Filosofía


Lógica elemental


Lógica Elemental - Fil. 207

III. 6 Las Falacias

¿Por qué estudiar las falacias?

Puede parecer un poco curioso terminar esta clase de Lógica con un estudio de las falacias, o falsos razonamientos, dado que nuestro propósito en estudiar Lógica es llegar a razonar correctamente.

Conviene reconocer las maneras en que un argumento puede fallar, porque, en primer lugar, existen personas que buscan engañar deliberademente, disfrazando una falsedad bajo una argumentación aparentemente válida.

Y es posible fallar sin malas intenciones, y un estudio de las falacias puede aprovecharnos para poder evitarlas, o para reconocer una argumentación defectuosa que se nos presenta.

Dos tipos de falacias

Podemos distinguir entre falacias del lenguaje (que surgen del abuso de palabras) y falacias aparte del lenguaje (que surgen del abuso del razonamiento de las cosas).

Las falacias del lenguaje son más comunes.

Falacias del lenguaje

1. La falacia de equivocación

La equivocación es la utilización de una palabra con dos significados diferentes (una palabra equívoca). Si intentaramos construir un silogismo donde el término medio se utiliza con dos significados diferentes, estaría inválido por esta falacia de equivocación:

Ejemplo

Cualquier ley puede ser revocada por la Legislatura.

La ley de la gravedad es una ley.

Por tanto, la ley de la gravedad puede ser revocada por la Legislatura.

2. La falacia de expresión ambigua

Esta falacia consiste de una ambiguëdad en una frase o la estructura de una oración.

Por ejemplo, El dijo a su padre que tuvo miedo, no está claro quién tuvo miedo, él o su padre.

Ejemplo

El abogado cuestionó un testigo, preguntándole:

“¿Cuándo usted cumple años?”

El testigo contestó:

“El 4 de abril.”

El abogado insistió:

“¿En qué año?”

“Pues, ¡todos los años!”

3. La falacia de composición y división.

Esta falacia consiste en combinar objetos en la conclusión que no eran combinados en las premisas, o vice-versa.

Ejemplo

Los legisladores son PPD, PNP, y PIP.

Francisco Zayas Seijo es un legislador.

Por tanto, Francisco Zayas Seijo es PPD, PNP, y PIP.

4. La falacia de énfasis.

Esta falacia surge de las diferencias que puedan surgir por un cambio de énfasis de una expresión.

Por ejemplo, dependiendo cual palabra recibe mayor énfasis, la siguiente frase puede significar cosas muy distintas:

¿Qué está haciendo tu hijo?

5. La falacia de la forma de expresión.

Surge esta falacia cuando nos engañamos por la utilización de una forma parecida de expresión.

Por ejemplo, cuando estudiamos la oposición entre palabras, vimos que la oposición privativa utilizaba el prefijo “in-” para distinguirse.

Sería una falacia asumir que toda palabra que empieza con “in-” refiere a una oposición privativa, como “interesante” o “intensa”, a pesar de su aparente semejanza con “insubstancial” o “indispuesto.”

Las Falacias aparte del lenguaje

1. La falacia del accidente

Es la confusión de un atributo accidental con algo esencial a una cosa.

Se podría argumentar falsamente confundiendo el uso de algo con el abuso, por ejemplo, arguyendo que se debe prohibir el uso de automóviles, porque muchas personas mueren en accidentes de tránsito.

2. La falacia de relativo a absoluto.

Esta falacia intenta argüir de lo que es verdad sólo relativamente a lo que es verdad absolutamente, sin cualificación.

Otra manera de concebir esta falacia es como arguyendo de la verdad de lo particular a la verdad de lo universal.

Ejemplo: si se mantiene que todos los policías son corruptos porque algunos lo son.

3. La falacia de no dirigirse a lo que está en disputa.

Consiste en intentar probar algo que no está en juego, o de refutar otro punto que no está en cuestión.

Hay varias maneras de cometer esta falacia.

La primera es confundir el asunto en cuestión con la persona del contrincante (argumento ad hominem, o contra el hombre).

Ejemplo: Argüir que el contrincante no puede saber lo que es la verdad, porque siempre miente.

La segunda forma consiste en recurrir a la fuerza o la amenaza para obligar al contrincante a ceder el “issue” por miedo (argumento ad baculum, o de presión).

Ejemplo: Los camioneros quieren obtener ciertas concesiones en las nuevas tarifas de carga, y causan un tapón gigantesco para presionar al gobierno.

La fuerza puede ser física o emocional (por ejemplo, el chantaje).

La tercera forma de ignorar el asunto es apelando al público, suscitando las pasiones y los perjuicios, para resolver el asunto emocionalmente en vez de en sus méritos. Esta forma se llama el argumento ad populum, o al pueblo.

Ejemplo: los productores de programas chabacanas dicen que “esto es lo que quiere el público.”

La cuarta forma es aceptando lo que dice alguien que es una autoridad en otro campo del saber (argumente ad verecundiam).

Ejemplo: Porque Albert Einstein es una autoridad reconocida de la ciencia, debemos aceptar su opinión sobre la política.

4. La falacia de petición de principio.

Esta falacia consiste de presuponer en las premisas la conclusión que debe ser probada.

Es razonar en un círculo, utilizando la conclusión como premisa.

Ejemplo

Devolver lo prestado es justo.

La justicia es una virtud.

Por tanto, es un acto de virtud devolver lo prestado.

La premisa menor asuma lo que se busca probar, es decir, que un acto sea justo, porque esto es lo que significa ser una virtud.

5. La falacia del consecuente.

Esta es la falacia de invertir la relación entre antecedente y consecuente, arguyendo que, porque el consecuente es verdad, que el antecedente también es verdad.

Ejemplo:

Si alguien ronca, está dormido.

Fulano está dormido.

Por tanto, ronca.

6. La falacia de la causa falsa.

La falacia de la causa falsa supone que algo es efecto de cierta causa cuando en realidad no lo es.

Por ejemplo, podríamos suponer que algo es la causa de una ocurrencia por el mero hecho de precederla en en tiempo (post hoc, ergo propter hoc, o sea, después de esto, luego a causa de esto.)

Ejemplo: Pensar que el día es la causa de la noche, porque el día precede la noche.

O se confunde a veces dos acciones simultáneas como si una fuera la causa de la otra, como en un truco de magia. El mago mueve su varita, y el conejo desaparece.

Se confunde a veces una condición con una causa, como cuando uno piense que la luz es la causa de la acción de ver.

7. La falacia de la pregunta compleja

Se busca enredar el contrincante obligándolo a dar una sola contestación a dos preguntas distintas.

¿Usted ha dejado de emborracharse todas las noches?

Si la persona contesta que sí, implica que admite que estaba acostumbrado a hacer eso en el pasado.

Si contesta que no, implica que sigue haciendolo.

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Enviado por:Elisa Santos
Idioma: castellano
País: España

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