Filosofía y Ciencia


Libertad


PRÓLOGO

El objetivo principal de este trabajo, consiste en señalar lo que en realidad es la libertad.

En el primer capítulo se habla de la ética. Su historia significado etc.

En el segundo capítulo se dan dos conceptos diferentes sobre lo que significa libertad. El primero habla de cómo es que la entendemos en la actualidad y el segundo sobre como la entendían los estoicos.

La importancia de este capítulo se encuentra en la definición de los estoicos, ya que resulta muy interesante como es que a pesar de que el estoicismo existió muchos siglos atrás se sigue utilizando en nuestros días.

El tercer capítulo se enfoca más hacia lo que dios manda y dice sobre la libertad.

Se explica el libertinaje, y la diferencia entre este y la libertad.

Y por último en el cuarto capítulo hablaremos de lo que algunos filósofos dicen sobre la libertad.

INTRODUCCIÓN

La libertad es la capacidad de autodeterminación de la voluntad, que permite a los seres humanos actuar como deseen. En este sentido, suele ser denominada libertad individual. El término se vincula a de la soberanía de un país en su vertiente de `libertad nacional'. Aunque desde estas perspectivas tradicionales la libertad puede ser civil o política, el concepto moderno incluye un conjunto general de derechos individuales, como la igualdad de oportunidades o el derecho a la educación.

LA LIBERTAD Y SUS LÍMITES  

Como es lógico, el reconocimiento de una libertad ilimitada haría imposible la convivencia humana, por lo que son necesarias e inevitables las restricciones a la libertad individual. La libertad se define como el derecho de la persona a actuar sin restricciones siempre que sus actos no interfieran con los derechos equivalentes de otras personas.

La naturaleza y extensión de las restricciones a la libertad, así como los medios para procurarlas, han creado importantes problemas a los filósofos y juristas de todos los tiempos. Casi todas las soluciones han pasado por el reconocimiento tradicional de la necesidad de que exista un gobierno, en cuanto grupo de personas investidas de autoridad para imponer las restricciones que se consideren necesarias. Más reciente es la tendencia que ha subrayado la conveniencia de definir legalmente la naturaleza de las limitaciones y su extensión. El anarquismo representa la excepción a todo esto, al considerar que los gobiernos son perversos por su propia naturaleza, y sostener que es preferible su sustitución por una sociedad ideal donde cada individuo observe los elementales principios éticos.

El equilibrio perfecto entre el derecho del individuo a actuar sin interferencias ajenas y la necesidad de la comunidad a restringir la libertad ha sido buscado en todas las épocas, sin que se haya logrado alcanzar una solución ideal al problema. Las restricciones son en no pocas ocasiones opresivas. La historia demuestra que las sociedades han conocido situaciones de anarquía junto a periodos de despotismo en los que la libertad era algo inexistente o reservado a grupos privilegiados. Desde estas situaciones hasta su evolución hacia los estados de libertad individual cristalizados en los gobiernos democráticos, conocidos en algunos círculos como `la menos mala de las soluciones' respecto a ese deseo natural del hombre por ser libre.

LA NEGACIÓN DE LA LIBERTAD

El determinismo es la teoría que niega la libertad humana. Se trata de una conducta que se da, pero no excluye la realización de otra conducta superior en el nivel de la libertad. En un momento dado, sería posible la compatibilidad de libertad y determinismo.

Existen varios argumentos que confirman el hecho del determinismo y que al mismo tiempo pretenden la imposibilidad de una conducta libre.

CAPÍTULO 1

ÉTICA

Del griego ethika, de ethos, `comportamiento', `costumbre', principios o pautas de la conducta humana, a menudo y de forma impropia llamada moral (del latín mores, `costumbre') y por extensión, el estudio de esos principios a veces llamado filosofía moral. Este artículo se ocupa de la ética sobre todo en este último sentido y se concreta al ámbito de la civilización occidental, aunque cada cultura ha desarrollado un modelo ético propio.

La ética, como una rama de la filosofía, está considerada como una ciencia normativa, porque se ocupa de las normas de la conducta humana, y para distinguirse de las ciencias formales, como las matemáticas y la lógica, y de las ciencias empíricas, como la química y la física. Las ciencias empíricas sociales, sin embargo, incluyendo la psicología, chocan en algunos puntos con los intereses de la ética ya que ambas estudian la conducta social. Por ejemplo, las ciencias sociales a menudo procuran determinar la relación entre principios éticos particulares y la conducta social, e investigar las condiciones culturales que contribuyen a la formación de esos principios.

1.2 PRINCIPIOS ÉTICOS

Los filósofos han intentado determinar la bondad en la conducta de acuerdo con dos principios fundamentales y han considerado algunos tipos de conducta buenos en sí mismos o buenos porque se adaptan a un modelo moral concreto. El primero implica un valor final o summum bonum, deseable en sí mismo y no sólo como un medio para alcanzar un fin. En la historia de la ética hay tres modelos de conducta principales, cada uno de los cuales ha sido propuesto por varios grupos o individuos como el bien más elevado: la felicidad o placer; el deber, la virtud o la obligación y la perfección, el más completo desarrollo de las potencialidades humanas. Dependiendo del marco social, la autoridad invocada para una buena conducta es la voluntad de una deidad, el modelo de la naturaleza o el dominio de la razón. Cuando la voluntad de una deidad es la autoridad, la obediencia a los mandamientos divinos o a los textos bíblicos supone la pauta de conducta aceptada. Si el modelo de autoridad es la naturaleza, la pauta es la conformidad con las cualidades atribuidas a la naturaleza humana. Cuando rige la razón, se espera que la conducta moral resulte del pensamiento racional.

1.3 PRUDENCIA, PLACER O PODER

Algunas veces los principios elegidos no tienen especificado su valor último, en la creencia de que tal determinación es imposible. Esa filosofía ética iguala la satisfacción en la vida con prudencia, placer o poder, pero se deduce ante todo de la creencia en la doctrina ética de la realización natural humana como el bien último.

Una persona que carece de motivación para tener una preferencia puede resignarse a aceptar todas las costumbres y por ello puede elaborar una filosofía de la prudencia. Esa persona vive, de esta forma, de conformidad con la conducta moral de la época y de la sociedad.

El hedonismo es la filosofía que enseña que el bien más elevado es el placer. El hedonista tiene que decidir entre los placeres más duraderos y los placeres más intensos, si los placeres presentes tienen que ser negados en nombre de un bienestar global y si los placeres mentales son preferibles a los placeres físicos.

Una filosofía en la que el logro más elevado es el poder puede ser resultado de una competición. Como cada victoria tiende a elevar el nivel de la competición, el final lógico de una filosofía semejante es un poder ilimitado o absoluto. Los que buscan el poder pueden no aceptar las reglas éticas marcadas por la costumbre y, en cambio, conformar otras normas y regirse por otros criterios que les ayuden a obtener el triunfo. Pueden intentar convencer a los demás de que son morales en el sentido aceptado del término, para enmascarar sus deseos de conseguir poder y tener la recompensa habitual de la moralidad.

1.4 HISTORIA

Desde que los hombres viven en comunidad, la regulación moral de la conducta ha sido necesaria para el bienestar colectivo. Aunque los distintos sistemas morales se establecían sobre pautas arbitrarias de conducta, evolucionaron a veces de forma irracional, a partir de que se violaran los tabúes religiosos o de conductas que primero fueron hábito y luego costumbre, o asimismo de leyes impuestas por líderes para prevenir desequilibrios en el seno de la tribu. Incluso las grandes civilizaciones clásicas egipcia y sumeria desarrollaron éticas no sistematizadas, cuyas máximas y preceptos eran impuestos por líderes seculares como Ptahhotep, y estaban mezclados con una religión estricta que afectaba a la conducta de cada egipcio o cada sumerio. En la China clásica las máximas de Confucio fueron aceptadas como código moral. Los filósofos griegos, desde el siglo VI a.C. en adelante, teorizaron mucho sobre la conducta moral, lo que llevó al posterior desarrollo de la ética como una filosofía.

