Sociología y Trabajo Social


Manipulación de pasado en los estados totalitarios


Trabajo Dirigido

Manipulación del Pasado en los Estados Totalitarios de 1984 y Fahrenheit 451

IIº Medio Nivel Superior

Español

4/5/ 2001

Manipulación del Pasado en los Estados Totalitarios de 1984 y Fahrenheit 451

En este trabajo analizaré dos obras: Fahrenheit 451, escrita por el estadounidense Ray Bradbury en el año 1967 y publicada en 1947, y 1984 escrita por el inglés George Orwell en 1948. En las dos obras se presentan estados totalitarios cabales. Estos se preocupan de ejercer el poder sobre toda actividad del ciudadano sin exceptuar área alguna, es decir, no solamente se preocupan del fuero externo sino que también del fuero interno, son totalmente configuradores del ciudadano. No sólo determina el comportamiento de los ciudadanos sino que también determina sus pensamientos y sentimientos. Un estado totalitario debe tener total manipulación del pasado, para así lograr controlar el futuro. En 1984 ahí una frase que ejemplifica el objetivo del Estado Totalitario: “Quien controla el pasado controla el futuro y quien controla el presente controla el pasado”. Para lograr el control del pasado existen distintos métodos que analizaré más adelante. Tener el control absoluto del pasado significa poder cambiarlo, eliminarlo y/o invertalo. Esto es la mutación del pasado en sí. Pase lo que pase no puede lograrse que lo que aconteció en el pasado no haya sucedido, siempre va a existir la historia; pero que esta no se le muestre o se le muestre de otra manera al ciudadano es la misión del Estado Totalitario en las dos obras. Lo que me motiva a escoger este tema es saber cómo es la vida de un ciudadano común y corriente en un estado totalitario. También descubrir la razón por la cual el estado totalitario manipula la historia y, por consiguiente, a su pueblo.

El pasado se transmite a través de las personas, con lo que tienen en la memoria y transmiten oralmente a las nuevas generaciones, o a través de lo escrito. El pasado en las obras es alterado con distintos mecanismos. En 1984, se anula la historia y se inventa otra, a la orden del estado, este proceso es algo constante que los funcionarios del partido tienen que hacer a diario. Se rehacen testimonios sin excepción: diarios, libros, revistas, volantes, carteles y todo tipo de material impreso o documental. Esto lo lleva acabo el “Ministerio de la Verdad”, que su objetivo es mentirle a los ciudadanos. Todo es falso, la verdad es tergiversada por el Estado día tras día incesantemente. Los radio parlantes del estado que se encontraban en todas partes y lo periódicos continuamente mostraban los “aumentos” de producción o “mejorías” en cualquier ámbito. El ejemplo más claro es el del chocolate; “Había habido hasta manifestaciones para agradecerle al Gran hermano el aumento de la ración de chocolate a veinte gramos cada semana. Ayer mismo, se había anunciado que la ración reduciría a veinte gramos semanales. ¿Cómo era posible que pudieran tragarse aquello, si no habían pasado más que veinticuatro horas?”. Los ciudadanos como no podían pensar porque sino eran criminales del pensamiento lo creían y era como si no se acordaran de que la semana pasada la ración había sido de treinta gramos. Así, eran supuestamente felices viviendo en la miseria. Los ciudadanos, engañados absolutamente por el Estado, creen que todo esta bien; aunque la verdad es que no piensan, así que el Estado puede seguir teniendo el control de todo. En Farenheit 451, el Estado prohibe la existencia de cualquier tipo de libro porque estos pueden llegar a crear inquietudes que pueden llegar hasta a causar revoluciones o anarquías. Para que nadie lea, los bomberos queman todo lugar donde se sepa que hay libros para que así no puedan existir más. Como dijó el capitán de los bomberos, Beatty: ”No aflijamos a los hombres con recuerdos. Que olviden. Quemémoslo todo. El fuego es brillante y limpio”. Para el Estado es peligroso que los ciudadanos lean porque esto conduce al pensamiento y los ciudadanos de Fahrenheit 451 no acostumbran a pensar. Sin duda, el conocimiento que dan los libros y el saber cosas del pasado puede causar desarmonía; pero, por otro lado, puede hacer que la humanidad no se equivoque en los mismos errores que se ha equivocado antes y así de una vez por todas poder evolucionar. Así se construye una ideología en la que reina el engaño y/o ocultación, debido a que el gobierno, no da los motivos reales del por qué quemar los libros, sino que da explicaciones falsas a sus ciudadanos, de forma que estos están en error de forma inconsciente, por lo que no hay libertad, y esto ayuda sin duda alguna a mantener a la sociedad al margen de los libros, y a que sean más ignorantes de lo que lo serían con la presencia de libros. Dependiendo de las actitudes del individuo ante el conocimiento y la búsqueda de la verdad, en una sociedad sin libros es difícil encontrar a alguien que nos pueda ayudar a encontrar la verdad, a conseguir una sociedad abierta, tolerante y preocupada por la investigación, la verdad y que pueda salir de la ignorancia, del error, tanto individual como colectivo, es casi una empresa imposible. Siempre puede haber un grupo de personas preocupados y con interés por saber, aprender y enseñar como ocurre en la novela con el grupo de personas que son los “hombres libro”. Estos consiguen leer un libro y memorizarlo para poder contarlo y cambiar impresiones con sus conciudadanos y así por medio de este intercambio de conocimiento mantener una actitud intelectual individual y colectiva dentro de los márgenes que les permite la ley. Para ejemplificar la labor que cumplían los “hombres libro”, esto es lo que dijó uno de ellos, Granger: “Mejor es guardarlo todo en la cabeza, donde nadie pueda verlo ni sospechar su existencia. Todos somos fragmentos de Historia, de Literatura y de Ley Internacional, Byron, Tom Paine, Maquiavelo o Cristo, todo esta aquí (mente)”.

