Literatura
La ciudad y los perros; Mario Vargas Llosa
Desarrollo
Como se mencionó en la introducción, este análisis expondrá el uso del perpectivismo en la obra de Mario Vargas Llosa como medio para criticar el punto de vista de la autoridad. A fin de que este estudio sea bien comprendido, conviene precisar lo que se entiende por aquel término. El perpectivismo es un concepto de carácter literario, y su principal característica es la multiplicación del punto de vista. Esto quiere decir que aumenta las formas de apreciar la realidad, se “rebela” a la convicción moderna de aplicar la objetividad en la narración de los acontecimientos, e instala más de un narrador. Fundamenta su aparición en dos ramas del conocimiento humano, a continuación expuestas. Primero, la sicología moderna, la cual establece al ser humano como un ente dominado por la ambivalencia, es decir que sus pensamientos y acciones no tienen como referencia a un solo modo de percibir el mundo, en términos concretos, postula la existencia del inconsciente humano. El segundo argumento del perpectivismo está expuesto en la filosofía fundamentalista. Esta postula al hecho como mero producto de la percepción. En otras palabras, establece que la realidad pasa a ser tal, según la como la perciba el sujeto. Basado en todo esto, el perpectivismo quiebra la convención moderna de mostrar la realidad de la forma más objetiva posible, utilizando un narrador omnisciente para describir “la realidad”. De modo resumido, expone la imposibilidad de narrar una sola realidad, ya que esta es interdependiente de varios sujetos, dependientes a la vez, de la ambivalencia presente en ellos. En términos concretos, las obras perpectivistas tienen como característica la presencia de varios narradores, dejando en segundo plano al clásico relator ausente. De esta forma el lector centra su atención en los sujetos y no en los hechos, con lo cual puede enterarse de las distintas formas de percibir los acontecimientos, y así tener una visión más amplia de la realidad, que por su complejidad resulta imposible apreciarla en su totalidad.
A continuación se procederá a demostrar la función del perpectivismo como medio de crítica a la visión de mundo de la autoridad, y su aplicación como concepto en la novela de Vargas Llosa. Esta visión de mundo oficial, en la obra está encarnada en varios personajes. Estos personajes son quienes ostentan el poder en el espacio donde se desarrolla la novela. Por tratarse de un colegio militar, la principal figura de esta visión de mundo es la máxima autoridad de la institución: el coronel director, que a la vez es secundado por los oficiales de menor rango. Este punto de vista, está a la vez reflejado en las razones que esgrimen los padres de Alberto, y de “el esclavo” al decidir su ingreso al establecimiento. El padre del primero fundamenta su decisión en el tipo de vida que adquirirá su hijo con los militares, dice que la disciplina lo hará ponerse a la “altura de su apellido”, un apellido con tradición. El padre del segundo, le manifiesta que en el colegio militar harán de él (Ricardo Arana), un verdadero hombre, que ahí aprenderá lo que es la vida. Ligado a esto, se hacen presentes las actitudes tradicionales en un ambiente militar, la gallardía, el gusto por la pulcritud, y la grata camaradería, expuestas a lo largo de la obra en los dichos de los oficiales. El punto de vista oficial, también está lleno de símbolos, muestras del paralelismo creado entre la vida militar y el patriotismo. Consecuencias de estas ideas, son los continuos discursos de las autoridades a los cadetes, en un pasaje del libro se exponen las razones del orden de los años en los edificios. La referencia es el monumento al prócer Leoncio Prado, y los cadetes duermen cerca de él mientras sean más antiguos. El símbolo que le da el coronel, relaciona el progreso de los cadetes en el colegio, con “el honor” de dormir cerca de la estatua del prócer. Algo parecido ocurre cuando “Cava” es expulsado. Este procedimiento se convierte en una ceremonia a la que asisten los demás cadetes, el coronel da un discurso sobre los próceres y el amor a la patria, y pone la situación de “Cava” como ejemplo a no imitar, luego el afectado es sacado del calabozo, y frente a sus compañeros le arrancan sus insignias. También hay hechos que describen el aspecto de la obediencia en esta visión de mundo. Uno de ellos es la libertad que entregan las autoridades del colegio a los cadetes de cuarto año para que reciban a los de tercero. Los primeros realizan procedimientos hasta denigrantes para los cadetes de tercero, sin embargo estos no tienen derecho a reclamo, ya que deben obedecer a sus superiores. Todas estas convicciones son aplicadas más allá de lo cotidiano en un hecho de grandes magnitudes: la muerte de “el esclavo”. Esta sucede en un ejercicio de asalto, una mañana de campaña, es decir en una actividad organizada por el ejército, contemplada en el programa de educación de los cadetes. El colegio no le permite ni a sus padres visitar al moribundo, y el coronel argumenta ante ellos que el accidente ha sido culpa del cadete, y que la vida militar exige disciplina y concentración a todo momento, aptitudes ausentes en el cadete al momento del hecho. Se ordena dar por cerrado el caso, sin realizar mayores investigaciones, sindicando la negligencia del cadete como causa de su muerte, ya que cualquier otra variante podría significar graves consecuencias para el colegio militar. En otras palabras el punto de vista oficial busca bajarle el perfil a un hecho de proporciones mayores, con el fin de cuidar la reputación de seriedad y disciplina.
