Historia


La patria del criollo; Martínez Pelaez, Severo


En este libro nos damos cuenta de que el indio viene de último. Se había rezagado en alguna parte, y aun al acordarnos de el se nos aparece desdibujado, empequeñecido, desprovisto, del alto relieve que ostentan otros elementos de la Recordación.

Como sabemos la Recordación es un documento histórico es la principal fuente para el conocimiento de los indios de Guatemala durante la época colonial, y sólo la crónica de Ximenez puede comparársele sin llegar nunca a serle igual. Lo que ocurre es que la obra, lejos de pecar de infidelidad en este punto, es un reflejo exacto de la realidad dentro de la cual se gestó. Como los criollos vivían del trabajo de los indios estos tenían que ser, en una u otra forma la preocupación cardinal del gran testimonio criollo que es la Recordación. Los criollos querían disimular la verdadera procedencia de su bienestar y su riqueza, y ese móvil los llevaba a negarle méritos a los indios, a borrar la gran importancia de su trabajo, agigantando sus posibles deficiencias, ocultando el origen económico de las mismas inventando muchas otras y socavando por todos los medios del prestigio de los nativos.

Hay que analizar los sorprendentes momentos en que el cronista, alterando su posición fundamental de negación del indio, parece adoptar de pronto actitudes de apoyo y defensa de los indígenas. En todos estos momentos puede comprobarse que ocurre uno de estos dos fenómenos: lo más frecuente es que este considerando a los nativos, en su llana relación con los criollos, sino en sus relaciones con los españoles y que la aparente defensa no sea otra cosa que la negación de la negación que aquellos hacían del indio.

Los indígenas no adoptaron plena y exclusivamente las creencias de la indoctrinaciòn católica, sino las combinaron con creencias suyas y desarrollaron una religion mixta, fue observado por todos los cronistas coloniales. Hay que buscar aquellas causas, por supuesto, en el bajo nivel cultural en que fueron mantenidos los indígenas durante la colonia. Tiene que haber sido un factor de primer orden, también la tendencia de los indios a mantener vivas sus tradiciones: no por inercia, sino dentro de un esfuerzo enderezado a no aceptar plena y pasivamente las creencias introducidas por sus dominadores y enemigos de clase.

Concluyamos, la supervivencia del paganismo y el rechazo del catolicismo eran fenómenos derivados del odio que los indios sentían hacia sus dominadores y explotadores. No podían éstos últimos, por lo tanto, ver con tranquila indiferencia las pruebas de que la conciencia del indio no estaba plenamente conquistada.

Tres son los prejuicios que con insistencia y maña, se repiten a lo largo de todos los escritos elaborados por los grupos terratenientes en el conflicto de 1663. Uno es afirmar que los indios son haraganes, que no trabajan bien. Otro consiste en decir que son inclinados al vicio, especialmente a la embriaguez, y que aumentan entre ellos las borracheras y los escándalos si no se les tiene ocupado con las más diversas y capciosas formas, que los indios no padecen pobreza, que viven conformes y tranquilos. Son los tres inveterados prejuicios criollistas, que desde luego están presentes a lo largo de toda la Recordación, y el tercero es el que se expresa, de manera casi mecánica, en la afirmación del cronista sobre la “descansada riqueza” de los indios del Valle de Guatemala.

Cuando el fiscal pidió la abolición del repartimiento, la supresión del trabajo forzoso, estaba pidiendo en el mismo acto la implantación del trabajo asalariado, la libre contratación del trabajo. La supresión del repartimiento implicaba la creación del trabajo asalariado de libre contratación. Y he aquí el fondo de todo aquel problema: la defensa del repartimiento implicaba una lucha por evitar la libre contratación y el salario. Aunque una cosa implicaba la otra, los criollos hicieron prodigios para que solo se viera una cara del problema. El trabajo libre significaba un encarecimiento inmediato de la mano de obra, y esto era lo que los criollos tenían que evitar con disimulo, sin que la verdad saliera a luz.

En resumen. El repartimiento era desventajoso para los indios y por eso lo regían. La producción de bienes para tributar les era totalmente gravosa, pues regalaban allí su trabajo. Odiaban esa obligación. El trabajo en sus tierras comunales no ofrecía grandes alicientes pero aun siendo así, ese trabajo arrojaba al mercado interno gran cantidad de bienes. Las plazas o mercados semanales de los pueblos y las ciudades se abastecían, fundamentalmente, con lo producido por los indios en sus tierras del común. Y finalmente allí donde el indio podía encontrar algún interés en esforzarse, se esforzaba. Era haragán pues en todos aquellos casos en que tenia motivos para oponer resistencia a un trabajo que le resultaba desventajoso. Lo que a los ojos del criollismo aparecía como dejamiento de los indios, no era otra cosa que resistencia.

En ningún lugar de dicha obra el cronista afirma que el indio sea su compatriota, o que la patria “que lo arrebata” sea también patria del indio. La razón por la cual no toca ese punto es obvia: no le pasó por la imaginación. En el panorama noticioso de la Recordación Florida el indio aparece en un plano social perfectamente delimitado y con una función claramente definida, es el trabajador de la tierra.

