se vuelvan irreligiosos y malvados.

    - La actuación del papado fue políticamente desastrosa para Italia.

    Maquiavelo formula su crítica la cristianismo en el contexto de una comparación entre este y las religiones antiguas. Su diagnóstico general es que el cristianismo es el responsable de la falta de virtud que padecen los pueblos actuales.

    Pese a esto, Maquiavelo defiende el valor político de la religión, ya que ésta es el mejor cemento social, es decir, lo que mejor aglutina a una sociedad alrededor de una idea. La segunda razón por la que Maquiavelo valora la religión es porque la religión sirve de prevención contra la corrupción, asegura el mantenimiento de las buenas costumbres y, tanto el príncipe como el gobernante, debe de fomentar la religión.




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    Enviado por:Jessy
    Idioma: castellano
    País: España

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