1.5 LA TEMPRANA ÉTICA GRIEGA

En el siglo VI a.C. el filósofo heleno Pitágoras desarrolló una de las primeras reflexiones morales a partir de la misteriosa religión griega del orfismo. En la creencia de que la naturaleza intelectual es superior a la naturaleza sensual y que la mejor vida es la que está dedicada a la disciplina mental, fundó una orden semirreligiosa con leyes que hacían hincapié en la sencillez en el hablar, el vestir y el comer. Sus miembros ejecutaban ritos que estaban destinados a demostrar sus creencias religiosas.

En el siglo V a.C. los filósofos griegos conocidos como sofistas, que enseñaron retórica, lógica y gestión de los asuntos públicos, se mostraron escépticos en lo relativo a sistemas morales absolutos. El sofista Protágoras enseñó que el juicio humano es subjetivo y que la percepción de cada uno sólo es válida para uno mismo. Gorgias llegó incluso al extremo de afirmar que nada existe, pues si algo existiera los seres humanos no podrían conocerlo; y que si llegaban a conocerlo no podrían comunicar ese conocimiento. Otros sofistas, como Trasímaco, creían que la fuerza hace el derecho. Sócrates se opuso a los sofistas. Su posición filosófica, representada en los diálogos de su discípulo Platón, puede resumirse de la siguiente manera: la virtud es conocimiento; la gente será virtuosa si sabe lo que es la virtud, y el vicio, o el mal, es fruto de la ignorancia. Así, según Sócrates, la educación como aquello que constituye la virtud puede conseguir que la gente sea y actúe conforme a la moral.

1.6 ESCUELAS GRIEGAS DE ÉTICA

La mayoría de las escuelas de filosofía moral griegas posteriores surgieron de las enseñanzas de Sócrates. Cuatro de estas escuelas fueron creadas por sus discípulos inmediatos: los cínicos, los cirenaicos, los megáricos y los platónicos.

Los cínicos, en especial el filósofo Antístenes, afirmaban que la esencia de la virtud, el bien único, es el autocontrol, y que esto se puede inculcar. Los cínicos despreciaban el placer, que consideraban el mal si era aceptado como una guía de conducta. Juzgaban todo orgullo como un vicio, incluyendo el orgullo en la apariencia, o limpieza. Se cuenta que Sócrates dijo a Antístenes: “Puedo ver tu orgullo a través de los agujeros de tu capa”.

Los cirenaicos, sobre todo Aristipo de Cirene, eran hedonistas y creían que el placer era el bien mayor (en tanto en cuanto no dominara la vida de cada uno), que ningún tipo de placer es superior a otro y, por ello, que sólo es mensurable en grado y duración.

Los megáricos, seguidores de Euclides, propusieron que aunque el bien puede ser llamado sabiduría, Dios o razón, es `uno' y que el Bien es el secreto final del Universo que sólo puede ser revelado mediante el estudio lógico.

Según Platón, el bien es un elemento esencial de la realidad. El mal no existe en sí mismo, sino como reflejo imperfecto de lo real, que es el bien. En sus Diálogos mantiene que la virtud humana descansa en la aptitud de una persona para llevar a cabo su propia función en el mundo. El alma humana está compuesta por tres elementos —el intelecto, la voluntad y la emoción— cada uno de los cuales posee una virtud específica en la persona buena y juega un papel específico. La virtud del intelecto es la sabiduría, o el conocimiento de los fines de la vida; la de la voluntad es el valor, la capacidad de actuar, y la de las emociones es la templanza, o el autocontrol.

La virtud última, la justicia, es la relación armoniosa entre todas las demás, cuando cada parte del alma cumple su tarea apropiada y guarda el lugar que le corresponde. Platón mantenía que el intelecto ha de ser el soberano, la voluntad figuraría en segundo lugar y las emociones en el tercer estrato, sujetas al intelecto y a la voluntad. La persona justa, cuya vida está guiada por este orden, es por lo tanto una persona buena. Aristóteles, discípulo de Platón, consideraba la felicidad como la meta de la vida. En su principal obra sobre esta materia, Ética a Nicómaco, definió la felicidad como una actividad que concuerda con la naturaleza específica de la humanidad; el placer acompaña a esta actividad pero no es su fin primordial. La felicidad resulta del único atributo humano de la razón, y funciona en armonía con las facultades humanas. Aristóteles mantenía que las virtudes son en esencia un conjunto de buenos hábitos y que para alcanzar la felicidad una persona ha de desarrollar dos tipos de hábitos: los de la actividad mental, como el del conocimiento, que conduce a la más alta actividad humana, la contemplación, y aquéllos de la emoción práctica y la emoción, como el valor. Las virtudes morales son hábitos de acción que se ajustan al término medio, el principio de moderación, y han de ser flexibles debido a las diferencias entre la gente y a otros factores condicionantes. Por ejemplo, lo que uno puede comer depende del tamaño, la edad y la ocupación. En general, Aristóteles define el término medio como el estado virtuoso entre los dos extremos de exceso e insuficiencia; así, la generosidad, una virtud, es el punto medio entre el despilfarro y la tacañería. Para Aristóteles, las virtudes intelectuales y morales son sólo medios destinados a la consecución de la felicidad, que es el resultado de la plena realización del potencial humano.

1.7 ESTOICISMO

La filosofía del estoicismo se desarrolló en torno al 300 a.C. durante los periodos helenístico y romano. En Grecia los principales filósofos estoicos fueron Zenón de Citio, Cleantes y Crisipo de Soles. En Roma el estoicismo resultó ser la más popular de las filosofías griegas y Cicerón fue, entre los romanos ilustres, uno de los que cayó bajo su influencia. Sus principales representantes durante el periodo romano fueron el filósofo griego Epicteto y el emperador y pensador romano Marco Aurelio. Según los estoicos, la naturaleza es ordenada y racional, y sólo puede ser buena una vida llevada en armonía con la naturaleza. Los filósofos estoicos, sin embargo, también se mostraban de acuerdo en que como la vida está influenciada por circunstancias materiales el individuo tendría que intentar ser todo lo independiente posible de tales condicionamientos. La práctica de algunas virtudes cardinales, como la prudencia, el valor, la templanza y la justicia, permite alcanzar la independencia conforme el espíritu del lema de los estoicos, “Aguanta y renuncia”. De ahí, que la palabra estoico haya llegado a significar fortaleza frente a la dificultad.

1.8 EPICUREÍSMO

En los siglos IV y III a.C., el filósofo griego Epicuro desarrolló un sistema de pensamiento, más tarde llamado epicureísmo, que identificaba la bondad más elevada con el placer, sobre todo el placer intelectual y, al igual que el estoicismo, abogó por una vida moderada, incluso ascética, dedicada a la contemplación. El principal exponente romano del epicureísmo fue el poeta y filósofo Lucrecio, cuyo poema De rerum natura (De la naturaleza de las cosas), escrito hacia la mitad del siglo I a.C., combinaba algunas ideas derivadas de las doctrinas cosmológicas del filósofo griego Demócrito con otras derivadas de la ética de Epicuro. Los epicúreos buscaban alcanzar el placer manteniendo un estado de serenidad, es decir, eliminando todas las preocupaciones de carácter emocional. Consideraban las creencias y prácticas religiosas perniciosas porque preocupaban al individuo con pensamientos perturbadores sobre la muerte y la incertidumbre de la vida después de ese tránsito. Los epicúreos mantenían también que es mejor posponer el placer inmediato con el objeto de alcanzar una satisfacción más segura y duradera en el futuro; por lo tanto, insistieron en que la vida buena lo es en cuanto se halla regulada por la autodisciplina.

1.9 ÉTICA CRISTIANA

Los modelos éticos de la edad clásica fueron aplicados a las clases dominantes, en especial en Grecia. Las mismas normas no se extendieron a los no griegos, que eran llamados barbaroi (bárbaros), un término que adquirió connotaciones peyorativas. En cuanto a los esclavos, la actitud hacia los mismos puede resumirse en la calificación de `herramientas vivas' que le aplicó Aristóteles. En parte debido a estas razones, y una vez que decayeron las religiones paganas, las filosofías contemporáneas no consiguieron ningún refrendo popular y gran parte del atractivo del cristianismo se explica por la extensión de la ciudadanía moral a todos, incluso a los esclavos.

