Literatura


La literatura española del siglo XVIII. Características y principales autores


La literatura española del siglo XVIII. Características y principales autores.

El siglo XVIII supuso un cambio en todos los ámbitos ya que se produjo el progresivo abandono de la cultura barroca. Éste siglo se caracteriza por la oposición a los viejos excesos estilísticos barrocos ya que se opta por una mayor sencillez y claridad expositivas. De acuerdo con las tendencias del Neoclasicismo que triunfaba en Europa, se inició la búsqueda de un arte más equilibrado y ceñido a unas normas dadas. La poética neoclásica busca la sencillez y la claridad y como casi toda la literatura de la época también presenta un propósito didactico. El género más importante es el ensayo en el que se exaltan los nuevos ideales de razón y equilibrio frente a la cultura barroca y con el que mediante el concepto de arte útil se intentará educar a la sociedad.

A finales del siglo XVIII comienza a preferirse el sentimiento frente a la razón y la libertad creadora frente al sometimiento a las reglas. Es el paso del Neoclasicismo al Romanticismo.

A comienzos del siglo XVIII la poesía aun conserva un espíritu barroco y es a medida que nos acercamos a la mitad del siglo cuando la poesía opta por una lírica más sencilla abandonando el modelo barroco. Ignacio de Luzán escribe Poética obra en la que manifiesta su rechazo hacia el barroco español y concretamente hacia Góngora y Lope de Vega.

Abundaron los poemas didácticos sobre temas científicos filosóficos y de interés social más propios del ensayo que de la poesía. Ya sin un propósito didáctico debemos mencionar las anacreónticas, composiciones cultas imitando los modelos griegos en las que el autor canta a la vida libre de preocupaciones y a los pequeños placeres de esta y acaba con una crítica a las ambiciones de la vida cortesana. Tuvieron gran éxito debido a su finalidad didáctica las fábulas, historias en verso protagonizadas por animales con experiencias humanas y resumidas en una moraleja final. El grupo poético que tuvo mayor relevancia durante el último tercio del siglo XVIII fue la llamada escuela salmantina, a la que pertenecieron, en su primera etapa, José de Cadalso y Juan Meléndez Valdés. La poesía de Cadalso tiene una clara vocación moral en la que resaltan su sinceridad. Meléndez Valdés cultivó anacreónticas y obras de contenido religioso, filosófico y científico. Con el tiempo autores como Nicasio Álvarez Cienfuegos o Manuel José Quintana se adentraron en una expresividad más rica aunque sin abandonar la perspectiva ilustrada.

Aunque no sea el género más propicio para sufrir la renovación de la iIustración esta también influyó en el terreno novelesco. Una obra de importancia es Vida, ascendencia, nacimiento, crianza y aventuras de Diego de Torres Villarroel, obra autobiográfica en la que critica los defectos morales y defiende la lógica racional. Historia del famoso predicador fray Gerundio de Campazas del jesuita José Francisco Isla es una obra satírica y moralista contra los predicadores pretenciosos de su tiempo.

Hasta mediados del siglo XVIII se mantuvo el teatro del siglo anterior hasta el momento en el que comenzó su decadencia ya que no aportaba novedades. Las tres unidades aristotélicas (acción, lugar y tiempo) fueron reivindicadas con motivo de la racionalidad. El teatro neoclásico tiene una finalidad didáctica en los nuevos ideales. El delincuente honrado de Gaspar Melchor de Jovellanos o La señorita malcriada y El señorito mimado de Tomás de Iriarte son obras con las que se pretendía dar los modelos de comportamiento a la burguesía. En el teatro menor se realizan los sainetes que son breves diálogos cómicos sobre escenas de la vida de la época que se representaban en los entreactos de las obras extensas. El máximo representante de esta forma el teatro corto fue Ramón de la Cruz.

El principal representante del teatro neoclásico en España es Leandro Fernández Moratín. En sus obras se evidencian los vicios y errores comunes de la sociedad recomendando la verdad y la virtud . En El sí de las niñas critica los matrimonios concertados.Una madre quiere casar a su hija con un hombre mucho mayor, pero al final triunfa la razón. Traza a los personajes de naturalidad y verosimilitud, a lo que también contribuye que sea una obra en prosa. Presenta las tres unidades aristotélicas.

El ensayo es una obra con un afán divulgador, una opinión personal sobre algún tema de actualidad. Presenta una prosa sencilla, accesible para la mayoría del público. Benito Jerónimo Feijoo es un importante autor de ensayos. Su obra trata diferentes temas como medicina, historia, critica o moral. Sus obras más importantes son Teatro crítico universal y Cartas eruditas y curiosas obra en cinco volúmenes en la que responde a consultas y críticas de sus discursos anteriores. Como en la mayoría de los intelectuales de su tiempo, Feijoo condena rotundamente todo estilo demasiado adornado y defiende la naturalidad.

También debemos nombrar a José de Cadalso, autor de Noches lúgubres en la que reflexiona sobre temas como la naturaleza del hombre, la razón o la justicia. Las Noches lúgubres han sido consideradas una de las primeras expresiones del espíritu romántico en la literatura española. En Cartas marruecas, inspiradas en las famosísimas Cartas persas de Montesquieu, discute sobre las costumbres y las creencias de los españoles. Gracias a la visión de la realidad española a través de los ojos de un extranjero, el autor critica el carácter nacional y los defectos de la España tradicional. Defiende la libertad de expresión, la libertad de los hijos para casarse, critica a los políticos que abusan de su posición y a los gobernantes que no se preocupan por el pueblo.

