Biología, Botánica, Genética y Zoología


Los cinco sentidos


Los cinco sentidos:

Constantemente recibimos información del ambiente que nos rodea a través de los receptores. Estos se encuentran ubicados en los órganos de los sentidos: los ojos, los oídos, la lengua, la nariz la piel. En cada órgano hay receptores específicos que captan determinados estímulos. Las señales enviadas por los receptores son analizadas en el cerebro en un proceso muy complejo que, finalmente, brinda “sentido” a la información que percibimos.

Vista:

Los ojos captan los estímulos luminosos. Gracias a ellos podemos ver los objetos.

Este proceso se denomina visión.

El sentido de la vista esta integrado por los ojos, por las vías ópticas y por la representación que se produce en la corteza cerebral.

El ojo funciona como una cámara fotográfica, t los parpados, las pestañas y las cejas cumplen la función de protegerlo.

Las lagrimas cumplen igual tarea, manteniéndolo permanentemente limpio y destruyendo los microbios por medio de la lisozima, que es una sustancia antiséptica que se utiliza en los laboratorios como antibiótico.

La misión del ojo es permitir la visión. Esto se logra cuando la luz pasa a través de unas estructuras transparentes y llega a una capa sensible (la retina).

Allí se provoca una descarga de impulsos nerviosos que viajan a través de los nervios ópticos hasta el cerebro, generando imágenes vivas, con moviendo, color y significado para nuestra mente.

El cerebro es, pues, el encargado de interpretar las imágenes que percibimos.

Los seres humanos vemos por medio de los ojos, pero, en realidad, vemos en nuestro cerebro. Cada ojo ve una imagen un poco diferente que el otro.El cerebro es el encargado de unir las dos imágenes y darnos una mas completa.

  • Córnea:

Es una superficie transparente que mide aproximadamente 1,5 cm. de diámetro. Presenta forma convexa.Se ubica en la parte anterior del globo ocular. Al igual que la lente de una cámara fotográfica, inicia el proceso visual refractando los rayos de luz para que se ordenen de determinada manera.

  • Iris:

Es la parte situada alrededor de la pupila. Contiene un pigmento marrón, verde o azul, que les da el color a los ojos. Esta rodeado por un músculo (esfínter), que regula el diámetro de la pupila y, por lo tanto, la cantidad de luz que penetra en el ojo. Este ajuste sirve para lograr la definición de los objetos que observamos.

  • Pupila:

Se encuentra en centro del iris. Es una abertura que posibilita el paso de la luz hacia adentro. El iris permite agrandar o contraer la pupila, regulando asi la cantidad de luz que entra en el ojo.

  • Retina:

Es la capa mas interna del ojo, donde se ubican las células fotorreceptoras. Algunas trabajan con luz brillante y hacen posible la visión de color: conos. Otras se adaptan a la luz tenue y no detectan el color: bastones o bastoncillos. Los dos tipos de células forman sinapsis con neuronas sensoriales, cuyos axones conforman el nervio óptico.

La fovea es el área ubicada en el centro de la retina. Esta irrigada por gran cantidad de vasos sanguíneos. En el centro de su estructura presenta células especializadas, los conos. Es la encargada de la visión en detalle.

  • Esclerótica:

Es una capa de fibras de tejido conectivo, que le da dureza y protección al ojo.

Audición:

El oído es el órgano de la audición y del equilibrio. Se divide en tres partes.

  • El de transmisión, constituido por el oído externo; esta formado por la oreja (la parte que se ve) y el conducto auditivo externo.

  • El de acomodación es el oído medio, constituido por la caja del tímpano, en cuyo interior hay una cadena de huesecillos articulados, el martillo el yunque y el estribo.

  • El de recepción es el oído interno, cavidad ósea en cuyo interior se halla el caracol, que esta lleno de líquido acuoso y de muchísimas conexiones nerviosas.

  • El oído permite recibir ondas sonoras y transmitirlas, convertidas en estímulos, al cerebro. Pero, si bien esta es su función principal, no es la única. El oído interno tiene tres sistemas sensoriales: el de la audición y dos órganos del equilibrio que nos permiten mantenernos de pie y recuperarlo cuando estamos a punto de caer. También nos permiten volver la cabeza y agacharnos sin perder la estabilidad.