Descrito el punto de vista oficial, y la interpretación de los hechos que este hace, se describirán los puntos de vista que lo sacan de la exclusividad al percibir la realidad, y los hechos que dan curso a tal movimiento. Una visión de mundo que produce este fenómeno es la sostenida por el teniente Gamboa. Este se caracteriza por su disciplina y compromiso con el mundo militar. Es percibido entre los cadetes como el más estricto, así como también el más serio y destacado entre los tenientes. Una muestra de esto es cuando el “Boa” describe como Gamboa mostró al profesor de francés la rudeza con que se debe manejar a los cadetes. Este irrestricto apego a la vida militar, realza tal condición cuando el personaje en cuestión se enfrenta a la muerte del cadete Arana. Dadas las extrañas circunstancias del suceso, y la denuncia de un cadete, decide (apegándose a las normas) pasar parte para iniciar una investigación. Lo hace teniendo en cuenta el hermetismo sobre la situación ordenado por la autoridad del colegio. Se debe enfrentar a los mandos medios quienes le reprochan su excesivo apego a los códigos, y le advierten de su fracaso en caso de presentarse al coronel. Pero él, sabiendo el desprestigio del que podía ser presa el colegio, decide cumplir su obligación como buen oficial, es más recuerda al profesor que le había enseñado los códigos y se reconforta al seguir sus enseñanzas. Además cabe mencionar que la vida personal del teniente también es apegada a los códigos sociales, tiene una relación de mucho amor con su esposa, quién está por dar a luz el primer retoño de la pareja. Todo esto denota una visión noble del mundo, un apego a las normas en pos de la justicia y el respeto. Sin embargo, gran parte de su amor por el ejército se destruye con lo acontecido a raíz de su intención de investigar la muerte de “el esclavo”, y la respuesta de las autoridades ante ello: “No hay que forzar las cosas para que coincidan con las leyes, Gamboa, sino al revés, adaptar las leyes a las cosas...”. Las autoridades del colegio deciden cerrar el caso y ordenan perentoriamente guardar silencio sobre lo acontecido, evitando de esa manera que el caso hubiese llegado, por los conductos establecidos, al ministerio. Tras estos acontecimientos, Gamboa reflexiona sobre su vida, deja de hacer planes para el futuro y por primera vez piensa en el pasado, llega a cuestionarse lo hecho en su juventud, y concluye deseando que su hijo pronto a nacer sea mujer, para que no se convierta en militar. Aquí hay una clara crítica al punto de vista oficial. A lo largo de la obra, antes de la muerte del “esclavo”, resulta recurrente poner en la misma posición ante el mundo a Gamboa y el resto de las autoridades. Pero al privilegiar estas últimas, el prestigio por la justicia, es clara la diferencia de posiciones con el teniente, y resulta posible distinguir la existencia de un punto de vista distinto y aparte del oficial.
