Literatura
La piedra de la culebra, Milio Rodríguez Cueto
Capitulo 1: La visita de la bruja.
Una bruja fué a la cabaña de una familia muy humilde y pobre, para intentar curar a su hija de 11 años de una picadura de culebra. El olor que yacía en la cabaña era insoportable debido a los brebajes que preparaba la bruja, su olor corporal, el de la grasa quemada de las lámparas...
Esteban el hermano de la enferma alumbraba con un farolillo a la bruja mientras curaba a su hermana. Pero con el poco dinero que la familia dió a la bruja poco pudo hacer y dijo que la niña podría aguantar un día de vida. La madre suplicó a la bruja para que salvara a su hija ya que había perdido dos más por diversas enfermedades. Solo le quedaría Esteban.
Capitulo 2: La piedra de la culebra.
Esteban corrió tras la bruja para pedirle explicación, pero la bruja se adelanto´ y pregunto´, señalando a dos montañas con dos cruces, si esas eran las tumbas de sus hermanas. Él dijo que sí. A la bruja le dio muchísima pena y le dijo a Esteban:
“El señor de Ruedes tiene la piedra de la culebra”.
Esteban no entendió lo que le quiso decir y la bruja le explico´que; en una fecha determinada miles de culebras se unen en un agujero, se rozan, se hacen nudos soltando babas y cuando se van dejan una piedra con una parte lisa que tiene una cruz que la han hecho las culebras con sus babas y si pone esa piedra sobre la picadura la enfermedad sana.
Esteban salió corriendo en busca del señor de Ruedes para que le prestase esa piedra tan valiosa.
Capitulo 3: La noche.
Esteban no sabia cuantos kilómetros estaba la casa ni el tiempo que tardaría ,pero tardase lo que tardase tenia que intentar salvar a su hermana.
Se tuvo que introducir en un bosque horrible con ruidos extraños y a media noche.
Le contaron que por los bosques deambulaban la güesia o el diablo que era una procesión de ultratumba en la cual los muertos buscaban personas vivas para llevárselas al infierno.
Pasó mucho miedo pero al final salió del bosque y a lo lejos vió una casa que debía ser la del señor de Ruedes.
Capitulo 4: En la casona de Ruedes.
Cuando llegó a la casa se encontró con un carruaje y varios criados preparándolo. Una criada lo vió y le dijo a Esteban que quería. Él dijo que quería ver al señor de Ruedes y la criada le dirigió hasta él. Era una habitación grande con una chimenea y delante de ella se hallaban dos señores.
Uno era un cura y otro un señor con unas grandes patillas rizadas, una barba y una vestimenta muy elegante. Era el señor de Ruedes. El cura presintió la estancia de Esteban y le pregunto que hacía aquí. Esteban dijo que necesitaba ver al señor de Ruedes para que le prestase su piedra y así curar a su hermana enferma.
El cura estaba enfadado y le quiso pegar al niño pero el señor de Ruedes lo impidió y dejo al niño que se explicase.
El cura se tuvo que ir para Inglaterra y Don Manuel (el señor de Ruedes) y Esteban se quedaron a solas.
Don Manuel le dio a Esteban una caja alargada y una bolsita de cuero para que la sostuviese.Después don Manuel pidió a un criado su capa para marchar con el niño.
Le mando a un criado que cuidara la casa y que no dejara que un francés pusiera un pie en ella por lo contrario el criado se vería afectado.
Capitulo 5: La guerra.
En ese mes de mayo España estaba en guerra con Francia. Napoleón había depuesto al rey de España ya las tropas francesas tomaban posiciones por todo el país.
Asturias fue la primera en revelarse.
La junta general del principado pidió apoyo militar de Inglaterra.
Capitulo 6: Quid pro quo.
El señor de Ruedes y Esteban tras una larga caminata se sentaron en un muro de piedra.
El señor de Ruedes preguntó de donde era y Esteban contesto de Zamora. A continuación le dijo que no sabia si la piedra podía curar a zamoranos que por ahora había curado sangre asturiana.
A Esteban se le desencajó la cara pero el señor dijo que se le prestaría ya que tenían los mismos órganos y podía curar. Pero se la prestaría con un quid pro quo.
Esteban no entendió lo que quiso decir y el señor de Ruedes se lo explicó.
Un quid pro quo es un trato, cuando el don Manuel le preste la piedra a Esteban este le hará un favor.
Sin embargo Esteban acepto firmemente.
Capitulo 7: La carga de la pistola.
