Biografía
Ludwig van Beethoven
Ludwig Van Beethoven
Una tremenda tempestad se desencadenaba de las Siete Montañas y descargaba su furia a las orillas del Rhin; el viento helado azotaba las puertas y ventanas de las casas, en tanto que la lluvia caía pertinaz y torrencialmente en la corte provincial nacía el 16 de diciembre de 1770 en una pequeña buhardilla Ludwig Van Beethoven en Bonn, Alemania. Hijo de Johann van Beethoven y María Magdalena Keverich, quienes se habían casado el 12 de diciembre de 1767 en la iglesia de San Remigio. Johann contaba 27 años y María 21. El ambiente de la familia Beethoven era el normal de cualquier familia de la burguesía flamenca, campesinos renanos y con dos generaciones de músicos, las inmediatamente anteriores a la llegada al mundo del genio que inmortalizaría su nombre. En la genealogía de la familia Beethoven podría existir una relación con antepasados españoles, debido a la ocupación de los Países Bajos por España, y concretamente de los distritos católicos de los que procedía la familia.
Recibió el niño el nombre de Ludwig en honor a su abuelo, maestro de capilla y padrino en su bautizo; el 17 de diciembre, al día siguiente de su nacimiento, como era costumbre en la época. Por entonces corrieron rumores que otorgaban al recién nacido una oscura procedencia de alta alcurnia, rumores que más tarde, entre 1810 y 1816, se intensificarían, diciéndose que Beethoven era hijo ilegítimo de Federico II.
El padre de Ludwig, Johann van Beethoven, era a su vez hijo de Louis van Beethoven, conocido como "El viejo", músico de origen holandés muy respetado y de gran prestigio, y que disfrutaba de una posición social y económica respetable, desahogada y dignificada, además fue nombrado "kapellmeister" (maestro de capilla).
Beethoven poseía un talento tal que a la edad de 12 ya era asistente al organista Christian Gottlob Neefe, con quién estudió. Los intentos para establecerlo como un niño prodigio al modelo de Mozart tuvieron poco éxito, sin embargo.
El 24 de diciembre de 1773 cuando Ludwig contaba tres años, murió repentinamente su abuelo Louis, y a partir de aquel momento las cosas no irían demasiado bien en la familia Beethoven. Johann solicitó el puesto de su padre, el cual le fue concedido
Abuelo, Ludwig María Magdalena Keverich
Su madre, María Magdalena Keverich, murió en 1787, con solo 41 años, a causa de la tuberculosis y de la falta de una alimentación adecuada, ya que la familia estaba pasando por una lamentable situación. Así escribía al Dr. Schade el 15 de septiembre de ese año: "Era tan buena conmigo, tan digna de ser amada, mi mejor amiga". Johann, su marido, tras la muerte de su padre, Louis, había comenzado a beber, y se gastaba el poco dinero que conseguía en alcohol, dejando a su familia abandonada y literalmente en la miseria. Esto haría que la infancia de Ludwig y sus hermanos no fuera precisamente agradable. Pero encontró un generoso consuelo en la familia Breuning, sintiendo un afecto especial por "Lorchen", (la gentil Eleonora, a quien dio clases de música, recibiendo en cambio conocimientos de literatura), que se casaría más tarde con el Dr. Wegeler, y con los cuales mantuvo durante toda su vida una estrecha amistad. Asimismo halló un decidido protector en el conde Waldstein, hombre de gran cultura y pianista distinguido, que había ido a residir a Bonn por razones políticas.
Existe una gran confusión con la partida de nacimiento de Ludwig van Beethoven, pues en abril de 1769, un año antes que él, había nacido otro de sus hermanos, al que le pusieron ese mismo nombre. El niño sólo vivió seis días, pero quedó registrado. Cuando al año siguiente nació Ludwig, al ser bautizado con idéntico nombre, se produjo esta confusión en los archivos que nunca ha podido ser perfectamente aclarada, y que ha provocado ciertas dudas en los datos y fechas que algunos biógrafos han utilizado.
CARRERA VIENESA
Viena, Austria. La ciudad donde Beethoven pasó la mayor parte de su vida.
En 1787 Beethoven fue enviado a Viena, pero su madre cayó enferma, y tuvo que volver a Bonn casi inmediatamente. Ella murió unos meses después, y en 1789 el mismo Beethoven pidió que su padre alcohólico se retirara, un hecho que lo dejó responsable de sus hermanos menores Caspar Carl y Nikolaus Johann. Beethoven dejó Bonn ciudad que nunca olvidaría, el lugar de "nuestro padre el Rhin; mi patria, la hermosa región en donde yo vi la luz primera, siempre tan bella, tan clara delante de mis ojos, como cuando yo la dejé"; (Carta a Wegeler, 29 de junio de 1801), "con sus chopos envueltos por la bruma, su maleza, sus sauces, sus árboles frutales"... y sus "Siete Montañas azuladas que dibujan sobre el cielo sus perfiles atormentados, coronados por las esbeltas y bizarras siluetas de los viejos castillos en ruinas". (Romain, Rolland, Beethoven), por Viena por segunda vez en Noviembre de 1792, para poder estudiar con Franz Joseph Haydn, el cual comienza a impartirle clases por un precio casi simbólico, ya que deseaba ayudarle, Beethoven se instaló en un ático de la casa del príncipe Lichnowsky, con el fin de que pudiera establecer amistades y relaciones, cosa que pronto se haría realidad, pues en muy poco tiempo el príncipe le hospedó en casa como huésped de honor, facilitándole habitaciones, servidores y carruaje.
