Literatura


Lazarillo de Tormes


I.INTRODUCCIÓN

El Lazarillo de Tormes, una de las más famosas novelas de la literatura española, aparece a mediados del s.XVI, momento en el que ya está totalmente consolidado el Renacimiento en toda Europa. Esta época esta marcada por los reinados de Carlos I y de su hijo Felipe II, durante los cuales España estuvo inmersa en numerosos conflictos tanto internos (la Guerra de las comunidades de Castilla) como externos (guerra contra los turcos, contra los protestantes partidarios de Lutero, contra Francia,...). Como consecuencia de las numerosas guerras la sociedad española tuvo que soportar una profunda crisis económica que provocó el empobrecimiento de las clases populares, la despoblación del campo, y las consiguientes migraciones a las ciudades. La convivencia social también se vio gravemente deteriorada debido al enfrentamiento entre cristianos viejos y cristianos nuevos o conversos (descendientes de judíos o musulmanes). A causa de este clima de intolerancia un nuevo valor adquirió una gran importancia: el honor o la honra, es decir, la consideración o estima social del individuo en razón de su origen. Esta situación de hambre, miseria, intolerancia y afán de lograr el honor se ve claramente reflejada en la obra.

Las primeras ediciones que se conservan de la novela, cuyo título completo es La vida de Lazarillo de Tormes, de sus fortunas y adversidades, son de 1554 (Burgos, Amberes Y Alcalá). Ninguna de ellas es la fuente de las otras y todas proceden de ediciones perdidas, no de manuscritos. Posiblemente la primera edición sea de uno o dos años antes, y el libro se compusiera hacia 1540.

La obra se publicó de forma anónima posiblemente debido al temor de su autor a las posibles represalias de la Iglesia, ya que en la obra se la critica duramente. Otra posible hipótesis del motivo que llevo al autor a mantenerse en el anonimato es que su protagonista es “un marginado social, y por lo tanto el autor estaba expuesto a multitud de reproches tanto morales como literarios”. Los estudiosos señalan como posibles autores a fray Juan de Ortega, a Diego Hurtado de Mendoza, a Sebastián de Orozco y a Juan de Valdés.

El Lazarillo de Tormes es la novela precursora del subgénero picaresco, que queda totalmente definido con Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán. Las obras pertenecientes a este subgénero tienen como rasgos generales que se tratan siempre de relatos autobiográficos; el protagonista es de origen humilde, ingenioso y con afán de medro; el protagonista abandona a sus padres y se pone al servicio de diversos amos... y todas ellas suelen tener finalidad moralizante.

Los temas principales de la obra son: el hambre, la honra y el anticlericalismo. El hambre aparece sobretodo al principio de la novela, en el que Lázaro llega al extremo de robar para poder sobrevivir. La honra está presente a lo largo de toda lo obra, puesto que es a lo que aspira Lázaro: él nació totalmente deshonrado y se pone a servicio de varios amos para poder medrar socialmente y alcanzarla. El anticlericalismo se ve reflejado sobretodo en los tratados segundo, cuarto, quinto y séptimo (como se analizará más profundamente a continuación). El argumento es el siguiente: Lázaro se dirige a “Vuesa Merced” mediante una carta con el fin de explicarle “caso” (la supuesta infidelidad de su mujer con el arcipreste) para ello cuenta su vida y todas las penurias que ha tenido que pasar para llegar a donde está. A la temprana edad de ocho años Lázaro se queda huérfano por lo que su madre, que se amanceba con un morisco, lo pone al servicio de un mendigo ciego. El pícaro recurre a toda suerte de trampas para comer y beber más de lo que le permite su amo, pero este se da cuenta y lo castiga cruelmente. En Maqueda, Lázaro sirve a un clérigo extremadamente avaricioso con el cual pasa más hambre que con su anterior amo. Posteriormente, en Toledo, se pone al servicio de un escudero que se halla en una miseria total y absoluta pero su “honra” le impide reconocerlo y trabajar para remediarlo, por lo que Lázaro acaba pidiendo limosna para los dos. Después de servir a un fraile de la Merced (al que abandona porque era “amigo de negocios seglares”) encuentra un nuevo amo: un buldero. Seguidamente sirve a un maestro de pintar panderos, tras lo cual Lázaro ejerce el oficio de aguador ( su primer trabajo remunerado) lo que le da lo suficiente para vestir “muy honradamente”. Por último, después de servir a un alguacil, consigue el cargo de pregonero de Toledo con el que espera “tener descanso y ganar algo para la vejez”. El arcipreste de San Salvador le propone que se case con una criada suya, lo cual Lázaro hace gustoso pese a que las malas lenguas dicen que le es infiel con el mismo arcipreste. Al final de la novela Lázaro deja entrever que estas habladurías son ciertas pero que él a cambio de esta infidelidad obtiene el beneficio dl arcipreste y “así quedamos todos tres bien conformes” (Lázaro, tratado séptimo).