Don Manuel abrió la caja larga y la bolsa que había transportado Esteban durante todo el camino.
De ésta sacó una pistola y todos los útiles necesarios para hacerla disparar.
Esteban observó la pistola atentamente ya que nunca había cogido ninguna. Después don Manuel le enseño a cargarla, Esteban aprendió muy rápido.
Don Manuel le dijo, debes disparar.
Esteban contestó, ¿Este es el trato? Y don Manuel lo afirmó
Cuando Esteban estaba listo para disparar, don Manuel le interrumpió y le dijo que ahora no debía disparar, lo debería hacer cuando vea llegar al hombre que tenia que matar.
Capitulo 8: Las razones torcidas.
Esteban no quería matar a nadie pero el señor de Ruedes le dijo que para salvar la vida de su hermana debía matar a un francés.
Esteban siguió con el pensamiento de no matar a nadie.
Don Manuel seguía insistiéndole para hacerle entrar en razón de matar al francés.
Le contó que los franceses habían raptado a los reyes de España y eso era mucho peor que matar y por ello los asturianos debían matar a los franceses.
Esteban se vió mas convencido de que tenia que matarlo ya que su hermana significaba mucho para él.
Capitulo 9: El francés.
El francés se llama Pierre de Saint-Martín y le gustaba pasear al amanecer por el campo.
Esteban ya estaba preparado para disparar cuando lo viera aparecer. Pero solo hacia repetirse “¡Qué no venga¡”
Al cabo de un rato se empezó a ver una sombra a lo lejos.
El señor de Ruedes cogió al niño de las axilas y lo levantó para que se cruzase en el camino del Francés y así matarlo.
Cuando el Francés lo vio apuntándole, le dijo que soltara la pistola mientras con su bastón intento tirarsela.
En ese momento apareció el señor de Ruedes gritándole al niño que disparase ya. Y Esteban así lo hizo.
Capitulo 10: La felicitación.
El Francés se encontraba muerto sobre las plantas de beleño y las ortigas. Se le veía una gran grieta en el pecho de la cual manaba sangre densa.
El señor de Ruedes se inclinó y puso su mano sobre la boca del Francés y comprobó que no tenia aliento.
A continuación Ruedes felicitó a Esteban que estaba paralizado.
Capitulo 11: Un canto rodado.
Esteban y don Manuel dejaron el lugar del crimen a toda prisa porque don Manuel iba a perder el barco que le llevaría a Inglaterra,
Don Manuel corría y esquivaba arbustos ágilmente mientras que Esteban lo seguía a duras penas.
Al llegar a la playa, Esteban, unos metros mas atrás de Don Manuel, le gritó que donde estaba el trato, LA PIEDRA. Don Manuel se giró y cogió un canto rodado del terreno que pisaba y se la lanzó.
Esteban estaba muy feliz y no podía dejar que se le escapara una sonrisa porque había encontrado la piedra (a su entender. Porque en realidad no era la piedra de la culebra pero Esteban no lo sabia.
Capitulo 12: De vuelta en casa.
Esteban regresó a casa corriendo y vio a su hermana Teresa pálida sobre la cama. Le puso la piedra en la herida y empezó a rezar los tres padres nuestros que le había dicho la bruja. Cuándo rezaba la madre lo escuchó y le dijo, ¡ si hijo dale gracias a Dios de que su hermana se haya curado!
Esteban se quedó pasmado y dijo, ¿Se ha curado ya?
La madre le dijo que un señor Francés había escuchado los llantos y entró en la casa, llevaba una bolsa de hierbas que las cogía todas las mañanas y le hizo una infusión a Teresa. Desde ahí Teresa se estaba recuperando, se le quitó la fiebre, se le había bajado la inflamación. El francés me dijo que volvería mañana.
Esteban se queda mudo, frió, había perdido el color del rostro al saber que había matado al hombre que salvó la vida a su hermana.
Capitulo 13: Una sangre por otra.
Esteban fue a la casa de la bruja la cual daba de comer a un cerdo ,ya que tenia dinero suficiente como para sacrificar uno de estos todos los años. Esteban se quedaba pasmado mirando al cerdo.
La bruja al verlo le pregunto que quería y Esteban contestó, diciéndole:
- quiero hablar con usted porque algo muy malo he hecho, he matado al Francés que ha curado a mi hermana porque me lo dijo el señor de Ruedes y no sé lo puedo decir a mi madre ya que le esta muy agradecida al Francés.
La bruja ya lo sabia todo antes de que el niño se lo contara.
