Literatura
Los Vanguardismos o Movimientos de Vanguardia
LOS VANGUARDISMOS O MOVIMIENTOS DE VANGUARDIA
Los movimientos de vanguardia. Condicionamientos histórico-culturales.
Bajo este rótulo se engloban una serie de movimientos artísticos que en la Europa de entreguerras (1918-1939) reaccionan contra el subjetivismo romántico y el realismo tradicional, suponen, pues, una verdadera ruptura con la estética anterior, tratando de impulsar las diversas manifestaciones creativas por caminos completamente nuevos. Intentaron cambiar radicalmente la literatura y el arte, ir más allá, en cabeza, a la vanguardia. Vanguardia: calcado del francés `avant-garde' ) de lo comúnmente entendido como literario y artístico. Irrumpieron en España en los primeros años del siglo XX y triunfan en los años posteriores a la primera guerra mundial. Serán movimientos efímeros: a finales de los años veinte, las circunstancias políticas y económicas mundiales no serán ya momento propicio para esos juegos creadores enormemente sugestivos, pero esencialmente estéticos, deshumanizadores.
Los artistas jóvenes de toda Europa buscan rabiosamente la renovación estética, lo cual da lugar a la sucesión vertiginosa e interminable de multitud de tendencias, de movimientos como: el futurismo italiano, expresionismo alemán, cubismo y dadaísmo francés, creacionismo y ultraísmo español, surrealismo, etc. Estos “ismos” vanguardistas se manifiestan en diversas artes (pintura, escultura, teatro, poesía, artes decorativas, arte escénico o cinematográfico, e incluso al pensamiento...) y aunque tienen notas específicas en cada caso, reúnen características comunes a todos ellos: Libertad creadora, fugacidad, originalidad temática y formal, rechazo del realismo, arte de minorías, incorporación, como ingrediente de creación artística, del factor irracional del hombre. Algunos pasan como efímeras modas; otros dejan huella imborrable.
La importancia de estos movimientos estriba en el afán de renovación de la poesía de entonces (la de Machado, Unamuno, los Modernistas), y en la incesante búsqueda del arte por el arte, despojado de anécdotas personales, de sentimentalismos románticos y de dependencias de la realidad. Se pretende prescindir de los valores culturales establecidos y emprender formas nuevas, minoritarias.
Se intenta renovar el lenguaje poético dando entrada a palabras inusitadas. Aparece el verso libre. En cuanto a los temas se frecuentan insólitos aspectos de la vida moderna, como pueden ser las teclas de una máquina de escribir. Se llega incluso a prescindir de los recursos gráficos normales, excluyendo los signos de puntuación del poema o alterando caprichosamente la normal estructura de un poema, buscando la impresión gráfica producida por un dibujo que refleje plásticamente el objeto evocado: el caligrama.
Este clima de entusiasmo por la poesía y de deseos de renovación se advierte claramente en el gran número de revistas literarias que surgen en estos años: además de las numerosas revistas ultraístas (Grecia, 1918; Ultra, 1921), podemos recordar Índice (1923), fundada por Juan Ramón Jiménez, en Madrid; Mediodía (1926) impulsada por Pedro Salinas, de Sevilla; Verso y Prosa (1927), de Jorge Guillén y Juan Guerrero, en Murcia; Litoral (1927), de Altolaguirre y Emilio Prados y José Mª Hinojosa, en Málaga; Carmen (1927) y su suplemento Lola, dirigidas por Gerardo Diego, de Santander; la granadina Gallo, encabezada por Federico García Lorca, etc..
Durante esta época, es interesante destacar las interconexiones entre las distintas artes: la pintura, la arquitectura, la literatura y el cine. Recorren caminos paralelos y se influyen mutuamente. En cuanto a cine-literatura, Guillermo de Torre, dedicó un artículo "El cinema y la novísima literatura: sus conexiones” a analizar este fenómeno.
Así pues, los nuevos caminos poéticos abiertos por la obra de Juan Ramón Jiménez, y los experimentos renovadores del vanguardismo, formaron el ambiente propicio en el que un grupo de poetas nacidos entre 1892 y 1905, dan a la Literatura española un nuevo momento de esplendor para la extraordinaria calidad que alcanzará en su producción poética.
Penetración y desarrollo del vanguardismo en España
Hacia 1914 se perciben en España una nueva sensibilidad y unas nuevas orientaciones estéticas. Ello se acentúa en los años 20. Progresivamente se observa una ruptura con todo realismo y aquella “deshumanización” diagnosticada por Ortega. Se buscan nuevas formas. Nuestros creadores están perfectamente sintonizados con las vanguardias europeas.
En literatura, las vanguardias tienen como pionero e impulsor a Ramón Gómez de la Serna. Y en el ambiente literario del momento proliferan las tertulias, como las del Café de Pombo, presidida por Ramón, o la del Café Colonial, en torno a Cansinos-Assens, otro gran animador de la nueva literatura. Y las revistas donde el Vanguardismo halla acogida y comentario. Entre las revistas esenciales, la Revista de Occidente, creada en 1923 por Ortega y La Gaceta Literaria, fundada en 1927 por Giménez Caballero y Guillermo de la Torre.
En síntesis, pueden distinguirse cuatro etapas en el desarrollo del Vanguardismo español:
De 1908 a 1918. Primeras manifestaciones de la vanguardia, protagonizadas esencialmente por Ramón. En 1909 Ramón Gómez de la Serna publica su ensayo-manifiesto El concepto de la nueva literatura.
De 1908 a 1925-7. Desde la llegada de Huidobro hasta los primeros ecos del Surrealismo. Son los años del Ultraísmo y Creacionismo. En 1918 viene a España el poeta chileno Vicente Huidobro, portavoz de las vanguardias parisienses y adalid del Creacionismo.
De 1925-27 a 1930. Influjo dominante del Surrealismo. En 1925 destacan varios acontecimientos: la Revista de Occidente inserta la traducción del Manifiesto del Surrealismo; G. De la Torre publica Literaturas Europeas de vanguardia; es el año en que aparece La deshumanización del arte. Paralelamente, en arte se produce la “Exposición de Artistas Ibéricos” (Madrid, 1925), con un importante manifiesto vanguardista. Y el cine de vanguardia contará con las dos películas fundamentales de Buñuel-Dalí: Un chien andalou (1928) y L'Age d'Or (1930), rodadas en Francia.
De 1930 a 1936. Nos acercamos al ocaso del Vanguardismo español.
Realidad y metáfora. Ramón Gómez de la Serna
La renovación del lenguaje poético del 27 se basó esencialmente en la metáfora. El interés por la metáfora tiene sus precedentes más ilustres en Ortega y Gasset y en Ramón Gómez de la Serna.
Los primeros manifiestos del vanguardismo español aparecen en la revista Prometeo dirigida entre 1908 y 1912 por Ramón Gómez de la Serna, escritor ingeniosísimo que se convierte en el maestro de los vanguardistas españoles. Es la figura clave del vanguardismo español. A su excepcional talento literario se une una curiosidad permanente por la actualidad artística europea y un entusiasta optimismo que caracteriza el primer vanguardismo español.
Cultivó un género personal, “el Ramonismo”, acumulación de anécdotas y detalles disparatados de temas variados. Su deseo de huir de lo convencional le llevó muchas veces a cultivar extravagancia (por ejemplo, pronuncia conferencias vestido de torero, o en un circo a lomos de un elefante; celebra un banquete en un quirófano).
Su mayor aportación a la literatura es la greguería. Con este nombre (que en español significa “algarabía”, en su doble sentido de alboroto y lenguaje incomprensible) designó Ramón un subgénero lírico-humorístico inventado por él hacia 1910.Se trata de apuntes breves que encierran una pirueta conceptual o una metáfora insólita.. Se puede definir como “un minúsculo poema en prosa”, o más exactamente, como lo hizo su creador: “lo que gritan confusamente los seres desde su inocencia”. Pero la definición más conocida es la que formuló con una curiosa ecuación: “Humorismo + metáfora = Greguería”. Son un prodigio de transformación de la realidad a través de asociaciones originales. Crea un instante de sorpresa y de gozo en el lector por la audacia de la visión que nos ofrece. Se apoya en la metáfora, que Ramón define así: “Entre los tropos, la metáfora es lo esencial, trasladando el sentido recto de las voces a otro figurado, en virtud de una comparación tácita”. En ellas aparecen algunos de los rasgos básicos de la vanguardia: metáforas insólitas, humor, gusto por lo fragmentario y lo incongruente (como expresión de un mundo caótico y cambiante), antisentimentalismo, ingenio.
Las greguerías pueden ser un chiste, una reflexión profunda, un chispazo lírico, un puro juego verbal, una máxima filosófica, etc. He aquí una selección de greguerías:
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La f es el grifo del abecedario
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Ajos: dientes de bruja
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La W es la M haciendo la plancha
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Los niños, al tocar la armónica, chupan un caramelo de acordeón
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Los presos a través de la reja ven la libertad a la parrilla
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El lápiz sólo escribe sombras de palabras
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La i es el meñique del alfabeto
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Las estrellas de mar son las manos que constatan que el barco se ha hundido”
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El cometa es una estrella a la que se le ha deshecho el moño
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Se ve que el agua que hierve se ha vuelto loca y se le saltan los ojos
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El termómetro es la pluma estilográfica de la fiebre
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Monólogo significa: el mono que habla.
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La mecedora nació para nodriza.
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Los auriculares son las gafas ahumadas de los oídos.