Cuando Beethoven se instaló en Viena, comenzó a competir con otros pianistas, quienes decían de él: "no es un hombre; sino un demonio. Toca de forma que acabará por llevarnos al sepulcro".
Todos sus maestros durante la época que Beethoven pasó en Viena coincidieron en asegurar que el joven músico alemán tenía un carácter muy difícil y su preparación era muy desigual en ciertas disciplinas, debido a su formación autoritaria en Bonn. Haydn era para Beethoven "demasiado descuidado" por lo que se oponía a que le llamaran "su alumno" cosa que no creía merecer. Pero en realidad le debía mucho, especialmente en lo que se refiere a su estilo.
De Beethoven podemos decir que, sobre todo desde su llegada a Viena, era un joven de fuerte carácter y no muy fácil trato, tanto con sus profesores como con sus mecenas, aunque también de nobles ideas. Obtuvo gran poder y respeto en los círculos en que se movía, aunque su trato con los moralistas y críticos nunca podría calificarse de "correcto".
En casa del príncipe Lichnowski, donde residía en Viena, le tachaban de terco, pues llegaba intencionadamente a las comidas y descuidaba su atuendo.
La vida de Ludwig se vio ensombrecida por muchas razones, pero en especial por unas relaciones con sus hermanos, a la muerte de su hermano Carl, éste designó a Ludwig como tutor de su hijo, llamado también Carl. Tuvo muchos problemas para educar a Carl, el cual era de carácter rebelde y controvertido, llegó incluso a intentar suicidarse.
Viena
En 1794 fuerzas francesas tomaron Renania; consecuentemente los nexos con y el soporte de la corte de Bonn llegó a su fin. Su padre había muerto un mes después de su salida de Bonn, en 1794, y en 1795 sus dos hermanos se juntaron con él en Viena. Permaneció ahí por el resto de su vida, saliendo sólo por celebraciones de verano largas alrededor de las fronteras del país, y en sus primeros años, para conciertos ocasionales en ciudades cercanas. Sus únicos viajes extensos fueron a Praga, Dresden y Berlín en 1796.
Beethoven nunca mantuvo una posición oficial en Viena. Se mantenía a sí mismo dando conciertos, enseñando piano, incrementadamente a través de las ventas de sus composiciones. Los miembros de la aristocracia Vienesa fueron sus patrones seguros, y en 1809 tres de ellos -El Príncipe Kinsky, el Príncipe Lobkowitz, y el Archiduque Rodolfo- le llegaron a garantizar un ingreso anual con la única condición de que se quedara en Viena.
ÉPOCA DE CRISIS
Los últimos 30 años de la vida de Beethoven estuvieron matizados por una serie de crisis personales, la primera de las cuales fue el desarrollo de su sordera. Los primeros síntomas, notables para el compositor ya antes de 1800, lo afectaron socialmente mas que musicalmente. Sus reacciones -desesperación, resignación y despecho- están plasmados en sus cartas a dos amigos en 1801 y en un documento -media carta y medio llena- dirigida a sus hermanos hacia finales de 1802 y ahora conocido como el "Heiligenstadt Testament":
Oh vosotros, hombres que me miráis y me juzgáis huraño, loco o misántropo, ¡cuan injustos habéis sido conmigo! ¡Ignoráis la oculta razón de que os aparezca así! Mi corazón y mi espíritu se mostraron inclinados desde la infancia al dulce sentimiento de la bondad, y a realizar grandes acciones he estado siempre dispuesto; pero pensad tan solo cuál es mi espantosa situación desde hace seis años, agravada por médicos sin juicio, engañado de año en año con la esperanza de un mejoramiento, y al fin abandonado a la perspectiva de un mal durable, cuya curación demanda años tal vez, cuando no sea enteramente imposible. Dotado de un temperamento ardiente y activo, fácil a las distracciones de la sociedad, debí apartarme de los hombres en edad temprana, pasar mi vida solitaria. ¡ Si algunas veces quise sobreponerme a todo, oh cuán duramente chocaba con la triste realidad renovada siempre de mi mal! Y sin embargo, no me era posible decir a los hombres: "¡Hablad más alto, gritad porque soy sordo!" ¿Cómo me iba a ser posible ir revelando la debilidad de un sentido que debería ser en mí más perfecto que en los demás?, un sentido que en otro tiempo he poseído con la más grande perfección, con una perfección tal que indudablemente pocas personas de mi oficio han tenido nunca. ¡Oh, ésto no puedo hacerlo! Perdonadme pues si me veis vivir separado cuando debería mezclarme en vuestra compañía. Mi desdicha es doblemente dolorosa, puesto que le debo también ser mal conocido. Me está prohibido encontrar un descanso en la sociedad de los hombres, en las conversaciones delicadas, en los mutuos esparcimientos, Sólo, siempre solo. No puedo aventurarme en sociedad si no es impulsado por una necesidad imperiosa; soy presa de una angustia devoradora, de miedo de estar expuesto a que se den cuenta de mi estado.
