Literatura


La Aurora; Federico García Lorca


La aurora de Nova York tiene

cuatro columnas de cieno

y un huracán de negras palomas

que chapotean las aguas podridas

La aurora de Nova York gime

por las inmensas escaleras

buscando entre las aristas

nardos de angustia dibujada.

La aurora llega y nadie la recibe en su boca

porque allí no hay mañana ni esperanza posible.

A veces las monedas en enjambres furiosos

taladran y devoran abandonados niños.

Los primeros que salen comprueban con sus huesos

que no habrá paraíso ni amores deshojados;

saben que van al cieno de números y leyes,

a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.

La luz es sepultada por cadenas y ruidos

en impúdico reto de ciencia sin raíces.

por los barrios hay gentes que vacilan insomnes

como recién salidas de un naufragio de sangre.

Introducción

Lorca es uno de los grandes exponentes de la generación del '27. El universalmente más conocido.Su vida fue corta; pero su carrera fue rápidamente reconocida por sus compañeros y en general; el pueblo español. Su primera poesía- antes de Poeta en Nova York, del que salió la Aurora, el poema a comentar- se nutrió en compañía y de la influencia de poetas contemporáneos como Juan Ramón, o los del propio grupo del '27; así como de pintores como Dalí o Buñuel.

Lorca tocó también el terreno dramaturgo del que, por ejemplo, creó la Casa de Bernarda Alba. Su actividad dramaturga tuvo también un éxito arrollador en la organización de un grupo de representaciones teatrales que recorrió toda España y llegó en 1933 a Buenos Aires; La Barraca . El acercamiento de Lorca al pueblo; su fuerte presencia cultural, es una de las mayores de la Generación y se dice que en parte fue lo que provocó su asesinato, en 1936.

En toda su poesía hay un elemento temático amalgamador; elemento que rigiendo esporádicamente sus sentimientos en la vida diaria, en el mundo; impulsa al poeta a escribir poesía: este ingrediente omnipresente en todos los poemas lorquianos es la frustación. Un íntimo malestar con el que el poeta convive y que le lleva a escribir sobre, en un principio, las sucesivas desilusiones de su vida - la pérdida de la infancia, etc.. - y, más adelante, sobre el destino trágico de personajes marginales; y, en términos más generales, el hombre en sí. Esta gradación aquí representada es, de hecho, una de las características de la Generación del '27 que en Lorca encontramos fuertemente acentuada: el poeta comienza con sus miserias personales y a poco a poco, o más abruptamente, se solidariza con las gentes; con el pueblo.

El caso de Lorca es claramente el de la identificación del poeta con las clases más marginales. Lorca también sigue una línea progresiva en este aspecto; comienza con personajes concretos del mundo folclórico de su tierra- bandidos; individuos solitarios-; sigue con el pueblo gitano - el Romancero Gitano - y acaba con las clases bajas neoyorquinas - los negros, los chicanos y demás -.

La aurora corresponde al Lorca impresionado por el contacto con Nova York (1929-30). Para el poeta la ciudad occidental atrapa a los hombres en un ambiente que definiría como simplemente de “Geometría y angustia”.

Lorca queda marcado por la injusticia , por el poder del dinero y la crueldad de la ciudad. Y esto provoca que incorpore a su poética un acento de protesta social que muestra como ha integrado su dolor al del resto de la gente.

Por otro lado; la Aurora y Poeta en Nueva York, también se definen por el empleo personal de la técnica surrealista; que se hace necesario para poder describir los sentimientos del autor y las visiones apocalípticas y casi oníricas que le inspira la gran metrópolis.

