Filosofía y Ciencia


La especie elegida; Juan Luis Arsuaga, Ignacio Martínez


LA ESPECIE ELEGIDA

1.- RESÚMEN:

El libro “La Especie Elegida” consta de 17 capítulos, sin contar el epílogo y el prólogo, que se refiere a la prehistoria. Es muy difícil exponer lo que nos plantea, así que voy a empezar por el principio.

Para explicar nuestro origen se recurre a un personaje, al que llamamos Lucy. Esta mujer primitiva, apenas andaba bípedamente, no poseía instrumentos de piedra, no medía más de un metro y pesaba algo menos de 30kg. Sólo su astucia le permitía huir de los depredadores, puesto que vivía en el bosque, como sus antepasados, los chimpancés y gorilas, habían preferido. Lucy es el resultado de muchos millones de años de evolución, podemos decir que es nuestra antecesora, pero puedo no serlo, en el caso en que Lucy hubiera muerto, ninguno de nosotros estaría aquí, y la especie se hubiera extinguido. Por lo que yo creo que se puede decir que somos el producto de una serie de sucesos no ligados, necesariamente, con el proceso evolutivo, sino con los avatares del destino.

Capítulo 1: Principios básicos de la teoría evolutiva.

Jean Baptiste de Lamarck, entendía que la evolución se producía por el uso y desuso de los órganos y estructuras que se transmiten a los hijos. Es lógico pensar que si los monos se mueven colgados de los árboles, tengan esas extremidades más desarrolladas y perfeccionadas para la función a las que las emplean. Actualmente esta teoría ha sido desacreditada, puesto que hagamos lo que hagamos, no podemos modificar los genes que heredarán nuestros hijos.

Charles Darwin y Alfred Russell Wallace, dieron la alternativa a la teoría de Lamarck. Estos científicos, creían en la teoría de la selección natural. Si los medios de un entorno son escasos, sólo sobrevivirán aquellos individuos que los posean, con lo que los individuos más débiles se quedarán en el intento. A diferencia de la selección artificial que los humanos llevamos a cabo con los animales, la selección natural no persigue ningún objetivo, ninguna especie es mejor que otra, sólo son las más adecuadas al medio ambiente en el que se sitúan.

Otro papel importante en esta historia lo representa el azar, puesto que en desastres ecológicos, sólo sobreviven algunos individuos aleatoriamente.

Esta teoría en conjunto se conoce como neodarwinismo, y es aceptada desde los años 40 del siglo XX.

Capítulo 2: Nosotros los primates.

Los humanos descendemos de los primates. Este grupo, podemos decir generalizando, que son unos mamíferos que viven en pluvisilvas (bosques tropicales húmedos) o subtropicales de tipo monzónico. Hay muchas maneras de dividir a los primates, pero la más importante o destacada en el libro es la de estrepsirrinos y haplorrinos. Estos dos grupos se diferencian en la forma de la nariz y el labio superior.

El sistema de clasificación que creó Linneo, dice que nosotros somos humanos, luego hominoideos, después catarrinos, luego simios, más tarde haplorrinos y por fin primates, que son a su vez mamíferos, vertebrados... así hasta llegar a la categoría del reino Animal.

El primer fósil que podría ser de un primate es un molar de finales del Cretácico, cuando todavía existían los dinosaurios, tiene unos 65 millones de años (m.a.) y procede de Montana (Estados Unidos).

Capítulos 3: Clima y evolución.

Todas las especies pueden quedar divididas por un levantamiento geográfico, dando lugar a nuevas especies a ambos del levantamiento. Sin embargo, el hecho, o los hechos, fundamentales más importantes que dan lugar a nuevas especies son los cambios climáticos con los períodos de glaciación, producidos por sucesos catastróficos, fluctuaciones naturales de la órbita de la Tierra alrededor del Sol, etc. Esto hace que las especies ya asentadas en un determinado ecosistema, deban adaptarse a otro casi totalmente contrario, que, por otra parte, no afecta de igual manera en todos los puntos geográficos. Con lo que muchas de las especies desaparecen.

Capítulo 4: El origen de la humanidad.

Podemos decir que la diferencia genética entre dos especies (humanos y chimpancés) que está en función del tiempo de divergencia es sólo válida cuando se escogen para el análisis los genes adecuados, que no son favorables ni perjudiciales.

En este libro la palabra homínido se emplea para nombrar a nuestra especie actual y todos los fósiles de nuestra línea evolutiva, es decir, desde que se separó de la de los chimpancés.