El personaje principal es , por supuesto, Lázaro. Es inteligente, astuto, pícaro y de aguzado ingenio, de origen social humilde, a lo largo de la novela va medrando socialmente hasta conseguir ser una persona honrada (objetivo por el que pasa infinidad de desgracias y penurias). Contrariamente al pensamiento general de la época, Lázaro no piensa que trabajar sea una deshonra, sino todo lo contrario, para él es la única manera a de salir de la pobreza y de la marginación. Otros personajes importantes son el ciego (persona avara y astuta pese a su discapacidad, es quien enseña al Lazarillo sus primeras lecciones sobre la vida), el clérigo (egoísta y muy avaricioso, no comparte nada con Lázaro y durante su estancia con él el susodicho pasa mucha hambre), el escudero (pertenece a la baja nobleza y esta en la ruina, sólo le queda su “honra” , pero sin embargo es amable con Lázaro y no pone reparos en compartir con él lo poco que tiene), el buldero (se dedica a ir por los pueblos intentando vender bulas mediante todo tipo de artimañas y engaños), el arcipreste ( le consigue a Lázaro el puesto de pregonero a cambio, supuestamente, de que encubra su relación con una de sus criadas casándose con ella),...

El Lazarillo de Tormes está escrito con un estilo natural y espontáneo , propio de la lengua hablada, ya el propio Lázaro lo anuncia en el prólogo : “ que en este grosero estilo escribo”. Aparecen numerosas frases coloquiales, diminutivos, expresiones vulgares,.... (por ejemplo en el tratado primero : “ Respondió el riendo : ¡Hideputa!”). Sin embargo también aparecen recursos estilísticos como antítesis , metáforas, e incluso referencias cultas al Evangelio y a autores como Plinio y Ovidio (por ejemplo, en el prólogo: “ dice Plinio que no hay libro, por malo que sea, que no tenga cosa buena”). A lo largo de toda la obra se perciben multitud de ironías, ya sean procedentes de los amos ( que tiene como destinatario al Lazarillo) o del propio Lázaro , quien ironiza desde sus deshonrosos orígenes (hay que recordar que es hijo de un acemilero acusado de robo, que su madre está amancebada con un morisco y que nació “dentro del río Tormes, como el mismo dice), sus múltiples penurias, el hambre que pasa, hasta la situación en la que se encuentra al final del libro.

La finalidad es moralizante. El autor pretende hacer reflexionar sobre el concepto que se tenía de la honra y del trabajo, haciendo ver que la supuesta “honra” no te da de comer y que trabajar no es para nada deshonroso. Así mismo mediante la obra el autor hace una fuerte crítica hacia la sociedad de la época y hacia la corrupción de la Iglesia.

II. ANTICLERICALISMO EN EL LAZARILLO

El Lazarillo de Tormes es una obra que presenta una dura crítica hacia la Iglesia, siendo el anticlericalismo (como ya se dijo anteriormente) uno de los tres temas centrales de la novela. Esto se comprueba y se ve remarcado por el hecho de que en 1559 fue incluida en el Índice de libros prohibidos del Tribunal de la Inquisición, y no se volvió a reimprimir hasta 1573, pero no sin antes haber sido censurada (se suprimieron el tratado cuarto y el tratado quinto, así como varias oraciones y palabras).

Para estudiar el carácter anticlerical del Lazarillo es necesario conocer la situación de la Iglesia en el s. XVI. En este siglo se produjo un movimiento de renovación espiritual de la religión cristiana, conocido como la Reforma que dio lugar al protestantismo (promovido entre otros por Lutero). La Reforma defendía una religiosidad interior, la reforma del clero y el regreso a los principios del Evangelio; intentaba acabar con la corrupción y el afán de lucro de la Iglesia y promovía el abandono de la riqueza y de lo superfluo. Hay que resaltar que en estos momentos la Iglesia está formada en su mayor parte por un clero corrupto, egoísta, avaricioso, que se preocupa más por la riqueza que por la espiritualidad y que no tiene mucha consideración hacia los preceptos de la religión. Pero este afán de lucro y hipocresía no era cosa sólo de algún sector del clero, sino que estaba promovida por la propia Iglesia. Un claro ejemplo de esto son las bulas (en el Lazarillo aparece una crítica hacia ellas mediante el personaje del buldero, como se analizará posteriormente), se trataban de indulgencias que se vendían por los pueblos, con lo cual la Iglesia parece estar transmitiendo el mensaje de “no importa que peques y cuanto peques si tienes el dinero suficiente para comprar tu perdón”.

