Sociología y Trabajo Social
Maltrato a menores
UNIVERSIDAD SANTA MARÍA LA ANTIGUA
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS
ESCUELA DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS
El Maltrato de Menores
1999
INTRODUCCIÓN
Cuando los miembros de alguna familia se dejan llevar por el estrés, pueden “explotar” por detalles tan concretos como una llanta ponchada, la pérdida del trabajo, enfermedad o muerte de un pariente, problemas económicos, divorcio, cambio de domicilio y hasta por el nacimiento de otro niño.
Por consecuencia -y es un hecho lamentable que debe desaparecer cuanto antes de una vez por todas- muchos de estos casos de furia paterna, combinado con la frustración, recaen agresivamente sobre el menor.
Entonces podemos decir que el maltrato del menor es un proceso mediante el cual los menores de edad sufren de una violencia física, emocional o ambas, y esta violencia es ejecutada por padres, tutores o custodios, siempre en forma intencional.
Siempre se ha abusado de los niños, pero lo más increíble, es que en muchos de los casos, son los más pequeños e indefensos las principales víctimas. Para muestra un simple ejemplo cotidiano de nuestros hogares.
“Mamá, necesito que me digas qué te parece el dibujo que hice, de mi artista favorito, para la clase de mañana”, insiste Patricia, de siete años.
“Ahorita no puedo, espera que me desocupe y me sienta mejor, me duele la cabeza”, Patricia no deja de insistír, pues para ella, el llevar a su artsista bien dibujado, es lo más importante.
“Mami ya es hora de que me des tu opinión”.
La señora como no se siente bien, se porta agresiva: “Mira Patricia…ya estoy harta de revisar la tarea contigo ¿eres tonta o qué?”.
“A mí no me necesitas para nada, definitivamente eres una burra, ¿Cómo esperas hacer las cosas bien si eres una insegura? Todo quieres que lo vea contigo, pues bien, está feo tu dibujo, y con una niña tan terca como tú, no podíamos esperar más, así nunca vamos a llegar a ningún lado, por burra y necia, nunca haces nada bien”.
Aunque no parezca….estamos frente a un caso de maltrato infantil.
¿No creen que hubiera sido mejor para Paty, que su mamá le hubiera dado un vistazo al dibujo, aunque sea por encimita y le diera su aprobación?
¿Cómo se sentirá mañana esta niña en la clase al entregar su dibujo?, sí su mamá, la persona que más la quiere, le ha hecho pensar que ella “no sirve para nada”.
Entraremos a profundizar con el respectivo trabajo la esféra que envuelve al maltrato de menores como una de las enfermedades más latentes de nuestra sociedad actual y que progresivamente ha ido en aumento lamentablemente, de manera que podamos reconocer al concluír el mismo las causas, consecuencias y posibles soluciones y recomendaciones, para tratar de subsanar esta problemática social que no respeta ni clases sociales, ni credos y que es parte de nuestro diario vivir, no sólo en la familia panameña sino en toda la familia mundial.
Aspectos Generales del Maltrato de Menores
La familia es la célula fundamental de la sociedad donde el niño debe aprender las normas y valores del medio en que vive; ella juega un rol decisivo en su desarrollo, al convertirse en su primer modelo producto de la interacción del grupo familiar.
Se sostiene que como consecuencia de esa interacción, surgen a veces conductas delictivas o criminales y otras, que sin llegar a serlo, pueden llevar a sus miembros más débiles niños y adolescentes a manifestarlas dentro y fuera de su hogar. Esto comprueba que la familia puede constituirse en un factor criminógeno de la sociedad..
Estudios sobre la materia, señalan que un 96% de menores con problemas tienen fallas en su grupo familiar: padres separados, núcleo desintegrado, padres desconocidos, alcohólicos o delincuentes, madres que trabajan, tensiones familiares provocadas por la pobreza, conflicto valorativo con el mundo circundante. Todos factores que provocan falta de modelos familiares y que impiden con ello ejemplaridad y como consecuencia, la falta de seguimiento.
Se une a lo anterior, la violencia psíquica o física de que pueden ser víctimas los menores, que los llevará sin duda, si nó a cometer actos ilícitos, al menos a padecer serios trastornos en su conducta y en su vida de relación.
Esta violencia que se ejerce contra la juventud y que obviamente, genera más violencia, se ve asegurada y difundida por los medios de comunicación masiva que la transmiten y la exaltan y producen más violencias en los jóvenes. No obstante, es la influencia familiar la que emerge decisiva en la conducta de los menores, imprimiendo una huella indeleble en su personalidad.