En África (en la zona este) se han encontrado numerosos restos de Australopitecos, e indicios de que algunos ya podían empezar a ser bípedos hace 4 m.a. los rasgos distintivos de nuestra especie son: un cerebro muy desarrollado en volumen, una capacidad única para fabricar instrumentos, un lenguaje articulado, una infancia prolongada y un modo de caminar bípedo, además de una sexualidad muy original.

Capítulo 5: Un chimpancé bípedo.

Quizás por la necesidad de usar las manos para transportar cosas, o por el hecho de querer mirar por encima de las hierbas altas en la sabana, los chimpancés pasaron a ser bípedos. Para ello tuvieron que cambiar o desarrollar otros músculos de la cadera para que fuera más cómodo, así como estilizarla para mantener el equilibrio.

Capítulo 6: Los parántropos, homínidos de campo abierto.

Elisabheth Vrba ha propuesto que las crisis climática y ecológica producidas por los cambios climáticos, supusieron la desaparición de los australopitecos, dando lugar a la aparición de los parántropos. Que tenían unas características determinadas que los diferencian de otras especies, destacando sobre todo la forma del cráneo.

Capítulo 7: Un homínido distinto.

Los fósiles atribuidos a nuestro género, el género Homo, tiene unos 2 millones de años de antigüedad o más y fueron encontrados también en África. A los pertenecientes al género Homo ya se le atribuyen la cualidad de tallar piedras para obtener filos cortantes y no tener que utilizar los dientes.

Capítulo 8: La evolución del encéfalo.

Aunque el significado de la palabra inteligencia es más complicado de lo que parece puesto que no es nada material, es cierto que los humanos nos caracterizamos por ella.

Durante la evolución hasta llegar a nuestra especie, la masa cerebral ha ido aumentando paulatinamente, y se ha ido desarrollando, hasta llegar al punto en el que los humanos somos los seres vivos más inteligentes y con mayor masa cerebral de todas las especies.

Capítulo 9: Dientes, tripas, manos y cerebro.

Hay una gran polémica entre si originariamente éramos carnívoros, herbívoros u omnívoros. Lo que sí está claro es que las mandíbulas se adaptaban al tipo de alimentación desarrollando unos dientes más que otros, etc.

Sir Arthur Keith, en 1891, hizo una observación curiosa. Sorprendentemente, cuanto mayor es el estómago, menor es el tamaño del cerebro. Esto se explicó diciendo que dado que el cerebro es uno de los órganos más costosos energéticamente del organismo, el desarrollo de éste suponía la disminución de otro órgano, que fue el estómago.

Capítulo 10: El desarrollo.

La salida de las tres muelas de dentición marcan las cuatro principales etapas de nuestra vida. La cadera de los homínidos cambia, empeorando el parto, pero facilitando la forma de andar bípeda.

Capítulo 11: La inteligencia social.

Los homínidos, al igual que muchas otras especies de animales, a excepción de los orangutanes, establecemos relaciones con otros de nuestra especie con el fin de conseguir más seguridad, compañía, etc. también disfrutamos del sexo sin necesidad de ser para reproducirse, y más frecuentemente. Entre nuestra especie se ha establecido la monogamia, pero realmente no se sabe si esto era así desde la separación de la línea de lo chimpancés o se produjo más adelante.

Capítulo 12: Nuevos escenarios para la evolución humana.

Durante todo el libro anterior a este capítulo se ha hablado de que nuestra especie apareció o evolucionó en África. Pero poco a poco se fue extendiendo hacia el resto del mundo, sabemos que la disposición geográfica de las tierras no era la misma que hoy en día, pero hay datos que dicen que tuvieron que fabricar en algunas ocasiones barcas o lanchas para extenderse. Lo que no se sabe es que si una vez extendidos, los homínidos más desarrollados arrasaron el terreno de los demás o si simplemente se desarrolló la tecnología que ellos tenían en otros lugares, permitiendo el desarrollo de todas las especies que se encontraban divididas.

Capítulo 13: Los neandertales.

Los neandertales junto con los humanos, somos las especies más encefalizadas de la historia. Parece ser que los neandertales desarrollaron una gran fortaleza muscular, lo que implica el crecimiento, no sólo de la inteligencia, sino también del volumen de masa cerebral. Debido al aumento de la inteligencia fueron capaces de desarrollar instrumentos de piedra mucho más específicos.

Capítulo 14: El origen de la humanidad moderna: la evidencia fósil.

Para definir una especie viviente nueva, ésta debe quedar aislada genéticamente de las demás y no puede reproducirse con un miembro de la misma especie del padre o de la madre, o entre sí. Un ejemplo es el caso del caballo y la burra.

Capítulo 15: El origen de la humanidad moderna: la evidencia genética.

La manera para saber la antigüedad de los fósiles más utilizada es a través del ADN (ácido desoxirribonucleico), que es lo que se trasmite de padres a hijos.

