estos tiempos de novelas gráficas y experimentaciones viñeteras, hay que reconocer que, a originales, a los chicos de Herder Editorial no les gana nadie. Que una editorial especializada en filosofía se decida a publicar mangas literarios, metafísicos y filosóficos, ya tiene su miga, pero resulta que además sus campañas de promoción son la mar de divertidas.
Con motivo de la aparición del Así habló Zaratustra, en versión manga, desde la editorial desafiaron a los lectores a que se fotografiaran con el característico bigote nietzscheniano, como paso previo a la participación en un concurso premiado con un lote de libros de la editorial. Ahora, se trataba de invitar a alumnos y profesores a participar en un cuestionario sobre Dante y su Divina comedia; que es, claro, el nuevo título de manga adaptado que ha publicado la editorial. La copia promocional nos llegó acompañada de un primoroso saquito de raso rojo que contenía tres buenos trozos de carbón dulce. Ya se sabe que, con azúcar, las penas del infierno lo son menos, y el purgatorio se sobrelleva mejor.
En realidad, la adaptación de textos clásicos al manga no es una novedad: el gran Tezuka ya hizo su versión personal de Crimen y castigo (Tsumi to Batsuu), e incluso adaptó la vida de Buda y los preceptos básicos de su religión al lenguaje del manga, en su monumental Buddha. Casi todo cabe dentro del manga. Su importancia dentro de la cultura japonesa es tan grande, y las cifras de sus ventas tan altas, que en el país nipón hay un tebeo casi para cada tipo de lector: hay mangas de deportes, de cocina, especializados en temas económicos, e incluso dedicados a partidas de go (uno de los juegos de mesa más populares en Asia); y, por supuesto, hay mangas filosóficos y literarios. En ese sentido, la propuesta de Herder no viene sino a cubrir un espacio de mercado (un nicho, como se le llama ahora) que no estaba ocupado en nuestro país.
Somos de los que pensamos que el cómic es un vehículo excelente para iniciar a los más jóvenes en el mundo de la lectura. Curiosamente, en las tres últimas décadas el mundo del cómic ha vivido un fenómeno paradójico: de ser un medio popular dirigido a un público infantil y juvenil, ha pasado a convertirse en un vehículo artístico con ínfulas ilustradas y aspiraciones adultas, hasta el punto de que hasta fechas recientes parecía que el cómic para niños había entrado en un franco declive. Editoriales como Mamut y Thule Ediciones se están encargando de recuperar el modelo del cómic infantil. Y es que, no sólo de novelas gráficas puede alimentarse el mercado.
La propuesta de editar clásicos de la literatura y de la filosofía en versión manga puede leerse como otra vuelta de tuerca dentro del potencial didáctico y divulgativo del medio. Es cierto que, seguramente, la mayoría de los jóvenes (y adultos, por qué no) que se adentren en la lectura de Así habló Zaratustra, el manga o La divina comedia, el manga, no llegarán nunca a dar el paso hacia la lectura de la obra original que ha inspirado la adaptación, pero también es cierto que estos tebeos son dos buenos productos de entretenimiento, que su lectura es un disfrute en sí misma y que, una vez concluida, la cultura general del joven lector se habrá enriquecido con la referencia de dos obras esenciales en el saber universal. Por todo ello, esperamos que éstas no sean las últimas adaptaciones en ver la luz y que a Herder le salga bien la apuesta.