La bruja no quería saber nada de ello.
Capitulo 14: La decisión.
Esteban había derramado la sangre equivocada, era la sangre de Dios.
Había servido al diablo. La ira de Dios solo se calmaría si se derrama la sangre del diablo, es decir la sangre del señor de Ruedes. Si no Dios se vengaría de nuevo llevándose la vida de Teresa.
Esteban dijo que aunque sea en Inglaterra tendría que derramar la sangre del diablo. Una sangra por otra.
Capitulo 15: Las calles de Londres.
Esteban llegó a Londres de intruso en un barco.
El no se pensaba que Londres fuese tan grande, así que no seria fácil tropezarse con el señor de Ruedes.
Esteban no había pensado lo que decirle cuando se lo encontrase solo sabia que lo tenia que matar.
Esteban se encontraba por las calles a todo tipo de gente, coches de caballos...
De repente vió una mancha negra debido a su miopía que torcía la esquina. Tenia los mismos andares que Don Manuel así que él corrió tras aquel señor y empezó a gritarle “Señor de Ruedes, Señor de Ruedes”, no le escuchaba así que le tiró del brazo para que se girase y volviese la cara. Pero no era él. Ese señor pensó que Esteban era un ladrón y le dio una sacudida para retirarlo de él. Ese escándalo atrajó a una pandilla de niños que vivían en ese barrio. Estos niños robaban a viejos, borrachos... se sabían todos los trucos de un buen ladrón.; Y consideraban ese barrio como suyo, nadie robaba allí nada mas que ellos. A la pandilla no les hizo mucha gracia ver a un extraño robar en su territorio.
Los cuatro chicos decidieron seguirlo.
Esteban vagabundeaba por las calles ya desiertas al caer la noche, tenia hambre, frío, estaba perdido y quería regresar al barco. (El Xarabal)
Uno de los niños de la pandilla lo llamó y él se giro. Se pusieron a gritarle en ingles hasta que uno de ellos intento quitarle la bolsa que tenia colgada al cuello mientras otros agarraban a Esteban. Cuando le quitaron la bolsa Esteban se abalanzó sobre él y le quito la bolsa con la piedra de la culebra.
Entonces los niños dieron una gran paliza a Esteban que ya yacía en el suelo.
De pronto se escucharon unos caballos y un carro acercarse.
Capitulo 16: Una cama con colchón de lana.
Cuando Esteban abrió los ojos se encontraba en una habitación pequeña ,pero con una cama con colchón de lana, una ventana con cortinas, una silla, una mesa, una palangana, un espejo... Todo estaba muy limpio.
De repente vio a una mujer de pelo blanco, pero no era vieja y le hablo en ingles como es común.
Llegó un médico a la habitación y examinó su cuerpo desnudo.
Esteban no entendía nada. Pero por el tono del médico todo estaba muy bien.
Después, Esteban se dio cuenta que no tenia la bolsita y pregunto por ella. Enseguida se le acerco una mujer joven y bella, la mujer más bonita que había visto en su vida y le dijo en español...
-Todo esta bien. Tus objetos están en un lugar seguro. Duérmete.
Capitulo 17: Miss Elisabeth.
La mujer de pelo blanco, Miss Richardson, lo levantó de la cama, le dio unos calzones y lo indico hacia un cuarto de baño con una bañera llena de agua caliente.
Esteban nunca se había bañado en una bañera. El no quería, hasta que la mujer llamó a un criado de raza negra y este le quito los calzones y lo baño a la fuerza.
Después bajo a la cocina que una señora gordita le sirvió unos huevos fritos con bacón y un vaso de leche.
Cuando comía se le presento la señorita guapa de anoche. Ella le dijo:
-Hola pequeño desconocido. Me llamo Isabel. Esta es la casa de mi madre el Señor Barr. ¿Te duelen las costillas?
Esteban estaba alucinado.
Isabel le pregunto él porque esos chicos le pegaban y le gritaba no os daré la piedra.
Esteban le contó que esa piedra es especial, no era suya, y buscaba al dueño de ella para entregársela.
Isabel le pregunto quien era ese hombre. El contexto, el Señor de Ruedes de Gijón.
Isabel asombrada le dijo:
- ¿Don Manuel de Rionda y Rato?
Esteban se sorprendió y dijo:
- Si, ese es. ¿Lo conoces? ¿Has estado en Gijón?
La señorita dijo que pronto iría a Gijón y ella conocía a Don Manuel.
¿Puedo entregarle yo la piedra a Don Manuel? Le pregunto Isabel.