Otros reformistas son Gaspar Melchor de Jovellanos y Juan Pablo Forner. El primero fue una importante personalidad política y en la España de la época que cultivó la poesía y el teatro mientras que el segundo destacó por su sátira.

El romanticismo. Características generales y autores más importantes.

El Romanticismo en un movimiento literario que dominó la literatura europea desde finales del siglo XVIII hasta mediados del XIX. Se caracteriza por su entrega a la imaginación y la subjetividad, su libertad de pensamiento y expresión y su idealización de la naturaleza, en oposición a los cánones y objetividad del Neoclasicismo. Frente al cosmopolitismo de los ilustrados, los romántico se sintieron atraídos por lo popular y por los mundos pasados o exóticos

En este período predomina el cultivo de la lírica, generó que posibilita mejor la expresión íntima. La narrativa tratará principalmente temas históricos y legendarios. En el teatro el amor imposible y desgraciado será el protagonista.

Los poetas románticos componen poemas sentimentales en los que cobra importancia el propio yo. El amor pasional, las reivindicaciones sociales (exaltación de la marginalidad como libertad) y la naturaleza son los temas principales.

En la poesía debemos diferenciar dos etapas: el romanticismo pleno y el posromanticismo. En el primero destacaron José Espronceda, José Zorrilla, y en su primera etapa Ramón de Campoamor, y son posrománticos Gustavo Adolfo Bécquer y Rosalía de Castro, que florecen en la segunda mitad del siglo.

Espronceda es autor de medio centenar de poemas líricos entre los que destacan los que tienen por protagonistas a personajes marginales, como El mendigo o Canción del pirata. También es autor de dos grandes poemas narrativos, El estudiante de Salamanca o El diablo mundo. Aunque es más conocido como dramaturgo, José Zorrilla fue un poeta con granéxito en su tiempo. Ramón de Campoamor destaca por la búsqueda de la concisión y el uso del lenguaje cotidiano, como observamos en su obra Doloras.

Ya en el posromanticismo destacan Gustavo Adolfo Bécquer y Rosalía de Castro. La obra lírica de Bécquer, contenida en rimas se caracteriza por el sentimentalismo siendo el amor el desengaño y la muerte sus temas principales. Esta tuvo una gran influencia en la lírica española posterior. La otra gran personalidad del posromanticismo español es Rosalía de Castro. Sus escritos en castellano son La flor, A mi madre y En las orillas del Sar. Rosalía se caracteriza por la búsqueda de un lenguaje personal el íntimo. Utilizando un lirismo popular, en su obra está presente la crítica social, el dolor y la naturaleza.

El drama romántico defiende el individualismo de los personajes por lo que estos poseen grandes virtudes morales, pero al mismo tiempo cometen excesos y son perseguidos con un destino contrario. Este personaje ya no representa un vicio que debe corregirse como en el neoclasicismo sino que es la sociedad entera la que tendría que ser corregida El amor es el gran tema del teatro romántico: el amor imposible y desgraciado. Es un teatro sentimental que busca la implicación emocional del público.

El drama romántico gozó de apenas diez años de plenitud en los que destacan la obra Don Álvaro o la fuerza de sino del Duque de Rivas y Don Juan Tenorio de José Zorrilla. En la primera obra, que recoge todos los elementos característicos del drama romántico, don Álvaro es víctima de un destino que lo llevará a la destrucción. Don Juan Tenorio es un drama de amor versionado del mito que nació con El burlador de Sevilla de Tirso de Molina. Don Juan es un seductor que acaba salvándose de la condena eterna gracias al amor de doña Inés.

Realismo y naturalismo, características generales. Principales autores y obras.

El realismo es un movimiento cultural que aparece la segunda mitad del siglo XIX como consecuencia de las circunstancias sociales de la época y como oposición al romanticismo en el que se privilegiar el sentimentalismo y la fantasía. El género más cultivado será la novela en la que se describe a la sociedad en la época.

Durante la primera mitad del siglo XIX se produce un rechazo al romanticismo surgiendo así el costumbrismo. En él se describe a la sociedad superficialmente sin realizar una crítica por lo que se entiende al pintoresquismo y a caer en arquetipos. Los principales escritores costumbristas son Cecilia Böhl de Faber, bajo el seudónimo de Fernán Caballero, con su obra La gaviota y Pedro Antonio de Alarcón con su obra El sombrero de tres picos.

El realismo implica la superación de las limitaciones del costumbrismo y el folletín en el retrato de la sociedad contemporánea ya que realiza una crítica. Pretendía así realizar el retrato más fiel posible del mundo de la burguesía con sus rasgos y problemas. Los principales novelistas de la segunda mitad del siglo diecinueve españoles pueden adscribirse al realismo. Son Juan Valera, José María de Pereda, Benito Pérez Galdós y Leopoldo alas "Clarín". Sólo en algunas novelas de Emilia Pardo Bazán se advierte y en la recepción de los postulados del naturalismo, aunque éstos no fuesen dominantes en su obra.

