Literatura
Los amantes de Teruel; Juan Eugenio Hartzenbusch
Isabel de Segura y Diego de Marcilla
LALEYENDA
Diego e Isabel, que se conocían desde pequeños, se enamoraron, pero el padre de la joven se interpuso a su amor por considerar que el pretendiente no estaba a la altura de su hija. El muchacho logró entonces una especie de pacto con su posible futuro suegro. El hombre le conminó a pasar cinco años haciendo una fortuna y labrándose un porvenir, si lo conseguía, la mano de Isabel sería para él.
Juan Diego pasó ese tiempo esforzándose por ser merecedor de la muchacha a los ojos de la familia, pero el padre de Isabel, entre tanto, arregló una boda con un hombre apellidado Albarracín.
Aquí las versiones cambian. Hay quien asegura que Isabel ya estaba casada y otros que iba a desposarse al día siguiente de la llegada de Juan Diego. En cualquier caso, parece que el muchacho logró entrevistarse con su amada y le pidió un beso. Ella, pese a estar enamorada, se lo negó, y lo hizo porque le importaba la moral de la época, no podía desobedecer a su padre o ya tenía marido. En cualquier caso,la decepción hizo que Juan Diego muriera allí mismo de dolor.
Al día siguiente, en los funerales del muchacho, apareció una figura enjuta y enlutada dispuesta a dar a su amor muerto el beso que le negó en vida, y ese beso se convirtió en eterno porque Isabel murió fulminada también sobre el cuerpo de Juan Diego.
Juan Eugenio Hartzenbusch
El conocimiento de la poesía germánica le impulsó a buscar la concisión y el sentido moral y filosófico más que la brillantez y la armonía. Fue un excelente traductor de poemas italianos y alemanes: dominaba esos idiomas y además el inglés y el francés.
Los amantes de Teruel (1837) es un drama romántico en prosa y verso y se inspira en la leyenda turolense del mismo nombre y que tal vez proviene del Decameron de Giovanni Boccaccio. Aparece por vez primera el tema en El peregrino curioso, de Bartolomé de Villalba y Estaña(1577) y figura en el poema Florando de Castilla del licenciado Jerónimo de Huerta; se amplificó en Los amantes de Teruel de Juan Yagüe de Salas y después fue llevada a las tablas por Andrés Rey de Artieda, Tirso de Molina y Juan Pérez de Montalbán. Hartzenbusch reformó su pieza tres veces deseando llegar a la posible perfección. Nos hallamos, por tanto, ante un drama clásico del Romanticismo. Pero Hartzenbusch lo construye de modo perfecto, dotándolo de una progresiva aproximación al climax y presentándolo desnudo de artificios retóricos que empañen la desgracia de los amantes. Escrito casi todo en verso, los caracteres están bien trazados, lejos de las exageraciones a que eran tan dados otros dramas románticos. Marsilla e Isabel, enamorados y rebeldes, pero honestos con la palabra dada; Azagra, caprichoso e inflexible, cuyos intereses son más económicos que sentimentales; Zulima, apasionada y vengativa, al cabo mujer enamorada; los padres de Isabel, honestos y nobles. En suma, toda la obra expone de forma acertada los sentimientos pasionales y la tensión dramática que generan.
El lenguaje es muy trabajado y pulido y las huellas de nuestra “comedia” del Siglo de Oro están muy presentes. Se trata de una producción romántica, sin duda, pero, como señalábamos, muy alejada de las exageraciones y extremismos a que tan dados eran este tipo de dramas, sobre todo en su primera época.
En resumen, nos encontramos ante una obra de época que, probablemente, hoy pueda parecer un tanto antigua por su construcción y tratamiento del asunto, pero muy agradable y fácil de leer y que, sin duda, gustará a aquellos amigos de la buena literatura.