El advenimiento del cristianismo marcó una revolución en la ética, al introducir una concepción religiosa de lo bueno en el pensamiento occidental. Según la idea cristiana una persona es dependiente por entero de Dios y no puede alcanzar la bondad por medio de la voluntad o de la inteligencia, sino tan sólo con la ayuda de la gracia de Dios. La primera idea ética cristiana descansa en la regla de oro: “Lo que quieras que los hombres te hagan a ti, házselo a ellos”; en el mandato de amar al prójimo como a uno mismo e incluso a los enemigos, y en las palabras de Jesús: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” Jesús creía que el principal significado de la ley judía descansa en el mandamiento “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza y con toda tu mente, y a tu prójimo como a ti mismo”.

El cristianismo primigenio realzó como virtudes el ascetismo, el martirio, la fe, la misericordia, el perdón, el amor no erótico, que los filósofos clásicos de Grecia y Roma apenas habían considerado importantes.

1.10 ÉTICA DE LOS PADRES DE LA IGLESIA

Uno de los puntos fuertes de la ética cristiana fue la oposición al maniqueísmo, una religión de origen persa que mantenía que el bien y el mal (la luz y la sombra) eran fuerzas opuestas que luchaban por el dominio absoluto. El maniqueísmo tuvo mucha aceptación en los siglos III y IV d.C. San Agustín, considerado como el fundador de la teología cristiana, fue maniqueo en su juventud pero abandonó este credo después de recibir la influencia del pensamiento de Platón. Tras su conversión al cristianismo en el 387, intentó integrar la noción platónica con el concepto cristiano de la bondad como un atributo de Dios, y el pecado como la caída de Adán, de cuya culpa una persona está redimida por la gracia de Dios. La creencia maniqueísta en el diablo persistió, sin embargo, como se puede ver en la convicción de san Agustín en la maldad intrínseca de la naturaleza humana. Esta actitud pudo reflejar su propio sentido de culpabilidad, por los excesos que había cometido en la adolescencia y puede justificar el énfasis que puso la primera doctrina moral cristiana sobre la castidad y el celibato.

Durante la edad media tardía, los trabajos de Aristóteles, a los que se pudo acceder a través de los textos y comentarios preparados por estudiosos árabes, tuvieron una fuerte influencia en el pensamiento europeo. Al resaltar el conocimiento empírico en comparación con la revelación, el aristotelismo amenazaba la autoridad intelectual de la Iglesia. El teólogo cristiano santo Tomás de Aquino consiguió, sin embargo, armonizar el aristotelismo con la autoridad católica al admitir la verdad del sentido de la experiencia pero manteniendo que ésta completa la verdad de la fe. La gran autoridad intelectual de Aristóteles se puso así al servicio de la autoridad de la Iglesia, y la lógica aristotélica acabó por apoyar los conceptos agustinos del pecado original y de la redención por medio de la gracia divina. Esta síntesis representa la esencia de la mayor obra de Tomás de Aquino, Summa Theologiae (1265-1273).

1.11 ÉTICA Y PENITENCIA

Conforme la Iglesia medieval se hizo más poderosa, se desarrolló un modelo de ética que aportaba el castigo para el pecado y la recompensa de la inmortalidad para premiar la virtud. Las virtudes más importantes eran la humildad, la continencia, la benevolencia y la obediencia; la espiritualidad, o la bondad de espíritu, era indispensable para la moral. Todas las acciones, tanto las buenas como las malas, fueron clasificadas por la Iglesia y se instauró un sistema de penitencia temporal como expiación de los pecados.

Las creencias éticas de la Iglesia medieval fueron recogidas en literatura en la Divina Comedia de Dante, que estaba influenciada por las filosofías de Platón, Aristóteles y santo Tomás de Aquino. En la sección de la Divina Comedia titulada `Infierno', Dante clasifica el pecado bajo tres grandes epígrafes, cada uno de los cuales tenía más subdivisiones. En un orden creciente de pecado colocó los pecados de incontinencia (sensuales o emocionales), de violencia o brutalidad (de la voluntad), y de fraude o malicia (del intelecto). Las tres facultades del alma de Platón son repetidas así en su orden jerárquico original, y los pecados son considerados como perversiones de una u otra de las tres facultades.

1.12 ÉTICA DESPUÉS DE LA REFORMA

La influencia de las creencias y prácticas éticas cristianas disminuyó durante el renacimiento. La Reforma protestante provocó un retorno general a los principios básicos dentro de la tradición cristiana, cambiando el énfasis puesto en algunas ideas e introduciendo otras nuevas. Según Martín Lutero, la bondad de espíritu es la esencia de la piedad cristiana. Al cristiano se le exige una conducta moral o la realización de actos buenos, pero la justificación, o la salvación, viene sólo por la fe. El propio Lutero había contraído matrimonio y el celibato dejó de ser obligatorio para el clero protestante.

El teólogo protestante francés y reformista religioso Juan Calvino aceptó la doctrina teológica de que la salvación se obtiene sólo por la fe y mantuvo también la doctrina agustina del pecado original. Los puritanos eran calvinistas y se adhirieron a la defensa que hizo Calvino de la sobriedad, la diligencia, el ahorro y la ausencia de ostentación; para ellos la contemplación era holgazanería y la pobreza era o bien castigo por el pecado o bien la evidencia de que no se estaba en gracia de Dios. Los puritanos creían que sólo los elegidos podrían alcanzar la salvación. Se consideraban a sí mismos elegidos, pero no podían estar seguros de ello hasta que no hubieran recibido una señal. Creían que su modo de vida era correcto en un plano ético y que ello comportaba la prosperidad mundana. La prosperidad fue aceptada pues como la señal que esperaban. La bondad se asoció a la riqueza y la pobreza al mal. No lograr el éxito en la profesión de cada uno pareció ser un signo claro de que la aprobación de Dios había sido negada. La conducta que una vez se pensó llevaría a la santidad, llevó a los descendientes de los puritanos a la riqueza material.

En general, durante la Reforma la responsabilidad individual se consideró más importante que la obediencia a la autoridad o a la tradición. Este cambio, que de una forma indirecta provocó el desarrollo de la ética secular moderna, se puede apreciar en De iure belli et pacis (La ley de la guerra y la paz, 1625) realizado por el jurista, teólogo y estadista holandés Hugo Grocio. Aunque esta obra apoya algunas de las doctrinas de santo Tomás de Aquino, se centra más en las obligaciones políticas y civiles de la gente dentro del espíritu de la ley romana clásica. Grocio afirmaba que la ley natural es parte de la ley divina y se funda en la naturaleza humana, que muestra un deseo por lograr la asociación pacífica con los demás y una tendencia a seguir los principios generales en la conducta. Por ello, la sociedad está basada de un modo armónico en la ley natural.

1.13 FILOSOFÍAS ÉTICAS SECULARES

En el Leviatán (1651), el filósofo inglés Thomas Hobbes atribuye la mayor importancia a la sociedad organizada y al poder político. Afirmaba que la vida humana en el “estado de naturaleza” (independiente de o anterior a, la institución del estado civil) es “solitaria, pobre, sucia, violenta y corta” y que es “una guerra de todos contra todos”. En consecuencia, la gente busca seguridad participando en un contrato social en el que el poder original de cada persona se cede a un soberano que, a su vez, regula la conducta.

Esta postura conservadora en política asume que los seres humanos son malos y precisan un Estado fuerte para reprimirlos. No obstante, Hobbes afirmaba que si un soberano no da seguridad y orden y es derrocado por sus súbditos, la sociedad vuelve al estado de naturaleza y puede comprometerse en un nuevo contrato. La doctrina de Hobbes relativa al estado y al contrato social marcó el pensamiento del filósofo inglés John Locke. En sus dos Tratados sobre el gobierno civil (1690) Locke mantenía, sin embargo, que el fin del contrato social es limitar el poder absoluto de la autoridad y, como contrapeso, promover la libertad individual.