El anticlericalismo y la crítica a la Iglesia están reflejadas en la obra mediante frases de los personajes, pero sobretodo con el comportamiento de cuatro personajes: el clérigo, el fraile de la Merced, el buldero y el arcipreste. Mediante estos personajes el autor hace un retrato crítico del comportamiento del clero y de la Iglesia en general, resaltando fuertemente su avaricia, su codicia, su falsedad, su falta de respeto hacia el voto de castidad,... entre muchos otros defectos.

En el siguiente apartado se analizarán cada uno de los tratados en los que aparecen los personajes arriba citados, analizando de este modo la crítica que esconde cada uno de sus comportamientos y de sus expresiones.

III. ANÁLISIS DE LOS TRATADOS MÁS “ANTICLERICALES”

3.1.Tratado segundo: el Clérigo

En este tratado Lázaro se pone al servicio de un clérigo avaricioso, egoísta, hipócrita y aprovechado con el que pasa un hambre atroz, superior a la que había sufrido ya con el ciego. El propio Lázaro describe al clérigo de esta forma: “No digo más sino que toda la lacería del mundo estaba encerrada en éste; no sé si de su cosecha era o lo había anejado con el hábito de clerecía”.

Con el personaje del clérigo se destacan varias “cualidades” de la Iglesia entre las que cabe destacar la ruindad, el egoísmo, la falta de caridad, la hipocresía, la avaricia y también la falsedad. El egoísmo (así mismo como la falta de caridad) se ve reflejado claramente en el hecho de que el clérigo se queda con las mejores partes de la comida y le da a Lázaro las sobras: “los sábados cómense en esta tierra cabezas [...]. Aquélla le cocía, y comía los ojos y la lengua y el cogote y sesos y la carne que en las quijadas tenía, y dábame todos los huesos roídos, y dábamelos en el plato diciendo: -Toma, come, triunfa, que para ti es el mundo. ¡Mejor vida tienes que el Papa!”. Con este comportamiento el autor pretende hacer ver la actitud de la Iglesia misma, que sólo se preocupa de su propio beneficio y enriquecimiento en vez de ayudar a los más necesitados. En este fragmento se puede observar también la actitud hipócrita del fraile, que pretende hacer ver a Lázaro que él es una persona caritativa y que tiene que agradecérselo. Esto también se ve reflejado cuando le da al Lazarillo los trozos de pan que piensa que están ratonados “rayó con un cuchillo todo lo que pensó ser ratonil diciendo: - Cómete eso, que el ratón cosa limpia es”, no sólo presenta un total desprecio hacia la salud del muchacho sino que también pretende hacerle ver que lo hace por su bien. Otro claro ejemplo de la hipocresía de la Iglesia y del hecho de que se aprovecha de la gente humilde para lograr su propio beneficio es que el clérigo en casa come poco argumentando que un sacerdote ha de ser comedido pero sin embargo cuando va a un velatorio se atiborra a costa ajena “decíame:- Mira, mozo, los sacerdotes han de ser muy templados en su comer y beber, y por esto yo no me desmando como otros. Mas el lacerado mentía falsamente, porque en cofradías y mortuorios que rezamos, a costa ajena comía como lobo y bebía más que un saludador.”

También se nos muestra un retrato de un clero desconfiado e ignorante. Desconfiado porque el clérigo no se fía de Lázaro y cuando están en misa y dan las limosnas no le quita ojo de encima; e ignorante porque hasta que no le encuentra con la llave en la boca no se da cuenta de que es Lázaro quien le come el pan y no los ratones ni las serpientes, hecho que hace ver al lector al clérigo como una persona de pocas luces y menos inteligencia, contraponiéndolo con la inteligencia y la astucia de Lázaro. Puede que con esto el autor quiera hacer notar que el hecho de tener orígenes humildes no está reñido con la inteligencia y que sin embargo no siempre las personas de “honra” y prestigio social son las más inteligentes.