  • Conducto auditivo externo:

Se extiende desde la oreja al tímpano. Esta ubicado en el interior del hueso temporal, que lo protege. Se encarga de transmitir las vibraciones sonoras del exterior y las que tienen lugar en el interior del cráneo.

  • Huesecillos del oído:

Son tres pequeños situados dentro del oído medio: martillo, yunque y estribo. En ellos insertan dos pequeños músculos que regulan el caudal de vibraciones. Cuando las ondas sonoras llegan al martillo, este se mueve, provocando el movimiento de los otros dos huesecillos; los tres conforman, así, un puente por el que se transmite la vibración.

  • Ventana oval:

Este pequeño orificio del esqueleto de la cabeza se encarga de separar el aire que hay en el oído medio, del líquido que hay en el oído interno (endolinfa). El estribo, uno de los huesecillos del oído medio, se encuentra fijado a este orificio.

  • Trompa de Eustaquio:

Conecta el oído medio con la faringe. Su función es mantener estable la relación entre la presión interna del oído medio y la presión mosferica, si son distintas, la capacidad de oír disminuye y el oído duele.

  • Tímpano:

Es una membrana delgada, casi transparente, de aproximadamente de 1 cm. de diámetro. Separa el oído externo del medio. Transmite las vibraciones sonoras a la cadena de huesecillos del oído medio.

  • Caracol:

También llamado coclea, se ubica en una cavidad ósea emplazada inmediatamente detrás de la oreja (oído interno). En su interior contiene un liquido, la endolinfa, que se ocupa de transmitir las vibraciones sonoras. Estas se propagan por el líquido hasta los pelos auditivos, que transforman las vibraciones en impulsos nerviosos que llegan al cerebro, donde son decodificados como sonido.

  • Como se produce la audición:

Los sonidos viajan por el aire como ondas y llegan a nuestros oídos. Estas ondas siguen su recorrido por el conducto auditivo externo hasta el tímpano y lo hacen vibrar. Estas vibraciones son transmitidas a los huesecillos del oído medio (martillo, yunque y estribo).

El estribo golpea sobre la ventana oval y produce el movimiento de las moléculas del fluido de la coclea o caracol. Estas vibraciones son captadas por el órgano de Corti (donde hay células receptoras), allí se transforman en impulsos nerviosos que son enviados al cerebro-mas precisamente al lóbulo temporal-, que los procesa y los codifica.

El mecanismo de la audición no solo nos permite apreciar la diferencia entre distintos sonidos, sino también la intensidad de estos.

El sistema vestibular es además fundamental para poder mantener el equilibrio, ya que envía impulsos nerviosos al cerebro, que es el encargado de dar las órdenes para corregir nuestros movimientos.

Tacto:

La sensibilidad es el resultado de la transmisión de los impulsos nerviosos al cerebro, desde la superficie corporal y desde los músculos, articulaciones y órganos internos del cuerpo. El sentido del tacto reside e la piel, que recubre todas las partes externas del cuerpo.

El sentido del tacto abarca cinco sensaciones:

Tacto, presión, dolor, frió y calor. La sensibilidad superficial se recoge en las terminaciones nerviosas de la piel (que pueden ser libres, como las que captan las sensaciones dolorosas y no tienen un receptor específico, o terminan en forma de corpúsculos o receptores específicos que transmiten el frió, el calor, el tacto y la presión). Los receptores para el dolor son las dendritas de las neuronas sensoriales. Los receptores para el tacto son llamados corpúsculos de Meissner. Los cambios de presión son los detectados por los corpúsculos de Pacini, los cuales se ubican en una zona de la piel mas profunda que los del tacto. Esto permite a una persona distinguir entre un toque leve en la piel y una presión fuerte.

La piel también contiene receptores separados para detectar calor (corpúsculos de Ruffini) y frio (corpúsculos de Krause).

De las terminaciones sensoriales, los estímulos se transmiten a los nervios sensitivos hasta las células nerviosas de la medula espinal y, de allí, pasan al cerebro, donde se convierten en impresiones conscientes. Gracias a la sensibilidad superficial, recibimos la información del mundo externo. De este modo, actúa como una señal de alarma (sobre todo mediante el dolor), que nos avisa de posibles ataques externos o alteraciones en el organismo.

