Economía y Empresa


Malthus


U.L.A.C.I.T

Criminologia

Trabajo de Thomas Malthus

23 de noviembre del 2001

THOMAS ROBERT MALTHUS

Malthus

Economista inglés nació en The Rookery, cerca de Guilford, Surrey en 1766 y murió en Haileybury cerca de Hertford en 1834.

Su padre tenía relación con D. Hume y sentía gran admiración hacia las ideas de Rousseau. Thomas Robert Malthus estudió en Cambrige, se hizo pastor anglicano en Albury (Surrey) y, en 1805, fue nombrado profesor de economía política en el colegio de Haileybury. Fue autor de An Essay on the Principle of Population, en 1798 (Ensayo sobre el principio de población), ampliado a lo largo de ediciones sucesivas; An Investigation of the Cause of the Present High Price of Provision, en 1808 (Investigaciones sobre la causa de la elevación actual del precio de los víveres); Principles of Political Economy Considered with a View to their Practical Application, en 1820 (Principios de economía política).

Mientras que, para resumir y quizá con el fin de hacer correr la imaginación, se hablaba casi únicamente de la ley de la población de Malthus. (V. DEMOGRAFIA), Robert Goetz-Girey (1910-1964) mostró el interés de las ideas de Malthus acerca de los problemas del crecimiento. Incluso algunos no han vacilado en afirmar que la Teoría general del empleo, del interés y de la moneda de Keynes era simple y puramente la ordenación racional de las ideas de Malthus.

Malthus centró sus tesis en la necesidad, para la consecución del progreso económico, de una demanda efectiva: la edición de sus Principios de economía política en 1820 contiene un capítulo sobre el problema de la insuficiencia de la demanda. En la segunda edición (1836), este capítulo se convirtió e un libro de 100 páginas sobre los Progresos de la riqueza. En él se encuentra una verdadera teoría del crecimiento. A este respecto, Malthus examinó sucesivamente el crecimiento de la población y el crecimiento del capital como factores del progreso de la riqueza, a los que añadió la fertilidad del suelo y los inventos. También examinó la influencia de la extensión del comercio. Tomó la delantera a Colin Clark (nacido en 1905) al indicar que el crecimiento se ve favorecido por la existencia de consumidores improductivos y de servicios personales, en otros términos por el desarrollo de un sector terciario.

Es evidente que el crecimiento de la población puede ser un factor de aumento de la demanda y, por consiguiente, un factor de crecimiento. Pero, en el pensamiento de Malthus, este crecimiento de la demanda efectiva sólo se produce en la medida en que el crecimiento de la población se manifiesta en un aumento del empleo: la evolución económica depende de la demanda de los trabajadores consumidores. Resumiendo, la rentabilidad de la producción está en función del consumo. La producción es rentable si la renta se gasta. Pero si la renta no se consume íntegramente, debido a costumbres de sobriedad, se producirá un decrecimiento del consumo y se producirá un ahorro excesivo, que puede conducir a depresiones. Sólo si este ahorro su utiliza para la formación de capital (en la inversión), el crecimiento económico podrá seguir. El ahorro invertido es, pues, indispensable para el progreso.

La renta real y su aprovechamiento pueden aumentar gracias a una mejora de la “fertilidad del suelo” o a los “invento”. Igualmente, el valor de cambio del producto puede aumentar gracias a la “división de los bienes raíces”, al “comercio interior y exterior” y a la “conservación de consumidores improductivos”. En definitiva, Malthus observó perfectamente que el desarrollo no puede ser continuo sin que haya un crecimiento de la demanda; resaltó también -lo que es más fundamental- que ese crecimiento de la demanda no es espontáneo.

Maltusianismo Económico

A partir de la idea del control de la natalidad que está en la base del maltusianismo demográfico, fue cuando se empezó a hablar de maltusianismo económico. Pueden calificarse como maltusianas todas las doctrinas económicas que preconizan deliberadamente una limitación de la producción. Incluso se ha llegado a considerar como maltusiana toda ideología contraria al cambio, al progreso en todas sus modalidades, e incluso todas las actitudes que conducen a un freno de la actividad productiva, aunque no procedan de una doctrina consciente. De forma más precisa, bajo la expresión general de maltusianismo económico, se designan las diferentes prácticas que tienden a reducir la oferta no de forma provisional (reducción de mercancías almacenadas o escalonamiento de las ventas), sino de forma duradera.

