Literatura


La guerra de los mundos; Herbert George Wells


Introducción

La guerra de los mundos es una novela de ciencia ficción del escritor ingles Herbert George Wells, conocido por muchos autores como el padre de la ciencia ficción; entre sus obras mas importantes también destacan “La isla del doctor Moreau” y “El hombre invisible”.

Es una novela impactante que te mantiene a la expectativa de lo que sucederá, a pesar de ser cruel y despiadado por lo que se llega a narrar, muestra muchos mensajes que aun en nuestro tiempo no entendemos o no queremos entender.

Wells en esta novela nos muestra acción, suspenso, aventura, terror, tristeza, ansiedad, en fin todos los sentimientos que tienen los seres humanos cuando se ven en envueltos en situaciones de extinción. Hace volar nuestra imaginación al máximo, envolviéndonos con su obra y llevándonos aun mundo, a una época, totalmente diferente, haciéndonos ver con nuestros propios ojos todo lo que ahí acontece; provocándonos variados sentimientos.

En general, en esta novela podrán comprobar que la ciencia ficción no esta alejada de la realidad y que ahora en la actualidad tal vez no esperemos una invasión extraterrestre pero creemos que si existe vida en algún otro planeta no muy lejano….

  • Resumen

  • Todo comienza a finales del siglo XIX, en Inglaterra, astrónomos que observaban el planeta Marte descubrieron varias explosiones, ellos sacaban varias deducciones como la que en Marte se estaban estrellando meteoritos pero nadie sospechaba lo que vendría mas adelante.

    A la mañana siguiente los pobladores de Winchester, vieron en el cielo una línea en llamas a gran velocidad haciendo impacto en la landa, curiosos se trasladaron al lugar a ver que era lo que venia del cielo al acercarse pudieron constatar que era algo que jamás habían visto no parecía un meteoro, mas bien era algo en forma cilíndrica que poco a poco empezó a girar por uno de sus extremos como si se estuviera desatornillando, los astrónomos empezaron a deducir que se trataba de una nave y que seres de otro planeta, tal vez Marte, venían en su interior.

    La gente se comenzó a congregar con mayor numeró en el lugar, esperando la aparición de esos seres, al momento que se desprendió la tapa del cilindro salio esa cosa, que tenia un apariencia repugnante. La mayoría de la gente corrió despavorida, solo algunos cuantos se quedaran expectantes a ver que hacia este ser. La gente que había huido anteriormente retomo la confianza y se acerco de nuevo a ver lo que sucedía, de repente, también del cilindro, apareció una armadura que poseía un arma que lanzo un rayo destellante, que a las personas que tocaba las mataba instantáneamente. Todos comenzaron a huir lo más rápido que podían, aunque muchos no lograron hacerlo.

    En el transcurso del día llegando hasta el día siguiente estuvieron llegando mas cilindros y un pequeño ejército de marcianos comenzó a formarse. Estos se desplazaban en sus grandes armaduras, todos con el objetivo de destruir al que se le pusiera frente. Los marcianos tomaron rumbo hacia la capital, Londres, para eso todos las tropas inglesas cercaron la capital creyendo que con sus potentes cañones podrían detenerlos, pero fue inútil todos perecieron, la gente que habitaba Londres empezó a evacuar lo mas lejos que pudieran estar de los temibles marcianos llevando sus cosas mas preciadas….

  • Caracterización

  • Narrador: Un hombre que vivía en Woking al sur de Inglaterra, era una como cualquier otro que tenia muchos sentimientos, todos estos ocasionados por los sucesos que vivía en ese momento; puedo decir que era alguien astuto, por lo ágil que era para escabullirse entre fosas, y árboles para no ser visto por los invasores y también así poder observar lo que sucedía; temeroso, pues nunca se arriesgaba mas de la cuenta; pensativo, pues muchas veces se detenía a reflexionar lo que sucedía y a planeaba bien sus movimientos; humanitario, pues en muchas ocasiones en vez de huir despavoridamente, siempre trataba de ayudar a alguien que necesitara su ayuda en ese momento; y el mas importante que era observador, pues siempre era un testigo distante y en otras ecuaciones la victima. En rasgos físicos puedo decir que era el típico hombre ingles de esa época, alguien delgado, alto y atlético.