La razón humana es el criterio para una conducta recta en el modelo elaborado por el filósofo holandés Baruch Spinoza. En su obra más importante, Ética (1677), Spinoza afirmaba que la ética se deduce de la psicología y la psicología de la metafísica. Sostenía que todas las cosas son neutras en el orden moral desde el punto de vista de la eternidad; sólo las necesidades e intereses humanos determinan lo que se considera bueno o malo, el bien y el mal. Todo lo que contribuye al conocimiento de la naturaleza del ser humano o se halla en consonancia con la razón humana está prefigurado como bueno. Por ello, cabe suponer que todo lo que la gente tiene en común es lo mejor para cada uno, lo bueno que la gente busca para los demás es lo bueno que desea para sí misma. Además, la razón es necesaria para refrenar las pasiones y alcanzar el placer y la felicidad evitando el sufrimiento. El estado humano más elevado, según Spinoza, es el “amor intelectual de Dios” que viene dado por el conocimiento intuitivo, una facultad mayor que la razón ordinaria. Con el uso adecuado de esta propiedad, una persona puede contemplar la totalidad del universo mental y físico y considerar que éste engloba una sustancia infinita que Spinoza denomina Dios sin disociarlo del mundo.

1.13.1 FILOSOFÍAS ÉTICAS ANTERIORES AL DARWINISMO  

Durante el siglo XVIII, los filósofos británicos David Hume, en Ensayos morales y políticos (1741-1742), y Adam Smith, autor de la teoría económica del laissez-faire, en su Teoría de los sentimientos morales (1759), formularon modelos éticos del mismo modo subjetivos. Identificaron lo bueno con aquello que produce sentimientos de satisfacción y lo malo con lo que provoca dolor. Según Hume y Smith, las ideas de moral e interés público provocan sentimientos de simpatía entre personas que tienden las unas hacia las otras incluso cuando no están unidas por lazos de parentesco u otros lazos directos.

El filósofo y novelista francés Jean-Jacques Rousseau, en su Contrato social (1762), aceptó la teoría de Hobbes de una sociedad regida por las cláusulas de un contrato social. En su novela Emilio o la educación (1762) y en otras obras, sin embargo, atribuía el mal ético a las inadaptaciones sociales y mantuvo que los humanos eran buenos por naturaleza. El anarquista, filósofo, novelista y economista político británico William Godwin llevó esta convicción hasta su extremo lógico en su Ensayo sobre la justicia política (1793), que rechazaba todas las instituciones sociales, incluidas las del Estado, sobre la base de que su simple existencia constituye la fuente del mal.

Una mayor aportación a la ética fue hecha a finales del siglo XVIII por el filósofo alemán Immanuel Kant en su Fundamentación de la metafísica de las costumbres (1785). Según Kant, no importa con cuánta inteligencia actúe el individuo, los resultados de las acciones humanas están sujetos a accidentes y circunstancias; por lo tanto, la moralidad de un acto no tiene que ser juzgada por sus consecuencias sino sólo por su motivación ética. Sólo en la intención radica lo bueno, ya que es la que hace que una persona obre, no a partir de la inclinación, sino desde la obligación, que está basada en un principio general que es el bien en sí mismo. Como principio moral último, Kant volvió a plantear el término medio en una forma lógica: “Obra como si la máxima de tu acción pudiera ser erigida, por tu voluntad, en ley universal de la naturaleza”. Esta regla es denominada imperativo categórico, porque es general y a la vez encierra un mandato. Kant insistió en que uno ha de tratar a los demás como si fueran “en cada caso un fin, y nunca sólo un medio”.

1.13.2 UTILITARISMO  

La doctrina ética y política conocida como utilitarismo fue formulada por el británico Jeremy Bentham hacia finales del siglo XVIII y más tarde comentada por el también filósofo y británico James Mill y su hijo John Stuart Mill. En su Introducción a los principios de la moral y la legislación (1789), Bentham explicó el principio de utilidad como el medio para contribuir al aumento de la felicidad de la comunidad. Creía que todas las acciones humanas están motivadas por un deseo de obtener placer y evitar el sufrimiento. Al ser el utilitarismo un hedonismo universal, y no un hedonismo egoísta como podría interpretarse el epicureísmo, su bien más elevado consiste en alcanzar la mayor felicidad para el mayor número de personas.

1.13.3 ÉTICA HEGELIANA  

En La filosofía del Derecho (1821), el filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel aceptó el imperativo categórico de Kant, pero lo enmarcó en una teoría universal evolutiva donde toda la historia está contemplada como una serie de etapas encaminadas a la manifestación de una realidad fundamental que es tanto espiritual como racional. La moral, según Hegel, no es el resultado de un contrato social, sino un crecimiento natural que surge en la familia y culmina, en un plano histórico y político, en el Estado prusiano de su tiempo. “La historia del mundo, escribió, es disciplinar la voluntad natural incontrolada, llevarla a la obediencia de un principio universal y facilitar una libertad subjetiva”.

El filósofo y teólogo danés Sören Kierkegaard reaccionó con fuerza en contra del modelo de Hegel. En O lo Uno o lo Otro (1843), Kierkegaard manifestó su mayor preocupación ética, el problema de la elección. Creía que modelos filosóficos como el de Hegel ocultan este problema crucial al presentarlo como un asunto objetivo con una solución universal, en vez de un asunto subjetivo al que cada persona tiene que enfrentarse de manera individual. La propia elección de Kierkegaard fue vivir sometido a la ética cristiana. Su énfasis en la necesidad de la elección tuvo influencia en algunos filósofos relacionados con el movimiento conocido como existencialismo, tanto como con algunos filósofos críticos, cristianos y judíos.

1.13.4 ÉTICA A PARTIR DE DARWIN  

El desarrollo científico que más afectó a la ética después de Newton fue la teoría de la evolución presentada por Charles Darwin. Los hallazgos de Darwin facilitaron soporte documental al modelo, algunas veces denominado ética evolutiva, término aportado por el filósofo británico Herbert Spencer, según el cual la moral es sólo el resultado de algunos hábitos adquiridos por la humanidad a lo largo de la evolución. El filósofo alemán Friedrich Nietzsche dio una explicación asombrosa pero lógica de la tesis darwinista acerca de que la selección natural es una ley básica de la naturaleza. Según Nietzsche, la llamada conducta moral es necesaria tan sólo para el débil. La conducta moral —en particular la defendida por el judeocristianismo, que según él es una doctrina esclava— tiende a permitir que el débil impida la autorrealización del fuerte. De acuerdo con Nietzsche, toda acción tendría que estar orientada al desarrollo del individuo superior, su famoso Übermensch (`superhombre'), que será capaz de realizar y cumplir la más nobles posibilidades de la existencia. Nietzsche encontró que este ser ideal quedaba ejemplificado en los filósofos griegos clásicos anteriores a Platón y en jefes militares como Julio César y Napoleón.

En oposición al concepto de lucha despiadada e incesante como fundamento de la ley rectora de la naturaleza, el anarquista y filósofo ruso Piotr Alexéievich, príncipe Kropotkin, entre otros, presentó estudios de conducta animal en la naturaleza demostrando que existía la ayuda mutua. Kropotkin afirmó que la supervivencia de las especies se mantiene a través de la ayuda mutua y que los humanos han alcanzado la primacía entre los animales a lo largo de la evolución de las especies mediante su capacidad para la asociación y la cooperación. Kropotkin expuso sus ideas en una serie de trabajos, entre ellos Ayuda mutua, un factor en la evolución (1890-1902) y Ética, origen y desarrollo (publicado después de su muerte en 1924). En la creencia de que los gobiernos se basan en la fuerza y que si son eliminados el instinto de cooperación de la gente llevaría de forma espontánea hacia la implantación natural de un orden cooperativo, Kropotkin defendió el anarquismo.

Los antropólogos han aplicado los principios evolutivos al estudio de las sociedades y las culturas humanas. Estos análisis han vuelto a subrayar los distintos conceptos del bien y del mal planteados por diferentes sociedades; por lo tanto, se creía que la mayoría de esos conceptos tenía un valor más relativo que universal. De entre los conceptos éticos basados en un enfoque antropológico resaltan los del antropólogo finlandés Edvard A. Westermarck en Relatividad ética (1932).

