Literatura


La Colmena; Camilo José Cela


LA COLMENA de Camilo José Cela

Camilo José Cela, poeta, narrador, dramaturgo, ensayista y articulista español nació en 1916 y murió tras una larga enfermedad pulmonar hace apenas dos años. Esta enfermedad no impidió que su trabajo literario marcara los últimos cincuenta años, con importantes obras como La familia de Pascual Duarte, 1942; Pabellón de reposo, 1944; Esas nubes que pasan, 1945; Viaje a la Alcarria, 1948; El gallego y su cuadrilla, 1949; La Colmena, 1952; La Catira, 1955; Oficio de las tinieblas, 1973; Mazorca para los muertos, 1983; Madera de boj, 1999… y revistas como Papeles de San Armadans, 1956- 1979. En 1995 recibió el Premio Cervantes.

Hemos leído una de sus obras más destacables: La Colmena; Cela se va separando de lo anterior para escribir unas obras críticas que manifiesten la miseria y el desánimo económico y moral que dominaban el país desde la implantación del nuevo régimen, de hecho la primera edición de esta obra fue víctima de la censura del régimen franquista.

El autor presenta esta obra como un testimonio realista de la sociedad madrileña de su tiempo, sin ocultar nada, sin extrañas tragedias, sin sentimientos del propio autor, es decir, tal como la vida misma, como el día a día. La novela está marcada por la tristeza, el dejarse llevar, el miedo… al igual que la vida de la mayoría de la población española de entonces. Su novela nace como respuesta a una preocupación social bastante común entre los escritores de su época, como “Marcial Suárez”.

Las novelas anteriores a 1950, aproximadamente, estaban marcadas por el tremendismo, pero Cela en La Colmena intenta salir hacia una novela más objetiva y social.

En la obra cobran gran importancia los espacios como lugar de encuentro que permiten encadenar las acciones de los personajes, aunque representa un entorno muy reducido de Madrid (dos cafés y alguna calle o pensión), en un tiempo también muy reducido (tres días). Pero esto beneficia el surgimiento de relaciones insospechadas entre los personajes y facilita la credibilidad de las sucesivas apariciones, familiarizándonos con los personajes. El tiempo que utiliza para narrar la historia es el presente, es inmediato y palpable, se ciñe a la existencia de los personajes.

Desaparece el personaje individual como sustentador de una historia, el verdadero protagonista es la ciudad de Madrid. Presenta un personaje colectivo con personalidad propia que viene a ser una representación de toda la sociedad. A los personajes se les valora por sus actos y palabras, por ello el narrador debe ser un observador imparcial que sólo conoce lo externo de los personajes; aunque a veces el narrador hace comentarios personales, tal como haría un narrador omnisciente, para aclarar la organización del relato o como opinión personal:

“Padilla, el cerillero, habla con un cliente nuevo (…) se llama Mauricio Segovia y está empleado en la telefónica. Digo todo esto porque, a lo mejor, después vuelve a salir.”

“Y algunas docenas de muchachas esperan, ¿qué esperan, Dios mío?, ¿por qué las tienen tan engañadas?, con la mente llena de dorados sueños…”

Toda la obra está marcada por el fragmentarismo y la simultaneidad, estas características son propias de las obras cinematográficas, al igual que el conocimiento limitado al exterior de los personajes, descritos por sus reacciones. Al fragmentar la narración nos presenta tan sólo los momentos culminantes de la vida de cada personaje durante esos tres días.

Hay más de trescientos personajes y de doscientos relatos, enlazados como ya hemos dicho por los lugares de encuentro: los cafés, las calles… Hay un personaje itinerante que podría considerarse el punto de unión de todos que cumple una función ordenadora de seres y espacios, es Martín Marco, actúa como de guía y une cada relato a veces directa y otras indirectamente. También les une la decisión de todos y cada uno de ellos de vivir como se pueda el presente sin pensar en el doloroso tiempo pasado ni en el frágil porvenir.

Esa sensación de fatalidad que pesa sobre todos ellos también marca la novela, que cobra un sentido que roza lo trágico, mostrando la presión a la que se ven sometidos los personajes, tal como la sociedad de entonces, considerando al mínimo resquicio de alegría o suerte como si de un milagro se tratara.