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La plancha eléctrica parece servir café a las camisas.
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Ese que aludiendo a otro se señala con el dedo en la sien la flojedad de un tornillo, se afloja el suyo. ¡Ojo!
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Panacea es la cesta del pan.
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La B es el ama de cría del alfabeto.
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Tres golondrinas en el hilo del telégrafo son el broche del descote de la tarde.
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Los mapas tienen venas de sangre azul.
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La palmera es el monumento al cohete.
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¡Qué amargo es ver el tiempo en el reloj de arena! Es como beberse una copa de desierto.
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La X es la silla de tijera del alfabeto.
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En las máquinas de escribir sonríe la dentadura postiza del alfabeto.
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Bibliómano es una especie de cleptómano de los libros.
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La botánica luce su poesía cuando llama a los pensamientos “violetas pasionales”.
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La gaviota rema en su vuelo.
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Los calcetines metidos en los zapatitos del niño son como las orugas de sus sueños.
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Sentimos en el pecho la inconsistencia de la vida, como una burbuja frágil, fragilísima, que puede estallar, y por tan breve soplo como el que deshace las burbujas. Ësta es la angustia que sentimos, la angustia de una burbuja que es el alma de la vida.
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La castañera asa los corazones del invierno.
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Lo que diferencia azar de azahar, lo que hace que el uno no huela a nada y el otro sí, es la h, que es un hache de perfumería.
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Todos los tíos que se desperezan son como salvajes que disparan su flecha al aire.
Estas insólitas asociaciones enriquecen la metamorfosis de la realidad aprendida en Góngora en metáforas perfectamente ancladas en la tradición literaria y llevadas a sus límites. Algunas de las imágenes de los poetas del 27 se asemejan a las greguerías, parten de semejante procedimiento. Así, Gerardo Diego: La guitarra es un pozo / con música en vez de agua. Jorge Guillén: Radiador, ruiseñor del invierno. Pedro Salinas: Rosa... la prometida del viento. Rafael alberti: Las estrellas errrantes son niños que ignoran la aritmética.
Movimientos que representan en España a las literaturas de vanguardia
El vanguardismo llega a España de la mano del poeta chileno Vicente Huidobro (1893-1948), procedente de París, donde conoció la creación de las vanguardias europeas; en Madrid encontró un ambiente propicio, merced a los experimentos que desde hacía tiempo venía llevando a cabo Ramón Gómez de la Serna.
Por lo que respecta a la poesía española, es preciso reseñar los movimientos de vanguardia que citamos a continuación:
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El Creacionismo fundado en París por el poeta chileno Vicente Huidobro (en cuya “Arte poética”, de 1916, se leen estos versos: “Que el verso sea como una llave / Que abra mil puertas. / Una hoja cae; algo pasa volando; / Cuanto miren los ojos creado sea. / Y el alma del oyente quede temblando. / ... Por qué cantáis la rosa, ¡oh, Poetas! / Hacedla florecer en el poema; / ... El poeta es un pequeño Dios.”) y el francés Pierre Reverdy. En 1918, Huidobro lo da a conocer en España. “Los creacionistas - decía - queremos hacer un arte que no imite ni traduzca la realidad”. Se vale de la metáfora para crear un mundo poético incoherente o ilógico. “Hacer un poema como la naturaleza hace un árbol” es la divisa de Huidobro.
Fue secundado por Juan Larrea y tuvo un decidido impulsor en Gerardo Diego, a cuyo libro Manual de espumas (1924) pertenece el poema Nocturno en el que a propósito de la noche y las estrellas se yuxtaponen una serie de imágenes. Del libro Imagen (1922) es el poema Columpio, como es propio del Creacionismo, el contenido del poema no tiene nada que ver con la realidad: hay que aceptar sus imágenes tal y como aparecen, sin buscar más sentido que un puro movimiento de vaivén al que alude el título.
De Juan Larrea incluimos un texto ESTANQUE, de
1919 en plena eclosión del Ultraísmo y el
Creacionismo; típicamente ultraísta es el juego tipográfico, ingeniosa traducción visual del reflejo en el agua; en cambio, las imágenes son creacionistas.
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El Ultraísmo tuvo como teórico principal al escritor Rafael Cansinos Asséns en 1919, pero contó entre sus cultivadores tempranos con el argentino Jorge Luis Borges y el español Guillermo de la Torre, que ilustró sus doctrinas con los poemas “visuales” de su libro Hélices (1923), dura aproximadamente hasta 1922. El nombre procede de la palabra Ultra (pretende ir “más allá” del Novecentismo imperante) porque sus adeptos pretendían una renovación radical del lenguaje y de la concepción de la poesía. Plantea la incorporación a la poesía de temas nuevos, el cultivo sistemático de la metáfora, la supresión de la rima, ausencia de la puntuación, eliminan cualquier tipo de sentimentalismo. Su mayor originalidad radica en la innovación tipográfica, los Caligramas (los vanguardismos defendieron la síntesis de artes plásticas y visuales), en la nueva disposición tipográfica de los textos, tratando que el poema reproduzca visualmente parte de su contenido.
He aquí un poemilla de Gerardo Diego: “La muerte y la vida
me están
jugando al ajedrez
(la partida está dispuesta)”
He aquí, por ejemplo, dos caligramas de Guillermo de la Torre: “CABELLERA” y “GIRÄNDULA”.
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El Surrealismo - llamados por algunos Superrealismo - (El prefijo francés sur- significa “sobre” o “super”). Es quizá el movimiento de vanguardia de mayor trascendencia, tanto por su implantación y perduración (1920-1939) como por la profundidad de sus planteamientos. Su origen se encuentra en el Manifiesto Surrealista que en 1924 dio a conocer el francés André Bretón, donde queda definido así el Surrealismo: “ Automatismo psíquico mediante el cual se pretende expresar, sea verbalmente, por escrito o de otra manera, el funcionamiento real del pensamiento. Dictado del pensamiento con ausencia de toda vigilancia ejercida por la razón, (ya que la razón está contaminada) fuera de toda preocupación estética o moral”.
Es evidente su vinculación con el mundo de los sueños, así como un regusto por encontrar lo misterioso en la cotidianeidad. En la misma línea el escritor francés Paul Elouard dice: “Existen otros mundos, pero están en éste”. Y el poeta Lautreamont, al definir la poesía: “La poesía es el encuentro casual de una máquina de coser y un paraguas sobre una mesa de operaciones”. Para el Surrealismo, el arte debe buscar en el mundo inexplorado de lo onírico, imágenes insólitas, asociaciones de ideas nunca oídas...
Entre sus cultivadores encontramos pintores (Salvador Dalí), cineastas (Luis Buñuel) y buena parte de los poetas de la generación del 27. Su principal cultivador es Vicente Aleixandre sobre todo en sus libros La destrucción o el amor, Sombra del paraíso. Él mismo dice: “La poesía no es cuestión de palabras”. Pero la difusión del Surrealismo en España debe mucho a Juan Larrea. Luis Cernuda, García Lorca y Rafael Alberti, completan la lista de surrealistas españoles. Todos ellos elevaron el movimiento a muy altas cotas de calidad artística.
El surrealismo supone la proyección creadora de las teorías que sobre el inconsciente y la interpretación de los sueños venía desarrollando desde comienzos de siglo el siquiatra austríaco Sigmund Freud. Se unen las teorías que sobre la liberación total del hombre defienden Freud y Marx. Bien una liberación de los impulsos reprimidos en el subconsciente por una razón sumisa a las convenciones sociales y morales según Freud, bien una liberación de la represión que ejerce sobre el hombre la sociedad burguesa según Marx. De este modo, el escritor intentaría, mediante su creación, liberar al individuo de las ataduras racionales, sociales, morales y estéticas que le condicionan, impidiéndole manifestarse tal cual es. Surgirán así con libertad plena las fantasías, obsesiones, sueños o deseos ocultos del artista. Para los surrealistas, lo que llamamos vida no es sino la cara más gris de la realidad; hay que conquistar una verdadera vida, acceder a una realidad más alta, una superrealidad (sur-realité, de ahí su nombre) que se halla como amordazada en lo más hondo de las conciencias.
En el caso de la literatura, se recurre a diversas técnicas para registrar de forma incontrolada, libre, los estados de ánimo, los impulsos profundos. Así, se intenta una escritura automática, realizada sin reflexión, que supone la transcripción en bruto de las ideas y las palabras que pasen por la cabeza del escritor, sin ningún tipo de control racional (asociación libre de ideas).O se acude a la unión fortuita de palabras, por ejemplo, mediante el collage de frases recortadas de periódicos. De especial importancia es el compte-rendu des rèves (“reseña de los sueños”). A veces, mediante ciertas drogas, se provocan alucinaciones y delirios para transcribir en experiencias extra-racionales.
Sin embargo, para bien de la poesía, los poetas surrealistas españoles sometieron este proceso a una alta exigencia estética. Quedaron, eso sí, imágenes, estructuras sintácticas y combinaciones métricas de gran fuerza y originalidad.
Se produce una liberación del lenguaje con respecto a los límites de la expresión lógica. En un poema surrealista, se entremezclan objetos, conceptos y sentimientos que la razón mantiene separados; aparecen asociaciones libres e inesperadas de palabras, metáforas insólitas y hasta delirantes. Es un lenguaje que acarrea una densa carga humana, e incluso subversiva, en la medida en que libera aquellas pasiones reprimidas en el subconsciente. Ante un poema de este tipo, el lector no ciomprende racionalmente, pero puede recibir fuertes impactos que modifican su estado de ánimo y suscitan en él oscuras emociones. El Surrealismo inauguró un nuevo mod de leer.