Esta es la razón por la cual acabo de pasar seis meses en el campo. Mi sabio médico me obliga a cuidar mi oído tanto como sea posible, yendo más allá de mis propias intenciones; y sin embargo; muchas veces, recobrado por mi inclinación hacia la sociedad, me he dejado arrastrar de ella; pero qué humillaciones cuando cerca de mí estaba alguien que escuchaba a lo lejos el sonido de una flauta y que yo no oía nada, o que escuchaba el canto de un pastor sin que yo pudiera oír nada.
La experiencia de estas cosas me puso pronto al borde de la desesperación, y poco faltó para que yo mismo hubiese puesto fin a mi vida. Sólo el arte me ha detenido. ¡Ah! Me parecía imposible abandonar este mundo antes de haber realizado todo lo que me siento obligado a realizar, y así prolongaba esta miserable vida, verdaderamente miserable, un cuerpo tan irritable que el menor cambio me puede arrojar del estado mejor en el peor. ¡Paciencia! se dice siempre; y debo tomarla a ella ahora por guía; la he tomado. Durable debe ser, lo espero, mi resolución de resistir hasta que plazca a las Parcas inexorables cortar el hilo de mi vida. Acaso será esto lo mejor, acaso no, pero yo estoy presto siempre. No es muy fácil ser filósofo por obligación a los veintiocho años, no es fácil; y es más duro aún para un artista que para cualquier otro.
¡Oh Dios, tú miras desde lo alto en el fondo de mi corazón, y lo conoces, sabes que en él moran el amor a los demás y el deseo de hacerles el bien! Vosotros, hombres, si leéis un día esto, pensad que habéis sido injustos conmigo, y que el desventurado se consuela al encontrar a otro desventurado como él que a pesar de todos los obstáculos de la naturaleza, hizo cuanto estaba a su alcance para ser admitido en el rango de los artistas y de los hombres de elección.
Vosotros, hermanos míos, Carl y Johann, inmediatamente que yo haya muerto, si el profesor Schmidt vive aún, rogadle en mi nombre que describa mi enfermedad y a la historia de ella unida esta carta, a fin de que después de mi muerte, al menos en la medida que ésto sea posible, la sociedad se reconcilie conmigo. Al mismo tiempo, a vosotros dos nombro herederos de mi pequeña fortuna, si se la puede llamar así, que la debeis partir lealmente, estando de acuerdo y ayudándoos el uno al otro. El mal que me habéis hecho, lo sabéis, os lo he perdonado desde hace mucho tiempo. A ti hermano Carl te doy gracias particularmente por la solicitud de que me has dado testimonio en los últimos tiempos. Hago votos por que tengáis una vida feliz, más exenta de cuidados que la mía. Recomendad a vuestros hijos la virtud, porque sólo ella puede dar la felicidad que no da el dinero. Hablo por experiencia. Ella me ha sostenido a mí mismo en mi miseria, y a ella debo, tanto como a mi arte, no haber puesto fin a mi vida por el suicidio ¡Adiós y amaos! Doy gracias a todos mis amigos, y en particular al príncipe Lichnowski y al profesor Schmidt. Deseo que los instrumentos del príncipe L. puedan ser conservados en la casa de alguno de vosotros, pero que esto no provoque entre vosotros ninguna discusión. Si no pueden seros útiles para algo mejor, vendedlos inmediatamente. ¡Cuán feliz seré si todavía puedo serviros desde la tumba! Si fuera así, con qué alegría volaría hacia la muerte. Pero si ésta llega antes de que haya tenido la ocasión de desarrollar todas mis facultades artísticas, a pesar de mi duro destino, llegará demasiado temprano para mí y desearía aplazarla. Mas aún así, estoy contento. ¿No va a librarme de un estado de sufrimiento sin término? Venga cuando viniere, yo voy valerosamente hacia ella. Adiós y no me olvidéis enteramente en la muerte; merezco que penséis en mí, porque a menudo he pensado en vosotros durante mi vida para haceros felices. ¡Sedlo!
LUDWING VAN BEETHOVEN
Heiligenstadt, 6 de octubre de 1802.
Resuelta finalmente como "comprensión del hado por la garganta", emergió de las crisis con unas series de trabajos triunfantes que marcaron el comienzo de un nuevo período en su desarrollo estilístico.
Una segunda crisis una década después fue el rompimiento de una relación con una mujer anónima (probablemente Antonie brentano, la esposa de un amigo) conocido para nosotros como "La Amada Inmortal" tal como Beethoven se dirigía a ella en una serie de cartas en el mes de Julio de 1812. Ésta fue aparentemente la mas serie de muchísimas de esas relaciones con mujeres quiénes en donde algún día estuvieron fuera de su alcance, y sus conclusiones traumáticas fueron seguidas por un largo período de resignación y actividad musical reducida.