La obra queda dividida en seis capítulos y el final, cada uno estaría marcado por algo: el 1º por la “humillación”, el 2º la “pobreza”, el 3º el “aburrimiento”, el 4º el “sexo”, el 5º el “encubrimiento”, el 6º la “repetición” y el final por la “amenaza”.

Resumir la obra es bastante complicado porque no se encuentra un argumento sólido, puesto que no se estructura como una novela normal (presentación, nudo y desenlace), más bien es como un documento fotográfico que muestra lo que hay, el único fin de la novela es plasmar la vida de unos personajes durante tres días en unas calles de Madrid, entrecruzando sus desgracias, sus pasados y su presente inmediato.

La novela empieza en un café, el de doña Rosa, describe lo que hacen algunas personas allí, lo que piensan o dicen en esos momentos y las relaciones que se dan entre ellos, después se aleja del café la historia cogida del brazo con algún personaje que salía de este, y pasando de la mano de uno o de otro personaje, el relato va de una calle, a una panadería, a un piso, a una pensión, otra calle, otro café… y vamos conociendo fragmentos de la vida de cada uno de los personajes. Casi conocemos a uno por página del libro, esa nueva persona siempre está conectada con otra anterior por algún motivo: amigos, clientes, conocidos, vecinos, familia… Sus vidas transcurren de manera paralela y se entrecruzan de vez en cuando, incluso a veces, sin que ellos mismos se den cuenta. Podríamos recopilar todos los fragmentos de cada uno de los que aparecen con más frecuencia y realizar pequeñas historias sobre su vida en esos tres días, pero incluso así nos veríamos obligados a describir a otros de los personajes puesto que sus vidas se complementan. El final queda en suspense, dejando una acusación en el aire, mostrando una amenaza general y el miedo que reina en la sociedad de esta época.

Algunos de los personajes más nombrados son: doña Rosa, Martín Marco, Elvirita, Filo… todas estas vidas forman un colectivo que es el protagonista de la historia, cuyo fin es darnos una imagen de la vida en Madrid en 1943. Se podría asemejar este colectivo con una colmena lleno de celdas individuales, que emanan vida aunque reprimida por el miedo, son independientes como individuos, pero dependiente de la colmena como colectivo. Al igual que las colmenas este colectivo depende de los golpes de los más fuertes, de los de más arriba, o de la sepultura en vida, no ser realmente libres ni felices y tener que seguir viviendo o mejor dicho malviviendo.

Camilo José Cela supo desde el principio, sin necesidad de someterse a ningún control ideológico, separarse de la España oficial y escribir unas obras críticas que plasmaron la opresión, el aislamiento y el temor que imponían los cambios políticos tras la guerra, en lo referente a lo social y a lo económico.

Presenta su obra como testimonio de esa sociedad mostrando los aspectos más ásperos, entrañables y dolorosos; a parte de registrar unos hechos, realiza una importante elaboración literaria, dándonos la satisfacción de leer una obra bien hecha, haciéndonos reflexionar sobre los límites de las relaciones humanas y de la moral tanto individual como colectiva.

La Colmena, a medida que vamos leyendo nos damos cuenta de que, más que un documento, es la visión sintetizadora y cargada de significación que el narrador tiene del Madrid de los años 40. Y por primera vez se exalta lo vulgar y lo cotidiano, lo que no tiene ninguna importancia; es una novela sin héroe, en la que todos los personajes viven inmersos en su propia insignificancia.

Esta novela deja constancia de la experimentación formal del autor, dando paso a una nueva estética literaria, que se decantará con perfiles muy personales del Cela que va camino del Premio Nobel, dejando atrás la manera clásica de estructurar la novela.

Se puede decir de Cela, tanto en esta obra como en otras, de manera casi indiscutible, que era un gran novelista y un gran renovador y enriquecedor del lenguaje.

La conclusión de la obra es desgarradora y noble: “hay que seguir adelante, aunque el mundo no sea un paraíso”.

& BIBLIOGRAFÍA:

  • La Colmena, Camilo José Cela. Edición de Jorge Urrutia.12ª edición. CATEDRA Letras Hispánicas.

  • Rincón castellano. Información sobre Cela.

  • Diccionario Enciclopédico SALVAT UNIVERSAL.




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Enviado por:Korita
Idioma: castellano
País: España

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