    Marcianos: Al ser seres de otro planeta en lo físico eran totalmente diferentes de nosotros, pero en lo sentimental digamos que eran muy semejantes; eran despiadados, pues no se tentaban el corazón para matar a los humanos, sin importarles si los extinguían o no; sanguinarios, porque mataban con salvajismo terrible derramando sangre de sus victimas por donde ellos avanzaban; por ultimo algo que me llamo la atención es que ellos eran marcianitarios (humanitarios) por decirlo así, pues cuando alguno de ellos caía en la batalla entre ellos le daban auxilio y lo alejaban a un lugar de menos peligro para ver si se podía recuperar y seguir su lucha. En lo físico eran seres monstruosos para la vista humana pues tenían grandes ojos, una boca con labios colgando dejando escapara saliva, tenían escasez de frente, su cuerpo era de una masa redonda y palpitante, poseían largos y viscosos tentáculos y demasiado lentos para desplazarse.

    Pase junto a uno de mis vecinos, cuyo nombre ignoraba, y me detuvo. Pero no me pareció momento propicio para trabar conversación. ¡Qué bestias feas!-dijo-. ¡Dios mío, qué bestias feas! Y lo repitió varias veces.

  • Crítica o reflexión.

  • Esta novela nos transmite como un ser poderoso suprime al débil ya sea de su vida o libertad, como en nuestro tiempo lo podemos ver en naciones poderosas que invaden o presionan a las más débiles para sacarles beneficio y el temor que siente el débil por no tener los recursos ni las armas para poder defenderse.

    Al principio me sentí un poco deprimido al contagio de los temores de mi esposa, pero de pronto los marcianos a absorber mis pensamientos. En ese instante ignoraba por completo el resultado de la lucha de a noche y lo único que podíamos hacer era seguir huyendo.

    El poderoso no tiene piedad ante los demás seres vivos los acaba y los destruye sin importarles lo que eran, si tenían familia, sin importarles si eran personas buenas o malos solo cumplen su objetivo principal el de destruir y apoderarse de la mayor riqueza posible.

    Rápida y regularmente esa llameante muerte, esa invisible, inevitable espada de llama, describía su curva. Por las zarzas ardiendo que tocaba, advertí que venia hacia mi, y yo estaba demasiado asustado y estupefacto para intentar moverme.

    La nación poderosa siempre esta habitada por seres vanidosos, que el poder de la nación esta reflejado en cada uno de ellos; por decir los Estados Unidos antes del atentado en las torres gemelas era un país vanidoso que todos le tenían miedo y respeto, pero se desvaneció en unas cuantas horas y el temor de la gente se acrecentó y mucha gente prefirió emigrar a otros países.

    Sin duda, el pensamiento que embargaba la mayor parte de aquellos cerebros (así como el mío), era la enigmática cuestión de saber lo que se imaginaban de nosotros los marcianos. ¿Se daban cuanta de que nuestros millones de individuos estaban organizados, disciplinados, unidos en una obra en común?

    En la época de que Wells vivió, podemos ver que el sistema de expansión que tenían muchos países europeos, estaba enfocado hacia comunidades africanas con un solo objetivo el de colonizarlas y así poder aprovechar los recursos que estas le proveían; inclusive en esta época actual aun hay algunas colonias propiedad de europeos en el África.

    Hombres como Schiaparelli observaron el planeta rojo, pero no supieron interpretar las fluctuaciones aparentes de los fenómenos que registraban tan exactamente. Durante todo este tiempo los marcianos se preparaban.

    En muchas ocasiones el temor a la muerte lleva al hombre, ya sea el más poderoso del mundo, a buscar a Dios, a la fe que durante mucho tiempo olvido o quiso olvidar para que no se interpusiera en su afán del poder y esto sucede hasta nuestras fechas sin distinción razas, tal vez por sentir el acercamiento de la muerta y de la necesidad que siente el hombre en esos casos de estar bien con Dios, sea el que sea, solo con el simple hecho de creer en un ser supremo les de vuelve el bienestar que necesitan y así poder darle un sentido mas claro a los sucesos que esta persona sufre.

