Literatura


La educación sentimental; Gustave Flaubert


Antes de empezar este comentario hay que tener en cuenta dos importantes avances en la historia de la humanidad: la invención de la imprenta, en el siglo XV, y la revolución tecnológica que comenzó a finales del siglo XX. No podemos saber que consecuencias tendrá este último fenómeno, pero podemos estar casi seguros de que el libro como medio de difusión de la cultura no desaparecerá, como algunos vaticinaron hace tiempo.

Dentro de la literatura el género predominante es sin duda la novela. Aunque un buena parte de las que se publican son de poca calidad, en este último siglo han surgido importantísimos autores como Delibes, Torrente Ballester, García Márquez o Cortázar. Igual que en España se han publicado últimamente importantes obras extranjeras traducidas, también fuera de nuestro país han llegado traducciones de las novelas de nuestros más célebres autores del siglo XIX (Clarín, Galdós…). En los ámbitos cultos la novela de este siglo está muy valorada, en especial la del autor realista más destacado: Flaubert. Este escritor intentó darle a la novela el toque artístico que hasta aquel tiempo sólo tenía la poesía. El interés que despierta la obra flaubertiana se ve en la constante reedición de sus libros, así como en las numerosas tesis o comentarios relacionados con él que se han hecho. Dentro del mundo hispánico destaca el estudio que Vargas Llosa hizo sobre él, La orgía perpetua.

El autor francés, al contrario que la mayoría de sus contemporáneos, no tuvo una importancia destacada en el mundo político ni tomó ninguna postura comprometida, como hizo por ejemplo Víctor Hugo. Flaubert intentó distanciarse de la realidad precisamente para conocerla más profundamente; no obstante siempre tuvo una estrecha relación con su familia y sus amigos más íntimos. En La educación sentimental plasma muchas de sus experiencias vitales.

Gustave Flaubert nación en 1821 en Rouen, un pequeño pueblo de Francia. A los 9 años descubrió su vocación, y en el colegio ya escribió pequeñas novelas y dramas. A los 15 se enamoró de Elisa Foucault, mujer casada y 13 años mayor que él, y que fue el gran amor de su vida. De hecho la protagonista de La educación sentimental, madame Arnoux, es realmente Elisa. Pasados unos años se le empiezan a detectar síntomas de una enfermedad nerviosa (más tarde se le diagnosticará epilepsia), por lo que se traslada desde París a vivir con su madre a una finca en el campo. En torno a 1849, al repetírsele con frecuencia sus crisis nerviosas, los médicos le recomiendan que realice un viaje por países cálidos. Desde Egipto, Turquía o Palestina escribió algunas de sus cartas más importantes. Iban dirigidas a su familia y amigos, así como a su nuevo amor, Louise Colet, con la que rompió en 1855. En 1864, tras la redacción de Madame Bovary, su obra cumbre, y de Salambô, inspirada en sus viajes exóticos, comenzó a escribir La educación sentimental. Su vida social en esa época se hizo mucho más interesante. Tras la muerte de su madre, la persistencia de sus problemas de salud, y la ayuda económica que tuvo que prestar a su sobrina, vivió los últimos años de su vida en la miseria. Murió de una hemorragia cerebral en su finca de Croisset en 1880.

La educación sentimental

En una de sus cartas de1864 Flaubert describe perfectamente sus intenciones respecto a su nueva obra. Tenía claro que iba a ser una novela costumbrista, ambientada en París, y que tratase el tema del amor, pero en un principio tuvo dudas respecto a los hechos concretos y a la longitud del libro. No en vano tardó cinco años en escribirla (la versión definitiva se publicó en 1869)

Esta es la obra del francés que mejor describe sus sentimientos. La pasión entre el protagonista, Frederic, y madame Arnoux es el equivalente en la ficción a lo que él sentía por Elisa Foucault en la realidad. La redacción de La educación sentimental ocupó una buena parte de su vida literaria, por lo que se puede considerar una especie de “diario amoroso” del escritor. El primer borrador data de 1844-45. La novela tiene dos aspectos destacados:

-Por una parte Flaubert plasma en ella lo que siente por Elisa: más que amor era una adoración casi religiosa. Hay paralelismos con la vida real del autor, como la charla mantenida al final del libro con su amigo Deslauriens, en la que revela sus ambiciones. Más que el amor carnal, Flauber buscauna mujer serena y con rasgos maternales que le quiera.

-El otro aspecto importante es el hecho de es, además de una novela autobiográfica, una buena fuente de información acerca de la sociedad francesa en la época de las revoluciones liberales. Frederic es un joven burgués que mantiene una actitud pasiva ante los acontecimientos. Flaubert se centra en describir los hechos revolucionarios y a sus protagonistas muy fielmente, transmitiéndonoslos tal y como los ve. No obstante, el autor sabe fundir perfectamente las narraciones reales con la ficción amorosa.