Juan Valera y José María de Pereda son autores que centraron su obra en ámbitos rurales. El primero destaca por Pepita Jiménez y el segundo por Escenas montañosas o Sotileza. Galdós es el mayor novelista español del siglo XIX y autor de más de un centenar de obras distinguidas entre Episodios nacionales y las novelas españolas contemporáneas. En los Episodios nacionales se novela la España de siglo XIX, desde la batalla de Trafalgar hasta la Restauración. Tienen un gran rigor histórico aunque destacan por su valor novelesco. Los títulos más destacados son Trafalgar y Gerona. Las novelas españolas contemporáneas pretenden realizar un fresco de la sociedad española de la época. La novela más importante es Fortunata y Jacinta, obra en la que se cuenta la vida de la esposa y la amante de un mismo hombre. Leopoldo Alas que adoptó el seudónimo "Clarín", además de dedicarse a la crítica literaria escribió diferentes obras. Su obra maestra es La Regenta en la que plantea el tema del adulterio en un matrimonio sin amor originado por el ambiente opresivo intolerante de la época. Además Clarín también escribió cuentos como ¡Adiós Cordera!

En los últimos veinte años del siglo XIX se produjo una evolución del realismo al naturalismo ya que éste no se limitaba a describir si no que también realizará un estudio de la condición humana. El principal representante de esta corriente en Europa es escritor francés Émile Zola. En la literatura narrativa implica la presencia de determinismo estando las acciones de los personajes limitadas a sus posibilidades biológicas. No podemos afirmar que en España se manifestase un naturalismo claro como el europeo ya que el ambiente opresor de la época lo impedía, pero observamos ciertos rasgos. En España el naturalismo fue muy discutido ya el determinismo y el materialismo atentaban contra la idea cristiana de libre albedrío, es decir la posibilidad de los seres humanos de escoger su propio destino. En algunas novelas de Emilia Pardo Bazán se advierte cierta recepción de los postulados naturalistas.

El Modernismo. Características generales

El modernismo es un movimiento literario europeo que se oponía a la literatura realista en el cambio de siglo XX. Se caracteriza por ser un movimiento neorromántico que dista del afán descriptivo del realismo, contra el que reacciona.

El artista realiza una descripción propia e irreal de la realidad en la que se aprecia un carácter materialista, bohemio y erótico. Recibe influencias de diferentes corrientes artísticas francesas de las que adoptó sus características principales. Su predilección por el mundo exótico y las culturas extintas favorecen ese carácter romántico de escape del mundo del momento de sus obras.

Influenciado por el parnasianismo, el modernismo realiza "el arte por el arte" cobrando este mayor importancia y con gran perfección formal, en oposición al arte comprometido realista. El simbolismo consiste en el empleo de imágenes objetivas que significan valores abstractos para el poeta. Éste simbolismo, que le aporta musicalidad, y el carácter bohemio de los poetas favorecen la creación de una poesía melancólica y escapista hacia mundos exóticos. El simbolismo provoca la utilización de recursos como la sinestesia entre otros, y la recuperación de formas métricas tradicionales sujetas a innovaciones. En el plano formal, intentando buscar la perfección, el modernismo aporta novedades métricas y busca la musicalidad con recursos estilístico de carácter fónico como las alteraciones.

La poesía modernista llegó a España de la mano del escritor hispanoamericano Rubén Darío, ejerciendo gran influencia en la lírica española posterior. Algunos autores afirman que deberíamos para incluir la generación del 98 en la primera etapa del modernismo a pesar de las características diferenciadoras de la generación. La generación del 98, término acuñado por Azorín, es una generación escritores que reaccionaban contra la situación del momento. La pérdida de las colonias (Cuba y Filipinas) evidencia una situación de decadencia del país que propició la realización del arte comprometido con los temas políticos y sociales. El modernismo y la generación del 98 coinciden en su carácter pesimista de la realidad. Algunos escritores como Antonio Machado o Valle-Inclán que empiezan siendo modernistas posteriormente se unen a la generación del 98.

La poesía de Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez

A pesar de tener una trayectoria poética propia y diferenciada, Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez realizan en un comienzo obras con un carácter modernista. Posteriormente Antonio Machado evolucionará a posturas más próximas a la generación del 98 mientras que Juan Ramón Jiménez buscó una nueva técnica muy personal.

Antonio Machado fue un poeta cuyo carácter introvertido y hondo se manifiesta en sus obras. Su poesía es el resultado de la conjunción de una extremada sobriedad y sencillez formal (ya que elimina la retórica excesiva) con una emoción sincera y humana. Así, Antonio Machado produce una poesía expresión de la auténtica emoción humana. A pesar de mantener este espíritu en toda su obra, podemos apreciar una evolución en ella ya que comienza con una poesía modernista para abrirse después a las preocupaciones propias del 98. Su trayectoria termina en una poesía de contenido ideológico filosófico. Los temas presentes en su obra son los recuerdos de su propia vida, la preocupación por España y su destino, y la preocupación existencial.

Su primer libro fue Soledades, ampliado en Soledades. Galerías. Otros poemas, obra en la línea modernista que junta intimismo y simbolismo con un tono melancólico. En Campos de Castilla manifiesta su conciencia crítica incorporándose a la generación del 98. En esta obra el paisaje de Castilla sirve para manifestar estados de ánimo y la expresión de la realidad nacional histórica España. Nuevas canciones es último libro caracterizado por el cultivo del cantar popular y la prosa ensayística, además de la depuración estilística.