Capitulo 18: Un raro envió.
El señor de Ruedes volvió a sus aposentos en Russel Square despues de negociar con el Ministerio de la Guerra.
Se encontró con un paquetito envuelto acompañado de una tarjeta de su prometida.
Abrió la caja y se encontró una piedra de canto rodado.
Don Manuel se rió y dijo:
-Isabel esta volviéndose loca.
Mañana le preguntaré que significa este raro envió.
Capitulo 19: Profesor Esteban
Isabel y su padre se encontraban en la biblioteca leyendo. Cada anochecer padre e hija se sentaban a leer.
La madre de Isabel, la Señora Barr, había fallecido años atrás.
Isabel leía novelas en español para aprender a hablarlo y que cuando se casase con el Señor Ruedes, esta pudiese expresarle sus sentimientos en español.
Su padre leía libros de geografía.
Isabel llamo a Esteban.
Isabel le mando a Esteban que corrigiese las palabras que leyera mal en español y le explicase lo que no entendía.
Isabel le preguntaba cosas pero Esteban no sabia nada, era analfabeto, pero echó como excusa su problema de la vista.
Esta le dijo que le compraría unos anteojos y así él podría leer y explicarle el lenguaje español.
Capitulo 20: Rubén
Esteban ayudaba a Michael, el hombre de raza negra, a cuidar los caballos. Mientras Esteban cepillaba a los caballos, Isabel arreglaba unos rosales.
De repente, un muchacho llamado Rubén se presento ante la bella Isabel y le entrego una nota. Isabel sonrió y se puso de muy buen humor.
Rubén se dirigió hacia Esteban y los dos chicos se presentaron mutuamente.
Rubén le dijo:
- ¡Esteban acompáñame! Ahí afuera hay una cuidad enorme esperándote.
Capitulo 21: El buey de Hereford
Rubén conocía la ciudad mucho mejor que cualquier ingles.
Rubén dijo que lo llevaría a visitar partes de la ciudad como: a los tigres, canguros, monos...
Esteban no sabia lo que eran esos animales y estaba muy ilusionado.
De repente Rubén se paró enfrente de una taberna en cuya puerta colgaba un tablero con la esfinge de la cabeza de un gran buey, el Buey de Hereford.
Entraron en la taberna, cruzaron todo ese juego de mesas y personas ruidosas hasta llegar a un puertecita que daba paso a otra sala más pequeña.
Cuando entraron, Esteban reconoció perfectamente al Señor de Ruedes que estaba sentado a espaldas de él.
Se le vino a la mente la idea de matarlo ya que lo había encontrado pero no podía, no era capaz.
Don Manuel se quedo asombradísimo al verlo. Le pregunto, por qué estaba allí.
Esteban contestó:
- He venido a buscarle para entregarle la piedra de la culebra.
El señor de Ruedes se echó a reír y le contó a los demás amigos presentes en la sala toda la historia desde que llegó Esteban a su casa buscando la piedra de la culebra hasta el engaño del canto rodado.
Sus amigos se echaron a reír y se quedaron boquiabiertos al saber que había matado a su primer francés.
Montaron a Esteban en la mesa y le cantaron las tres hurras, derramaron cerveza, lo felicitaron...
Seguidamente Don Manuel le entrego el canto rodado y le dijo que se lo cuidara hasta que echasen a los franceses de España.
Esteban se volvió a creer el engaño de la piedra de la culebra.
Capitulo 22: Miss Claire.
Esteban le pregunto a Rubén que quien eran los señores de la taberna.
Este contesto:
-Son militares, políticos... Gente importante.
Rubén llevo a Esteban hasta una casa que antes de entrar él le dijo que cuando abrieran la puerta Esteban debería decir “My name is Esteban” lo pronunció como pudo pero mal.
Llamaron a la puerta, de la cual salió una señorita de unos diecisiete años, rechoncha, pecosilla, alegre y de pecho abundante.
Esteban se presento y la muchacha sé hecho a reír diciéndole a Rubén en ingles, “ El no sabe hablar ingles, ¿verdad?”
Rubén entrego a la señorita el recado de Don Manuel, una bolsita con dinero y quedaron a las nueve.
Al despedirse, la señorita dio un beso en los labios a Esteban, este se quedo atontado hasta que Rubén le dio una colleja y lo espabiló.
Rubén estaba un poco enojado porque a el le gustaba esa chica y Esteban en solo diez minutos había conseguido mas que Rubén en toda su conquista hacia ella.