Métrica

La/ au/ro/ra/ de/ No/va/ York/ tie/ne/ 8

cua/tro/ co/lum/nas/ de/ cie/no/ 8

y/ un/ hu/ra/cán/ de/ ne/gras/ pa/lo/mas/ 10

que/ cha/po/te/an/ las/ a/guas/ po/dri/das/ 11

La/ au/ro/ra/ de/ No/va/ York/ gi/me/ 8

por/ las/ in/men/sas/ es/ca/le/ras/ 9

bus/can/do/ en/tre/ las/ a/ris/tas/ 8

nar/dos/ de/ an/gus/tia/ di/bu/ja/da./ 9

La/ au/ro/ra/ lle/ga/ y/ na/die/ la/ re/ci/be/ en/ su/ bo/ca/ 14

por/que/ a/llí/ no/ hay/ ma/ña/na/ ni/ es/pe/ran/za/ po/si/ble/. 14

A/ ve/ces/ las/ mo/ne/das/ en/ en/jam/bres/ fu/rio/sos/ 14

ta/la/dran/ y/ de/vo/ran/ a/ban/do/na/dos/ ni/ños/. 14

Los/ pri/me/ros/ que/ sa/len/ com/prue/ban/ con/ sus/ hue/sos/ 14

que/ no/ ha/brá/ pa/raí/so/ ni/ a/mo/res/ des/ho/ja/dos/; 14

sa/ben/ que/ van/ al/ cie/no/ de/ nú/me/ros/ y/ le/yes/, 14

a/ los/ jue/gos/ sin/ ar/te/, a/ su/do/res/ sin/ fru/to/. 13

La/ luz/se/ se/pul/ta/da/ por/ ca/de/nas/ y/ rui/dos/ 14

en/ im/pú/di/co/ re/to/ de/ cien/ci/a/ sin/ ra/í/ces/. 14

por/ los/ ba/rrios/ hay/ gen/tes/ que/ va/ci/lan/ in/som/nes/ 14

co/mo/ re/cién/ sa/li/das/ de/ un/ nau/fra/gio/ de/ san/gre/. 14

La métrica de este poema es singularmente irregular. No sigue ningún esquema clásico; ni tampoco moderno. El poema, métricamente, se estructura en dos partes.

La primera, del verso primero al octavo, se caracteriza por estar compuesta de versos octosílabos; aunque estos alternen con versos de nueve, once y diez sílabas, puntualmente, sin ninguna clase de pauta de alternancia.

La segunda se inicia en el verso noveno e inagura una consecución de versos alejandrinos; de catorce sílabas, que llegan hasta el final del poema. Este conjunto de alejandrinos; sin embargo, queda también alterado por la presencia del verso dieciséis, en el que se cuentan sólo trece sílabas.

Por otro lado, los versos no parecen rimar; ni consonantemente ni asonantemente; salvo en algunas ocasiones que parecen casuales o caprichosamente elegidas por el autor ( 13 y 11; 14 y 17;..)

Esta irregularidad en la métrica quizás tiene explicación en la intención que debió de tener Lorca de impresionar al lector con la incongruencia; con el desorden; tanto en el aspecto métrico como en el simbólico: el poeta quería que tanto lo que decía como la forma que tenía de estructurarlo sonara, induciera, a tener sensación del caos, del descontrol y la vaguedad de la ciudad de Nueva York.

Análisis de Contenido

El argumento de la Aurora de Nova York se perfila a través de las sucesivas imágenes del poema; que vagamente coinciden en una serie de puntos. Más que argumentarnos su opinión sobre la ciudad, protestar por alguna injusticia en concreto o lamentarse de algo en especial, Lorca recoge en cada verso la serie de impresiones personales que le ha ido produciendo algunos fenómenos de la ciudad- el poder del dinero, la pobreza de los niños, la esclavitud del materialismo en los hombres..- ; y sin profundizar en ellas, las conjunta para disparar en el lector un sentimiento de desamparo, de amargura; aderezado por la sensación de vacío que deja contemplar lo absurdo. El argumento del poema sería pues , simplemente, los sentimientos- arriba descritos- que se producen en una Nova York contemplada desde una perspectiva general; presidida por una mustia aurora- de carácter simbólico: vendría a ser la esperanza- a la que nadie hace caso; puesto que no tiene razón de ser saludar al nuevo día en un lugar dónde parece reinar siempre de noche.

El tema del poema- dejando a un lado el marco que lo envuelve, que sería la ciudad de Nova York- es el de la esperanza que lucha- aunque tenga todas las de perder- contra la desolación de una realidad sin remedio: Al fin y al cabo el tema resulta ser, como otras muchas veces en Lorca; una variación del tema del destino trágico; aunque esta vez extendido a toda una ciudad, a un mundo.

La estructura se organiza en dos partes:

Del verso primero hasta el v. diez: Lorca empieza el poema describiendo la entrada de la aurora en Nova York. Aurora que prácticamente está personificada. A través de las imágenes incoherentes y oníricas que aparecen en esta primera parte el lector percibe dos cosas que vendrán a ser la base de ésta, la angustia (v.8) y la suciedad (11,8) en la incoherente grandeza infernal de la ciudad de nueva York; elementos que , a su vez, combinados con el surrealismo de las visiones, resultarán la carta de presentación del poema. Y lo que a su vez lo defina desde un principio.

El subtema de esta primera parte sería la llegada estéril de la esperanza - la aurora - a un mundo que percibimos incorregible y triste, oscuro.