La siguiente visión de mundo que pone en tela de juicio a la sostenida por la autoridad, es la perteneciente a Alberto. Es necesario destacar, primero que nada, su motivo de ingreso al colegio Leoncio Prado. Como muchos otros cadetes, se encontraba en aquél establecimiento por deseos ajenos a su voluntad, expresados en la descripción del punto de vista oficial. Esto sienta un claro precedente: Alberto (sujeto) percibirá durante su estadía en el colegio militar, todos los acontecimientos de manera distinta a quién se encuentra allí por sentirse identificado con los valores militares, es decir, con el punto de vista oficial. Lo cual lógicamente genera un punto de vista subjetivo, y por lo tanto diferente del resto. Declarada la magnitud de alcance de este aspecto, es lícito exponer el desarrollo del punto de vista en cuestión, durante la obra. En términos particulares, Alberto sentía con total seguridad, que su estadía en el establecimiento era momentánea, pues tenía planeado continuar sus estudios alejado de la vida militar, instalado en Estados Unidos, estudiando ingeniería. Tal deseo era alimentado por su desprecio e incomprensión hacia las tradiciones y costumbres vividas en el colegio. Un fragmento de la obra ilustra de manera cabal lo mencionado. “Hay perros que dicen voy a ser militar, voy a ser aviador, voy a ser marino, todos los blanquiñosos quieren ser marinos. Espérate unos meses y después hablamos.” En este pasaje queda claro que la experiencia era un fundamento sólido para que Alberto desestimara la rutina de la milicia. Rutina cuestionada explícitamente cuando relata las jornadas en “la Perlita”. Describe como la ausencia de una actividad menos patética, le lleva a instalarse en aquél espacio. Al relatar anunciando todo los hechos que seguirán a los ocurridos en aquél momento, expone la ausencia de sentido en la continuidad que le toca vivir. Otro elemento que avala esta actitud de “el poeta” frente a la realidad, es la forma de referirse al deseo de no volver a pasar por la enseñanza militar: “No me gustaría ser perro de nuevo, estar fregado pasar otros tres años aquí...”. El nombre de este animal es usado por todo el colegio para designar a los novatos, y el hecho de que Alberto lo use para ilustrar su desacuerdo con la enseñanza del ejército, concreta un sentimiento presente, casi de manera inconsciente, en toda la institución, hasta en las autoridades. Es el conocimiento de que los primeros años de enseñanza someten a los cadetes a un estado de obediencia extremo. En el párrafo anterior se expone que un cadete denuncia una causa distinta a la oficial sobre la muerte del “esclavo”. Este cadete es Alberto, quien convencido de que el difunto había sido asesinado, expone al teniente Gamboa la necesidad de que el caso se clarifique. Para convencerlo de que lo afirmado es válido, le describe todo el ambiente desconocido de las cuadras; la evasión a las reglas que prohibían los cigarros, el alcohol, los juegos con dinero, la molestia desmesurada a algunos cadetes (entre ellos Arana) etc. Y lo ubica como un factor del desenlace de los hechos. Luego toda esta descripción escandaliza a las autoridades, dejando en evidencia la burla de la que eran víctimas por parte de los cadetes, todo el sub-mundo que había en el colegio del cual ellos no tenían conocimiento. Este hecho es fiel reflejo de la apreciación de la realidad desde más de un punto de vista (característica del perpectivismo), y a la vez una crítica clara del punto de vista oficial, dejándolo como un ente burlado, en decadencia. Crítica presente también en el desencanto de Alberto para con “lo oficial”, lo que ostenta el poder y se supone lo merece. Este desencanto está presente en dos ámbitos. El primero, obedece más a una confirmación de su desprecio hacia la autoridad, y vida militar, se traduce en el resultado de la investigación por él mitigada a cerca de la muerte del “esclavo”: la orden de “olvidar” todo lo acontecido, por parte de los oficiales. El segundo, escapa al espacio militar, y tiene lugar en su vida personal, más concretamente en su imagen paterna. Ya no toma nada de lo dicho por su padre como válido, o como ejemplo a seguir. Puesto que ha vivido en carne propia las amargas consecuencias de las infidelidades de este con su madre, ha sufrido el dolor de ella. Ese recuerdo se impregna en su vida, en el pasaje que relata su incursión en el mundo de la escritura, va recordando de forma paralela los dichos de su madre durante el comienzo de las infidelidades del padre, alternándolos con los relatos eróticos que lo inducen a escribir “novelitas”. Por lo que la figura paterna no constituye ninguna referencia para trazar su futuro. En otras palabras, la “oficialidad” de su padre no pasa a ser más que un concepto ausente de toda aplicación.