3.2.Tratado cuarto: El Fraile de la Merced

Este tratado, aunque es el más breve de toda la obra, contiene una dura crítica hacía la corrupción de los eclesiásticos en lo que al voto de castidad se refiere. Lázaro dice del fraile de la Merced que era “amicísimo de negocios seglares y visitar, tanto, que pienso que rompía él más zapatos que todo el convento”. Por lo tanto se supone que a lo que Lázaro se refiere con “negocios seglares” (es decir, negocios que no eran de índole religiosa) y “visitar”; es a que, o bien el fraile tenía aventuras con mujeres del lugar, o bien visitaba a prostitutas. Ninguna de las dos opciones es aceptable en un fraile, así que con este personaje el autor hace una de sus más duras y directas críticas hacia el clero. Incide en este aspecto otro de los comentarios de Lázaro sobre el fraile: “Gran enemigo del coro y de comer en el convento, perdido por andar fuera”, con el que parece querer decir que el fraile no gustaba mucho de las labores espirituales pero si gozaba con las más terrenales (se intuye que sobretodo con las que al género femenino se refieren).

Además se supone que es gracias a este fraile que Lázaro efectúa su despertar sexual y se inicia en la práctica erótica. Este hecho se enfrenta totalmente con la visión de la Iglesia sobre el sexo y la sexualidad en los adolescentes, por lo tanto que sea un fraile el artífice de este despertar no deja de ser paradójico y con ello el autor está haciendo un duro reproche a la inmoralidad e hipocresía del clero.

3.3.Tratado cuarto: El Buldero

Antes de proceder con el análisis de este tratado hay que aclarar que es un buldero. Un buldero era un eclesiástico que se dedicaba a ir por los pueblos vendiendo bulas (perdones a los pecados, como ya se explicó en el apartado anterior). Este buldero, particularmente, se caracteriza por su afán de lucro, sus engaños y sus artimañas. Lázaro lo describe como: “El más desenvuelto y desvergonzado echador dellas que yo jamás vi ni ver espero, ni pienso que nadie vio, porque tenía y buscaba modos y maneras y muy sotiles invenciones”.

Para empezar, lo que hacía el buldero nada más llegar a un pueblo era sobornar al cura para que le favoreciera en la empresa de vender las bulas “En entrando en los lugares do habían de presentar la bula, primero presentaba a los clérigos o curas algunas cosillas [...]. Ansí procuraba tenerlos propicios, porque favoreciesen su negocio y llamasen sus feligreses a tomar la bula”. Luego se valía de toda clase de engaños y montajes para lograr vender el mayor número posible de bulas. Aquí se está haciendo una clara crítica al afán de lucro de la Iglesia y al hecho de que se aprovecha de la gente humilde e ignorante, llegando a obrar auténticas blasfemias y mostrando un desprecio total a lo que ella misma predica con tal de obtener beneficios, como se puede comprobar en el siguiente montaje que efectúa el buldero en un pueblo. Estando en un pueblo en el que los feligreses se mostraban reacios a tomar la bula les ordena que besen una cruz que él anteriormente (y sin que nadie le viera, excepto Lázaro) había calentado en un brasero. De esta forma todos los que la besan se queman, hecho que el buldero atribuye a un milagro obrado por Dios como castigo por no haber tomado la bula. Con este falso milagro demuestra un desprecio total hacía lo que como eclesiástico predica.

Todo esto lo resume Lázaro en una frase al final del tratado, dónde hace una reflexión de cómo se aprovecha la Iglesia de la ignorancia de la gente: “¡Cuántas déstas deben hacer estos burladores entre la inocente gente!”.