La sensibilidad profunda es la que nos de idea de la posición y el movimiento de los músculos y articulaciones, y del funcionamiento de los órganos internos.

Gusto y olfato:

El sentido del gusto y del olfato se encuentran íntimamente relacionados. Para poder percibir el sabor de una sustancia, esta debe disolverse en la boca. Lo mismo ocurre con los olores: para poder percibirlos, las sustancias que los provocan deben liberar partículas volátiles que se adhieran a la superficie de nuestras fosas nasales.

Si observan su lengua frente al espejo, verán que la superficie es áspera. Esto se debe a la presencia de prolongaciones diminutas que recubren toda su superficie: se llaman papilas gustativas. Pueden ser de distinto tamaño y forma, incluso algunas se ven a simple vista.

Los receptores del gusto se agrupan en estas papilas y captan las sustancias que provienen de los alimentos y están disueltas en la saliva. Detectan los cuatro sabores principales: dulce, salado, ácido y amargo. Una vez estimulados, los receptores transmiten impulsos nerviosos que viajan al ara del cerebro donde se procesa la información sobre el gusto.

En la parte interior y superior de la nariz, hay un área del tamaño de una que se llama mucosa olfatoria, allí se encuentran las células receptoras de los olores.

Por ejemplo, para que el olor a comida pueda ser captado, deben desprenderse células receptoras de la mucosa. Las células receptoras son estimuladas y evian impulsos nerviosos al cerebro, donde se procesa la información.

El sentido del olfato fue durante mucho tiempo el más enigmático. El principio básico que permite reconocer y recordar casi 10.000 olores diferentes no se comprendió hasta el año 2004.

  • Percepción del sabor:

Las papilas y los corpúsculos gustativos, receptores del gusto, están conectados a una red de fibras nerviosas que transmiten los impulsos nerviosos al cerebro. Estos llegan al cerebro por separado, pero el los integra y nos de la información precisa de los distintos sabores.

En la interpretación de los sabores también interviene el olor que despiden los alimentos y que, en algunas ocasiones, confunde al cerebro.

Los impulsos captados y enviados por un lado de la lengua son interpretados por el lado opuesto del cerebro. Esta mecánica se debe a que las fibras nerviosas se cruzan en la medula.

  • Lengua:

    • La lengua es una estructura muscular sujeta a la parte posterior de la boca y limitada en sus movimientos por un frenillo que la recorre por la línea media inferior. La punta esta libre y puede efectuar varios movimientos. Esta permanentemente humedecida por saliva.

Esta revisada por una finísima membrana, llamada mucosa lingual, que presenta pequeñas protuberancias, las papilas.

  • Las papilas son pequeñas protuberancias que recubren toda la superficie de la lengua.

En su interior se encuentran los corpúsculos gustativos, encargados de detectar los sabores.

Existen distintos tamaños de papilas (agrupadas según sus semejanzas); cada una de ellas presenta distintitos corpúsculos.

  • Hay aproximadamente unos 10.000 corpúsculos gustativos. Se los agrupa en cuatro categorías distintas, según el sabor que detectan, dulce, salado, ácido o amargo. Son los encargados de enviar los impulsos al cerebro.

  • Percepción olfativa:

Cuando inspiramos aire, este pasa sobre las membranas olfatorias, donde los compuestos químicos volátiles estimulan las células receptoras olfatorias. La información pasa a los bulbos y cintillas olfatorias del primer nervio craneal, que va hasta los lóbulos frontales del cerebro, donde el olor es percibido.

  • Interior de la nariz:

La cavidad nasal se encuentra revestida por una pared mucosa que produce el moco (sustancia viscosa). Este tiene por función mantener la suciedad y partículas nocivas para que no penetren en los pulmones.

Los receptores olfatorios son los encargados de detectar los olores. La nariz posee unos 20 millones de ellos; cada uno termina en una pequeña estructura, los cilios. Estos recogen los estímulos olorosos y envían un mensaje (impulso nervioso) al cerebro.

En el momento e el que inspiramos por la nariz, los receptores olfatorios detectan olores y envían el encéfalo impulsos. La agudeza olfativa se incrementa por la inhalación, que expone a los receptores a un olor mucho mas intenso que normal.




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Enviado por:RitizZz
Idioma: castellano
País: Argentina

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