En el poema Se querían, el amor es una fuerza que
llena el Tiempo y que se difunde por toda la natura-
leza alcanzando una grandiosa dimensión cósmica.
Atrae la atención la larga enumeración caótica
final,que expresa esa fusión de amor y mundo.
* giralunas, palabra creada por el poeta a imitación
de los girasoles:los rostros de los amantes se giran
hacia la luna.
*laten, ladran (acepción antigua de “latir”)
Mezcla de versículos y cuartetos alejandrinos.
En el poema la Aurora se observa una visión surrealista de Nueva York, símbolo de un mundo deshumanizado, cruel y desolado. Una visión de pesadilla que recoge impresiones de suciedad, violencia, injusticia, infelicidad, etc. Estamos ante algo así como el asesinato de la “luz”: un anhelo de inocencia, la piedad por todos los que sufren y la fuerza desesperada del amor. La influencia del Surrealismo es evidente en algunas imágenes: columnas de cieno, huracán de negras palomas, multitudes que caminan insomnes...
En el poema Los ángeles muertos , Alberti acude al versículo y a las imágenes alucinantes, que nos contagian del estado de ánimo del poeta. En el texto se suceden imágenes de lugares y objetos en los que el poeta ha visto a los ángeles muertos.El poema puede entenderse como un camino hacia una realidad oculta.
En este poema Unidad en ella puede verse esa identificación de amor y muerte, así como la idea de la unidad del mundo. En efecto, las audaces imágenes surrealistas logran una identificación de la persona amada con el universo, de tal modo que amar es como morir disolviéndose en la naturaleza. Versículos y alejandrinos se
mezclan en una estructura de paralelismos.
LA GENERACIÓN DEL 27
Grupo poético del 27 o generación
Los poetas de la generación del 27 crearon -según García Lorca escribía al joven Miguel Hernández- “La más hermosa poesía de Europa”, algo que apenas admite discursión, cuando la riquísima y variada creación de estos autores se compara con los otros grupos poéticos de la literatura occidental que publicaron en el periodo de entreguerras.
Es un conjunto de poetas que hacia 1920 pretende renovar el panorama poético con una poesía minoritaria y de vanguardia. La poesía de esta generación es tan rica, sus cultivadores tan numerosos y brillantes que han llevado a la crítica a hablar de un nuevo Siglo de Oro de la poesía española, al saber unir las tendencias europeas con la tradición española.
La denominación de “Generación del 27” acoge a un grupo de poetas que, nacidos entre 1891 (Pedro Salinas) y 1906 (Manuel Altolaguirre) surge en España hacia 1920. No está, sin embargo, plenamente aceptada tal denominación; de ahí que hayan recibido diversos nombres, entre los que destacan: Grupo poético porque en realidad no responden a las características que tradicionalmente se han señalado (Ortega, Petersen) para probar la existencia de una generación literaria; La generación de la amistad, dados los vínculos personales que unían a todos ellos; La generación de la dictadura, porque su momento culminante coincide con la dictadura de Primo de Rivera, aunque este nombre es equívoco e injusto, por la oposición que todos mostraron a ese gobierno; Poetas catedráticos , por su dedicación mayoritaria a la enseñanza; Nietos del 98; Generación de la Revista de Occidente, por lo que supuso esta publicación para ellos; La generación Lorca-Guillén, por ser los más opuestos en sus creaciones. Pero el título que mejor les cuadra es el de Generación del 27.
Esta denominación del grupo se basa en un acontecimiento generacional: casi todos sus miembros participaron activamente en los actos celebrados ese año con motivo del tercer centenario de la muerte del poeta barroco cordobés, Luis de Góngora. Por este motivo organizaron una serie de actos en su honor, estudiaron y comentaron sus obras,etc. Un grupo de estos poetas fue al Ateneo de Sevilla, del que ha quedado una foto que es el emblema del grupo, a dar recitales de sus poemas y a dar conferencias o coloquios. La revista Litoral le dedicó un número especial. La finalidad era sacar del olvido y del desprecio a un poeta que dominó la palabra como nadie y del que admiraban su perfecta y atrevida utilización de la metáfora, sus mágicos juegos con el lenguaje y su poesía esencialmente esteticista. La fecha, 1927, servirá para designar a una generación de excepcional importancia en la historia de la literatura española.
Aunque muchos de los escritores del 27 compaginan la poesía con el teatro, o la prosa (novela, ensayo); la lírica es el género más cultivado y eclipsa al resto de forma especial.
Existen críticos que prefieren hablar de “grupo poético”, coincidiendo en parte con Jorge Guillén, que suele hablar de “grupo de amigos”; pero añade “el grupo de poetas que con los rasgos de una generación, vivió y escribió en España entre 1920 y 1936”. Con el mismo fervor llamó Lorca a ese grupo de amigos, en su discurso homenaje a Luis Cernuda (Abril de 1936) “mi capillita de poetas, quizá la mejor capilla poética de Europa”.
Ciertamente, para hablar de “generación”, en el sentido técnico que utilizaron Petersen u Ortega, y que sirvió para caracterizar al 98, le faltan algunos requisitos generacionales. Así, por ejemplo:
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La coetaneidad. Los catorce años de diferencia entre el mayor y el menor de los autores parecen demasiados.
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Salvo las primeras y claras influencias de Juan Ramón Jiménez, se observa la ausencia de un guía de la generación. Todos brillaron por igual en su trayectoria poética, Ninguno de ellos se erigió ni se sintió como orientador y guía de todo el grupo. Y aunque Lorca era el más popular del grupo, y el más admirado por los demás, fue compañero, no guía.
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Tampoco puede hablarse de anquilosamiento de la generación anterior (está en pleno apogeo la generación del 98), ya que respetan y admiran a los escritores de la generación que les antecede, aunque se aparten de su temática y de su técnica.
A pesar de todas las objeciones, la denominación de generación del 27 ha quedado establecida como firme. Es evidente que estos poetas forman un grupo compacto, que todos se sienten más o menos integrantes del mismo, que en diversos trabajos ellos mismos lo han defendido y que, en líneas generales, mostrarán una experiencia y evolución conjunta, salvando las particularidades personales.
Y es que además, también hubo unos factores que contribuyeron a dotar a los del 27 de una cohesión superior a la de otras generaciones:
Tuvieron su lugar de encuentro en la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde se impregnaron del ambiente liberal, culto y europeo que allí se respiraba. Allí viven algunos de ellos y acuden atraídos por sus tertulias y actividades culturales. Allí conocieron a Juan Ramón Jiménez que durante algunos años ocupó el cargo de Jefe de Estudios de la Residencia. Otro lugar de convivencia es el Centro de Estudios Históricos, que dirige Menéndez Pidal, donde varios rabajan y comparten el fervor por los autores medievales y clásicos.
Veneración por la figura de Juan Ramón Jiménez, considerado por muchos como el maestro de la generación, de quien admiran el ideal de poesía pura, la profundidad de sus imágenes y su denodado esfuerzo por expresar sensaciones.
Las relaciones personales. Lo prueba la intensa correspondencia epistolar que se conserva de ellos y las semblanzas, en verso y prosa, que mutuamente se han dedicado. Además, su convivencia fue estrecha y les unió una entrañable y sólida amistad personal, lo que les llevó a colaborar en numerosas revistas y empresas culturales. Así mismo, la Antología publicada por Gerardo Diego en 1932 dio fé pública de la existencia del grupo, con la precisa nómina de sus miembros. Dámaso Alonso destaca la afinidad de gustos estéticos y la amistad que existía entre ellos. Ni siquiera pudo romperla la tragedia del 36 que tantas cosas logró destruir, entre ellas, como escribió Unamuno “la libre espiritualidad española”
Es también nota común a todos ellos el poseer un altísimo grado de cultura personal y una formación literaria excepcional, a diferencia del autodidactismo del 98. De hecho, casi todos ellos- Salinas, Guillén, Cernuda, Gerardo Diego, Dámaso Alonso- fueron profesores o catedráticos de literatura en Institutos y Universidades dentro o fuera de España, y junto a su obra poética publicaron también importantes ensayos de crítica literaria.
La colaboración en revistas como La Revista de Occidente y La gaceta literaria. Litoral o Verso y Prosa.Todas ellas son revistas artesanales, editan pocos números y van dirigidas a un público muy minoritario.
Experimentaron la necesidad de encontrar un nuevo lenguaje poético, aunque cada cual imprimiera en su búsqueda un sello personal.
Les une el propósito común de renovar la poesía, pero respetando la tradición española. Estos poetas llamados vanguardistas, se habían alimentado de lo mejor de nuestros clásicos y se sentían hondamente enraizados en esa tradición. Supieron mezclar tradición y renovación. Una generación tan innovadora no necesitó negar a los antepasados remotos o próximos para afirmarse... Ahora se airea todo el Siglo de Oro lírico, y no solamente a Góngora. Entre Garcilaso y Quevedo aparecen los admirables seguidores. (Jorge Guillén). “Nuestra generación no fue una generación parricida” (V.Aleixandre)
En sus composiciones predomina el verso libre y el versículo; pero su entronque con la tradición literaria les lleva también a revalorizar la poesía popular, utilizando estrofas tradicionales, tanto cultas como populares como el romance, el osneto, la décima ,los villancicos,etc.
