Literatura


La insoportable levedad del ser; Milán Kundera


¿Peso o levedad?

“Entonces, ¿qué hemos de elegir? ¿El peso o la levedad?”

“Este fue el interrogante que se planteó Parménides en el siglo sexto antes de Cristo. A su juicio todo el mundo estaba dividido en principios contradictorios: luz-oscuridad; sutil-tosco; calor-frío; ser-no ser. Uno de los polos de la contradicción era, según él, positivo (la luz, el calor, lo fino, el ser), el otro negativo. Semejante división entre polos positivos y negativos puede parecernos puerilmente simple. Con una excepción: ¿qué es lo positivo, el peso o la levedad? Parménides respondió: la levedad es positiva, el peso es negativo. ¿Tenía razón o no? Es una incógnita. Sólo una cosa es segura: la contradicción entre peso y levedad es la más misteriosa y equívoca de todas las contradicciones.”

La insoportable levedad del ser

Milán Kundera

Criticada para bien o para mal desde su publicación, La insoportable levedad del ser enmarca filosóficamente determinadas aristas humanas que devienen en un psicologuismo a la hora de describir a los personajes. ¿Dónde arriba lo novedoso?: en los criterios estéticos donde influyen la levedad y el peso, y el “Kitsch”; este último como un elemento representativo de las debilidades humanas.

Avanzar y retroceder en las historias a partir de solo unos cuantos momentos, descubre una novela funcional que opera bajo las categorías positivo-negativo de Occidente para transformarla bajo la utopía y la realidad de la levedad y lo pesado -cuál es el positivo y cuál el negativo-

“Lo terrible del hombre no son sus disparates sino la terrible lógica que impone a su conducta y a su proceder”, expresaba Oscar Wilde. Este enfoque canaliza las acciones de la obra a través de tesis muy importantes: la metáfora, la duda y la semántica emocional. Se convierte así más que una novela, en un ensayo donde los personajes son meros títeres de uno o dos traumas, de una o dos constantes -como si el ser humano sólo fuera un resorte que se libera y se retrae ante uno o dos impulsos.

Cuatro son las personas principales que interactúan entre sí: Teresa, Tomás, Sabina, y por último, Franz.

Teresa es el papel protagónico y la esposa de Tomás, en quien inspira compasión y ternura. Las infidelidades de él la hacen sufrir y sentir celos, los cuales no reprocha. Le preocupa mucho la diferencia entre el alma y el cuerpo y es una paradoja que constantemente la persigue.

Tomás es el otro personaje principal. Doctor cirujano prestigiado que se ve obligado a dejar su trabajo por cuestiones políticas. Tiene un carácter fuerte, y es mujeriego, compasivo, y observador. Hace el amor con diferentes mujeres para buscar en ellas la cualidad que las hace distintas a las demás. Él ama a Teresa, pero en dicha búsqueda le es infiel.

Sabina es un personaje secundario, pero tal vez el más enigmático e introvertido de todos. Se dedica a pintar. Mujer que busca y persigue incansablemente la libertad. En el momento que se siente presionada, atada o intimidada por alguien, abandona aquello que le da dicho peso y se conduce a la levedad del ser. Es la amante de Tomás y Franz.

Este último es el cuarto personaje, un hombre que se enamora de Sabina y la idealiza hasta el final de su vida. De aspecto bonachón y corpulento, es un científico suizo de gran idealismo lírico y cursi.

Así pues, podemos definir a La insoportable levedad del ser  como una reflexión sobre problemas filosóficos que nos afectan directamente cada día. La muerte, la complejidad psíquica de las personas, el sexo, la felicidad, la religión, el comunismo, la levedad, el peso, y en especial el kitsch, son temas claves para poder entender las paradojas planteadas en la obra. También se hace referencia al régimen comunista en Checoslovaquia durante esa época.

LA LEVEDAD Y EL PESO

Si hacemos un repaso al argumento de la obra, vemos la existencia de un protagonista masculino (Tomás), acostumbrado a no preocuparse por las cosas trascendentales hasta que conoce a Teresa. Cuando se enamora de ella, se origina una ambigüedad que oscila entre la entrega absoluta a su mujer y el placer sexual que las otras mujeres podían darle.

Esta separación entre amor y placer es algo que inevitablemente Teresa no entiende, lo que puede ser producto de la moral que ella vive. Él se siente obligado a no herirla y consecuentemente, a renunciar a su antigua vida.

Pero entra a jugar un papel esencial en este punto “la idea del eterno retorno”, como una línea circular en la vida que no lleva a ningún fin porque todo se repite.

Entonces se convierte en una banalidad arreglar las cosas, ya que todo vuelve a ocurrir y da lo mismo arreglar los asuntos bien o mal, porque al repetirse una y otra vez, todo sucede nuevamente, por lo que todo está permitido. Este concepto de la vida es tratado en la obra para demostrar la levedad asumida por los personas, esencialmente Tomás.

Una nueva idea se le agrega a esta eterna repetición, y es la de “la insoportable levedad del ser”, como aparece en el título; la cual podemos traducir como “la insoportable levedad de existir”, ya que producto de la absurda monotonía, que produce una absurda levedad, la vida se vuelve sumamente insoportable. Esto se puede entender como la “pesada levedad de existir”, porque esta connotación negativa de lo insoportable como la existencia, crea un “peso sobre la persona”.