1.14 PSICOANÁLISIS Y CONDUCTISMO

La ética moderna está muy influida por el psicoanálisis de Sigmund Freud y sus seguidores y las doctrinas conductistas basadas en los descubrimientos sobre estímulo-respuesta del fisiólogo ruso Iván Petróvich Pávlov. Freud atribuyó el problema del bien y del mal en cada individuo a la lucha entre el impulso del yo instintivo para satisfacer todos sus deseos y la necesidad del yo social de controlar o reprimir la mayoría de esos impulsos con el fin de que el individuo actúe dentro de la sociedad. A pesar de que la influencia de Freud no ha sido asimilada por completo en el conjunto del pensamiento ético, la psicología freudiana ha mostrado que la culpa, respondiendo a motivaciones de naturaleza sexual, subyace en el pensamiento clásico que dilucida sobre el bien y el mal.

El conductismo, a través de la observación de los comportamientos animales, formuló una teoría según la cual la naturaleza humana podía ser variada, creando una serie de estímulos que facilitaran circunstancias favorables para respuestas sociales condicionadas. En la década de 1920 el conductismo fue aceptado en Estados Unidos, en especial en teorías de pediatras, aprendizaje infantil y educación en general. Tuvo su mayor influencia, sin embargo, en el pensamiento de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Allí, el llamado nuevo ciudadano soviético fue instruido de acuerdo con los principios conductistas a través del condicionante poder de la rígida y controlada sociedad soviética. La ética soviética definía lo bueno como todo aquello beneficioso para el Estado y lo malo como aquello que se le oponía o lo cuestionaba.

En sus escritos de finales del siglo XIX y principios del XX, el filósofo y psicólogo estadounidense William James abordó algunos de los puntos centrales y característicos en las interpretaciones de Freud y Pávlov. James es más conocido como el fundador del pragmatismo, que defiende que el valor de las ideas está determinado por sus consecuencias. Su mayor contribución a la teoría ética, no obstante, descansa en su insistencia al valorar la importancia de las interrelaciones, tanto en las ideas como en otros fenómenos.

1.15 TENDENCIAS RECIENTES

El filósofo británico Bertrand Russell marcó un cambio de rumbo en el pensamiento ético de las últimas décadas. Muy crítico con la moral convencional, reivindicó la idea de que los juicios morales expresan deseos individuales o hábitos aceptados. En su pensamiento, tanto el santo ascético como el sabio independiente son pobres modelos humanos porque ambos son individuos incompletos. Los seres humanos completos participan en plenitud de la vida de la sociedad y expresan todo lo que concierne a su naturaleza. Algunos impulsos tienen que ser reprimidos en interés de la sociedad y otros en interés del desarrollo del individuo, pero el crecimiento natural ininterrumpido y la autorrealización de una persona son los factores que convierten una existencia en buena y una sociedad en una convivencia armoniosa.

Varios filósofos del siglo XX, algunos de los cuales han asumido las teorías del existencialismo, se han interesado por el problema de la elección ética individual lanzada por Kierkegaard y Nietzsche. La orientación de algunos de estos pensadores es religiosa, como la del filósofo ruso Nikolái Alexándrovich Berdiáiev, que subrayó la libertad del espíritu individual; la del filósofo austro-judío Martin Buber, que se ocupó de la moral de las relaciones entre individuos; la del teólogo protestante germano-estadounidense Paul Tillich, que resaltó el valor de ser uno mismo, y la del filósofo y dramaturgo católico francés Gabriel Marcel y el filósofo y psiquiatra protestante alemán Karl Jaspers, ambos interesados en la unicidad del individuo y la importancia de la comunicación entre los individuos. Una tendencia distinta en el pensamiento ético moderno caracteriza los escritos de los filósofos franceses Jacques Maritain y Étienne Gilson, que siguieron la línea marcada por santo Tomás de Aquino. Según Maritain, “el existencialismo verdadero” pertenece a esta tradición cristiana.

Otros filósofos modernos no aceptan ninguna de las religiones tradicionales. El filósofo alemán Martin Heidegger mantenía que no existe ningún Dios, aunque alguno puede surgir en el futuro. Los seres humanos, por lo tanto, se hallan solos en el Universo y tienen que adoptar y asumir sus decisiones éticas en la conciencia constante de la muerte. El filósofo y escritor francés Jean-Paul Sartre razonó su agnosticismo pero también resaltó la heideggeriana conciencia de la muerte. Sartre mantuvo que los individuos tienen la responsabilidad ética de comprometerse en las actividades sociales y políticas de su tiempo. El supuesto conflicto sobre la existencia de un Dios omnipresente, no revestía ningún sentido de trascendencia para el individuo, pues en nada afectaba a su compromiso con la libertad personal

Entre otros filósofos modernos, como el estadounidense John Dewey, figuran los que se han interesado por el pensamiento ético desde el punto de vista del instrumentalismo. Según Dewey, el bien es aquello que ha sido elegido después de reflexionar tanto sobre el medio como sobre las probables consecuencias de llevar a cabo ese acto considerado bueno o un bien.

La discusión contemporánea sobre la ética ha continuado con los escritos de George Edward Moore, en particular por los efectos de su Principia ethica. Moore mantuvo que los principios éticos son definibles en los términos de la palabra bueno, considerando que `la bondad' es indefinible. Esto es así porque la bondad es una cualidad simple, no analizable.

Los filósofos que no están de acuerdo con Moore en este sentido, y que creen que se puede analizar el bien, son llamados naturalistas. A Moore se le califica de intuicionista. Naturalistas e intuicionistas consideran los enunciados éticos como descriptivos del mundo, o sea, verdadero o falso. Los filósofos que difieren de esta posición pertenecen a una tercera escuela, no cognitiva, donde la ética no representa una forma de conocimiento y el lenguaje ético no es descriptivo. Una rama importante de la escuela no cognitiva defiende el empirismo o positivismo lógico, que cuestiona la validez de los planteamientos éticos que están comparados con enunciados de hecho o de lógica. Algunos empiristas lógicos afirman que los enunciados éticos sólo tienen significado emocional o persuasivo.

CAPÍTULO 2

CONCEPTOS DE LIBERTAD

2.1 CONCEPTO ACTUAL DE LIBERTAD

 

Es una capacidad natural del hombre que no ha sido capaz de desarrollar en su totalidad. Libertad es  la capacidad que tiene de realización personal junto  al medio y los demás sin dañar pero haciendo lo que quiere, ser capaz de pensar, sentir y vivir según su propia naturaleza.

 

Esta libertad es utópica, es frenada generalmente por la represión. Esta represión es causada por dos factores: sociedad y autocensura.

 

*La sociedad tiende a reducir el espacio de la persona, llenando de exigencias que debe cumplir para encajar en este. La persona al preocuparse de satisfacer sus pensamientos, su naturaleza es rechazada por la sociedad siendo considerada antisocial. La sociedad no deja espacios a individuos, solo es una gran masa que no da lugar a diferencia. Por ejemplo él es drogadicto; es joven y se viste raro.

 Eso si que hay que reconocer que en la sociedad actual es necesario establecer normas ya que si no todo se transformaría en un caos.

*El individuo al estar inmerso en la sociedad reprime hasta sus propios pensamientos para no desencajar. El individuo al reflexionar las destruye por no ser de tipo y orden de lo que se supone que es normal, cosas establecidas por la gente y por el momento en que se vive.

La autocensura es aún mas fuerte que la presión social, ya que el individuo bloquea parte de su ser, de sus pensamientos. Si este es incapaz de sacar a flota su personalidad es aun más difícil que pueda romper le barrera social que lo esta limitando.

Algún día será posible la libertad, pero es necesario un cambio de mentalidad, es necesario que la gente se preocupe por cosas y no de vanalidades o prejuicios se necesita una mentalidad que de espacio a diferencias aceptando que cada ser humano es distinto. Empezar a preocuparnos de nosotros mismos, de vivir nuestra vida, dando espacio a los demás para que vivan la de ellos y hagan lo que sientan, sin la preocupación constante de criticas o malas miradas. Creemos también que dentro de nuestra libertad es necesario respetar la del otro para poder vivir tranquilos y armónicamente.

 

2.2 CONCEPTO DE LIBERTAD SEGÚN LOS ESTOICOS

Los estoicos ven al mundo como a un todo unitario y armónico, es decir que se rige por la ley universal. La naturaleza esta entre el caos de la sociedad y refugiando al hombre de este desorden.