Esteban pregunto que era aquella bolsa, aquella mujer...
Rubén le dijo, que el Señor de Ruedes le encargó darle ese dinero a la señorita para quedar los dos a las nueve ya que esa mujer era una prostituta.
Esteban no entendía nada, dijo:
-¿Pero Don Manuel no se va a casar con Isabel? ¿Por qué hace eso?
Rubén negó que se iban a casar.
Entraron en un bar llamado la Cabeza del Jabalí, porque con el dinero que le había dado Don Manuel querían tomar unas copas a pesar de que Esteban no bebía alcohol, ni quería hacerlo.
Capitulo 23: Los anteojos.
Rubén lo llevó al medico.
Este le decía cosas en italiano que Rubén molesto le iba traduciendo en español.
Esteban tenia que mirar a unas letras y decirles cuales eran pero el no sabia leer así que lo hicieron por él numero de dedos que veía en la mano del médico.
Le pusieron unas lentes la cual le resultaban incómodas pero no se atrevía a tocarlas ya que era el objeto más valioso del que jamás había dispuesto.
Veía súper bien, ya podía diferenciar las caras tristes, alegres, enojadas de la gente.
Llegó a la casa de Isabel y le daba muchísima vergüenza que lo viera así ya que él se creía que estaba horroroso.
Isabel lo vio y le dedicó una hermosa sonrisa después de un “ Estas guapísimo Esteban”.
Esteban pudo apreciar la sonrisa de la señorita la cual antes la veía borrosa.
Capitulo 24: La ultima pinta de Rubén.
Era por la mañana, Esteban estaba en el patio cuando Miss Isabel lo llamó para acudir al salón donde le esperaba el Señor de Ruedes. Este le preguntó si sabía donde esta Rubén.
Esteban se lo afirmo diciéndole que podría estar en la Cabeza de Jabalí.
Don Manuel lo buscaba porque a primera hora de la mañana le encargo que fuese a la casa del Marqués de Santa Cruz que le debía de entregar unos documentos importantísimos para exponerlos ante la reunión del Ministro de la Guerra, Lord Castlereigh.
Don Manuel estaba enojado y Esteban lo llevo hacia la taberna.
Al llegar se encontraron a Rubén echado sobre la mesa y en esta una carpeta de cuero.
Rubén estaba borracho.
El Señor de Ruedes le dio una bofetada que lo tiro al suelo y le dijo que no iba a servirle mas para él y que se encargaría de que otro señor no le contratase.
Rubén se intento disculpar pronunciando con torpeza. El Marques le dio unas monedas por haber hecho ese recado y él aprovecho para tomar unas copas.
Don Manuel y Esteban se marcharon del lugar.
Esteban le pidió un coche rojo alquilado a Don Manuel ya que este se lo había perdido anteriormente para llevarlo hacia aquella reunión tan importante.
Don Manuel le quito las lentes a Esteban de una bofetada y se las tiro al suelo diciendo:
-No quiero quedar en ridículo llevando a un niño con lentes.
Esteban cogió las lentes con un cristal roto rápidamente y se subió al coche sujetando la carpeta de cuero.
Capitulo 25: El reto.
Llegaron a las puertas del edificio, Esteban y Don Manuel bajaron del coche rápidamente.
Cuando iban a entrar en el edificio se encontraron con Lord Turkeyville, el sobrino del ministro y el primo de Isabel.
Este caballero no soportaba el casamiento de Don Manuel con Isabel y los dos caballeros se llevaban muy mal. Tampoco soportaba mucho a los españoles.
Lord le dijo al Señor de Ruedes que llegaba impuntual que eso era una falta de respeto, que se había quedado dormido típico de los españoles, que llevaba las botas sucias...
Don Manuel no daba crédito a lo que estaba escuchando y se enojo muchísimo, mas de lo que estaba, por ello le dio una bofetada a Lord y le dijo:
- “ Caballero, hasta aquí han llegado mis palabras, todas las explicaciones que de mí quiera las tendrá esta noche, en Norwood, pistola en mano”
Lord Turkeyville acepto el reto.
Capitulo 26: La segunda Carga.
El Señor de Ruedes había salido muy contento de la reunión.
Esteban y el se pusieron en camino hacia la casa del Señor Barr ya que esa noche Don Manuel cenaría allí para confirmar la decisión del matrimonio con Isabel.
Don Manuel le dijo a Esteban que tendría que hacer un ultimo favor y seria el de ir a Norwood con él para ser su padrino en la matanza del presumido ingles Lord Turkeyville.