Si comparamos La educación sentimental con su otra gran obra, Madame Bovary, vemos que las dos son parodias, aunque la primera se refiera a la sociedad política romántica de París y la segunda se base en la sociedad rural. Ambas reflejan la actitud pesimista del autor, aunque cada una propone una solución distinta para salir de esas situaciones angustiosas que describe. Los protagonistas de cada una, Frederic y Emma Bovary, son fracasados, idealistas e inadaptados, igual que lo fue Flaubert.

Las dos novelas son estudios profundos de la juventud, una de la rural y otra de la urbana, por lo que se podrían complementar.

La educación sentimental comienza cuando, al igual que le sucedió al autor, Frederic Moreau conoce al matrimonio Arnoux (matrimonio Schlessinger en la realidad; la amada de Flaubert estaba casada con un anciano rico) y se enamora de la señora (Elisa Foucault en la vida real). El joven intenta trabar amistad con la pareja ya en su ciudad natal, París. No espera que su amor vaya a ser correspondido y se une, aunque no seriamente, a otra mujer, Rosanette. Pasados unos años Frederic realiza un préstamo a los Arnoux, por lo que vuelve a ver a menudo a su amada. Llegan a confesarse su mutuo amor, y cuando conciertan una cita para consumarlo, madame Arnoux no acude. Frederic, totalmente destrozado, se va a vivir con Rosanette. Después de un tiempo el joven y la señora se vuelven a encontrar en casa de otra señora, madame Dambreuse. Madame Arnoux aclara el porqué de su ausencia en aquella cita y, cuando están a punto de abrazarse, Rosanette les interrumpe para anunciar que está embarazada de Frederic.

Frederic se convierte en el amante de la señora Dambreuse, pero, cuando ve que ésta tiene intención de casarse con él, la abandona y vuelve a su pueblo para casarse con una vecina de lainfancia, Louise, que, pensando que no tiene posibilidades con Frederic, se casa con el gran amigo de éste, Deslauriers.

Veinte años después la señora Arnoux, ya casi anciana, vuelve a encontrarse con Frederoc para devolverle el dinero que le habia prestado. Se dan cuenta de que su relación ya no tiene sentido, y descartan toda posibilidad de unirse.

A final del libro los dos amigos, Frederic y Deslauriers, analizan sus fracasos amorosos. La señora Dambreuse dejó a Frederic para casarse con un inglés. Louise, la esposa de Deslauriers, se había fugado con un cantante. La viuda de Arnoux vivía en Roma con su hijo. Los dos amigos habían fracasado.

Flaubert y España

Hay que decir que el autor francés fue un enamorado de España. Aunque sólo estuvo una tarde en nuestro país, lo describió según los tópicos que usaron todos los escritores románticos: afirmaciones apasionadas e ingenuas sobre la belleza de lo que vio. Situaciones cotidianas pero paradigmáticas a la vez.

Desde siempre sintió además un gran interés por la cultura española. Leyó el Quijote en su juventud, y en sus cartas hay numerosas alusiones a los autores clásicos españoles, así como a pintores como Velázquez o Goya. En La educación sentimental hay también muchas evocaciones de nuestro país, escribe especialmente acerca de la cultura andaluza, ya que supone que la señora Arnoux proviene de Andalucía. Habla también de algún rey español y de la revolución de1868.

Se pueden establecer similitudes diversas entre esta obra de Flaubert y otras obras posteriores de escritores hispanos:

Flaubert y Galdós. Seguramente Galdós leyó La educación sentimental por primera vez en su edición en francés. Ambos autores tratan en sus obras el tema de la medicina. Los dos tienen conocimientos sobre el tema. En la obra La familia de León Roch encontramos escenas similares a algunas de La educación sentimental. No parece que este hecho sea casual; seguramente Flaubert no conocía a Galdós, pero éste sí que conocía al francés. Los episodios análogos están tratados no obstante de forma distinta: Flaubert hace una narración mucho más corta pero exacta, como corresponde a su estilo. Galdós es más pobre narrándola, y también más fantástico. El español, aunque recrea un episodio casi igual al de Flaubert, crea una escena completamente nueva.

Flaubert y Valera. En cuanto a la similitud entre La educación sentimental y Las ilusiones del doctor Faustino, las semejanzas están en el tema de la obra en general. Ambas novelas tratan sobre el fracaso en la edad adulta de los sueños de juventud. Algunos críticos establecieron similitudes entre esta obra de Valera y el Fausto de Goethe, pero analizándolas bien se puede comprobar que las semejanzas son más bien pocas.