La hiponutrición, falta de educación, carencia de atención médica, explotación de los menores en tareas inapropiadas, pueden constituir factores que conduzcan al delito, como queda ilustrado a través de los siguientes datos:
Cada día mueren 40.000 niños por enfermedad, y millones conocen el hambre y la violencia. 14 millones de niños mueren cada año por enfermedades evitables y 500.000 madres mueren durante el embarazo o parto.
La desnutrición afecta en el mundo al 40% de niños menores de 5 años, y sólo uno de cada dos tiene acceso al agua potable.
Los derechos de los niños se violan en todas partes, son víctimas de malos tratos o de abusos sexuales, y están incluidos en los conflictos armados, hambreados y obligados al exilio.
Se afirma que la violencia dentro y fuera del hogar, conduce al incremento del alcoholismo y de la drogadicción infantil. Para lograr una eficaz prevención en estos aspectos, será fundamental una acción mancomunada entre el Estado y los particulares.
El Congreso Panamericano de Criminología (Buenos Aires 1979) concluyó que desde los primeros días de su vida, el niño acoge y recoge todo lo que en su alrededor se dice, hace y omite. Depende de sus padres para recibir el alimento de su cuerpo y de su espíritu, para aprender la apertura a relaciones interpersonales y para imitar la aceptación y la realización de valores e ideales.
¿Qué es el Maltrato Infantil?
Hemos elegido la definición del Centro Internacional de la Infancia de París, que considera que maltrato infantil es "cualquier acto por acción u omisión realizado por individuos, por instituciones o por la sociedad en su conjunto y todos los estados derivados de estos actos o de su ausencia que priven a los niños de su libertad o de sus derechos correspondientes y/o que dificulten su óptimo desarrollo".
Existen diferentes tipos de maltrato, definidos de múltiples formas, nosotros hemos seleccionado las siguientes :
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Maltrato físico: Acción no accidental de algún adulto que provoca daño físico o enfermedad en el niño, o que le coloca en grave riesgo de padecerlocomo consecuencia de alguna negligencia intencionada.
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Abandono físico: situación en que las necesidades físicas básicas del menor, (alimentación, higiene, seguridad, atención médica, vestido, educación, vigilancia...), no son atendidas adecuadamente por ningún adulto del grupo que convive con él.
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Abuso sexual: Cualquier clase de placer sexual con un niño por parte de un adulto desde una posición de poder o autoridad. No es necesario que exista un contacto físico (en forma de penetración o tocamientos) para considerar que existe abuso sino que puede utilizarse al niño como objeto de estimulación sexual, se incluye aquí el incesto, la violación, la vejación sexual (tocamiento/manoseo a un niño con o sin ropa, alentar, forzar o permitir a un niño que toque de manera inapropiada al adulto) y el abuso sexual sin contacto físico (seducción verbal, solicitud indecente, exposición de órganos sexuales a un niño para obtener gratificación sexual, realización del acto sexual en presencia de un menor, masturbación en presencia de un niño, pornografía...)
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Maltrato emocional: Conductas de los padres/madres o cuidadores tales como insultos, rechazos, amenazas, humillaciones, desprecios, burlas, críticas, aislamiento, atemorización que causen o puedan causar deterioro en el desarrollo emocional, social o intelectual del niño.
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Abandono emocional: Situación en la que el niño no recibe el afecto, la estimulación, el apoyo y protección necesarios en cada estadio de su evolución y que inhibe su desarrollo óptimo. Existe una falta de respuesta por parte de los padres/madres o cuidadores a las expresiones emocionales del niño (llanto, sonrisa,...) o a sus intentos de aproximación o interacción.
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Síndrome de Münchhausen por poderes: Los padres/madres cuidadores someten al niño a continuas exploraciones médicas, suministro de medicamentos o ingresos hospitalarios, alegando síntomas ficticios o generados de manera activa por el adulto (por ejemplo mediante la administración de sustancias al niño).
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Maltrato institucional: Se entiende por malos tratos institucionales cualquier legislación, procedimiento, actuación u omisión procedente de los poderes públicos o bien derivada de la actuación individual del profesional que comporte abuso, negligencia, detrimento de la salud, la seguridad, el estado emocional, el bienestar físico, la correcta maduración o que viole los derechos básicos del niño y/o la infancia.