Las ventajas de la manipulación del pasado son obvias. El estado totalitario controla el pasado con un fin. Se asegura un dominio absoluto sobre la memoria individual y colectiva lo que permite configurar a voluntad la personalidad de los ciudadanos y de los pueblos. El estado es totalmente configurador del ciudadano, le impone un pensamiento, unos sentimientos y una idea de su propia personalidad. Por ejemplo, en 1984, esto se logra controlando el monopolio de los medios de comunicación de masas, lo segundo el monopolio de las estructuras pedagógicas y tercero, la exclusiva y unilateral manipulación de la historia. Si el hombre es, en gran medida, lo que ha recibido de la tradición, manipulando la biografía individual y la de su pueblo se determina la parte adquirida de su personalidad. El Estado, que ya dominaba el presente y el futuro, aspira a mandar sobre el pasado. Con esto, se multiplica la autoridad doctrinal del partido: actualizando el pasado puede probarse documentalmente (radio, periódicos, etc.) que el partido ha estado acertando en todas sus predicciones. La transmutación de los hechos pretéritos es una infalibilidad retrospectiva que, además, demuestra la presente y futura “infalibilidad del partido”. Aparte, como la gente no tiene derecho a pensar porque si piensan son detectados y posteriormente torturados, no es posible cuestionar el sistema. En Farenheit 451, el estado configura al ciudadano no dejándolo pensar ni leer, como ya esta dicho e imponiéndole ideas a través de la publicidad y la televisión.

Como conclusión, algo que uno hizo en el pasado uno puede arrepentirse o tratar de arreglar las consecuencias pero lo que haya acontecido es algo que esta ahí, pero en un Estado Totalitario Cabal como los vistos en las dos obras el pasado puede ser cambiado, olvidado o simplemente dejarlo nulo. En una sociedad como la de Farenheit 451 en donde no se les permite tener libros a los ciudadanos, es una sociedad ignorante, pobre y poco crítica. Como no saben del pasado, no pueden saber si lo que viven es bueno o malo, ya que no han tenido la oportunidad de contemplar otras civilizaciones que pueden aparecer en un libro. De esta manera, son como corderillos guiados por unas cuantas personas (gobierno), que no permiten que los ciudadanos conozcan la verdad, ni que tengan su propia opinión y, por consiguiente no se sepan valorar a sí mismos. Lo mismo pasa en 1984 en donde los ciudadanos tampoco pueden pensar por si mismos y toda la información que tienen disponible es falsa para que así crean que las cosas van bien, aunque es todo lo contrario. Al igual que en Fahrenheit 451 los ciudadanos son como corderillos guiados por unos pocos (gobierno). Como comentario personal, tengo que decir que los estados totalitarios están casi obsoletos, por lo menos no son tan cabales como los dos que analice recientemente, dado a que la gente es consciente y puede pensar y darse cuenta que lo único que hace un estado de esta naturaleza es bloquear el progreso y desvalorizar a las personas (ciudadanos normales) que supuestamente, según Dios, tienen todos tenemos los mismos derechos.

Bibliografía

Bradbury, Ray. Farenheit 451

1ª edición:

Editado Plaza & Janes

Colombia Noviembre 1992

184 páginas

Orwell, George. 1984

1ª edición: abril 1952

Ediciones Destino, S.A.

Varios autores, Orwell: Reflexiones de 1984

1ª impresión: 20 de septiembre de 1984

Selecciones Austral

1984, página 8

1984, página 69

Fahrenheit 451, página 66

Fahrenheit 451, página 170

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Enviado por:Fdo Solari
Idioma: castellano
País: Chile

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