Salud


La bioética del cuidado; Montserrat Busquets Surribas


“La bioética del cuidado”

Montserrat Busquets Surribas

Materiales de Bioética, Casado M., Cedecs, Barcelona, 1996

RESUMEN

La autora define la ética como la parte del conocimiento humano que se interesa por los principios y los conceptos base que están o deberían estar en el pensamiento y actividad humanos, unidos a un campo particular como la enfermería.

La ética no es algo que se añade al desarrollo profesional, sino que lo fundamenta y le da sentido. No es posible hablar de ética y de enfermería como conceptos aislados que se superponen, el enfoque que sigue la autora es considerar el núcleo de la actividad enfermera, como el eje de los principios éticos que rigen la profesión.

La ética en enfermería se plantea desde el cuidado cotidiano de los aspectos que ayudan a las personas a mantener su salud, desde sus costumbres, creencias, posibilidades, para así ayudar a satisfacer las necesidades de salud de las personas, hasta la ayuda a morir con dignidad.

La enfermera debe esforzarse en conocer su óptica, pero también la de los demás, tanto del resto de miembros del equipo de salud como la del enfermo - usuario y de su familia, que valores son los compartidos, cuales generan conflicto, que alternativas de cuidados existen, cual es la responsabilidad profesional en ello; la forma con que se lleva a cabo el cuidado es éticamente decisiva.

El cumplimiento de los estándares de cuidados debe llevar implícito el cumplimiento de los principios éticos. Reflexionar acerca del contenido ético y alcance profesional de la atención de enfermería, supone enmarcar la aportación de enfermería al desarrollo y mantenimiento de los Derechos Humanos, identificando los valores profesionales y las actitudes necesarias.

En la disciplina enfermera se identifican cuatro conceptos: Cuidado, Persona, Salud y Entorno que configuran el paradigma enfermero a lo largo de la historia. Este enfoque durante largos años ha estado influenciado por el paradigma biomédico, por lo que la actividad de enfermería se sitúa detrás de la actividad médica, consistiendo básicamente en la ayuda al diagnostico y tratamiento de la enfermedad. Cuando los profesionales de la salud enfocan su trabajo a la enfermedad, consideran la capacidad de elección del enfermo muy disminuida o anulada por la enfermedad y por tanto el enfermo puede entrar en un complicado proceso psicológico que anula totalmente su capacidad de razonar y decidir por si mismo. Hoy día, el ciudadano al tener más información y poder opinar en libertad hace que cambie su sistema de valores, por lo que quiere estar informado y participar en la toma de decisiones en lo referente a su salud, por tanto los profesionales de enfermería tienen que considerar la vida de la persona, sus creencias, valores, costumbres, entorno..., por ello cobra especial importancia el paradigma enfermero.

Para ayudar a la persona a tener cada vez más una vida de calidad, hay que tener presente que cada persona tiene una forma particular de mantener y consolidar su vida que ha ido desarrollando a lo largo de su existencia y que debe ser respetada y tenida en cuenta en los planteamientos de “cuidados”. La enfermera para trabajar necesita unos conocimientos teóricos y saber los mecanismos de funcionamiento, alteración, interacción y restablecimiento de las necesidades de las personas, con la forma particular que cada cliente tiene de mantener su salud, por lo que la enfermera se convierte en un profesional que le ayuda a encontrar sus elementos de respuesta en la satisfacción de sus necesidades

Desde la perspectiva ética, la participación del usuario en su salud significa un cambio importante, ya que desde un enfoque holístico de su salud y autonomía, significa trabajar desde una concepción moral cuya primera norma es el respeto a los múltiples códigos morales que los seres humanos podemos desarrollar, ya que lo bueno y lo correcto es relativo y diferente en cada situación. La persona se considera como un ser único, indisociable, interrelacionada con su entorno interno y externo de forma que cualquier cambio o variación en uno de ellos repercute en su globalidad y tiene la capacidad de elegir entre diversas opciones aquella que para él es la mejor.

La enfermera ha de buscar lenguajes comunes, desarrollar la actitud de escucha, de empatía, dando sentimiento de seguridad, para reconvertir la información en comunicación y definir claramente los objetivos de esta comunicación. La comunicación como instrumento ético, es un proceso y no una actividad aislada y es imprescindible para que la toma de decisiones este centrada en el usuario, por tanto es necesaria para mantener y fomentar su autonomía.

La competencia profesional, es la competencia ética y se define como la capacidad para clarificar, comparar, justificar y proyectar las consecuencias de nuestras acciones, considerando que en las situaciones de cuidados casi nunca tenemos toda la información necesaria previamente. La competencia ética se traduce en comportamiento, y dado que la acción es siempre lo concreto de un pensamiento, la acción siempre tiene que ir acompañada de la crítica. Desde una concepción holística la enfermera no le dice al cliente lo que debe hacer en una situación concreta, sino que le ayuda a buscar aquello que más le conviene para poder aspirar a una calidad de vida mejor o a mantener la suya, teniendo en cuenta los factores que influencian su forma de vivir.

Los valores profesionales que difunden varios organismos internacionales enfermeros se identifican con:

  • Compromiso personal y profesional que se manifiesta por el interés que la enfermera tiene por las opiniones y valores de la persona, lo que supone el reconocimiento de la importancia de la persona y un profundo respeto a ella.