Los procedimientos maltusianos son variados. Algunos, mediante la destrucción de una parte de los bienes considerados como excedentes, tienen como finalidad mantener los precios a un nivel elevado o impedir su hundimiento; estos primeros procedimientos usados básicamente en una situación en la que el oferente dispone de una situación de monopolio, son una muestra de lo que se ha venido en denominar maltusianismo agresivo, dado que, la mayoría de las veces, el fin es conseguir un máximo de beneficios con un mínimo de esfuerzo. A esta modalidad se opone el maltusianismo larvado, inspirado por reflejos conservadores o por la búsqueda de la seguridad; en este caso, los procedimiento a los que se recurre presentan un carácter más bien preventivo, dedicándose a impedir que la producción sea excedentaria, lo que conduce a transformar las mismas condiciones de la producción. Mientras que la primera forma es denunciada la mayoría de las veces debido a acciones visibles que la hacen destacar, la segunda es mucho más peligrosa, puesto que es menos espectacular.

El maltusianismo agresivo

El maltusianismo agresivo se presenta básicamente bajo la forma de una acción sobre las cantidades que se pretende disminuir: dominó sobre todo durante la crisis de 1929. Consiste esencialmente en una destrucción parcial o total de las cantidades que se consideran excedentes. En el ámbito de la agricultura, la destrucción es a menudo total: las cosechas son a veces enterradas, puesto que el precio de venta no bastaría para pagar la cosecha y el transporte. Por ejemplo, el café de Brasil se quemaba en las locomotoras, el trigo era transformado en azul de metileno, las viñas o los árboles frutales eran arrancados. En septiembre de 1953, el gobierno norteamericano aprobó un plan de sacrificio de una parte del ganado porcino: 6 millones de animales, en la plenitud de su desarrollo, fueron exterminados al no poder ser absorbidos por la exportación ni por el consumo interior. Los ganaderos percibieron más de 30 millones de dólares de indemnización.

En la industria, la restricción de la producción reviste aspectos menos duros y menos brutales. Evidentemente, se destruye el utillaje, agrupaciones patronales vuelven a comprar fábricas para demolerlas totalmente y enviar el material a la chatarrería; un monopolio cierra una parte de las fábricas que controla. Esta acción se nota a veces en la calidad: un monopolio inglés preveía que la bombilla eléctrica no debía durar más de 1.000 horas. Esta forma de maltusianismo refleja las presiones que hacen algunos grupos sociales sobre los poderes públicos a fin de obtener una restricción de las importaciones o una subida de los derechos arancelarios. Ante la carestía de los productos cuyo precio ha aumentado por la escasez, se observa un descenso de las ventas dado que muchos consumidores se ven obligados a abstenerse. Pero que haya escasez porque sean caros, o caros porque sean escasos, la finalidad es siempre establecer o mantener un nivel alto de beneficios haciéndoselo pagar caro al consumidor.

De todas formas, entre el maltusianismo agrícola y el malthusianismo industrial, aparece una clara diferencia: los productores industriales disponen de más facilidades que los agricultores para evitar que las cantidades producidas se conviertan en excedentes; les basta con cerrar las empresas, limitar los equipos o cadenas de producción, etc... Sin embargo, con actuaciones de este tipo, se pasa ya sin darse cuenta al maltusianismo larvado.

El maltusianismo larvado

El maltusianismo larvado descubre el predominio de cierto estado de espíritu, orientado básicamente hacia la búsqueda de la seguridad; pocos grupos sociales escapan por otra parte a esta tendencia. El placer del riesgo y de la independencia que caracterizaba a los empresarios pioneros del capitalismo se sustituye a menudo, entre sus sucesores, por la búsqueda de la seguridad mediante la asociación a medida que, según la expresión del economista alemán Werner Sombart (1863-1941), el “capitalismo acumula barriga”. Los primeros habían asegurado la conquista de las posiciones; los segundos se contentan en organizarlas, que no quiere decir que estén inactivos.