MANIFESTACIONES ARTÍSTICAS
Lo que vemos en el cuadro de Muñoz es el interior de la iglesia turolense de San Pedro, donde yace el cuerpo sin vida de don Diego, amortajado con el traje de guerrero con el que había regresado de su aventura en búsqueda de riquezas, colocado en un sencillo féretro que se ubica sobre un catafalco, adornado con rosas y coronas de laurel como homenaje a las glorias y los triunfos del caballero. Sobre su pecho reposa la cabeza de su amada; Isabel acaba de exhalar su último suspiro, tras besar los labios de su eterno e imposible amor. La dama va vestida aún con los lujosos ropajes de sus recientes desposorios. Junto a ella observamos un candelero con su velón humeante, volcado por la novia al precipitarse sobre el cadáver de su amado. La escena es contemplada con curiosidad y ternura por dos dueñas y el resto del cortejo fúnebre, apenas distinguible en la penumbra formada por el velo que cubre el gran ventanal del fondo del templo.
Opera
Tomás Bretón se basó en la obra de Juan Eugenio Hartzenbusch y compuso la ópera titulada los amantes de Teruel.Los amantes de Teruel, ópera en 4 actos y 3 jornadas estrenada en Madrid el 12 de febrero de 1889, sobre un libreto escrito por el propio Tomás Bretón basándose en la obra original de Juan Eugenio Hartzenbusch.
En la obra teatral de Tirso de Molina intervienen como personajes principales Diego de Marsilla e Isabel de Segura. Como personajes secundarios el marqués de Mondéjar, que es el Mendoza, el marqués de Basto, el príncipe de Salerno,Garcerán y Drusila como sus criados, Rufino su padre, Hipólito de Marsilla, Don Pedro y Don Juan como capitanes.
Bodas de Isabel de Segura
Las Bodas de Isabel de Segura se celebran durante el tercer fin de semana de febrero.
De jueves a domingo miles de turolenses reviven el ambiente medieval de su ciudad en el siglo XIII, con su participación o asistencia a los actos que se celebran en calles y plazas: mercadillos medievales, teatro, música, bailes, exposiciones, actos culturales, actividades lúdicas… y escenificaciones de leyendas e historias de la sociedad turolense del siglo XIII, entre las que sobresale la historia de ‘Los Amantes de Teruel’, representada por toda la ciudad a lo largo de los cuatro días festivos. Cualquier turolense tiene asumido que con el otoño empiezan los preparativos de los días medievales. La genial idea surgió de Raquel Esteban: Una turolense licenciada en Bellas Artes y Danza por la Universidad y la Escuela Superior de Arte Dramático de Valencia, respectivamente. Es también una gran investigadora de la vestimenta, costumbres sociales, música y danza del medievo cristiano-musulmán, principalmente de los siglos XI-XIII. Tras regresar a su ciudad natal (Teruel), pudo comprobar que la ciudad estaba un tanto adormecida y abandonada culturalmente. Fue tal la desilusión que pensó que había que hacer algo para que Teruel despertase, pues recursos no le faltaban, pero había que saberlos aprovechar.
Según la propia Raquel, la idea le surgió al releer los versos del Poema de Mío Cid referidos a las fiestas que se celebraron con motivo de las bodas de las hijas del Campeador. Fue entonces cuando pensó que en Teruel también se podía conmemorar algo semejante ya que la ciudad reunía y reúne los requisitos necesarios: un casco antiguo muy apropiado como escenario de una ciudad medieval y una tradición histórica, la de los Amantes de Teruel. expuso su idea a autoridades y demás estamentos turolenses, y tras conseguir la aprobación, en el año 1997, implicó a grupos de teatro, bandas de tambores, centros
docentes, asociaciones culturales de todo tipo, colectivos y público en general en la representación y ambientación con el fin de revivir entre todos, durante un fin de semana, el Teruel de Los Amantes. La andadura había comenzado y los escenarios iban a ser los mismos lugares que vieron y vivieron los trágicos amores de Diego de Marcilla e Isabel de Segura allá por el año 1217.
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