  • Mantenimiento de la dignidad y respeto a las diferencias, lo que significa trabajar por el reconocimiento de los valores y los derechos de la persona, identificando las situaciones en las que pueden verse comprometidos; para ello el profesional ha de incluir a la familia o grupo y respetar el ritmo de cada persona.

  • Autonomía y autodeterminación. Para fomentar la autonomía hay que ayudar a la persona para que aumente sus conocimientos, su toma de conciencia de la situación y sus ganas de vivir una vida saludable; para ello hay que favorecer el potencial de desarrollo de la persona a través de la escucha y la disponibilidad, creando así una relación de ayuda.

  • Individualización y globalización. El protocolo existente para diversas situaciones de salud, ha de ser adaptado por la enfermera a cada situación concreta, consiguiendo así la individualidad de la persona. Esta intervención ha de ir siempre precedida del consentimiento de la persona, en aquellos casos que no sea posible el consentimiento debe buscarse tan pronto sea posible, y si es necesario se han de modificar las decisiones y acciones tomadas con anterioridad en función de los deseos de la persona.

  • Excelencia profesional, implica adherirse a los valores profesionales y un compromiso con la propia profesión de mejora, desarrollo de la investigación y busca de estrategias que fomenten y desarrollen los derechos humanos, todo ello trabajando con conocimientos humanos y técnicos que permitan abordar las situaciones de cuidados desde la aproximación científica más rigurosa posible.

En las situaciones de cuidados, las actitudes éticas que debe desarrollar todo profesional para dar respuesta a la concepción enfermera son:

  • Aceptar sinceramente la autonomía del cliente / usuario.

  • Aceptar sinceramente el derecho del cliente / usuario a escoger, decidir y actuar.

  • Tener en cuenta que la comunicación con el cliente / usuario, no trata de buscar la verdad absoluta de la situación, sino su bienestar.

  • Aceptar sinceramente que el título de propiedad sobre la persona del cliente / usuario solo le pertenece a él.

  • Trabajar de forma que las acciones que se planteen sean las mejores posibles para el cliente / usuario.

  • Adoptar un firme compromiso con los acuerdos y las decisiones que se tomen con el cliente / usuario.

Por tanto hablar de ética en enfermería tiene sentido, cuando la ética ayuda a las enfermeras a reflexionar sobre las situaciones de cuidados aportando los conceptos básicos como el significado de la libertad, la dignidad y la justicia humanas, huyendo de posturas paternalistas y enriqueciendo el discurso enfermero para contribuir a que la profesión dé un servicio cada vez más ajustado a las necesidades de salud de la población, para así fomentar y mantener el autocuidado.

OPINION PERSONAL

En este trabajo, la autora plantea las diferencias que se establecen en el cuidado de enfermería cuando el sistema de valores de la enfermera se basa en concepciones de tratamiento de las enfermedades y curación, o cuando se basa en concepciones de salud holísticas e integrales. Coincido plenamente con el análisis y la exposición hecha sobre los cuidados de enfermería basados en concepciones de salud holísticas e integrales, ya que se potencian los valores profesionales que defienden la autonomía y autodeterminación de la persona cuidada y las actitudes éticas que ayudan a la enfermera a plantear su trabajo.

Tomando como punto de partida la filosofía de la OMS (1978) que dice: “los hombres tienen el derecho y el deber de participar individual y colectivamente en la planificación y realización de las medidas de protección sanitarias”, el trabajo del profesional de enfermería ha de ser un recurso que ayude a los usuarios a encontrar sus propios elementos de respuesta en la satisfacción de sus necesidades; este trabajo pasa por el respeto a los códigos morales que los seres humanos podemos desarrollar, la demanda concreta que hace la persona, los conocimientos previos de las personas implicadas y la interacción entre las personas y la situación. Por tanto desde esta concepción de cuidar, la ética es el centro de la profesión y configura los principios éticos a respetar, mantener y fomentar.

Por otra parte, los tres principios bioéticos: beneficencia, autonomía y justicia están presentes en toda relación sanitaria, no se pueden jerarquizar, y en ella interviene el paciente, el profesional de la salud y la institución que proporciona los servicios, por lo que a cada una de estas partes le corresponde el asegurar uno de los tres principios. Estos principios son guías que a través de sus sugerencias, propuestas y su razonamiento nos posicionan frente al cuidado, ayudándonos a actuar considerando el mejor interés para la persona cuidada. Estos principios nunca deben considerarse ni utilizarse como imposiciones hechas desde fuera de la persona, sino como ayuda para dirimir los actos desde la responsabilidad, ya que desde ellos se responde a las situaciones y a las personas concretas.

BIBLIOGRAFÍA

KEROUAC, S. El pensamiento enfermero. Masson. 1996

HENDERSON, V. Principios básicos de los cuidados de enfermería

OMS, Atención primaria, (Conferencia Alma Ata), 1978

GORDON, M. El diagnóstico enfermero, Mosby-Doyma, 1996

HUSTED, G., HUSTED, S. Ethnical decision making in nursing, Mostoy Year Book, San Luis, 1991

ANTON, P. Ética y legislación en enfermería. Masson, 1.997

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Enviado por:Alberto Rio
Idioma: castellano
País: España

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