Psicología


Los deseos del hombre


Los deseos del hombre

El hombre es deseo. “Inquieto está su corazón y no descansará hasta que repose en Dios.” Los psicólogos insiten en que no desear nada es una enfermedad mortal para el ser humano.

En nosotros hay deseos reprimidos de los que la conciencia no tiene noticia, y nuestro propio cuerpo también tiene deseos.

MOTIVACIÓN HUMANA Y MOTIVACIÓN ANIMAL

Como todos los organismos el hombre se conduce porque necesita cosas que no posee y que le hacen falta para existir. La carencia de éstas provoca desequilibrios y tensiones. Una vez conseguido, la inquietud descansa. El organismo recupera el equilibrio interior que eventualmente ha sido alterado por la falta de lo necesario., y cesa la búsqueda. Cuando el molesto desequilibrio se elimina o reduce el sujeto experimenta un placer que sirve de gratificación a los esfuerzos del organismo.

Tras un reposo el desequilibrio vuelve a producirse. a lo largo de toda su vida el animal recorre incansablemente el mismo ciclo vital que solamente concluye con la muerte.

En el hombre el cielo de los deseos no está cerrado del todo sobre sí mismo (habría que representarlo por una espiral). El hombre inventa sus propias necesidades.

Las motivaciones de los organismos infrahumanos mueven constantemente al organismo a buscar la reequilibración de un medio interior, de cuya constancia depende la vida misma. Los deseos del hombre no sólo son a menudo biológicamente superfluos, pueden ser antibiológicos, como los deseos de muerte, deseos de acabar con la propia existencia, o transbiológicos, deseos culturales superiores y opuestos a la necesidad de vivir.

Si necesidad es “lo que no puede cesar”, la vida no lo es para el hombre, que puede renunciar a ella, pero sí para el animal.

El hombre comparte muchas necesidades con los animales, pero puede renunciar a todas ellas. Pretender reducir la motivación humana al nivel animal es más grotesco todavía que interpretar antropomórficamente las necesidades de los animales.

LA ESTRUCTURA JERÁRQUICA DE LOS MOTIVOS HUMANOS

El hombre no se mueve indefinidamente en torno a las mismas motivaciones. En la sociedad occidental no hace falta mucho esfuerzo para subvenir a las necesidades vitales.

Cuando se satisfacen las necesidades biológicas básicas aparecen otras de nivel superior.

Tras la satisfacción de las necesidades fisiológicas hacen acto de presencia otras llamadas de seguridad, esto es, los deseos de vivir en un mundo ordenado donde los acontecimientos sean pronosticables. La exageración de esta búsqueda es la neurosis compulsiva-obsesiva, en la que el enfermo pretende evitar lo imprevisto mediante ritos y ceremonias. Las motivaciones de amor y afecto emergen después de que el problema de la seguridad haya sido resuelto satisfactoriamente. La persona necesita esposa, hijos, amigos…

Más tarde entran en escena las necesidades estéticas. Cuando todas esas etapas del desarrollo motivacional han sido relativamente cumplidas, entra enacción el deseo de realizarse a sí mismo cada vez más auténticamente.

Todo esto es algo muy discutible. Los deseos humanos presentan un marcado carácter de insaciabilidad totalmente impropio de la motivación animal. El hombre es insaciable.

Con todo, clasificar las necesidades humanas es una tarea muy difícil. El hombre es capaz de inventar sus propios deseos. Su racionalidad le permite percibir la realidad como podría ser.

Más que todo esto, lo importante es el carácter de autonomía que los motivos superiores presentan en el hombre frente a los más básicos, biológicamente hablando. El ser humano es capaz de sacrificar incluso su vida por la realización de un valor.

  • La necesidad de percibir

Todos los hombres tienden por naturaleza a saber. El ser humano necesita el contacto con otros hombres para conseguir desarrollarse. La sensibilidad humana necesita la estimulación exterior para lograr desenvolverse con normalidad. Su carencia durante la infancia puede producir lesiones irreversibles en los órganos de la visión.