Defienden un ideal poético de belleza denominado “poesía pura”, basado en la perfección formal, pasando a un segundo plano el contenido del poema. Todos coinciden en el cuidado exquisito de la forma. Guillén dice que hasta la más ligera canción aparecía redactada con los primores del arte. En ellos va a llevarse a los últimos extremos el desdén por la poesía con argumento, por la poesía sentimental o realista. D. Alonso: “A menor interés novelesco, mayor ámbito para los puros goces de la belleza”. Lo único importante en el poema es la belleza y no su contenido emotivo, su capacidad de transmitir el sentimiento, la emoción del verso. Una actitud estetizante en contra de la vulgaridad, la ramplonería, la retórica, el sentimentalismo. Sin embargo, los poetas del 27 no tardaron en reconocer que “la poesía bastante pura resulta demasiado inhumana, demasiado irrespirable, y demasiado desnuda”. Era peligroso para la poesía. Había que hacer una poesía “bastante pura ma non troppo” (J. Guillén). Hay un gran amor estilístico por el uso de la metáfora.
Por otro lado, la trayectoria poética de estos autores se enfrenta con circunstancias e influencias semejantes; he aquí las más significativas. Se observa en todo el grupo un gran gusto y afición por:
La poesía tradicional española (aunque recibieron la influencia de las literaturas de vanguardia que estaban en pleno auge). No venían a romper ninguna tradición a pesar de su apariencia de generación vanguardista y revolucionaria.
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Las formas populares: El Romancero, el Cancionero tradicional, las cancioncillas de Gil Vicente, de Juan del Encina, etc.
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Los clásicos . Todos leyeron, exaltaron y defendieron a poetas clásicos como San Juan de la Cruz, Fray Luis de León, Manrique, Garcilaso. De Lope de Vega tomaron el amor por la poesía popular; de Quevedo el dominio del concepto; de Góngora admiraron su capacidad metafórica, sintiéndose identificados con el ideal de este poeta de utilizar un lenguaje distinto al usado en el lenguaje cotidiano.
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Importantísima fue la influencia del Romancero y la lírica tradicional castellana, hasta el punto de que al clasificar los primeros libros de algunos de estos autores se habla de la poesía neo-popular.
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Se declararon herederos también de la tradición poética cercana, en especial de Gustavo Adolfo Bécquer, cuya huella se encuentra en varios de estos poetas, y de manera explícita en Luis Cernuda y Rafael Alberti.
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También Rubén Darío forma la sensibilidad de estos poetas para la musicalidad o para los valores plásticos del lenguaje.
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Tampoco rompieron con los contemporáneos, Unamuno o Machado. Hay que recordar el magisterio de Juan Ramón Jiménez.
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Sintieron una gran admiración y una especial atracción por la poesía de Paul Valéry, por T.S. Eliot y Rainer María Rilke.
Los movimientos de vanguardia es la gran importancia concedida a la imagen y a la metáfora, concretamente del Creacionismo y el Ultraísmo. Hubo también una tendencia a la poesía pura, intelectual. Más relevante fue la influencia del Surrealismo con sus imágenes y metáforas irreales, el subconsciente, el absurdo, lo onírico, la alucinación, influye en casi todos. Éste inspiró libros fundamentales de Aleixandre, Cernuda, Lorca y Alberti.
En 1934 llegó Pablo Neruda a España, enseguida funda la revista Caballo verde para la poesía, en cuyo primer número publica un manifiesto a favor de la poesía “impura”, cercana a la realidad, que orientará a los poetas de la generación hacia un mayor compromiso social.
El levantamiento militar contra la República , al mando del general Franco, y la guerra civil que desencadenó (1936-39), acabó con la amistad que unía a muchos de ellos y supuso una experiencia terrible que marcó su obra y su vida. Todo el grupo sufrirá lo que podríamos llamar “una humanización”. En sus obras encontramos el dolor, la angustia, la alegría o el amor humano. Si antes de la guerra la poesía era fundamentalmente un experimento, un juego; después de la guerra evolucionan hacia una poesía social o existencial: reflexionan sobre el sentido de la vida y del ser humano, empiezan a considerar la poesía como vehículo para denunciar las injusticias sociales. Una vez superado esto, su poesía recuperó el equilibrio para abrirse de nuevo a los grandes temas universales.
La mayor parte de estos poetas eran republicanos, y se exiliaron al estallar o al acabar la guerra. Algunos como Alberti tomaron parte activa y colaboraron en revistas como “Hora de España” y “El mono azul”. En Noviembre de 1936 apareció el primer Romancero de la guerra civil y en 1937 el “Romancero general de la guerra de España” dedicado a F.G.Lorca en homenjae a su memoria y como protesta contra su muerte. El exilio los pudo dispersar o dividir geográficamente; no espiritualmente. Junto con Alberti, Salinas, Cernuda, Guillen, Altolaguirre, Prados se fueron a Europa o América, expresando en sus obras la nostalgia de España; Dámaso Alonso, Aleixandre y Gerardo Diego se quedaron en el país; gracias a ellos no quedó vacía y estancada la poesía española, y pudieron ser los maestros de generaciones posteriores. Siguieron formando una fraternidad humana y una polis literaria con los que se marcharon. El contacto entre unos y otros no se rompió nunca, y ello permitió a la generación mantener viva su unidad y su continuación espiritual.
Nómina de los poetas del 27
He aquí sus nombres según Dámaso Alonso, uno de los poetas y críticos de la generación: Recuerdo esos trazos, que el tiempo ya quiere borrar de mi memoria, porque mi idea de la generación a que pertenezco, va unida a esa excursión sevillana. Los que hicimos el viaje fuimos Guillén, Gerardo Diego, Rafael Alberti, Federico, Bergamín, Chabas y yo. Es evidente que si tomamos los cinco primeros nombres (el de Bergamín como prosista muy cercano al grupo) y añadimos el de Salinas, que no sé por qué causa no fue con nosotros, y el de Cernuda, muy joven entonces, que figuró entre el auditorio (pero de quien también se leyeron poemas en aquellas veladas), y el de Aleixandre, que no había publicado aún su primer libro, tenemos completo el grupo nuclear, las figuras más importantes de la generación poética anterior a nuestra guerra. (No: hay que mencionar aún el del benjamín, Manolito Altolaguirre, casi un niño, que allá, en Málaga, fundaba ese mismo año la revista Litoral, y el de su compañero Emilio Prados. Toda generación tiene límites difuminados y brotes epigónicos*(*continuadores de una escuela) y reflorescencias. La nómina principal de la mía está en los poetas mencionados. De los cuales, la mayoría en activo por entonces, fue a aquella excursión sevillana: la generación hacía así su primero y más concreto acto púiblico.
Destacamos a : Pedro Salinas (1891-1951), Jorge Guillén (1893-1984), Gerardo Diego (1896-1987), Federico García Lorca (1898- 1936), Dámaso Alonso (1898.1990) Vicente Aleixandre (1898-1984), Luis cernuda(1902-1963), Rafael Alberti (1902), Emilio Prados (1899-1962), Manuel Altolaguirre (1905-1959), y otros como Fernando Villalón (1881-1930), León Felipe (1884-1969), J.Moreno Villa, R. De Basterra, Adriano del Valle, M. Bacarisse, Juan José Domenchina, Pedro Garfias, Juan Larrea, José María Hinojosa,etc.
Clasificación de los autores
Nacidos entre 1891 y 1905, los miembros de la Generación del 27 siguieron semejantes experiencias poéticas y vitales. Sin embargo, el predominio de ciertos rasgos determina que su obra puede ser clasificada del modo siguiente:
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Poesía neopopularista: Rafael Alberti y García Lorca.
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Poesía surrealista: Vicente Aleixandre, Luis Cernuda y José Mª Hinojosa.
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Poesía pura e intelectual: Pedro Salinas y Jorge Guillén.
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Poesía clasicista y religiosa: Gerardo Diego y Dámaso Alonso.
Etapas en la evolución de los poetas del 27
Suelen distinguirse en la evolución de los poetas del 27 tres grandes etapas:
Hasta 1927, aproximadamente (tricentenario de Góngora), supone una continuidad con movimientos vanguardistas como el Ultraismo y Creacionismo y, sobre todo, el entusiasmo por la poesía pura (deshumanización e inteligencia) bajo la influencia principal de Juan Ramón Jiménez. También una corriente neopopulista presenta gran importancia. 1927 marca el auge del gongorismo y muestra la voluntad decidida de encontrar un lenguaje poético autónomo, cuyos instrumentos mejores serán la metáfora y la imagen.
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El neopopularismo en la generación del 27. Esta corriente responde a una tendencia habitual en la literatura española a volver sobre las fuentes de la tradición oral, el folclore y la poesía popular como base de inspiración temática y formal. Para entenderlo conviene partir de dos rasgos que definieron a buena parte de lso integrantes de este grupo poético:
Su amplia formación literaria les permitió conocer y apreciar la tradición poética española. Estos autores leyeron y admiraron las variadas formas de la poesía popular hispánica y arábigo-andaluza. Temas, metros y procedimientos expresivos no tardarán en influir en su creación artística. El principal modelo fue Lope de Vega, en cuyo teatro se encontraba la perfecta mezcla entre popularismo y elaboración cuidada de la materia poética.