La intención de Flaubert y de Valera sí que coincide; los dos manifestaron que pretendían hacer una representación de su generación. Los dos protagonistas, Frederic y Faustino, se trasladan a la ciudad en su juventud, no tienen padre, estudian derecho y buscan dinero para convertirse en filósofos o en artistas. En torno a Frederic hay 4 mujeres, en torno a Faustino hay 3. Además de estos paralelismos la estructura de la novela es idéntica, con dos escenarios diferenciados: campo y ciudad.

En cuanto a las diferencias, la más importante es el final de las novelas: Frederic vuelve a su pueblo natal y hace balance de su vida amorosa junto a un amigo. Faustino consigue un empleo en la ciudad y se casa con una amiga suya que había vuelto enriquecida de América. Al no poder disfrutar de su dinero Faustino la abandona, y ella muere de disgusto. Él se suicida, y la hija de ellos se hace monja.

Valera, al contrario que Flaubert, enumera al final los errores que, a su juicio, su generación cometió, y propone ideas para solucionarlos.

Flaubert y Pereda. José María de Pereda plasma en su novela Pedro Sánchez su visión desengañada de la vida. Se ha demostrado que hay además cierto componente autobiográfico. Por si esto fuera poco, coincide también con La educación sentimental en la estructura. En la parte primera se cuenta la juventud del protagonista, y en la segunda el resto de su vida. El final es abierto, al igual que el de la obra de Flaubert. Pedro Sánchez retorna al campo desencantado, ya que lo prefiere, según dice, a la ciudad. Al igual que Frederic, Pedro adopta una postura negativa ante la revolución, en este caso la de 1854. En la vida de éste hay también varias mujeres (tres), aunque el autor no hace referencias a un posible adulterio. El dinero, al igual que en La educación sentimental y en Las ilusiones del doctor Faustino, es fundamental para la realización de los planes del protagonista. Asimismo, ciertos personajes tienen una gran similitud con algunos de la obra del francés.

Aunque cada autor tiene sus propias convicciones, tanto Pereda como Flaubert y Valera coinciden en pintar a sus personajes como fracasados y víctimas de la sociedad.

Flaubert y Unamuno. Miguel de Unamuno manifestó siempre una gran admiración por Flaubert y su obra. El paralelismo entre La educación sentimental y Niebla, del español, se basa en la percepción, o más bien en los fallos de percepción. Los ambientes turbios y neblinosos son comunes en ambas novelas; Unamuno incluso lo refleja en el título.

Las dificultades de percepción en La educación sentimental son puramente físicas. El autor distingue dos planos: el de las historias amorosas y el de los acontecimientos políticos, como ya se ha dicho. Al describir éstos últimos es cuando Flaubert crea sus ambientes oscuros. Esta oscuridad simboliza la visión cerrada que tenía la sociedad de su época, que no percibía el mundo tal y como era.

Augusto Peláez, el protagonista de Niebla, sufre unas dificultades de percepción metafísicas. Su amor por una mujer se relaciona con su propia existencia y con Dios. El autor cree que el amor de la mujer en la Tierra es el equivalente al amor de Dios en el cielo; por ello el hombre debe experimentar el terrenal para sentir después el divino. La niebla simboliza la situación anterior a la Creación.

Los dos autores coinciden en que simbolizan la visión del mundo y de sí mismos que los hombres tenían en su época.

Flaubert y Azorín. Azorín fue sin duda el mejor conocedor español de la literatura francesa en su tiempo. Le atraían mucho Montaigne y Baudelaire, pero su favorito era claramente Flaubert, al que considera su maestro estilístico. Las minuciosas descripciones que aparecen en las primeras obras del español están en la misma línea que las de Flaubert, casi parecen suyas. Azorín, en su artículo Flaubert o el obrero de la idea, refleja su pasión por el escritor francés.

Para el español el bienestar reside en la manifestación de las genialidades individuales, en la creación de obras en las que se plasmen los sentimientos. La obra bella según él purifica el espíritu. Ortega fue uno de los que a principios del siglo XX afirmaron que La Voluntad de Azorín no hubiera sido posible sin Flaubert.