Juan Ramón Jiménez es un poeta que consagra su vida al logro de la obra perfecta a través de un trabajo constante y riguroso. La trayectoria poética de Juan Ramón Jiménez se caracteriza por una constante evolución hacia la depuración de la palabra poética. Sus primeras obras se caracterizan por ser una poesía sencilla, melancólica y sentimental destacando Arias tristes y Jardines lejanos. Posteriormente obras como Elegías manifiestan una poesía de carácter modernista e intimista. Diario de un poeta recién casado abre la etapa intelectual caracterizada por la producción de una poesía pura abandonando el modernismo anterior. También destaca Eternidades y Segunda antología poética en la que selecciono lo más sencillo y espontáneo de su producción anterior. Busca así lo esencial y se desprende de todo lo innecesario resultando la poesía pura de difícil comprensión. En su etapa metafísica, con obras como Dios deseado y deseante, Juan Ramón Jiménez va más allá de la búsqueda de la belleza planteando la revelación de Dios en la conciencia del propio poeta y en la naturaleza.

Grupo poético del 27

La poesía pura de Juan Ramón Jiménez y la experimentación de las vanguardias crearon un clima poético en el que surgieron autores de gran calidad conocidos como la generación del 27. Unos amigos con idénticas preocupaciones literarias celebraron en ese año el tercer centenario de la muerte del poeta barroco Luis de Góngora al que le dedicaron un homenaje. Los principales integrantes de la generación del 27 fueron: Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Federico García Lorca, Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso, Luis Cernuda y Rafael Alberti. Aunque cada uno de estos poetas tiene sus propias particularidades Sus escritos se caracterizan por una, escriben sobre la realidad de las cosas, las frustraciones psíquicas de las personas o los temas del amor y desamor, despreocupándose de la temática social y política propia de la generación del 98.

Pedro Salinas aspiraba a elaborar una poesía auténtica fruto del ingenio. Su poesía se caracteriza por una gran perfección artística con una forma aparentemente espontánea y sencilla. En su obra predominan los versos breves sin rima. En sus obras podemos diferenciar tres etapas en la primera etapa con una gran influencia juanramoniana se dedica a la búsqueda de lo absoluto como su obra presagios. A la segunda etapa pertenecen los libros más importantes del autor: La voz a ti debida y Razón de amor en el que destaca el tema del amor y el sentido de la vida. Posteriormente en el exilio escribió obras como Todo más claro, libro más amargo de Salinas en el que expresa su propia situación y concepción del mundo actual.

En Federico García Lorca se aúna la tradición, el popularismo y la fuerza trágica. Lorca ha sido siempre considerado el más internacional de los autores de la generación del 27, por el carácter llano de algunas composiciones y la pasión dramática de sus poemas. En su primera etapa escribió cuatro libros que se encuadran dentro de la corriente neopopularista en los que mezcló distintos géneros de la poesía popular con sus obsesiones temáticas y las innovaciones vanguardistas. Algunos ejemplos son Canciones y Poema del cante jondo. En el Romancero gitano, libro que le otorgó la popularidad, Lorca compuso 18 romances líricos narrativos que configuran un universo mítico andaluz. Posteriormente Lorca adopta un irracionalismo surrealista en el que se intensifican los temas del destino trágico, la frustración amorosa y la muerte en Poeta en Nueva York.

Luis Cernuda reunió toda su obra poética bajo un mismo título: La realidad y el deseo, cuyo tema principal es la lucha entre los anhelos íntimos y la restrictiva realidad. En su obra se distinguen tres etapas: en la primera caracterizada por la inspiración surrealista escribe Un río, un amor y Los amores prohibidos. En donde habite el olvido, los rasgos surrealistas dejan paso a un lenguaje más claro. Los libros escritos después de la guerra civil amplían su temática a la que añade el desarraigo.

Jorge Guillén es el genuino representante de la poesía pura. Su producción poética está agrupada en Aire nuestro que se estructura en 3 grandes series, muy enriquecidas en sucesivas ediciones: Cántico, Clamor y Homenaje. Su poesía elimina los aspectos accesorios sometiéndola a una depuración que en ocasiones impide captar el contenido humano que sus obras.

Gerardo Diego elabora poesía de vanguardia y también poesía tradicional. Algunos ejemplos son Imagen como obra vanguardista y Versos humanos como poesía tradicional en la que expresa su emoción y experiencia humana.

Vicente Aleixandre empezó con la poesía pura de Ámbito y adoptó pronto el irracionalismo surrealista en obras como Espadas como labios o Pasión de la tierra.

Rafael Alberti es un poeta autodidacta caracterizado por la variedad de estilos de su obra además de la síntesis se realizan del popular y lo culto. Tras un comienzo en el neopopularismo con obras como Marinero en tierra toda su obra sufre un cambio hacia lo culto y la vanguardia con Cal y canto.

Miguel Hernández es un epilogo de la generación del 27. Poeta espontáneo y visceral desarrolló una trayectoria literaria que fue del neobarroco al romanticismo y a la sencillez de la lírica popular. Escribió Perito en lunas y El rayo que no cesa entre otras obras

La novela española anterior a la Guerra Civil

La novela española del siglo XX comenzó en 1902 año de la publicación de tres obras que suponen una ruptura con el realismo: La voluntad de Azorín, Camino de perfección de Baroja, Amor y Pedagogía de Unamuno y Sonata de Otoño de Valle Inclán. Las cuatro comparten un rechazo a la estética realista, un subjetivismo, una crisis de los valores burgueses y una ruptura del argumento tripartito. En estas obras aparecen por primera vez personajes íntimamente problematizados (frente a los personajes planos de épocas anteriores) cobra importancia la percepción y experiencia subjetiva del presonaje y no el reflejo exacto de la realidad. En la estructura se rompe con la división tripartita del argumento realizandose obras con estructura y extensión variables. La novela se convierte en un análisis psicológico y moral de los personajes a través de su conducta. Estos suelen ser personajes inadaptados o desorientados oponiéndose a la moral burguesa de la época.