Durante éste tiempo la sordera de Beethoven avanzó a tal grado que ya no podía ejecutar públicamente, y requería una tabla o pequeños cuadernos (ahora conocidos como "libros de conversación) para comunicarse con los visitantes. La muerte de su hermano Caspar Carl en 1815 dio lugar a un pleito legal de 5 años por la custodia de hijo de Caspar, Carl, entonces de 9 años, en el cual Beethoven vio una última oportunidad para la vida doméstica que de alguna otra manera lo habría eludido. Su posesión de Carl provocó una crisis final en el verano de 1826, cuando el pequeño hombre intentó suicidarse.
LOS AMORES DE BEETHOVEN
Fueron varios los amores de Beethoven entre ellos Giulietta Giucciardi, condesa de dieciséis años, alumna de Beethoven, fue un amor tormentoso. A ella dedicó la inmortal sonata "Claro de Luna". De 1811 data su último ensueño amoroso: cortejó a la bella cantante Amelia Sebald, que se casó más tarde con un consejero de Estado. En la vida amorosa de Beethoven se señalan, además de las anteriormente citadas: una "bonita y alegre rubia" por la que en su juventud sintió un amor "Wertheriano", Teresa Malfatti, con la que pensó contraer matrimonio, como lo comprueba una carta fechada el 2 de mayo de 1810 en la que solicita al Dr. Wegeler, documentos personales para ese fin, y el pedimento hecho a través de su amigo Gleichenstein al padre de Teresa y que recibió como contestación la siguiente observación de un tío de la propia interesada: "Beethoven es un hombre muy torpe de entendimiento, aunque puede ser el más grande de los genios". Bettina Brentano a quien el maestro conoció en 1810, y la cual llegó hasta el grado de hacer públicas dos cartas sin fecha de las que hasta ahora no se han encontrado los originales (no obstante que ella aseguraba que se encontraban entre su valiosa correspondencia como reliquias sagradas). A los 43 años renunció a su anhelo hogareño, no sin apurar antes la copa de la amargura, de la decepción y aún de la burla, aunque conservándose siempre en un
plano de dignidad e idealismo
LA MÚSICA DE BEETHOVEN
Tradicionalmente los trabajos de Beethoven se agrupan en períodos "Tempranos, Medios y Posteriores". Los trabajos tempranos, se remontan aproximadamente hasta 1802, mostrando un
progresivo control del estilo clásico superior de Haydn y Mozart. Los estudios formales de Beethoven en contrapunto(con Haydn y Johann Albrectsberger), comenzando en 1792, y su estudio privado de la mejor música del tiempo, particularmente las sinfonías de Haydn, mejoró su trato de ambas formas y textura. Durante este periodo él escribió primeramente para piano y para conjuntos de cámara dominador por el piano. Llegó a los géneros menos familiarizados de cuarteto, sinfonía, oratorio, y ópera con gran sutileza previniendo una comparación con Haydn y Mozart en éstas áreas. Sus primeros cuartetos de seis cuerdas, op.18, data del 1798-1800, la primer sinfonía de 1800 y 1801 y un oratorio, Cristo en el Monte de los Olivos, en1802-1803.
Un crecimiento general en las proporciones de poder retórico en los trabajos de Beethoven en el período de 1798-1802 culmina con las altamente dramáticas composiciones que marcan el comienzo del período Medio en 1803. Los primeros de estos -La Tercer Sinfonía (Eroica, 1803), la ópera Fidelio (1803-05), y el Waldstein (1804) y las sonatas Appassionata (1804)- tienen un toque heroico que parece responder a las emociones provocadas por la sordera de Beethoven. En los trabajos compuestos de aproximadamente 1806 hasta 1812, este carácter heroico se alterna con una serenidad Olímpica. Las características de las sinfonías y trabajos de cámara de este período son las sinfonías Cuarta (1806), Quinta (1805-07), y Sexta (1807-08); los conciertos para piano número Cuarto (1805-06) y el Quinto (Emperador, 1809); los Conciertos para Violín (1806); los Rasumovs; la Obertura Coroliana (1807); y la música incidental para el drama de Goethe llamado Egmont (1810).