Concretamente, esta búsqueda de la seguridad se opone a todo cambio susceptible de poner en peligro las ventajas conseguidas. También esta modalidad de maltusianismo adopta formas más sutiles y también más graves: restricciones en el empleo de la mano de obra, acceso limitado a algunas profesiones, empleo diferido de nuevos procedimientos técnicos de fabricación (caso del nylon), prohibición de apertura de nuevos almacenes, diversas presiones ejercidas sobre los poderes públicos, etc...

De una forma general, las consecuencias de este maltusianismo son que a menudo, la producción material es inferior a lo que podría ser, y los precios son más elevados. Esta insuficiencia de la producción efectiva respecto a la capacidad de producción instalada tiene el efecto de frenar el progreso tanto técnico como económico. Así, la lucha contra el maltusianismo es signo de cambios de mentalidad y de actitudes.

LA IDEA DE LA DEMANDA EFECTIVA

Dos años más tarde, en 1800 al escribir "An investigation of the cause of present high price of provisions" tuvo la oportunidad de desarrollar la tesis que se plantean en el Ensayo. Aunque es evidente que al avanzar la idea de la demanda efectiva dio un nuevo e importante paso en el desarrollo del pensamiento económico.

En una versión original del folleto, que aparentemente no se publicó, Keynes refiere la explicación de Malthus al hecho que los precios de las subsistencias aumentaron "más de lo que podía atribuirse a cierta escasez en la cosecha" (op.cit.p.XXV).

"No invocó como Ricardo - prosigue Keynes - unos cuantos años más tarde, la cantidad de dinero. Encontró la causa en el aumento de los ingresos de la clase trabajadora como consecuencia del aumento de los subsidios parroquiales en relación con el costo de vida" (Ibidem p.XXV - XXVI).

"Me inclino decididamente a sospechar - dice Malthus - que el intento hecho en la mayor parte del reino de aumentar los subsidios parroquiales en proporción al precio del grano junto con el hecho que las riquezas del país han permitido acrecentarlos en la medida que lo han hecho hablando en términos relativos, la única causa de que haya subido el precio; de las subsistencias en este país mucho más de los que hubiera estado justificado por el grado de escasez... " (Ibidem p.XXVI).

Aquí, vale la pena detenerse a hacer una observación crucial. Los precios suben por exceso de demanda antes que por exceso de dinero. La cantidad de dinero, no es la variable independiente que determina el nivel de precios. Las variaciones en la cantidad de dinero están más bien en función de las variaciones en los precios. Los altos precios de las subsistencias estimulan el aumento de la cantidad del papel circulante, en el lenguaje de la época.

En este sentido, una disminución de la cantidad de papel circulante no resuelve nada. Más bien puede trabar la circulación y la producción de mercancías, lo que a su turno repercute sobre los precios. De lo que se trata en este caso, es de disminuir la demanda efectiva - léase eliminar los subsidios a los pobres - a fin de aminorar la presión sobre los precios.

PRINCIPIOS DE ECONOMIA POLITICA

Después de este poco conocido folleto, Malthus produjo una serie de textos de relativa significación.

En 1807, publicó "A letter to Samuel Wilbread Esq., M.P. on his proposed bill for the amendment of the poor laws". Aquí lleva hasta las últimas consecuencias su tesis sobre los efectos reales de las leyes de pobres aplicadas al caso de la vivienda.

Más tarde publica una serie de folletos sobre las leyes de granos, y un ensayo sobre la renta. En 1820 publica su segunda gran obra "Principles of Political Economy considered with a view to their practical applications".

En este trabajo, Malthus parte de una preocupación totalmente distinta, aún cuando de naturaleza semejante a la anterior. Esta vez le preocupa la reducción de la demanda antes que la expansión excesiva de la misma. Y es que en el centro de su reflexión está el problema de la reconversión de la economía inglesa en la inmediata postguerra. Una economía que se había expandido de manera extraordinaria durante la guerra pero que después de la contienda tenía dificultades para colocar su producción.

Fue así, que el exceso relativo de oferta (no toda oferta que crea su demanda) determinó la caída de los precios, de las utilidades y por ende, del estímulo básico a la inversión. Había consiguientemente, en virtud de la caída de la demanda, un exceso de mercancías, capitales y puestos de trabajo que buscaba corregirse con el colapso de los precios.