De los autores de la generación del 98 fue Baroja el novelista más puro caracterizado por su pesimismo filosófico y su visión negativa de la sociedad. Para Baroja era muy importante la observación de la realidad por lo que cobra especial protagonismo la descripción de ambientes y personajes, que suelen fracasar y se mueven por ambientes marginales. Utiliza un estilo sencillo y directo agilizando el ritmo de la acción. En sus más de setenta novelas, muchas agrupadas en trilogías, podríamos destacar Zalacaín el aventurero, La busca y El arbol de la ciencia.

Miguel de Unamuno es un escritor cultivador de multitud de géneros e intelectual caracterizado por su preocupación existencial. Sus novelas se encuentran a disposición de la expresión de las ideas del autor que giran en torno a los temas fundamentales de los escritores pertenecientes a la generación del 98, el existencialismo y en menor medida la visión de la España del momento. El tema religioso y existencial predomina en su obra San Manuel Bueno, mártir en la que Unamuno cuenta el martirio de un sacerdote que ha perdido la fe pero oculta su angustia para preservar la felicidad de sus feligreses. En Amor y Pedagogía se plantea la búsqueda de la felicidad y satiriza el método científico de buscarla. Ante las objeciones de algunos críticos, que negaron Niebla (novela de ideas) la condición de novela, Unamuno replicó años después subtitulándola “nivola”. Otras obras son Abel Sánchez o La tía Tula que tratan temas concretos.

Azorín (pseudónimo de José Martínez Ruiz) es un autor caracterizado por cultivar y además renovar la prosa española y los géneros literarios que practicó. Tras un período anarquista romántico joven, Azorín optó por una actitud desapasionada y contemplativa que se plasmará en sus obras. Esto conlleva a que en sus novelas observemos una descripción subjetiva y muy pormenorizada del paisaje y de la vida en los pueblos españoles y un ritmo narrativo lento al que no otorgará mayor relevancia. Destaca su obra autobiográfica La voluntad con la que contribuyó a la renovación del género novelesco y de cuyo protagonista tomó su pseudónimo.

Valle Inclán es un genial autor cuya obra se diferencia claramente en dos etapas. La primera en la que cultiva una exquisita prosa modernista, consta de cuatro novelas, sonatas de cada una de las estaciones. Constituyen la biografía sentimental de un viejo seductor, el marques de Bradomín quien rememoran hechos de su vida. La siguiente etapa es la etapa esperpento técnica que consiste en la deformación sistemática de la realidad para realizar una caricatura de la misma. Tirano banderas, sátira a un dictador y El ruedo ibérico, serie sobre el reinado de Isabel II son claros ejemplos de esta. En ella se realiza una visión demoledora y grotesca del mundo contemporáneo. Entre estas dos etapas se encuentra la trilogía La Guerra Carlista, formada por tres novelas más legendarias que históricas sobre la Galicia rural aristocrática que Valle añora. Por el cambio en su obra después de conocer los horrores de la Primera Guerra Mundial, diferenciamos dos etapas tanto ideológica como estéticamente en sus obras. En la primera etapa predominó el decadentismo finisecular y la recreación artificiosa del mundo feudal mientras que en la segunda etapa, a partir de 1920 realiza una crítica de la sociedad y contra la opresión acercandose a los postulados de la izquierda.

Posteriormente la generación de 14 desarrolló a la novela novecentista que se divide en dos tendencias: el intelectualismo y el perfeccionismo formal. Ramón Pérez de Ayala representa la primera tendencia y Gabriel Miró la segunda.

Ramón Pérez de Ayala recorrió diferentes etapas como novelista en los que desarrolla progresivamente su intelectualismo hasta que en su etapa final el estilo clasicista del autor alcanza su esplendor. Un ejemplo de sus primeras obras en clave autobiográfica es Troteras y Danzaderas y una obra intelectual y ensayística es Belarmino y Apolonio. Gabriel Miró buscó la perfecta prosa artística mediante la progresiva depuración de su estilo descriptivo, como se refleja en su obra Nuestro Padre San Daniel.

Aunque en el vanguardismo lo esencial es el grupo poético del 27, cabe citar a otros como Ramón Gómez de la Serna, poeta iniciador del vanguardismo en España. En los años treinta, debido a una rehumanización y a la defensa del arte impuro surgió la novela neorealista en la que destacan Ramón J. Sender con Mister Witt en el Cantón o Réquiem por un campesino español y Max Aub con Campos de sangre entre otras muchas.

Teatro español anterior a la Guerra Civil.

A finales del s XIX el teatro español estaba anclado en un teatro de costumbres burguesas sin ningún otro afán que el de entretener a su público. A comienzos del s XX se mantiene esta línea continuista, pero además , nace un teatro renovador y experimental en el que tienen especial importancia Valle Inclán y Lorca.

En el teatro continuísta, dirigido a la clase media, cabe distinguir tres tendencias: El teatro burgues, el poético y el cómico.

