Literatura


La divina comedia; Dante Alighieri


Resumen de “El Paraíso”

La Divina Comedia

Dante Alighieri

Por fin llegan al tan esperado cielo, este a diferencia de los otros no esta dividido en círculos si no en cielos y aquí van subiendo de menor a mayor, cabe destacar que aquí los cielos son representados como los planetas y el sol pero como en ese tiempo todavía no se descubrían saturno ni plutón por lo cual les llama cielo estrellado y cielo cristalino respectivamente.

Primero llegan al primer cielo llamado “luna”, en el cual se encuentran Dante y Beatriz, Dante empieza a especular sobre las manchas que aparecían en el suelo de la luna, pues decía que eran fabulas de Caín, pero Beatriz lo corrige y le expone las razones “científicas” que se creían en esa época. En la luna se encuentran las almas que faltaron con sus votos religiosos y su gloria en el cielo es menor que la de los demás espíritus. Dante sorprendido al ver unas almas reflejadas en espejos y en el agua mira a Beatriz, pero esta lo invita a que el mismo les pregunte el porque se su estadía en dicho cielo que giraba lentamente; se acerco a una de ella, Picarda, una joven que entro al monasterio pero no cumplió con sus votos, a la cual su hermano Corso Donati, la rapto y la obligo a contraer matrimonio, junto con ella se encontraba Constanza, quien tubo la misma suerte, Dante volvió a Beatriz y siguieron, a él le atormentaban dos preguntas: la primera se refiere a la doctrina de Platón , en la que dice que cada alma vuelve a su estrella original y la otra es que porque si la violencia suprime la libertad, se les resta parte de la gloria a las almas obligadas a romper sus votos, Beatriz se las podía responder, pero ella siempre sabia lo que el pensaba antes de que el hablara y efectivamente ella se las respondió, luego le habló sobre los voto, después de dialogar mucho tiempo inesperadamente Dante y Beatriz se encontraban volando hacia el segundo cielo “Mercurio” en donde se encuentran los que adquirieron fama inmortal; ya se encontraban en el cuando ven venir hacia ellos una multitud de lamas, una de ellas era el emperador Justiniano, después de que Justiniano hablara ampliamente sobre su destino y la historia de su fin, se alejo junto al grupo de almas que lo acompañaban, todo lo que Dante escucho hizo que se cuestionara sobre si fue justo que crucificaran a Jesús y el castigo de Dios a los judíos, pero apenado con Beatriz callaba sus inquietudes, aunque ella sabia todo lo que el piensa e inmediatamente le respondió.

Dante sube al tercer cielo “Venus” donde se encuentran los que lograron dominar la pasión del amor. Dante no se había dado cuenta que se encontraban ya en el tercer planeta, de no ser porque a medida que suben de cielo la hermosura de Beatriz aumentaba. Frente a ellos se vino un espíritu que lucia feliz, Dante le pregunto quien era, era Carlos Martel, el cual también le habla un largo rato del reinado de su padre y los beneficios que obtuvo por ser hijo se este. En este cielo se encuentran también con Cunicia, la cual le dice que no se arrepiente de pertenecer a ese cielo y no a uno mas alto pues se encuentra allí por amor, junto a Cunicia se encuentran Fulqueto, Raab (mujer que refugió en su casa a unos exploradores de Josué). Dante inesperadamente ya se encontraba en el cuarto cielo “el Sol”. Dante se encontraba discutiendo con Beatriz cuando los rodearon un grupo de luces en forma de corona y una de ellas le hablo, era Tomas de Aquino y junto a el se encontraba Alberto de Colonia, frente a ellos se encontraba Graciano, junto a él Pedro, la mas brillante era Salomón, a su lado, San Diosazo Areopagita, también estaban Paulo Osorio, Severino Boecio , Isidoro de Beda (arzobispo de Sevilla) y Ricardo de San Víctor (maestro de teología) y por ultimo Siger de Courtray, teólogo. Doce doctores de la ciencia divina.