Por último, se procederá a describir la crítica al punto de vista del poder, a través de la visión de mundo del “Jaguar”, y la interpretación de los acontecimientos que esta realiza. Según lo que se describe en el libro, el Jaguar va formando en su adolescencia un punto de vista marginal. Aún presente en él, el sentimiento del amor (por Teresa), la amistad con el “flaco Higueras” lo ubica en una posición marcada por la violencia. Este tipo lo va ligando poco a poco al mundo del hampa, primero prestándole dinero sin condiciones, para luego solicitar su colaboración en robos a la propiedad privada. Junto a esto, lo va induciendo en el vicio; así cada vez que se lo encontraba lo invitaba a un trago, momento que aprovechaba para contarle las malas andanzas de su hermano mayor. Luego lo inicia sexualmente con unas prostitutas de su conocimiento. Tras haber asimilado todos estos hábitos, el Jaguar se va de su casa y se adentra de lleno en el mundo de la delincuencia. Tratando de arrancar de la policía, y de este ambiente, ingresa por medio de su padrino al colegio Leoncio Prado. Aquí se destaca por su superioridad física, constituyéndose en el único cadete de tercero que los de cuarto no pueden “bautizar”. Este hecho lo eleva por sobre el resto del año, y le abre el camino para comandar todas las acciones de violencia, violación de las normas, etc., formando un grupo llamado “el Círculo”. Con este liderazgo a su favor, se convierte en la figura intocable en el año, hasta en el colegio. Nadie se atreve a criticarlo, traicionarlo, o desobedecerle. Esta “omnipotencia” se refleja en el momento en que el cadete Arana es apodado el “esclavo”. Tras una confusión, Arana le ruega de rodillas al Jaguar que no lo golpee, quien ante esa actitud se ríe y le dice que no tiene honor que es como un esclavo. Luego de ese acontecimiento, toda la sección ve en el “esclavo” el objeto ideal para divertirse a costa de las burlas. Esa marginación también la siente él, y la expresa después de haber delatado a “Cava”, piensa en que todos los cadetes, a pesar de las molestias mutuas, se estiman, son amigos. Pero él no se siente amigo de nadie, se halla totalmente afuera de ese grupo de jóvenes, como un esclavo de la morbosidad general. Es esta marginación, y la violencia del Jaguar, lo que Alberto denuncia como factor para que este último lo haya asesinado. De forma más precisa, afirma que la muerte de Arana había sido la venganza por parte del líder de “el Círculo”, a causa de la traición que había llevado a la expulsión de “Cava”. Sin embargo, y como otra prueba de la crítica al punto de vista del poder, aquí no se puede hablar de traición ya que el “esclavo” no estaba vinculado, ni se sentía identificado con el grupo del “Jaguar”, ostentoso del poder. Es decir, su mirada a la realidad era distinta que la de “el Círculo”, por lo que delatar a uno de sus integrantes no era una deslealtad, sino que el medio para salir a ver a Teresa. Ahora la manera en que el “Jaguar” resuelve este asunto deja a la luz la decadencia de su forma de ver la realidad. Forma distante de la que el colegio militar asegura inculcar a sus alumnos para convertirlos en hombres de bien para la patria. Basta con poner atención en la muerte del “esclavo” y sus causas, para afirmar que el colegio militar es incapaz de transformar en hombres de bien a sus cadetes. ¿Es posible llamar “hombre al servicio de su patria”, a quien mata a un componente de ella por haber hecho lo que estaba a su alcance para salir a la calle? Es cierto, el Jaguar al final del relato, muestra cierto arrepentimiento y deseos de comenzar una nueva vida, pero demasiado tarde: Ricardo Arana no estaba más que en el recuerdo de algunos. Además, el trato del que era víctima el “esclavo”, deja obsoleta la grata camaradería de la que se jacta la milicia. Todo esto desbanca nuevamente a la de visión de mundo oficial, exponiendo su ineficacia para adecuarse a las circunstancias.