El origen andaluz de unos cuantos miembros de la generación -García Lorca, Rafael Alberti, Luis Cernuda, José Mª Hinojosa, Manuel Altolaguirre- favoreció la incorporación a sus primeros poemarios de elementos procedentes de la copla tradicional andaluza e incluso de la lírica árabe popular. Algo que se advierte también en la creación de Antonio Machado de Nuevas canciones (1924) y el Cancionero apócrifo, donde la personalidad del poeta parece diluirse para expresar saberes objetivos en composiciones muy breves, de estructura cercana a la copla popular, que en este caso serviría para proclamar sentencias o pensamientos filosóficos.
De esta forma, elementos procedentes del Romancero, la lírica tradicional (la brevedad y la alusión: sugerir es más importante que nombrar, las figuras de repetición, estrofas como el romance, la soleá,etc) y las piezas dramáticas de Juan del Encina o Gil Vicente están presentes en libros fundamentales de la generación; sobre todo en García Lorca y Alberti que representan los mejores logros de esta corriente.
En el caso del granadino, la mezcla de lo sagrado y lo profano, el simbolismo de ciertas plantas y frutos -nardo,naranja,limón-, además de la métrica sencilla deben identificarse con la cultura popular andaluza, que llega a toda su obra, es esencial en Canciones y en el Poema del Cante Jondo (1921-1924) así como en el Romancero gitano (1928).
En cuanto a Rafel Alberti, sus primeros libros de Alberi están escritos también desde una inspiración neopopularista: Marinero en tierra (1924) y La amante (1925) recuerdan a la lírica tradicional de los cancioneros de los siglos XV y XVI y se ha señalado la influencia de Gil Vicente. El verso octosílabo tradicional, la rima asonante, estribillos y correlaciones de índola popular están presentes también en títulos posteriores, como El alba del alhelí y Entre el clavel y la espada.
Etapa de madurez, de 1927 a la guerra civil significa una progresiva “rehumanización”, lo “humano” volvía a ocupar un lugar central en la literatura: la experiencia cotidiana, los grandes sentimientos universales (el amor, el dolor, la soledad), las concretas circunstancias; cobra importancia el surrealismo, y en los años conflictivos de la segunda República y la guerra civil, aparece una poesía de orientación política.
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Neorromanticismo. Con Donde habite el olvido (1933) Cernuda se aleja del Surrealismo. El título del libro - un verso de Bécquer - muestra la sensibilidad romántica que se halla en la base de toda su poesía: el amor exaltado o doloroso, en conflicto entre realidad y deseo, la soledad. He aquí el primer poema de dicho libro:
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Poesía y compromiso. Con obras como el poeta en la calle, De un momento a otro o Capital de la gloria (1931-1938), Alberti es el mejor representante de esta tendencia, compartida , entre otros, por Emilio Prados o Miguel Hernández (que pertenece a la generación siguiente pero se halla muy vinculado a la del 27). Las convicciones ideológicas, la crítica social, es inevitable en la poesía. He aquí un poema de Alberti escrito durante la guerra civil, donde se manifiesta su experiencia de sufrimiento y odio.
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Clasicismo. Existe en estos años el sentimiento de que el tiempo de las vanguardias ha pasado y una orientación clásica se deja sentir. El interés por el soneto de Alberti, Lorca o Gerardo Diego es significativo.
El final de la guerra (1939). Consecuencias de la guerra civil. Después del 39. Las consecuencias de la guerra civil fueron tan dramáticas para la literatura como para todos los demás aspectos de la vida española. Junto con la muerte de Lorca, casi todos los poetas del 27 parten al exilio ( y quienes permanecen en España están sometidos a una especie de exilio interior). Aleixandre, Dámaso Alonso y Gerardo Diego son los únicos que permanecen en España, serán claves para la evolución de la lírica de posguerra.
Es difícil hablar de tendencias comunes a ellos; sus obras, por lo general, se abren a las reflexiones morales, pesimistas y desoladas, y a temas como el desarraigo del exilio o la añoranza de la patria. En España, la poesía deriva hacia un humanismo angustiado, de tonos existenciales, cuya muestra más intensa es Hijos de la ira de Dámaso Alonso, de 1944. Poco después, Vicente Aleixandre comienza a escribir Historia del corazón, notable giro hacia una concepción del poeta como solidario. En el poema En la plaza, el poeta se sale de sí mismo, de sus obsesiones personales, para fundirse con los anhelos de los demás: “No el hombre no está solo. Hasta el amor es una conciencia de compañía”. El poeta palpita con “el gran corazón de los hombres”. Formalmente, los versículos fluyen reposados, aunque sin perder rigor y belleza.
Clamor supone en la obra de Guillén la irrupción del tema del dolor y el desacuerdo con el mundo, el desenlace de la guerra civil y las nuevas circunstancias internacionales tras la segunda guerra mundial. El poema Dolor tras dolor se organiza en estrofas de heptasílabos y endecasílabos sin rima. Hay también tres versos trisílabos de una expresividad especial. Veamos con qué símbolo se expresa el dolor y cuál es la actitud del poeta ante ese dolor.
En Alberti predomina la experiencia del destierro y la esperanza del regreso a la patria. El poema Canción 8 recoge la emoción que suscita el recuerdo de España, dentro de una tendencia neopopularista.
La obra de Cernuda después del 39 se caracteriza por la meditación y el sentimiento. A su último libro, Desolación de la quimera (1962) pertenece Peregrino, poema que encierra algunos de los temas centrales del autor: la soledad y la amargura, pero también la fidelidad al propio destino y el orgullo. “¿España?(...) Un nombre. España ha muerto”, había escrito Cernuda en Las nubes (1940). Tras la guerra civil, el poeta será un peregrino, sin patria, siempre en tierra extraña. El poema se construye como un diálogo.
POETAS DE LA GENERACIÓN DEL 27. TRAYECTORIA VITAL Y OBRA POÉTICA.
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PEDRO SALINAS. Nacido en Madrid. Muere exiliado en Boston. Cinco días después su cadáver fue inhumado en Puerto Rico. El mayor de su generación. Doctor en Letras, su vida estuvo enteramente dedicada a la docencia. Investigador y viajero. Es como Garcilaso en el S.XVI, Bécquer en el XIX o Aleixandre en el XX. Licenciado en Derecho y Filosofía. Catedrático de la Universidad de Sevilla donde Luis cernuda fue su alumno. Pasó luego a la de Murcia. Ejerce como lector de literatura española en la Soborna (París). En ese periodo contrae matrimonio con una hispano-argelina, María Margarita Bonmati Botella, con quien tendrá dos hijos: Soledad y Jaime. Tras la guerra civil se exilia a Estados Unidos ejerciendo como profesor en diversas universidades de este país y en Puerto Rico, Realizó una versión modernizada del famoso poema épico-medieval del Cantar del Mío Cid.
Forma junto con Jorge Guillén el núcleo más intelectual de la generación del 27. Ambos fueron catedráticos de universidad en España y - tras la guerra civil- en Estados Unidos. Publicaron importantes trabajos de crítica literaria y siguieron de cerca el magisterio de Juan Ramón Jiménez y la poesía pura.
Sus primeros libros son Presagios (1923), Seguro Azar (1929) y Fábula y Signo (1931). En los tres se percibe la huella de Juan Ramón Jiménez, en algunos poemas aparecen temas de raíz futurista: la máquina de escribir, el radiador de la calefacción, la bombilla eléctrica,etc.
Salinas ha sido considerado como el gran poetas del amor. Pero no canta al amor como los románticos, sino que canta a la amada (su cuerpo, sus gestos, sus sombras, sus besos) y detrás de esos detalles reales expresa una reflexión profunda en torno a la pasión amorosa, la ausencia de la amada, la melancolía del desamor y la separación inevitable. El amor no es desdenes, sufrimiento, desamor; el amor es una prodigiodsa fuerza que da plenitud a la vida y confiere sentido al mundo. Podemos observarlo en sus dos obras maestras: La voz a ti debida (1933), se abre con citas de Garcilaso de la Vega (de su Égloga III tomó el título del libro) y del poeta romántico inglés Percy B. Shelley y cuenta una historia de amor. Y Razón de amor (1936), poesía reflexiva donde medita sobre su experiencia amorosa. Largo lamento, publicado póstumamente, titulo tomado de la rima XV de Bécquer, se refiere al propio poeta “largo lamento ese soy yo”. Se centra en la soledad, el abandono del poeta tras el supuesto olvido de la amante.
En el exilio, tras la guerra, aparecerán en América dos libros de poemas: El Contemplado (1946) es una larga composición en la que Salinas dialoga con el mar en San Juan de Puerto Rico. Y Todo más claro (1949), reflexiona sobre el tema de la creación referencias a Jorge Guillén. Después de su muerte, se publica en España Confianza (1955). En todos ellos aparece una lucha entre su fe en la vida y los signos angustiosos que ve a su alrededor. De esta última etapa, destaca el impresionante poema Cero, suscitado por el horror de la bomba atómica.
En cuanto al estilo, su poesía viene marcada por la sencilla apariencia - verso libre, rima asonante, escasez de adjetivos o metáforas - que oculta un laborioso proceso de meditación y depuración del sentimiento.
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JORGE GUILLÉN. Nacido en Valladolid. Muere en Málaga. Amigo personal de Pedro Salinas aquien sucedió en el lectorado de la Soborna. Profesor, y ante todo y sobre todo, poeta. Catedrático de las universidades de Murcia y Sevilla, con un intermedio en la de Oxford. Exiliado se establece en Estados Unidos.y prosigue allí su docencia universitaria. Jubilado, reside en Italia, donde contrae segundas nupcias. Luego regresa a Málaga. En 1977 se le concede el Premio Cervantes, máximo galardón para escritores de lengua española.