La segunda parte va del verso once hasta el veinte: En esta segunda parte la aurora deja de tener protagonismo. Lorca pasa a describirnos lo que ocurre en la ciudad . La gente acude al trabajo esclavizada por el dinero, las industrias destruyen con sus humos y sus ruidos la luz del día, los niños mueren por las calles...

El subtema de esta parte vendría a ser la explicación de por qué la esperanza-la aurora- nada tiene que hacer en Nova York; dónde parece estar todo perdido.

Análisis de la forma

Se comenzará analizando los aspectos rítmicos de éste poema.

El ritmo de cantidad es definitivamente extraño. Lorca no sigue una pauta. El poema empieza con un ritmo de cantidad irregular; balbuceante. Después pasa bruscamente a una repetitiva sucesión de alejandrinos, que acaba con el final El autor quizás con ello pretendía, no sólo remarcar más la irracionalidad que ya trata el argumento del poema , sino además simular con este ritmo el despertar de la ciudad y la derrota de la aurora ante la oscuridad. Al principio el ritmo es asimétrico, indefinible: la aurora hace acto de presencia y hay una disyuntiva: o vence la luz, la esperanza, la aurora, o lo hace la oscuridad de la ciudad. A partir del verso octavo- que por lo que dice actúa como una especie de sentencia “La aurora llega y nadie la recibe en su boca por que allí no hay mañana ni esperanza posible”- el ritmo cambia; se hace repetitivo, lento: la oscuridad ha vencido a la aurora y la ciudad seguirá albergando los males de siempre.

Respecto al ritmo de intensidad; lo único significativo que se encuentra es que existe una sobreaccentuación que da sobreentender la violencia, el nerviosismo, de la voz poética.

El ritmo de tono solo destaca por la presencia de dos versos que- al contrario que el resto, impausados, y si no lo son, al menos equilibrados- son pausados y desequilibrados. Estos versos son el quinto y el primero:“La aurora de Nova York // tiene”, “La aurora de Nova York // gime”. El desequilibrio que producen en su lectura es desagradable; y quizás Lorca utilizó este recurso para denotar incomodidad; sensación de vacío y de carencia.

El ritmo de timbre, por otro lado, es inexistente. Los versos no riman ni en asonante ni en consonante. La falta de rima también acentúa la sensación de falta, oscurece el poema y reafirma el caos omnipresente en toda la obra.

A continuación se recogerán la serie de recursos utilizados por el autor; organizándolos por niveles:

En el nivel fónico encontramos que la sonoridad vocálica cobra importancia. Al principio del poema las “a”s y la “e”s predominan prácticamente en monopolio. En las últimas líneas, en cambio, comienzan a proliferar, y además en mayoría, las “i”s y también las “o”s. Las vocales como la “a” y la “e” al estar implicadas con la claridad y la calma se relacionan con la emergencia de la aurora; que tiene lugar al principio de la obra. A medida que Lorca se adentra en la oscuridad de Nova York; y sobre todo a partir de la entrada de los alejandrinos, las “i”s, relacionadas con lo violento, con lo punzante, hacen acto de presencia acompañando de esta forma la crudeza de las imágenes y el nerviosismo que, en crescendo, avanza en el poema.

Predomina- en aliteraciones- el uso de la “n” y la “m”; así como de consonantes sin especial recarga vibrante. Esto, de todas formas, no facilita la lectura del poema: Con la presencia de parejas de consonantes (“enjambres” v.11 , “podridas” v. 4, “taladran” v.12 , “naufragio” v. 20, “negras” v.3,etc..) y la ya de por sí prolongada pronunciación de la “m” y “n”; se consigue un tono angustioso y lento, complicado, como si se tratara de la ambientación de la obra.

En el nivel morfo-sintáctico la anáfora resulta el único recurso destacable. Está presente en : “La aurora de Nova York...”; en los versos 1º, 5º y en parte, también 9º. Lorca es posible que la utilizara para crear una especie de ritmo musical; claro pero que rápidamente perdiera la intensidad, como la aurora.

A continuación en el nivel léxico se hallan cuatro recursos léxicos. En primer lugar destaca la personificación de la aurora, que “gime”(v.5) como si se tratara de un animal agonizante, dramatizando así mucho más a este mismo elemento. Le sigue la comparación o símil, situada en el último verso (20º): según Lorca las gentes de Nova York parecen recién salidas de un naufragio de sangre. El naufragio de sangre se trata de algo creado por el autor; que sugiere una tragedia enorme de por sí.