Se hizo un experimento: los sujetos no tenían más misión que recostarse en una especie de sofá, sin hacer nada. El cuarto en que se encontraban se hallaba acondicionado contra los ruidos, y el propio cuerpo de los sujetos estaba protegido contra las estimulaciones táctiles con un material especial que les recubría manos y antebrazos, a la vez que todos los estímulos visuales eran desfigurados por una especie de visera que sólo dejaba pasar una ténue y difusa luz.

Los sujetos pronto comenzaban a dar muestras de irritabilidad y experimentaban serias dificultades para concentrarse, y, al cabo de unos días, llegaban a sufrir alucinaciones.

El organismo constituye una unidad indisoluble con su medio. El hombre tiene necesidad de la circunstancia. La curiosidad, la necesidad de explorar la realidad es una expresión que debe cultivarse.

  • La estructura de las necesidades humanas

Muchos psicólogos se han esforzado por ordenar un poco el complejo campo de nuestras motivaciones. Este es el resultado:

1.- Beber 8.- Paternidad-maternidad

2.- Comer 9.- Juego

3.- Sexo 10.- Deseo de ser aceptado por otros

4.- Descanso, comodidad 11.- Deseo de novedad

5.- Huir del peligro 12.- Interés por coleccionar cosas

6.- Relaciones interpersonales

7.- Deseo de independencia

Otros psicólogos distinguen seis grupos de necesidades:

Grupo A: necesidades asociadas con objetos inanimados: adquisitiva, instinto, propiedad…

Grupo B: ambición, voluntad de poder y deseo de hacer cosas.

Grupo C: dominio, autonomía, espíritu de contradicción…

Grupo D: agresión, sumisión y limitación de la vergüenza.

Grupo E: exclusión, protección.

Grupo F: otras necesidades socialmente relevantes.

Hay otros que distinguen entre motivos primarios y secundarios.

Primarios: comida; bebida; comodidad personal; huida del peligro; sexo; bienestar de la familia; aprobación social, prestigio; poder; éxito; juego.

Secundarios: universidad; salud; eficacia; conveniencia; fiabilidad; economía; belleza; limpieza; curiosidad; cultura.

LA FRUSTRACIÓN DE LOS DESEOS

Muchísimos de nuestros deseos son bloqueados por una serie de barreras que nos impiden satisfacerlos. Se produce la frustración, un estado emocional desagradable en el que se entrelazan sentimientos y emociones que van desde la confusión hasta el enojo, pasando por la vergüenza. Lo común es una vivencia emocional desagradable y una desorganización del comportamiento.

La frustración es originada por tres tipos de factores:

1.- Los obstáculos: pueden ser físicos, sociales, morales, etc.

2.- Deficiencias: carencia de algo que al individuo le es debido. Los niveles de aspiración excesivamente altos, distanciados de las propias capacidades, producen estados crónicos de frustración.

3.- Conflictos: surgen por la pluralidad de motivos incompatibles.

La resultante de la frustración es una desorganización comportamental que adopta la agresividad.

Las reacciones psicológicas en que incurrimos los hombres cuando somos incapaces de resolver un conflicto son:

1.- La agresión, que es la consecuencia más corriente de la frustración. No tiene por que ser física ni ir dirigida contra la verdadera causa. La agresividad se desplaza inconscientemente hacia otros objetos o personas.

2.- Los sujetos frustrados no siempre dirigen su agresividad contra el exterior. Los sentimientos de cupabilidad, la angustia, los sentimientos de inferioridad, la depresión, y el suicidio son muestras de que abundan en nuestra sociedad los impulsos agresivos sobre el propio sujeto.

3.- La frustración continuada provoca en el sujeto la regresión, el infantilismo, le sumerge en la apatía o el conformismo.

Las repercusiones de la frustración son muy diversas e insospechadas. Los mecanismos defensivos clásicos suprimen el dolor. Los problemas comienzan cuando el uso que se hace de los mismos es excesivo. Entonces se originan formas de conductas patológicas. Los mecanismos egodefensivos más usados son:

  • el de la justificación: lo que se pretende conseguir es satisfacer la necesidad de actuar razonablemente y de un modo respetable. Pretende llevar a la conciencia la impresión de que uno ha actuado de un modo razonable. El sujeto trata de justificar su conducta con razones verosímiles, pero falsas. A menudo el individuo que se justifica se engaña a sí mismo.