Se le ha considerado el poeta más intelectual del grupo. A toda su producción poética le ha dado un título global, que barca cinco ciclos. Aire nuestro. Así lo explica: “Aire en nuestros pulmones. No “aire mío”. Aire que en el pecho vivifica a los humanos: cruce que relaciona al hombre con el mundo”. El título señala esa intersección capital.
Hasta 1950, Guillén es autor de este único libro, iniciado en 1919 y publicado en 1928: Cántico, como su título indica, quiere ser un canto de exaltación, de alabanza ante el mundo y ante la vida: de sus seres, objetos, elementos de la Naturaleza, etc.
En 1950, Guillén inicia un nuevo ciclo poético: Clamor. Se compone de tres partes: Maremagnum (1957), Que van a dar en la mar (1960) y A la altura de las circunstancias (1963) supone un cambio en la actitud del poeta ante el mundo, pues da entrada a los elementos negativos de la vida del hombre actual: la injusticia, la guerra, el hambre, el peligro de autodestrucción atómica, las torturas, las persecuciones, la opresión, el colonialismo, el desorden social, el dolor, el Mal, la muerte, etc. El título equivale ahora agritos de protesta ante los horrores y las miserias del momento histórico. El tema de España-la guerra, el exilio, la dictadura- se halla especialmente presente.
En 1967 se añade Homenaje, de contenido muy distinto recoge poemas adiversas figuras de la historia, las artes y las letras, desde Homero a los contemporáneos. Y otros poemas y Final dan fe de la incesante creación de Guillén y contienen páginas hermosas, aunque no añaden nada esencial a su magna obra.
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GERARDO DIEGO. Nacido en Santander. Muere en Madrid. Poeta, catedrático de Literatura en Institutos de Soria, Gijón, Santander y Madrid, crítico literario, pianista y pintor; todas las facetas de su personalidad se reflejan en su poesía. Jugó un papel importante en la introducción de las vanguardias en España, como dijimos destaca como representante español del Creacionismo, como en la consolidación del grupo del 27, gracias a su actividad como director de revistas literaria: Carmen y Lola, y sobre todo al publicar en 1932 su célebre Antología de la generación del 27 que supuso la auténtica carta de presentación de los nuevos poetas. Como profesor dio cursos y conferencias por todo el mundo. Miembro de la R.A.E desde 1947. Premio Cervantes en 1979. Premio Nacional de Literatura en 1925.
Hombre entusiasmado por la poesía presenta diversos estilos poéticos a lo largo de su vida. Su abundante creación literaria combina con igual maestría la poesía de vanguardia y la poesía tradicional: a la primera pertenecen sus primeros libros creacionistas y ultraístas, en los que acredita un dominio de la imagen; a la segunda se une un perfecto uso de la métrica clásica y una gran variedad de temas: el amor, los toros, la música, los paisajes de la tierra santanderina y una profunda fe religiosa.
Su primer libro El romancero de la novia (1918) de tono modernista y muy becqueriano. Pero ese mismo año comienzan sus experiencias vanguardistas, así en Imagen (1918-22) recoge los juegos ultraístas y anuncia el surrealismo. A la misma línea corresponde la Fábula de Equis y Zeda (1926-29), y los Poemas adrede (1926-41).
Sin embargo, por los mismos años, prosigue su obra de corte tradicional. Soria (1923) lleno de emotivas evocaciones paisajísticas y sentimentales (a la manera de Machado) de su estancia en aquella ciudad como catedrático del Instituto, incluye el famosísimo “Romance del Duero”. Versos humanos (1918-24)) cargado de intimidad y sentimientos, reúne canciones, glosas, sonetos, entre éstos el espléndido al ciprés de Silos. De 1924 es Viacrucis hondo ejemplo de una inspiración religiosa que singulariza al autor dentro de su generación. A esta misma inspiración se deben sus Versos divinos (1938) entre los que sobresalen sus deliciosas imitaciones de cantarcillos populares, sus letrillas y sus glosas, dignas de un Lope de Vega. En fin, la línea clásica alcanza su cumbre con el libro Alondra de verdad (1941), magnífico conjunto de sonetos donde expresa su emoción ante las bellezas de la ciudad o de la Naturaleza.
En 1941, publica la Primera antología de sus versos. En sus últimos libros, ha prestado especial atención al mundo taurino con La suerte o la muerte (1963); El cordobés dilucidado y vuelta del peregrino (1966); a la música con Preludio y coda de Gabriel Fauré (1967), o al paisaje con Versos escogidos (1970).
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FEDERICO GARCÍA LORCA. Nacido en Fuentevaqueros (Granada), muere asesinado a comienzos de la guerra civil, en agosto de 1936. Estudiante de Derecho y Filosofía en la universidad granadina, reside desde 1919 en Madrid. Viaja a Nueva York (1929-30). Funda el grupo de teatro universitario “La Barraca”, con el fin de extender la cultura a todos los niveles sociales del país. Dotado de una fina sensibilidad artística: apto para la música, el dibujo, el teatro y la poesía. Destaca por su personalidad, su carácter alegre, su enorme encanto personal. Su vida ha llegado a la altura del mito, de ahí que sea el poeta más conocido de su generación dentro y fuera de España.
Su obra poética comienza influenciada por el modernismo y Machado, Impresiones y paisajes. Juan Ramón Jiménez influye en su Libro de poemas (1921) donde el lenguaje está más depurado y en el que demuestra una gran imaginación. A partir de este momento escribe poemas caracterizados por un estilo fuertemente original y de esforzada elaboración, Canciones (1927), Romancero gitano (1928) y Poema del cante jondo (1931). La poesía tradicional castellana, el floclore, el popularismo, lo andaluz, la pena, la muerte que se presiente y se teme como destino inexorable, la soledad, la lucha por la vida, son los grandes núcleos de su obra.
Tras su visita a Nueva York, nace un libro de poemas Poeta en Nueva York, distinto a lo que hasta el momento ha compuesto. De difícil comprensión, donde aparecen imágenes surrealistas.
En 1933 viaja a Buenos Aires. Allí estrena algunos dramas y alcanza un éxito clamoroso, Al volver a España es ya un escritor famoso y admirado.
El Llanto por Ignacio Sánchez Mejías (1935) ha sido considerada la obra maestra de Lorca. Es una elegía a la muerte de aquel gran amigo de muchos de los poetas del 27, torero y escritor, a quien Alberti dedicó también un poema, Verte y no verte. Había nacido en Sevilla, y murió en Madrid a consecuencia de la cogida que sufrió en la plaza de toros de Manzanares (Ciudad Real) en 1934.
Después de esta obra publicó sus Seis poemas galegos (1935) y, póstumamente aparecieron los del Divan del Tamarit (1940).
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VICENTE ALEIXANDRE MERLO. Nacido en Sevilla, hace de Madrid su habitual lugar de residencia. Muere en Madrid. Licenciado en Derecho y en Comercio. Padeció una grave enfermedad que lo mantuvo alejado de toda actividad profesional. Vivió siempre retirado en el mundo de la poesía. Elegido en 1949 miembro de la R.A.E. Premio Nobel de Literatura en 1977.
Su producción literaria se inicia en 1924 con Ambito y con la lectura de Freud y Loyce, cuya influencia es notoria en su obra. A partir de entonces se suceden: Pasión de la tierra (1929); Espadas como labios (1930); La destrucción o el amor (Premio Nacional de Literatura en 1933); Mundo a solas (1934).Tras la guerra civil se agrava su dolencia renal y escribe Sombras del paraíso (1939).
En 1952 compone los últimos poemas de Nacimiento último. En 1954 se publica Historia del corazón. Seguirán Los encuentros (1958) y En un vasto dominio (1962). La poesía de madurez se inicia en 1965 con Retratos con nombre, a la que siguen Poemas de la consumación (1968) y Diálogos del conocimiento (1974).
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RAFAEL ALBERTI. Nacido en Puerto de Santa María (Cádiz). Compagina la pintura con la poesía. Como consecuencia de su afiliación al partido comunista, se exilió al acabar la guerra civil. En 1925 se le concede el Premio Nacional de Literatura con su obra Marinero en tierra. Tras el exilio en París, Roma, Argentina, regresa a España en 1976, donde recibirá el Premio Cervantes en 1983.
Se ha dicho que el mejor libro de este poeta es Sobre los ángeles (1929) , donde se refleja la intensa crisis que sufrió el poeta asediado por la enfermedad. En El poeta en la calle (1935) pone su voz de poeta al servicio de una acción personal comprometida; es una poesía social que coincide con su militancia en el Partido Comunista. Tras la guerra civil, en la que interviene activamente en el bando republicano, comienza un largo periodo de exilio. Incorpora temas relacionados con su condición de desterrado. Títulos: Entre el clavel y la espada (1941), A la pintura (1945-52), Roma, peligro para caminantes (1974).
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DÁMASO ALONSO. Nace y muere en Madrid. Licenciado en Derecho y doctorado en Letras. Discípulo y colaborador de Menéndez Pidal, en el Centro de Estudios Históricos. Enseñó Lengua y Literatura española en universidades alemanas, inglesas y norteamericanas, hasta que en 1933, obtiene una cátedra de la Universidad de Valencia. Tras la guerra, pasa a la de Madrid como catedrático de Filología Románica. Editor y comentarista de Góngora. En 1945 fue elegido miembro de la R.A.E, de la que ha sido director desde 1968 hasta 1982. También pertenece a la Academia de la Historia. Une a su condición de investigador la de profesor, crítico literario y la de poeta. Ha dado la vuelta al mundocomo conferenciante. En 1978 se le concede el Premio Cervantes.