Este monumental estilo del período medio comenzó a perder su atractivo para Beethoven después de 1812, el año de las sinfonías Séptima y Octava. Los años 1813 y 1814 no son ricos en nuevos trabajos imprevistos, y al comienzo de 1815 su música se volvió generalmente menos dramática e introspectiva. El primer grupo de trabajos en este nuevo estilo del período posterior incluye el ciclo de canciones "An die ferne Geliebte, op. 98" (A la Amada Distante); la sonata
Para piano, op. 101 (1816); y las dos sonatas para violoncello y piano, op. 102 (1815). En estos trabajos (1820-22), y los cuartetos de cuerdas, op. 127,130,131,132, y 135 (1824-26), Beethoven se apegó menos en el árbol clásico -o formato de cuatro movimientos-, dominado por un dramático primer movimiento en la forma sonata, y más en la yuxtaposición de movimientos (de dos a siete) de un ampliamente diferente estilo y carácter. En particular, él favoreció los procedimientos de variación y fuga en los cuales las implicaciones ocultas de estos temas emergen gradualmente. Ocasionalmente revertían los elementos de un estilo heroico del período medio, como, por ejemplo, en la Sonata Hammerklavier, op. 106 (1817-18); la Missa Solemnis (1812-23); y la Novena Sinfonía (Coral) (completada en 1823). Aún estos trabajos, sin embargo son coloridos por una nueva inmediación de expresión.
Como Beethoven creció mas apartado, de ambos, alrededores físicos y tendencias estilísticas populares del día, su música tendió incrementadamente a extremos expresivos. Paisajes de contemplación sublime unida con simples melodías folclóricas, recitativos apasionados, y arcaísmos abstractos en una síntesis totalmente personal.
IMPORTANCIA DE BEETHOVEN
La música de Beethoven nunca ha perdido su lugar central en el repertorio de conciertos. Algunos trabajos tuvieron un inmediato y específico impacto en la siguiente generación de compositores. La influencia de la popular Séptima Sinfonía, por ejemplo, se puede escuchar en la "Gran Sinfonía en C Mayor", de Schubert, o la "Sinfonía Italiana" de Mendelssohn, "Harold en Italia" de Berlioz, y la "Sinfonía en C" de Wagner. La influencia de la Novena Sinfonía fue aún más profunda; su especial carácter tuvo un profundo efecto en Bruckner y Brahms, y la combinación de fuerzas instrumentales y corales comenzaron una serie de trabajos sinfónicos híbridos, de Berlioz hasta Mahler. La alta calidad expresiva de toda la música de Beethoven inspirada en interpretaciones poéticas y alentada en un siglo de trabajos instrumentales románticos con sobretonos programáticos.
Beethoven mismo se volvió un símbolo poderoso, el prototipo del moderno héroe-artista como opuesto al artista-artesano de la Europa prerevolucionaria. Su feroz independencia y su doloroso éxito triunfal sobre la adversidad personal, especialmente en los trabajos dramáticamente concebidos el período medio. Lo hicieron un modelo para aquellos compositores posteriores tal como Wagner quien enseñó o mostró a través del arte. Al mismo tiempo, su fidelidad a los principios clásicos de composición, que es, su uso de una estructura de larga escala en vez que eventos temáticos locales para alcanzar sus más profundos efectos, han hecho sus trabajos la más importante fuente simple para varios sistemas de análisis desarrollados por teóricos y pedagogos modernos.
SU ENTORNO SUS PRIMEROS MAESTROS
Beethoven comenzó sus estudios con su padre, y a la edad ocho años dio su primer concierto. Fue 1778, en la academia donde estudiaba, en compañía de una joven cantante. Desde ese momento, su padre decidió que empezara a recibir lecciones de diferentes maestros en varias disciplinas musicales.
A partir de entonces comenzó a recibir lecciones de música de un profesor llamado Van Den Eeden, organista de la corte y viejo amigo del abuelo de Ludwig. Aquellas clases no duraron mucho, pues al parecer el anciano profesor era bastante inútil, y el niño consideraba esta situación como una pérdida de tiempo.
Su padre le buscó otro profesor, y en 1779 recibió lecciones de Tobías Pfeiffer, músico ilustre pero muy pícaro, que pronto hizo amistad con el padre de Ludwig, ya que ambos salían juntos por las noches y frecuentaban las mismas tabernas.
Simultáneamente, empezó a recibir también clases de otro oscuro música, Christian G. Neefe; éste y Pfeiffer maltrataban a Ludwig, sacándole en ocasiones de la cama y obligándole a tocar el piano durante toda la noche; pero el niño, pese a ello, no les guardaba rencor. Por suerte, Pfeiffer sólo vivió un año en la ciudad, Bonn, donde ya no le toleraban, y Ludwig se vio pronto libre de él.
En 1780, Franz Rovatini, primo de Ludwig, le dio clases de violín y viola, estudios que el niño alternaba con el colegio, siempre en centros de grado elemental. Beethoven estaba sobrecargado de trabajo, y como además estaba mal alimentado, no descansaba ni comía los suficiente para un niño de su edad.
En 1781, Ludwig deja definitivamente el colegio para dedicarse en exclusiva a la música. Estudia órgano con el hermano Willibalad Koch, del monasterio franciscano de Bonn, quien con el paso del tiempo acabaría aceptándole como ayudante.
Más tarde, estudia con Zenser, organista de la Münsterkirche. En 1783 ya estaba preparado para acceder a puestos remunerados, y en junio de 1784 se le nombra ayudante del organista de la corte.
A Holanda, Beethoven viajó en concepto de "niño prodigio" al igual que Mozart, aquí sólo pudo dar algunos conciertos en casas particulares.