  • el de la proyección. Consiste en atribuir a los demás aquellos rasgos indeseables que padecemos nosotros mismos. Uno de los estudios sobre la proyección: cada sujeto tenía que calificar a 5 ó 6 individuos y a sí mismo en 4 rasgos de personalidad (avaricia, desorden, terquedad y timidez). Después se calculó una media de las calificaciones para cada individuo y se comparó con la puntuación que el sujeto se daba a sí mismo. En los resultados se advirtió que los individuos eran calificados de avariciosos pero no por ellos mismos. Los que más proyectaban su avaricia eran los que no reconocían su propio defecto.

  • el de la identificación. El individuo toma como propias las buenas cualidades ajenas y se identifica con aquellas deseables de los demás. Por ejemplo, uno puede representar un papel que se ha aprendido, imitar los movimientos de alguien, sin sentirse identificado con él. Identificación es una imitación sentida y profunda.

  • el de la reacción o formación reactiva. El sujeto se oculta a sí mismo, se hace el cínico para enmascarar la timidez o enmascara la ternura ejercitando la conducta más opuesta.

  • el de la disociación. Cuando una parte del comportamiento se desgaja del conjunto puede automatizarse y convertirse en un movimiento compulsivo que funciona por su cuenta.

  • teorización excesiva. Todos conocemos personas que tienen un enorme interés en la teoría poética, cuando en el fondo les hubiera gustado ser poetas.

  • la represión y la sustitución. La represión es la negación de los impulsos indeseables que perjudican la propia estimación. Es inconsciente. La sustitución es el más positivo de todos los mecanismos de defensa. Consiste en sustituir objetivos indeseables por deseables. Hay varios tipos: la sublimación (las grandes creaciones estéticas y religiosas procederían de la transformación de instintos sexuales), la compensación (contrapesar una debilidad que se tiene en un campo mediante un gran progreso en otro), y la supercompensación (llegar a ser superior en aquello en que se comenzó siendo inferior).

Estos mecanismos de defensa sirven para proteger el amor propio, que según Descartes era la cosa mejor repartida del mundo.

EL INCONSCIENTE Y EL MUNDO DE LOS SUEÑOS

Con frecuencia los motivos más serios de nuestra conducta ni siquiera son presentidos. Inconsciente no significa tan sólo que algo no es consciente. Para aludir a los fenómenos psíquicos que transcurren sin que tengamos noticia de ellos se utiliza el término subconsciente. Para referirse a esos procesos que acaso nos pasan inadvertidos, pero están como a flor de la conciencia, preconsciente. Ciertas pulsaciones y procesos mentales reprimidos por la conciencia, pero actuantes por debajo de ella, inconsciente.

Inconsciente es una parte profunda del aconteceer psíquico que impulsa y dirige las superficiales decisiones del “yo”. El hombre civilizado es incapaz de contemplar cara a cara la bestia que ruge dentro de él, e impide que se manifieste en su conciencia.

Muchos aspectos poco comprensibles de nuestro comportamiento cobran sentido psicológico si se presupone la existencia de un psiquismo inconsciente. Psicopatologías de la vida cotidiana. La inoportuna confusión de una palabra con otra es muy reveladora de intenciones o preocupaciones reprimidas que en un momento dado logran burlar la vigilancia de la censura y salen al exterior.

Jung dio a lo inconsciente una interpretación más social y colectiva que Freud, quien insistió en el carácter sexual del mismo. La simbología que uno y otro utilizaron para la interpretación de los sueños varía. Hay que saber interpretar esos símbolos para que el mundo onírico cobre un sentido profundo y nos permita el acceso a regiones del psiquismo vedadas durante la vigilia.

El estudio de los sueños y de la vida sexual no se limita a los planteamientos del psicoanálisis. La incorporación a la psicología actual del concepto de inconsciente es un mérito que quedará siempre asociado a la vida y a la obra de Freud.

Todos soñamos mucho más de lo creemos, incluso las personas que no recuerdan haber soñado nada durante la noche. La mayoría de esos sueños no se recuerdan, pero se sueña toda las noches. Se comienza con hechos muy recientes para concluir con otros referibles a la niñez. Aparecen disfrazados nuestros malos deseos.