Tenemos en tercer lugar está la sinestesia; en el verso noveno y en quinto, que dicen “La aurora llega y nadie la recibe en su boca” y “la aurora de Nova York gime”; la aurora se trata de un efecto lumínico del cielo; que captamos con la vista; y que en todo caso recibiríamos en los ojos: el cruce de experiencias sensoriales, que es lo que viene a ser la sinestesia, es algo que salta a la vista. Lorca quizás lo utilizara para darle una realidad más física, hacerlo más tangible, a la llegada de la aurora, hacerla más real, extendiendo su carácter ostensible en otros sentidos diferentes a la vista, como el gusto y el oído.

El último recurso léxico que se encuentra es quizás la hipérbole en el “huracán de negras palomas” del tercer verso. Las palomas jamás formarán un huracán; aunque podrían parecerlo siendo muchas- bastantes- y volando rápido. La exageración es importante y posiblemente sea más que otra cosa una metáfora hiperbólica. El efecto de esta exageración, sin embargo, es impactante; crea una visión totalmente gótica e irreal; adecuada a las intenciones del poeta.

Por último en lo tropos recogemos dos recursos: las inevitables metáforas y el epifonema final. El epifonema- introducción de una última imagen en el poema que resume y concluye todas las emociones que ha habido a lo largo de éste- del verso veinte y diecinueve tiene un efecto muy apreciable: clausura el poema suavemente; dejándolo en apariencia inacabado, tenso; dando la impresión que no va tener fin, provocando de esta forma la angustia que buscaba Lorca.

Las metáforas concluyen el análisis de recursos. Pasando primeramente a las más importantes, vemos que la “aurora” no puede ser otra cosa que la esperanza; culturalmente relacionada con la mañana. Le siguen después los enjambres furiosos de monedas (v. 11). Aquí, semejando abejas enfurecidas, Lorca da entender lo maligno y dañino que puede llegar a parecerle el dinero. Para el autor el poder del dinero es algo irracional, ciego y devastador,al igual que un enjambre provocado. Tenemos a continuación “el cieno de números y leyes”(v.15), el cieno puede referirse a algo despectivamente, algo sucio y amorfo, como el barro; “de números y leyes” concreta la metáfora. El poeta es probable que se refiera al engranaje burocrático, a la justicia y a la política. “los juegos sin arte” (v.16) pueden ser los vicios y los artificios ostentosos de toda gran ciudad. “Los sudores sin fruto”( v.16) son con seguridad el trabajo no recompensado; inútil.

En los versos 17 y 18, por otro lado, parece estar representada la actividad de las fábricas, que sepulta la luz de la mañana, que también podría ser en este caso la esperanza. el “impúdico reto” sería el desafío desvergonzado del hombre contra la naturaleza; mediante la ciencia.

Casi alegóricamente, a lo largo de todo el poema, la luz, la esperanza, es destruida por una serie de elementos que suponemos sombríos y desgraciados.

Las imágenes de los primeros versos podrían parecer metafóricas pero creo que más bien han sido dispuestas por el autor aleatoriamente; sin ninguna función simbólica y con la única intención de provocar desorden y ciertas emociones -asco, angustia, melancolía..- al lector.

Predominan los adjetivos que tienen en este poema una función caracterizadora y totalmente negativa “negras palomas”(v.3), “aguas podridas”(v.4), “inmensa escaleras”(v.6), “impúdico reto”(v.18), “vacilan insomnes” (v.19)- sin descanso, agotados- etc...

En la cuestión verbal el presente domina claramente: Lorca está describiendo una situación real, presente; y debe hacerlo en el tiempo adecuado. El pasado no aparece en el poema: todo parece estar ahí sin explicación; nadie nos dice que hubo, que pasó, antes del momento poético.

El único verbo en futuro; por otro lado, es significativo: “que no habrá paraíso ni amores deshojados”, lo único seguro, predecible, parece ser la falta de algo hermoso, la imposibilidad de un final feliz-“ no habrá paraíso..”- .

Conclusión personal

A veces la mirada crítica, hiperbólica y mágica de un poeta como Lorca puede descubrir lo que a simple vista tenemos como algo cotidiano; inocuo y aceptado, como algo horrible y aberrante. Quizás sea necesario echar un vistazo con los ojos de Lorca al mundo que vivimos: lo que en la Aurora está escrito es lo que actualmente no está sólo en Nova York, sino a nuestro alrededor mismo; como un cáncer extendido.

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Enviado por:Silvia Cañero
Idioma: castellano
País: España

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