Santo Tomas de Aquino siguió hablando con Dante y adivinó que había algo que lo tenia confuso, entonces él le respondió su duda contándole la historia de las dos columnas que Dios había colocado para la iglesia, una de ellas era San Francisco de Asís, del cual le contó su bella historia con palabras extremadamente asaltantes, le decía que fue un hombre muy pobre pero muy feliz y su manera de pensar hizo que lo siguieran personas como Bernardo de Quintavalle, Egido y Silvestre entre otros. La otra columna a la que se refería era Santo Domingo, del cual contó que era de la misma orden de Santo Tomas. Después de que Santo Tomas dejara de hablar, se sintió un enorme silencio, en este momento junto al circulo de luces que allí permanecía se formo otro, con luces hermosas, empezaron a girar como danzando, luego de esto, una de aquellas nuevas luces se dirigió a Dante y habló sobre Santo Domingo, le contó su vida, aquella luz era el espíritu de San Buenaventura de Bañorregio, quien además nombro al resto de las luces que lo rodeaban estas eran: Ilumínato y Agustín, Hugo de San Víctor, Pedro Mangiadora y Pedro Hispano; Natán, el profeta; Crisóstomo metropolitano, y Anselmo, arzobispo de Cantorbery y Aelio Donato. Tambiénlo acompañaban Rabán Mauro, comentador de la Biblia y Joaquín el Calabroto.

Santo Tomás resuelve la duda de Dante acerca de la sabiduría de Salomón, en relación con la de Adán y con la humana sabiduría de Cristo. Advertencia de la necesidad de realizar distinciones, e invitar a no juzgar precipitadamente acerca de la salvación de las almas. Después Beatriz pide a los sabios que resuelvan la duda de Dante acerca del esplendor de los glorificados y cómo será después de la resurrección de los cuerpos. Salomón responde que, recuperado el cuerpo, la luz de gloria aumentará, crecerá el amor, la visión, la gracia. Ascenso al quinto cielo del planeta Marte. Las almas que han combatido por la fe, forman una cruz plena de luces vivas y del esplendor de Cristo.

Llagan al otro piso “Marte” es en el que están los héroes y los mártires. En donde se encuentra un cruz en llamas perteneciente a los héroes de la que, desciende al pie una brillante estrella a hablar con Dante. Es su tatarabuelo Cacciaguida, quien no se descubre a su descendiente sino con lenguaje figurado y secreto. Dante le requiere que se manifieste con su nombre, y Cacciaguida habla de la Florencia pacífica y austera de su tiempo, cómo sirviendo al Emperador fue hecho caballero, para luego emprender la Cruzada y morir en Tierra Santa. El poeta al escuchar las palabras del anciano lo reconoce se siente orgulloso de la nobleza de su familia e interroga a Cacciaguida de sus recuerdos personales y de la ciudadanía antigua de Florencia. El tatarabuelo le habla de sus antecesores y del orden y belleza de la Florencia antigua, de los daños provocados por la llegada de nuevas gentes, de las familias antiguas destruidas, en decadencia o pervertidas, de la violencia güelfo gibelina. Durante el viaje que realizo Dante por el infierno y el purgatorio escucho profecías que le avecinaban a Florencia y pide que se las explique, Dante se entera de su futuro exilio, la pobreza y los sufrimientos que padecerá, pero también del honor y favor de los Scaligeri. Dante le pregunta si debe callar o publicar lo que ha aprendido, pero Cacciaguida le advierte revelar, íntegramente, lo que ha visto.

Dante se conforta con Beatriz de la cual, como reflejo, recibe la paz divina. Su tatarabuelo nombro algunas almas que combatieron por la verdad, y al nombrarlas, ellas se presentan con una esplendorosa luz. Dante y Beatriz ascienden al sexto cielo de Júpiter, donde están los que fueron justos y piadosos. Los espíritus de luz revolotean conformando letras y formando la frase: "Amad la justicia los que juzgáis la Tierra". Luego formaron un águila de luz imperial. Dante invoca el castigo al Papa sólo ambicioso de riquezas. El águila compuesta de las luces de las almas justas habla como si fuera una sola persona, exponiendo los límites del conocimiento humano incapaz de comprender la justicia divina. Dante pregunta cómo pueden, en justicia, ser condenados los que no conocieron la revelación cristiana. El águila le responde, que la razón es insuficiente para comprenderlo, y que al reino de los cielos no se asciende quien no crea en Cristo, o antes o después de su muerte, además que muchos que claman a él, serán condenados por los que no lo conocen. El águila extiende sus alas sobre los reyes cristianos que, en su conducta, mostraron no conocer a Cristo.

Ascienden al piso de “las estrellas fijas” en el cual residen los ángeles. Beatriz explica que el grito que oyó es la exclamación de las almas para que se haga justicia. Se encuentran con san Benito que le cuenta su vida, los buenos monjes que en Monte Casino hubo, le dice que podrá verlo en el cielo Empíreo, sin el velo de la llama que lo rodea, y deplora la avara vida que llevan sus monjes. Dante sube al octavo cielo de las estrellas fijas y se encuentra dentro de las que conforman la constelación de los Gemelos, signo bajo el que nació, y les ruega fuerzas para el próximo trance. Antes de seguir, Beatriz le pide a Dante que mire el mundo de planetas por el que vino subiendo. Dante los recorre y entre ellos observa la Tierra. Y se vuelve a Beatriz. En este piso de “las estrellas fijas Dante ve miles de luces del ejército de Cristo. Ante la visión sufre cambios que le permiten tolerar el brillo de Beatriz; él explica que su canto no puede describir todo lo que ve. Dante describe la presencia de Maria envuelta en círculos de luz y fuegos, y rodeada de dulces melodías con bellas imágenes. El arcángel Gabriel gira en torno de la Virgen. El cielo noveno gira velocísimo sobre Dante y Beatriz. La virgen asciende al próximo cielo Empíreo donde la espera Cristo, y todas las luces cantan el himno de María.