NEXO

El concepto de “Kitsch” entra a jugar un papel muy importante como un estilo estético que apela a nuestras emociones. Kundera, con una connotación más filosófica, toma el “Kitsch” como todo aquello que niega lo inaceptable de la existencia humana.

El autor hace énfasis en que nadie puede escapar del “Kitsch”, que viene traducido como determinadas reglas sociales de la vida privada de todas las personas. Dicho argumento viene a enmascarar actividades diarias que efectúa el ser humano, pero vulgares e inaceptables como sería el hecho de defecar, lo cual no debería avergonzarnos, pero que socialmente es mal visto.

Se hace inevitable la constante presión que ejerce el “Kitsch” sobre todas las personas. Los resultados pueden catalogarse de imprecisos y nefastos en algunas ocasiones, sobre todo porque se estereotipan algunos conceptos como la belleza y los buenos modales. Esto puede comprobarse en la denominación de hombres y mujeres como figuras perfectas que no escapan a cánones establecidos socialmente.

Esta manipulación de la belleza en la sociedad es completamente “Kitsch”, ya que acepta una figura estéticamente perfecta, pero deja a un lado la persona con todos sus defectos y vulgaridades.

El cuerpo de esta forma termina siendo un objeto social, determinado más que por la trascendencia emocional y espiritual que socialmente se le da a un cuerpo, por una especie de tradición que viene dada por condiciones históricas, estéticas y morales.

De aquí se deriva la importancia otorgada a las apariencias que da una persona o institución. Esta situación ocurre en todos los lugares en los que socialmente se desarrolla el ser humano, esencialmente en el trabajo, en la calle, en los distintos lugares de asistencia médica, así como en las instituciones escolares.

La imagen que una institución prefiere dar, responde únicamente a esta situación social, ya que al cumplir con estas “reglas sociales” son considerados como un buen establecimiento por la mayoría de las personas “que consideran importante la imagen, que están sometidas al “Kitsch” y que no les molesta o no se dan cuenta que viven dominados por este estilo estético”.

A Sabina le gustaba tanto Tomás porque él era todo lo contrario al hombre común, él representaba lo contrario al “Kitsch”.

En la tercera parte de la obra (Palabras incomprendidas), se cuenta la historia entre Sabina y Franz, un médico que vivía en Ginebra. En dicho fragmento sería interesante hacer alusión a un “diccionario de palabras incomprensibles”, donde el “Kitsch” comienza a jugar un papel esencial en los significados. Algunos ejemplos demuestran la tesis anterior.

Mujer: Sabina que cree que es un don que no ha elegido, pero que tampoco le afecta. Franz creía que las mujeres eran un valor, pues no todas tenían el derecho de ser llamadas mujeres.

Patria de Sabina: Franz adoraba la patria de Sabina, sobre todo cuando escuchaba alelado las historias sobre la cárcel, la persecución, los tanques en las calles, la literatura prohibida. Sabina pensaba que estas cosas no eran importantes, porque no le expresaban ningún significado.

Cementerio: La única palabra que Sabina recuerda con nostalgia, pues las tumbas con las lápidas cubiertas de césped y flores le parecen tan hermosos como las canciones de cuna. Para Franz un cementerio es un desagradable amasijo de huesos y piedras.

Fuerza: Sabina adoraba la fuerza de Tomás cuando le ordenaba que pusiera un espejo en el piso para que ella caminara desnuda por encima de éste. Franz opinaba que “amar era renunciar a la fuerza”. Sabina pensaba que era una frase hermosa y por lo tanto quedaba descalificado dentro de su vida amorosa.

Belleza de Nueva York: La belleza europea para Franz había tenido siempre una apariencia intencional por los criterios estéticos y planes a largo plazo en la construcción de grandes edificaciones. A Sabina le gustaba Nueva York por que no era intencional con formas casuales, sino belleza por error; como unos de sus primeros cuadros en la etapa adulta, al cual le había caído pintura roja por equivocación.

Si realizamos un esbozo de la obra en su conjunto, podemos concluir que el “Kitsch”, somete a los personajes a esta idea social y estereotipada, donde las imágenes juegan un rol sumamente importante y la trascendencia queda relegada a un segundo plano. De esta forma emprende una fuerte crítica contra la sociedad, afirmando por medio de Teresa, Tomás, Sabina, y Franz que vivimos en una fuerte levedad.

De una u otra forma, busca reconocer que la importancia que le damos a la estética es la única culpable de que caminemos por la vida en el mero intento de descubrir la simplicidad de la existencia y construyamos nuestro destino sobre cosas efímeras y poco importantes para la verdad humana.

Si no hubiese una “insoportable levedad del ser”, ¿los individuos recapacitarían sobre lo verdaderamente importante para realizarse como hombres? Kundera nos hace recapacitar sobre el tema en una magistral novela, que se diluye entre el ensayo y la doctrina filosófica.

(OTROS CRITERIOS ESTETICOS)




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Enviado por:Danny González Lucena
Idioma: castellano
País: Cuba

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