En Viena, por entonces capital mundial de la música, fue donde el gigantesco talento del genial músico alemán creció y se desarrollo, en esta ciudad formó completamente su estilo y su personalidad.
Aquí se entrevistó con Mozart para que fuera su maestro, y éste le pidió que interpretara alguna obra para él. Mozart pensó que la interpretación estaba preparada para sorprenderle, y le dedicó unas escasas palabras de elogio. Ludwig, al darse cuenta de ello, pidió a Mozart que le indicara algún tema para improvisar sobre él, y entonces fue cuando el joven pianista de 16 años consiguió impresionar al genio de Salzburgo, quien se trasladó a la habitación contigua, donde se encontraban algunos amigos escuchando, y les dijo: "No le perdáis de vista; un día logrará que todo el mundo hable de él". Algunos biógrafos suponen que Mozart dio clases de composición Beethoven, mientras que otros lo niegan.
SU MAESTRÍA CON EL PIANO
Beethoven, en el transcurso de sus deberes en la capilla del Elector, tuvo que acompañar al piano algunos fragmentos de "Las lamentaciones de Jeremías" sobre una nota declamada, para la Semana Santa de 1785. Pidió permiso al cantante para sustraerle de aquella nota, y éste le dio inmediatamente licencia. Aquel jovenzuelo tocaba con un dedo la nota pedal de referencia y con la otra mano improvisaba arriesgadas formas de acompañamiento; el cantante no supo encontrar la nota de la cadencia. Los músicos quedaron admirados de las brillantes facultades de Beethoven, pero el cantante se enfureció, se quejó al Elector y el joven Ludwig fue amonestado por su osadía...
EL RECONOCIMIENTO DE UN MAESTRO
En 1808, juntos por última vez Haydn y Beethoven (momento histórico para la música), Haydn fue invitado por la universidad a asistir a una representación de su obra "La Creación". Durante el descanso, Haydn fue sacado en silla de ruedas al exterior, conmovido por la forma en que se le acogía. Todos los nobles y personajes importantes se prodigaban en elogios hacia el maestro; Beethoven estaba entre ellos, se acercó hasta Haydn, se agachó ante él y le besó fervorosamente en la mano y en la frente. Ya era lo bastante "grande" e importante como para haber aprendido a sentirse humilde ante un gran maestro, el mismo al que años antes tacha de "descuidado" negándose a ser reconocido como su "alumno"...
En el verano de 1826, tras haber discutido violentamente con su hermano Johann emprendió un improvisado viaje a Viena, el mal tiempo que hubo de soportar durante el viaje sería fatal para Beethoven que cayó gravemente enfermo complicándose posteriormente su diagnóstico.
LA MUERTE DE UN GENIO
Los rasgos de su carácter están bien definidos: existe en su alma una bondad sin límites; amor a la verdad y a la humanidad; conciencia de su valor; una tenacidad de férrea que no desmaya ante ningún obstáculo. Por otra parte su sensibilidad se manifiesta en exaltados impulsos de fuerza, de alegría, de tristeza y de profunda melancolía, que arrancan del corazón y que hacen vibrar, con la potencia de su sinceridad, las cuerdas de sus semejantes.
Datos acerca de su aspecto físico lo señalan así: "Era bajo, moreno, con el rostro achatado y picado de viruelas, la boca delicada, con el labio inferior saliente y hoyuelo profundo en el mentón; sonreía bondadosamente y había en su conversación, a menudo, un tono amable y alentador. En cambio su risa era desagradable, violenta y gesticulante, rápida" (Moscheles). Cuando se le sorprendía sentado al piano, "Los músculos de su rostro se le saltaban, sus venas se hinchaban, los ojos salvajes se hacían dos veces más terribles "(Kloeber). "Sus ojos parecía que cambiaban de color: en ocasiones se veían grises, azules o verdes".
Consciente de que se acercaba su final, dictó testamento nombrando a su sobrino Carl su heredero universal.
En 1826, Beethoven fue operado para curarlo de hidropesía; no volvió a mejorarse. El 24 de marzo de 1827, rodeado por su secretario, Anton Schindler, y la familia Breuning, Beethoven comenzó a agonizar, y dos días más tarde falleció. El día de su muerte, sobre las seis de la tarde, se desató una terrible tormenta; un estremecedor relámpago iluminó la habitación, y Beethoven dejó la vida precisamente en ese momento, cuando al otro lado de los cristales de la ventana comenzaba a nevar.
Dos días después se celebró su funeral en el cementerio vienés de Währing, al que asistieron más de 20.000 personas. Allí se recitó la oración fúnebre del poema de Franz Grillparzer, cuyo final era ciertamente premonitorio:
"El que venga después de él no seguirá, deberá empezar de nuevo, puesto que este precursor ha terminado su obra donde están los límites del Arte". Y dijo: "Este por quien llevamos luto, se encuentra desde ahora en adelante, entre los grandes de todos los tiempos. Recordemos esta hora y pensemos: estábamos allí cuando le enterraron, y, cuando él nos dejó, lloramos".