El teatro burgués continúa con la línea de representación de la escena española de la clase media, aunque ya comienza a apreciarse un tono levemente crítico. Su máximo representante fue Jacinto Benavente con su obra Los intereses creados.

El teatro poético es un drama escrito en verso basado en la historia nacional impregnado de fuerte ideología tradicionalista. Sus representantes más destacados son Eduardo Marquina y Francisco Villaespesa con Doña María de Padilla.

El teatro cómico perseguía sin pretensiones la risa del espectador. Fue cultivado por autores como los hermanos Quintero con sus comedias de costumbres andaluzas, Pedro Muñoz Seca, creador de un género conocido como Astracán y Carlos Arniches, autor más famoso de su tiempo.

Frente al teatro tradicional, se produjo un intento por parte de diversos escritores de renovar el teatro, sin demasiado éxito realizando un teatro de ideas y un teatro vanguardista. El teatro renovador estaba inspirado por las corrientes renovadoras europeas, aunque no fue muy representado por su poca aceptación y comprensión entre el público. Diferenciamos entre el teatro de ideas y el teatro vanguardista. En el primero se utiliza el teatro como vehículo para la explicación y difusión de ideas. Destaca Miguel de Unamuno, con un teatro desprovisto de cualquier adorno en el que únicamente se plantean reflexiones existenciales y Jacinto Grau. El segundo fue un teatro experimental que sirvió para ensayar nuevas herramientas de representación escénica pero que constituyó un auténtico fracaso por la escasa acogida entre el publico. son exponentes de esta tendencia Azorín, Alberti, Max Aub y Alejandro Casona, que sin ser tan innovador cosechó más éxito con obras como Los árboles mueren de pie. Otros autores que cultivaron este teatro y que tuvieron éxito en su carrera literaria son Valle Inclán y Federico García Lorca.

Valle Inclán es un autor con un comienzo tradicionalista y posteriormente crítico con la sociedad del momento. Su teatro es conocido por su etapa esperpéntica, aunque también presenta una primera etapa modernista. Con obras como El Marqués de Bradomín (versión teatral de la sonata de primavera) sigue la estética modernista, así como con las farsas, aunque ya observamos el comienzo de la transición al esperpento en Divinas palabras. Fue autor de un ciclo mítico formado principalmente por las Comedias Bárbaras situadas en la Galicia de los mitos. El teatro esperpéntico es un género creado por él en el que realiza una deformación sistemática de la realidad para caricaturizarla. Es extremadamente crítico en el terreno sociopolítico y con una indisimulada piedad hacia las víctimas de la opresión y la injusticia. Valle se propone obligar al espectador a reflexionar y a juzgar los conflictos que se le presentan mediante una técnica distanciadora y deshumanizadora que impide cualquier identificación emocional. La obra más representativa del teatro esperpéntico es Luces de Bohemia aunque tambien destaca pero en menor medida Martes de Carnaval, que recoge tres breves piezas.

Federico Garcia Lorca es un escritor cuyo tema presente en toda su obra es el destino trágico del hombre, como se observa en obras tan destacadas como Yerma, Bodas de Sangre y La casa de Bernarda Alba. Existen algunos aspectos que vinculan la inspiración teatral de Lorca con la de Valle Inclán por su interés por la farsa como genero breve que permite satirizar la conducta de la sociedad y su apego al teatro de guiñol y títeres. Sin embargo a Lorca le desagradaba la truculencia del esperpento de manera que cuando escribe su primer drama histórico Mariana Pineda, opta por un tratamiento lírico y romántico. Lorca escribió dos tipos de farsas: las farsas para títeres y las farsas para actores. En las primeras recibe la influencia del esperpento valleinclaniano mientras que en las segundas trata el tema del amor impedido por los intereses sociales. Con su estancia nueva York y la Habana llega la realización de los dramas vanguardistas, un teatro imaginativo y surrealista que él llama “misterios” o “comedias imposibles”. En esta etapa Lorca escribe Así pasen cinco años y El público. En estas obras defiende la plena realización del deseo individual frente a las convenciones de la sociedad. Las obras dramáticas más importantes son las tres famosas tragedias rurales -Bodas de sangre, Yerma, La casa de Bernarda Alba- y Doña Rosita. Estas tragedias comparten los temas del protagonismo de la mujer y el tema de la represión del sentimiento por la moral del momento. Además su obra se caracteriza por una fuerte crítica de la sociedad del momento que provoca el final trágico de sus obras.

La poesía española posterior a la Guerra Civil

La Guerra Civil Española enfrentó a dos sectores radicalizados: los defensores de la República y los grupos de derecha, notandose esta separación en la creación poetica posterior. La victoria del general Franco supuso un ambiente literario de opresión y censura. La mayor parte de la generación del 27 fue condenada al exilio por la victoria del bando nacional, siendo pocos los que permanecieron en el país.

Así los poetas surgidos en los años cuarenta se ven divididos en dos grupos atendiendo a sus diferencias ideológicas: los poetas arraigados y los desarraigados. Los poetas arraigados que simpatizan con ideas falangistas, cultivan una poesía nacionalista, patriótica, optimista y lejos de la preocupación existencial. Es clásica en la forma y se observa una notable presencia del tema patriótico y religioso. Pertenecen a este grupo poetas como Leopoldo Panero o Dionisio Ridruejo además de grupos como "Juventud Creadora". Los poetas desarraigados, vinculados a ideologías de izquierda, cultivan una poesía de corte existencial influida por la posguerra. Podemos destacar a Victoriano Crémer y a Eugenio G. de Nora. Además de esta poesía existencial existen otros dos movimientos poéticos que buscan continuar la lírica de preguerra: el postismo, que busca el retorno del surrealismo y el grupo Cántico, seguidores de la generación del 27. Debemos añadir a Vicente Aleixandre y a Dámaso Alonso con Hijos de la ira, intelectuales del 27 que permanecieron en España.