Conclusión
En síntesis, es posible afirmar que en “La ciudad y los perros” se utiliza el perpectivismo para criticar el punto de vista de la autoridad. Esto se prueba mediante el uso de varios narradores, y la exposición de distintas visiones de mundo ante los acontecimientos de la obra. En concreto, la interpretación que hace la autoridad de la muerte del “esclavo”, se contrasta con la que hace el teniente Gamboa, Alberto, y el Jaguar.
Desde el punto de vista personal, me parece que la novela de Vargas Llosa es de mucho valor. Ya que, utilizando de forma magistral el perpectivismo, deja en evidencia el importante rol que juegan los puntos de vista particulares, el alto grado de influencia que tienen sobre la realidad, igual o quizás mayor que el del punto de vista oficial. Además la crítica que hace a este, abre una discusión sobre la validez de las decisiones que la autoridad toma. En el caso particular de la obra, pone en el plano de la actualidad nacional, la diferencia de opiniones en torno a la vida militar, de forma más específica, al servicio militar obligatorio, que es tal por que el punto de vista del poder así lo considera. Entonces esta novela da la posibilidad al replanteamiento de estas y otras obligaciones, formuladas desde una visión de mundo bastante sesgada.
Introducción
En este análisis se buscará probar que en “La ciudad y los perros” se utiliza el perpectivismo como medio para criticar la visión de mundo de la autoridad. El perpectivismo es una forma particular de narrar los hechos en la literatura, y por visión de mundo de la autoridad, se entiende la interpretación de los hechos que hacen quienes ostentan el poder. El desarrollo de ambos conceptos en la novela, se explicará a un nivel de personajes y espacio, usando el del tiempo como referencia.
La novela se desarrolla principalmente en el colegio militar Leoncio Prado, así como también en los espacios (casa, barrio, etc.) correspondientes a cada narrador. En el colegio militar se encuentran cadetes cursando sus tres últimos años de educación secundaria. El cadete “Cava” es elegido al azar para robar las preguntas de un examen. Al entrar a la sala donde estaba el documento, hace pedazos el vidrio que no le permitía el ingreso, dejando una clara evidencia del suceso y escapando con las manos vacías. Este tipo de robo permite que los demás cadetes paguen a un grupo de ellos, comandado por el cadete apodado el“Jaguar”, a cambio de recibir las preguntas. Pero la situación pone al cadete Alberto Fernández (“el poeta”) en apuros, pues no tiene dinero para adquirir los ejercicios del examen, ni tampoco tiene un buen dominio de la materia. Ya en el rendimiento de la prueba, es sorprendido copiando de un papel lanzado por otro compañero. Al preguntar el teniente quién le ha dado el papel, se pone de pie Ricardo Arana (“el esclavo”), quien había oído de Alberto los apuros en que estaba, y se le consigna por el fin de semana. Paralelo a esto, Alberto, el “esclavo”, y el “Jaguar”, van relatando su vida fuera del colegio, ya sea antes de ingresar, o mientras están de salida. Es precisamente cuando el “poeta” vuelve de la calle, el momento en que Arana le dice que se ha consignado a toda la sección por haberse descubierto el intento de robo del examen, y el castigo se mantendrá hasta descubrir al culpable. La noche en que ello ocurrió, estos dos personajes estaban de imaginarias (centinelas), y el “esclavo” había visto pasar a “Cava” después de haber intentado robar las preguntas. Pasan varias semanas encerrados, hasta que Arana no aguanta más su larga consignación, y le cuenta a un teniente lo que él vio. De esa forma, y bajo secreto, sale a la calle, sin embargo Alberto sospecha de él. Luego encierran a “Cava”, y toda la sección se llena de un ambiente tenso. En una mañana de campaña, Arana cae herido de muerte, el colegio se contenta con la negligencia del cadete y da por cerrado el caso. Pero Alberto, denuncia al teniente Gamboa que el “Jaguar” a vengado a “Cava”, matando al “esclavo”. La autoridad del colegio se escandaliza y enérgicamente ordena cerrar el caso. Paralelo a esto se describe la adolescencia del Jaguar, marcada por la violencia y delincuencia. Este se confiesa, pero el teniente hace caso de sus superiores y no lo delata. Al terminar el colegio, el Jaguar se casa y trata de enmendar sus errores, comenzando una nueva vida.
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Enviado por: | Francisco Jorquera |
Idioma: | castellano |
País: | España |