Comenzó escribiendo versos a la manera del primer Juan Ramón Jiménez, de puro juego estético como Poemas puros, poemillas de la ciudad (19118-1921).Y el mismo carácter tiene su libro El viento y el verso (1923-24).
Pero la guerra civil le hizo abandonar esta poesía pura, sencilla,ingenua, para volver a los temas humanos. Expresa sus vivencias y emociones ante la guerra y sus consecuencias en dos libros de poemas: Oscura noticia e Hijos de la ira (1944). Éste último es una obra clave para la poesía española de los años cuarenta.
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LUIS CERNUDA BIDÓN. Nacido en Sevilla. Muere exiliado, repentinamente, en Méjico. Profesor y crítico literario, el hombre y el poeta estuvieron íntimamente unidos. Licenciado en Derecho, fue lector de español en Tolouse. Solitario, inadaptado y rebelde. Considerado poeta maldito e intencionadamente olvidado en la etapa franquista. Es clara su adhesión a la causa comunista. Admirador en literatura de Hölderlin y en música de Mozart. Ejerció en diversas universidades inglesas y norteamericanas. Concha Méndez, esposa de Manuel Altolaguirre, en cuya casa vivió el poeta en sus años mejicanos, nos relata así sus últimos momentos: “ En los últimos días fue su actuación como la de alguien que estuviera dominado por un presentimiento; no parecía el mismo; recordaba con emoción a sus familiares, nos mostraba relatos, estaba afable, comunicativo... Debían de ser sobre las seis de la mañana cuando la muerte le sorprendió en la puerta de su cuarto de baño, en ropas de cama, batín y zapatillas, intentando fumar, con la pipa en una mano y las cerillas en la otra. Así lo encontró Paloma unas dos horas más tarde.”
Pedro Salinas, su profesor de literatura, nos ha dejado este testimonio de aquellos años: ¡No me lo he perdonado aún!. ¡Y ya va para veinticinco años!. No le conocí, de primeras. ¡Meses y meses, de octubre a mayo, sentados frente a frente, áula número cuatro, universidad de Sevilla. ¡Y nada!. Pero él era alumno oficial de mi clase de literatura; mi año primero de enseñanza. Los dos novicios, él en su papel, y yo en el mío. Y no le conocí, y se estuvo cerca de un año un profesor - ¡y de literatura! - delante del poeta más fino, más elegante que nació en Sevilla, después de Bécquer, sin saberlo!.
Es, probablemente, de todos los miembros de la generación del 27, el más cercano a la sensibilidad poética actual, según han reconocido ilustres representantes de la hoy llamada “poesía de la experiencia”. Y ello es así porque en los versos del poeta sevillano encontrasmos rasgos que se corresponden plenamente con las preocupaciones del hombre contemporáneo: protesta social, rebeldía frente a las convenciones burguesas, reivindicación de la libertad y dignidad del individuo, que reclamó desde su exilio en Méjico y Estados Unidos; la dificultad para vivir plenamente el amor, originada por su nunca disimulada condición de homosexual; la nostalgia de la infancia y juventud en Sevilla; la angustia por el paso del tiempo y la inevitable llegada de la muerte. En definitiva, el contraste entre La realidad y el deseo, rótulo bajo el que se ha agrupado toda su producción poética, en la que predominan composiciones amplias, verso libre y un tono que combina con fortuna sinceridad, hondura y melancolía con ocasionales imprecaciones cargadas de tensión. Los dos temas centrales en torno a los que se entreteje su lírica son la soledad y el amor.
La Realidad y el deseo se ha dividido en estas etapas:
Aprendizaje (1924-28), en el que se observa la influencia de Bécquer, Fray Luis de león y Jorge Guillén; predomina la nostalgia y sentimientos melancólicos. En 1925 conoce a Juan Ramón Jiménez y publica sus primeros poemas en Revista de Occidente. En 1927 conoce a Lorca y publica su primera obra Pérfil del aire, cuya aparición fue muy mal acogida por la crítica.
Juventud (1929-35), el poeta se acerca al surrealismo y nacen los poemas Un río, un amor (1929) al tiempo que confiesa su predilección por el tema amoroso y por el deso expresado sin tabúes. Aquí entraría el libro Los placeres prohibidos (1931) y Donde habite el olvido (1932-33)
Madurez (1937-57), la guerra civil conduce al poeta a un definitivo exilio en Inglaterra, Estados Unidos y finalmente en Méjico. Ejerce como profesor de español y tiene ocasión de conocer la los grandes maestros de la lírica anglosajona y germánica, que influirán en su propia creación. Publica La realidad y el deseo (1936). En su destierro escribe Las nubes (1937-40) aborda el tema de España y la guerra desde la distancia; Ocnos (1942); Como quien espera el alba (1941-44) muestra la nostalgia por la infancia, los amores juveniles y la tierra nativa, además de dar entrada a motivos de la nueva tierra acogida; Vivir sin estar viviendo (1944-49) y Con las horas contadas (1950-56)
El traslado a Méjico es fundamental para nuestro poeta, porque allí conoció su amor a los cincuenta años: “Seguí volviendo a Méjico... y durante las vacaciones de 1951... conocí a X. Ocasión de los “Poemas para un cuerpo”, creo que ninguna otra vez estuve, si no tan enamorado, tan bien enamorado”.
Plenitud (1956-62), son los años finales de Desolación de la Quimera. El poeta muestra una actitud serena y contemplativa, a través de la que rinde homenaje a personas, artistas y momentos que alumbran su existencia.
La obra de Luis Cernuda ocupa ocupa un puesto singular dentro de la lírica española del siglo XX, a causa de una serie de circunstancias que lo individualizan de forma muy clara entre los miembros de su generación.
a) Su acentuado romanticismo, esa actitud de sinceridad y rebeldía con que asumió su condición de cantor de la pasión amorosa heterodoxa con una intensidad ni siquiera igualada por el mismo García Lorca.
b) La concepción de su obra poética como una biografía moral, que ofrece la imagen palpitante de una persona enfrentada con la realidad y derrotada por ella.
c) La elaboración de una voz próxima, seca y cordial a un tiempo; una voz cercana y marcada por un triple rechazo:
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evita los ritmos demasiado marcados para adoptar el verso libre y el versículo.
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Prescinde también de la rima.
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Huye del lenguaje brillante, cuajado de metáforas, para buscar el tono coloquial que lo acerca a ese lector inmediato y fraterno.
Por todo ello, los poetas de los años sesenta lo reivindicaron como maestro supremo: Jaime Gil de Biedma, Francisco Brines, José Agustín Goytisolo o José Manuel caballero Bonald. Y ya en nuestros días, no es difícil encontrar la huella del poeta sevillano entre cultivadores de la poesía “figurativa” tan acreditados como Luis Antonio de Villena, Luis García Montero o Felipe Benítez Reyes.
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EMILIO PRADOS. A causa de su compromiso político tuvo que exiliarse. Muere en México. Dedicado totalmente a una poesía cercana al surrealismo.
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MANUEL ALTOLAGUIRRE. Nacido en Málaga, vivió expatriado en América, y murió en un accidente al volver a España. Poeta idealista e intuitivo, alegre y seductor.
En resumen, una generación que alumbró un nuevo siglo de oro para la poesía española. La palabra común que les unió a todos fue amistad , y su gran drama la guerra civil. Una gran parte de ellos se convirtió en peregrinos de mil exilios con la memoria en la pluma, recordando a aquel que les dio alegría y fue una de las primeras víctimas inocentes de la guerra, aquel que fusilaron en Granada un caluroso día de agosto de 1936: Federico García Lorca.
Este grupo de poetas censados de vanguardistas y esteticistas cuando eran jóvenes no sólo han enriquecido con libros inmortales nuestra poesía, sino que han dado un vivo ejemplo frente a una sociedad que los rechazó primero y ha acabado admitiendo su legado a nuestra cultura.
NOCTURNO
ESTÁN todas
También las que se encienden en las noches de moda
Nace del cielo tanto humo
que ha oxidado mis ojos
Son sensibles al tacto las estrellas
No sé escribir a máquina sin ellas
Ellas lo saben todo
graduar el mar febril
y regresar mi sangre con su nieve infantil
La noche ha abierto el piano
y yo las digo adiós con la mano
LOS ÁNGELES MUERTOS
Buscad, buscadlos:
en el insomnio de las cañerías olvidadas,
en los cauces interrumpidos por el silencio de las
basuras.
No lejos de los charcos incapaces de guardar una
nube,
unos ojos perdidos,
una sortija rota
o un aestrella pisoteada.
Porque yo los he visto:
en esos escombros momentáneos que aparecen en las neblinas.
Porque yo los he tocado:
en el destierro de un ladrillo difunto,
venido a la nada desde una torre o un carro.
Nunca más allá de las chimeneas que se derrumban
ni de esas hojas tenaces que se estampan en los zapatos.
En todo esto.
Mas en esas astillas vagabundas que se consumen sin fuego,
En esas ausencias hundidas que sufren los muebles desvencijados,
No a mucha distancia de los nombres y signos que se enfrían en
las paredes.