Hasta ahora nos hemos planteado cómo fuimos hace millones de años, pero cabe preguntarse cómo seremos en un futuro. Hay teorías que dicen que tendremos menos masa muscular por el excesivo uso de las máquinas, pero que desarrollaremos increíblemente nuestra masa cerebral siendo inteligentísimos.

Capítulo 16: El origen del lenguaje humano.

Realmente no se conoce desde cuándo hablamos, pero se sabe con certeza que nos comunicábamos, al igual que lo hacen los perros, a través de sonidos que sólo los miembros de una misma especie entienden de manera innata.

Uno de los argumentos de Darwin defendiendo la evolución es la existencia de “chapuzas” en los seres humanos. Dice que si hubiéramos sido formados por la acción divina, estaríamos perfectamente adaptados a las funciones que desempleamos, y no habría rastros de desarrollo en nuestros órganos. Deberíamos estar como recién salidos de una fábrica.

Capítulo 17: El sentido de la evolución.

Después de todo lo que se nos explica en el libro llegamos a la conclusión de que los humanos sólo somos el producto de una serie de circunstancias ecológicas, que de no haberse producido, nosotros no existiríamos o estaríamos todavía colgados de los árboles.

Aquí se plantea una cuestión ¿quién se atreverá a vaticinar el futuro, teniendo en cuenta los cambios del pasado?

2-. OPINIÓN PERSONAL DEL LIBRO.

Bueno, la verdad es que cuando me dijeron que tenía que leer un libro de filosofía que iba sobre la evolución de nuestra especie, me puse en lo peor y creí que sería un aburrimiento, pero según empecé a leer, cambié de opinión. Este libro me ha hecho pensar realmente en lo que seremos en un futuro, en el cómo seremos, etc. Nunca llegué a imaginar que nuestra evolución fuese tan interesante, sabía que no era una acción divina, pero no me llegué a plantear cómo sería.

Me ha parecido muy sorprendente el hecho de que exista la remosta posibilidad de que fuéramos caníbales y nos comiéramos unos a otros, pero cierto es que cosas más raras se han visto. Aunque sin duda lo que más me ha llamado la atención es lo que hemos cambiado la cadera, por una parte me parece razonable, puesto que al tenerla como la tenemos ahora es más cómodo para andar bípedamente, pero no entiendo por qué se puso esa comodidad y se quitó la comodidad a la hora del parto, puesto que ahora es mucho más enrevesado, difícil y peligroso que antes.

Por lo general estoy de acuerdo con la mayoría de las cosas que dice el libro, o mejor dicho, que decían los antiguos filósofos. Creo, al igual que Darwin, que no hay ninguna especie mejor a la otra, sino que todas se adaptan al ecosistema en el que se encuentran de la mejor manera posible. Pero eso de que nosotros hayamos evolucionado tiene para mí una pregunta, y es que es muy extraño que todas las casualidades para nuestro posible desarrollo se hubieran dado en nuestra especie ¿no? ¿Por qué se dieron en nuestra especie y no en otras? Quizá en otras también se diera pero no tenemos noticias de ello, con lo cuál no sabemos de su existencia. Aunque, sinceramente, dudo que esta pregunta me sea respondida algún día, me consuelo con pensar que estemos por lo que estemos aquí, estamos, y que tenemos que hacer lo que esté en nuestras manos para evolucionar a algo mejor que lo que somos ahora.

Incluso al terminar de leer el libro me quedé con ganas de seguir, de saber más sobre nuestra evolución, aunque reconozco que eso es muy difícil, pero siempre queda el gusanillo de saber lo que pasará una vez se ha terminado un libro cualquiera, y no iba a ser menos en éste.

3.- IMPLICACIONES FILOSÓFICAS.

En este libro no tiene rasgos deterministas, de hecho, dice que es imposible conocer el mundo en se estado futuro. El determinismo según Laplace dice que todo sigue una trayectoria inamovible y que nada se produce por la casualidad, la fatalidad, o por otras circunstancias. Yo creo que el libro dice todo lo contrario, que somos una especie fruto de la casualidad y de la evolución hacia lo que nosotros consideramos más perfecto, pero que no sabemos si lo es, o si quiera, si lo que viene detrás de nosotros lo será.

