Literatura


Literatura española


Literatura Española

-Edad Media (± SS XI-XV)

-Renacimiento (± s. XVI)

-Barroco (± s. XVII)

-Neoclasicismo (± s. XVIII)

-Romanticismo (± 1ª mitad s. XIX)

-Realismo y Naturalismo (± 2ª mitad s. XIX)

INICIO Y EVOLUCIÓN DE LA LITERATURA

Características 1:

1- Las fechas en las que se desarrollan esos movimientos literarios son aproximadas.

2- Porque entre cada época hay un periodo de transición en el cual se mezclan características del movimiento que acaba con características del movimiento que empieza.

3- Cada movimiento literario es contrario al anterior por cansancio del público. Los movimientos literarios no son iguales cada dos porque todo movimiento literario es fruto de la época histórica en la que se creó.

4- Toda obra literaria consta de dos planos:

-Fondo: temas, contenido

-Forma: estilo, lenguaje, cómo está hecho

1.- Características 2:

Ya desde ese primer momento, la literatura va a ser una manifestación artística interrelacionada con la sociedad en la que se produce, de tal manera que los mejores documentos para estudiar la sociedad, las gentes y la historia de las distintas épocas van a ser siempre los literarios. Los distintos autores y los diferentes movimientos no han podido nunca sustraerse del mundo en el que viven, y así han dejado patente en sus escritos su conformidad o disconformidad con el momento en que vivían, han alabado o criticado su sociedad, o se han dedicado directamente a reflejar fielmente lo que en su época ocurría. Por lo tanto, la relación entre literatura y sociedad es recíproca, constante e indisoluble.

La evolución que la literatura ha sufrido a lo largo de su historia ha sido debida a toda una serie de factores:

  • La evolución propia del lenguaje, sobre todo en sus inicios. El material con el que se realiza la literatura es el lenguaje y su evolución, sus cambios, sus progresos, condicionarán asimismo la evolución de la literatura, especialmente en lo que respecta a los inicios de la misma.

  • La sociedad y la cosmovisión que caracterice cada época histórica. Lógicamente, la literatura será el reflejo de al sociedad, del pensamiento y de la forma de entender el mundo en cada momento de la histórico.

  • El progreso sucesivo y natural, producido por el avance literario en sí, por el refinamiento de los autores, por su búsqueda constante de la perfección. Como es lógico, una vez que se consigue un logro, los autores intentan superarlo automáticamente.

  • El público pide novedades. Desde el momento en que la literatura va dirigida a un público que la consuma, debe tener en cuenta sus gustos y sus preferencias, y como es lógico, el público va a exigir siempre nuevos productos, nuevas manifestaciones y nuevas aportaciones.

  • El deseo de imitar aquellas novedades que surgen en el extranjero. En muchos momentos de nuestra historia literaria, los autores han mirado más allá de nuestras fronteras para aprender, mejorar y buscar inspiración en los movimientos y novedades que pudieran originar otros autores.

  • Reacción de contrarios. La literatura ha evolucionado en muchas ocasiones mediante la reacción de contrarios. Los nuevos autores que aparecen en una determinada época suelen reaccionar frente a los autores de la generación anterior promoviendo movimientos contrarios, opuestos.

  • La relación con otras manifestaciones artísticas. La evolución de la literatura no se produce de forma independiente al resto de las ramas del arte, siempre las influencias y aportaciones han sido mutuas y constantes. Eso sí, conviene destacar que estas relaciones de la poesía con la música o la pintura, de la narración con el cine, etc. son mucho más frecuentes, abundantes y fructíferas a lo largo del siglo XX y XXI.

2.- Períodos literarios: evolución histórica de la literatura española.

Es conveniente realizar una visión general de los grandes movimientos y épocas literarias de nuestra historia, estudiando sus características más globalizadotas y generales, teniendo siempre en cuenta que las fechas indicadas para el desarrollo de cada movimiento nunca son exactas ni fijas. Lo habitual es que están siempre épocas de transición en las que se mezclan características del movimiento que finaliza con otras propias del movimiento que está surgiendo.

2.1. EDAD MEDIA

Al comienzo, las primeras manifestaciones de la literatura surgen junto con el folklore popular. Sin embargo, pronto la literatura comenzará a independizarse y a evolucionar de forma autónoma, pues las manifestaciones artísticas populares de origen folklórico tenían unas características específicas que las diferencian de las literarias. El folklore no busca ninguna finalidad específica, es anónimo, colectivo y oral. Frente a esto, la literatura se caracteriza porque es escrita, se dirige a un público, busca la originalidad y el disfrute estético, y está realizada por un autor concreto. Como vemos, por tanto, las diferencias son claras, aunque en un principio no fueron tan evidentes, ya que la literatura apareció de la mano del folklore y sus primeras manifestaciones son anónimas y de carácter oral(los poemas épicos o jarchas, por ejemplo.) Tras este inicio en común, la literatura seguirá su propio camino, una evolución compleja y constante hasta nuestros días.

