Ecología y Medio Ambiente
Lluvia ácida
Lluvia Ácida
¿Qué es la lluvia ácida?
La lluvia ácida provoca impactos ambientales
importantes. Ciertos ecosistemas son más susceptibles
que otros a la acidificación. Típicamente, éstos
tienen normalmente suelos poco profundos, no
calcáreos, formados por partículas gruesas que yacen
sobre un manto duro y poco permeable de granito, gneis
o cuarcita. En estos ecosistemas puede producirse una
alteración de la capacidad de los suelos para
descomponer la materia orgánica, interfiriendo en el
reciclaje de nutrientes. En cualquier caso, además de
los daños a los suelos, hay que resaltar los
producidos directamente a las plantas, ya sea a las
partes subterráneas o a las aéreas, que pueden sufrir
abrasión (las hojas se amarillean). Además, la
producción primaria puede verse afectada por la
toxicidad directa o por la lixiviación de nutrientes a
través de las hojas. No obstante, existen algunos
casos en que se ha aportado nitrógeno o fósforo al
medio a través de la precipitación ácida en los que la
consecuencia ha sido el aumento de producción ya que
ese elemento era limitante.
Hay también evidencias incontrovertibles de daños
producidos en los ecosistemas acuáticos de agua dulce,
donde las comunidades vegetales y animales han sido
afectadas, hasta el punto de que las poblaciones de
peces se han reducido e incluso extinguido al caer el
pH por debajo de 5, como ha ocurrido en miles de lagos
del sur de Suecia y Noruega. Estos efectos se atenúan
en aguas duras (alto contenido en carbonatos), que
amortiguan de modo natural la acidez de la
precipitación. Así, de nuevo, los arroyos, los ríos,
las lagunas y los lagos de zonas donde la roca madre
es naturalmente de carácter ácido son los más
sensibles a la acidificación. Uno de los grandes
peligros de la lluvia ácida es que su efecto en un
ecosistema particular, además de poder llegar a ser
grave, es altamente impredecible.(1)
El problema de la lluvia ácida tuvo su origen en la
Revolución Industrial, y no ha dejado de empeorar
desde entonces. Hace tiempo que se reconoce la
gravedad de sus efectos a escala local, como
ejemplifican los periodos de smog ácido en áreas muy
industrializadas, así como su gran capacidad
destructiva en zonas alejadas de la fuente
contaminante. Una extensa área que ha sido objeto de
múltiples estudios es el norte de Europa, donde la
lluvia ácida ha erosionado estructuras, dañado los
bosques y las cosechas, y puesto en peligro o diezmado
la vida en los lagos de agua dulce.
La preocupación por la lluvia ácida quedó de
manifiesto por primera vez en foros internacionales de
relevancia, como en la Conferencia de las Naciones
Unidas sobre el Medio Ambiente Humano celebrada en
Estocolmo (Suecia) en 1972. En este encuentro, el
gobierno sueco presentó una ponencia titulada
"Polución del aire a través de las fronteras
nacionales: el impacto del azufre del aire y la
precipitación sobre el ambiente". En este estudio se
ponía de manifiesto cómo los residuos oxidados de
azufre, vertidos al aire por las instalaciones
industriales alimentadas por combustibles fósiles
situadas lejos de las fronteras suecas (en especial
las centrales térmicas británicas), dañaban los
ecosistemas del país nórdico al ser arrastrados por
los vientos, transformándose en la atmósfera en ácido
sulfúrico, y precipitar en el suelo y en las aguas
interiores en forma de lluvia ácida. (2)
Por que se forma
La mayor parte de las sustancias acidificantes
vertidas al aire son el dióxido de azufre y los óxidos
de nitrógeno. Se comenta aquí, como ejemplo, la ruta
de acidificación del azufre: una gran parte del
dióxido de azufre es oxidado a trióxido de azufre, que
es muy inestable y pasa rápidamente a ácido sulfúrico.
La oxidación catalítica del dióxido de azufre es
también rápida. Se cree que en las gotas de agua se
produce la oxidación implicando oxígeno molecular y,
como catalizadores, sales de hierro y manganeso
procedentes de la combustión del carbón. Además, puede
producirse oxidación fotoquímica por la acción del
ozono. En cualquier caso, la consecuencia es la
formación de niebla con alto contenido en ácido
sulfúrico. (3)
Daños de la lluvia acida
La lluvia ácida provoca impactos ambientales
importantes. Ciertos ecosistemas son más susceptibles
que otros a la acidificación. Típicamente, éstos
tienen normalmente suelos poco profundos, no
calcáreos, formados por partículas gruesas que yacen
sobre un manto duro y poco permeable de granito, gneis
o cuarcita. En estos ecosistemas puede producirse una
alteración de la capacidad de los suelos para
descomponer la materia orgánica, interfiriendo en el
reciclaje de nutrientes. En cualquier caso, además de
los daños a los suelos, hay que resaltar los
producidos directamente a las plantas, ya sea a las
partes subterráneas o a las aéreas, que pueden sufrir
abrasión (las hojas se amarillean). Además, la
producción primaria puede verse afectada por la
toxicidad directa o por la lixiviación de nutrientes a
través de las hojas. No obstante, existen algunos
casos en que se ha aportado nitrógeno o fósforo al
medio a través de la precipitación ácida en los que la
consecuencia ha sido el aumento de producción ya que
ese elemento era limitante.