Si a un hombre se le permitiera dormir pero se la impidiera soñar le sobrevendrían en seguida graves transtornos psíquicos. La vida exige soñar.

  • El lenguaje de los sueños

Su lenguaje es simbólico. Nada es en ellos lo que aparenta ser. Durante los sueños se pueden cumplir deseos irracionales que la conciencia sería incapaz de aceptar como suyos si se le presentaran al desnudo. El lenguaje onírico tiene por misión engañar a la conciencia y permitir la realización simbólica de lo prohibido.

Esta simbología se limita a un ámbito de experiencia muy restringido, centrado generalmente sobre la familia, el cuerpo y ciertas funciones elementales.

La muerte puede estar simbolizada por un viaje. Cualquier aspecto de la experiencia puede surgir en el sueño con una significación particular que hay que averiguar analizando ese sueño concreto y la biografía del sujeto.

LOS DESEOS MANIFIESTOS

Son muchos los deseos humanos que saltan a la vista: el sexo, la ambición y la violencia. EL goce erótico representa un comprensible desahogo de las numerosas tensiones a las que somos sometidos. La agresividad es una respuesta que cabe esperar de los miembros de una sociedad que tanto fomenta la competición entre sus miembros. Ambición, placer y violencia motivan al hombre de hoy, que desatiende el amor, el saber y la belleza.

Siempre hubo erotismo y violencia, pero pocas veces alcanzaron la intensidad que presentan hoy. Lo que posiblemente haya de nuevo actualmente es que la ambición se encuentra en cierto sentido mutilada.

“Si Dios me ofreciera en una mano la verdad y en otra la búsqueda de la verdad me quedaría con la búsqueda, por que la posesión de la verdad es algo demasiado grande para la condición humana”.

El hombre actual cultiva la ambición por lo que tiene de triunfo como tal, y no por lo que tiene de medio para conseguir y disfrutar algo.

DECISIONES Y DESEOS

¿Se limita el ser humano a ser movido por las necesidades que le acosan?. En los psicópatas sí, pero no en las personas normales. Normalmente otras razones se agregan al puro atractivo de las cosas, facilitando o inhibiendo el paso directo del deseo a la acción.

La decisión. Si este acto es o no libre plantea delicados problemas filosóficos y teológicos. Lo que sabemos de la conducta humana se entiende mejor cuando se admite cierto fondo de imprevisibilidad creadora en el comportamiento humano.

El hombre no es ciertamente libertad. Su comportamiento está condicionado por infinitos factores corporales y sociales, y son éstos los que permiten a la psicología actual hacer pronósticos psicológicos y modificar los comportamientos.

Este camino nos habla de un hombre creador que está ineludiblemente inscrito en las coordenadas de una necesidad sin resquicios, a través de los cuales alumbra la temblorosa llama de nuestra desconcertante libertad.

Vocabulario

  • Frustración: privar a uno de lo que esperaba.

  • Deseo: movimiento de la voluntad hacia el disfrute de una cosa.

  • Infantilismo: anomalía del desarrollo caracterizada por la persistencia, en una persona adulta, de los caracteres propios de la niñez.

  • Onírico: relativo a los sueños.

  • Inconsciente: irreflexivo.

  • Subconsciente: actividad mental que escapa a la introspección.

  • Preconsciente: conocimiento que el espíritu humano tiene de su propia existencia, de sus estados y de sus actos.

  • Regresión: acción y efecto de retroceder.

  • Apatía: falta de energía.

Índice

  • Motivación humana y motivación animal. pág. 1

  • La estructura jerárquica de los motivos humanos. pág. 2

  • La necesidad de percibir. pág. 2-3

  • La estructura de las necesidades humanas. pág. 3-4

  • La frustración de los deseos. pág. 4-6

  • El inconsciente y el mundo de los sueños. pág. 6-7

  • El lenguaje de los sueños. pág. 7

  • Los deseos manifiestos. pág. 7-8

  • Decisiones y deseos. pág. 8

  • Vocabulario. pág. 9

La organización de la mente

10




Descargar
Enviado por:Pilar Muñoz
Idioma: castellano
País: España

Te va a interesar