Indicadores del maltrato de menores
El niño no sabe defenderse ante las agresiones de los adultos, no pide ayuda, esto lo sitúa en una posición vulnerable ante un adulto agresivo y/o negligente. Los niños que sufren maltrato tienen múltiples problemas en su desarrollo evolutivo, déficits emocionales, conductuales y socio-cognitivos que le imposibilitan un desarrollo adecuado de su personalidad. De ahí la importancia de detectar cuanto antes el maltrato y buscar una respuesta adecuada que ayude al niño en su desarrollo evolutivo.
Los problemas que tienen los niños maltratados se traducen en unas manifestaciones que pueden ser conductuales, físicas y/o emocionales. A estas señales de alarma o pilotos de atención es a lo que llamamos indicadores, ya que nos pueden "indicar" una situación de riesgo o maltrato.
A continuación exponemos una serie de indicadores que nos pueden ayudar en nuestra observación, sin embargo hay que tener en cuenta que éstos por sí solos no son suficientes para demostrar la existencia de maltrato sino que además debemos considerar la frecuencia de las manifestaciones, cómo, dónde y con quién se producen.
Por ello es importante saber interpretar estos indicadores y no quedarnos ante ellos como observadores o jueces de una forma de ser ante la que no podemos hacer nada. Estos indicadores no siempre presentan evidencias físicas sino que pueden ser también conductas difíciles de interpretar.
Algunos de los indicadores, entre otros, que se pueden dar son:
En el MENOR:
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señales físicas repetidas ( morados, magulladuras, quemaduras...)
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niños que van sucios, malolientes, con ropa inadecuada, etc.
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cansancio o apatía permanente (se suele dormir en el aula)
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cambio significativo en la conducta escolar sin motivo aparente
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conductas agresivas y/o rabietas severas y persistentes
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relaciones hostiles y distantes
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actitud hipervigilante (en estado de alerta, receloso,...)
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conducta sexual explícita, juego y conocimientos inapropiados para su edad
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conducta de masturbación en público
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niño que evita ir a casa (permanece más tiempo de lo habitual en el colegio, patio o alrededores)
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tiene pocos amigos en la escuela
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muestra poco interés y motivación por las tareas escolares
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después del fin de semana vuelve peor al colegio (triste, sucio, etc..)
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presenta dolores frecuentes sin causa aparente
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problemas alimenticios (niño muy glotón o con pérdida de apetito)
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falta a clase de forma reiterada sin justificación
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retrasos en el desarrollo físico, emocional e intelectual
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presenta conductas antisociales: fugas, vandalismo, pequeños hurtos, etc.
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intento de suicidio y sintomatología depresiva
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regresiones conductuales (conductas muy infantiles para su edad)
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relaciones entre niño y adulto secreta, reservada y excluyente
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falta de cuidados médicos básicos
En los PADRES y/o CUIDADORES:
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parecen no preocuparse por el niño
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no acuden nunca a las citas y reuniones del colegio
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desprecian y desvalorizan al niño en público
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sienten a su hijo como una "propiedad" ("puedo hacer con mi hijo lo que quiero porque es mío")
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expresan dificultades en su matrimonio
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recogen y llevan al niño al colegio sin permitir contactos sociales
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los padres están siempre fuera de casa (nunca tienen tiempo para...)
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compensan con bienes materiales la escasa relación personal afectiva que mantiene con sus hijos
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abusan de substancias tóxicas (alcohol y/o drogas)
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trato desigual entre los hermanos
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no justifican las ausencias de clase de sus hijos
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justifican la disciplina rígida y autoritaria
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ven al niño como malvado
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ofrecen explicaciones ilógicas, contradictorias no convincentes o bien no tienen explicación
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habitualmente utilizan una disciplina inapropiada para la edad del niño
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son celosos y protegen desmesuradamente al niño
Estos indicadores pueden observarse en otros casos que no necesariamente se dan en niños maltratados, la diferencia más notable es que los padres maltratadores no suelen reconocer la existencia del maltrato y rechazan cualquier tipo de ayuda, llegando a justificar con argumentos muy variados este tipo de acciones; en cambio los padres con dificultades suelen reconocerlas y admiten cualquier tipo de ayuda que se les ofrezca.
Justificación.
No se puede medir con seguridad el maltrato infantil en el mundo, de lo que sí podemos estar seguros es de las consecuencias tan severas que sufren los niños maltratados.
Parece ser que desde siempre se ha abusado de los niños, de diversas maneras, pero lo más increíble, es que en muchos de los casos, son los más pequeños e indefensos (menores de tres años), y los niños con necesidades especiales, quienes han sido las principales víctimas de estas prácticas.