Los estoicos son materialistas ya que plantean que todo lo real es corpóreo, dicen que solo es real lo que actúa o padece una acción, plantean también que la materia carece de cualidades y es pasiva. El principio activo es el fuego a partir del cual se desarrollan todas las cosas este fuego produce y penetra en todo, es Dios, por lo tanto el universo es un todo con movimiento y divino, nada escapa a ley que lo rige todo, los hechos están predeterminados por una cadena inquebrantable. La necesidad que rige el universo se le llama destino, destino es el orden necesario y racional  es una cadena de causas una conexión que no puede ser forzada ni pasada a llevar.

Existen individuos completos, diferentes. Lo que caracteriza a cada uno es el tonos, el hèxis que los hace únicos. A pesar de que solo existen individuos, todos se relacionan entre ellos formando una cadena, un nudo de relaciones e interdependencia “todas las cosas están ligadas entre sí con un nudo sagrado y no hay nada que no este en relación. Todos los seres están coordinados entre sí todos concurren a la armonía de un mismo mundo; no hay si no un mismo mundo, que comprende todo, un solo dios, que esta en todo, una sola materia, una sola ley, una razón común a todos los seres dotados de inteligencia.....”. La ley lo rige todo los estoicos extraen el concepto de ley natural, por lo tanto no se puede hablar de mal en el mundo, ya que nada puede ser juzgado de esta forma, y al juzgar así es a causa de la estreches de mente y de lo mundano.

El hombre es parte del universo se destaca su individualidad, la necesidad que tiene de someterse a la ley natural. El alma humana es corpórea y por lo tanto mortal.

La lógica estoica permite al hombre entender el curso de los acontecimientos a nivel mundial. A causa de su empirismo se puede poner en concordancia con el mundo, plantea que la sensación no es mas que una tensión interna del alma que se provoca por objetos exteriores e individuales que poseen tensión propia.

Los estoicos plantean que la razón se les a dado a los hombres como una función perfecta, así vivir según la razón es vivir según la naturaleza. El fin supremo del hombre es vivir conforme a la naturaleza, es decir vivir según la virtud ya que la naturaleza conduce a la virtud. Vivir según la naturaleza es vivir según la experiencia de ella, ya que somos parte de la naturaleza universal. Así el fin supremo es vivir según la naturaleza que quiere decir vivir ajo la naturaleza propia y la del todo, sin hacer nada que este prohibido. La virtud es la disposición de vivir de cuerdo con la razón y el deber.

Toda tendencia natural es buena, pero la naturaleza humana sufre desviaciones de esta forma surge la pasión, según los estoicos la pasión es algo que esta en poder del hombre ya que el hombre la engendra, es sobre todo un error de juicio y se inicia a través de una falsa opinión. El sabio es aquel que vive según la razón y libre de pasiones, pero este ideal es casi inalcanzable por este motivo los estoicos desarrollaron la teoría de las conductas convenientes, son deberes del hombre que no ha alcanzado la sabiduría y tiene que conformarse con una virtud de menor rango. El sabio se considera ciudadano del mundo, según él la libertad consiste en el sometimiento y aceptación de la necesidad, se abstiene absolutamente de las pasiones y los placeres. Según los estoicos solo el sabio es libre, ya que él no se opone a los designios de la naturaleza y de esta forma se hace partícipe de la razón universal. Sabio es aquel que logra la libertad interior. Los estoicos hablan de la suerte de resignación ante los supuestos males del mundo:

*No es defensor ni ayuda a los que se entrega por completo a los placeres

*Es necesario entregarse al bien que no deja penetrar en si nada que daña.

*Soportar las adversidades con paciencia, voluntad y conscientes de que las dificultades son leyes naturales.

 *Todo aquel que contradice la naturaleza es obligado a hacer lo que se le manda, por lo tanto es más inteligente quien cumple los designios en forma voluntaria.

 *Nacemos con la obligación de soportar las cosas propias de los mortales y no perturbarnos por cosas que no podemos lograr o evitar.

 

La verdadera libertad es la virtud, se considera bueno no oponerse, de esta forma se te promete y o estarás obligado a nada y tampoco necesitarás nada, eres libre. No vas a intentar nada en vano, no se te puede impedir nada, todo sale de acuerdo a tu juicio y nada malo te sucede. 

CAPÍTULO 3

LA LIBERTAD Y DIOS

3.1 LA LIBERTAD Y LA LEY

El hombre es ciertamente libre, desde el momento en que puede comprender y acoger los mandamientos de Dios y posee una libertad muy amplia, porque puede comer “de cualquier árbol del Jardín”. Pero esta libertad la ciencia del bien y del mal, por estar llamado a aceptar la ley Moral que Dios le da.

La ley de Dios, pues, no atenúa ni elimina la libertad del hombre, al contrario, la garantiza y promueve, pero... en contraste con lo anterior, algunas tendencias culturales contemporáneas, abogan por determinadas orientaciones éticas que tienen como centro de su pensamiento un pretendido conflicto entre la libertad y la luz.

Dios quiso “dejar al hombre en manos de su propia decisión”, de modo que busque sin coacciones a su Creador y adhiriéndose a Él, llegue libremente a la plena y feliz perfección. Si existe el derecho de ser respetados en el propio camino de búsqueda (...) la verdad existe aún antes la obligación moral, grave para cada uno, de buscar la verdad y de seguirla una vez conocida.

En realidad, la libertad del hombre encuentra su verdadera y plena realización en esta aceptación: Dios que sólo Él es Bueno, conoce perfectamente lo que es bueno para el hombre, y en virtud de su mismo amor se lo propone en los mandamientos.

La libertad humana podría “crear los valores” y gozaría de una primacía sobre la verdad, hasta el punto en que la verdad sería considerada una creación de la libertad.

El hombre, en su tender hacia Dios - “sólo Él es bueno”- debe hacer libremente el bien y evitar el mal. Pero para esto el hombre debe poder distinguir el bien del mal. Y esto sucede ante todo gracias a la luz de la razón natural, reflejo en el hombre del esplendor del resto de Dios.

3.2 LA LIBERTAD DEL HOMBRE

Uno de los valores más apreciados por el hombre es la libertad.

Hay mucha confusión acerca del entendimiento, del sentido de esta libertad. Hay países en donde movimientos insurreccionales combaten los gobiernos para conseguir la libertad como ellos la entienden mientras los gobiernos tratan de aplastarlos para defender la libertad según su propia interpretación.

Podemos descubrir la misma confusión o, por lo menos, muy variadas ideas acerca de la libertad al mirar a nuestro alrededor.

Hay quienes dicen que ser libre es poder hacer lo que a uno se le ocurra; otros piensan que el hombre sólo puede tener libertad si se lo orienta y dirige; hasta hay quienes quieren decidir por los demás “porque la gente no es madura”.

Libertad ¿Para? O sea: la libertad en sí no es el absoluto valor último, sino que está en función del hombre. La “norma” de la libertad, de alguna manera, es el hombre. Ahí encontramos la clave para entender las distintas interpretaciones de la libertad a partir de las distintas ideas que hay acerca del hombre. Para las personas que creen alcanzar la meta siendo una especie de picaflor, la libertad y el libertinaje son sinónimos. Para los que creen que la felicidad se logra si la sociedad funciona bien, la libertad individual está supeditada al bien del estado (ideólogos, marxistas o fascistas). Los que creen que lo único importante es el individuo y que la sociedad andará bien por pura consecuencia del actuar de los individuos (ideologías liberales) propugnarán la libertad individual sin límites ni reglas.

Para encontrar el sentido cristiano de la libertad, debemos partir de la noción de “hombre”. Es al encontrar la verdad sobre el hombre que encontraremos la verdad sobre la libertad.

El hombre es llamado a ser imagen y semejanza de Dios que es amor. Constantemente existe la tentación de vivir según nuestro propio criterio. Eso implica que se es verdaderamente hombre en plenitud en la medida en que cada uno responde a este llamado de ser imagen y semejanza.

El llamado convive con la eterna tentación. La vida humana está llena de constantes opciones. El hombre, en la vida de todos los días debe optar, debe elegir. El conjunto de estas marcan el rumbo de la vida. El casamiento es el compromiso por el cual se sella la elección y la opción. A partir de ahí ¿el hombre, la mujer pierde la libertad? De ninguna manera. Ser libre para este hombre casado consiste en ser fiel a su opción asumida en libertad. Si este hombre se olvida de su decisión no está manifestando su libertad, sino lo contrario: está mostrando que es esclavo de su capricho y de la ocurrencia del momento, que no es capaz de ser fiel a su compromiso libremente asumido, que es dominado por el pecado.