    ¿Por qué serán permitidas estas cosas? ¿Qué hemos cometido? El servicio divino había concluido y yo me paseaba para aclarar mis ideas, cuando de súbito estallaron el incendio, la destrucción, la muerte. ¡Como Gomorra y Sodoma! Toda nuestra obra desecha. ¡Toda nuestra obra! ¡Toda! ¿Quiénes son esos marcianos? -¿Quiénes somos nosotros?- le respondí yo, tosiendo.

    Por lo regular cuando el humano siente temor, por una guerra, desastre o algo que pone en juego su existencia, muchas veces no piensa en los demás si no en su propia vida, si tiene que matar a alguien para salvar la suya lo hará sin miramientos con tal de seguir huyendo y tal vez seguir viviendo.

    Unos gritos que oyó de pronto le hicieron apurar el paso. En el recodo del camino, dos hombres intentaban despojarlas del carricoche en que iban, mientras un tercero sujetaba con trabajo al asustado caballo.

    Conclusión

    Puedo decir que es una obra fabulosa de ciencia ficción, que nos muestra como el ingenio de un solo hombre para poder escribir todas estas líneas que nos mantienen con una gran expectativa para ver lo que pasara, mostrándonos con su gran imaginación y creando seres de otros planetas invadiendo la tierra para que podamos conocer bien la condición humana.

    Wells a pesar de escribir esta novela de ciencia ficción, dentro de ella nos trata de mostrar la naturaleza humana, muestra lo que puede ocasionar la vanidad del hombre, la vanidad del poderoso, que cuando es destruida se comporta como un niño.

    Algo importante que hay que destacar es que Wells a pesar de contar con una gran imaginación, también poseía grandes conocimientos de ciencias, por lo cual esta novela cobra mayor realce, causando mayor interés por el lector.

    En general podemos decir que Herbert George Wells, a pesar de su gran virtud, podemos decir que el con el humo negro que brotaba en los desastres ocasionados por los marcianos, se podría comparar con lo que ahora se vive con las guerras químicas o gases asfixiantes. También el rayo ardiente la principal arma de los marcianos, se puede comparar lo con el actual rayo láser; pero esto fue solo una coincidencia por parte del autor, es lo que llego a suponer, o tal vez no, pero bueno se los deja a su criterio y si lo desean tomar como un profeta estarán en todo su derecho.

    Les recomiendo este libro ampliamente pues se pasaran momentos de mucha emoción al emprender el vuelo dentro de la imaginación de Herbert George Wells.

  • Vocabulario.

  • Postrimerías: f.   Último período o últimos años de la vida.

    Fluctuación: f.   Acción y efecto de fluctuar. 2. Diferencia entre el valor instantáneo de una cantidad fluctuante y su valor normal. 3. Irresolución, indeterminación o duda con que alguien vacila, sin acertar a resolverse.

    Refulgencia: f.   Resplandor que emite el cuerpo resplandeciente.

    Cataclismo: m.   Trastorno grande del globo terráqueo, producido por el agua. 2. Cualquier otro tipo de trastorno grave producido por un fenómeno natural. 3. Gran trastorno en el orden social o político. 4. coloq.  Disgusto, contratiempo, suceso que altera la vida cotidiana.

    Ápice: m.   Extremo superior o punta de algo.2. Parte pequeñísima, punto muy reducido, nonada. 3. Parte más ardua o delicada de una cuestión o de una dificultad. 4. de sus.  Acento o cualquier otro de los signos ortográficos que se ponen sobre las letras.

    Oblongada: V. médula

    Médula: f.   Sustancia grasa, blanquecina o amarillenta, que se halla dentro de algunos huesos de los animales. 2. Bot.  Parte interior de las raíces y tallos de las plantas fanerógamas, constituida principalmente por tejido parenquimatoso y rodeada por haces de vasos leñosos y criboso. 3. Sustancia principal de una cosa no material.