Así, la Edad Media abarca desde la aparición de las jarchas (primeras manifestaciones escritas con intención literaria) a finales del siglo X-principios del XI, hasta el siglo XV, en el que ya aparecen obras de transición como La Celestina, de Femando de Rojas o Las coplas a la muerte de su padre, de Jorge Manrique, que mezclan características medievales con otras que anticipan lo que será el Renacimiento.

Esta primera literatura surge con el nacimiento y desarrollo de las lenguas romances provenientes del latín (castellano, catalán y gallego), en un marco cultural dominado directamente por la religión y los nacionalismos emergentes.

Los focos de producción cultural de la Edad Media son básicamente dos:

  • La Iglesia: Mester de clerecía. Manifestaciones poéticas escritas, de estructura muy
    rígida, de clara temática religiosa y con finalidad divulgativa y evangelizadora. Dentro del
    mester de clerecía, hemos de destacar la obra de Gonzalo de Berceo (Los milagros de Nuestra Señora) y, sobre todo, de Juan Ruiz Arcipreste de Hita, con su gran obra El libro del Buen Amor.

  • El pueblo: Mester de juglaría. Manifestaciones de carácter oral y origen folklórico
    dedicadas a ensalzar las figuras de los héroes populares. Los juglares son, por tanto, los
    creadores de la literatura épica y los cantares dé gesta, entre los que destaca el Cantar de
    Mió Cid.
    También es el pueblo quien desarrolla oralmente los romances y canciones, que
    empezarán a recogerse por escrito a partir del siglo XV.

  • A estos dos focos principales, se añadirá la Corte, gracias a la figura de Alfonso X "El Sabio" y su impulso a la Escuela de Traductores de Toledo (ETT), en un claro afán por fijar la lengua, la historia y la literatura española.

Cabe destacar en esta época las influencias de la literatura épica francesa en nuestros cantares de gesta; la literatura italiana, sobre todo mediante la figura de Dante, con sus visiones apocalípticas en su obra La Divina Comedia; y la influencia de la literatura árabe (debido a la larga convivencia y a la entrada de obras y autores a través de la ETT), que se dejó notar especialmente en el gusto por el cultivo de fábulas y cuentos morales. Una clara muestra de esto sería la obra de Don Juan Manuel, El Conde Lucanor.

2.2. RENACIMIENTO

Con La Celestina se inicia en 1499 el Renacimiento en España, movimiento artístico, cultural e ideológico originado en Italia, que surge al amparo de los ideales del Humanismo. Esta es una corriente de pensamiento que promueve un cambio en la cosmovisión que el hombre tiene del mundo, en base a varios conceptos: la vuelta a la antigüedad grecorromana, al mundo clásico; la teoría antropocéntrica (considerar al hombre el centro del universo, frente a la concepción teocéntrica del mundo medieval); independencia de la razón con respecto a la fe religiosa...

Estos ideales son aplicados en la vida y, por tanto, también en el arte, apareciendo entonces el Renacimiento, época de esplendor artístico en la que se recupera e imita a los clásicos, al mismo tiempo que el hombre se siente libre para crear. Comienza entonces una profunda renovación de la literatura: aparición de nuevos metros, nuevas estrofas y nuevos temas en poesía; recuperación y revitalización del teatro (inexistente en la Edad Media) al modo clásico, sobre todo en cuanto a las tragedias; creación de nuevos géneros narrativos, en los que se mezclan la tradición épica, los antiguos gustos clásicos y las innovaciones novelísticas de la época.

Toda esta producción literaria aparecerá siempre caracterizada por unos rasgos puramente renacentistas, basados en los cánones de belleza clásicos: el gusto por la armonía, el equilibrio, la belleza y la perfección. El artista renacentista centrará su atención en el amor y la naturaleza, idealizando aquello que representa y manteniendo siempre una actitud serena, equilibrada, constantemente en busca del orden, la claridad y la sencillez. Así, la literatura se nos muestra como un placer sin estridencias, armonioso y bello, jugando la estética, la belleza formal, un papel fundamental en estas composiciones renacentistas.

2.3. BARROCO

La cultura barroca surge en Europa como consecuencia de la decadencia, la crisis, el malestar y las tensiones religiosas que dominaron el final del s. XVI.

El concepto básico de esta cultura es el desengaño: se derrumba el idealismo renacentista, su amor a la vida y su visión armoniosa del mundo, y comienza a dominar una concepción negativa del mundo y de la vida. Para el hombre barroco él mundo carece de valor, es caótico y doloroso; la vida es inconsistente, “la vida es sueño”, y nos engaña porque hay una clara diferencia entre apariencia y realidad; la vida es, además, breve y fugaz, pues el tiempo ejerce su poder destructor: vivir es ir muriendo.