Esteban aceptó y pensó que ahí moriría el Señor de Ruedes y si hermana estaría salvada. “ Una sangre por otra”.
Pero también pensó que no moriría ya que Don Manuel podía apretar el gatillo mucho antes y matar al ingles. Así la ira de Dios no estaría calmada y su hermana moriría.
Esteban cogió un puñado de tierra negra del patio y subió a sus aposentos una vez allí cargo la pistola para el enfrentamiento tal y como le había dicho el Señor de Ruedes pero en vez de cargarla con pólvora la cargo con tierra negra para que así pudiera morir Don Manuel y la sangre del diablo fuese derramada.
Capitulo 27: Tras la cortina.
Esteban estaba detrás de las cortinas del salón mirando con sus lentes rotas toda la celebración.
Se quedaba pasmado con la cantidad de comida que servían, los largos vestidos, los fabulosos bailes...
Allí en Llantones nada era parecido a esto.
El Señor Barr paro la música y se dispuso a soltar un buen discurso sobre el tema de la próxima boda de su hija y Don Manuel.
Capitulo 28: Una mancha en el pañuelo.
En uno de los ataques de tos de Isabel, el Señor de Ruedes le presto un pañuelo el cual se impregno de rojo.
Todos los invitados se quedaron asustados alejándose de ella diciendo: ¡Tesis!
Esteban sabia lo que le pasaba a Isabel, era la misma enfermedad que acabo con la vida de sus dos hermanas, Isabel y Antoñita.
Miss Isabel tenia una enfermedad en el pulmón la cual le hacia toser mucho y a veces sangre.
Esteban salió corriendo en busca de Isabel para estar a su lado en ese momento.
El Señor de Ruedes cogió el pañuelo y le limpio los restos de sangre de la boca. Seguidamente le dio un largo beso en los labios.
Capitulo 29: Viaje nocturno.
Los dos estaban subidos en el coche de caballos cuando Don Manuel amenazó al cochero para que corriesen mas sus caballos ya que llegaría tarde.
Mientras iban en camino Esteban sé hacia miles de preguntas como:
¿Cómo puede un hombre tan malvado ser tan noble? ¿Cómo puede ser un hombre tan cruel y a la vez tan admirable en otras? Don Manuel beso a Isabel sin pensárselo, demostrándole su amor, ya que no le importo que le pudiera pegar la tuberculosis.
Esteban llego a una conclusión el Señor de Ruedes no era la sangre del diablo. Se había equivocado y ahora Don Manuel iba a morir.
Si Don Manuel muere Miss Isabel se quedara sola pasando por esta dura enfermedad. El Señor no podía morir.
Pero ya era tarde el cochero paro de repente y los dos se bajaron.
Capitulo 30: El duelo.
Vieron a Lord Turkeyville a lo lejos que estaba con u padrino el barón Kiplingshine.
Se pusieron en posiciones y cuando iban a disparar, Esteban dijo un NO, NO… abalanzándose hacia Don Manuel. En ese instante la bala de Lord alcanzo el cuerpo del humilde Esteban.
Capitulo 31: La Muerte.
Un calor húmedo le corría a Esteban por el costado izquierdo.
El barón y Lord Turkeyville acudieron junto a ellos.
El Señor de Ruedes le abrió el cuello de las ropas para que pudiese respirar y apretó contra el orificio de la bala.
Esteban jadeo:
- Señor, ¿no sirve la piedra de la culebra contra las balas? Por favor no me entierre aquí, se lo ruego señor. Lléveme a Llantones.
Don Manuel añadió:
-¿Qué importancia tiene una tierra u otra? Es siempre la misma hierba.
Esteban le rogó:
-¡No señor, no lo es! Lléveme a Llantones. Júreme que me llevará.
El Señor de Ruedes se mordió la lengua hasta notar el sabor de la sangre, intentaba esconder las lagrimas que le brotaban. Cuando logró controlarse, giro la cara hacia el rostro de Esteban para afirmar el juramento, pero ya era tarde.
Capitulo 32: Tres esqueletos.
Un fotógrafo hizo fotos a los tres cadáveres y sin resultado le hacía preguntas al forense. Que este no soltaba prenda.
Cuándo el fotógrafo se marchó del lugar, el forense se preguntó, “¿Quién sabe que escándalo habría organizado aquel redactorucho si llega a saber lo que guardaba la caja torácica de uno de aquellos niños muertos?” Mientras les daba vueltas a una vieja y oxidada bala de plomo y a un canto rodado de playa.
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