Antropología


Los límites de la libertad: su compromiso con la realidad; José María Barrio Maestre


Los límites de la libertad, José María Barrio

Introducción:

El sentido de la libertad filiada. La libertad es la principal riqueza del ser humano. Es lo mejor que refleja en el hombre su semejanza con Dios. Es limitada por lo mismo que el ser humano lo es.

La libertad filiada está afiliada al ser, es un aspecto del ser. La voluntad es la única norma de nuestra elección. Una visión romántica de la libertad filiada es que es algo grande, ilimitado, absoluto, que no es capaz de ver sus propios límites.

1.¿Es limitada nuestra libertad?

  • La libertad trascendental: consiste en una infinita apertura que al ser personal le otorga su condición de persona, caracterizada por la capacidad de conocer y querer. El hombre todo lo puede conocer y querer (libertad ontológica). El ser humano está inacabado, va completándose en la medida que conoce y quiere.

  • La libertad electiva y sus límites: Libertad de albedrío -capacidad de elegir-. Nos topamos con la finitud. Existen limitaciones externas e internas: no elegimos ser libres; no podemos elegirlo todo, al coger una opción renunciamos a las alternativas; solo podemos elegir lo que la inteligencia nos presenta como bueno. Lo importante no es preservar la libertad, sino ejercerla. No se puede querer el mal, se puede querer mal. Hay 3 tipos de bienes que la voluntad puede querer, se disponen jerárquicamente: honestidad (fin), utilidad y placer.

  • Libertad y realidad: La libertad es limitada por su propia naturaleza ya que nosotros somos limitados y la libertad depende del ser. La ética realista (libre) no es menos ética por ser realista.

  • La libertad como medio: Es un medio para conseguir lo que elegimos, no un fin. Gracias a la libertad el hombre tiene su vida en sus manos. El hombre es causa de sí mismo, no se da el ser pero sí el obrar, la determinación de su propio ser, aunque esto no es lo fundamental, lo fundamental es su ser, hecho en él pero no por él.

  • La libertad moral: Es la capacidad para querer bienes arduos, difíciles de conseguir, neutralizando la tendencia hacia bienes más fáciles. En el querer real se ponen los medios para conseguir lo que se quiere, en el irreal no se ponen, sólo se desea. La libertad moral supone la no-esclavitud respecto a nuestros caprichos. Los valores morales sólo pueden imponerse por su propia fuerza, cada uno los hace suyos porque quiere.

  • La libertad como logro: Una libertad limitada no es libertad, aunque existe la necesidad de un orden.

  • Libertad y veleidad: La libertad como espontaneidad del sentimiento al que no se le pone ninguna traba es veleidad. Libertad es hacer lo que debo porque me da la gana. Hay 3 tipos de libertad: libertad moral (propiamente humana), libertad ontológica (libertad trascendental) y libertad psicológica (libre albedrío). Sin las dos últimas la primera no sería posible.

2. Libertad y cultura

La responsabilidad: es la capacidad de asumir la autoría de las propias acciones. Es consecuencia de la libertad, pero impide su natural expansión. Una libertad responsable es una libertad madura.

Libertad e irrealidad: Habla del papa.

Libertad y verdad: La realidad se deja ver de muchas maneras. Una de ellas es el deber. El deber es un imperativo categórico. El hombre acaba viendo las cosas, no lo que son en sí, sino lo que pueden llegar a ser mediante la transformación que produce en ellas en función de sus pretensiones e intereses. La verdad antológicamente considerada es idéntica al ser de las cosas. De la realidad sólo vemos las posibilidades que ofrece de cara a la satisfacción de nuestras necesidades y caprichos.

El “ethos” de la teoría y el interés por la verdad: la filosofía tiene un interés por comprender la realidad tal y como es en sí. Primero viene la contemplación (por lo que se observa la mano de Dios) y segundo el dominio.

La desacralización de lo real: la ciencia moderna, con su interés pragmático, se olvida del conocer por conocer, el amor a la verdad de quienes fundaron la ciencia.

Libertad e interdependencia: si no quiere llevar a la mentira y a la autodestrucción la libertad debe orientarse a la verdad. Se es persona con otras personas y para otras personas. La libertad depende de la realidad de lo que elijo y de que hay otros que también son libres.

Algunas aporías del liberalismo radical: El liberalismo se caracteriza por la afirmación positiva de la libertad como un valor. El liberalismo radical no distingue entre los 3 tipos de libertad. Una libertad condicionada no sería verdaderamente libertad. Cada individuo debe hacerse su vida sin ayuda alguna. Nadie tiene por qué dar cuentas de lo que hace o piensa, siempre que no afecte a la libertad de los demás. En el hombre hay una inclinación natural altruista y solidaria y otras inclinaciones egoístas.

3. El problema de la autonomía

La autonomía es la capacidad de auto normarse, de darse leyes a sí mismo. La autonomía sin libertad moral está vacía.

Creación y conservación: la creación solo puede atribuirse a Dios, ya que ha querido que el hombre participe acabándola con su actividad. Dios deja ser y deja hacer. El hombre no puede disponer absolutamente de la naturaleza ni de sí mismo porque no es un ser absoluto.

La ciencia del bien y del mal: el dominio libre del hombre y de la naturaleza sobre sí mismo tiene un límite y en un momento dado trata de ignorar este límite.

Prudencia y creatividad moral: la prudencia es el razonamiento acerca de lo que se debe hacer en sentido práctico-moral. Es imposible ser prudente sin hacer el bien. Necesitamos un criterio y para ello necesitamos formación, educación. El deber es algo absoluto, pero el contenido concreto de los deberes que en cada caso nos atañen son relativos al yo y a la circunstancia, por eso han de ser determinados prudencialmente. Hay que concretar principios generadores que orienten al individuo y la conciencia debe tener la autonomía suficiente para crear la respuesta que cada caso exige.

La autonomía del obrar y la autorregulación de la conducta moral: la conciencia es un juicio sobre la moralidad de las acciones particulares, a su vez está también reglado por Dios en el Decálogo.

Autonomía y Teonomía: la conciencia es criterio último de la obligación moral, pero no el único. No basta obrar con buena conciencia, es necesario obrar bien, de ahí la necesidad de formar la propia conciencia en la verdad moral.

La autonomía del querer: se puede hablar de una autonomía del querer. La voluntad puede ser educada, motivada, pero nunca suplantada. Toda tendencia natural es espontánea. No es libre, al ser una tendencia sin conciencia. No basta con que algo sea bueno para quererlo, es necesario quererlo.

Epílogo:

La libertad de cada uno no acaba, sino que comienza donde comienza la libertad de los demás. Varias libertades en prosecución de proyectos comunes en beneficio de los demás.




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Enviado por:Obi Wan
Idioma: castellano
País: España

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