El hombre y la mujer que tuvieron relaciones matrimoniales que dieron lugar a un embarazo, al abortar no manifiestan su libertad sino que muestran que no son capaces de asumir las consecuencias de sus actos y que son esclavos de su egoísmo. El joven que se droga no está dando ninguna muestra de su libertad. Al contrario, está manifestando de un modo particular su búsqueda de felicidad.

Jesús dice:

“Si ustedes permanecen fieles a mi palabra serán verdaderamente mis discípulos: conocerán la verdad y la verdad los hará libres”

La libertad no es algo que uno tiene o no tiene. La libertad no es meramente una libertad física que consiste es no estar preso. Tampoco se reduce a la sola libertad psíquica que supone que todo adulto normal puede decidir por sí solo. La libertad es la libertad de espíritu: la capacidad de superar todas las tentaciones y de ser fiel a mis opciones.

Realizada la creación, Dios no abandona su criatura a ella misma. No sólo le da el ser y el existir, sino que la mantiene a cada instante en el ser, le da el obrar y la lleva a su término. Reconocer esta dependencia completa con respecto al Creador es fuente de sabiduría y de libertad, de gozo y de confianza: “Amas a todos los seres y nada de lo que hiciste aborreces, pues, si algo odiases, no lo hubieras creado. Y¿ cómo podría ser subsistir cosa que no hubieses querido? ¿Cómo se conservaría si no la hubieses llamado? Mas tú todo lo perdonas porque todo es tuyo, Señor que amas la vida”

Esta libertad no se tiene, se conquista día a día, en la lucha por ser fiel a partir de la constante búsqueda de la verdad de mi persona.

Durante toda su vida, el hombre tiene que buscar quién quiere Dios que él sea? Pero se tiene que hacer carne a través de nuestro modo de ser y de nuestro actuar. Seremos libres en la medida en que, en nuestras opciones grandes y chicas, logremos ser la persona que Dios proyectó el día en que nos concibieron nuestros padres.

3.3 LIBERTINAJE

Los remordimientos vienen de nuestra libertad. Si no fuésemos libres, no podríamos sentirnos culpables de nada y evitaríamos los remordimientos. Por eso cuando sabemos que hemos hecho algo vergonzoso procuramos asegurar que no tuvimos otro remedio que obrar así, que no pudimos elegir: “ Yo cumplí órdenes de mis superiores “, “ vi que todo el mundo lo hacía “, “ perdí la cabeza “, “ es más fuerte que yo “, “no me di cuenta de lo que hacía “, etc. Del mismo modo el niño pequeño, cuando rompe el tarro de mermelada que intentaba coger de lo alto de la estantería, grita lloroso: “ ¡¡¡Yo no he sido!!! “, lo grita precisamente porque sabe que ha sido él; si no fuera así, ni se molestaría en decir nada. En cambio si ha dibujado algo muy bonito proclamaría: “ lo he hecho yo solito, nadie me ha ayudado!!! “. Del mismo modo ya mayores queremos ser libres para atribuirnos el mérito de lo que logramos pero preferimos confesarnos, “ esclavos de las circunstancias “. Cuando nuestros actos no son precisamente gloriosos.

Despachemos conviviendo fresco al palmazo de Pepito Grillo: la verdad es que me ha resultado siempre tan poco simpático como aquel otro insecto detestable, la hormiga de la fábula que deja a la locuela cigarra sin comida ni cobijo en invierno, solo para darle una lección a la muy grosera. De lo que se trata es de tomarse enserio la libertad, o sea de ser responsable. Y lo serio de la libertad es que tiene efectos indudables, que no se puede borrar a conciencia una vez producido. Soy libre de comerme o no comerme el pastel que tengo delante; pero una vez que me lo he comido ya no soy libre de tenerlo delante o no. Tenemos otro ejemplo, este es de Aristóteles: si tengo una piedra en la mano, soy libre de conservarla o de tirarla, pero si la tiro a lo lejos ya no puedo ordenarle que vuelva para seguir teniéndola en la mano. Y si con ella le parto la crisma a alguien... pues tú me dirás. Lo serio de la libertad es que cada acto libre que hago limita mis posibilidades de elegir y realizar una de ellas. Y no vale la trampa de esperar a ver si el resultado es bueno o malo antes de asumir si soy o no su responsable. Quizá puede engañar al observador de afuera, pero a mismo no puede engañar del todo. Pregúntaselo a Gloucester... ¡O a Pinocho!.

De modo que lo llamamos “remordimiento” no es más que el descontento que sentimos con nosotros mismos cuando hemos empleado mal la Libertad.

Es decir, cuando hemos utilizado en contra dirección con lo que de verás queremos como seres humanos. Y ser responsables es saberse auténticamente libre, para libre o para mal: apechugar con las consecuencias de lo que pueda enmendarse y aprovechar al máximo lo bueno.

A diferencia del niño malcriado y cobrar de, el responsable siempre está dispuesto a responder de sus actos”: ¡Sí, he sido yo!” . El mundo que nos rodea, si té fijas, está lleno de ofrecimiento para descargar al sujeto del peso de su responsabilidad. La culpa de lo malo que sucede parece ser de las circunstancias, de la sociedad en que vivimos, del sistema capitalista, del carácter que tengo, de los anuncios de la tele, de las tentaciones que se ofrecen en sus escaparates, de los ejemplos irresistibles, perniciosos. Acabo de usar la palabra clave de estas justificaciones :

Irresistible. Todos los que quieren dimitir de sus responsabilidades creen en lo irresistible, aquello que avasalla sin remedio, se propaganda, droga, apetito, soborno, amenaza, forma de ser... lo que salte. En cuanto aparece lo irresistible las deja de ser libre y se convierte en marioneta a la que no se le deben pedir cuentas. Los partidarios del autoritarismo firmemente en lo irresistible y sostiene que es necesario prohibir todo lo que se puede resultar avasallador: ¡una vez que la policía haya acabado con todas las tensiones ya no habrá mas delitos ni pecados! Tampoco habrá ya libertad, claro, pero él algo quiere, algo le cuesta... Además; que gran alivio, saber que si todavía queda por ahí alguna tentación suelta la responsabilidad de lo que pase es de quien lo prohibió a tiempo y no de quien se dé a ella.

¿Y si te dije que lo “irresistible” superstición, inventada por lo que le temen a la libertad? ¿Qué todas las instituciones y teorías que nos ofrecen disculpas para la responsabilidad no me quieren ver más contento sino sabernos más esclavos?.

Que quien espera a que todo en el mundo sea como es debido para empezar a portase el mismo como es debido, para bribón o para las dos cosas que también suele pasar.

Un gran poeta y narrador Argentino, Jorge Luis Borges hace al principio uno de sus cuentos la siguiente reflexión sobre cierto ante pasado suyo: “ le tocaron como a todos los hombres, malos tiempos en que vivir “.

En efecto, nadie ha vivido nunca en tiempos completamente favorables, en lo que resulte sencillo ser hombre y llevar una buena vida. Siempre ha habido violencia, rapiña, cobardía, imbecilidad (moral y de la otra), mentiras aceptadas como verdaderas por que son agradables de oír... a nadie se le regala la buena vida humana ni nadie consigue lo conveniente para el sin coraje y sin esfuerzo:

Por esa virtud deriva etimológicamente de ver, la fuerza viril del guerrero que se impone en el combate contra la mayoría. Te parece un auténtico fastidio Pues pide el libro de reclamaciones... Lo único que puedo garantizarte es que nunca se ha vivido en jauje y que la decisión de vivir bien la tiene tomar cada cual con respeto a sí mismo, día a día, sin esperar a que la estadística le sea favorable o le respeto del universo se lo pida por favor.