    Derredor: m.   Circuito o contorno de una cosa.

    Insondable: Dicho del mar: Que no se puede sondear, que no se puede hallar su fondo con la sonda. 2. Que no se puede averiguar, sondear o saber a fondo.

    Sifón: m.   Tubo encorvado que sirve para sacar líquidos del vaso que los contiene, haciéndolos pasar por un punto superior a su nivel. 2. Tubo doblemente acodado en que el agua detenida dentro de él impide la salida de los gases de las cañerías al exterior.

    Albín: m.  hematites. 2. Carmesí oscuro que se saca de este mineral y se emplea en vez del carmín para pintar al fresco.

    Landa: f.   Gran extensión de tierra llana en que solo se crían plantas silvestres.

    Retama: f.   Mata de la familia de las Papilionáceas, de dos a cuatro metros de altura, con muchas verdascas o ramas delgadas, largas, flexibles, de color verde ceniciento y algo angulosas, hojas muy escasas, pequeñas, lanceoladas, flores amarillas en racimos laterales y fruto de vaina globosa con una sola semilla negruzca. Es común en España y apreciada para combustible de los hornos de pan.

    Cinéreo: Adj.  Ceniciento. V. luz

    Chirriar: intr.   Dicho de una sustancia: Dar sonido agudo al penetrarla un calor intenso; como cuando se fríe tocino en el aceite hirviendo.

    Irresoluto: Adj.   Dicho de una persona: Poco decidida o dubitativa. 2. Dicho de un problema, de un conflicto, etc.: Que no ha sido resuelto.

    Zapa: f.   Especie de pala herrada de la mitad abajo, con un corte acerado, que usan los zapadores o gastadores.

    Abstracto: Adj.   Que significa alguna cualidad con exclusión del sujeto. 2. Dicho del arte o de un artista: Que no pretende representar seres o cosas concretos y atiende solo a elementos de forma, color, estructura, proporción, etc.

    Asidero: m.   Parte por donde se ase algo.

    Zarza: f.   Arbusto de la familia de las Rosáceas, con tallos sarmentosos, arqueados en las puntas, prismáticos, de cuatro a cinco metros de largo, con aguijones fuertes y con forma de gancho, hojas divididas en cinco hojuelas elípticas, aserradas, lampiñas por el haz y velludas por el envés, flores blancas o róseas en racimos terminales, y cuyo fruto, comestible, es la zarzamora.

    Enarbolado: m.   Conjunto de piezas de madera ensambladas que constituyen la armadura de una linterna de torre o bóveda.

    Constreñir: tr.   Obligar, precisar, compeler por fuerza a alguien a que haga y ejecute algo. 2. Oprimir, reducir, limitar. Las reglas rígidas constriñen la imaginación. 3. Med.  Apretar y cerrar, como oprimiendo.

    Estupefacto: Adj.   Atónito, pasmado.

    Estridente: Adj.   Dicho de un sonido: Agudo, desapacible y chirriante. 2. Que produce ruido y estruendo. 3. Dicho de una persona o cosa: Que, por exagerada o violenta, produce una sensación molestamente llamativa.

    Bisbisar: tr.  Coloq.  Musitar. 

    Musitar: intr.   Susurrar o hablar entre dientes.

    Vejar: tr.   Maltratar, molestar, perseguir a alguien, perjudicarle o hacerle padecer.

    Voluta: f.   Figura en forma de espiral. Voluta de humo. 2. Arq.  Adorno en forma de espiral o caracol, que se coloca en los capiteles de los órdenes jónico y compuesto.

    Húsar: m.   Soldado de caballería vestido a la húngara.

    Barómetro: m.   Instrumento que sirve para determinar la presión atmosférica. 2. Cosa que se considera índice o medida de un determinado proceso o estado. La prensa es un barómetro que señala el grado de cultura de un pueblo.

    Verja: f.   Enrejado que sirve de puerta, ventana o, especialmente, cerca.

    Lúgubre: Adj.  Fúnebre. 2. Sombrío, profundamente triste.

    Hacina: f.   Conjunto de haces colocados apretada y ordenadamente unos sobre otros.