Escribió en su Diario Intimo: "¡Valor! A pesar de todas las flaquezas del cuerpo, mi genio triunfará... ¡Veinticinco años! Los tengo ya, y es necesario que en este año el hombre se revele todo entero".
Su cuerpo descansa hoy en el Zentralfriedhof de Viena, frente a la tumba de Franz Schubert
LAS 8 SINFONÍAS
Entre 1796 y 1800 compone mas de 90 obras, entre las que está la 1a sinfonía (además de la llamada "cero" o "Jena" de dudosa autenticidad), 3 conciertos para piano, seis cuartetos, el Septuor, variaciones, Sonatas (incluyendo la Pathetique), etc. Beethoven decía: "Vivo en medio de la música; en cuanto termino algo, comienzo otra cosa. En la forma que ahora escribo, hago o menudo tres o cuatro cosas a la vez". El genio afloraba con fuerza, aunque "ya el dolor había llegado a su puerta; se había apoderado de el para nunca mas dejarlo "Se señala el año de 1801, como el de la iniciación de lo que se ha llamado el segundo periodo de la obra de Beethoven. Etapa de su vida en que alternaba días felices, con los sufrimientos más despiadadas; las esperanzas más sonrientes con los desengaños más desalentadores; el optimismo y el pesimismo, todo ello dentro de la taladrante realidad de una sordera progresiva e incurable. De 1801 data su pasión por Giulietta Guicciardi, a quien inmortalizo con la dedicatoria de su Sonata "Quasi una fantasia", que sera más tarde sobrellamada "Claro de Luna". Pero de este ultimo año, (6 de octubre) fue su "Testamento de Heiligenstadt", en el que declara: "La experiencia de estas cosas me puso pronto al borde de la desesperación y poco falto para que yo mismo hubiese puesto fin a mi vida. Solo el arte me ha detenido. ¡Ah! Me parecía imposible abandonar este mundo antes de haber realizado todo lo que me siento obligado a realizar. ¡Oh Dios, tu miras desde lo alto en el fondo de mi corazón, y lo conoces, sabes que en él moran el amor a los demás y el deseo de hacerles el bien! Vosotros, hombres, si leéis un día esto, pensad que habéis sido injustos conmigo... hizo cuanto estaba a su alcance para ser admitido en el rango de los artistas y de los hombres de elección". "Al día siguiente de la violenta crisis de Heiligenstadt, escribe Edouard Herriot, la 2ª Sinfonía, ejecutada por primera vez el 5 de abril de 1803, no traduce ninguna debilidad... las proporciones mismas de la obra, atestiguan el vigor de ese genio indomable que rehusa sacrificar a las exigencias de la moda la abundancia y la originalidad de sus ideas".
Este llamado segundo periodo, al que se le señala como límite el año de 1814, comprende la producción de cerca de 150 obras: incluye hasta la octava Sinfonía; en las sonatas para piano hasta el opus. 90; en los cuartetos hasta el XI opus 95; el concierto para violín, el 5o concierto para piano, la ópera "Fidelio", lieder, romanzas, tríos, etc.
La 3a sinfonía estaba dedicada a Napoleón Bonaparte. Una anécdota, relatada por Fernando Ries, discípulo de Beethoven, dice así: "La sinfonía estaba sobre la mesa. La primera página contenía dos nombres: arriba, "Bonaparte"; debajo, "Beethoven". Ni una palabra más. Ignoro si la laguna debía llenarse. Fui el primero que anunció al maestro la nueva de que Bonaparte se había proclamado emperador (18 de mayo de 1804). Enfurecido Beethoven, exclamó: "¡No es más que un hombre vulgar! ¡Sólo satisfará su ambición y como tantos otros hollará los derechos del hombre para ser un tirano!" Se dirigió hacia la mesa, arrancó la primera página del manuscrito y la arrojó al suelo. Después escribió un nuevo título: Sinfonía Eroica". En 1821, cuando murió Napoleón, Beethoven dijo: "Hace diecisiete años que compuse su oración fúnebre". Esta 3a sinfonía fue tocada por primera vez el 7 de abril de 1805. En ese mismo año estrenó su ópera Fidelio.
Partitura de Beethoven
En 1806 compuso la 4a sinfonía, que algunos críticos han creído que fue inspirada en el amor de Teresa de Bruswick, aun cuando otros musicógrafos han investigado minuciosamente el supuesto amor de Beethoven, y lo han rechazado categóricamente calificándolo como un infundio, basado en un relato de dudosa autenticidad publicado en 1890 y narrado por Mariam Tengert, que se decía confidente de Teresa. De 1806 son los tres Cuartetos opus 59, el Concierto para Violín y la sonata "Appasionata".