Ante estas ideas surgen diferentes actitudes vitales y artísticas: La queja, la denuncia y la crítica, que se pone de manifiesto en la literatura picaresca. La angustia vital, el sentimiento de nihilismo absoluto, tan patente en los poemas de Quevedo, por ejemplo.

La búsqueda de consuelo en la fe religiosa, tal y como hacen los místicos. La evasión de la realidad mediante la estética, tal y como hace Góngora creando mundos poéticos bellos y perfectos; o mediante la diversión, como por ejemplo podemos ver en el teatro de Lope de Vega.

Formalmente, el estilo barroco se caracterizará por su artificiosidad y complejidad. Se buscará la ostentación, los ornamentos, la intensidad y los extremos, alejándose cada vez más de la naturalidad y el equilibrio renacentistas. Estos ideales se manifestarán principalmente en las dos grandes tendencias del Barroco:

  • Conceptismo (Quevedo): Rompe el equilibrio renacentista entre el fondo y la forma de las
    composiciones, mostrando una mayor preocupación por el fondo, por el significado, en
    búsqueda de la profundidad y la densidad, como muestra del ingenio.

  • Culteranismo (Góngora): Rompe ese mismo equilibrio renacentista mostrando una mayor
    preocupación por la forma, por la belleza, la riqueza sensorial, la dificultad brillante, el
    retorcimiento sintáctico y las metáforas audaces.

Son, por tanto, dos estilos difíciles, oscuros, en los que el artista pretende siempre mostrar su genialidad en creaciones complicadas, plagadas de alardes cultos y conceptuales. Dos estilos plenamente barrocos.

SIGLO DE ORO. El Renacimiento y el Barroco constituyen en nuestra historia literaria lo que se conoce como Siglo de Oro. Son dos siglos en los que florece como nunca nuestro arte literario, gracias a grandes figuras, de voces personalísimas, con estilos propios e individuales, irrepetibles, que marcan con sus ideas, sus formas literarias y su concepción del arte y de la vida, el devenir de nuestra literatura. Figuras del siglo XVI como: Garcilaso de la Vega, Fray Luis de León, San Juan de la Cruz, y del siglo XVII como: Quevedo, Góngora, Lope de Vega, Calderón de la Barca y Cevantes.

2.4. NEOCLASICISMO (siglo XVIII)

Este siglo aparece dominado por los ideales de la Ilustración que impone el reinado de la razón frente a la fe y fomenta un espíritu crítico que ha de someter todas las creencias establecidas hasta entonces a discusión. Avanza el escepticismo religioso, se postula la separación de la iglesia y el estado y se fomenta el Enciclopedismo: El hombre intenta saber, conocer y compilar todo el saber humano para poder reformar la sociedad.

Políticamente es la época del Despotismo Ilustrado, cuya máxima es: "Todo para el pueblo, pero sin el pueblo", para intentar mejorar su vida, hacerlo más culto y razonable, pero sin su intervención. Es la época de las reformas, pero también la que llevó a la revolución (Francia, 1789.)

En el terreno literario español, el siglo XVIII no ofrece el esplendor de la época anterior, pues hay una preferencia del pensamiento sobre la actividad artística y además se intentan reprimir los sentimientos en nombre de la razón y la sensatez. Con estas premisas, es lógico que triunfe el Neoclasicismo, para imponer sus reglas a la creación literaria. La lírica se ve afectada por la contención de los sentimientos, cobrando fuerza la poesía filosófica y didáctica (Meléndez Valdés). Florece una prosa más crítica y comprometida con la Ilustración (Jovellanos, Cadalso, Padre Isla) que busca preferentemente la modernización y el progreso de la sociedad española.

Se reacciona, por tanto, contra los excesos barrocos y se defiende la sencillez y la claridad, propugnándose la creación de una literatura útil y práctica , que sirva para adoctrinar, enseñar y sacar al pueblo de sus errores y supersticiones (Padre Feijoo). Al mismo tiempo, se recuperan las reglas de la literatura clásica y se somete la creación literaria a unas normas de armonía y de moderación sentimental y expresiva, estilística, que se hacen evidentes sobre todo en la producción teatral. El mejor representante de estos ideales neoclásicos en le teatro del XVIII será Leandro Fernández de Moratín que los llevará a obras como El café o El sí de las niñas, en las que combina las formas clásicas con el afán didáctico y aleccionador propios de la Ilustración.

Años 80: final del s. XX

Años 70: Neotradicio-nalismo

Años 60: Experimen-talismo

Años 50: Realismo social

Años 40:

Existencia-lismo

Generación del 27→ Vanguardismo → Neoromanticismo → Guerra Civil

Generación del 14

Generación de 98 y Modernismo

Literatura posguerra

Literatura preguerra

Siglo XX




Descargar
Enviado por:Gheorghe Bodea
Idioma: castellano
País: España

Te va a interesar