Y esta interpretación de Malthus, es tanto significativa si consideramos que muchos estimaban que el problema era la falta antes que el exceso de ahorro y capital. Porque era muy difícil entender cómo podía al mismo tiempo haber abundancia por el desempleo generalizado de una parte de los que participaron en la producción para la economía de guerra y de los que estuvieron en la guerra misma.

Pero, Malthus fue más lejos y buscó explicar el conjunto de factores que detienen o limitan el crecimiento de la riqueza. En particular aquellos que tenían que ver con la configuración de la demanda, pero también con la necesidad de ajustar continuamente la oferta y la demanda. La idea era que la demanda efectiva fuera definida en términos tales que permitiera maximizar la producción.

Y no es que con ello estuviera en contradicción con sus planteamientos sobre la restricción de la demanda. Era simplemente que el problema había cambiado y que después de las guerras napoleónicas la preocupación se centraba en la demanda.

De allí que Malthus hable en particular de la distribución de la propiedad y de la redistribución del ingreso: también de la utilización del trabajo improductivo, pero de manera general de la necesidad de mercados; de la crucial importancia del comercio interno y externo, en particular este último.

Por ello Keynes se permite hacer una apreciación retrospectiva tan categórica sobre el resultado real de la polémica de Malthus y Ricardo.

"Cuanta mayor cordura y riqueza habría hoy en el mundo - dice Keynes - si el tronco de la economía política del siglo XIX hubiera sido Malthus, en lugar de Ricardo" (Ibidem p.XXXVII).

PRIMER ENSAYO SOBRE LA POBLACION

La principal contribución de Malthus a la economía fue su teoría de la población, publicada en su libro Ensayo sobre el principio de la población (1798). Según Malthus, la población tiende a crecer más rápidamente que la oferta de alimentos disponible para sus necesidades. Cuando se produce un aumento de la producción de alimentos superior al crecimiento de la población, se estimula la tasa de crecimiento; por otro lado, si la población aumenta demasiado en relación a la producción de alimentos, el crecimiento se frena debido a las hambrunas, las enfermedades y las guerras. La teoría de Malthus contradecía la creencia optimista, prevaleciente en el siglo XIX, según la cual la fertilidad de una sociedad acarrearía el progreso económico. Logró bastante apoyo y fue muchas veces utilizada como argumento en contra de los esfuerzos que pretendían mejorar las condiciones de los pobres.

La tesis de Malthus

Malthus expresó su tesis en los siguientes términos "afirmo que la capacidad de crecimiento de la población es infinitamente mayor que la capacidad de la tierra para producir alimentos para el hombre. La población, si no encuentra obstáculos, aumenta en progresión geométrica. Los alimentos sólo aumentan en progresión aritmética. Basta con poseer las más elementales nociones de números para poder apreciar la inmensa diferencia a favor de la primera de estas dos fuerzas".

Población y alimentos

La tendencia al aumento geométrico de la población es un hecho verificable antes que una simple especulación teórica. Malthus afirma que una dinámica de este tipo se observa en los Estados Unidos; allí "los medios de subsistencia han sido más abundantes, las costumbres más puras y, por consiguiente, los matrimonios más fáciles y precoces que en cualquiera de los países modernos de Europa". (Ibidem, pág. 57). De allí que la población haya doblado en 25 años (lo que significa que ha crecido a una tasa de 2,81% anual) y que pueda doblarse también en los 25 siguientes.

Es importante notar que la tendencia al crecimiento geométrico de la población se convierte en una realidad cuando no hay dificultades de abastecimientos, pero también cuando hay matrimonios tempranos. Esto último significa que la sociedad es virtuosa, esto es que las pasiones sexuales se canalizan a través del matrimonio y que la procreación es una de sus principales consecuencias. Si este no fuera el caso, la población no crecería al ritmo que le permite la abundancia alimentaria.

En lo que se refiere a la producción de alimentos, Malthus supone que su crecimiento seguirá, en el mejor de los casos, una progresión aritmética. Considerando que cada período es de 25 años en el esquema de Malthus, esto quiere decir que la producción de alimentos crecería a una tasa anual de 1,62% en el mejor de los casos.