Buscad, buscadlos:
Debajo de la gota de cera que sepulta la palabra de un libro
O la firma de uno de esos rincones de cartas
Que trae rodando el polvo.
Cerca del casco perdido de una botella,
De una suela extraviada en la nieve,
De una navaja de afeitar abandonada al borde de un precipicio.
Sobre los ángeles , Rafael alberti
UNIDAD EN ELLA
Cuerpo feliz que fluye entre mis manos,
rostro amado donde contemplo el mundo,
donde graciosos pájaros se copian fugitivos,
volando a la región donde nada se olvida.
Tu forma externa, diamante o rubí duro,
brillo de un sol que entre mis manos deslumbra,
cráter que me convoca con su música íntima,
con esa indescifrable llamada de tus dientes.
Muero porque me arrojo, porque quiero morir,
porque quiero vivir en el fuego, porque este aire de fuera
no es mío, sino el caliente aliento
que si me acerco quema y dora mis labios desde un fondo.
Deja, deja que mire, teñido del amor,
enrojecido el rostro por tu purpúrea vida,
deja que mire el hondo clamor de tus entrañas
donde muero y renuncio a vivir para siempre.
Quiero amor o la muerte, quiero morir del todo,
quiero ser tú, tu sangre, esa lava rugiente
sue regando encerrada bellos miembros extremos
Siente así los hermosos límites de la vida.
Este beso en tus labios como una lenta espina,
como un mar que voló hecho un espejo,
como el brillo de un ala,
es todavía unas manos, un repasar de tu crujiente pelo,
un crepitar de la luz vengadora,
luz o espada mortal que sobre mi cuello amenaza,
pero que nunca podrá destruir la unidad de este mundo.
La destrucción o el amor, Vicente Aleixandre
LA AURORA
La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.
La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.
La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.
Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraíso ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte a sudores sin fruto.
La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.
Poeta en Nueva York, 1929, F. García Lorca
COLUMPIO
A caballo en el quicio del mundo
un jugador jugaba al sí y al no
Las lluvias de colores
emigraban al país de los amores
Bandadas de flores
Flores sí Flores no
Cuchillos en el aire
que le rasguen las carnes
forman un puente
Sí No
Cabalga el soñador
Pájaros arlequines
cantan el sí cantan el no
SE QUERÍAN
Se querían.
Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,l
labios saliendo de la noche dura,
labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?
Se querían en un lecho navío, mitad noche mitad luz.
Se querían como las flores a las espinas hondas,
a esa amorosa gema del amarillo nuevo,
cuando los rostros giran melancólicamente,
giralunas* que brillan recibiendo aquel beso.
Se querían de noche, cuando los perros hondos
laten* bajo la tierra y los valles se estiran
como lomos arcaicos que se sienten reapsados:
caricia, seda, mano, luna que llega y toca.
Se querían de amor entre la madrugada,
entre las duras piedras cerradas de la noche,
duras como los cuerpos helados por las horas,
duras como los besos de diente a diente sólo.
Se querían de día, playa que va creciendo,
ondas que por los pies acarician los muslos,
cuerpos que se levantan de la tierra y flotando...
Se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.
Mediodía perfecto, se querían tan íntimos,
mar altísimo y joven, intimidad extensa,
soledad de lo vivo, horizontes remotos
ligados como cuerpos en soledad cantando.
Amando. Se querían como la luna lúcida,
como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,
dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida,
donde los peces rojos van y vienen sin música.
Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,
ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,
metal, música, labio, silencio, vegetal,
mundo, quietus, su forma. Se querían, sabedlo.
La destrucción o el amor, Aleixandre
CANCIÓN DE JINETE
CÓRDOBA
Lejana y sola.
Jaca negra, luna grande,
y aceitunas en mi alforja.
Aunque sepa los caminos
yo nunca llegaré a Córdoba.
Por el llano, por el viento,
jaca negra, luna roja.
La muerte me está mirando
desde las torres de Córdoba.
¡Ay qué camino tan largo!
¡Ay mi jaca valerosa!
¡Ay que la muerte me espera,
antes de llegar a Córdoba!
Córdoba.
Lejana y sola Lorca
El mar. La mar.
El mar. ¡Sólo la mar!
¿Por qué me trajiste, padre,
a la ciudad?
¿Por qué me desenterraste
del mar?
En sueños, la marejada
me tira del corazón.
Se lo quiere llevar.
Padre, ¿por qué me trajiste
acá?
Alberti
Allá donde termine este afán que exige un dueño a
imagen suya,
sometiendo a otra vida su vida,
sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en tiniebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de un niño.
Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.
DONDE HABITE EL OLVIDO
Donde habite el olvido
En los vastos jardines sin aurora;
Dónde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.
En esa región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el
Tormento.
NOCTURNO
Cuando tanto se sufre sin sueño y por la sangre
Se escucha que transita solamente la rabia,
Que en los tuétanos tiembla despabilado el odio
Y en las médulas arde continua la venganza,
Las palabras entonces no sirven: son palabras,
Balas, Balas.
Manifiestos, artículos, comentarios, discursos,
Humaredas perdidas, neblinas estampadas,
¡quédolor de papeles que ha de barrer el viento,
qué tristeza de tinta que ha de borrar el agua!
Balas. Balas.
Ahora sufro lo pobre, lo mezquino, lo triste,
Lo desgraciado y muerto que tiene una garganta
Cuando desde el abismo de su idioma quisisera
Gritar lo que no puede por imposible, y calla.
Balas. Balas.
Siento esta noche heridas de muerte las palabras.
DOLOR TRAS DOLOR
De súbito,
Dominando una masa de ciudad
En calor de gentío,
Surge con atropello
Claramente, suplicante,
Gimiente,
Desgarrándolo todo,
La terrible sirena.
¿Qué me ocurre?
¿Quién está agonizando
muy cerca de nosotros, ahora mismo?
¿Dónde el mal, sus revólveres, sus llamas?
La sirena se arroja,
Va tras la salvación,
Con apremiante angustia
se impone.
Pasa hiriendo el minuto:
Alarido brutal que nos concierne.
Pide atención a todos sin demora
La alarma, tanta alarma.
Y un dolor invasor ocupa el ámbito
De la calle, del hombre.
Jorge Guillén, Clamor (1957-1963)
CANCIÓN 8
Hoy las nubes me trajeron,
Volando, el mapa de España.
¡Qué pequeño sobre el río,
y qué grande sobre el pasto
la sombra que proyectaba!
Se le llenó de caballos
La sombra que proyectaba.
Yo, a caballo, por su sombra
Busqué mi pueblo y mi casa.
Entré en el patio que un día
Fuera una fuente con agua.
Aunque no estaba la fuente,
La fuente siempre sonaba.
Y el agua que no corría
Volvió para darme agua.
Alberti, Baladas y canciones del Paraná
PEREGRINO
¿Volver? Vuelve el que tenga,
tras largos años, tras un largo viaje,
cansancio del camino y la codicia
de su tierra, su casa , sus amigos,
del amor que al regreso fiel le espere.
Mas ¿tú? ¿Volver? Regresar no piensas,
Sino seguir libre adelante,
Disponible por siempre, mozo o viejo,
Sin hijo que te busque, como a Ulises,
Sin Itaca* que aguarde y sin Penélope.
Sigue, sigue adelante y no regreses,
Fiel hasta el fin del camino y tu vida,
No eches de menos un destino más fácil,
Tus pies sobre la tierra antes no hollada*,
Tus ojos frente a lo antes nunca visto.
*Itaca: patria de Ulises; allí le esperaba su mujer, Penélope, y su hijo, Telémaco.
*hollada: pisada
EN LA PLAZA
Hermoso es, hermosamente humilde y confiante, vivifica-
dor y profundo,
sentirse bajo el sol, entre los demás, impelido,
llevado, conducido, mezclado, rumorosamente arrastrado.
No es bueno
quedarse en la orilla
como el malecón o como el molusco que quiere calcáreamen-
te imitar la roca.
Sino que es puro y sereno arrasarse en la dicha
de fluir y perderse,
encontrándose en el movimiento con el que el gran corazón de
los hombres palpita extendido.
Como ése que vive ahí, ignoro en qué piso,
y le he visto bajar por unas escaleras
y adentrarse valientemente entre la multitud y perderse.
La gran masa pasaba. Pero era reconocible el diminuto co-
razón afluido.
Allí, ¿quién lo reconocería? Allí con esperanza, con resolu-
ción o con fe, con temeroso denuedo,
con silenciosa humildad, allí él también transcurría.
Era una gran plaza abierta, y había olor de existencia.
Un olor a gran sol descubierto, a viento rizándolo,
un gran viento que sobre las cabezas pasaba su mano,
su gran mano que rozaba las frentes unidas y las reconfortaba.
Y era el serpear que se movía
como un único ser, no sé si desvalido, no sé si poderoso,
pero existente y perceptible, pero cubridor de la tierra.
Allí cada uno puede mirarse y puede alegrarse y puede
reconocerse.
Cuando en la tarde caldeada, solo en tu gabinete,
con los ojos extraños y la interrogación en la boca,
quisieras algo preguntar a tu imagen,
no te busques en el espejo,
en un extinto diálogo en que no te oyes.
Baja, baja despacio y búscate entre los otros.
Allí están todos, y tú entre ellos.
Oh, desnúdate y fúndete, y reconócete.
* impelido: empujado
*malecón:murallón para defenderse de las aguas
Aleixandre, Historia del corazón
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Enviado por: | Andrés Pérez Marín |
Idioma: | castellano |
País: | España |