Literatura


La Celestina; Fernando de Rojas


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Ficha

Título del libro: “La Celestina”

Autor: Fernando de Rojas

Editorial: Ed. Santillana

Colección: Clásicos esenciales Santillana

Primera edición: 1996

Última edición: 2002

Diseño de cubierta: José Crespo, Bestiario S.L., Isaac Zamora, Elisa Rodríguez

Introducción

La Celestina sale a la luz en la ciudad de Burgos el año 1499. En esa época, Isabel, futura reina de Castilla, contrajo matrimonio en 1469 con Fernando de Aragón, que ascendió al trono en 1479. Con este hecho se sentaron las bases para la unión de los dos reinos. Durante las dos décadas siguientes, los esfuerzos de los monarcas estarían dirigidos a lograr la pacificación completa de sus territorios.

Al mismo tiempo que se consolidaba la unidad política, se emprendió la unidad religiosa, el primer paso consistió en el establecimiento del tribunal de la Inquisición (1481). El mismo año de la expulsión de los judíos y se inició para los musulmanes un periodo de conversiones al cristianismo que terminaría diez años más tarde con la expulsión definitiva de los moriscos.

El descubrimiento de América abrió para España las puertas de un nuevo mundo y la posibilidad de convertirse en un gran imperio. Alejandro VI reparte las nuevas tierras entre España y Portugal.

La imprenta llegó a España en 1473 y al año siguiente se editó la primera obra tipográfica en Valencia. Al final del siglo XV, la mayoría de las ciudades españolas imprimían sus propios libros y se amplió de forma notable el número de lectores, que coincide en que el castellano se convirtió en la lengua oficial del país y en 1492 Antonio de Nebrija publicó su Gramática castellana.

Diferencias entre el mundo medieval y renacentista

El paso del Medievo al Renacimiento, coincidente con el siglo XV, supuso una crisis ideológica y social en toda Europa. Subsistía todavía una sociedad dividida en clases sociales inmutables (nobleza, clero y pueblo) pero al mismo tiempo un burguesía mercantil se iba abriendo camino.

La aplicación de las ideas humanistas, que nace en el renacimiento italiano, orientó el estudio hacia el conocimiento de los clásicos.

En relación con algunos rasgos del personaje de Celestina, conviene señalar la importancia que en el siglo XV había adquirido el fenómeno de la hechicería.

En Italia se estaba viviendo el gran Renacimiento en todas las artes. Ya en el Trescientos, la Divina comedia de Dante ejerció una notable influencia en los predecesores de Rojas que se dejará traslucir claramente en La Celestina. En el Cuatrocientos apareció la Fiammetta de Boccaccio, que se publicaría en España en 1496. Esta obra, muy influida por Ovidio y Seneca, ayudó a Rojas a adentrarse en el mundo de la sicología amorosa. Opera, conjunto de las obras latinas de Petrarca (Basilea, 1496), se convirtió para Rojas en objeto de estudio constante y le puso en contacto con el mundo grecolatino.

Biografía del autor

La primera edición de La Celestina, impresa en Burgos en 1499, carece de hojas iniciales y finales, por lo que en ella no figura el nombre del autor. En las ediciones siguientes las iniciales de los versos acrósticos indican que «El bachiller Fernando de Rojas acabó la comedia de Calisto y Melibea e fue nacido en la Puebla de Montalván».

En la carta previa que dirige «El autor a un su amigo», este señala que encontró ya escrito el primer acto de la obra y que decidió acabarla; más adelante, hace notar sobre los posibles autores de su hallazgo que «algunos dicen que fue Juan de Mena y, según otros, Rodrigo de Cota».

El primer acto presenta algunas diferencias con los siguientes: tiene una mayor extensión, las fuentes utilizadas son distintas, se emplean formas arcaicas y construcciones sintácticas que no están presentes en los demás actos.

Esto ha llevado a muchos a pensar que Rojas no escribió el primer acto. En la séptima y octava estrofas de los versos acrósticos Rojas sugiere los nombres de Cota y Mena como los posibles autores.