En los años cincuenta se abandona el desarraigo de la época anterior para dar paso a una poesía social caracterizada por un afán de denuncia y acción política, una poesía dirigida a la colectividad. En este período destaca Blas de Otero, que pese a su comienzo con una poesía existencial con obras como Ángel fieramente humano, evoluciona al tema social y de denuncia con En castellano, obra de estilo coloquial y con libertad métrica. Su ciclo se cierra con una etapa de carácter intimista-irracional. Otro poeta de mención es José Hierro, quien pasa del tema existencial de sus inicios o una poesía más colectiva aunque conciliada con la anterior

En los sesenta se pasó a una poesía de la experiencia individual y del conocimiento del mundo, al quedarse la poesía social obsoleta. El primero de los autores adscritos a estas nuevas corrientes es Ángel González que evoluciona a la llamada metapoesía pesimista e irónica. Palabra sobre palabra será la obra que dará título al conjunto de su poesía. Otras obras son Tratado de urbanismo y Otoño y otras luces, en la que concibe la poesía como experiencia de lenguaje. Claudio Rodríguez es otro poeta de importancia que elabora en su obra vitalista una teoría del conocimiento del mundo, de la que podemos destacar Don de ebriedad. El último de estos autores es Jaime Gil de Biedma, autor de tres libros recogidos bajo el título de las personas del verbo. Elabora una poesía de la experiencia moral en un estilo coloquial distanciado.

Con la llegada de los setenta se realiza una poesía experimental destacando el grupo de los "novisimos". Son nueve autores recogidos en una antología entre los que se encuentran nombres como Ana María Moix o José María Álvarez. Estos se caracterizan por el experimentalismo y el intelectualismo. En esta misma atmósfera encontramos a otros autores no incluidos en la antología como son Antonio colinas o Luís Antonio de Villena.

Ya en los ochenta, al igual que en los noventa, el número de estilos poéticos se multiplica, definiéndose más nítidamente el costumbrismo urbano.

La novela española posterior a la Guerra Civil

La guerra civil supuso un corte brusco en el desarrollo literario y artístico del momento. A pesar del ambiente represor de la época numerosos escritores elaboran y publican numerosas obras. Entre estos autores destacan Camilo José Cela, Miguel Delibes y Torrente Ballester cuya técnica se adapta a los diferentes estilos de realismo (existencial, social y dialéctico) presentes a lo largo de su trayectoria literaria.

En los años 40, autores en el exilio como Ramón J. Sender, Max Aub o Francisco Ayala elaboraban novelas que fundamentalmente denunciaban la dictadura. Mientras en España se observaban dos líneas diferentes. La novela nacionalista y la novela existencial. La novela nacionalista es realizada por escritores que defienden la ideología franquista y los valores tradicionales. Así autores como Rafael García Serrano con su obra La fiel infantería realizan obras de carácter propagandístico al régimen.

Por otro lado la novela realista existencial de los años 40 comienza con la familia de Pascual Duarte, obra tremendista de Camilo José Cela que marca el inicio de una nueva sensibilidad. La novela de los años 40 se caracteriza por un realismo tradicional con un gran pesimismo existencial consecuencia de la situación en España tras la guerra civil. Otra obra de este periodo es Nada de Carmen Laforet.

En los años cincuenta con el realismo social los autores van más allá para realizar un enfoque crítico de la sociedad pero sin profundizar en la injusticia social. Sus obras se caracterizan por el objetivismo, ya que únicamente retratando la mala situación de la sociedad española, realizaban la acción reivindicativa que ellos pretendían. La obra precursora de este realismo social que comprende desde los años 50 hasta la mitad de los años 60 es La colmena de Camilo José Cela que presenta multitud de innovaciones técnicas como el objetivismo y el protagonista colectivo. Otras obras son El Jarama de Rafael Sánchez Ferlosio, Entre visillos de Carmen Martín Gaite y Gran Sol de Ignacio Aldecoa. La primera obra y la tercera pretenden hacer una fotografía realista de la realidad así como la segunda que concretamente trata el problema de la mujer en la sociedad cerrada del momento.

A partir de la mitad de los años sesenta y en los 70 se produce un paulatino abandono del realismo social por la relativa mejora de la situación y un intento de renovación y experimentación de nuevas formas y procedimientos narrativos, lo que se conocerá como realismo dialéctico. La renovación narrativa supone la utilización de nuevas técnicas innovadoras en Europa como el del escepticismo y el monólogo interior, así como una mayor creatividad lingüística y estructural. Estas obras se caracterizan por crear a casos particulares que pueden ser trasladados a la generalidad y por ser un compendio de las dos etapas anteriores al tratar los temas existenciales y sociales. Algunas obras propias de éste período son Tiempo de silencio de Luis Martín santos, precursora de la renovación formal, Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes y Señas de identidad de Juan Goytisolo.