Flaubert y Castelao. Este escritor gallego escribió en torno a 1922 un relato, del que se declaró protagonista, que tiene una similitud asombrosa con el episodio de La educación sentimental en el que Frederic y Rosanette encargan a un pintor un retrato de su hijo moribundo. Teniendo en cuenta que en 1921 se publicó en nuestro país una nueva traducción de la novela de Flaubert, se podría pensar que Castelao leyó el episodio y le vino a la mente el recuerdo de lo que a él mismo le había sucedido años atrás. Puede parecer extraña o poco creíble esta teoría, ya que hay frases casi idénticas en ambos relatos, pero lo cierto es que hay también una buena serie de diferencias entre ellas. La principal es la forma de contar los hechos: objetiva en Flaubert y subjetiva en Castelao, ya que es él el protagonista. El final de cada uno es también totalmente distinto: el francés se centra en la miseria de la escena, y muestra una posición casi estoica ante lo que puedan sentir Frederic y Rosanette. Castelao en cambio cree en la salvación de los hombres, y tiene esperanzas de que su protagonista (él mismo) solucione todos sus problemas.

Flaubert y Vargas Llosa. El peruano Mario Vargas Llosa siente una gran admiración por La educación sentimental, hasta el punto de que la considera mejor que Madame Bovary. La influencia del autor francés se extiende a toda la obra de Vargas Llosa, e incluso a su actitud como escritor. Ambos están de acuerdo en la necesidad de ser objetivo en la narración. En La casa verde, obra del peruano que sigue una estructura similar a La educación sentimental, esto es de especial interés. El punto fundamental de conexión entre las dos novelas es el final: en La educación sentimental aparece en forma de recuerdo la “Casa de la Turca”, un burdel que Frederic y su amigo Deslauriers frecuentaron en su juventud. Sirve este episodio como epílogo a los acontecimientos, y ocupa poco en extensión, apenas una o dos páginas. Por el contrario “la Casa Verde” que da título a la obra es una imagen infantil del autor que está en toda la novela. Se refiere a ella de dos formas: a veces como un lugar demoníaco, a veces como un sitio agradable y luminoso. En ambas novelas aparece un río (el Sena y un río de la selva peruana respectivamente), que es símbolo del fluir de la vida.

Otra semejanza importante es el que los hechos que acontecen en las dos novelas no están relacionados con ninguna causa: las desgracias de los protagonistas se atribuyen en ambos casos al azar.

Podemos decir no obstante que hay una diferencia fundamental. Nuevamente (al igual que sucede con Castelao) nos encontramos con que, frente a que Flaubert piensa que el destino del hombre es el fracaso, Vargas Llosa cree que los protagonistas sufren por culpa del medio en el que viven. El peruano valora al hombre de forma positiva y cree en su superación.

El estilo de La educación sentimental

El estilo fue para Flaubert un pilar básico a la hora de escribir su obra. En él se basan todas sus novelas. El escritor pensaba que el equilibrio del alma debía plasmarse en el equilibrio de la novela.

Flaubert destaca en las descripciones, tanto de paisajes como de personas. Su punto débil es la planificación de la obra; la progresión dramática de la mayoría de sus novelas es bastante pobre, al centrarse en la descripción minuciosa realista y en cada frase en sí más que en el conjunto. En sus obras se aprecia no obstante un especial sentido del ritmo: siempre trata de encontrar la palabra adecuada para cada frase. Usa muy a menudo el ritmo ternario con, por ejemplo, enumeraciones de 3 elementos o situaciones. Está técnica la aprendió de una de sus mayores referencias: el romántico Chateaubriand. También le gustaba cortar los párrafos bruscamente en medio de una descripción, al estilo de su compatriota La Bruyère.

Pero la innovación estilística principal de Flaubert es el uso del estilo indirecto libre, mezcla del estilo directo y el indirecto, usado posteriormente por autores como Zola. Un curioso procedimiento es la introducción de tiempos verbales en presente en medio de párrafos contados en imperfecto, con lo que opone las acciones del hombre frente a la permanencia de la naturaleza. También suele mezclar pretéritos indefinidos e imperfectos, para enfrentar actos instantáneos y acciones corrientes, así como imperfecto y condicional, para determinar que es real y que es potencial.

Todos estos rasgos estilísticos suponen una importante evolución respecto a sus anteriores obras, con la incorporación de mejores y más variados recursos. La educación sentimental es un intento por parte de Flaubert de cumplir el sueño que siempre tuvo: escribir una obra que no contase nada, que se basase sólo en la fuerza del estilo. No lo consiguió; escribió por el contrario una de las mejores novelas del siglo XIX.

La educación sentimental y la crítica

La acogida que la crítica brindó a la novela tras su publicación en 1869 no fue nada buena. Tuvieron que pasar diez años para que se hiciera una segunda edición. Algunas de las críticas más importantes de su novela las realizaron Marcel Proust, que en 1920 reconoció las innovaciones que Flaubert había introducido comparándolas con las de Kant en su día, y la de Franz Kafka, que en 1912 manifestó que La educación sentimental era una de las pocas cosas de la vida que le interesaba, junto a unos pocos seres humanos.




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Enviado por:Adriansmith
Idioma: castellano
País: España

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