Beatriz ruego a los bienaventurados que comuniquen a Dante aunque más no sea una miga de su mesa de sabiduría, a lo que responden las almas con más danzas. Una de ellas, San Pedro, se acerca y es solicitada por Beatriz que examine a Dante sobre la virtud de la fe. San Pedro inquiere sucesivamente a Dante sobre la naturaleza de la fe, la interpretación de la definición de San Pablo, si tiene fe, y la fuente, objeto y motivos de su creencia. San Pedro coronando a Dante de su luz, expresa su aprobación. Luego también aparece el alma de Santiago Apóstol al que Beatriz, luego de saludarla, solicita examine a Dante sobre la virtud de la esperanza. Santiago le pregunta a Dante si posee la virtud, que es la esperanza, de donde le vino y qué cosas las promete pero Beatriz interviene y contesta a la primera pregunta dejando las demás a Dante. A las respuestas dadas por ambos, las almas entonan in cántico y desciende entonces el alma de San Juan Apóstol, en el que Dante trata de fijar la vista, pero queda enceguecido. Sin haber recuperado la vista, San Juan interroga a Dante sobre la caridad, cuál es su objeto, lo motivos que lo mueve al amor de Dios y al amor del prójimo. Dante le responde las preguntas, por intervención de Beatriz, Dante recupera la vista. Se encuentran con Adán, el cual contesta a las preguntas silenciosas de Dante: el tiempo transcurrido desde que ingresó al Edén, la lengua que hablaba, el nombre primitivo de Dios, el breve tiempo que estuvo en el Paraíso.

Después de un canto de gloria, San Pedro da un discurso contra el Papa Bonifacio VIII y sus sucesores, nombra algunas de sus infamias, y manda a Dante que debe revelar todo al mundo. Los beatos interlocutores de Dante ascienden al Empíreo y Beatriz lo invita a mirar desde este cielo a la tierra. Juntos ascienden al noveno piso “cielo cristalino”, primer móvil y motor de los demás, cuya posición y movimiento explica Beatriz. Ante tanta belleza, Beatriz lamenta los humanos vicios y el desorden general por falta de gobierno.

Dante percibe una luz y un punto muy luminoso que su vista no puede soportar. Beatriz le explica a Dante la correspondencia entre los coros angélicos y los nueve cielos, y cómo, al contrario de la consideración humana, cuánto más elevado es el cielo, más divino es y perfecto. Beatriz comienza explicándole a Dante los distintos niveles de la obra de la creación: los ángeles, la materia pura, los cielos; se alarga sobre la caída de los ángeles rebeldes y sobre el reino de los ángeles felices a los que llama "amores", también explica porqué los ángeles no necesitan de memoria y repudia la vanidad y falsedad de los filósofos y predicadores que fantasean sobre la realidad, y termina exponiendo el inconmensurable número de los ángeles.

Dante alaba la belleza de Beatriz y renuncia, en manos de otro mejor poeta, a describir tanta hermosura. Han alcanzado el cielo Empíreo, pero la luz excesiva ciega a Dante pero después recupera la vista, y contempla ahora a todo el Paraíso como un río de luz entre riberas floridas. La luz se extiende formando una inmensa figura circular que no es sino una rosa de luz y fuego. Dante contempla todo lo maravilloso que lo rodea en ese estado de anonades, junto a San Bernardo, quien le muestra al visitante el esplendor de María y le explica el orden que se tiene en el cielo supremo también invita a Dante a contemplar a la Virgen María y la veneración que le prodiga el ángel Gabriel, y lo invita a la oración.

Por ultimo San Bernardo canta hermosamente a la virgen y ruega para que Dante pueda ser testigo de la esencia divina y por intercesión de María, Dante puede ir entrando gradualmente en la luz de Dios, percibe la forma del universo y la ley de amor que une todas sus partes. Contempla simbólicamente la divina Trinidad y el misterio de la encarnación de Jesús.




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Enviado por:Laura
Idioma: castellano
País: Colombia

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