Equilibrio poblacional

Para Malthus, una sociedad virtuosa, que es a la que aspira, puede encontrar en un primer momento los recursos alimentarios que requiere su expansión. De manera tal que podría duplicarse en los primeros años y, eventualmente, duplicarse también en los 25 siguientes. Pero luego la capacidad de producción de la tierra no crecería al mismo ritmo que la población presentándose un déficit que no podría crecer indefinidamente. A partir de un cierto momento, este déficit tendría que absorber o, por lo menos, dejar de crecer, volviéndose así a encontrar una suerte de equilibrio. No está demás indicar que esta situación de equilibrio no es sinónimo de que los alimentos sean suficientes para satisfacer las necesidades de la población. Es indudable que este equilibrio se refiere a una situación en que una amplia fracción de la población no cubre sus necesidades más elementales.


¿Cómo deja de crecer la población?

Según Malthus, el aumento de la miseria elimina naturalmente una fracción de la población. Adicionalmente, la presión que ejerce la miseria lleva a retardo el matrimonio. Esto reduce un tanto la tasa de crecimiento de la natalidad, pero en su lugar alienta el vicio. Ello en la medida que las pasiones sexuales no puedan contenerse o canalizarse adecuadamente, en razón del retardo de los matrimonios.

Incremento de la miseria y vicio se dan la mano y, al mismo tiempo que corroen a las sociedades, permiten encontrar el aludido equilibrio.

Considerando que la población tiende a sobrepasar la producción de alimentos, de acuerdo a los supuestos de Malthus, es claro que cualquier intento que se haga por impedir el reequilibrio población-alimentos es artificial.

Por esta razón, Malthus se opone firmemente a las llamada "poor laws" (leyes de pobres). A su entender, los subsidios a los pobres no pueden impedir ni la pobreza ni el hambre. Si los alimentos no alcanzan para todos, un subsidio a los pobres no pueden aumentar su volumen. Lo único que puede traer consigo es el aumento del precio de los alimentos hasta equilibrar la oferta y la demanda. Inclusive en el caso que el subsidio provenga de una donación de los ricos, lo que en términos modernos quería decir que está financiado.

Así, pues, frente a una oferta que se supone rígida, el efecto del subsidio a los pobres no puede ser otro que el aumento de los precios. Por lo demás, Malthus considera que los subsidios tienen otras connotaciones negativas; en particular porque "han contribuído poderosamente a engendrar esa negligencia y esa carencia de frugalidad que se observa en los pobres" (Ibidem, pág.97).


Las soluciones de Malthus

Malthus considera que no es posible plantear una fórmula que lleve a la desaparición de la miseria, pero sí a atenuarla. Considera que la derogación de todas las leyes de asistencia parroquial (poor laws) es algo fundamental. Es la manera de generar temor a la miseria y así contener la tendencia al aumento de la población. Adicionalmente la abolición de estas leyes permitiría desvincular a la gente de las parroquias y darle más movilidad al trabajo. Nuestro autor estima que así los trabajadores acudirían allí donde hay mayor demanda de trabajo.

Por el lado de los alimentos, sugiere que se concedan "primas por la saturación de nuevas y estimular, por todos los medios posibles el desarrollo de la agricultura" (Ibidem, pág. 102).

De esta manera, y especialmente con la limitación al crecimiento de la población, la miseria no se extendería. Y habría, sino un equilibrio, cierta correspondencia entre las necesidades de la población existente y la producción de alimentos.

Las soluciones de Malthus no son, sin embargo, muy prometedoras. El temor a la miseria es, en verdad, la principal arma que esgrime. Por ello su violenta posición a las leyes de pobres.

Pero es indudable que se puede ir más lejos. Simplemente hay que cambiar los supuestos de Malthus. Para lo cual es pertinente revisar la experiencia histórica.

Respecto al crecimiento de la población no se ha verificado su progresión geométrica allí donde la naturaleza lo permitía. Justamente en estos países la población ha crecido a tasas inferiores a las que se suponía expandirse.

Por cierto, ello no quiere decir que estas sociedades hayan estado entregadas al vicio, en los términos que lo entiende Malthus. Mucho menos que la pasión y el deseo sexual se hayan extinguido al punto de hacer peligrar la reproducción de nuestra especie.