3.4.Tratado séptimo: El Arcipreste

Con el personaje del arcipreste se reflejan la hipocresía, la corrupción y de nuevo el incumplimiento del voto de castidad de algunos eclesiásticos. En principio podría pensarse que el arcipreste no hace si no ayudar y beneficiar a Lázaro: le casa con una criada suya, le da comida, ropa, una casa a la par de la suya e incluso le invita a comer habitualmente a su casa. Pero más adelante se comprueba que todo esto no es más que una tapadera y un soborno del arcipreste “Mas malas lenguas, que nunca faltaron ni faltarán, no nos dejan vivir, diciendo no sé qué y sí sé de que veen a mi mujer irle a hacer la cama y guisalle de comer.[...]Aunque en este tiempo siempre he tenido alguna sospechuela y habido algunas malas cenas por esperalla algunas noches hasta las laudes”. Por lo tanto se sobrentiende que el arcipreste casó a Lázaro con la criada para mantener encubierta su relación con ella, y que todos los regalos y beneficios que le da no son más que un soborno para que se haga el ciego y el sordo. El mismo arcipreste le dice: “Lázaro de Tormes, quien ha de mirar a dichos de malas lenguas nunca medrará, digo esto porque no me maravillaría alguna, viendo entrar en mi casa a tu mujer y salir della. Ella entra muy a tu honra y suya, y esto te lo prometo. Por tanto, no mires a lo que pueden decir, sino a lo que te toca, digo, a tu provecho.”. Con este comentario el arcipreste le está diciendo claramente que ignore totalmente lo que le puedan decir y que se aproveche de lo que él le da, sin preocuparse de si realmente ella le es infiel con él o no.

En este tratado queda bien patente el concepto del autor sobre el clero en general, ya que el arcipreste no sólo incumple su voto de castidad sino que soborna a Lázaro para que sirva de tapadera. Esta actitud da una imagen de un clero corrupto, sin escrúpulos, falso, que desprecia los preceptos de su propia religión y que lo único que busca es su beneficio y disfrute aprovechándose de la gente buena e inocente (aunque en este caso Lázaro es perfectamente consciente de lo que ocurre, sólo que prefiere ignorarlo a favor de su propio beneficio).

IV.CONCLUSIÓN

Después de este análisis queda bien claro porque el autor quiso mantener su identidad en el anonimato, puesto que eran de esperar duras represalias de la Iglesia y del tribunal de la Inquisición ante una obra tan marcadamente anticlerical. Así mismo se comprende porque el libro fue prohibido y posteriormente censurado.

La actitud anticlericalista del autor está presente a lo largo de toda la novela y no de forma subliminal, sino que la expresa claramente y de forma que todo el mundo pueda entenderla, por lo que se puede suponer que uno de sus fines al escribirla era hacer comprender a la gente como era la Iglesia realmente y advertirles para que no se dejaran engañar. Ya Lázaro dice en el tratado primero “No nos maravillemos de un clérigo ni de un fraile porque el uno hurta de los pobres y el otro de casa para sus devotas y para ayuda de otro tanto, cuando a un pobre esclavo el amor le animaba a esto”.

En el Lazarillo de Tormes se hace un retrato de una Iglesia corrupta, hipócrita, falsa, avariciosa, blasfema, que no duda en aprovecharse de la gente y que sólo busca su propio beneficio dándole igual los demás. Tanto el clérigo, el fraile, el buldero y el arcipreste configuran un retrato nada favorecedor de la Iglesia de la época. Esto hace del Lazarillo una obra crudamente realista en contraposición con la habitual literatura de la época, que era de carácter idealizador y con personajes que siempre eran buenos cristianos (cualidad que no se les puede adjudicar de ninguna forma a los del Lazarillo).

V.BIBLIOGRAFÍA

-ALONSO MARTÍN, E. (2004): “Introducción” y “Análisis de la obra” en Lazarillo de Tormes. Ed. El País. Madrid

-ANÓNIMO (2004): Lazarillo de Tormes. Ed. El País. Madrid

-ARROYO, C; BERLATO, P; MENDOZA, M (2002): Lengua Castellana y Literatura 1º de Bachillerato. Ed. Oxford. Navarra

-SIN AUTOR (sin fecha): “Lazarillo de Tormes”. Literatura Española

<http://virtual_spain.com/literatua_espanola_ellazarillo.html (12/2/06)

-VV.AA. (sin fecha): “Lazarillo de Tormes”. Wikipedia, La Enciclopedia Libre.

<http://Es.wikipedia.org/wiki/El_Lazarillo_de_Tormes (12/206)

-VV.AA (1988): Gran Enciclopedia Larousse. Ed. Planeta. Barcelona. Tomos 13 y 21

-ZAMORA, S.(sin fecha): “La Lengua Española”. Geocities

<http://www.geocities.com/sergiozamorasin/tormes.htm

Arroyo, C; Berlato, P; Mendoza,M; Lengua Castellana y Literatura 1º de Bachillerato. ed. Oxford

Alonso Martín, E; “Análisis de la obra” en Lazarillo de Tormes ed. El País

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    Enviado por:Berta
    Idioma: castellano
    País: España

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