La novela de Víctor HugoLos Miserables (1861) es sin duda una de las obras más famosas de la Historia de la Literatura Universal y no pocos han intentado adaptarla como musical. En teatro, partiendo de la versión de Broadway, su éxito fue abrumador y sus críticas casi siempre positivas en todos los lugares del mundo donde fue representada (se calculan cifras de 60 millones de personas en más de 40 países).
Obviando la algo irregular adaptación del filme que interpretaron Liam Neeson, Uma Thurman y Geoffrey Rush en 1998, el oscarizado Tom Hooper (El discurso del Rey) toma el relevo en la dirección para intentar llevar a la gran pantalla una obra casi inabarcable. Porque aunque aparentemente Victor Hugo contaba la historia del preso Jean Val Jean y su perseguidor Javert, se ocultan muchos entresijos en las tramas de Fantine y su hija Cosette, los posaderos Thénardier y su hija Éponine, con la Revolución Francesa como trasfondo de un periodo social complicado. Victor Hugo perseguía contar cómo era la miseria humana que va implícita a los seres humanos. Hasta dónde es capaz de llegar lo más bajo de cualquier alma en un mundo de injusticias sociales y oprimidos. Y transmitir eso es muy difícil.
Para esta nueva versión de Los MiserablesHooper ha podido rodearse de un poderoso reparto, al que ha obligado a cantar en vivo (sin playbacks de por medio) en cada una de las secuencias con la voz de cada uno, sin trucos de por medio. Esto es meritorio, pero bastante desigual. Los cotizados actores Russell Crowe (Javert), Hugh Jackman (Jean Valjean), Anne Hathaway (Fantine), Amanda Seyfried (Cosette joven) Samantha Barks (Éponine) Sacha Baron Cohen (posadero Thénardier ), Helena Bonham Carter (como su mujer) y Eddie Redmayne (Marius) son los pesos pesados de una cinta coral artísticamente impecable pero demasiado densa y carente de alma.
Claramente, la cinta no está a la altura de lo que se pudo presenciar en la obra teatral ni de lejos. La película no oculta su excesiva grandilocuencia y deja a los personajes en la pantalla en un lugar muy frío. Solo momentos gloriosos como el número personal de Anne Hathaway cantando I dreamed a dream o el final de la revolución con el grupo coral dan algo de empaque a la película, que se hace excesivamente larga y lo que es peor, no transmite emociones. Es difícil desprenderse de esa sensación de artificialidad y de cartón piedra de sus escenas teatrales (mucho más flojas que las vividas en el propio teatro donde sí tenía sentido el encuadre cerrado de los personajes).
Aparte de Anne Hathaway, que es lo mejor de la película, brillan algo los personajes cómicos de Sacha Baron Cohen y Helena Bonham Carter, que copian el estilo burtoniano pero agradan y entretienen. El resto cumple pero se esperaba más de Jackman y sobre todo de Crowe.
El tema técnico y artístico es otro cantar. Los Miserables seduce con su excelente vestuario, su puesta en escena y su decoración artística (el condado de Hampshire se ha usado para recrear la Francia del siglo XIX con la famosa estatua del elefante gigante que soñó construir Napoleón en La Bastilla). Así pues, tenemos una excelente ambientación para un filme al que le falta sentimiento en más de tres cuartas partes de su metraje.
Será uno de los estrenos navideños sin ninguna duda y perdurará, probablemente, como uno de los musicales de más complejidad que se han logrado adaptar a la gran pantalla. Llegaba con la vitola de "película de las Navidades" y a buen seguro lo será. Pero no ha estado a la altura de lo que parecía prometer.