Hay también evidencias incontrovertibles de daños
producidos en los ecosistemas acuáticos de agua dulce,
donde las comunidades vegetales y animales han sido
afectadas, hasta el punto de que las poblaciones de
peces se han reducido e incluso extinguido al caer el
pH por debajo de 5, como ha ocurrido en miles de lagos
del sur de Suecia y Noruega. Estos efectos se atenúan
en aguas duras (alto contenido en carbonatos), que
amortiguan de modo natural la acidez de la
precipitación. Así, de nuevo, los arroyos, los ríos,
las lagunas y los lagos de zonas donde la roca madre
es naturalmente de carácter ácido son los más
sensibles a la acidificación. Uno de los grandes
peligros de la lluvia ácida es que su efecto en un
ecosistema particular, además de poder llegar a ser
grave, es altamente impredecible.
¿Cómo se produce?
Las fuentes de energía habitualmente utilizadas en las
actividades industriales y urbanas (transporte,
calefacción) son el carbón y el petróleo. La energía
se obtiene de estas fuentes mediante un proceso de
combustión, liberándose a la atmósfera el azufre y el
nitrógeno que contienen en forma de óxidos: dióxido de
azufre (SO2) y óxidos de nitrógeno (NOx).
Las fuente antropogénicas de estos contaminantes
primarios son tres:
· Emisiones industriales
· Gas de escape de los automóviles
· Emisiones urbanas (hogares)
El retorno a la superficie terrestre de estas
sustancias y sus derivados ocurre de dos formas:
1. DEPOSICIÓN SECA: Normalmente ocurre a pocos
kilómetros del foco emisor. Consiste en el retorno de
los óxidos de azufre y de nitrógeno en forma gaseosa o
de aerosoles (dispersiones de sustancias sólidas o
líquidas en el aire con un tamaño que generalmente
oscila entre 10-1 µm y 10 µm).
2. DEPOSICIÓN HÚMEDA: Suele producirse tras el
desplazamiento de los contaminantes primarios a zonas
bastante alejadas del foco emisor, siguiendo la
dirección de los vientos dominantes. Durante el
transporte de estas sustancias, si entran en contacto
con zonas de la atmósfera con alta humedad, se produce
su oxidación, que sigue al parecer dos etapas:
· Etapa fotoquímica: Ocurre en fase gaseosa. El
dióxido de azufre (SO2) se oxida a trióxido de azufre
SO3 gracias a la energía proporcionada por la
radiación ultravioleta del sol.
· Etapa catalítica: Tiene lugar en fase líquida.
consiste en la transformación del SO2 original en
ácido sulfúrico (SO4H2), por disolución acuosa, siendo
catalizada la reacción por las sales de hierro y de
manganeso presentes en las gotas de agua. Parte de
este ácido es neutralizado en la atmósfera por el
amoníaco, originándose iones amonio (NH4+). El resto
aparece disuelto en forma iónica (iones sulfato SO4=
e iones de hidrógeno H+)en las gotas de lluvia,
acidificando a ésta.
Los óxidos de nitrógeno (NOx) sufren un proceso
similar al descrito, formándose ácido nítrico (NO3H)
que también aparece disociado en forma iónica en las
gotas de lluvia, confiriéndole (como el anterior
contaminante secundario) acidez a la misma.
¿Qué consecuencias origina?
La lluvia ácida afecta a todos los sistemas
ambientales. Produce efectos en la Sociosfera y en la
Tecnosfera: las construcciones humanas en general, los
edificios singulares, las pinturas, los productos
metálicos (corrosión), etc. y a los propios seres
humanos (efectos sobre la salud). También afecta a la
Atmósfera (en el proceso fotoquímico de trasnformación
del SO2 y los NOx en ácidos se forma ozono) y a la
Hidrosfera (acidificando lagos y humedales y alterando
los sistemas acuáticos). La Biosfera y la Geosfera
también sufren los efectos de la acidificación
producida por las precipitaciones ácidas
(debilitamiento y muerte de los bosques y
acidificación del suelo).
La lluvia ácida causa entre otras cosas:
El cáncer de los monumentos
El sufrimiento de las plantas
Efectos de la acidificación sobre el medio ambiente
¿Qué podemos hacer?
Pueden seguir dos enfoques generales:
· Prevención de las emsiones mediante medidas
correctoras de tipo tecnológico aplicadas a las
funetes contaminantes (actuación sobre las CAUSAS).
· Control de los efectos de los contaminantes mediante
normas legales de calidad del aire que establecen unos
límites (actuación sobre los EFECTOS)
Otras de las cosas que podemos hacer son las
siguientes:
Ahorro energético
Empleo de tecnologías limpias
Aumento de la eficiencia energética
Potenciación de las energías renovables
Empleo de combustibles más limpios
Potenciación del transporte colectivo
Combustibles más limpios
Aumento de la eficacia de los motores
Proceso de producción más limpio
Minimización de residuos
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Enviado por: | Carolina |
Idioma: | castellano |
País: | México |