    Intersticio: m.   Hendidura o espacio, por lo común pequeño, que media entre dos cuerpos o entre dos partes de un mismo cuerpo.

    Empalizada: obra hecha de estacas.

    Acre: m.   Medida inglesa de superficie equivalente a 40 áreas y 47 centiáreas.

    Cureña: f.   Armazón compuesta de dos gualderas fuertemente unidas por medio de teleras y pasadores, colocadas sobre ruedas o sobre correderas, y en la cual se monta el cañón de artillería. 2. En las fábricas de fusiles, pieza de nogal en basto, trazada para hacer la caja de un fusil. 3. Palo de la ballesta.

    Furtivo: Adj.   Que se hace a escondidas. 2. Dicho de una persona: Que caza, pesca o hace leña en finca ajena, a hurto de su dueño.

    Teodolito: m.  Mat.   Instrumento de precisión que se compone de un círculo horizontal y un semicírculo vertical, ambos graduados y provistos de anteojos, para medir ángulos en sus planos respectivos.

    Venia: f.   Perdón o remisión de la ofensa o culpa. 2. Licencia o permiso pedido para ejecutar algo. 3. Inclinación que se hace con la cabeza, saludando cortésmente a alguien.

    4. Der.  Licencia que se concedía a un menor, a consulta de tribunal competente, para administrar por sí su hacienda.

    Vallado: m.   Cerco que se levanta y se forma de tierra apisonada, o de bardas, estacas, etc., para defender un sitio e impedir la entrada en él.

    Esclusa: f.   Compartimiento, con puertas de entrada y salida, que se construye en un canal de navegación para que los barcos puedan pasar de un tramo a otro de diferente nivel, para lo cual se llena de agua o se vacía el espacio comprendido entre dichas puertas.

    Estupor: m.   Asombro, pasmo. 2. Med.  Disminución de la actividad de las funciones intelectuales, acompañada de cierto aire o aspecto de asombro o de indiferencia.

    Légamo: m.   Cieno, lodo o barro pegajoso. 2. Parte arcillosa de las tierras de labor.

    Lívido: Adj.  Amoratado. 2. Intensamente pálido.

    Aquelarre: m.   Junta o reunión nocturna de brujos y brujas, con la supuesta intervención del demonio ordinariamente en figura de macho cabrío, para la práctica de las artes de esta superstición.

    Sirga: f.  Mar.   Maroma que sirve para tirar las redes, para llevar las embarcaciones desde tierra, principalmente en la navegación fluvial, y para otros usos.

    Funesto: Adj.   Aciago, que es origen de pesares o de ruina. 2. Triste y desgraciado.

    Reverberar: intr.   Dicho de la luz: Reflejarse en una superficie bruñida. 2. Dicho de un sonido: Reflejarse en una superficie que no lo absorba.

    Tropel: m.   Muchedumbre que se mueve en desorden ruidoso. 2. Aceleramiento confuso o desordenado. 3. Conjunto de cosas mal ordenadas o colocadas sin concierto.

    4. En la antigua milicia, uno de los trozos o partes en que se dividía el ejército. 5. de sus.  Trote del caballo.

    Arrebol: Color rojo de las nubes iluminadas por los rayos del Sol. 2. Este mismo color en otros objetos y especialmente en el rostro de la mujer.

    Desperdigar: tr.   Separar, desunir, esparcir. 2. Dispersar la atención o el interés desordenadamente hacia muchos campos. 

  • Bibliografía

  • Wells George, Herbert. La guerra de los Mundos, Época, México, 2002, 107pp

    Enciclopedia Encarta 2003.

    Wells, Herbert George. 2000. p. 28.

    Wells, Herbert George. 2000. p. 46.

    Wells, Herbert George. 2000. p. 30.

    Wells, Herbert George. 2000. p. 83.

    Wells, Herbert George. 2000. p. 15.

    Wells, Herbert George. 2000. p. 68.

    Wells, Herbert George. 2000. p. 90.




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    Enviado por:Daniel García Mayo
    Idioma: castellano
    País: México

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