En 1807 compone la 5a Sinfonía, cuya primera ejecución tuvo lugar el 22 de diciembre de 1808, y que es, seguramente la más tocada en la actualidad. Aunque no es absolutamente seguro, dícese que Beethoven expreso del primer tema de esta obra: "Así llama el destino a nuestra puerta". Berlioz escribió de ella: "es la primera en la cual Beethoven ha dado libre curso a su vasta imaginación... es su pensamiento íntimo lo que va a desarrollar, sus dolores secretos, cóleras reconcentradas, melancólicos ensueños, nocturnas visiones, ímpetus de entusiasmo..." En la misma fecha que la quinta, fue estrenada la 6ªSinfonía llamada "Pastoral". Beethoven se encargó de poner los siguientes subtítulos a cada tiempo:
Despertar de apacibles sentimientos al llegar al campo.
Escena junto al arroyo
Alegre reunión de campesinos
Tempestad
Canto de pastores. Alegres y agradecidos sentimientos después de la tempestad (Aunque él mismo aclara: "Expresión de sentimientos, mejor que pintura").
Esta sinfonía da testimonio del amor que sentía hacia la naturaleza; escribió en uno de sus cuadernos íntimos en 1815: "Dios Todopoderoso, soy feliz en la selva donde cada árbol habla por ti".
La 7a Sinfonía fue iniciada hacia fines de 1811 o principios de 1812: cuatro años que la separan de la 6a, pero en este intermedio compone obras tan importantes como el 5o concierto para piano "El Emperador", los cuartetos X y XI, la obertura "Egmont", las sonatas op. 78 y 81, etc. Esta 7a sinfonía fue calificada "como un milagro del genio", y Wagner la llamo "la apoteosis de la danza".
La 8a sinfonía es una de las obras más juguetonas y alegres de Beethoven, pero revela una técnica magistral: desde el primero hasta el último compás corre por esta obra una gracia flexible, gallarda y ondulante que cobra agilidad en el último tiempo.
PRINCIPALES OBRAS:
-Misa en Do mayor
-Misa Solemnis en Re mayor
-Oratorio: Cristo en el monte de los olivos
-Opera: Fidelio
-Música para ballet: Las criaturas de Prometeo
Ritterschballet
-Música de escena y Oberturas:
Egmon
Coroliano
Las ruinas de Atenas
La consagración del hogar
El rey Esteban
Para un aniversario
Mar calma y feliz viaje
-Nueve Sinfonías
3ª Heroica
6ª Pastoral
9ª Coral
-La Batalla de Victoria o la Victoria de Wellington
-Cinco conciertos para piano y orquesta: 5º Emperador
-Concierto para violín y orquesta
-Triple concierto para violín, violoncello y piano
-Otras obras para orquesta:
Contradanzas
Dos danzas alemanas
Dos romanzas para violín y orquesta
Doce escocesas
-Treinta y dos sonatas para piano:
8ª: Patética
13ª: Quasi una fantasía
14ª: Claro de luna
21ª: Appasionata
26ª: Los adioses
29ª: Hammerklavier
-Varias series para piano:
Bagatelas (Para Elisa)
Danzas
-Diez sonatas para violín y piano
-Cinco sonatas para violoncello y piano:
La Primavera
Kreutzer
-Otros tríos con piano:
Archiduque
-Cinco tríos de cuerda
-Dieciséis cuartetos de cuerda
-Tres cuartetos con piano
-Dos quintetos
-Septimino en Mi bemol mayor
-Alrededor de noventa obras para una sola voz (arias, lieder, etc.)
-Arreglos de cincuenta y siete cantos populares (irlandeses, treinta y siete escoceses, veintiséis galeses y otros)
-Sinfonías: Nueve
-Cinco conciertos para piano:
Antes de 1795: nº 2 en Si bemol (op.19), que debería haberse denominado nº1
1795: Nº 1 en Do (op. 15)
1800: Nº 3 en Do menor (op. 37)
1809: Nº 4 en Sol (op. 58)
1809: Nº 5 en Mi bemol (op. 37, llamado "El Emperador")
-Un concierto para violín (arreglado para piano por el propio Beethoven)
-Concierto para piano, volín y violoncello:
1804: Triple concierto en Do (op. 36)
-Música de cámara:
Diecisete cuartetos para cuerda:
1798-1800: Números 1 al 6, en Fa, Sol, Re, Do menor, La, Si bemol (op. 18)
Antes de 1807: Nºs 1 al 3, en Fa, Mi menor y Do (op. 59)
1809: En Mi bemol (op. 74)
1810: En Fa menor (op. 95)
1824: En Mi bemol (op. 130)
1826: La "Gran fuga"
1826: En Do sostenido menor (op. 131)
-Sonatas para piano (compuso un total de treinta y dos)
1796-1822: Desde el (op. 2) al (op. 111)
-Música escénica y oberturas
Egmont
Caroliano
Las ruinas de Atenas
-Oratorio:
Cristo en el monte de los olivos
-Ballet:
Prometheus
-Ópera:
Fidelio
-Música religiosa:
Misa en Do mayor
Missa solemnis en Re
-Canto:
Siete cantatas profanas
Alrededor de setenta y cinco lieder, de los que destacamos:
"Adelaida"
"Canto elegíaco"
"In questa tomba oscura"
Ciclo "A la amada lejana"
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Enviado por: | Taty |
Idioma: | castellano |
País: | España |