La documentación biográfica existente sobre Fernando de Rojas es escasa y no permite conocer muchos datos sobre su vida. La fecha de su nacimiento se sitúa entre 1465 y 1476 en la Puebla de Montalbán, provincia de Toledo. Su familia era de origen judío y vivió marcada por la sospecha y el temor a la Inquisición. Fernando de Rojas realizó estudios de leyes en Salamanca y en 1507 se estableció en Talavera de la Reina, Toledo, donde se casó con Leonor Álvarez. Fue nombrado alcalde de esta ciudad en 1525 y murió el año 1541.

Fuentes y género

De la antigüedad clásica cabe mencionar la influencia aristotélica en el acto I y en el comienzo del II, así como la más amplia del comediógrafo latino Terencio y del filósofo estoico Séneca.

Entre los autores contemporáneos es sin duda Petrarca quien más influyó en La Celestina, especialmente a través de Sobre los remedios de la fortuna de cada uno.

En el terreno literario, la comedia humanística italiana de los siglos XIV y XV es una de las principales fuentes de la obra de Rojas. Esta comedia, que desarrolla aspectos centrados en el mundo de la seducción y de las pasiones, pretendía imitar la comedia clásica de Plauto y Terencio.

Fundamentales resultan también la influencia de la más sobresaliente novela sentimental de nuestra literatura, Cárcel de amor de Diego de San Pedro. Estas obras ayudaron a Rojas a profundizar en los sentimientos amorosos y en los efectos que la pasión amorosa suscita en los amantes.

Es de destacar también la relación de La Celestina con el Libro del buen amor del Arcipreste de Hita, no sólo por la similitud que guardan Trotaconventos y Celestina, sino también por el tratamiento tan semejante que ambos autores den al modelo de amor cortés y del loco amor.

Por último, debe reseñarse la influencia del Corbacho, obra misógina del Arcipreste de Talavera, que proporciona al autor de La Celestina múltiples préstamos sobre el habla popular de las mujeres y aspectos concretos de la profesión y verborrea de las celestinas.

Aunque la obra presenta una forma dialogada y se encuentra dividida en actos, no parece que la intención real del autor fuera su representación, pues su amplia extensión así como el uso arbitrario que se hace de las unidades de tiempo y lugar la harían muy difícil.

En realidad, La Celestina parece escrita dentro de la tradición literaria de la comedia humanística.

Temas

Es sorprendente la riqueza de contenido que encierra un argumento tan sencillo como el de esta obra: los amores de dos jóvenes, Calisto y Melibea, llevados de la mano de una alcahueta, Celestina, y condicionados por una amplia corte de criados y personajes secundarios: Pármeno, Sempronio, Lucrecia, etc.

La obra contiene una fuerte dosis de pesimismo. La fortuna juega un papel primordial, condicionando las conductas de los personajes a la acción implacable del destino.

La fuerza del amor es el tema principal de la obra; el intento de Calisto por conseguir el amor de Melibea constituye el eje estructural del conflicto. El amor que presentan los personajes de la obra en una parodia del amor cortés. Calisto, por ejemplo, declara a grandes voces la divinización de su amada, pero no duda en ponerse en manos de una dudosa alcahueta para conseguir a Melibea. Cuando llega el momento, el amor cortés deja paso al goce sexual; Calisto quiere gozar a Melibea y por eso, aconsejado por Sempronio, busca inmediatamente una ayuda eficaz. En este enfoque del amor, Celestina desempeña un papel esencial como experimentada mediadora en las pasiones humanas; en la misma, en el acto I, señala su necesidad para todo ser humano, el placer que conlleva y su fin procreador.

Ligado al tema del amor aparece el de la muerte. En el acto XII, se produce el asesinato de Celestina. A partir de aquí, el amor se cruza con la muerte; todos los personajes que participaron de aquél vivirán también ésta. De este modo, si en la primera parte de la obra el amor se muestra como el gran triunfador, en la segunda la muerte viene a recordar el sentido trágico de la vida: el amor, las pasiones, el goce, todo tiene su fin en la muerte.

Abundan las referencias a la brevedad del placer y de la vida en general. Así lo siente Pleberio cuando, en el acto XVI, dice: «el tiempo, según me parece, se nos va, como dicen, entre las manos. Corren los días como agua el río. No hay cosa tan ligera para huir como la vida».

Desde el punto de vista social en La Celestina conviven dos clases: la de los señores (Calisto y Melibea) y la de los criados (Celestina, Pármeno, Sempronio, Areúsa...).