Sucede que en estas sociedades, la abundancia misma (no el temor a la miseria) las ha llevado a reducir su tasa de reproducción. Puede decirse que en los Estados Unidos y Europa ha desaparecido el hambre y la miseria y que, en los sectores que se mantiene, podría desaparecer con una menor distribución de la riqueza.

Por otra parte, en estas mismas sociedades la producción agrícola ha aumentado a una tasa anual superior a la del incremento de la población. Hoy en día, estas sociedades se caracterizan por tener un gran excedente de productos agrícolas antes que un déficit de los mismos.

Así pues, las afirmaciones de Malthus no se han verificado en la realidad. Sólo en algunos países atrasados la población crece más rápido que la producción agrícola. Pero aquí el problema reside, como enseña la experiencia de los países ricos, en encontrar, la forma de aumentar la producción agrícola. Es la abundancia, no la miseria, la barrera natural para el crecimiento de la población. Y la abundancia se logra rompiendo las trabas a la producción y no controlando la natalidad como se sugiere.

MALTHUS: PRINCIPIOS DE ECONOMIA POLITICA

En la medida que la Economía Política siguió la línea de pensamiento trazada por David Ricardo, se supuso, hasta la gran crisis de 1929, que "toda oferta crea su propia demanda".

La crisis y la depresión de los años treinta se encargaron de derribar esta tesis que había dominado durante más de un siglo el pensamiento económico.

Sin embargo, mucho antes, en el momento mismo en que Ricardo hiciera suya esta tesis de Jean Baptiste Say, Malthus la había criticado seriamente.

A diferencia de Ricardo y de otros autores de su tiempo, Malthus caracterizó la crisis económica de 1815 como una crisis originada en la contracción de la demanda.

Posteriormente, Thomas Robert Malthus sistematiza sus reflexiones sobre esta crisis y el desenvolvimiento general de la economía y escribe sus "Principios de Economía Política" (1820).

La crisis de 1815

La interpretación corriente de la crisis que se inició en 1815, al término de las "guerras napoleónicas, fue que ésta se debía a la escasez de capital. Por tanto, la salida propuesta por unos y otros fue el aumento de capital.

Malthus salió al frente de esta interpretación de la crisis afirmando que ocurría exactamente lo contrario. Había en su opinión un exceso antes que una falta de capital. Por lo que cualquier intento de convertir una fracción adicional del ingreso en capital sería contraproducente.

En particular porque antes que una fracción mayor del ingreso se convirtiera en capital debía haber sido ahorro y éste mayor ahorro hubiera sido el resultado previo de una contracción del consumo que, en aquella circunstancia, hubiera sido totalmente contraproducente para la economía.

Para Malthus, lo que había ocurrido era una drástica disminución de la demanda, al llegar la paz. A su vez, esta caída de la demanda había producido una fuerte caída de los precios de todos los artículos. Por su parte, la reducción de los precios habría significado una disminución de las ganancias del capital. Lo que finalmente había conducido a una contracción de la demanda de capital. Esto es a un desequilibrio en el mercado de capitales por el lado de la demanda antes que de la oferta.

Pero había algo más. La contracción de la demanda de mercancías trajo también una disminución de la demanda de trabajo. De manera que había un exceso de capital y de trabajo al mismo tiempo. Por lo que en modo alguno se podía decir que el exceso de trabajo (léase desempleo) se vinculaba a una falta de capital.

Un punto adicional. Para Malthus, este exceso de capital se manifiesta antes de haber alcanzado un límite en la capacidad de producción de alimentos, si es posible hablar de esta manera. Porque es obvio que si hay un exceso de capital éste podría utilizarse para roturar nuevas tierras y para ampliar lo que hoy denominamos la frontera agrícola. Además Malthus en ningún momento se planteó, como lo hacen hoy los llamados neomalthusianos, problema alguno respecto a la capacidad de producción de la tierra y a la existencia de límites absolutos a la producción de alimentos. Su preocupación fue totalmente distinta: afirmó que la población tendía a crecer más rápidamente que la producción de alimentos y que esta diferencia planteaba un problema.