Entre las minorías dominantes y la gran multitud oprimida de los indios, fue desarrollándose en los siglos coloniales la compleja gama social de las capas medias. La conquista había dado por resultado una simple y rígida estratificación en la que tales niveles no existían. Pero después de trescientos años al llegar la colonia a su fin, ya constituyan las capas medias la tercera parte de la población total del reino. El rapto y la violación de mujeres indígenas durante la conquista fue un fenómeno tan frecuente como el robo de alimentos, de joyas, de otros bienes. Las leyes españolas no solo autorizaban el matrimonio entre indígenas y españoles sino que recomendaban no poner impedimento a tales matrimonios, dando por supuesto que habrían de casarse no solamente españoles con indias sino indios con españolas también. Esas sanas disposiciones no modificaban, empero, la realidad indiana. Sobre las bases de la esclavitud creada por la conquista, era del mayor interés para los conquistadores mantener u ahondar las diferencias entre los dos grupos, vedarles a los indios el acceso al plano económico y cultural de los esclavistas y sumirlos en la inferioridad. Por tal motivo los españoles no se unieron con las mujeres indias, no se asociaron méritamente con ellas, sino que únicamente usaron de ellas; no crearon con ello un acercamiento social, sino dieron una demostración de la distancia que había entre la clase de las esclavas y la de sus amos. Al ser abolida la esclavitud hubo que legislar prohibiendo estrictamente el darle muerte a los indios y el violar a sus mujeres e hijas.

Cabe destacar y retener en relación con este problema. Primero: que concùbito de español o criollo con india -mestizaje inicial- se desarrollo al margen del matrimonio y fue una faceta de la opresión colonial. Y segundo: que el incremento numérico de los mestizaos se debió, mas al mestizaje inicial, a la multiplicación de mestizos entre sì y relacionándose con otros grupos.

La legislación indiana hacia diferenciaciones muy precisas para que las castas, no fueran confundidas ni tratadas en un plano de igualdad con los españoles y criollos ni con los indios. Respecto de estos últimos hallabanse las castas en ventaja, pues no estaban obligadas a tributar, tenían libertad de trasladarse a vivir de un lugar a otro, y sus individuos podían contratarse trabajo en donde y con quien le conviera. Respecto de españoles y criollos, en cambio, las castas se hallaban en desventaja. No tenían acceso a cargos públicos, les estaban vedadas ciertas ocupaciones, y las penas para un mismo delito eran mas duras si el reo pertenecía a una casta.

Recordemos que los negros fueron introducidos en gran escala en aquellas colonias donde los indios habían sido exterminados, también en aquellas en que hubo grandes centros mineros, porque allí satisfacían el propósito imperial y local de facilitar un laboreo intensivo de los metales sin merma de la población nativa.

El periodo de activa importación de negros y de su efectiva explotación esclavista en Guatemala, cae entre el momento de la supresión de la esclavitud de indios y los años en que fue quedando organizado el trabajo forzoso por medio de los repartimientos. Faltando la afluencia de nuevos elementos de raza negra, los existentes fueron absorbidos por el mestizaje. Seria equivocado pues suponer que los negros fueron el sector mas oprimido en la sociedad colonial guatemalteca. La legislación indiana establecía que los negros podían redimirse comprando su libertad, y muchos la obtuvieron en el periodo de transición entre la esclavitud efectiva y la esclavitud atenuadas siguieron comprándola después. En el proceso colonial guatemalteco, los negros ingresaron para ocupar el lugar de los indios sacados de la esclavitud. Los negros no constituyen asunto de importancia en la Recordación, y apenas los menciona como existentes en algunas haciendas azucareras.

La plebe fue una capa social urbana, pobre y heterogénea, económicamente importante, oprimida y explotada en diversas formas, descontenta pero incapaz de esbozar una actitud generalizada de clase. Ni la plebe ni la capa media artesanal proveedora, eran clases, sino capas de composición compleja. Muchos elementos de la capa media artesanal proveedora, desarrollándose como pequeños propietarios explotadores de obreros y empleados de comercio, se incorporaron a la capa media alta.

El grupo dominante esta integrado por los criollos y los funcionarios. La capa media alta siempre ha sido decidida partidaria de la independencia.

Para la corona, el desarrollo de las rancherías y el aumento numérico de trabajadores rurales venia a se, en definitiva, un factor que contribuía a la conservación de los pueblos indios con su régimen de tributación y repartimiento ya regularizado.

La estructura de la colonia, tal como quedo después de la profunda reorganización de mediados de siglo XVI, tenia por base la concentración de los indios en pueblos incorporados en la monarquía. La reducción de indios, directamente asociada a la abolición de la esclavitud, fue la medida fundamental del gran proyecto político que iba implícito en las Leyes Nuevas. Eso significó para los indios una bienaventuranza difícil de imaginar. Recuperación de libertas. Hubo muchos indios, sin embargo, que no aceptaron las condiciones de la reducción, y que, abolida la esclavitud, permanecieron en los montes o fueron a refugiarse en ellos. El propósito de transformar a los indios en “vasallos libre”, fracasó en todas las colonias.

La esencia de la Reforma de Guatemala, fue una ampliación de la clase criolla en el poder, sobre todo la base de una ampliación de la disponibilidad de los indios en situación de siervos, y una ampliación muy notable del número de empresas agrícolas latifundistas.

No es necesario que haya feudos con castillos feudales para que haya feudalismo. Y puede darse un régimen que no sea típicamente feudal y que ofrezca, sin embargo, un marcado carácter feudal como fue en el caso de Guatemala, durante la época colonial. Una formación económica social es el tipo de trabajador que realiza la parte fundamental en la producción, el tipo de relaciones que se establecen entre ese trabajador y el dueño de los medios de producción y el tipo de propiedad predominante sobre el medio de producción también predominante.

Resumen La Patria del Criollo

Capitulos V - VIII




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Enviado por:YsiK
Idioma: castellano
País: Guatemala

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