Estructura

La obra presenta una estructura formal establecida en veintiún actos. En ellos aparecen las escenas como verdaderas unidades dramáticas y, dentro de éstas, los diálogos, monólogos y apartes como últimos elementos organizativos.

Según el desarrollo argumental, de la Tragicomedia se pueden distinguir las siguientes partes; planteamiento de la acción (acto I, escena 1), desarrollo de los conflictos entre los personajes (acto I al XII), plenitud de la relación amorosa de Calisto y Melibea (actos XIII al XX) y epílogo de Pleberio (acto XXI).

La personalidad de cada personaje se va definiendo mediante los diálogos. Los diálogos se desenvuelven a menudo en un paralelismo escénico: mientras unos personajes conversan o monologan, otros, situados en un segundo plano, comentan lo que aquéllos hablan, mostrando así las verdaderas intenciones de los participantes.

Contrastan los distintos tipos de lenguaje empleados, culto en boca de los señores, cargado de refranes en Celestina y más vulgar en los criados.

El aparte, utilizado originariamente en la comedia romana como un procedimiento cómico, lo usa el autor con cierta frecuencia.

Los soliloquios o reflexiones en voz alta revelan las dudas y temores en la mente de los personajes y descubren al lector aspectos claves de su mundo interior, así como de su manera de pensar.

Personajes

La enorme originalidad de los personajes de La Celestina respecto a la tradición literaria anterior consiste en que Fernando de Rojas presenta a seres concretos, dotados de una personalidad propia que se va revelando a través de sus actos y diálogos.

Otra característica común a estos personajes es su marcado individualismo: cada uno actúa por razones puramente egoístas, movidos exclusivamente por su propio interés.

Los personajes de La Celestina proporcionan el retrato de la sociedad de la época: los señores (Calisto, Melibea, Pleberio, Alisa), los sirvientes (Sempronio, Pármeno, etc.) y la sociedad marginal (prostitutas, rufianes, alcahuetas, etc.). Celestina, que en principio pertenece al último grupo, se mueve, gracias a sus diversos oficios.

Esta rígida organización social, heredada de la Edad Media, contrasta sin embargo con la actitud individualista de los personajes, propia de la nueva escala de valores que empezaba a gestarse.

Calisto, Melibea y Celestina, personajes principales

Calisto se desenvuelve en un primer momento como el prototipo del enamorado, pero un enamorado “loco”, pues es esta época el amor apasionado era concebido como una manifestación de locura y se le situaba muy próximo al amor carnal, lujurioso y pecaminoso.

Sin embargo, cuando Calisto logra su propósito gracias a los poco honrosos servicios de una vieja hechicera y alcahueta y a la complicidad de sus criados, deja ver su verdadero rostro: el de un amante caprichoso y egoísta.

Melibea aparece condicionada por su elevado rango social y la defensa del honor familiar. Así, el hecho de recurrir a Celestina para Melibea resulta humillante. Sin embargo, cuando al fin se rinde al amor, se transforma en una mujer decidida, ya dueña y protagonista de sus actos.

Celestina es el personaje central de la obra y el motor de la acción: es ella quien une o separa a los personajes, quien trama las traiciones o concierta las complicidades, quien proporciona a cada uno el objeto de su deseo.

Caracterizada a lo largo de la obra por su inteligencia, su conocimiento de la vida y de las personas y su capacidad de manipulación, la práctica de sus múltiples oficios («lavandera, perfumera, maestra de hacer aceites y de hacer virgos, alcahueta y un poquito hechicera») concede a Celestina un auténtico carácter profesional.

Celestina se pone al servicio del amor por dinero y momentos antes de morir confiesa a sus verdugos su tranquilidad de conciencia y el sentido ético que concede a su trabajo.

Pleberio

Las cualidades que Rojas concede a Pleberio lo convierten en un padre atípico dentro de tradición literaria española de padres autoritarios y totalmente despreocupados de sus hijos. Pleberio es comprensivo, está preocupado por su hija, confía en ella, respeta su libertad y llora su muerte, sin recriminarle nunca la pérdida de su honra.

Pleberio y su mujer Alisa encarnan, por la conciencia que tienen de su condición social y por la preocupación que muestran por el buen casamiento de su hija.

Pleberio expresa la visión existencial de la obra. Su propia ancianidad y el dolor que le produce la tragedia familiar le llevan a considerar, no ya la brevedad de la vida, sino también su falta de sentido.