Para ponerlo en sus términos, Malthus decía que "puede encontrarse un límite al empleo de capital, y que en realidad se encuentra a menudo mucho antes de que exista ninguna dificultad real de conseguir medios de subsistencia, y que tanto el capital como la población pueden ser excesivos al mismo tiempo y por un lapso considerable, comparados con la demanda efectiva de productos". ("Principios de Economía Política", México, Fondo de Cultura Económica. 1977; página 336).

Las consecuencias de la paz

La paz trajo la pobreza a Inglaterra y eso, por lo absurdo que resulta, no podía ser fácilmente comprendido. Más bien, la expectativa era que la paz trajera abundancia y bienestar. En cierta manera, una recompensa al sacrificio que se había experimentado en los años de guerra.

Sin embargo, este resultado era perfectamente esperable. Al llegar la paz se produjo un desajuste general de la economía británica. Un desajuste que tuvo como resultado final una fuerte caída de la demanda. Pero también la desarticulación de una economía estructurada en función de las necesidades de la guerra.

"Los efectos de la paz" fueron los que indicamos porque "la presión de la guerra encontró una gran capacidad productiva y pareció incluso aumentarla", porque "la acumulación aceleró su ritmo en vez de disminuirlo y porque "el gran consumo de mercancías fue seguido por su oferta, lo que ocasionó un aumento de riqueza mayor que antes".

"Es natural suponer - prosigue Malthus - que una gran disminución de la demanda comparada con la oferta detendrá el progreso de la riqueza y ocasionará, tanto entre los capitalistas como entre las clases trabajadoras, amplias y grandes dificultades".

Luego Malthus recuerda que Inglaterra fue el país europeo que menos sufrió con la guerra "que más bien la enriqueció" y que es el "que más sufre con la paz" (Malthus, Op. Cit. Pág. 352).

La demanda efectiva

Las reflexiones en torno a las consecuencias económicas de la paz, tema sobre el cual escribiría Keynes después de la primera guerra mundial, fueron simplemente una ocasión para que Malthus completara su visión de la economía y llevara a término un planteamiento teórico global.

Su logro más relevante fue el haber delineado el papel de la demanda en el funcionamiento global de la economía y no sólo en una situación particular, como fue la de Inglaterra después de las guerras napoleónicas.

Para Malthus, preocuparse por el ahorro y la acumulación es algo perfectamente válido y legítimo. Sin embargo, la acumulación de capital no puede proyectarse al infinito. Debe existir una demanda solvente que permita que la oferta nueva pueda encontrar salida. En otras palabras, consumidores con poder de compra suficiente para absorber la nueva producción y favorecer su incremento regular.

Malthus, polemizando con sus contradictores, dice: "desde luego, no pretendemos decir que la frugalidad, o aún una disminución temporal de consumo, no sean a menudo utilísimas, y a veces indispensable para el progreso de la riqueza. La extravagancia puede, sin duda, aniquilar a un estado... Lo único que pretendo es que ninguna nación puede enriquecerse por una acumulación de capital que provenga de una disminución permanente del consumo; porque al acumularse más de lo que se necesita para satisfacer la demanda efectiva de productos, una parte perderá enseguida su utilidad y su valor y dejará de poseer el carácter de riqueza". (Ibidem pág. 275).

Precisando esta misma idea y luego de analizar la experiencia de Irlanda, Malthus afirma que "puede decirse en general que la demanda es tan necesaria al aumento de capital, como el aumento de capital a la demanda. Se influencian e impulsan mutuamente y ninguno de los dos puede avanzar con energía si el otro queda rezagado" (Ibidem pág. 293).

Empero Malthus no destaca exclusivamente el papel de la demanda en tanto que tal se refiere a la idea de la proporcionalidad de la demanda que termina remitiéndonos al problema de proporcionalidad entre los diferentes sectores productivos. Y habla de una necesidad de que haya una distribución tal del producto (ingreso) que haga posible su maximización.

Podríamos hacer algunas precisiones adicionales en relación a los planteamientos de Malthus sobre la demanda efectiva. Pero consideramos que no es necesario para los propósitos de esta sucinta presentación




Descargar
Enviado por:Rafael R. Severino A,
Idioma: castellano
País: Panamá

Te va a interesar