Desde 1975 a la actualidad se produce una expansión novelística con diferentes estilos desde la tradición al experimentalismo pero sin olvidar la temática social. Tras la liquidación de la dictadura se produce una modernización del país que también afectará al ámbito narrativo elaborándose novelas de gran variedad temática y estilística. Es gracias a esta heterogeneidad a la que se recupera el interés por el argumento y la fácil comprensión rompiendo con la línea anterior de la experimentación. Algunos autores son Eduardo Mendoza con su obra La verdad sobre el caso Savolta, Javier Marías con Corazón tan blanco y Almudena Grandes con El corazón helado

Camilo José Cela, Miguel Delibes y Torrente Ballester son autores que a lo largo de su trayectoria literaria evolucionan por las diferentes etapas anteriores.

El estilo de Camilo José Cela sufre una continua renovación si en el principal precursor de los diferentes cambios ya que con el comienza el tremendismo y el objetivismo. Sus obras más importantes son La familia de Pascual Duarte y La colmena. La primera se caracterizan por su tremendismo con un fuerte contenido expresivo y crítico social mientras que la segunda abre el camino de la novela social realizando un cuadro objetivista de la mala situación del momento.

Miguel Delibes es autor de una extensa y exquisita obra caracterizada por su sobriedad, su cristiandad y su compromiso social. Sistemas principales son la exaltación de la vida natural, la denuncia de la marginación de los humildes y la crítica de la burguesía media. Realiza novelas rurales en las que destacan El camino (realista y existencial) y Los santos inocentes (realismo dialéctico), y novelas urbanas sobresaliendo notablemente Cinco horas con Mario (realismo dialéctico).

Torrente Ballester recibe el éxito tardío gracias a su obra La saga/fuga de JB perteneciente al realismo dialéctico. Es una novela intelectual e imaginativa de difícil comprensión. Además realiza Los gozos y las sombras, una trilogía realista de corte tradicional.

El teatro español posterior a la Guerra Civil

En los años cuarenta, tras el conflicto de la Guerra Civil podemos distinguir dos líneas de creación teatral: la comedia burguesa, de raíz de benaventiana, y el teatro de humor propiamente dicho. Los primeros consisten en piezas ideología tradicionalista simpatizantes con alta burguesía y despreocupados en la problemática social, pudiendo destacar, como autor a José María Pemán entre otros. El segundo viene representado por dos figuras: Enrique Jardiel Poncela Y Miguel Mihura, creando Poncela un teatro ingenioso e inverosímil y Mihura un teatro más sentimental.

A finales de los cuarenta y comienzos de los cincuenta surge un teatro realista y de denuncia promovido por un inconformismo social con preocupaciones existenciales. En cuanto al compromiso social se distinguen dos formas de entenderlo: El posibilismo de Buero Vallejo que defendía la crítica dentro de las limitaciones de la censura frente al imposibilismo revolucionario de Sastre cuya crítica al ser demasiado radical para esquivar la censura era casi de inalcanzable lectura para el público.

Buero Vallejo es uno de los principales dramaturgos de la segunda mitad del siglo veinte, pudiendo destacar tres etapas en su obra. La primera de carácter más existencial como se ve en Historia de una escalera, da paso a una segunda etapa ya plenamente comprometida con la realidad, más característica de su teatro. Con él busca la implicación del espectador y la concienciación de este tratando del tema de la lucha por la libertad humana con una perspectiva histórica. Obras importantes pertenecientes de este período son, por ejemplo El sueño de la razón, pero especialmente El tragaluz, obra que analiza la realidad actual desde un futuro lejano utilizando una técnica distanciadora con el espectador. Posteriormente busca nuevas formas de expresión dramática siendo ejemplo La fundación

En cuanto a Sastre, este busca un teatro renovador, si bien distinguimos tres etapas en su obra: un teatro metafísico-existencial, un segundo teatro de crítica social, del que destaca Escuadra hacia la muerte y una última etapa donde hace convivir la caricatura y el distanciamiento en la "tragedia compleja".

Otro autor de mención es Fernando Arrabal, quien evolucionan y un teatro del absurdo a un autodenominado teatro pánico que busca la perturbación en el espectador. Algunas de sus obras son Pic-nic o La torre de Babel en las que se rompe con las convenciones formales del teatro anterior pero se mantiene el compromiso de denuncia de la injusticia.

Llegamos así a la neovanguardia teatral de los sesenta y setenta en la que se realiza un teatro simbólico y experimental. Surgen grupos de teatro independientes y destacan autores como Luis Matilla, José Ruibal o Francisco Nieva. Éste último es un gran representante de éste teatro que en diferentes períodos realizó el "teatro furioso" de denuncia, el "teatro de farsas y calamidad" al que pertenece La señora tártara y el "teatro de crónica y estampa" más experimental, con Sombra y quimera de Larra.

Finalmente con la transición democrática se continúa el teatro simbólico o farsesco de descontento social, de que podemos destacar a Manuel Martínez Mediero. A la vez que se realiza éste teatro vanguardista también se realizaba un teatro más comercial como el de Antonio Gala o Juan José Alonso Millán. En los años ochenta y noventa se busca conciliar la exigencia artística con la aceptación del público, por lo que los nuevos autores se inspiran en tres dramaturgos formados en el teatro independiente de los sesenta y setenta: José Sanchis con ¡Ai Carmela! , José Luis Alonso Santos con una comedia costumbrista de lenguaje coloquial en Trampa para pájaros y Fermín Caval que trata temas de actualidad.




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Enviado por:ñañaña
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