Hasta la fecha, el derecho de disciplinar y castigar a los hijos ha sido privilegio único de los padres, por lo tanto, educadores, profesionistas y vecinos se mantenían al márgen, de estos incidentes cuando no sucedían en la familia.
Ahora es diferente, pues según se ve, más gente está realmente preocupada por esta situación que parece no tener control.
El maltrato de menores ya no se tolera tan fácilmente, y en nuestra sociedad, por ejemplo, encontramos gente decidida a defender a los inocentes del trato brutal que les dan las personas “supuestamente” encargadas de cuidar su bienestar.
Es por eso que considera uno de sus principales objetivos el de sensibilizar y formar a aquellos profesionales que se encuentran en contacto con la infancia y que, por lo tanto, tienen la posibilidad de detectar casos en los que los niños no sean bien tratados por las personas responsables de su cuidado.
En este sentido, la escuela es un lugar privilegiado, ya que todos los niños pasan por ella y el profesor es el agente activo que ésta más tiempo en contacto con los menores, lo que le permite observar y conocer el comportamiento del niño en el aula, la interacción con sus iguales... En resumen, ser testigo del desarrollo socio-emocional e intelectual del niño.
El maltrato que recibe el niño por parte de sus cuidadores tiene graves consecuencias sobre su desarrollo evolutivo, dichas consecuencias pueden llegar a determinar el éxito o el fracaso no sólo en el ámbito del aprendizaje escolar sino también en la competencia social del niño, aspectos importantes en la posterior adaptación social del sujeto. De ahí la gran importancia de que los profesionales de la educación posean una formación que les ayude a detectar los casos de niños que sean maltratados, conocer las mejores estrategias de intervención, qué hacer ante el niño, cómo dirigir la entrevista con los padres, a dónde dirigirse en caso de que tenga que intervenir agentes especializados, etc.
Para ello debe elaborarse una guía sobre el maltrato infantil dirigida a los profesores con el ánimo de apoyar tanto al profesor en su labor de detección como proteger al niño con el fin de procurarle un futuro mejor. Con el objetivo de sensibilizar a los profesionales de la educación de la existencia del maltrato infantil. Dar a conocer a través de la guía las consecuencias que produce en el niño el maltrato infantil. Exponer los principales indicadores para identificar al niño que recibe malos tratos. Aconsejar sobre el tratamiento del niño maltratado y de los padres de éste. Dar a conocer los organismos y asociaciones competentes que pueden ofrecer una ayuda especializada en el caso de que sea necesaria.
«El que pega para enseñar está enseñando ... a pegar»
Por lo general, el adulto abusivo fue también víctima de algún abuso durante su infancia. Algunos padres que maltratan a sus hijos creen que el castigo duro es la única forma de disciplina, ya que éste es el método que se les hace más familiar.
El abusivo posee una pobre autoestima y no tiene una idea clara de cómo formar a sus hijos, ni de las etapas de su desarrollo, por ejemplo: el papá que se enoja en exceso porque su hijo de 14 meses de edad mo deja de llorar.
El padre abusivo tiene poca tolerancia a las frustraciones que se le presentan y no sabe manejarlas, por lo tanto se muestra impulsivo e impaciente con los niños y su enojo provoca el abuso por parte de este.
Concienciar a los padres de que el afecto es la mejor forma de educar y de evitar que se reproduzcan acciones violentas, así estaremos frente a mecanismos para corregir el maltrato en la familia de los menores.
. En este sentido, debemos de recordar que investigaciones efectuadas en diversos países revelan que el maltrato y el abandono del niño son causa de la aparición de síntomas psíquicos y somáticos que pueden desencadenar trastornos en los hábitos infantiles y adolescentes, generadoras de delincuencia y toxicomanías, de enfermedades mentales y minusvalías.
Manifestaciones del Maltrato Infantil
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Físicas: golpes, quemaduras, sofocación, laceraciones, lesiones, fracturas, ataduras.
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Negligencia: Cuando no se brinda al menor la atención adecuada y con ello se pone en riesgo su salud física, por ejemplo: falta de alimentación adecuada, aplicación de vacunas, falta de higiéne.
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Abandono: Se priva al menor de la presencia de sus padres o tutores por períodos largos, que le exponen a sensaciones de angustia, soledad, y a riesgos de sufrir accidentes o enfermedades.
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Explotación: Cuando se obliga al menor a trabajar para mantener a un adulto que está en condiciones de hacerlo por sí mismo, por ejemplo: los niños que venden frutas en los semáforos.