El mundo de los criados

La Celestina refleja ya la profunda crisis de la sociedad señorial del siglo XV. Los criados de La Celestina son sirvientes a sueldo, en los que el interés prima sobre la lealtad u otra consideración.

Sempronio, el criado corrompido, desde el primer momento practica un doble juego con su amo: él es quien le propone los servicios de Celestina e, inmediatamente, se hace cómplice de esta para explotar la “locura” de Calisto.

Pármeno, el criado fiel, se resiste a los manejos de Celestina; sin embargo, los halagos de l vieja, su deseo por Areúsa y la ingratitud de Calisto le vencerán tras una breve lucha interior.

Este juego de traiciones se expresa magistralmente mediante el uso del diálogo; los halagos, consejos y ofrecimientos con que Celestina y los criados se dirigen a Calisto y Melibea se convierten en burlas, críticas e insultos en apartes y conversaciones paralelas.

Los dos criados forman también susu propias parejas (Pármeno-Areúsa y Sempronio-Elicia); sin embargo, no se puede hablar de un paralelismo total con Calisto y Melibea.

Cuando mueren Sempronio y Pármeno son sustituidos por Sosia y Tristán. Al igual que sus predecesores, no sienten especial respeto hacia su amo, al que tildan de ingrato y culpan de la muerte de sus servidores. Sin embargo, tienen un gesto de lealtad al manifestar una sincera preocupación por el hecho de que Calisto ha muerto sin confesión.

Lucrecia, la criada honrada y fiel, recela desde el primer momento de las visitas de Celestina a su ama, razón por la que la vieja alcahueta intenta ganársela. Al final, Lucrecia acabará encubriendo los amores de Melibea.

Elicia y Areúsa son personajes muy interesantes. Su condición de prostitutas las pone al margen de las convenciones sociales y les confiere una gran libertad. Elicia busca sacar el máximo partido de su belleza y juventud. Areúsa, por su parte, destaca por su inteligencia.

Es de destacar el papel protagonista que adquieren las mujeres en La Celestina, las cuales aparecen dotadas de una marcada personalidad y, a menudo, dueñas de sus actos.

Centurio es el personaje cómico de la Tragicomedia. Se caracteriza por su mezcla de cobardía y jactancia y el fino humorismo que brota del contraste entre su lengua cortesana y sus bajas actividades.

Lenguaje

Los diálogos de Calisto y Melibea tienen un marcado carácter cortesano y n tono retórico en los que se manifiestan rasgos de lenguaje culto: latinismos, construcciones en participio de presente, paralelismos, enumeraciones, antítesis, etc.

Rojas recurre de forma continua a imágenes, unas veces de la poesía amatoria de los cancioneros, otras de los libros de fábulas referentes a animales o al mundo de la naturaleza, buscado siempre el ejemplo clarificador.

Este estilo culto está salpicado de máximas a lo largo de toda la obra y cargado de alusiones mitológica, referencias históricas y citas bíblicas, especialmente en los actos primeros.

La abundancia de refranes populares, frases entrecortadas, insultos, conecta la obra, por un lado, con el realismo idiomático del Libro del buen amor y del Corbacho y, por otro, abren la puerta al lenguaje irónico del pícaro renacentista y especialmente al extenso mundo de don Quijote y Sancho.

Interpretación

La obra tiene, en primer lugar, una lectura moralizante en la línea de la literatura medieval. La Celestina fue escrita en reprensión de los locos enamorados, para mostrar los efectos perniciosos del amor apasionado y como parodia del amor cortés. A su vez, la obra declara una intención didáctica cristiana.

Por otro lado, la obra ofrece una visión pesimista de la existencia, en la que muestra la vida como una continua e inútil lucha, dominada por las pasiones, cuyo final es siempre la muerte.

En el aspecto sociológico, La Celestina es un magnífico testimonio de los cambios que se produjeron en ese tránsito de la Edad Media al Renacimiento, reflejados en la obra mediante dos motivos fundamentales: el enfrentamiento entre señores y servidores, una vez rotos los fuertes vínculos que caracterizaban estas relaciones en el orden feudal, y la primacía del dinero, el interés material y el individualismo en la nueva escala de valores de la naciente sociedad burguesa.




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Enviado por:Moxi
Idioma: castellano
País: España

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