Aristóteles tenía un pensamiento finalista, pero, sin embargo, no ha sido nombrado en el libro. El finalismo es todo lo contrario del mecanicismo, todos los seres vivos estamos aquí para desempeñar una función y no por otra cosa. La creación divina nos situó a todos los seres vivos para una determinada función que debemos cumplir y que cuando lo hagamos moriremos. Por ejemplo, los humanos tenemos la función de ser racionales, los perros tienen la función de hacer compañía a los humanos y entretenerlos, las plantas tienen como función proporcionar a los humanos el oxígenos para que puedan sobrevivir, etc. Juan Luís e Ignacio (los autores del libro) no se plantean en ningún momento el hecho de que la evolución siga una teoría finalista como pensaba Aristóteles, dan por hecho que la evolución hacia nuestra especie podía haber cambiado de rumbo en cualquier momento, además, afirman que, si la historia fuera una cinta y pudiéramos rebobinarla para volver a empezar, nosotros no estaríamos aquí. Lo mismo se crearía otra especie mucho mejor que la nuestra, o lo mismo no se evolucionaría más allá de los chimpancés, pero lo que está claro es que es casi seguro que no seguiría el rumbo que ha seguido nuestra evolución. Esta teoría fue defendida por Jean-Baptiste de Lamarck a principios del siglo XIX.

De lo que sí te habla este libro, y mucho, es de la selección natural. Desde el principio de los tiempos, las especies se han tenido que adaptar al clima, el terreno, etc. en ocasiones el alimento escaseaba, con lo que sólo los más fuertes podían sobrevivir a una época de escasez. A esto se le llama teoría de la selección natural y fue muy defendida por Darwin, pero a la vez fue muy criticada por otros tantos filósofos que preferían la teoría de la relatividad de Einstein.

Pero según avanza el tiempo y se desarrollan las ciencias, lo que sucede es que la especie humana (o del género Homo) quiere realizar esa sección natural por su cuenta, siendo entonces una selección artificial (eugenesia). Durante primeros del siglo XX, la eugenesia tuvo mucho éxito en el ámbito popular, incluso en Estados Unidos hicieron leyes para esterilizar a aquellos que tuvieran discapacidades físicas o psíquicas, que fueran delincuentes o vagabundos, etc. también se llegó a decir que los extranjeros, procedentes de sitios como Europa, África u otros continentes, lo que hacían era “contaminar su raza” y los expulsaban del país. Está claro que esto se llevó a los extremos, y supongo que estas leyes ya no existen. Pero ahora hay otros problemas. Con el desarrollo de la genética, podemos decidir muchas características de nuestros hijos antes de nacer, por una parte esto está muy bien, porque puedes evitarle una enfermedad que le puede arruinar su vida, pero ¿por qué no usar la genética para que nuestros hijos sean más guapos, tengan los ojos azules, sean más altos, etc.?La respuesta es muy variada según a quién se la preguntes. Lo que es cierto es que a la gran mayoría de la gente le gusta que sus hijos sean guapos, altos y listos ¿no? Pero también es cierto que la gente bajita, menos inteligente y fea tiene que existir ¿o es que vamos a quitar de en medio a los que no nos gustan? eso no puede ser desde un punto de vista moral. Pues bien, lo que te cuentan en el libro es que no por el hecho de ser rubios, tener los ojos azules, ser altos e inteligentes se es mejor que el resto de la sociedad, de hecho, se puede tener alguna de esas características, pero difícilmente todas.

Linneo, en el siglo XVIII, creó una clasificación que englobaba a todos seres vivos, dijo que los humanos somos: primeros humanos, luego hominoideos, después catarrinos, más tarde simios, después haplorrinos y por últimos primates, que a su vez son mamíferos vertebrados, etc. así hasta llegar al género del reino animal. La característica más destacada del hombre, además de la colocación y la forma de la cadera, la mandíbula, el cráneo, etc. es el desarrollo de la inteligencia. Realmente la inteligencia comprende un campo muy amplio de cosas y seguramente nunca llegaremos a ser capaces de darle significado concreto, pero lo cierto es que los homínidos empezamos a desarrollar una capacidad de entender lo que hacemos y para qué lo hacemos, desarrollamos el leguaje, así como nuevos instrumentos más específicos para cada tarea, hasta que actualmente hemos desarrollado tantas tecnologías que hemos ido a la Luna y salido al especio en muchas ocasiones. Está claro que este “progreso” se ha ido desarrollando poco a poco (con lo que se consolida un poco más la teoría de la evolución). Ésta capacidad para hacer las cosas, junto con el lenguaje es lo que principalmente nos distingue de los animales. Los animales se comunican entre ellos, pero ni han desarrollado un leguaje. Mi teoría, y la que se da a entender en el libro, es que mediante ruidos que emiten son capaces de distinguir, de manera innata, lo que el otro miembro de su misma especie le dice, pero sólo en acontecimientos raros o sorprendentes, como puede ser el peligro, pero que no pueden mantener una conversación como la mantenemos nosotros.




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Enviado por:Ana
Idioma: castellano
País: España

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