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Abuso: Cuando se somete al menor a actos que no son adecuados para su edad y condición provocando daño físico o psicológico, como el abuso sexual o los trabajos forzados.
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Maltrato psicológico: Acciones del adulto que provocan en el menor: privación de afecto, insultos, acusaciones, privación de sueño, bloqueo del desarrollo.
Cabe señalar que no existen en la República de Panamá datos precisos sobre los casos de maltrato, negligencia o abuso a los menores. Sólo se tiene una evidencia imprecisa de la situación a través de cifras oscuras y de reportes de maltratos que en muchas ocasiones no vienen a ser el primero que se da en la víctima, sino que más bien son productos de actos concatenados, continuos y progresivos, que van acumulándose y que muchas veces no son denunciados por falta de conciencia y desconocimiento de los criterios para la detección y el diagnóstico.
Estas situaciones hacen que el problema se agudice y pase desapercibido e ignorado y se le de un alto subregistro de casos.
El Principal Factor del Diagnóstico del Maltrato debe ser LA SOSPECHA
Idealmente, el niño o niña en peligro de sufrir agresiones, debería ser detectado antes de que ocurra el daño. Por eso, es muy importante tener claro cuales son los factores de riesgo, realizar un estudio previo de la conducta de los padres, llevar un historial clínico completo, entrevistar a los padres, observar y examinar detalladamente al niño o niña, para lograr una mejor apreciación de lo que circunda alrededor de la criatura, que es lo que lo aflige o atemoriza, entre otras cosas.
Es muy importante llevar registros de hallazgos, tomar fotografías, gravar las entrevistas si fuera necesario, ya que la información dada por los padres y cuidadores, generalmente discrepa del diagnóstico médico, lo cual es motivo suficiente para realizar un informe detallado destinado a las autoridades competentes.
Se debe tener en cuenta que los niños y niñas aunque sean maltratados, defenderán a sus padres o cuidadores, y frecuentemente se considera merecedores de los malos tratos a los que han sido víctima.
Por otro lado, vemos como el Código de la Familia plasma en sus artículos 502 y 503 sobre la obligación que tienen todos los funcionarios o profesionales de la salud, de la educación, trabajadores sociales, del orden público, policía de investigación y los directivos y funcionarios de centro de atención, observación o rehabilitación de menores, entre otros de informar en un término no mayor de veinticuatro (24) horas desde el conocimiento de la situación de maltrato en contra del menor, así como también toda autoridad administrativa, el médico que tenga a un menor bajo tratamiento o el funcionario a cargo de un hospital u otra institución de salud, quienes podrán asumir la protección del menor cuando tenga motivo razonable para creer que ha sido víctima de maltrato. Hasta que la situación no sea clara, es necesario proteger al menor de un nuevo ataque por parte de los adultos, esto indica en otras palabras, la necesidad de ayudar a la familia.
“LA INFANCIA DE LOS PADRES CARGA LA ESCOPETA. LOS CONFLICTOS DE LA VIDA HACEN QUE LA APUNTEN, Y EN LA FASE ESPECÍFICA DE LAS NECESIDADES DEL NIÑO, APRIETA EL GATILLO”.
Por lo general, los padres de los menores maltratados actúan en la mayoría de los casos de igual forma como la generalidad de los casos concretos estudiados, y actúan casi siempre, siguiendo patrones de conductas similares a los siguientes:
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Relatan una historia contradictoria e incoherente que no explica la lesión o el agravio cometido sobre el menor.
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Se muestran reacios a dar cualquier tipo de explicación, información solicitada con relación a los maltratos siendo estos físicos o psicológicos detectados en el menor.
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Se demoran sin justificación para darle asistencia médica, luego de haber sufrido un trauma producto de ese maltrato.
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Reflejan una actitud de descuido, desapego, o excesivo mimo con el niño o niña.
Una vez más vemos que un factor determinante es la determinación de la existencia real del maltrato infantil en la sospecha que se pueda tener del mismo, ya sea reflejado por los padres o cuidadores del menor o por parte de los mismos niños maltratados. Para concluír este aspecto debemos tener muy en cuenta el análizis de las manifestaciones externas por parte de los sujetos del maltrato a fin de poder de esta manera llegar a detectarlo, ya que la mayoría de los casos de maltrato de menores no llegan a los funcionarios respectivos encargados de salvaguardar y proteger los interéses afectados de la sociedad.
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Enviado por: | José Luis Blanco |
Idioma: | castellano |
País: | España |