El meollo de la responsabilidad, no consiste simplemente en tener la gallardía o la honradez de asumir las propias meteduras de patas sin buscar excusas a derecha e izquierda. El tipo responsable es consciente de lo real de su libertad. Y empleo

“ real “ en el doble sentido de “auténtico “ o “ verdadero “ pero también de “propio de un rey “: el que toma decisiones sin que nadie por encima suyo le dé órdenes. Responsabilidad es saber que cada uno de mis acto me va construyendo, me va definiendo, me va inventando. Al elegir lo que quiero hacer voy transformándome poco a poco. Todas mis decisiones dejan huella en mi mismo antes de dejarla en el mundo que me rodea. Y claro, una vez empleada mi libertad en irme haciendo un rostro ya no puedo quejarme o asustarme de lo que veo en el espejo cuando me miro... Si obra bien cada vez me será más difícil obrar mal (y al revés, por desgracia): por eso lo ideal es ir cogiendo el vicio... de vivir bien cuando el protagonista de la película del oeste le dan la oportunidad de que dispare al villano por la espalda y él dice: “ yo no puedo hacer eso “, todos entendemos lo que quiere decir. Disparar, lo que se dice disparar, si que podría, pero no tiene semejante costumbre. ¡Por algo es el “ bueno “ de la historia!. Quiere seguir siendo fiel al tipo que ha elegido ser, al tipo que se ha fabricado libremente desde tiempo atrás.

3.4 DIFERENCIA ENTRE LIBERTAD Y LIBERTINAJE

Con respecto a lo anterior sabemos que libertinaje es ser libres (en cierta parte) por que podemos elegirle pero lo hacemos mal, sin responsabilidad ni conciencia entonces obramos mal. Pero no es tan fácil darnos cuenta de esto.

Lo que tenemos que tener en claro es el significado de la “verdadera libertad “ que es cuando usamos bien nuestra propia libertad y elegimos el camino correcto.

Siempre que elijamos algo, se ha el bien o el mal, vamos a perder otra cosa (lo que no elegimos).

Seguramente cuando elegimos el bien no nos va interesar lo que perdimos por que estamos contentos con nosotros mismos. En cambio si elegimos el mal vamos a perder muchas más cosas; como perder la tranquilidad de la conciencia que no nos dejaría tranquilos.

Somos libres cuando podemos elegir, pero la libertad es elegir el buen camino, con responsabilidad y conciencia; en cambio el libertinaje, que también podemos elegir libremente, es hacer las cosas mal, sin interesarnos por los demás y menos por nosotros. Somos libres elegir la libertad y el libertinaje, pero eligiendo el camino del mal, nos estamos convirtiendo inconscientemente esclavos del pecado.

CAPÍTULO 4

LA LIBERTAD HUMANA SEGÚN ALGUNOS FILÓSOFOS

El hombre a lo largo de la historia, a filosofado acerca de la libertad del hombre es su afán de comprender y globalizar la condición del mismo. Por ello presentaremos dos fuentes o tendencias acerca de la disyuntiva.

4.1 EL HOMBRE ES ABSOLUTAMENTE LIBRE

Esta tendencia es defendida por los existencialistas, como Sartre, según la cual la existencia precede a la esencia, es decir, fundamenta toda condición absoluta, la cual es la esencia del “yo” pienso, “yo” actúo, “yo” puedo, que define el proyecto de ser. Es decir, la libertad es una cualidad propia del hombre, en sus palabras citamos:

“Estoy condenado a existir para siempre, allende mi esencia, allende los motivos y móviles de mis actos: estoy condenado a ser libre. Esto significa que no podría encontrarse otros limites que ella misma o, si se prefiere, que no somos libres de cesar de ser libres”

Acá introducimos el termino de la voluntad, por cuanto las cosas que hacemos tendrán una fuerza matriz totalmente independiente y libre, extrapolando las palabras de Sartre, puesto que todos los actos del hombre, por mucho que sean una necesidad (como alimentarse) son realizados voluntariamente por el hombre, aún cuando sea necesario, pues todo acto tiene una causa. Esta posición la defienden también filósofos como Hobbes y Mijail Bacunin.

Con ello, podemos explicar que el hombre puede en su integridad, decidir sin presión todos aquellos deseos que convergen hacia él.

4.2 LIBERTAD CONDICIONADA

Para explicar de mejor manera lo que quiere decir una libertad condicionada citaremos unas palabras de Baruch Spinoza;

“La experiencia enseña que los hombres creen ser libres sólo a causa de que son consientes de sus acciones, e ignorantes causas que las determinan y, además porque las decisiones del alma no son otra cosa que los apetitos mismos.

La idea de libertad se reduce al desconocimiento de las causas de sus acciones, pues todo eso que dicen que las acciones humanas dependen de la libertad son palabras sin idea alguna que le corresponda”

Aquí Spinoza, nos quiere decir que el hombre cree ser libre por solo el hecho de estar consiente de lo que hace, pero el gran problema, que coarta su libertad es que la mayoría de la gente no sabe él por que de sus acciones, las hace, sabe como la hace, pero no sabe las causas que lo llevan a hacerlo, lo hace porque solo sabe que debe hacerlo.

Otro filosofo que defiende la libertad condicionada J. Masías quien señala que la conducta se rige en virtud de descargues de energía no siempre relacionadas con lo cognitivo; puede tener que ver con los deseos o descargas; pero el hombre está sujeto al derminismo causal de influjos y pulsaciones de dentro. Según esto, el hombre tiene nociones más allá de lo racional que impide su absoluta libertad, condicionándolo con causas a vese ajenas a nosotros.

Así mismo Masías señala que no nacemos libres sino que se nos hace una tarea. Según él “obrar libremente sería conducirse no deterministicamente, con dominio para asumir la propia situación (...) libertad no es capacidad para hacer cualquier cosa al margen de las leyes físicas o psíquicas, sino hacer algo con lo que la vida ha hecho de mi”

Según ello, no es necesario hacer lo que uno quiere para ser libre, sino adaptar lo que somos para ser lo que quiero ser.

El filósofo P. Ricoeur, quien define la libertad humana haciéndola terrenal y mundana, diciendo la paradoja “yo muevo este cuerpo que a su ves me lleva y me traiciona. Yo cambio este mundo que a su ves me sitúa y me engendra”. O sea querer algo no es crear algo según mis cánones, sino hacer algo según lo que las circunstancias han hecho de mi.

Finalmente Ricoeur califica la libertad según cuatro criterios; estos son:

  • Mi libertad es humana y no divina.

  • No es pura racionalidad, sino que limitación corporal.

  • No está encarnada en un cuerpo dócil, sino resistente.

  • No es la libertad de un sujeto aislado, sino en una circunstancia y con un carácter.

“Así de vulnerable es nuestra libertad”

BIBLIOGRAFÍA

  • Teología y Vida, La Libertad: Seminario Interdisciplinar. Vol. XL-1999.

  • El Ser y La Nada, Jean Paul Sartre. Editorial Losana S.A

  • El Hombre Animal Vulnerable, Cap. Las Paradojas de la Libertad, Juan Masías.

  • El Tema del Hombre, Julián Marías, editorial Espasacalpe

  • Enciclopedia de la Filosofía en Cd.rom

  • Enciclopedia Encarta 2000

  • Mosterín, J., Historia de la filosofía, 4. Aristóteles, Madrid, Alianza, 1986

  • ----, La evolución de mi pensamiento filosófico, Madrid, Alianza, 1982

  • García, Morente Manuel, Lecciones preliminares de filosofía, México, Editorial Porrúa S. A., 1994.

  • Gutiérrez, Sáenz Raúl, Introducción a la antropología filosófica, México, Editorial Esfinge S. A. De C. V., 1994.

  • Rius, Filosofía para principiantes De Platón hasta hace rato, México, Editorial Grijalbo S. A. De C. V., 1997.

Escuela fundada por Euclides de Megara

Primera mitad del siglo IV a.C.

Finales del siglo IV a.C.

Mateo 7,12

Lev. 19,18

Mt. 5,44

Mt. 22,21

Lc. 10,27

"Ética," Enciclopedia Microsoft® Encarta® 2000. © 1993-1999 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.

Se da a entender que las leyes son necesarias.

Dejar a un lado el que dirán.

Tensión interior

Manera de ser o estructura

Marco Aurelio

Obedecer a Dios

Cat I. C. 301

1




Descargar
Enviado por:El remitente no desea revelar su nombre
Idioma: castellano
País: México

Te va a interesar